La tecnología y la trata de personas

Columna de opinión del representante Edward Rodríguez.

Aunque la tecnología de la información fue creada para avanzar y mejorar la calidad de vida de los habitantes del planeta, bandas criminales y redes de  trata de personas han venido utilizando estas herramientas para convertir este delito en el segundo negocio ilegal más rentable del mundo.

Es así como las mafias de proxenetas y organizaciones dedicadas a la trata de personas se han apropiado de la internet y las redes sociales para promocionar sus negocios ilícitos, al punto que cada vez se hace más difícil  de detectar por las diferentes autoridades que persiguen en el mundo este tipo de delitos que destruye la vida de niños, niñas, adolescentes y mujeres que caen en sus redes.

Esta problemática que pareciera estar olvidada en el país y que ha podido ser visualizada gracias a la actuación de los medios de comunicación, la Fiscalía, la policía y las ONG´s nacionales e internacionales que han venido develando este fenómeno, nos muestra que este delito, se ha convertido en el peor azote de niños, niñas y adolescentes, que se ha convertido en blanco de un negocio ilícito que  mueve millonarias sumas.

Niños, niñas y adolescentes que no solamente son abordados a la salida de colegios y universidades, sino también a través de las redes sociales, para ser introducidos mediante engaños en un submundo donde se les viola su integridad, son denigrados y vendidos como objetos a redes para satisfacer un lucrativo negocio operado por mafias dedicadas al proxenetismo, la  violación y grooming.

Nos estábamos acostumbrando a escuchar que la trata de personas era un tema direccionado al ámbito internacional, donde se hablaba de casos de colombianas explotadas sexualmente en países como China, España, Holanda, Japón y Argentina, por nombrar unos pocos,  olvidando que la trata de personas dentro del país ha ido en aumento y lo más deplorable de todo, que los menores siguen siendo las víctimas de estos criminales que los utilizan y luego los desechan, dejándolos con múltiples heridas que no solo los afecta en lo físico sino también  en lo emocional dejándoles huellas imborrables de un trato infrahumano.

Esta situación nos lleva a casos como los expuestos por ONG y medios de comunicación que mostraron ante un país conmocionado la situación que venían viviendo decenas de niños, niñas y adolescentes en la calle del Bronx, en donde a diario no solamente eran víctimas de violaciones sexuales sino también de explotación laboral y utilizados como marionetas humanas en cadenas criminales dirigidas por mafias dedicadas al microtráfico, la extorsión, la drogadicción inducida y la violación. Todo esto, ante la evasiva mirada de los gobiernos locales y distritales, que pese a las denuncias hacían caso omiso a la alarmante situación.

Y por qué hablamos de las redes sociales y las tecnologías de la información, porque muchas de estas mafias, se han especializado en ampliar sus negocios a través de su uso, para llegar a sus víctimas y confundirlas con propuestas que resultan ser fachadas para lograr sus objetivos, que no son otros que los de sacar a  las niñas y adolescentes de su mundo para introducirlas en la prostitución.   

Según un estudio realizado por la Corporación Espacios de Mujer, la mayoría de las víctimas son mujeres, muchas de ellas desplazadas, con dificultades económicas, en general población vulnerable que en su mayoría tiene dificultades de acceso y además desconfía de las instituciones del Estado y por ello no denuncian los abusos a los que son sometidas.

Igualmente, la falta de políticas públicas para prevenir y contrarrestar el delito hacen más difícil la visualización de este delito, que hoy afecta no solo a mujeres mayores de 18 años, sino también a niños y adolescentes que se dejan engañar en la búsqueda de mejores condiciones de vida.

Por eso esta alerta sobre el acceso a las nuevas tecnologías, ya que como dijimos al comienzo, se han convertido en un factor de riesgo para nuestros menores que cada día engrosan las cifras de los delitos informáticos relacionados con la pornografía infantil y el ciberacoso.

Una de las causas está asociada a que los padres no conocen a fondo cuáles son los riegos que pueden tener sus hijos al tener total acceso a redes sociales e Internet; y otra de ellas relacionada a la falta de programas que permitan a las familias conocer los peligros asociados a la trata de menores, como el grooming, y el sexting, y del cómo prevenirlos.

Por este motivo es que hacemos un llamado  para que la sociedad civil junto con las instituciones trabajen en el desarrollo de políticas y programas que fortalezcan las herramientas para prevenir los riegos a los que hoy en día están expuestos los niños, niñas y adolescentes y para no permitir que nuestros hijos se desaparezcan en un mundo donde son esclavizados y difícilmente pueden salir una vez son cooptados por las redes criminales que viven al acecho en los lugares más inesperado.

Nuestras historias

La tecnología y la trata de personas

Columan de opinión del representante Edward Rodríguez.

Aunque la tecnología de la información fue creada para avanzar y mejorar la calidad de vida de los habitantes del planeta, bandas criminales y redes de trata de personas han venido utilizando estas herramientas para convertir este delito en el segundo negocio ilegal más rentable del mundo.

Es así como las mafias de proxenetas y organizaciones dedicadas a la trata de personas se han apropiado de la internet y las redes sociales para promocionar sus negocios ilícitos, al punto que cada vez se hace más difícil de detectar por las diferentes autoridades que persiguen en el mundo este tipo de delitos que destruye la vida de niños, niñas, adolescentes y mujeres que caen en sus redes.

Esta problemática que pareciera estar olvidada en el país y que ha podido ser visualizada gracias a la actuación de los medios de comunicación, la Fiscalía, la policía y las ONG´s nacionales e internacionales que han venido develando este fenómeno, nos muestra que este delito, se ha convertido en el peor azote de niños, niñas y adolescentes, que se ha convertido en blanco de un negocio ilícito que mueve millonarias sumas.

Niños, niñas y adolescentes que no solamente son abordados a la salida de colegios y universidades, sino también a través de las redes sociales, para ser introducidos mediante engaños en un submundo donde se les viola su integridad, son denigrados y vendidos como objetos a redes para satisfacer un lucrativo negocio operado por mafias dedicadas al proxenetismo, la violación y grooming.

Nos estábamos acostumbrando a escuchar que la trata de personas era un tema direccionado al ámbito internacional, donde se hablaba de casos de colombianas explotadas sexualmente en países como China, España, Holanda, Japón y Argentina, por nombrar unos pocos, olvidando que la trata de personas dentro del país ha ido en aumento y lo más deplorable de todo, que los menores siguen siendo las víctimas de estos criminales que los utilizan y luego los desechan, dejándolos con múltiples heridas que no solo los afecta en lo físico sino también en lo emocional dejándoles huellas imborrables de un trato infrahumano.
Esta situación nos lleva a casos como los expuestos por ONG y medios de comunicación que mostraron ante un país conmocionado la situación que venían viviendo decenas de niños, niñas y adolescentes en la calle del Bronx, en donde a diario no solamente eran víctimas de violaciones sexuales sino también de explotación laboral y utilizados como marionetas humanas en cadenas criminales dirigidas por mafias dedicadas al microtráfico, la extorsión, la drogadicción inducida y la violación. Todo esto, ante la evasiva mirada de los gobiernos locales y distritales, que pese a las denuncias hacían caso omiso a la alarmante situación.
Y por qué hablamos de las redes sociales y las tecnologías de la información, porque muchas de estas mafias, se han especializado en ampliar sus negocios a través de su uso, para llegar a sus víctimas y confundirlas con propuestas que resultan ser fachadas para lograr sus objetivos, que no son otros que los de sacar a las niñas y adolescentes de su mundo para introducirlas en la prostitución.
Según un estudio realizado por la Corporación Espacios de Mujer, la mayoría de las víctimas son mujeres, muchas de ellas desplazadas, con dificultades económicas, en general población vulnerable que en su mayoría tiene dificultades de acceso y además desconfía de las instituciones del Estado y por ello no denuncian los abusos a los que son sometidas.
Igualmente, la falta de políticas públicas para prevenir y contrarrestar el delito hacen más difícil la visualización de este delito, que hoy afecta no solo a mujeres mayores de 18 años, sino también a niños y adolescentes que se dejan engañar en la búsqueda de mejores condiciones de vida.
Por eso esta alerta sobre el acceso a las nuevas tecnologías, ya que como dijimos al comienzo, se han convertido en un factor de riesgo para nuestros menores que cada día engrosan las cifras de los delitos informáticos relacionados con la pornografía infantil y el ciberacoso.
Una de las causas está asociada a que los padres no conocen a fondo cuáles son los riegos que pueden tener sus hijos al tener total acceso a redes sociales e Internet; y otra de ellas relacionada a la falta de programas que permitan a las familias conocer los peligros asociados a la trata de menores, como el grooming, y el sexting, y del cómo prevenirlos.

Por este motivo es que hacemos un llamado para que la sociedad civil junto con las instituciones trabajen en el desarrollo de políticas y programas que fortalezcan las herramientas para prevenir los riegos a los que hoy en día están expuestos los niños, niñas y adolescentes y para no permitir que nuestros hijos se desaparezcan en un mundo donde son esclavizados y difícilmente pueden salir una vez son cooptados por las redes criminales que viven al acecho en los lugares más inesperado.

Nuestras historias

Un código de policía para el Siglo XXI

La aprobación por estos días de un nuevo código de policía, con herramientas para combatir la criminalidad y los delitos que han mutado hacia otras tipologías delincuenciales y se han convertido en el verdadero azote de la convivencia y la tranquilidad ciudadana, merece ser saludado por la ciudadanía con optimismo y esperanza. 

Tuvieron que pasar 40 años, para que el Congreso de la República volviera a tramitar un código policial moderno, más acorde a la realidad del Siglo XXI y a las nuevas modalidades de la criminalidad. Una cruzada nada fácil en un país donde la cultura criminal se ha arraigado en la sociedad socavando la credibilidad de las instituciones.

Por eso cuando nos llegó el proyecto de ley y comenzamos a estudiar, lo que primero nos surgió fue la idea de construir un Código con enfoque en la convivencia y el dialogo, más que en la reacción, que nos permitiera hacerle entender a los ciudadanos que los derechos de las personas terminan donde comienzan los del otro. Una máxima que podría parecer fácil de entender, pero no de desarrollar en nuestro ámbito cultural. 

Fue así como se pensó en un código moderno, más eficaz y con las suficientes herramientas jurídicas para que la policía pudiera atender y enfrentar la creciente delincuencia en las ciudades y ponerle freno a los delitos como el atraco, el hurto, el robo de celulares, las riñas, el vandalismo, así como, las infracciones de los ciudadanos que aunque menos graves atentan contra la tranquilidad ciudadana, por ejemplo, los que se cuelan en los sistemas de transporte masivo.

Desde el Centro Democrático hemos apoyamos el proyecto, con propuestas para frenar la delincuencia y el vandalismo y buscar el respeto por la institucionalidad de la policía y su credibilidad, empoderandola para que pueda desarrollar su labor y presente mejores resultados a la ciudadanía.

Para ello, aparte de las nuevas herramientas para hacer la labor de la policía más eficaz, hemos introducido dentro del Código de policía, estrategias de seguridad que buscan fortalecer su labor en la lucha contra la delincuencia, permitiéndole actuar y reaccionar con medidas coercitivas, a través de la implementación de multas pecuniarias y pedagógicas que agilicen la labor policíaca y mejoren  el respeto entre las personas, a la hora de prevenir  las riñas y las manifestaciones de violencia.

Las herramientas que hemos construido en este nuevo código están enfocadas a generar un equilibrio entre los derechos fundamentales y el poder que pueda  ejercer el policía para poder proteger esos mismos derechos fundamentales cuando existe el riesgo de ser violentados.

Uno de las preocupaciones es como hacerle frente a las nuevas formas de delinquir fruto de los avances tecnológicos, las nuevas modalidades que se han tomado el control de las ciudades. Hoy tenemos  sectores urbanos que se han convertido en territorios de nadie, donde esclavizan y convierten a los adictos y habitantes de la calle en instrumentos para traficar y cometer fechorías mientras se enriquecen con la miseria de ciudadanos que han caído en desgracia . 

La policía había venido perdiendo su autoridad, no solo por falta de herramientas jurídicas, sino por los reiterados escándalos, provocados por algunos de sus miembros, “Manzanas podridas”,  que han generado corrupción,  maltratando a los ciudadanos y han afectado la imagen de la institución con un mal ejemplo.

Como Centro Democrático hemos destacado 5 elementos, que van desde el apoyo integral a la institucionalidad, la implementación de una agenda ambiental, que ordena a los ciudadanos a reciclar en la fuente y mejorar la disposición final de las basuras para que ciudades y municipios adecuen su legislación local y podamos tener un país que proteja el medio ambiente. 

Se trata  de empezar a generar soluciones a problemas como los del Bronx  y las zonas que se han convertido en focos delincuenciales, para lo que  propusimos un artículo que ordena a las grandes ciudades  crear refugios temporales, para poder trasladar y asistir a los habitantes de la calle cuando atenten contra la tranquilidad ciudadana a través de tratamientos de desintoxicación y así devolverles su dignidad.

Coletilla

Las grandes problemáticas exigen grandes decisiones y la puesta en marcha de este nuevo código, permitirá junto a la cultura ciudadana, rescatar la convivencia y hacer de nuestra policía verdaderos servidores que nos devuelvan la confianza en una institución que ya tiene más de 100 al servicio de los colombianos.

Nuestras historias

Ciudades presas del vandalismo

Columna de opinión del representante Edward Rodríguez.

En los últimos años  las ciudades han vivido un cambio, no por los retos que ofrece la  modernidad, sino por el comportamiento de sus ciudadanos que  han visto como los problemas de movilidad, la toma de los espacios públicos , la indigencia y el vandalismo amenaza la convivencia pacífica en las grandes urbes.

Es fácil recordar cuando se iba a los estadios en las tardes de domingo y durante las noches para arengar a los equipos, se iba en familia y se disfrutaba incluso hablando y compartiendo mientras se hacía fila para acceder a los eventos. Todo esto cambió con los años y comenzó a tornarse violento, cuando surgieron los antagonismos entre las barras, al punto que se llegó a la agresión y hasta el linchamiento por el solo hecho de vestir una camiseta o llevar el distintivo del equipo preferido. El vandalismo comenzó a hacer presencia y se empezó a hablar de apuñalados y muertos en los escenarios deportivos.

Las autoridades bajaron la guardia y las libertades se dejaron ganar el puesto por el libertinaje, la incultura y la grosería que comenzó a campear en todos los espacios. Incluso muchos de estos, se convirtieron en verdaderos fumaderos y expendios de droga y alrededor de estos sitios de esparcimiento comenzaron a pulular las bandas y pandillas que de inofensivas, pasaron a ser  las auspiciadoras del desorden y del delito.

Es la realidad de una nueva época donde el vandalismo hace de las suyas en medio de una ciudadanía que se volvió permisiva y perdió ante los antivalores que hoy han sepultado las mínimas normas de urbanidad, por eso ya se convirtió en un lugar común decir que no existe respeto por los bienes públicos, los monumentos y lugares históricos que se han convertido en los orinales públicos y en los fumaderos y lugares para ventilar vicios, hoy las plazoletas históricas lucen destruidas, decrepitas y olorosas.

La cultura ciudadana, que el alcalde Antanas Mockus nos imprimió y que llegó a ser ejemplo en las grandes capitales del país y por la cual volvieron a lucir las buenas maneras y la ciudadanía sentía seguridad, fueron dejadas atrás y las modas violentas han vuelto a reinar en ciudades como Bogotá, Medellín y Cali por nombrar apenas unas pocas, donde la violencia se tomó las calles y las basuras y el desorden son la impronta.

Todo este desajuste social nos llevó a presentar un proyecto de ley al Congreso, para devolverle la tranquilidad a los ciudadanos y regresar a la cultura ciudadana, que nos permitió vivir momentos de seguridad, donde la cultura estaba por encima de ese pensamiento que ha tomado vida y que se ha vuelto el azote de la convivencia, “El todo Vale” y la cultura  del dinero fácil, que no puede seguir dirigiendo el futuro de nuestra sociedad.

Llegó el momento de ponerle orden a las ciudades y aunque algunos discrepen, esto solo se puede alcanzar a través de imponer castigos, multas pecuniarias y cárcel para los infractores, todo esto acompañado de políticas públicas de prevención del delito a través de propuestas culturales que permitan restituir el orden perdido.

El irrespeto por el peatón a la hora de pasar una calle, el desconocimiento de las cebras, los semáforos convertidos en lugares de venta y proclives para el asalto. Hay medidas y el Congreso tiene la palabra, pero no ha querido debatir los proyectos que podrían ponerle coto situaciones que poco a poco nos llevan a la anarquía.  

Uno se pregunta si al Gobierno  nacional y distrital no le causa ningún resquemor que los jóvenes se sigan hundiendo en el submundo de las drogas y el vandalismo a diario se salta las normas de convivencia y se siguen colando más de 200.000 personas en el transporte público, mientras las riñas y los atracos a diario se ensañan con las ciudades.  

Coletilla

Mientras el Gobierno sigue enfrascado en los diálogos de la Habana, las ciudades continúan siendo presas de la delincuencia y el vandalismo, una problemática que no da espera y que debe ser enfrentada para devolverle la seguridad a las personas de bien, que siguen siendo la mayoría de los colombianos.

 

Nuestras historias

Gobierno sigue atrapado en el letargo de la paz

Columna de opinión del representante Edward Rodríguez.

Aunque el Gobierno se  empeñe en decir que todo va por buen camino  y que la paz está a la vuelta de la esquina, la verdad es que cada día que pasa el país tiene más problemas estructurales que corregir. Esto en parte se debe a la obstinación  del Gobierno del Presidente Juan Manuel Santo,s por sacar adelante un proceso de paz que en los últimos tres años ha absorbido toda su atención dejando de lado temas como el fortalecimiento de la seguridad, la economía y los asuntos que no dan espera como es el caso de la salud de nuestros niños  que siguen muriendo por desnutrición.

Esta situación nos lleva a pensar, que una buena parte de la estructura productiva del país va camino del colapso sino se toman las directrices para frenar su deterioro. La destrucción de bienes y recursos humanos y la alta dependencia  de la economía del petróleo que hoy sigue de capa caída por los bajos precios en el mercado internacional y que han puesto a las finanzas del Estado a pasar aceite. Así las cosas, la economía no  puede seguir sometida a las esporádicas bonanzas mineras, mientras  la agricultura sigue siendo frágil y manejada con ligereza y  la industria no logra despegar y mantiene  bajos índices de crecimiento.

 Por eso cuando exigimos al Gobierno que actué, no se trata de un capricho, sino de que enfrente los problemas estructurales  y busque  las soluciones, que no están en el derroche de recursos, ni en el maquillaje de las cifras.

La pérdida de competitividad es una realidad que el Gobierno no puede seguir tratando de esquivar, mientras habla  de posconflicto y  las guerrillas de las Farc y el Eln, siguen con su diatriba cuidadosamente elaborada para la guerra,  a la vez que hablan de paz y de cambios sociales en medio de la prepotencia de una ideología nacionalista y reaccionaria que los mantiene sedientos de sangre y poder. 

El Gobierno debe hacerle frente a estos retos a través de políticas que permitan recuperar la confianza inversionista, enfocándose en una economía donde no cree más impuestos y siga ahorcando  a los empresarios  que han comenzado a salir en desbandada.

Algo que podría corregir el rumbo del país sería, el tomar medidas  para proyectar el emprendimiento,  invirtiendo y  creando nuevas oportunidades y  plazas de empleo para los más de 1.1 millones de  jóvenes menores de 29 años que hoy se encuentran desempleados y pueden ser víctimas fáciles de la delincuencia y el submundo del micrográfico.  

Otro de los puntos en que el actual Gobierno ha perdido el terreno es en la lucha contra la delincuencia y las bandas criminales que poco a poco han comenzado a tomarse de nuevo las ciudades y las zonas rurales donde vienen delinquiendo, por lo que es necesario asumir medidas de choque  a través de la creación y articulación de grupos  especializados para combatir las bandas criminales y atacar de frente el microtráfico que sea convertido en el principal azote de los jóvenes en las ciudades.

Lo paradójico  es que cuando ya se había avanzado en todos estos frentes, ahora Colombia vuelva a mostrar signos de ser un país económica y políticamente atrasado como antes del 2002,  todo por haber caído en el doble juego de una guerrilla que termino llevando las negociaciones de paz hacia unos terrenos fangosos, en un pulso donde cada vez su posición toma un nuevo  atajo para dilatar unos acuerdos que solo le sirven si las ventajas están a su favor. 

Cada vez se hace más difícil creer en la voluntad de paz de las guerrillas de las Farc y el Eln, que siguen embriagados en la sangre de la guerra, mientras los problemas estructurales se alejan del radar del Gobierno que sigue como narcotizado en el espejismo de acabar un conflicto de más de 50 años…   

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