Bogotá D.C., abril 8 de 2015.- Según Migración Colombia en 2014 el país recibió 4.190.000 visitantes de los cuales 1.960.000 fueron extranjeros no residentes, un crecimiento del 11,9% frente al 2013. Por otro lado los extranjeros que vinieron a Colombia en crucero fueron 314.207.
En 2009 habían 2.000 agencias de viajes, hoy son 4.463. (Anato). Después del petróleo y el carbón, el turismo es el mayor generador de divisas para Colombia. Entre el 2004 y el 2013 se han construido 27.705 habitaciones de hotel y en 2014 la inversión privada en infraestructura turística se acercó a los 2 billones. Estamos sin duda frente al sector que en los próximos años junto con la construcción jalonará la economía y el empleo en Colombia.
El auge del turismo no es sólo de extranjeros que vienen a Colombia, es también de los colombianos que están viajando cada vez más por todo el país. Como ven, el país vive el mayor auge del turismo en su historia, y eso que aún no logramos la paz.
¿Pero saben algo? no es momento para quedarnos en celebraciones, Colombia apenas rasguña los 1.100 millones de turistas que cada año recorren el mundo (OMT), nuestro margen de crecimiento es enorme y hay que trabajar mucho, una Colombia en paz con todos sus atractivos turísticos podrá ser una nueva potencia turística de Latinoamérica donde hoy nos superan países como México, Brasil, Perú, Argentina y Ecuador.
Logrando la paz, se avecina un crecimiento disparado del turismo en Colombia y el Caribe debe liderarlo. Este es el momento de redoblar la apuesta por esta industria que genera mucho empleo sobre todo en comunidades menos favorecidas.
Pero la verdad sea dicha, aunque el Caribe es una región con un turismo afianzado, aún nos falta mucho. Nuestro turismo se concentra en Cartagena y Santa Marta, cuando toda la costa en sí misma es un paraíso por visitar.
Por ejemplo, el enorme potencial etno y eco turístico de La Guajira a penas se aprovecha; Sucre y Córdoba tienen playas hermosas que se podrían vender mejor; el Caribe sabanero tiene hermosos paisajes, fiestas y comidas que necesitan más promoción; el Magdalena no sólo es Santa Marta y el Tayrona, tiene a Aracataca la cuna del Nobel y El Banco la cuna de la cumbia y los pueblos Palafitos, y así podemos seguir departamento por departamento describiendo el enorme potencial turístico que el Caribe podría vender mejor.
Desde luego no sólo basta con tener los lugares turísticos, hace falta infraestructura, formalizar las empresas, mejorar las vías, capacitación..etc. El Ministerio de Comercio, Fontur, Procolombia, Colombia Travel, Cotelco y Anato están haciendo un gran trabajo para que el país avance en este campo, no dudo que estamos en las mejores manos para progresar en la industria turística y así catapultar a Colombia hacia este enorme mercado mundial.
Finalmente, el turismo en el Caribe tiene un gran problema que cada día preocupa más: la gran minería, no hay una industria más opuesta al turismo que la megaminería (o peor aún si es ilegal). Llevamos años diciendo que minería y turismo deben convivir, pero apenas la semana pasada una nube negra (posiblemente de polvo de carbón) cayó en un sector de playa de Santa Marta, donde además todavía se insiste en meter un tren carbonero que atraviese la ciudad. Esta semana un par de turistas extranjeros salieron machados de petróleo de las costas de Tolú. Todo sin recordar el derrame de carbón de la Drummond o el de petróleo en Tolú el año pasado, y ni hablemos de como Cerro Matoso enfermó y empobreció familias de Córdoba o como se estaban robando la Ciénaga Grande de Santa Marta.
Nunca he sido un opositor a la gran minería, de hecho, esta es hoy una gran fuente de desarrollo, pero sí me opongo a la minería irresponsable que sólo le importan sus utilidades a costa del medio ambiente, afectar comunidades cercanas y a otros renglones importantes como el turismo.
Desde el Congreso siempre he insistido que Colombia debe ser más rigurosa con la gran minería y hoy me reafirmo en ello, si no es controlada con severidad podrá afectar la nueva bonanza que se avecina para el país luego de la paz, la del turismo.