Sanar el corazón es lo único que podemos hacer realmente para cambiar el mundo, porque así el gobierno plantee nuevas políticas en todos los órdenes, económico, social, si no se detiene a pensar que estas van a un sujeto y que es el hombre de nuestro país, el elemento posibilitador de su éxito, todos fracasarán porque no irán en la línea del bien común.