El proyecto de ley de inspección y vigilancia del MEN

En artículos anteriores nos referimos a la crisis financiera, administrativa y académica que vive la Fundación Universitaria San Martin -Fusm-, por la posible desviación de los recursos para fines diferentes a los de la educación y a la falta de instrumentos oportunos y eficaces del Ministerio de Educación Nacional -MEN- para prevenir, intervenir y corregir este tipo de situaciones que ponen en riesgo los derechos de la comunidad académica de las Instituciones de Educación Superior -IES-, en especial los de los estudiantes, a quienes con la suspensión o terminación irregular de las actividades o programas académicos se les vulnera su derecho fundamental a la educación superior.

Frente a situaciones de crisis como la actual de la Fusm y otras IES que pudieran estar en condiciones similares -que ponen en riesgo no sólo la viabilidad financiera de las IES, sino la calidad y el derecho fundamental a la educación y la continuidad del servicio público-, el ordenamiento jurídico actual carece de un esquema claro de inspección y vigilancia que le permita al MEN actuar de manera rápida y eficaz para garantizar los derechos de los estudiantes y de la comunidad académica en general. Si queremos avanzar en la ruta trazada por el Presidente Santos de una Colombia en paz, equitativa y educada, el país debe contar con un MEN ejerciendo la rectoría de las políticas públicas de una educación superior pertinente, con calidad y acceso universal.

En tal sentido, para proteger el derecho a la educación superior, reiteramos, hemos valorado la decisión de la Ministra Ginna Parody de intervenir la Fusm y expedir la Resolución 18253 del 4 de noviembre pasado, por la cual suspende temporalmente y de manera preventiva los registros calificados y ordena adoptar y presentar al MEN un plan de mejoramiento, que contenga las acciones para garantizar a las cohortes iniciadas, la continuidad de los correspondientes programas en condiciones de calidad. Para administrar sus bienes y recursos, recibir el dinero de las matrículas y demás pagos por derechos académicos y que la administración y gastos de estos sólo se destinen a suplir necesidades operativas de la institución, se ordenó la constitución de una fiducia para tal fin, pero hasta el día de hoy no ha sido posible.

La debilidad legal de los instrumentos de inspección y vigilancia con que cuenta el MEN, ante situaciones de crisis como la de la Fusm, hace que las medidas tomadas no sean oportunas o no tengan la eficacia suficiente. Por ello, el Gobierno Nacional presentó al Congreso de la República el proyecto de ley 124S/14, con el objetivo de solucionar estos problemas estructurales y dotar al MEN con un conjunto de instrumentos legales y precisos de inspección y vigilancia, que incluyen la posibilidad de adoptar medidas inmediatas de intervención como la fiducia e incluso, la de designar, en caso de ser necesario, otras personas que tendrían a su cargo la administración temporal de la institución de forma preventiva, mientras se logra superar la situación de crisis. 

Durante el trámite del proyecto de ley y en diálogo con diferentes sectores de la comunidad académica hemos logrado precisar de manera rigurosa aspectos fundamentales para la eficacia y pertinencia de las medidas diseñadas, entre ellas se profundiza el reconocimiento y respeto de la autonomía universitaria como derecho constitucional y legal; se diferencian las medidas de carácter general y específico de acuerdo con la naturaleza jurídica especial de las IES oficiales o estatales; se exigen planes de autoevaluación y seguimiento; se respeta la protesta social en ámbitos académicos; se exigen planes de continuidad, transición y/o reubicación; y se posibilitan las condiciones para el fortalecimiento institucional del MEN, a través de reestructuraciones internas y ampliación de su capacidad organizacional. 

Ante preocupaciones expresadas desde algunas IES frente al posible desbordamiento de competencias del MEN, reitero, con todo respeto, que desde el Congreso de la República no estamos entregando una patente de corso para iniciar, sin que exista una crisis o sin los suficientes elementos, una indebida intervención que violente la autonomía universitaria y los derechos de las IES, pero, sí queremos dejarlo claro, le estamos entregando un instrumento legal para garantizar la no repetición, prevenir e imponer, con respeto al debido proceso, pero con toda autoridad y rigor, las medidas y sanciones cuando fueren necesarias, en defensa del derecho fundamental de una educación superior con calidad para todas y todos los estudiantes de Colombia.  

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Inspección y vigilancia en la educación superior

Como integrante de la comisión accidental que se creó por proposición de los miembros de la Comisión VI del Senado de la República para acompañar en la búsqueda de soluciones el complejo proceso -jurídico-administrativo- de la Fundación Universitaria San Martin -FUSM-, presenté la semana pasada en esta misma columna, una propuesta de un plan de transición académico-administrativo, logístico y de infraestructura, que paralelamente con la intervención de la FUSM por parte del Ministerio de Educación Nacional -MEN- y del trámite con mensaje de urgencia del Proyecto de Ley 124/S para el fortalecimiento institucional en inspección y vigilancia del MEN, garantice la terminación de los diferentes programas académicos con estándares de calidad, a los más de 21 mil estudiantes de la FUSM.

Quiero reiterar que, con la mayoría de integrantes de la comisión accidental y de las comisiones Sextas de Senado y Cámara, compartimos las alternativas de solución que garanticen el goce efectivo del derecho y la continuidad y calidad del servicio público educativo, además de la prevención, la no repetición y el mejoramiento continuo de la calidad de la educación, dotando al Ministerio de instrumentos para ello.

Propusimos –con respeto e insistimos en ello-, una fórmula mixta en la que se intente salvar primero la capacidad operativa de la FUSM en apoyo gradual con otras IES, pues somos conscientes de que sus dificultades no son tanto académicas sino operativas-financieras, por la posible desviación de recursos a fines diferentes a la educación, con la presunta tipificación de delitos como abuso de confianza, estafa, enriquecimiento ilícito, entre otros, que desde el 2011 fueron denunciados ante organismos competentes por la Ministra María Fernanda Campo, sin que a la fecha se haya solucionado el problema, sino por el contrario, se agravó.

Por tal razón, ante la ineficacia y falta de oportunidad para prevenir, controlar y sancionar este tipo de situaciones anómalas que afectan gravemente la continuidad y calidad del servicio público de la educación, compartimos la exigencia al Congreso de la República para avanzar en el trámite del Proyecto de Ley 124/S y adoptar un marco legal eficaz de inspección y vigilancia, que respete el debido proceso y la autonomía universitaria, en el entendido de que la misma no es absoluta y a su amparo no se pueden vulnerar los principios y derechos de los estudiantes.

Experiencias como las que estamos viviendo con la FUSM, que de alguna manera reviven las que hace poco se vivieron en el sector salud, son un claro llamado de atención, para que en Colombia, se tome la decisión de hacer una reglamentación clara, sobre el régimen al que deben someterse quienes se ocupan tanto de la prestación de servicios públicos, como del ejercicio de funciones públicas propias del Estado.

Si bien la constitución de 1991 liberalizó el sector de los servicios públicos, lo cierto es que a la vez, ratificó la necesaria intervención de los mismos y la obligación del Estado de realizar las tareas asociadas a su planeación, regulación, control, vigilancia y al cumplimiento del deber de brindar servicio universal en condiciones de calidad.

Por tanto, la intervención del Estado en el servicio público de educación superior, es una clara muestra de que este tipo de servicios no constituyen actividades libres y que en la medida en que se avance en la liberalización de los servicios, deben fortalecerse las actividades de planeación, regulación, inspección, vigilancia y control, que conjuntamente con el deber de Universalización son tareas básicas que le corresponden al Estado.

La intervención, especialmente la toma de posesión, son mecanismos del Estado social de derecho cuyo núcleo es la protección de los servicios y sus usuarios, no para proteger exclusivamente el capital o el mercado. Si la intervención de un banco -real expresión del capital-, busca proteger a los ahorradores; en la educación la inspección y vigilancia o la intervención deben tener como propósito fundamental proteger a los estudiantes, garantizándoles en todo momento el goce efectivo del derecho fundamental con la continuidad y calidad del servicio público a la educación.

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Fundación Universitaria San Martín: primero los estudiantes

Mientras en la agenda pública el tema de la intervención de la Fundación Universitaria San Martín -Fusm-, es superado en importancia por otras realidades nacionales, los actores públicos no podemos dejarnos llevar por el vértigo informativo y tenemos la responsabilidad de concentrarnos en buscar alternativas para las verdaderas víctimas de este lamentable proceso, los estudiantes y sus familias, quienes hoy se encuentran en la más compleja situación de incertidumbre frente a su presente y su futuro.

A la ministra de Educación Gina Paradoy le valoramos la responsabilidad con la que actuó al intervenir la Fusm, pero debemos apoyarla desde el Congreso y los actores y personas expertas del sector, con propuestas y alternativas de solución para que esta decisión no afecte de manera grave la parte académica a más de 21.000 estudiantes que confían en el Estado colombiano como garante del goce efectivo del derecho fundamental de la educación y de la continuidad de sus estudios para lograr las metas trazadas como futuros profesionales.

En tal sentido, como miembro de la comisión accidental que se creópara acompañar este proceso desde la Comisión VI del Senado de la República, propongo con respeto, algunas ideas en lo académico, lo administrativo, lo logístico y de infraestructura, que paralelamente con la intervención de la Fusm y la deliberación urgente en el Congreso de la República sobre el fortalecimiento institucional en inspección y vigilancia del Ministerio de Educación Nacional -Men-, avancemos en una ruta de transición inmediata para Garantizar la terminación con estándares de calidad de los más de 21 mil estudiantes de la Fusm.

Parece necesaria una fórmula mixta que diseñada y estructurada con las diferentes comunidades académicas existentes en las regiones del país que tienen estudiantes activos, para que se permita por ejemplo que los jóvenes matriculados en los dos últimos años de formación terminen su proceso en la Fusm, con la vigilancia y control necesarios y los demás sean recibidos en otras Instituciones de Educación Superior -IES-.

En lo académico se debe posibilitar la transferencia a otras IES, mediante la revisión por parte de los académicos de ambas instituciones, de los planes de estudios de manera que, comparándolos, puedan determinar las equivalencias que hagan posible homologar asignaturas y así reconocer lo cursado en Fusm para continuar la carrera en la nueva IES.

Para garantizar el éxito de este ejercicio se deben realizar comités curriculares concertados entre las dos instituciones, enfocados en lo nuclear de cada profesión y sus saberes, para permitir definir por ejemplo, unas tablas de equivalencias. Así las solicitudes de transferencia y el correspondiente proceso de homologación se atendería según esos criterios. Esto supone también que el MEN, en los casos pertinentes, amplíe los cupos de admisión que han sido autorizados para el programa receptor.

En lo administrativo una opción realista es compartir la docencia cuando no existan profesores en algunas asignaturas en la Fusm, permitir que los estudiantes las cursen en otra universidad. Las calificaciones obtenidas serán reconocidas por ésta y los estudiantes podrán completar sus planes de estudios. Incluye, compartir la docencia, el uso de laboratorios y demás espacios destinados para la enseñanza de esas asignaturas.

En la parte logística y de infraestructura, en caso de que no existan los espacios con los requerimientos necesarios para adelantar los procesos de enseñar y aprender, permitir que profesores y estudiantes de la Fusm usen los de otra IES. Compartir espacios incluye aulas, laboratorios, espacios lúdicos, etc.

Invito al Ministerio y a las comunidades académicas existentes en las diferentes regiones del país donde tiene estudiantes activos la Fusm para que se unan y solidariamente nos ayuden a encontrar fórmulas creativas para enfrentar esta situación, que por la cantidad de estudiantes y programas en diferentes regiones y por las dificultades operativas y administrativa y de tipo legal, se hace más compleja para garantizar la continuidad del servicio público de la educación.

Soy consciente que estas propuestas demandan un trabajo arduo del MEN y gran solidaridad de la comunidad académica de las diferentes universidades del país, pero es el momento de mostrarle a Colombia que ese concepto de comunidad es una realidad y opera en función de los verdaderos protagonistas de la educación: los estudiantes.

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Integración y articulación, claves en la movilidad metropolitana

La semana anterior, después de un amplio y valioso ejercicio de deliberación y participación ciudadana; bajo principios y criterios de equidad, sostenibilidad e inclusión; fue aprobado por el H. Concejo de Medellín, tal vez el más trascendental de los acuerdos de su período constitucional, el instrumento de política pública y planificación para orientar en el mediano y largo plazo el crecimiento ordenado del territorio y la forma en que desarrollamos y proyectamos en él nuestra vida en sociedad, el Plan de Ordenamiento Territorial -POT-. Aunque son múltiples los temas positivos y pocos los negativos a los que quisiéramos referirnos de este POT, hoy destacaré algunos aspectos sobre la movilidad.

Si bien el POT aprobado  reconoce la necesidad de articulación entre Medellín, como municipio núcleo de los demás municipios del territorio metropolitano, su alcance es únicamente municipal, quedando corta su proyección en relación con verdaderas dinámicas económicas, políticas, sociales y culturales que se tejen hoy en el territorio y que no guardan relación alguna con las fronteras administrativas de los municipios: la vivienda, el trabajo, la salud, la educación, el ambiente, la seguridad y la movilidad, retos que superan la barrera de lo metropolitano y ponen en la agenda la importancia de una visión regional.

La planeación del territorio involucra temas amplios y complejos que determinan la forma ordenada o no, en que se desarrolla la vida en la ciudad y en el territorio. Uno de ellos es la movilidad urbana, tema que abordamos constantemente en este espacio y que tiene la mayor importancia en nuestra agenda de trabajo político por su estrecha relación con calidad de vida de los seres humanos habitantes del territorio y con la competitividad. En materia de movilidad el POT aprobado acoge un postulado fundamental en la planeación de las ciudades del silgo XXI: la recuperación de espacios para las personas y el cambio en la priorización de inversiones hacia la promoción de modos de transporte masivo y no motorizados, en una conveniente y adecuada integración multimodal metropolitana.

El esfuerzo histórico acumulado de destinar recursos al crecimiento de la infraestructura para el uso de vehículos y motos particulares es insostenible, disfuncional e inequitativo. Cada vez más ciudades, aún aquellas que crecieron bajo el modelo norteamericano de urbanización expandida y movilización individual, han reconocido que la motorización crece a mayor velocidad que el más ambicioso plan de nuevas vías y que en ciclos cada vez más cortos, se regresa a los niveles iniciales de congestión vehicular, teniendo como única alternativa equitativa y sostenible, racionalizar y modernizar toda la estructura del transporte para garantizar armonía, coherencia, seguridad, funcionalidad y por tanto, adoptar todas las medidas necesarias para que cada vez más personas caminen, usen bicicleta y/o transporte público masivo multimodal y colectivo para sus viajes y desplazamientos más frecuentes.

Lo anterior supone un reto mayor para Medellín y el Valle de Aburrá, toda vez que, a pesar de los esfuerzos económicos y políticos que se han hecho para la implementación de un sistema de transporte integrado, con cobertura y calidad, ese crecimiento acelerado del parque automotor, unido a otras complejas variables, anticipa problemas mayores que tendremos en materia de congestión, accidentalidad y contaminación en los próximos años.

Otra variable es la dificultad propia del transporte masivo, que por su rigidez y alto costo de implementación, es incapaz crecer al mismo ritmo del territorio para satisfacer la mayor demanda, haciendo necesaria su complementariedad con el transporte público colectivo, que modernizado bajo nuevos estándares de operación, se convierte en un factor clave para que la ciudad y el territorio metropolitano cuenten con un verdadero sistema integrado de transporte público.

Que la declaración del POT de Medellín como “…un pacto de ciudad por la sostenibilidad, la vida y la equidad”, incluya el transporte público colectivo y masivo como estructurante de ciudad y territorio, es el primer paso en la tarea de vencer nuestra desarticulación histórica entre transporte público masivo y colectivo para caminar hacia la consolidación de un sistema de transporte público plenamente integrado y articulado, multimodal, eficiente, seguro y sostenible, con cobertura y acceso universal que ofrezca un servicio de alta calidad, generador de bienestar para todas y todos los habitantes del territorio metropolitano.

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Televisión Digital Terrestre – TDT-, un debate que apenas comienza

El debate que plantean RCN y Caracol sobre si existe o no la obligación de que los operadores de servicios de televisión abierta permitan que quienes prestan el servicio de televisión por suscripción difundan la totalidad de sus señales en cumplimiento de lo previsto en el artículo 11 de la ley 680/01 es apenas una pequeña diferencia de los múltiples nuevos problemas que nacen con la TV digital y hoy se pretenden solucionar con las reglas pensadas para la TV analógica.

Durante el trámite y discusión en el Congreso de la República del Acto Legislativo 02/11 -que terminó con la expedición de la Ley 1507- expresé mi preocupación por la propuesta de suprimir la Comisión Nacional de Televisión –Cntv- sin sentar las bases de la nueva política de televisión, tal como posteriormente lo ordenó el mismo acto legislativo, en lo que corresponde al mandato actual del artículo 77 de la Constitución. Mi preocupación, la que reitero en este escrito, es que Colombia no dispone de un instrumento legal conveniente y adecuado al escenario convergente de hoy, que reglamente en forma apropiada la prestación del servicio público de televisión.

Recordemos que uno de los principales argumentos expuesto por el Ministerio de TIC para suprimir la Cntv fue precisamente la necesidad de adecuar el escenario institucional para la convergencia entre los servicios de televisión y los demás servicios de telecomunicaciones, lo que consideremos acertado, pero la tarea nos quedó a mitad de camino, pues se eliminó la Cntv y se creó la nueva Autoridad Nacional de Televisión –Antv-, sin avanzar en el nuevo escenario convergente, es decir, sin resolver el problema sustancial que se estaba planteando.

Problema que se deriva de la enorme dificultad que se presenta cuando se pretende dar respuestas a problemas nuevos mediante la aplicación de leyes que fueron expedidas en otros momentos y bajo otras circunstancias, pues antes no se pensaba con las categorías actuales y temas como los de la TV de alta resolución, la Tvip, la TV digital, la TV móvil y la TV bidireccional eran asuntos que apenas si podían llegar a imaginarse.

 

En el nuevo  escenario convergente, el servicio público de televisión comenzó a prestarse con los antiguamente denominados servicios de valor agregado y la falta de ese instrumento ha hecho que desde hace más de 10 años no se sepa qué servicio se presta cuando los proveedores del servicio de internet ofrecen la prestación de servicios de telecomunicaciones que incluyen la recepción de la programación de televisión y mucho menos se sabrá qué servicio se presta cuando en banda ancha se masifique el uso de la televisión móvil.

Por tanto, en ese nuevo escenario convergente, el debate planteado por RCN y Caracol, sobre el alcance del artículo 11 de la Ley 680/01, en el que se establece que “los operadores de Televisión por Suscripción deberán garantizar sin costo alguno a los suscriptores la recepción de los canales colombianos de televisión abierta de carácter nacional, regional y municipal …”, reabre el debate sobre el futuro de la televisión colombiana y sobre la necesidad de que expida una nueva ley de televisión adecuada al actual escenario de convergencia.

Lo único claro hasta ahora, es que el asunto no admite una solución sencilla y quienes han intervenido en el debate hasta ahora –los operadores de servicios de televisión abierta o los operadores de televisión por suscripción, la SIC y la Antv, aunque pueden tener parcialmente la razón, lo sensato sería recurrir a un tercero para que en derecho resuelva el caso.

Ese tercero es el juez administrativo, que bien podría ser la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado, siempre y cuando los actores del sector, en especial las autoridades, asuman la responsabilidad de respetar y acatar plenamente el concepto que este alto organismo emita. En todo caso, esta controversia solo podrá ser resuelta pensando en esencia y razón de ser de los servicios públicos, los usuarios.

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Cree, Inclusión y Equidad en Educación Superior

Como hemos señalado en anteriores artículos, durante el trámite legislativo de la Ley 1450/11 -PND-, llamamos la atención sobre una ambiciosa pero interesante meta y sobre los mecanismos e instrumentos propuestos para alcanzarla: Lograr al 2014 una tasa de cobertura en educación superior del 50%.

Pasar en 4 años del 37 al 50%. Es decir, incrementar más de 3 puntos promedio año-. Difícil meta si tenemos en cuenta el antecedente de la última década, en la cual, con mucho esfuerzo, logramos incrementar un punto promedio año y pasar del 30 al 40%.

No obstante el optimismo y buena voluntad del Gobierno, expresamos en su momento nuestro respetuoso escepticismo por lo inalcanzable de la meta propuesta del PND de alcanzar cobertura de 50% al 2014, sin la existencia de otros instrumentos reales de acceso y fuentes ciertas de recursos para financiar un modelo de educación superior realmente incluyente y equitativo.

Por tal razón y con el propósito fundamental de buscar esa fuente cierta de recursos para el aumento de cobertura en educación superior pública e ir cerrando semejante brecha de exclusión, en el marco de la discusión y aprobación de la Reforma Tributaria -Ley 1607/12-, propusimos y fue aprobada -con la Bancada del Partido Liberal y el apoyo de congresistas de todos los partidos-, un punto adicional al Impuesto de Renta para la Equidad -CREE-.

Inicialmente en la Plenaria del Senado, se aprobó el punto adicional del CREE de carácter permanente. Que era ideal en el propósito país de cerrar la brecha. Pero al final se aprobó temporal, para las vigencias 2013, 2014 y 2015. Se logran recursos adicionales por alrededor de $4 billones, para distribuirlos así: $1.2 billones para el sector agropecuario, $1.2 billones para salud, $1.5 billones para educación superior.

En lo referente a la educación superior, tema de nuestro énfasis, en el 2013, el Gobierno Nacional trasladó los primeros $200 mil millones a 59 Instituciones Públicas de Educación Superior en Colombia.  En esta primera asignación, Antioquia, Medellín y Envigado -que han hecho enormes esfuerzos para ampliar cobertura con recursos propios-, recibieron mediante giro directo a sus instituciones, alrededor de $18.000 millones.

El pasado 17 de octubre, el Gobierno Nacional suscribió la Resolución 3960 de 2014 mediante la cual distribuyen $391 mil millones entre 72 instituciones públicas de educación superior del país, duplicando los $200 mil millones asignados en el 2013. Estos recursos provenientes del punto adicional al CREE que propusimos; benefician en Antioquia a las Instituciones públicas de educación superior con alrededor de $36 mil millones de pesos, como explico en el cuadro a continuación:

                                                 
Desagregación Recursos CREE
Institución20132014
Antioquia
Universidad de Antioquia$5.661.866.844$11.951.000.000
Politécnico “Jaime Isaza Cadavid” 1.191.971.9673.258.000.000
Tecnológico de Antioquia1.191.971.9673.529.000.000
Subtotal$8.045.810.778$18.738.000.000
Medellín
Instituto Técnico Metropolitano, $2.433.609.433$4.113.000.000
Institución Universitaria Pascual Bravo, $ 1.688.626.9543.309.000.000
Institución Universitaria Colegio Mayor de Antioquia,1.191.971.9673.468.000.000
Subtotal5.314.208.354$10.890.000.000
Envigado
Institución Universitaria de Envigado, $1.787.957.951$3.143.000.000
Escuela Superior Tecnológica de Artes Débora Arango1.539.630.4583.448.000.000
Subtotal3.327.588.409$6.591.000.000
Gran Total Antioquia, Medellín y Envigado$16.687.607.541$36.219.000.000

Sin embargo no podemos dejar de reiterar que el hecho de que estos recursos no sean concurrentes hace que no sean permanentes ni suficientes para garantizar la continuidad en la ampliación de cobertura, por tal motivo es necesario avanzar –de la mano  del Gobierno Nacional, que ha reconocido públicamente nuestro aporte- modificando las disposiciones de carácter transitorio y volviéndolas permanentes hasta que se cerremos la brecha en la educación superior y podamos decirle al mundo que Colombia sí es, la más educada de América.

Nos satisface profundamente que una iniciativa nuestra, un esfuerzo conjunto del Congreso de la República, acompañado por el Gobierno Nacional, estemos irrigando recursos ciertos para mejorar la ruta de inclusión y equidad de millones de jóvenes del país, que deben tener todas y todos, por sus condiciones y capacidades, en igualdad de condiciones, las mismas posibilidades y oportunidades de acceder a una educación superior, pertinente y de calidad, independiente de su ubicación, condición económica, política, social, religiosa o cultural.

Invitamos a la ciudadanía en general y en especial al Gobierno Nacional a través del Ministerio de Educación, a ejercer mecanismos de seguimiento e interventoría, que nos permitan evidenciar el impacto real de estos recursos del Cree, en el acceso real de más jóvenes al sistema nacional de educación superior, a  seguir buscando fuentes ciertas de recursos que posibiliten la financiación y construcción de una política pública incluyente y equitativa, que garantice la continuidad en la ampliación de cobertura  en la educación superior en el país, en aras de la equidad social e igualdad de condiciones para todas y todos los jóvenes de Colombia.

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Salvar vidas, máximo reto de la ANSV

La accidentalidad sigue siendo un problema crítico en Colombia. Entre 2005 y 2013 fallecieron 51.882 personas y otras 367.501 sufrieron lesiones en accidentes de tránsito. En 2013 se registraron 1.1 % más víctimas mortales y el número de lesionados creció 6.9 % con respecto al año 2012. El problema es de tal gravedad que según un estudio financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo -BID, los daños derivados de los accidentes de tránsito le cuestan al país USD 11.370  millones al año, es decir, 22 billones de pesos, cerca del 10 % del presupuesto anual para 2014 y el equivalente al doble del presupuesto de inversión en los sistemas de transporte masivo del país.

Estas estremecedoras cifras indican que hay poco lugar para la inacción y que la ejecución de políticas efectivas en contra de la accidentalidad, no da espera. Una de las grandes razones de la alta accidentalidad en Colombia, es la debilidad institucional, la falta de políticas y la ausencia de rectoría de las mismas y de actividades de inspección, control y vigilancia. En 2011 concertamos con el Gobierno del presidente Santos, la declaración de la seguridad vial como una política de Estado y su inclusión en el Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014.  El Ministerio de Transporte presentó el primer Plan Nacional de Seguridad Vial en la historia del país, que planteaba metas ambiciosas en reducción de tasas de accidentalidad y un número importante de acciones, que como lo advertimos en su momento, lamentablemente no estaban correctamente enfocadas en la generación de impactos positivos en la accidentalidad.

El Gobierno Nacional atendió nuestras recomendaciones de la época y no sólo reformuló el Plan Nacional de Seguridad Vial 2011-2016 –Pnsv, sino que también con el Congreso se trabajó conjunta y activamente por la expedición de la Ley 1702/13, mediante la cual creamos la Agencia Nacional de Seguridad Vial -Ansv, como entidad autónoma y especializada, responsable de liderar la planificación y ejecución de la política de seguridad vial en Colombia y la labor de reducir efectivamente las cifras de accidentalidad en el país y por tanto, las miles de muertes y lesionados por esta causa.

En tal sentido, compartimos integralmente los planteamientos expresados la semana anterior en el VIII Seminario Internacional de Seguridad Vial por el profesor Fred Wegman, al destacar que una agencia líder no produce resultados per sé, que es necesario dotarla de ciertas características que conviertan su trabajo en resultados positivos en las cifras de accidentalidad: (i) Su gestión debe estar sujeta a rendición de cuentas (accountability), (ii) Su autoridad debe ser reconocida por todos los organismos del Estado involucrados en la seguridad vial, (iii) Debe garantizarse la existencia de recursos económicos que le permitan contar con capacidad técnica, (iv) El rol de coordinación debe ejercerlo entre entidades del gobierno central, entidades territoriales y todos los grupos de interés, (v) Deber tener la capacidad de generar, procesar y analizar cifras de accidentalidad con fuente diferente a los cuerpos policiales y en virtud de ello, monitorear y evaluar su gestión enfocada en resultados.

Reiteramos que coincidimos con cada uno de los planteamientos de este experto holandés, reconocido a nivel mundial por su conocimiento y aportes a la seguridad vial, y complementamos con la necesidad de que la Ansv logre atraer los mejores profesionales del sector para conformarse como un organismo técnico e independiente y bajo la dirección de un profesional de las más altas calidades, que tenga el reconocimiento necesario y liderazgo político para coordinar y convocar a ministros, gobernadores, alcaldes, otras autoridades, sociedad civil y demás actores en torno a la seguridad vial.

La creación de la Ansv ha generado grandes expectativas en el sector por la efectividad que se espera de su labor, aun considerando las dificultades que tendrá al haberse conformado como un órgano articulador. Ratificamos la importancia del papel que jugará la Ansv en los próximos años y la necesidad de contar con todo el compromiso político para su buen funcionamiento y a la posibilidad real de encontrar el punto de inflexión, la curva descendente de las cifras de la alta accidentalidad y decir con esperanza, que el trabajo con voluntad, planificado y articulado, con los instrumentos adecuados rinde sus frutos y nos permite salvar vidas en Colombia.

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Comisiones de Regulación en Colombia, 20 años

20 años después de superar la discusión de si en la arquitectura constitucional de un modelo jurídico como el colombiano podían existir entes reguladores sin afectar el orden institucional, quisiéramos referirnos individualmente a las dificultades, logros y retos en cada sector de cada una de las comisiones de regulación: Comisión de Regulación de Saneamiento Básico y Agua Potable -CRA-, Comisión Regulación de Energía y Gas -Creg- y Comisión de Regulación de Comunicaciones -CRC-. Pero, sería insuficiente el espacio para hacer un análisis individual objetivo. Espero en otros artículos poder abrir el debate en tal sentido.

Hoy me referiré en general al modelo regulatorio colombiano a la luz de la teoría constitucional de los servicios públicos. No obstante su alto contenido político, a la hora de hablar de regulación, brilla por su ausencia el debate político, pues muchas personas se refieren a la regulación, como un asunto exclusivamente técnico o económico, olvidando que precisamente en las concepciones económicas sobre el desarrollo, la concentración o el reparto de la riqueza, se soportan las más profundas diferencias ideológicas en todos los Estados.

Es notorio el avance que el concepto de regulación económica ha tenido en el mundo y la forma como el derecho colombiano lo ha venido incorporando a la cotidianidad en sectores como el de los servicios públicos que tienen connotaciones especiales, pues a la vez que el Estado declara la existencia del Estado social de derecho -en el que los servicios públicos son inherentes a la función social del Estado-, ha permitido que estos servicios sean prestados por los particulares y comunidades organizadas, en escenario de libre concurrencia con proveedores estatales y mixtos.

La Corte Constitucional en sentencia C-263/13 ha identificado el modelo de regulación colombiano como de “economía social de mercado”, lo que nos obliga a encontrar un justo equilibrio entre la intervención del Estado para proteger a los usuarios y promover el servicio universal y la libertad de empresa e interés de ganancias que caracteriza a la libre iniciativa privada. Por tal razón podemos afirmar que buena parte del éxito futuro del régimen de los servicios públicos, depende de la manera como las Comisiones de Regulación entiendan el sentido real de las tareas que a ellas se les han encomendado.

Queda claro que no se trata solo de economía de mercado, sino de “economía social de mercado” y que los servicios públicos no pueden ser tratados como simples mercancías que se compran y se venden; por tanto, la regulación en nuestro modelo implica una forma de intervención del Estado para la protección del interés público social y su reto permanente debe ser la búsqueda del incremento de la productividad de los agentes económicos del sector para que las empresas ofrezcan más acceso; más y mejores servicios; más y mejor atención a los usuarios; mejores y más razonables, justas y equitativas tarifas.

Del foro realizado la semana anterior sobre la Ley 142/94 y los 20 años de los reguladores en Colombia nos queda claro que aunque el Congreso de la República interviene cada vez más en el direccionamiento de la actividad regulatoria, no es suficiente con la expedición de leyes. Hoy más que nunca, debemos reflexionar sobre cómo estamos aplicando la teoría constitucional y el modelo de los servicios públicos y sobre cuál ha sido, es y será su incidencia en el acceso y eficiencia en la prestación esos servicios, en la calidad de vida de los ciudadanos y en el desarrollo de la economía nacional.

Colombia lleva 20 años tratando de construir un concepto especial de regulación que no coincide plenamente con el que imponen los Estados que soportan su economía exclusivamente en la liberalización de toda clase de mercados, pero tampoco con una rígida intervención del Estado en todas las actividades económicas.

La sola existencia del concepto “servicio público”, sugiere la adopción de un camino especial y diferente al que adoptan modelos plenamente liberales o neoliberales, o a los que adoptan esquemas socialistas de intervención del Estado. Ese camino especial, diferente e incluyente que promovemos y defendemos, es finalidad de nuestro Estado social de derecho.

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¿Existe una política de acueductos rurales en Colombia? (2)

La semana anterior iniciamos una deliberación a través de esta columna dominical, sobre la urgente necesidad que tenemos de diseñar una política pública para identificar, diagnosticar y formalizar a la totalidad de prestadores rurales del país y poder establecer a ciencia cierta cuáles son las necesidades de inversión de estos sistemas, para el suministro de agua potable y el saneamiento básico. 

 

Dijimos que el objetivo no puede ser otro que igualar lo rural -lo más similar posible-, con las condiciones de acceso continuidad, calidad y cobertura que tienen los usuarios urbanos de los servicios públicos de agua potable y saneamiento básico. Dijimos también que si bien debe haber un enfoque diferencial hacia los prestadores no lo puede haber hacia los usuarios y abrimos la reflexión sobre ¿Cuál debería ser el mecanismo para lograr la sostenibilidad cuando los costos y la tarifa resultante son mayores que la capacidad de pago? 

 

Por tal razón, consideramos que la metodología tarifaria que debe diseñar la Comisión Reguladora de Agua y Saneamiento -CRA- para los acueductos rurales, tiene que partir del hecho de que vía tarifa al usuario no se pueden conseguir los recursos para acometer las inversiones ni la reposición de las mismas. Estas inversiones deben ser suministradas por el Estado. Para estas organizaciones comunitarias, la tarifa solo debe incluir los componentes que cubren los costos administrativos, los operativos y los de mantenimiento. Sí la Constitución los habilitó para prestar los servicios públicos, la regulación no puede negarles dicha habilitación, y por tanto se debe redefinir el concepto de calidad y costos eficientes, en el entendido de que la única limitante real es la capacidad de pago del usuario rural. 

 

¿Cuál debería ser entonces el mecanismo para lograr la sostenibilidad cuando los costos y la tarifa resultante son mayores que la capacidad de pago? No hay otro establecido en la legislación que el otorgamiento de subsidios. Pero para llegar de manera efectiva al pago de subsidios al sector rural debe pensarse en una reestructuración integral, con una legislación enfocada al sector rural, que entienda sus particularidades y que establezca algún mecanismo solidario para que los usuarios urbanos contribuyan a la solución de sus pares rurales. 

 

No estamos sugiriendo que de los fondos que funcionan actualmente se destinen recursos en una mayor proporción a lo rural, por que se descompensaría a la población subsidiable urbana, si no que se busquen fuentes ciertas de recursos y un mecanismo de traslado rural eficaz, teniendo como prerrequisito necesariamente la formalización. Estas son solo algunas ideas generales de cómo llegar a otro estado de bienestar en nuestras comunidades rurales, vale la pena mencionar que pretendemos atacar hasta ahora tres problemas: i) infraestructura, ii) sostenibilidad, y iii) eficiencia y calidad. 

 

En tal sentido, compartimos el diagnóstico –aunque no integralmente la estrategia y los objetivos-, realizado en el Documento Conpes 38, que se viene construyendo con la propuesta de política pública para el suministro de agua potable y saneamiento básico en la zona rural, que busca incrementar las inversiones en esquemas sostenibles y generar estrategias de intervención frente a las dificultades en la estructuración, ejecución e implementación de proyectos en el área rural. 

 

Algunas de esas dificultades se describen en el documento Conpes propuesto como: baja articulación intersectorial, deficiencia en disponibilidad y calidad de información, baja capacidad institucional de los municipios, bajo nivel de asignación de subsidios, alto número y dispersión de prestadores, limitada participación de la comunidad en la definición de alternativas y soluciones, altos costos de las inversiones por dispersión de la población, implementación de tecnologías no adecuadas ni sostenibles, deficiente calidad y conflictos de almacenamiento y usos del agua, inadecuada disposición de aguas residuales y residuos sólidos, entre otros.

 

Debemos por tanto, diseñar mecanismos para dotar de capacidad a los prestadores rurales, haciéndose necesaria la investigación y desarrollo de tecnologías de bajo costo, apoyar mecanismos viables de control de calidad del agua, desde alcaldías o gobernaciones, capacitación constante y permanente, enfoque de vigilancia diferencial por parte de la SSPD que se apoye como institución para poder llegar a cualquier rincón del país en entidades locales como lo pueden ser las personerías municipales.

 

Desde lo político y filosófico compartimos con el documento Conpes propuesto, “…los esfuerzos para aumentar el acceso al agua potable y al saneamiento básico, bien pueden ser la intervención más eficaz, que por sí sola, permite mejorar la salud humana y prevenir las enfermedades y la muerte. El acceso al agua potable y saneamiento básico se considera un derecho que tiene conexidad con otros como la vida, la dignidad humana y la salud”.

 

Publicado periódico El Mundo

http://bit.ly/1s2htHo

Nuestras historias

¿Existe una política de acueductos rurales en Colombia?

Según el Pnud “el agua contaminada sigue siendo la principal causa de enfermedades y muerte a escala mundial. Se estima que en los países en vías de desarrollo, tres millones de personas mueren todos los años por enfermedades relacionadas con el agua, la mayoría de ellos niños menores de cinco años. A comienzos del Siglo XXI, alrededor de 1.100 millones de personas, no disponía de acceso a agua limpia y 2.600 millones, no dispone de acceso a saneamiento adecuado.” Colombia no es ajena a esta inhumana realidad.

Hace dos semanas tuve la oportunidad de participar en Armenia-Quindío, en el I Congreso internacional de Acueductos Rurales. Organizado y liderado por la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios –Sspd-, contó con la masiva asistencia de prestadores rurales -en su mayoría organizaciones autorizadas de tipo comunitario-, representantes de todas las instituciones sectoriales del Estado e invitados internacionales.

Nos unimos al reconocimiento por los resultados de este I Congreso internacional de acueductos rurales, aunque  no deje de sorprendernos que este evento haya sido el primer evento nacional e internacional para los prestadores rurales, después de más de 40 años de gestarse en América Latina este tipo de cooperativas, asociaciones o juntas de agua, proveedoras de agua segura y saneamiento básico a las poblaciones rurales; y después de 23 años de haber sido habilitadas por el artículo 365 de la Constitución Política, para prestar servicios públicos como comunidades organizadas.

Quedé más sorprendido al constatar, que después de más de 20 años de expedirse la Constitución Política de 1991 y la Ley 142/94, no tenemos la más mínima certeza del número de acueductos rurales existentes en el país. Se habla de aproximadamente 15.000 prestadores. De los cuales, sólo unos 1.900 están inscritos en el registro único de la Sspd. Incluso, teniendo en cuenta el esfuerzo grande de esta entidad por construir la información sectorial y formalizarlos, duplicando el número de prestadores inscritos entre el año 2010 al 2014. Este diagnóstico, de por sí preocupante, hace prever que al extrapolarlo a los informales, la situación puede ser aún más crítica.

La situación de la calidad del servicio que reciben nuestras comunidades rurales es delicada. Las cifras hablan por sí solas, tan sólo el 10 % de los acueductos suministra agua apta para consumo humano y apenas cerca del 80 % cuenta con algún sistema de tratamiento que permite, en la mayoría de casos, entregar agua segura sin que pueda igualarse esta denominación a la de agua potable.

Lo anterior obliga a reflexionar de manera urgente sobre cómo lograr la atención y priorización del Estado hacia estas comunidades. Evidentemente, muchos de los problemas se resuelven en gran medida con inversiones en la infraestructura de estos acueductos, pero la construcción sin acompañamiento y mecanismos de asistencia adecuados no garantiza la solución a las principales dificultades de este tipo de prestadores, como lo son la sostenibilidad, la eficiencia y calidad.

Escuché de primera mano de algunos prestadores, el argumento de no suministrar agua apta para consumo humano, se debe a no tener los recursos que les permitan cubrir los costos asociados a este tipo de tratamiento. Lo que constituye una falla estructural, directamente relacionada con el diseño tradicional de la política pública, la metodología tarifaria vigente, el modelo de inspección, vigilancia y control, el funcionamiento de los fondos de solidaridad y redistribución de ingresos e incluso el mismo marco legal, que se muestran limitados frente a una realidad que empieza a ser visible gracias a la formalización de estos prestadores y a espacios como este I Congreso Internacional de Acueductos Rurales.

Tenemos que diseñar una política pública que dote de recursos a las entidades del sector para identificar, diagnosticar y formalizar a la totalidad de prestadores rurales del país. La formalización debe ser el camino para que sean identificados, para que se pueda establecer a ciencia cierta cuáles son las necesidades de inversión de estos sistemas, no solo para el suministro de agua potable sino también para avanzar en el saneamiento básico.

¿Cuál debería ser el mecanismo para lograr la sostenibilidad cuando los costos y la tarifa resultante son mayores que la capacidad de pago? En próximos artículos trataremos de dar respuesta a esta y otras reflexiones sobre este trascendental tema de la realidad rural nacional.

El objetivo no puede ser otro que igualar las condiciones de acceso a los servicios públicos de agua potable y saneamiento básico, con la continuidad, calidad y cobertura que tienen los usuarios urbanos, si bien debe haber un enfoque diferencial hacia los prestadores no lo puede haber hacia los usuarios.

Nuestras historias

Una oportunidad hacia la modernización e integración del Transporte Público en Medellín

Desde nuestra convicción socialdemócrata, hemos venido insistiendo en la importancia esencial del transporte público en el ejercicio del derecho fundamental a la movilidad y en la consolidación de ciudades competitivas que ofrezcan alta calidad de vida a todos sus habitantes. En tal sentido, hemos reconocido el esfuerzo que ha hecho el Estado Colombiano por dotar a las principales ciudades del país de sistemas de transporte masivo que atiendan las necesidades de movilización con mayor eficiencia y calidad, no obstante, no haber logrado desde la institucionalidad -con participación de los diferentes actores-, implementar y consolidar con efectividad, una política pública que tenga un impacto integral positivo en la solución de los problemas estructurales de movilidad de las ciudades.

Desde el estudio y profundización sobre la situación actual de la movilidad en Colombia y desde los debates de control político y del diálogo ciudadano con los actores del transporte público en nuestro país, hemos afirmado que además de los problemas estructurales de los Sistemas Integrados de Transporte Masivo -SITM-, la debilidad de la “política pública” encuentra raíces en la ausencia de diálogo constructivo con los actores del transporte -entre ellos, empresarios tradicionales y propietarios de vehículos-; y en la dificultad de estructuradores y autoridades de entender la dinámica propia de cada territorio e intentar trasladar experiencias exitosas de megaciudades a territorios más pequeños que tienen otras especificidades, además de diferentes niveles de desarrollo empresarial y dinámicas particulares de movilización.

Más allá de los procesos de mejora en las condiciones objetivas del servicio de transporte, creemos que nuestras ciudades y en general las ciudades latinoamericanas, enfrentan un reto político y social mayúsculo: mejorar la calidad de los servicios de transporte a la par de transformar de manera integral y definitiva a todos los actores de la cadena productiva como un rescatable experimento de generación de valor social.

Esta convicción nos ha llevado a impulsar y defender un cambio en la forma en que se ha implementado la llamada “política pública” de transporte urbano y masivo en Colombia; hemos abogado por una solución abierta y concertada a la crisis de los sistemas de transporte masivo, y por la implementación gradual, concertada e incluyente de los procesos de integración del transporte público colectivo que siguen a la implementación de los SITM. Por ello, celebramos la apuesta que están haciendo las autoridades de Medellín y del Valle de Aburrá por trabajar en la modernización e integración del transporte público colectivo mediante esquemas de reorganización y asociatividad, que permitan generar valor para la ciudad y para los usuarios, garantizando la participación y permanencia de todos los actores.

Por ello mismo, respetamos, valoramos y acompañamos los esfuerzos institucionales para sacar adelante un proyecto de tal envergadura, que es preciso advertir, no debe ponerse en riesgo, por definiciones técnicas e institucionales que desconozcan la realidad del territorio o nos lleven a repetir experiencias ya fallidas. Con ello, respetuosamente, quiero aportar mi opinión, refiriéndome a tres temas que hoy resultan críticos para la viabilidad y efectividad del proyecto de reestructuración por convenios de colaboración empresarial que adelantan el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y el Municipio de Medellín:

1. Es necesaria una articulación de las políticas municipales y metropolitanas de utilización de combustibles limpios de manera que las nuevas exigencias se armonicen con la viabilidad financiera y operativa de los proyectos  y permitan un esquema de implementación gradual,

2. La implementación de mecanismos de recaudo como herramienta de transformación del servicio, no puede llevar a la creación de un sistema de pago electrónico para el transporte público colectivo con vacíos institucionales, técnicos y financieros que no garanticen la integración al modo de transporte masivo, poniendo a Medellín y al Valle de Aburrá a las puertas de una situación similar a la de Bogotá, donde coexisten dos tarjetas para el servicio de transporte sin que la autoridad haya logrado integrarlas.

3. Nuestra institucionalidad debe abandonar definitivamente el divorcio entre transporte masivo y transporte público colectivo que sólo perjudica al usuario, reconociendo que no debe existir rivalidad entre los diferentes modos de transporte sino que el transporte público colectivo por su flexibilidad y menor costo de implementación se puede convertir en la eficaz herramienta de articulación e integración del territorio.

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Arrancó Cuarta Generación de Concesiones -4G-

Esta semana, en medio de históricas jornadas de trabajo, se dio inicio a cinco (5) de los treinta (30) proyectos que hacen parte del más ambicioso plan de infraestructura vial  de la historia del país, la Cuarta Generación de Concesiones -4G-, con las vías Girardot-Puerto Salgar; Cartagena-Barranquilla; y tres Conexiones de las Autopistas de la Prosperidad, Pacífico 1 (Bolombolo-Ancón Sur), Pacífico 2 (Bolombolo-La Pintada) y Pacifico 3 (La Pintada- La Virginia).

Sin duda, el consenso sobre la existencia de un atraso considerable en términos de infraestructura, una histórica baja inversión inferior al 1% del PIB, la estimación de la brecha en infraestructura en una perspectiva macro y la necesidad de inversión para cubrir la brecha, llevó al Presidente Juan Manuel Santos a plantear la estrategia 4G, con la cual se espera alcanzar inversiones superiores al 3% del PIB en el 2014 -alrededor de $18 billones. $6 billones por obra pública y $12 billones a través de concesiones-.

Dentro de los proyectos de Cuarta Generación se encuentra el proyecto de Autopistas de la Prosperidad, uno de los proyectos centrales no solo para la región y el departamento de Antioquia, sino de manera fundamental, para el país, debido a que con él es posible conectar de manera eficiente y eficaz a los distantes territorios y regiones nacionales y con ello no solo avanzar en la dinamización de la economía del país sino sobre todo aportar a la construcción de un proyecto país de manera conjunta.

Específicamente en Antioquia, en el Corregimiento Camilo C del municipio de Amagá, con la presencia del señor vicepresidente German Vargas; de la ministra de Transporte, Natalia Abello Vives; el presidente de la Agencia Nacional de Infraestructura, Luis Fernando Andrade; el coordinador de las Autopistas de la Prosperidad, Federico Restrepo, de uno de los iconos del empresariado colombiano, Luis Carlos Sarmiento Angulo y representantes de las firmas concesionarias, se firmaron los contratos de las Conexiones Pacifico 1 y 2.

La Conexión Pacífico 1, se desarrollará en el trayecto Ancón Sur-Camilo C-Bolombolo, con una longitud de 49 kms en doble calzada e inversiones de $1,79 billones. Tendrá la construcción 42 puentes y de dos túneles dobles, el primero en Amagá de 4,1 kms, el segundo en la Quebrada Sinifaná de 1,5 kms.

La Conexión Pacífico 2, contempla el trayecto Bolombolo-La Pintada-Primavera, con extensión de 98 kms -44 kms en doble calzada-, e inversiones de $912.640 millones. Incluye un túnel doble de 2,5 kms en Mulatos y 69 puentes, entre otras obras.

Los contratos que se ejecutarán en un plazo de entre 4 y 6 años, permitirán hacer eficiente la conectividad de los centros de insumos y producción de los departamentos de Magdalena, Atlántico, Bolívar, Córdoba, Sucre y Antioquia, con el Eje Cafetero, el Valle del Cauca y el Océano Pacífico. En el departamento de Antioquia beneficiarán a 6 municipios de la región y a una población estimada en 934.655 personas. Así mismo, generarán cerca de 8.400 empleos y favorecerán a los sectores de obras civiles, agrícola, ganadero, turístico, forestal y de explotación pecuaria.

Con la intervención de unos 8.170 kms y una inversión estimada de casi $50 billones, la estrategia 4G-, que focalizó la estructuración de los nuevos proyectos de concesiones de carreteras en el país, impulsará la economía, la generación de empleo y la competitividad, gracias no solo al ahorro en tiempos de viaje y en menores costos de operación sino sobre todo por lo que significa consolidar una red vial que permita una verdadera conexión territorial del país.

“Con la firma de estos contratos comienza a ejecutarse el compromiso del presidente Juan Manuel Santos de construir la infraestructura para salir del atraso vial que traemos en la región. Esta maratónica jornada que emprendimos, tiene como propósito no perder un día más en el desarrollo vial del país.” expresó el Vicepresidente Germán Vargas Lleras, quien encabezó el inicio de estos proyectos. La Ministra de Transporte, Natalia Abello, indicó “Nos proponemos mantener el ritmo de crecimiento de la infraestructura para que siga jalonando la economía”.

Confiamos en que la estructuración técnica y financiera de los proyectos, garantice que las obras se harán con eficiencia y calidad en el menor tiempo posible. En el inicio es recomendable buscar mayor descentralización para la toma de decisiones -aunque este tema lo desarrollaremos en otra oportunidad-. Finalmente, me uno a las palabras del empresario Luis Carlos Sarmiento Angulo: “Lo más importante de esta cuarta generación de concesiones, es el cambio de concepto, el cambio de modelo de concesiones que nos permitirá llevar el país por rutas de progreso y desarrollo”.

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Las Tribunas de un Demócrata Integral

Iniciamos esta semana con la lamentable noticia del fallecimiento del doctor Guillermo Gaviria Echeverri. La vida nos dio la oportunidad de conocer a este gran ser humano, que como lo hemos dicho, desarrolló su parábola vital con excelencia en todos los campos del hacer humano: el empresarismo, la docencia universitaria, la política, el periodismo y la ciencia, terrenos en los que se involucró con pasión. Este frontineño universal nos dejó un legado que marcó y seguirá marcando el futuro económico, social y político de nuestra ciudad, del departamento y del país.

Sus principios y valores surgieron como clara consecuencia de una madre educadora y líder social, expresión diáfana de la pujanza antioqueña. Formado en la Escuela de Ingenieros Civiles y de Minas de la Universidad Nacional, pronto su disciplina le otorgó frutos como becado, lo que le permitió ampliar su conocimiento en minería y carbón en la academia francesa, conocimiento que luego multiplicaría en beneficio de la sociedad, en diferentes cargos, entre ellos, en la dirección de importantes empresas del sector público y privado.

Liberal en el estricto sentido de la palabra, fue la expresión legítima de su vocación política. Un distinguido Ingeniero constructor del Partido, y defensor republicano del sentido patriótico, desde las múltiples corporaciones públicas que representó -incluyendo la Dirección Liberal de Antioquia- como funcionario, docente, empresario y congresista, dedicó su vida a hacer crecer el país, fortalecer las instituciones, promover la democracia y forjar cultura y tradiciones civilistas y civilizadoras; una prolífica vida que mereció todas las condecoraciones de la democracia y los aplausos de la sociedad.

Demócrata integral, hizo de su curul en el Senado de la República, un modelo de debate abierto y democrático, luchó porque en el país la libre expresión tuviera espacios de deliberación, buscando mantener para Antioquia una voz liberal e independiente, adquirió en 1991 el periódico EL MUNDO e hizo del mismo, una tribuna donde vive la libertad y de sus editoriales un ejemplo de debate independiente y constructivo.

Sus editoriales son pequeños ensayos escritos al calor de la coyuntura, pero hilados en forma coherente desde unas preocupaciones filosóficas, éticas y políticas constantes en su vida pública. Priman las preocupaciones por los derechos humanos, la defensa de la institucionalidad, la justicia, la transparencia de la gestión pública, la equidad y las libertades económicas y democráticas. Todo ello realizado, como debe serlo toda pieza escrita, con gran respeto por el lenguaje y la enorme riqueza expresiva.

Desde su Dirección, EL MUNDO se ha caracterizado por el firme respeto a la libertad de opinión de sus columnistas y por la contundencia de la voz editorial. Por eso, y a diferencia de otros medios, las páginas de opinión se han mantenido en su lugar de puerta de entrada al diario y como espacio plural que reflexiona, argumenta y debate sobre los problemas públicos contemporáneos. Respetuoso del disenso, su dirección facilitó el foro político, social y económico, y sus profundas convicciones y argumentaciones políticas, no impidieron que otros pudieran expresar sus diferencias y discrepancias. Esto fue una clara ilustración de un hombre culto, amante del conocimiento y de la formación de otros.

Guillermo Gaviria Echeverri un grande de Antioquia, deja un inconmensurable legado de ciudadano, académico, político y empresario ejemplar, de honestidad, trabajo, dedicación y compromiso. Nos quedamos con su rectitud, con sus valores liberales, con lo aportes al emprendimiento y al empresarismo, con su amor, dedicación y apoyo a Urabá su tierra de promisión, con su legado por el libre pensamiento.

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Hospitales en limbo jurídico


Recientemente el Ministerio de Hacienda y Crédito Público revivió la discusión sobre la naturaleza jurídica de algunos hospitales que se convirtieron hace 20 años, en Empresas Sociales del Estado -ESE- de naturaleza pública. Según la tesis sustentada por el Ministerio de las Finanzas en concepto 2-013381/14, el H. Consejo de Estado en Sentencia 546/10, anuló parcialmente la Ordenanza 44/94 de la Asamblea Departamental de Antioquia que transformó la naturaleza de estos hospitales y dicha nulidad genera el decaimiento de los actos administrativos soportados en esta Ordenanza.  

En contraste con la tesis esgrimida por el Ministerio, otros actores de la administración Nacional y Departamental reconocen la naturaleza pública de estos hospitales, atendiendo a la teoría de presunción de legalidad de los actos administrativos aplicada a los acuerdos expedidos por los H. Concejos municipales, sobre los cuales, no se ha ejercido hasta ahora ningún control de legalidad.

Tal es el caso de la máxima autoridad Departamental en Salud –Secretaría Seccional de Salud y Protección Social de Antioquia- que el 22-07-2013, reconoce a las ESE como “Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud Municipales, Entidades de naturaleza jurídica pública”, luego de que el Tribunal Contencioso Administrativo de Antioquia se pronunciara en igual sentido, sosteniendo que los Acuerdos municipales que crearon estas entidades gozan de presunción de legalidad y no han sido objeto de pronunciamiento alguno por la autoridad judicial.

Hasta ahí, pudiéramos pensar que esta situación que afecta a 35 hospitales o ESE municipales de naturaleza pública del Departamento de Antioquia, es un problema exclusivamente de “debida forma” o de legalidad de nuestro ordenamiento jurídico y que de igual “forma” debe resolverse. Pero no es así, en nuestro Estado Social de Derecho, la prestación de los servicios públicos, es inherente a la finalidad social del Estado, por ello se debe garantizar el derecho a la salud como quedo establecido en la Ley Estatutaria y como lo ha reiterado la H. Corte Constitucional: “El Estado deberá garantizar la disponibilidad de los servicios de salud para toda la población en el territorio nacional, en especial, en las zonas marginadas o de baja densidad poblacional. La extensión de la red pública hospitalaria no depende de la rentabilidad económica, sino de la rentabilidad social”

La tesis del Ministerio de Hacienda tiene al borde de una crisis de la salud al Departamento de Antioquia. Los 35 hospitales o ESE municipales de naturaleza pública afectados, deben ser sumidos por el Gobierno Nacional o Departamental o deberán liquidarse o transformarse en entes privados -¿quién invertiría en empresas económicamente no rentables?-; y por tanto, no podrían recibir recursos públicos entre otros para el ajuste fiscal o financiero o recursos de concurrencia, como fue acogido por el Congreso de la República, en propuesta que presenté para sanear el pasivo prestacional y pensional de los hospitales -artículo 78 de la Ley 1438/11-.

Es importante recordar que estos hospitales desde su génesis han funcionado con espíritu púbico. Se crearon por iniciativa comunitaria y de muchos de nuestros antecesores, hombres y mujeres que con espíritu altruista pensaron en nuestro desarrollo social y donaron lotes o casas para que allí se “llevaran a bien morir los enfermos” como dice la historia de la medicina en Colombia. En estos lotes y casas la gente de bien, de la mano de comunidades religiosas, empezaron a cuidar de la salud de los colombianos y con el paso del tiempo no solo se atendían enfermos sino que también se ayudaba a traer nuevos seres a este mundo, se hacían jornadas de vacunación, brigadas de cirugías y demás servicios que requería la población.

Con el transcurrir del tiempo y con recursos públicos se modernizaron estas instituciones y que nuestro Estado ha invertido en activos, plantas físicas, dotación, mantenimiento, y especialmente en el funcionamiento de estas organizaciones, para que con su labor contribuyan a la garantía del derecho fundamental a la salud de la población, por tal razón, en el fondo, en esencia, estos hospitales nacieron públicos, son públicos, sus fundadores nunca quisieron crear “empresas privadas” o hacerse ricos con la venta de servicios.

Los Ministerios de Hacienda y Salud deben reflexionar sobre esta compleja situación y obrar en consecuencia para garantizar el goce o disfrute efectivo del derecho a la salud. Acompañamos a la ciudadanía y a la Asamblea de Antioquia en la defensa de la naturaleza pública de estas 35 Empresas Sociales del Estado. 


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El control fiscal y el equilibrio de poderes


Iniciado el periodo ordinario de sesiones del Congreso de la República, hemos reiterado entre otros temas sustanciales de su agenda el volver a la prohibición de la reelección presidencial –hay consenso hoy de los partidos de la unidad nacional- limitar al máximo la intervención de funcionarios administrativos en el ejercicio de funciones que por su naturaleza deben ser judiciales y así mismo no permitir que las altas cortes intervengan en la elección de funcionarios de organismos de control.

En esta ruta del restablecimientos del equilibrio de poderes, uno de los temas que consideramos se debería examinar con todo el cuidado necesario, es el relativo, al futuro del control fiscal, pues su asociación frente a otras formas de control como el disciplinario, el penal y el control interno, le ha hecho perder su identidad a tal punto, que los ciudadanos no sabemos a ciencia cierta cuál es su misión y contenido y cual en realidad es el factor que lo diferencia de otras modalidades de control.

La Contraloría debe volver a su tarea misional, que es el ejercicio del control a la gestión fiscal financiera que adelanta la administración, utilizando normas e instrumentos de general aceptación y el contralor debe ocuparse de la evaluación técnica de los resultados de la gestión para que garantice que los recursos del Estado se invierten de la manera adecuada y dejar que las labores punitivas del Estado, sean desarrolladas por los organismos a los que institucionalmente se les reconoce competencias sancionatorias como corresponde al control disciplinario y al penal.

La experiencia que vive el país, en la que se enfrentan diferentes organismos de control, sin duda está asociada a la confusión que se ha venido generando cuando organismos como la Contraloría, abandonan su original tarea de ser un organismo de control de gestión administrativa, para convertirse en un uno de investigación, cuando se le asignan funciones como las que corresponden a la policía técnica judicial, que institucionalmente solo deberían ejercer la Fiscalía y los jueces.

Una vez elegido el Contralor por parte del Congreso, el doctor Edgardo Maya Villazón -ternado por la H. Corte Constitucional, a quien le auguramos el mayor de los éxitos-, debe iniciarse bajo su dirección y liderazgo un profundo examen sobre el tipo de control fiscal, que debe adelantarse en el país y revisarse a fondo la orientación que en esta materia se ha acogido en los últimos años, en especial a partir de la vigencia de la Ley 1474 de 2011. 

La judicialización del control fiscal y su orientación penal punitiva, podría poner en duda la conveniencia de persistir en la existencia de esta modalidad de control, pues extrañamente ha dejado de lado su tarea esencial: “evaluar los resultados de la gestión de la administración”, para colocarse en condiciones de competir con otros organismos que están instituidos para garantizar la moralidad administrativa y adelantar la lucha contra el delito.

Después del examen del conjunto de actividades que en la actualidad adelantan las Contralorías y de valorar la importancia de la defensa del control fiscal en Colombia, lo que veo claro y me propongo liderar, es que esta modalidad de ejercicio del control –que respetuosamente, debería ser más propia de los administradores, contadores, ingenieros administrativos y economistas que de los abogados-, merece una transformación sustancial y reorientar el contenido de sus actividades.

Es que la defensa del patrimonio público, no es solo, la persecución de delito y la denuncia con espectacularidad del detrimento que causa al patrimonio del Estado, también se protege el patrimonio de todos, garantizando que los recursos del Estado son destinados con alto nivel de eficiencia a los objetivos institucionales. 

Aunque el punto central que debe modificarse en materia de control fiscal, hace referencia a su modelo y su orientación, debe abrirse la discusión sobre el carácter técnico del control fiscal, la forma como se debe designar el control y el tipo de calidades que se deben cumplir y la manera como esta modalidad de control debe relacionarse con controles como el interno, el disciplinario y los de naturaleza judicial.

Lo que propondré en el Congreso, es la defensa del control fiscal y para ello será mucho lo que debe cambiar, pues, bajo el escudo de la lucha contra la corrupción y la moralidad administrativa, se ha descuidado el control y la evaluación de la gestión administrativa y se ha permitido que se dilapiden -no necesariamente robado-, recursos públicos, tanto por servidores del Estado como por particulares.

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Pilares de la movilidad sostenible (I)

La población urbana ha crecido aceleradamente en las últimas décadas. Mientras el 50% de la población mundial reside en centros urbanos, en las ciudades latinoamericanas se concentra el 76% de su población.  Este fenómeno, sumado a la alta correlación que existe entre el crecimiento económico de un país y el aumento de la motorización, supone para las ciudades latinoamericanas grandes retos en relación con la congestión vehicular, la contaminación y la calidad de vida de sus habitantes. 

La semana del 5 al 8 de agosto tuvo lugar en la ciudad de Lima el IV Congreso de Mejores Prácticas Sibrt, un encuentro latinoamericano de gran importancia en materia de movilidad urbana. Autoridades de veinte ciudades de la región, operadores de los sistemas de transporte más avanzados, representantes de la industria y académicos de reconocidas universidades se dieron cita para debatir sobre problemas comunes a las ciudades latinoamericanas en materia de movilidad y para buscar principios de acción compartidos que permitan abordar las externalidades negativas del crecimiento acelerado de la motorización y  consolidar sistemas de transporte público con amplia cobertura y alta calidad y seguridad que ayuden a estructurar ciudades amables, competitivas e incluyentes.  

Entre los múltiples temas que se discutieron en el marco de este IV Congreso de Mejores Prácticas Sibrt encontramos particularmente relevante la discusión que se dió alrededor del reconocimiento de la movilidad como un derecho social y de los mecanismos para financiar una movilidad urbana con alta calidad para todos. 

En relación con el reconocimiento de la movilidad como derecho social, expertos latinoamericanos enfatizaron en la importancia de lograr que nuestros países transformen la movilidad en un derecho subjetivo de todos los habitantes y no únicamente de quienes tienen recursos para movilizarse por medios individuales. En este sentido Colombia ha recorrido parte del camino, mientras varios países impulsan la adopción de instrumentos jurídicos para elevar la movilidad a la categoría de derecho subjetivo, nuestra Constitución Política de 1991 reconoció la libertad de locomoción -movilidad-, como un derecho fundamental que cobra particular importancia por su estrecha relación con el goce o el disfrute de otros, como el derecho al trabajo, a la educación y a la salud. 

Reconocido el derecho a la movilidad, Colombia tiene un gran reto en relación con la materialización del mismo a través de la consolidación de un servicio de transporte público con alta cobertura, calidad y seguridad para todos los habitantes del territorio. Fue este el tema de nuestra intervención en el panel ¿Cómo financiar una movilidad urbana de alta calidad para todos?

Tras escuchar la experiencia de países como Brasil y Chile que han avanzado en la aprobación de leyes que permiten destinar recursos públicos para mantener una operación de transporte de calidad, demostramos que en Colombia, la búsqueda de la autosostenibilidad financiera en la operación de estos sistemas de transporte masivo, los tiene hoy en una crisis financiera y operativa que afecta gravemente la prestación del servicio, toda vez que hoy, o los entes territoriales o los empresarios privados, deben asumirla diferencia negativa entre ingresos y costos, lo que les impide realizar las inversiones necesarias para mantener la flota en la cantidad y condiciones requeridas para prestar un servicio oportuno, con cobertura y calidad.  

No obstante que el Gobierno Nacional ha escuchado nuestro planteamiento y ha destinado cerca $210.000 millones para la compra de las contratos de concesión de patios, talleres, estaciones y chatarrización de los sistemas de Cali y Barranquilla; sabemos que esta medida no es suficiente para garantizar la sostenibilidad de los sistemas en el futuro, donde además de liberar ingresos para las inversiones necesarias es conveniente que el transporte público pueda ofrecer tarifas competitivas en relación  con otras alternativas de movilización. 

Consideramos que el inició de este mandato del presidente Santos, es una oportunidad para revisar integralmente la “política pública” de transporte urbano y masivo y de la mano de los entes territoriales transformarla y ajustarla en una política pública de movilidad, que abandone el principio de autosostenibilidad financiera exigida por el Banco Mundial y por el contrario, siembre las bases para la creación de un mecanismo institucional de financiación que permita acceso universal con tarifas tendientes a cero y haga efectivo el fomento al servicio público de transporte, en los términos del artículo 366 de la nuestra constitución. 


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El acuerdo por la educación superior 2034

“Aprender implica estar en capacidad de hacer un alto en el camino, reorganizar el viaje, corregir el rumbo y avanzar en la dirección correcta”. Así comenzó su intervención el pasado lunes 4 de agosto la Ministra de Educación, María Fernanda Campo, al presentar con el Consejo Nacional de Educación Superior -Cesu-, la propuesta de política pública para la educación superior o Acuerdo por lo Superior 2034.

Construida mediante la realización de encuentros y foros en todo el país en un proceso abierto, participativo y deliberativo que involucró mandatarios regionales y locales, secretarios de educación, rectores, estudiantes, padres de familia, profesores, investigadores, académicos, empresarios, y comunidad en general, la propuesta es un claro ejemplo de que la formulación de toda política pública en general debe basarse en un proyecto democrático de construcción participativa del colectivo social, abierto a todas las fuerzas de la sociedad que de una u otra forma estén involucradas o comprometidas con el cambio que se requiere, le permite al llegar al país a acuerdos y consensos sobre la ruta a recorrer en los próximos 20 años. -Ojalá para avanzar en las reformas a la justicia, la salud, el desarrollo rural, la política, entre otros, pudiéramos seguir este ejemplo-. 

La propuesta contiene diez ejes temáticos, cuatro de ellos claves en el éxito de la misma: la sostenibilidad financiera del sistema; la regionalización; la creación de una Superintendencia Nacional de Educación y la puesta en marcha de la Agencia Nacional de Calidad, y la creación de sólo dos tipos de formación: universitaria y técnica y tecnológica. Temas de gran trascendencia sobre los que profundizaré detenidamente en las siguientes semanas. 

Una de las metas más ambiciosas pero necesaria en inclusión y equidad, es ampliar la tasa bruta de cobertura actual, del 44% al 84% en el 2034. Lo que significa incrementar la cobertura en más del 100% (40 puntos porcentuales en 20 años, 2 puntos promedio año). Este es un gran desafío que toda la sociedad colombiana debe acompañar, si tenemos en cuenta que en una década crecimos 10 puntos (1 punto promedio año). Si continuáramos a ese ritmo, nos demoraríamos entre 30 y 40 años en lograr tasas de cobertura como la de Chile por encima del 70% y Cuba que supera el 80%.

Si Colombia desea realmente ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico -Ocde-, debe trabajar por mejorar sus indicadores en educación superior, por ejemplo, elevar el gasto público en educación como porcentaje del PIB, el cual se ha mantenido prácticamente constante en 0,96% en doce años (entre 2000 y 2012), en contraste con países como Finlandia (1,6%); Dinamarca (1,6%); Canadá (1,5%); Suecia (1,4%) y Francia (1,2%). 

Como el propio Cesu lo afirma en la propuesta, para que el Acuerdo por lo Superior 2034 deje de ser un proyecto y se reconozca efectivamente como política pública que contenga las directrices orientadoras de la educación superior en Colombia, es necesario que ésta sea consolidada mediante su inclusión practica en la agenda gubernamental a través de su incorporación en los planes de desarrollo, en documentos Conpes y, de gran importancia, con garantía de financiación cierta. Compartimos la preocupación del Cesu, la solución al problema de acceso es estructural y sin duda, debe centrarse en el modelo de financiamiento. 

El Presidente Santos es consciente de la necesidad de encontrar esa fuente cierta de recursos. En su discurso de posesión se comprometió a mejorar el acceso con la buena noticia de 400 mil nuevos cupos gratuitos para los mejores estudiantes de los estratos 1 y 2. Por primera vez en la historia, el presupuesto en educación será superior al de seguridad, $29 y $28 billones respectivamente. Reconocemos los enormes esfuerzos del Gobierno, aunque debemos avanzar hasta invertir por lo menos $40 ó $45 billones año, para alcanzar las metas. 

Encontrar la fuente cierta de los recursos para garantizar acceso a una educación superior pertinente y con calidad, ha sido siempre una de nuestras luchas, por ello presenté la propuesta -hoy vigente pero temporal hasta el 2015-, de ampliar cobertura asignando a las instituciones de educación superior y universidades públicas un punto adicional del Impuesto de Renta a la Equidad -Cree-. Para buscar que este acertado mecanismo de financiación sea permanente -incluido por el Cesu en el Acuerdo por lo Superior 2034-, presenté el Proyecto de Ley 164/13, avalado por la bancada del Partido Liberal.

Con el Presidente Santos hacemos el alto en el camino, reorganizamos el viaje, corregimos el rumbo y avanzamos en la dirección correcta: “Una paz total no es posible si no hay equidad. Y la única forma de lograr equidad a largo plazo es tener una población bien educada”. “La meta de ser el país más educado de América Latina en el 2025 significa, entre muchos asuntos (…) que nuestras mentes más brillantes estudien y se queden en el país, y que las mentes más brillantes del mundo compitan por estudiar, vivir y trabajar en Colombia; que tengamos centros de formación técnica y tecnológica de tal calidad que las empresas se peleen por sus egresados; que formemos científicos, ingenieros y empresarios bilingües que compitan entre los mejores del mundo. Una nueva cultura de amor y pasión por el conocimiento”


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¿Lista cerrada o voto preferente?

Tan profundos como diversos fueron y son los problemas que se intentaron enfrentar y solucionar con la expedición de la Constitución de 1991. Uno de ellos, la profunda crisis que vivían los partidos políticos, expresada en baja credibilidad y alta desconfianza ciudadana, lo que se reflejaba en los elevados niveles de abstención en las elecciones parlamentarias, de asambleas departamentales y concejos municipales. 

Según el diagnóstico, teníamos una estructura partidaria concentrada fundamentalmente en dos grandes partidos sin una amplia participación democrática de las diversas fuerzas y movimientos políticos existentes en el país, inmersa además en complejas prácticas y trampas de clientelismo, que no les permitía responder a los grandes desafíos y problemas que en el momento enfrentaba el país como el narcotráfico, las múltiples violencias, el fanatismo, las exclusiones, el marginamiento, la pobreza. 

La respuesta de la nueva carta constitucional y sus desarrollos legales ante esta problemática fue la apertura política, que buscó transformar la vida política del país y hacer frente a problemas centrales como fortalecer los partidos y contribuir a equilibrar y regular el sistema de representatividad y gobernabilidad y el fortalecimiento e institucionalización de los partidos políticos y la consolidación de una cultura política soportada en una ciudadanía responsable.  

Hasta la expedición del Acto Legislativo 01/03, que permitió modificar de manera sustancial el sistema electoral colombiano, siendo uno de sus ejes centrales, el sistema de adjudicación de curules en los partidos, las candidaturas se presentaban únicamente a través de listas cerradas y bloqueadas, donde el elector sólo podía votar por la lista elaborada, sin que pudiera alterar o reacomodar el orden de los candidatos en ellas. A partir de esta reforma política –Acto Legislativo 01/03-, los partidos políticos y los grupos representativos de ciudadanos, presentan candidaturas individuales a través del mecanismo de lista abierta o de voto preferente. El elector es el que realmente decide con su voto, el orden en que ha de quedar la lista presentada. 

¿Por qué se cuestiona entonces hoy el voto preferente cuando lo que buscaba en el nuevo diseño electoral de 2003 era que contribuyera en el proceso de democratización y fortalecimiento de los partidos? Después de una década, los cuestionamientos a su eficacia son varios, destacándose la corrupción y relaciones con grupos al margen de la ley. El debate abierto de nuevo por los propios partidos políticos, plantea si debemos regresar a la lista cerrada o mantener el voto preferente. 

Desde la bancada del Partido Liberal pensamos que la eliminación del voto preferente por el mantenimiento solamente de la lista cerrada reforzaría y fortalecería el papel de los partidos políticos; fomentaría una mayor disciplina partidaria; mejoraría la representatividad política; simplificaría el proceso de votación, el conteo de votos y el escrutinio; acercaría más al candidato con los partidos políticos y a estos con la ciudadanía, evitaría la corrupción promovida por el voto preferente y por el fraccionamiento del financiamiento de las campañas electorales que en la actualidad se encuentran básicamente en cada candidato. Con el voto preferente cada candidato busca financiamiento por su cuenta, mientras que con la lista cerrada el financiamiento se puede concentrar en el partido. 

En contraste, deben señalarse varios riesgos, como el posible retroceso en la ampliación de las libertades de los ciudadanos a la hora de elegir y ser elegido y de manera complementaria, que no se dé la suficiente apertura, democratización y modernización de los partidos políticos y que se retroceda en participación ciudadana si se permite que grandes poderes políticos sean quienes determinen quienes pueden tener posibilidades reales de representación. 

Por tanto, no es suficiente con la eliminación del voto preferente, es necesario implantar reglas institucionales que permitan un verdadero fortalecimiento y democratización de los partidos políticos. Entre ellas, la inclusión de procedimientos que promuevan la conformación democrática de las listas dentro de los partidos; la garantía de representación de minorías y mujeres en las listas; la terminación del mercado de asignación de avales, la promoción de la descentralización y representación territorial dentro de los partidos, y una regulación clara que prevea algunos posibles inconvenientes en términos de competencia en igualdad de condiciones para todos. 

En todo caso, lista cerrada, voto preferente u otro mecanismo, será solo una de las decisiones que debemos tomar en la búsqueda de que los partidos políticos vuelvan a ser faros y guías morales de la sociedad colombiana, de resignificar el sentido de la política, de reformar y descentralizar sus estructuras internas, de acercarlos más a los intereses de la ciudadanía e identificar con ellos, los grandes problemas nacionales, regionales y locales y las propuestas para la construcción de acuerdos y consensos sobre la visión del país y la sociedad que todos queremos.


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La reforma o ajuste institucional

La semana anterior no referimos en esta columna a los retos que tiene el nuevo Congreso de Colombia en este periodo constitucional 2014-2018. La agenda legislativa permeada por el proceso de paz y por las múltiples reformas que reclaman los colombianos debe enfrentarse en diálogo abierto y permanente con todas las fuerzas políticas, económicas y sociales, buscando equilibrio entre la justicia, la paz y las oportunidades para el desarrollo futuro del país. 

Precisamente en la instalación del Congreso el pasado 20 de julio, el presidente Santos dijo que “se debe restablecer el principio de pesos y contrapesos que se debilitó por cuenta de la figura de la reelección presidencial y por falta de claridad en algunas de las competencias de nuestros organismos constitucionales (…) El país requiere una reforma institucional para lograr que se dé un equilibrio de poderes”.

En tal sentido, desde el Instituto de Pensamiento Liberal, con la bancada del PLC, queremos aportar a una propuesta de “Reforma o ajuste institucional”, que obedezca a la ejecución de una visión integral del Estado Social de Derecho, en la  que impere  el límite democrático al ejercicio del poder, el desarrollo de instituciones propias del constitucionalismo contemporáneo y la prevalencia de la dignidad humana a través del reordenamiento institucional.

Aunque la fórmula de separación de las ramas del poder público con colaboración armónica debe continuar, se debe modular su actual alcance e impedir que en especial los organismos de control y de policía administrativa  ejerzan funciones que por su naturaleza, alcance o efectos, deben ser competencia de organismos judiciales. 

Dado que el proceso de apertura y liberalización permite que los particulares ejerzan funciones públicas y que el Estado compita con particulares, es importante que desde la Constitución se determine el régimen aplicable, y que en todo caso se fijen como de derecho público las reglas relativas a la protección de ciudadanos y en particular de los usuarios de servicios públicos.  

Como principio General las autoridades del Estado Colombiano deben ejercer sus funciones orientadas a la protección de la dignidad humana, a impedir los abusos en el ejercicio del poder y a obtener el desarrollo integral y equitativo de la  sociedad.

Se debe consagrar expresamente el principio de convencionalidad con alcance imperativo y explicitar la existencia del Bloque Constitucional con la integración al derecho interno de los tratados internacionales de derechos humanos e internacional humanitario.

Se debe llevar a la Constitución el alcance normativo del precedente constitucional, como forma de garantizar la  aplicación de los principios y valores que la ella declara. Tanto las sentencias de control, como los fundamentos de las sentencias de tutela, deben constituir precedente vinculante, salvo para la Corte Constitucional que podría razonadamente fijar un nuevo precedente.

Debe realizarse una reforma estructural del ejercicio del Control Fiscal. La Contraloría se debe ocupar del Control a la Gestión Fiscal Financiera, a través del sistema de auditoria, con competencia para sancionar administrativamente la gestión ineficiente; pero la labor punitiva y resarcitoria patrimonial del Estado debe ser esencialmente judicial, otorgándole a la Contraloría la obligación de actuar ante los jueces cuando se esté en presencia de violación de la legislación penal o de un detrimento del patrimonio público.

La reelección de Presidente de la República debe ser restringida como regla general. El periodo del Presidente, Gobernadores, Alcaldes, Congresistas, Diputados y Concejales debe unificarse en 5 años.

Se debe mejorar el  sistema democrático de separación de las ramas del poder público, en especial la eliminación de la participación de organismos judiciales en la elección de funcionarios administrativos o de organismos de Control  y  la de organismos de control en actividades propias de la función judicial.

Cuando se liberalice el ejercicio de una función administrativa, todos los particulares que se ocupen de ella quedan sujetos a todos los controles propios de las actividades públicas y cuando sea el Estado el que participe de actividades industriales o comerciales se somete exclusivamente al mismo régimen de los particulares, pero en todos los casos, las reglas relativas a las relaciones con los usuarios y su protección, así como las asociadas a la universalización del servicio se deben someter a reglas propias del derecho público. 

En lo que se refiere a esta Reforma o ajuste institucional, por falta de espacio se nos quedan otros temas no menos importantes que trataremos en próximas oportunidades, como el reconocimiento de la autonomía territorial, el poder local y la diversidad nacional. 


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Retos del nuevo Congreso de Colombia

La imagen del Congreso de la República no es la mejor. Su aprobación por parte de la ciudadana se expresa en las bajas tasas de aceptación registradas en las encuestas de opinión pública durante 2014, las cuales no superan el 35%. En el estudio de Latinobarómetro de 2014, un 43% de los entrevistados opina que en Colombia puede haber democracia sin partidos políticos y un 32% opina que puede haber democracia sin Congreso de la República. Estos datos de por sí nos deben inquietar, a la ciudadanía en general y a quienes representamos a los colombianos en esta importante institución de nuestra democracia. 

Recuperar la confianza ciudadana exige compromiso serio, responsable frente a las tareas legislativas y de control político que ejerce por mandato constitucional el Congreso de la República. Especialmente, se requiere que estas funciones se concentren en el enfrentamiento de los grandes problemas que aquejan a los colombianos y en la construcción de una sociedad en paz, más justa e igualitaria. 

No podemos olvidar que nuestra tarea como congresistas y políticos se debe centrar siempre en el diseño de reglas de convivencia, con las cuales deseamos vivir y construir un proyecto de sociedad, que permita la participación e inclusión de todas y todos en los beneficios y oportunidades del desarrollo y la dirección y orientación de ese proyecto social, contribuyendo con las decisiones y acciones que hagan realidad sus resultados. 

Por tanto, entre otros, algunos de los grandes retos que tiene el nuevo Congreso de la República, es garantizar la libre expresión de todas las fuerzas, partidos y movimientos políticos del país, permitiendo siempre el debate amplio, profundo y con altura, de los problemas y temas que interesan al pueblo colombiano. En este sentido, como corresponde en una democracia madura, se deben ofrecer plenas garantías para que las diferentes fuerzas opositoras y minoritarias expresen sus ideas y realicen sus funciones de control político y el legislativo opere con todos los partidos y bancadas, como un verdadero contra peso en el funcionamiento del Estado. Sin el ejercicio de este importante papel constitucional, el Congreso no podrá representar con eficacia los intereses colectivos de los colombianos. 

En términos legislativos, podemos afirmar que el nuevo Congreso de Colombia, será el Congreso de la paz. Existen grandes expectativas por parte de los colombianos por la culminación exitosa de los actuales diálogos que el Gobierno se encuentra realizando con las Farc en La Habana y sobre las posibilidades de avanzar en las conversaciones con el Eln. La materialización de los acuerdos exigirá que en el Congreso se aprueben los diferentes proyectos de ley que se pueden originar como resultado de las negociaciones. Serán proyectos de ley de suma importancia no solo para el proceso de paz sino también para el futuro del país. Tendrán que ser debatidos y aprobados proyectos de ley tan sensibles como la  definición del marco jurídico y las reglas del juego para la eventual participación en política de los guerrilleros desmovilizados; los acuerdos sobre el agro; la justicia transicional y el reconocimiento de las víctimas; los acuerdos sobre cultivos ilícitos, entre otros.  

Existen otros temas prioritarios que no necesariamente pasarán por la agenda legislativa del proceso de paz y deben ser abordados en la agenda legislativa del nuevo Congreso, entre otros, la consulta previa y los estándares ambientales, las reformas al código minero, la tributaria, a la  justicia, al sistema de salud, a la educación superior, al modelo de control fiscal y disciplinario, entre otros. Son temas que los colombianos vienen reclamando y sobre los cuales el nuevo Congreso tiene que dar una respuesta acertada y oportuna. 

No podemos pasar por alto la reforma política y al sistema electoral, en dónde ya el Gobierno Nacional se ha manifestado con propuestas como la redefinición del periodo presidencial y la eliminación de la figura de la reelección, que indiscutiblemente ha traído consecuencias negativas en la distribución de pesos y contrapesos de nuestras instituciones democráticas que es necesario remediar. 

Todos estos temas, significan grandes desafíos para el nuevo Congreso, pues encontrar un equilibrio entre la justicia, la paz y las oportunidades para el desarrollo futuro del país exigirá un diálogo abierto y permanente con todas las fuerzas políticas, económicas y sociales del país. Tendremos así por primera vez en la historia reciente de Colombia, un Congreso que definirá las condiciones para un escenario de posconflicto y el logro de una paz digna, con justicia, verdad y reparación. El Congreso de la República que se instala hoy domingo 20 de julio tiene una oportunidad histórica de renovar la confianza ciudadana en su trabajo, en la política y, en general, en las instituciones democráticas. 


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Andesco, espacio de concertación en servicios públicos

Esta semana en Cartagena, entre el 24 y el 27 de junio, con el enfoque de sostenibilidad: el equilibrio entre lo económico, lo ambiental y lo social, tuve la oportunidad de participar con ponencia sobre el objeto social de las empresas de servicios públicos, en el 16 Congreso Nacional e Internacional de Servicios Públicos, TIC y TV, organizado con rotundo éxito por la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos y Comunicaciones –Andesco-.

El conocimiento y la experiencia adquirida durante los últimos cuatro años en polémicas e intensas jornadas académicas y de debates de control político en la Comisión Sexta del Senado sobre los servicios públicos y el hecho de saber que corresponden a asuntos que afectan sustancial y directamente la calidad de vida de los ciudadanos, hace que tenga especial interés en las conferencias y diálogos sectoriales que se realizaron y que pueda tomar algunas conclusiones sobre el estado de algunas de las que considero la más importantes discusiones.

Aunque sin duda todas las opiniones se presentan en forma pausada y tranquila, ello no significa que hubieran sido uniformes y que en el sector de los servicios púbicos no se registren las contenciones que son propias de la competencia entre agentes privados o entre estos y el Estado; por el contrario, lo de prever es que día a día sean más notorias y de allí la necesidad de que tanto el Congreso, como los organismos de regulación y control del Estado, realicen en forma conveniente y oportuna las tareas que les ha encomendado nuestra Constitución Política.

Temas que antes en monopolio y durante los 20 primeros años de aplicación de la Ley 142 de 1994, no fueron relevantes, ahora tienen plena importancia, entre ellos las restricciones a la posición dominante de algunos prestadores de servicios y la adopción de medidas exigentes que permitan la protección efectiva del medio ambiente y de los derechos de los usuarios.

En el 16 Congreso de Andesco, se ha hecho manifiesto el notorio esfuerzo del gremio de las empresas de servicios públicos y de diferentes instancias gubernamentales, por lograr generar un espacio adecuado de concertación, en el que puedan presentarse diferentes opiniones sobre el presente y el futuro de los sectores y para que en pactos de auto-regulación, buen gobierno y mejores prácticas, se posibilite un escenario  de desarrollo económico equitativo, con la adopción de medidas compensatorias de protección del medio ambiente y la puesta en marcha de diferentes políticas de servicio universal, como quedó establecido en el “Acuerdo para la Sostenibilidad”, firmado en la clausura del evento. 

La aplicación de la cláusula de Estado Social de Derecho, en  el contexto del la economía social de mercado, que la Corte Constitucional en diferentes sentencias, en especial en la C-150/03,  ha encontrado como síntesis del modelo aplicable en Colombia en materia de servicio públicos, y que ha reiterado en la sentencia C-263/13, puede ser el hito sustancial sobre el que se edifique un régimen jurídico económico y social en servicios públicos, que le permita al país crecimiento, con equidad y justicia social.

No obstante la decidida voluntad de muchos de los agentes del sector, que seguramente tendrá eco en el Congreso de la República, no es un asunto fácil de aplicar pues a la hora de la verdad surgen intereses económicos y sociales que es complejo compatibilizar, basta solo a manera de ejemplo ver la controversia que se genera en torno a saber que organismos deben ejercer la policía económica del sector, pues mientras las escuelas económicas no ven problema en que esta tarea sea adelantada por la Superintendencia de Industria y Comercio -SIC-, los defensores de la teoría del servicio público encuentran que esta es una tarea que naturalmente debe ser ejercida por la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios –SSPD-; y aunque la Corte Constitucional ya definió el punto en la sentencia C-172/14, y permitió que la tarea sea ejercida por la SIC, le ha ordenado tomar en cuenta la naturaleza especial de los servicios públicos. 

Este Congreso de Andesco fortalece mi convicción de que temas como el derecho al mínimo vital para la población más vulnerable, la necesidad de establecer en forma explícita el régimen especial para las empresas de servicios públicos y la fijación de restricciones a la libertad económica en telecomunicaciones, deben ser examinados de nuevo por el Congreso de la República,con amplios debates sobre la teoría constitucional de los servicios públicos, que permitan comprender mejor el escenario de economía social de mercado y podamos lograr ajustar el modelo como lo propone Andesco, hacia la sostenibilidad, conequilibrio entre lo económico, lo ambiental y lo social.


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La paz es más expectativa de vida

El Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014, Seguridad Ciudadana con Rostro Humano: diagnóstico y propuestas para América Latina, del Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo -Pnud-, muestra que si bien la región latinoamericana se ha establecido firmemente en el escenario internacional con su avance en el crecimiento económico, la estabilidad financiera y la reducción de la pobreza y la desigualdad, aún persisten desafíos fundamentales para garantizar el desarrollo humano, entre ellos, que en su conjunto, la región sufra la pesada carga de la violencia, con más de 100.000 homicidios por año -tasa de homicidio con niveles de epidemia, según la clasificación de la Organización Mundial de la Salud-. Los costos humanos y sociales de la violencia son demasiados y en Colombia son más altos aún por el conflicto armado.

Frente a este panorama de desangre en términos financieros y de gasto público por lo que le significa al Estado y la sociedad desarrollar programas de defensa y seguridad que posibiliten controlar y mitigar los nefastos efectos de la guerra y las múltiples violencias; hoy quiero resaltar, otros costos más ignominiosos que los económicos, son los costos humanos y sociales de este conflicto que deben ser calculados no solo para dimensionar las vidas humanas que perdemos, las vidas que nos cuesta cada segundo de violencia y guerra, sino para comprender la importancia de construir colectivamente políticas públicas focalizadas, pertinentes e integrales para salvar vidas.

Según el Informe del Pnud, los costos de la violencia pueden clasificarse en dos grandes grupos: cuantificables -que pueden ser medidos y monetizados- y no cuantificables  -más complejos de medir mediante métodos cuantitativos-. En esta segunda medición debemos profundizar una reflexión que nos permita estimar con mediano nivel de certeza, cuántos han sido los años de vida perdidos por causa de los homicidios, es decir, el impacto que tiene la violencia letal en la expectativa de vida en Latinoamérica, en especial por el conflicto armado, en Colombia. 

Según el Pnud a través de la estimación de los “años de vida ajustados por discapacidad” –Daly, por sus siglas en inglés-, es posible calcular la pérdida promedio que representa, tanto en años de vida como en el PIB, el alto nivel de violencia homicida. Según el Informe, considerando la expectativa de vida de la población, en América Latina, en las últimas décadas, cada año se pierden en promedio más de 330 millones de años de vida. Colombia con porcentajes superiores por años, ocupa un indignante primer lugar por causa del conflicto armado, por encima de países como El Salvador, Guatemala y Venezuela con quienes presenta las mayores pérdidas en expectativa de vida atribuibles al alto número de homicidios. 

Tal como lo muestra el informe del Pnud, gran parte de las violencias que ponen en riesgo la vida de los habitantes de este país, se encuentra no solo en los campos de batalla que se han convertido muchos de los territorios de nuestra Colombia profunda, sino en los diferentes escenarios y ámbitos de la vida social: la escuela, la casa, el parque púbico. Como lo hemos venido refiriendo en artículos anteriores, las dimensiones del conflicto histórico que hemos padecido, son inadmisibles y por tanto requieren de acciones integrales que permitan desestructurar el mismo. 

Nuevamente nuestra Constitución Política de 1991 debe ser el camino. Nuestra Carta política estableció el mayor aporte para lograr la paz por cuanto recuperó la soberanía popular, consagró derechos y garantías fundamentales y fue el fundamento para los pactos de paz conseguidos hasta ahora con las guerrillas. En nuestra Carta Política están las estructuras políticas e institucionales para sobrepasar tanto las condiciones de violencia estructural representadas en la inequidad y la exclusión como las propias del conflicto armado.

En tal sentido, a través de la historia, ha sido la sociedad civil, la más golpeada por los conflictos armados y la menos vinculada en los procesos de paz. Es éste un momento de oportunidad que no debe desaprovecharse. El escenario actual de los diálogos de paz debe convertirse en propulsor y promotor de acciones vinculantes con todos los sectores de la sociedad -fundamentalmente la sociedad civil-, que den sustento social a los arreglos institucionales que se desarrollen a nivel nacional. 

La cultura de paz y noviolencia ha sido nuestra bandera para construir nuevos territorios basados en la equidad y la justicia  social, como también lo promueve la ONU, hoy con mayor contundencia debemos posicionar en la agenda pública regional y nacional la necesidad de avanzar en la consolidación de un modelo de adhesión a los principios de libertad, justicia, solidaridad y tolerancia, así como de comprensión entre los pueblos, los colectivos y las personas cuyo conjunto de valores, actitudes y comportamientos reflejen el respeto a la vida, al ser humano y su dignidad y pongan en primer plano los derechos humanos, rechacen la violencia en todas sus formas, prevengan los conflictos tratando de atacar sus causas y solucionen los problemas mediante el diálogo y la negociación.


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“¿Qué ganará Colombia con la paz?”

El pasado 10 de Junio, el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos -Cerac- y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD-, anunciaron que presentarán el informe “¿Qué ganará Colombia con la paz?”. Una valiosa investigación que permite ver la profunda complejidad del conflicto armado interno, con sus atroces efectos políticos y sociales e incalculables consecuencias económicas, además de la forma como afecta de manera directa tanto el capital humano como el capital físico y genera la desviación de esfuerzos institucionales y de los gobiernos hacia otras actividades que se alejan de la inversión social.

En términos generales, el informe “¿Qué ganará Colombia con la paz?” del PNUD, señala que las ganancias generadas sobre el bienestar para la sociedad o beneficios de la paz, podrán verse en forma de i) remoción de obstáculos que impiden el desarrollo económico y social, ii) reducción o desaparición de un costo que impide el desarrollo económico, iii) generación de ganancias pecuniarias, tangibles e intangibles relacionadas con la paz y iv) aparición de nuevas oportunidades para el desarrollo.

Así, como lo han señalado múltiples analistas e investigadores, si bien en los últimos años se ha podido evidenciar un aumento de la confianza inversionista, la seguridad del capital y de la propiedad, entre otros asuntos que reactivaron económicamente al país, es claro que el conflicto armado ha tenido catastróficas consecuencias sociales, la mayoría de las cuales son producto del altísimo gasto estatal en materia de seguridad. Una reducción drástica de la violencia, generaría, entre otros beneficios, menos víctimas de la violencia asociada al conflicto, aceleraría el crecimiento económico, un sistema financiero más incluyente, mejor distribución de la propiedad de la tierra y mejor calidad de vida para todos.

Para comprender mejor el concepto costo beneficio del conflicto, una mirada de largo plazo nos permite mostrar que si bien desde el año 2002 ha existido una tendencia relativamente positiva en nuestro Producto Interno Bruto -PIB-, a causa del conflicto, entre 1980 y 2005 -comparativo con el obtenido entre 1950 y 1980-, el crecimiento económico de la nación se ha reducido en un 2%, lo que demuestra que la guerra hace profundos estragos en la economía colombiana. De manera complementaria el Índice del Conflicto en Colombia -ICOC- evidencia que por cuenta del conflicto, entre 1988 y 2011, el país dejó de crecer 0,6 puntos porcentuales cada año. Y si no hubiese habido conflicto, “…la economía hubiera podido crecer a tasas de hasta el 8%”.

Esta problemática no es solo para Colombia, el costo de la guerra es de carácter global, como lo ha señalado José L. Ramos R., Director de Estudios Económicos del Caribe de la Universidad del Norte “Durante una guerra civil el PIB decrece a una tasa anual de 2.2% (...) en países donde los conflictos se han prolongado hasta por 15 años, el PIB per cápita, tiende a decrecer en un 30% aproximadamente”. Así mismo Harvard Business Review ha afirmado que crear violencias de diversos tipos y después intentar contenerlas y reprimirlas, en 2012 le costó al mundo, US$9.46 billones, es decir, el equivalente al 11% del producto bruto mundial.

El informe “¿Qué ganará Colombia con la paz?”, nos permitirá ver con mayor profundidad, los beneficios duraderos y el significado inconmensurable de la paz para Colombia, tanto en el ámbito físico como social y económico, ya que existe una relación de doble causalidad entre crecimiento económico y conflicto armado, un bajo nivel de crecimiento económico puede fomentar la pobreza y la desigualdad, lo cual a su vez tiene el potencial de generar tensiones sociales que se manifiestan en violencia y uso de la fuerza.

El pueblo colombiano tiene derecho a soñar, “como sueña a través del fútbol”,con la paz. Un camino más certero para cerrar “el ciclo violento en el manejo de nuestros conflictos que tantas vidas humanas, huérfanos y viudas ha dejado a lo largo y ancho de nuestro territorio”. Como lo expresó en el lanzamiento del informe “¿Qué ganará Colombia con la paz?”, el coordinador de las Naciones Unidas en Colombia, Fabrizio Hochschild: “No sean escépticos o indiferentes, valoren mucho más la paz; atrévanse en creer en la paz, porque trae beneficios para todos. La paz trae beneficios económicos y ayuda a atender mejor problemas estructurales del país como la desigualdad, la marginalización de ciertas regiones o debilidades legislativas; ningún país en el mundo que haya logrado salir del conflicto de una manera durable ha dejado de sentir los beneficios de la paz”.

Hoy, en ejercicio de nuestra ciudadanía, tenemos una oportunidad histórica de elegir con nuestro voto el camino de la paz. Mi voto por Santos, como el de millones de colombianos, es por la paz. La paz está en nuestras manos.

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No más guerra

Hace unos días el candidato-Presidente Juan Manuel Santos, nos sorprendió a todos con una polémica cuña política para televisión, en la cual le pregunta a la gente que lo escucha en un evento, “¿Usted, prestaría a sus hijos para la guerra?”. 


Múltiples son las reacciones a favor y en contra de esta publicidad política. Respetamos todas las opiniones, pero se trata de tipificar en segundos la cruda realidad y por la trascendencia que tiene que el propio Presidente de la República se arriesgue políticamente -como lo está haciendo-, a humanizar el conflicto, a desenmascarar el dolor de la guerra, a dar mayor dimensión a los costos de la guerra, no solo los económicos, sino además y fundamentalmente a reconocer la tragedia, el dolor de millones de colombianos desplazados, cientos de miles de seres humanos asesinados, miles masacrados, desaparecidos, secuestrados, mutilados.


Esta fratricida guerra que según las escalofriantes cifras del Informe ¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y de dignidad, del Grupo de Memoria Histórica (2013), ha dejado un saldo de más de 220.000 colombianos que han perdido la vida entre 1958 y 2013, 176.000 de ellos civiles. Así mismo 27.023 secuestros íntimamente ligados a la barbarie de esta guerra prolongada. 10.189 colombianos amputados o muertos por minas antipersonas. Más de 5 millones de desplazados por los fusiles y las balas en estos 55 años. 


Esta guerra que la combaten los más pobres, los hijos de nuestros campesinos y de las familias pobres de nuestras ciudades, son compatriotas que en un bando fueron reclutados a la fuerza por la guerrilla desde muy niños o se enfilaron en sus frentes por no tener otras alternativas y de otro, respetamos y valoramos enormemente la decisión individual de muchas personas de vincularse y hacer carrera en las instituciones de nuestra fuerza pública, de mantener el orden y la convivencia y defender la patria, con amor, lealtad y honor. Lo que no compartimos es el servicio militar obligatorio ni el reclutamiento forzado, ni mucho menos, el reclutamiento de menores para la guerra. 


Acompaño al Presidente-Candidato Santos en su llamado a no más guerra porque tenemos que hacer conciencia que el conflicto además de ser una fábrica de víctimas como bien lo dice Clara López, destruye nuestra infraestructura económica y social y desvía recursos importantes que podrían ser destinados a otros sectores importantes como la educación, la salud, la vías, la ciencia y tecnología, generando oportunidades de crecimiento y desarrollo económico y social. No hay duda que el conflicto armado es uno de los principales factores que nos ha impedido aprovechar nuestras grandes potencialidades


Para ilustrar el anterior argumento traigo algunas cifras que son realmente preocupantes. De acuerdo con el Banco Mundial, Colombia es el País de América Latina que mayor gasto militar como  proporción del PIB (3,3% en 2012) y uno de los que menos gasta en educación (4,4% como proporción del PIB en 2012), siendo superado por países como Uruguay, Nicaragua, México, Brasil, Costa Rica, entre otros. El presupuesto de defensa correspondiente al sector central (Fuerza Pública) programado para 2014 es de cercano a los $ 30 billones, mientras que en 2007 fue de $12 billones, un incremento de 140% en tan sólo 7 años.  El presupuesto de defensa no ha disminuido desde 2007, en el 2014, ocupa el primer lugar dentro del Presupuesto General de la Nación, participando con el 17,4%, por encima de la educación (17,1%), trabajo  (15,2%), salud y protección social (11,3%). No es posible realizar un salto en nuestro desarrollo si gastamos más en defensa que en sectores estratégicos como la educación, la salud, la capacitación técnica y  la infraestructura.


No más guerra significa, además de frenar la barbarie y la espiral de muerte y dolor, la posibilidad de liberar importantes recursos que ahora destinamos al conflicto al enfrentamiento de los problemas sociales que tanto reclaman y exigen lo colombianos. También al atendimiento de las víctimas y la restitución de tierras a nuestros campesinos, que como se anunció ayer, en histórico acuerdo en el tema de víctimas, la discusión entre el Gobierno y las Farc tocará puntos claves como el reconocimiento de responsabilidad, la reparación a las víctimas y la satisfacción de sus derechos, el esclarecimiento de la verdad, la garantía de no repetición y el principio de reconciliación.


Millones de colombianos el próximo domingo en las urnas, nos uniremos en un grito democrático de “No más guerra”, y con él, rendiremos homenaje de vida a mártires de este absurdo conflicto, como Héctor Abad Gómez, que definía esta violencia como solo un síntoma de males sociales profundos, tales como la injusticia, la pobreza, la mala distribución de la riqueza, la ignorancia y el fanatismo; y expresaba: “Porque no es matando guerrilleros, o policías, o soldados, como parecen creer algunos, como vamos a salvar a Colombia. Es matando el hambre, la pobreza, la ignorancia, el fanatismo político o ideológico, como puede mejorarse este país”.

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Votaré por una paz digna

El próximo domingo 15 de junio, en segunda vuelta electoral, la ciudadanía responsable deberá elegir al Presidente de los colombianos entre dos propuestas antagónicas. Dos propuestas opuestas en su concepción de Estado, muy especialmente en lo referente al proceso de paz. El Candidato Presidente, Juan Manuel Santos, su gestor, promotor y gran defensor propone avanzar hasta su culminación, es decir, la terminación del conflicto; Oscar Iván Zuluaga durante su campaña siempre se refirió a la ilegalidad e ilegitimidad del proceso y su decisión de acabarlo, como lo dijo el 25 de mayo, “El 7 de agosto suspenderé el proceso de paz en la Habana”. Increíblemente esta semana, en unos minutos, como por arte de birlibirloque, su acentuado radicalismo de años, pareciera haber desaparecido y están hablando de continuar el proceso de paz. 

Millones de colombianos tenemos la misma esperanza: la paz. Es necesario comprender que el problema del conflicto y los asuntos sobre la paz son un entramado complejo y sistémico que debe ser analizado, comprendido y atendido de manera integral. Son múltiples y diferentes las valoraciones sobre este proceso. De un lado estamos los partidarios, quienes hemos considerado los diálogos como la mejor vía posible para terminar con el conflicto armado en Colombia; mientras del otro, los opositores, han visto este intento como un juego peligroso que puede arriesgar los avances en seguridad alcanzados por el país en los pasados años. 

Como lo ha señalado el doctor Humberto de la Calle, Jefe del Equipo Negociador del Gobierno en La Habana, algunos opositores al proceso de paz, han puesto a circular versiones falsas y mitos inverosímiles sobre su verdadero alcance.  Que en La Habana están entregando el país que viene una reducción de las fuerzas armadas y un recorte de su estatus como consecuencia de la terminación del conflicto, que la reforma rural integral afecta la propiedad privada, que las conversaciones son clandestinas, de espaldas al país y  que habrá impunidad para los res­ponsables de crímenes contra la humani­dad, entre muchas otras que el espacio no nos permite profundizar como quisiéramos.

Según Humberto de la Calle, las conversaciones se han venido ciñendo estrictamente a la agenda pactada hasta ahora, avanzando en puntos trascendentales para una reforma rural integral, para una nueva apertura demo­crática y para desestructurar negocios y economías ilegales como el narcotráfico, todo enmarcado fielmente en el ideario del Estado Social de Derecho. Es falso que se quiera minar la estructura y el funciona­miento de las fuerzas armadas, las cuales fueron específica­mente excluidas de las conversaciones. Por el contrario, como garantía de tranquilidad para nuestras fuerzas armadas, por primera vez en un proceso de paz, se incluyen dos reputados Generales de la Republica, los Generales Mora y Naranjo. 

Los acuerdos buscan que el mayor número de habitantes del campo sin tierra o con tierra insuficiente, puedan acce­der a ella, mediante la creación de un Fondo de Tierras para la Paz, acompañado de planes en vivienda, agua potable, asistencia técnica, capacitación, educación, adecuación de tierras, infraestructura y recuperación de suelos. La principal fuente de tierras aptas para la reforma rural provendrá de la recuperación por parte del Estado de tierras que hoy poseen narcotrafi­cantes y delincuentes.

La experiencia mundial y colombiana indica que para que estas conversaciones fructifiquen es necesaria una dosis de confidencialidad. Negociar por los micrófonos es la mejor forma de frustrar el proceso. Pero tal como está acordado por ambas partes, un Acuerdo final debe ser sometido a refrendación de toda la ciudadanía, previo un período de discusión abierta y profunda. 

El Marco Jurídico para la Paz contempla los límites generales de una estrategia integral de justicia transicional que necesariamente ten­drá que enmarcarse en las obligaciones interna­cionales del Estado colombiano. La integralidad se refiere, por un lado, a lograr una aplicación coherente de una serie de distintas medidas  judiciales y extrajudiciales para la satisfacción de los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición; y de otro, a permitir la reintegración sostenible de los ex combatientes a la vida civil.

Todo el esfuerzo que adelanta el Gobierno para lograr la terminación del conflicto debe concluir en un fortalecimiento integral de la justicia y el imperio de la ley en todo el territorio nacional, lo cual es la verdadera garantía de no repetición. El tratamiento jurídico de quienes hayan participado en graves violaciones a los DDHH en la fase de transición depende de su disposición a reconocer su responsabilidad, hacer frente a sus víctimas y participar activamente en la reconstrucción de la verdad y la reparación de las víctimas.

Respeto todas las miradas y opiniones, pero desde lo personal y desde mi convicción humanista y liberal, votaré con Santos porque ha avanzado en este proceso con toda la convicción y seriedad, porque creemos que es garantía para continuar en la ruta de la terminación de este fratricida conflicto, porque creemos en la construcción de una paz justa, de una paz digna y por tanto, de otro país posible, en el que ante todo, se respete y se valore la vida; un país equitativo, con inclusión y oportunidades para todos, en el que se cristalice nuestro mayor sueño colectivo, que Colombia sea por fin, un verdadero Estado Social de Derecho.


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La Paz es el camino

Acordados los puntos de tierras y participación en política, el pasado viernes las FARC, además de anunciar en compañía del ELN un cese unilateral al fuego durante el certamen electoral a la Presidencia de la República, emitieron con el equipo negociador del Gobierno, el comunicado conjunto #36, mediante el cual informan el acuerdo logrado en el tercer punto en discusión de la agenda en la Habana, sobre narcotráfico y cultivos ilícitos. En el histórico acuerdo, las Farc –tal vez el mayor cartel de droga en el mundo- se comprometen, en un escenario de fin del conflicto, a abandonar el tráfico de drogas. 

Nunca antes habíamos avanzado tanto en Colombia en el camino de la paz, en la ruta de la terminación de este conflicto absurdo y fratricida, cuya estela de muerte, horror y dolor ha tocado todos los rincones de la patria y de una u otra forma a todas y todos colombianos. Según el informe del Grupo de Memoria Histórica, más de 5 millones de víctimas deambulan por Colombia, desplazados, desarraigados de su tierra y alrededor de 220 mil seres humanos han sido asesinados. Estas escalofriantes cifras –no totales-, por sí solas, deberían comprometernos a todos los colombianos con lograr más rápido que tarde, la terminación de este conflicto armado, para culminar por fin esta espiral  de muerte, odios y violencias.

Directamente ligados a la barbarie de esta guerra prolongada tenemos otros costos económicos que bien podrían dirigirse a inversión social. Se calcula que Colombia gastó en la última década, más de $200 billones a causa del conflicto armado y anualmente dedica aproximadamente el 4% de su PIB a temas de seguridad. Sin conflicto armado, por lo menos 2 de esos 4 puntos -$14 billones aprox.-, podrían redireccionarse a sectores estratégicos de inversión social para el país. 

Como lo señaló en el Foro Urbano Mundial en Medellín, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz “Colombia ha hecho un buen papel en su crecimiento económico a pesar de la violencia que la ha afectado durante mucho tiempo. Si logra la terminación del conflicto, éste sería un trampolín para crecer dos puntos más al año”, es decir, generar $14 billones adicionales. La terminación del conflicto podría permitirnos liberar alrededor $28 o $30 billones anuales para inversión social. 

Son múltiples y diferentes las valoraciones sobre este proceso, de un lado, los partidarios del diálogo como la mejor vía posible para terminar con la violencia en Colombia, mientras del otro, los opuestos a abrir conversaciones con las Farc han visto este intento como un juego peligroso que puede arriesgar los enormes avances en seguridad alcanzados por el país en los pasados años. 

En el marco de este debate, compartimos el dialogo como la mejor vía. Consideramos que existen condiciones estratégicas y particulares que garantizan que la negociación no ponga en riesgo la seguridad del país. El hecho de que las negociaciones estén restringidas en el tiempo, que la campaña militar contra la guerrilla continúe de forma ininterrumpida y sin cese el fuego en ningún espacio del territorio nacional, que exista una agenda de negociación estructurada y delimitada, que la negociación tenga como objetivo declarado terminar el conflicto y desmovilizar a la guerrilla, entre otros, son asuntos claves de las mencionadas condiciones, que hacen de este proceso de paz un proceso fortalecido y garante de derechos. 

Compartimos el dolor e indignación que causan las muertes injustas -algunas con sevicia-, de militares y policías, de civiles, de menores de edad, esperamos pronto, pronunciamientos frente a estos aspectos, al no secuestro y al no reclutamiento de menores de edad, pero también debemos decirlo, esas condiciones le han permitido a nuestra fuerza pública –hoy más preparada y a la ofensiva-, no bajar la guardia y propinar importantes golpes a las Farc, como los que incluyen haber dado de baja a cerca de 60 comandantes de frente y a los máximos dirigentes en su momento, Alfonso Cano y al Mono Jojoy.

Hemos reiterado que si queremos encontrar el camino de la paz, en esta encrucijada de violencias de todo tipo, no sólo se deben acallar los fusiles sino también modificar actitudes, comportamientos y lenguajes. Mientras la paz se cimiente sobre fanatismos y pilares destructores, nunca será duradera.

Estamos convencidos que la construcción de paz reside no solo en los acuerdos institucionales, sino en el conjunto de medidas, planteamientos y etapas necesarias encaminadas a transformar los conflictos violentos en relaciones más pacíficas y sostenibles. Así, la Cultura de Paz y Noviolencia, entendida como “un conjunto de valores, actitudes y  comportamientos que reflejan el respeto a la vida, al ser humano y su dignidad” son sin duda el camino para construir una paz digna, justa y duradera.

Es realmente histórico, que tres de los cinco puntos de la agenda, ya estén acordados. Sólo faltan dos temas, tan o más complejos que los anteriores, justicia transicional y víctimas del conflicto armado.  Los liberales tenemos como principio la salida política a los conflictos, votaremos con el Presidente Juan Manuel Santos, y acompañaremos la cristalización de su propuesta para el futuro de Colombia. La paz es el camino.


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El debate de la reversión en TMC

 

El pasado 24 de febrero, la Corte Constitucional promulgó la Sentencia C-555/13 que establece que los operadores de Telefonía Móvil Celular –TMC-, deben revertir a la Nación la infraestructura de redes que implementaron entre 1994 y el 28 de marzo de 2014. 

Esta sentencia ratifica los argumentos que expusimos en defensa del patrimonio público y de los derechos de los usuarios, durante los diferentes debates que adelantamos sobre este tema, especialmente el del 27 de noviembre de 2012, cuando solicitamos a la Contralora Sandra Morelli revisar los contratos de concesión de los operadores de la TMC, con la tesis de que estos fueron firmados antes de la Ley 422/98 con la figura de la Reversión y por tanto, las redes, frecuencias electromagnéticas y demás infraestructura, deberían revertir a la Nación una vez finalizados los contratos.

Hemos expresado que esta decisión de la Corte no sólo beneficia al fisco, que debe recibir infraestructura por más de $10 billones, sino fundamentalmente a nación que somos todas y todos los colombianos, en especial a los usuarios, que con el pago de las tarifas por la prestación del servicio, amortizaron el valor de las redes para la prestación del servicio de TMC. Los colombianos merecen una explicación clara, precisa y detallada sobre lo que significa la reversión y la forma como se está ejecutando por parte de los proveedores de servicios de TMC y del Gobierno Nacional la sentencia.

Como aparentemente la reversión no se ha ejecutado, o al menos no se ha explicado al país la manera como ello se hizo, es importante que tanto el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, la Contraloría, como organismos de control y protección del patrimonio público y la Procuraduría General de la Nación garante de la protección del orden jurídico, le den la tranquilidad al país, de que lo ordenado por la H. Corte Constitucional no terminará siendo letra muerta.

En tal sentido, hemos citado a un nuevo debate en la comisión Sexta y otro en la Plenaria del Senado de la República, al Ministro TIC, Doctor Diego Molano Vega, para que expliquen en sesión de la Comisión VI de Senado sobre los siguientes aspectos. De igual manera se solicita invitar a la Señora Contralora General de la República, Sandra Morelli Rico, y al Señor Procurador General de la Nación, Alejandro Ordoñez, para que se responda, entre otras, a las siguientes preguntas:

  • ¿Cuál es el valor estimando de las redes y demás activos que deben ser revertidos a la Nación? ¿Cuál es el estado de las redes? ¿Qué medidas se han adoptado para la entrega de la red y la totalidad de equipos e instalaciones esenciales asociadas a la prestación del servicio de telefonía móvil celular a la Nación? ¿A partir de qué fecha se hará entrega real y efectiva de estos bienes que pertenecen a la Nación?
  • ¿El señor Ministro establecerá si en criterio del Gobierno nacional la ampliación de permisos para el uso de frecuencias para el servicio de TMC por treinta años, está dentro de la orientación del artículo 75 de la Constitución y de la doctrina constitucional contenida en la sentencia C-403 de 2010?
  • ¿El señor Ministro explicará que medidas ha adoptado el Gobierno para que los bienes, redes, equipos y soportes lógicos utilizados en la prestación de la TMC puedan ser utilizados en condiciones de igualdad por los diferentes prestadores de telecomunicaciones y para que se utilización se refleje en beneficios para los usuarios?
  • ¿El señor Ministro explicará al H. Senado si los bienes revertidos corresponden a la totalidad del tiempo en que se ejecutó la concesión o si se refiere solo a parte del mismo y en el último  caso cuál es el fundamento de la decisión?

La Señora Contralora General de la República y el señor Procurador General de la Nación deberán explicar las acciones, medidas y prevenciones tomadas por sus correspondientes despachos  con el fin de que se obtenga el debido cumplimiento de lo ordenado por la Corte Constitucional en la sentencia C-555-13 y en relación con las competencias de prevención que se derivan de sus cargos.

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Prohibidas cláusulas de permanencia en TMC

La iniciativa legislativa y el control político que hemos adelantado en el Congreso de la República, en materia de provisión de redes y prestación de servicios móviles de telecomunicaciones, ha venido mostrando innegables resultados a favor de los usuarios. Así lo evidencia la expedición de la sentencia C-555 de la Corte Constitucional que ordena sea revertido al Estado la totalidad de bienes que integran la red de Telefonía Móvil Celular –TMC- y esta semana, la expedición de la Resolución 4444/14 de la CRC, por medio de la cual se prohíbe la incorporación en los contratos de prestación de servicios móviles de cláusulas que obliguen a los usuarios, independiente de la calidad del servicio, las tarifas o la atención, a permanecer atados con las empresas por un periodo de tiempo mínimo.

 

Con la expedición de la Resolución 4444/14 de la CRC, se avanza positivamente en el camino de impedir que se consoliden en el país empresas que puedan ejercer abuso de posición dominante frente a los usuarios y lo que era más reprochable, que puedan incurrir en graves fallas en la prestación del servicio, sin que el usuario que hasta ahora ha estado indefenso, pudiera tomar medidas reales y efectivas en la protección de sus derechos.

 

No obstante las bondades de la medida adoptada que en adelante obligará a que las empresas distingan entre dos negocios jurídicos separables como son la prestación de facilidades de comunicaciones a distancia [telecomunicaciones] y la compraventa de terminales, sin que puedan atar un contrato con otro, no ha faltado quien quiera languidecer la fiesta haciendo críticas a la medida y afirmando que con ella los perdedores son los usuarios.

 

La misma tesis, de que los usuarios son los perdedores cuando no hay cláusulas de permanencia, la defendió Asomóvil soportado en un estudio sin rigor técnico, que pretendió hacer comparables mercados de tradición histórica como Inglaterra y Estados Unidos, con mercados atípicos por ser los de mayor concentración de TMC en el mundo, como México y Colombia.

 

En contraste, la tesis con la que defendimos nuestros proyectos de ley -161C/12 del Representante David Barguil y 259S/13 de Eugenio Prieto-, fue la acogida en el estudio de la CRC, que demostró, que los dispositivos móviles que se ofrecen en nuestros país son usualmente más costosos que en otros países de América Latina, como Argentina, Chile o Brasil, lo que distorsiona el monto del subsidio que recibe el usuario, el precio de los equipos terminales móviles, e incluso, el precio de los servicios.

 

Quedó demostrado, como lo sustentamos, que estas cláusulas además de ilegales, eran inconvenientes para los usuarios, pues durante su vigencia, el proveedor tenía pocos incentivos para ofrecer un servicio de mayor calidad o de menor precio y el usuario enfrentaba un alto costo si decidía cambiar de proveedor.

 

Con la expedición de la Resolución 4444/14 los mayores beneficiarios serán los usuarios, por tal razón, bienvenida la eliminación y prohibición de las cláusulas de permanencia mínima; bienvenido el incremento de la competencia y de la oferta de servicios y venta de las actuales y nuevas referencias de terminales celulares que cada vez incorporen nuevas tecnologías y facilidades; bienvenidos los nuevos planes comerciales con mejores mecanismos de financiación para atraer y retener a los usuarios por mejores condiciones de calidad, atención y tarifas; bienvenido el pleno ejercicio del derecho a la portabilidad numérica y la movilidad de los usuarios para elegir con libertad su proveedor de servicios de telefonía móvil celular.

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CRC desmonta cláusulas de permanencia mínima de telefonía móvil celular, como lo solicitó el Congreso de la República

  • La Comisión de Regulación de Comunicaciones –CRC- expidió la resolución No. 4444 de 2014, con la cual a partir del 1 de julio se desmontan las cláusulas de permanencia mínima en los servicios de comunicaciones móviles. 
  • El senador liberal Eugenio Prieto Soto anunció que solicitará que no se continúe con el trámite legislativo de su proyecto de ley 259/13, toda vez que esta resolución acoge la tesis de la libertad de elegir libremente el proveedor de servicios.

 

La expedición de esta resolución obedece, no sólo a la preocupación manifestada por múltiples usuarios, sino al trabajo adelantado desde la Comisión VI del Senado de la República, específicamente por el congresista Eugenio Prieto Soto, quien en mayo de 2013 radicó el proyecto de ley 259/13, que busca proteger a los usuarios frente a los abusos con la baja calidad en la telefonía móvil celular -TMC-, eliminando las cláusulas de permanencia mínima que los atan a uno o varios años a permanecer en un operador, independiente de la calidad del servicio o de la atención al usuario.

 
Prieto Soto destacó el trabajo adelantado en el Congreso de la República, específicamente en las Comisiones VI de la Cámara y el Senado, el cual ha sido importante para que el regulador tome medidas frente a la calidad del servicio y la protección de los usuarios de la telefonía móvil celular; lo que redundará en mayor oferta de servicios, más competencia y más beneficios para los usuarios.
 
“Estamos satisfechos con la decisión que toma el Gobierno Nacional, a través del MinTIC y la CRC; pues recoge las tesis que hemos venido dando en el Congreso en materia del mejoramiento de la calidad de la telefonía móvil celular, la protección a los usuarios y de una mayor competencia, estipuladas en el proyecto de ley 259/2013 que presentamos en el Senado”, expresó.
 
La decisión que tomó el Gobierno Nacional va en la ruta de mejorar las condiciones de competencia y de darles libertad a los usuarios para que tengan movilidad entre los operadores, por lo que el senador Eugenio Prieto tomó la decisión de darle archivo al proyecto de ley que presentó en mayo pasado, ya que se relaciona fuertemente con su tesis, y va en la vía del derecho que tienen los usuarios para la libre elección del proveedor de servicios, según lo estipula la Comunidad Andina de Naciones –CAN-.
 
El congresista también manifestó que “en contraste con el estudio sin rigor técnico presentado por Asomóvil, en el que pretendió comparar mercados de tradición histórica como Inglaterra y Estados Unidos con dos de los mercados de mayor concentración de telefonía móvil celular en el mundo, como son México y Colombia, la CRC en su estudio sobre el establecimiento de cláusulas de permanencia mínima en los servicios de comunicaciones móviles, demostró que los dispositivos móviles que se ofrecen en nuestros país son usualmente más costosos que en otros países de América Latina, lo que distorsiona el monto del subsidio que recibe el usuario, el precio de los equipos terminales móviles y el precio de los servicios”.
 
En cuanto a la resolución de la CRC, Prieto Soto dijo que ésta “coincide con nuestros planteamientos en el sentido de que durante el período de la vigencia de la cláusula de permanencia mínima el proveedor tiene pocos incentivos para ofrecer un servicio de mayor calidad o de menor precio, pues el usuario enfrenta un alto costo si decide cambiar de proveedor”.

 
La resolución de la CRC, establece, entre otras medidas:
  • Los contratos para el plan de servicio y la compra del equipo se harán en forma separada e independiente.
  • Los operadores no podrán condicionar la prestación del servicio a la venta del celular, por lo tanto, el usuario podrá adquirir su equipo en un lugar autorizado.
  • Los operadores no podrán suspender los servicios contratados por demoras en el pago del celular.
  • Si el usuario adquiere un dispositivo móvil en modalidad de pago diferido con su operador, éste deberá incluir por separado las condiciones de pago en el que indique, entre otros, los plazos acordados entre las partes.
  • Para los usuarios que actualmente tienen cláusulas de permanencia, éstas continuarán vigentes pero los operadores deberán incluir mensualmente en la facturación el precio de venta total del teléfono celular u otros equipos, el valor del pago inicial, el descuento por tarifa especial, subsidio o financiación; las fechas exactas de inicio y fin de la cláusula de permanencia mínima y el valor que falta por pagar por terminación anticipada.
 
“Obligar a que los proveedores de servicios, que además venden terminales, a separar los negocios y ofrecer el mismo precio por el terminal a sus usuarios y a los de terceros operadores, como lo propusimos en el Congreso y como lo acaba de regular la CRC, sin duda es un avance positivo en la defensa de los usuarios del servicios de telefonía móvil celular en Colombia”, concluyó el senador Prieto Soto.

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Reversión en celular es ineludible

La próxima semana, el 28 de marzo, cuando culminan los contratos de concesión que la Nación celebró con los prestadores del servicio de telefonía móvil celular, el Gobierno Nacional debe proceder a recibir todos los bienes asociados a la prestación del servicio, es decir, todos los equipos, instalaciones y soportes lógicos y, como es apenas natural, el espectro radioeléctrico asignado.

 

Aunque en mi condición de ciudadano no he tenido dudas sobre el alcance de la figura de la reversión establecida en la Ley 37/93 y en los contratos de concesión del 94, como tampoco las ha tenido la señora contralora general de la República, que dejó clara su posición en debate que citamos en la Comisión Sexta del Senado, y a partir de allí, promovió la demanda ante la Corte Constitucional, de las leyes 422/98 y 1341/09. Toda duda que tuviera el Ministerio de TIC, debió quedar esclarecida desde agosto de 2013, fecha en que la Corte hizo pública la decisión que adoptó mediante la histórica sentencia C-555-13.

 

Con la intervención del Congreso, la Contraloría y la Corte Constitucional, se logró dejar claro que los concesionarios de telefonía celular deben revertir al Estado la totalidad de los bienes que han explotado durante  veinte años en la prestación de los servicios de TMC. Reversión que no tiene salida diferente a ser ejecutada, pues se origina en la sentencia del juez constitucional y está en firme; en otras palabras, estamos en presencia de “cosa juzgada constitucional”.

 

Las señales que se derivan de los comunicados emitidos por el Ministerio de las TIC no son claras y el contenido del Decreto Reglamentario 2044/13, no puede oponerse al sentido del cumplimiento material de sentencias como la C-403/10 y la C-555/13 que buscan desarrollar la garantía del acceso democrático al espectro radioeléctrico, tal como lo consagra el artículo 75 de nuestra Constitución. Es necesario que el Ministerio de las TIC, la Contraloría General de la República y la Procuraduría General de la Nación, le expliquen al país, las medidas y acciones adelantadas con el fin de dar estricto cumplimiento a las decisiones adoptadas por la Corte en la sentencia C-555/13.

 

Insistimos, a partir del 28 de marzo de 2014, todos los activos asociados a la prestación del servicio de telefonía móvil celular, deben ser entregados al Estado. No bastará con que se afirme que se dejan en manos de terceros que remuneraran al Estado por su uso; pues, ello es insuficiente frente a los verdaderos efectos de la reversión, que le debe permitir al Estado intervenir en forma efectiva los servicios, mejorar la calidad y lograr mejores tarifas para los usuarios finales.

 

Con la expedición de la sentencia C-555/13, la Corte nos pone en un nuevo entorno. Esperamos de las autoridades del Gobierno no minimizar los efectos de la sentencia y sí, lograr obtener los mayores efectos de la misma a favor de la Nación y de los usuarios. El cumplimiento de la Sentencia, no se dará con la expedición de decretos y reglamentos, por su trascendencia y naturaleza jurídica, requerirá de la participación del Congreso de la República.

 

La visión del Ministerio de las TIC, y de los agentes que intervienen en el sector no podrá seguir siendo la misma a la que se tenía antes del fallo. Hemos citado al Senado, al Ministro de las TIC, a la Contralora y al Procurador, para que den claridad a los colombianos, sobre cuál será el futuro del sector de las TIC, cómo se garantizará que todos los proveedores pueden acceder en condiciones de igualdad a las redes de servicios móviles, sin que exista privilegio para ninguno, y cómo se beneficiarán todos los usuarios que durante 20 años han pagado a través de sus tarifas, el valor de las redes e infraestructura?

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Voto nulo, derrota del sistema electoral

En las elecciones parlamentarias del pasado domingo 9 de marzo, nuevamente quedaron al descubierto las debilidades que padece nuestro sistema político, que hace rato debería haber superado y que pareciera resistirse a corregir. Con el ánimo de realizar una reflexión no tan profunda como quisiera, por términos de espacio, siento necesario que continuemos en una búsqueda permanente de propuestas y acciones que logren transformar nuestra cultura política, el sistema de partidos políticos, el sistema nacional electoral, y por supuesto, los procedimientos electorales.

Sin discutir hoy la importancia de otros instrumentos, me quiero detener en un hecho que en las últimas elecciones parlamentarias generó un impacto bastante negativo. A los complejos y altos promedios de abstención -57%-, el válido voto en blanco -6%- y tarjetones no marcados -5%-, debemos sumar y llamar la atención sobre el elevado índice de participación del voto nulo, entre el 11 y el 14% para Senado y Cámara, respectivamente.

El problema es de tal magnitud que en el 2002 los votos nulos llegaron a 317.383 y 404.095 para Senado y Cámara, 3.7% y 3.9%, cifra razonable. Pero en los comicios de  2006, 2010 y 2014, su crecimiento fue desproporcionado, superando el 300%. Se pasó al 11% y el 14%. En las elecciones del domingo, los votos de 1.500.000 y 1.700.000 personas en Senado y Cámara, fueron contabilizados nulos, lo que tuvo un perverso efecto en la conformación del Congreso de la República, pues estos votos pueden significar entre 12 y 35 curules para Senado y Cámara. 

El estudio realizado hace dos años por la Universidad de Los Andes sobre esta problemática del voto nulo en las elecciones de 2006 y 2010, señala como principales causas la complejidad de nuestro sistema electoral; el sistema de partidos, el diseño de los instrumentos para votar como es el tarjetón y el nivel educativo de los votantes. Adicional a estos factores, yo agregaría la insuficiente preparación que se impartió a los jurados de votación; además de la escasa información y la pobre o nula pedagogía entregada al elector. 

El Registrador Nacional del Estado Civil, Carlos Ariel Sánchez, se comprometió como producto del nuevo diseño de los tarjetones, en reducir para estas elecciones los votos nulos al 4% para Senado y al 8% para la Cámara, es decir, que casi dos millones de votos volverían a ser efectivos. ¿Cuáles son las razones para que estas metas no se cumplieran? 

A mi manera de ver, con profundo respeto, cuando se presentaron inconvenientes de última hora, como la mancha del marcador al doblar el tarjetón, la Registraduría se limitó a dejar a juicio subjetivo de los jurados la decisión de validar o anular el voto. Sin embargo, no es descartable la hipótesis que muchos electores lo hayan anulado de manera intencional, como forma de protesta contra la clase política. 

Reabrir las urnas para una minuciosa revisión del voto nulo permitiría más claridad a toda la sociedad colombiana y favorecería evaluar si realmente se justificó, o no, la inversión de cuantiosos recursos en investigaciones y cambió de tarjetones; de no haber sido provechoso ese gasto, el mayor derrotado del 9 de marzo será nuestro sistema electoral.

Indiscutiblemente, no hemos encontrado el procedimiento electoral adecuado que facilite expresar la voluntad del pueblo. Nuestros sistemas electoral y de partidos es demasiado complejo en la medida en que comparte lista preferente y no preferente, circunscripción nacional y especial. Todo esto confunde al elector que a la hora de votar no tiene la libertad y posibilidad de expresar correctamente su voluntad política.

Este problema estructural, refleja sin duda, la alta vulnerabilidad técnica e institucional de nuestro sistema electoral colombiano, que no permite tener operando hoy, como lo ordenan las normas, los sistemas biométricos y electrónicos de votación. Por esto, urge acelerar la implantación del voto electrónico, sistema con el cual Brasil logró bajar de casi el 20% a menos del 3% el índice de votos nulos. 

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Partidos políticos y ciudadanía responsable

En las sociedades modernas y democráticas los partidos políticos deben jugar un papel fundamental, no solo para la democracia misma sino en general para la sociedad. La puesta de las demandas sociales en el espacio de lo público, la formación de opinión y la construcción de agenda pública, debe ser el aspecto central del ejercicio político, en la vía formal para que la ciudadanía encauce sus opciones de vida y las formas a través de la cuales debate, delibera y decide frente a los ideales de Estado y de sociedad.

Muchos partidos políticos en el mundo contemporáneo viven una crisis filosófica y de la falta de credibilidad y confianza ciudadana. Colombia no es ajena a ella. La Falta de intereses vinculantes entre partidos políticos y demandas ciudadanas, violencia política, fraude electoral, acuerdos de élites políticas, consolidación de estructuras burocráticas, gamonalismo, manejos económicos poco transparentes, falta de mecanismos democráticos internos, entre otras prácticas pre-modernas, poco le aportan a la consolidación de un sistema político democrático. 

Pero sin partidos políticos no puede haber democracia. Ellos estructuran y transmiten la opinión pública, comunican demandas a los poderes públicos, transforman las instituciones políticas, propician el control público del poder político y la influencia de los ciudadanos en las decisiones públicas, facilitan la integración y legitimación del sistema político o canalizan las protestas contra un sistema político determinado y son esenciales en la consolidación de una cultura política incluyente y participativa de la ciudadanía.

Sin ciudadanía no puede haber democracia. Debemos insistir y persistir en consolidar una cultura política que se soporte en el ejercicio objetivo, autónomo e independiente de ciudadanía responsable. Una ciudadanía en cuyos principios y criterios se sustenten siempre sus decisiones conscientes y acertadas en los procesos de deliberación y participación, en los momentos electorales o en el control social, como un aporte a la construcción de lo público y del bienestar colectivo. 

Hoy en Colombia, votaremos para elegir el nuevo Congreso de la República. Ciudadanía y partidos políticos debemos refrendar nuestro compromiso con la democracia. Conscientes del clamor ciudadano, en el ámbito nacional y en Antioquia, el Partido Liberal Colombiano, viene transformando su actuar para constituirse en espacio proactivo y fortalecido, donde se propone, se coadyuva y se definen los grandes temas de los territorios y se cohesiona a la ciudadanía en torno a proyectos éticos e ideológicos para la dirección del Estado y la participación en la vida pública. 

El accionar responsable de partidos políticos y de ciudadanía por tanto, es fundamental para el fortalecimiento de nuestra democracia. La legitimidad política entendida como la aceptación mayoritaria por parte de los gobernados, se expresa principalmente a través de los procesos electorales, y en sistemas democráticos modernos la única fuente de legitimidad aceptada es la asunción al poder por vía de “la competencia frente a otros grupos y candidatos, bajo reglas previamente establecidas, y aplicadas en condiciones de igualdad”, es decir, a través del voto.

En este sentido, es sin duda la ciudadanía el actor central y esencial dentro de la democracia. De esa condición compleja nace su capacidad y su poder. Capacidad para hacerse oír y poder para tomar decisiones que propicien la construcción de una democracia, de un territorio, de una sociedad sin exclusiones. El voto es una de las máximas expresiones de esas capacidades y poderes adquiridos por la ciudadanía. Ejercer la ciudadanía a plenitud es hacernos conscientes de su valor, del poder transformador de su ejercicio consciente, libre, responsable.

En esta ruta, invitamos a la ciudadanía a votar y brindar su confianza a las candidaturas liberales, en especial, a las de la Alianza Liberal por Antioquia.

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LAS SENTENCIAS DE LA CORTE NO SE MODULAN

De la lectura  de la sentencia C-555-13, proferida por la Corte Constitucional el  pasado 22 de agosto de 2013,  pero tan solo publicada la presente semana, varios  asuntos han quedado evidenciados.

Primero. Se evidencia que con un control político conveniente y oportuno en el Congreso de la República, unido al trabajo responsable de organismos como la Contraloría General de la República y la Corte Constitucional, es posible obtener una defensa justa de la Nación y del patrimonio público.

Segundo. Respetamos, pero no compartimos interpretaciones que pretenden minimizar esta histórica y trascendental decisión de nuestra guardiana constitucional. La reversión es plena. Los operadores de telefonía móvil celular deben entregarle a la Nación, lo que la Corte ha identificado como elementos de red. Toda la infraestructura y soportes lógicos e informáticos. Es decir, las frecuencias, y todos los activos y bienes asociados a la prestación del servicio durante la ejecución del contrato. Mucho más que los “postes colocados entre 1994 a 1998”.

Tercero. La Corte es consciente de que los actuales operadores deben poder seguir prestando sus servicios, diferentes a los de telefonía móvil celular, soportados ahora en las redes de la Nación. Lo podrán hacer pagando las compensaciones económicas que sean del caso al sistema de operación y administración que en forma urgente debe definir el Gobierno, el cual, tal como están suscritos los contratos y con el anuncio de la sentencia,  debió prever oportunamente.

Cuarto. Una vez se reviertan las frecuencias de telefonía móvil celular, no será tan simple que sean entregadas en ampliación, prorroga o renovación a los actuales tenedores. Una ampliación por treinta años, no parece estar en la vía del acceso democrático al espectro radioeléctrico, en los términos del artículo 75 de la Constitución y de las sentencias de la Corte, C-403-10 y C-555-13.

Quinto. No es acertado, ni equitativo, ni constitucional modificar un contrato, como se ha pretendido, para variar las condiciones económicas del mismo en favor del interés de los particulares y actuando en contra del patrimonio público. Pretender aplicar con efectos al pasado las leyes 422/98 o 1341/09, para modificar las obligaciones de los concesionarios resulta inexplicable. Pero más inexplicable aún, que esa sea la tesis de las personas obligadas a defender y proteger el patrimonio público.

Se resalta que el fallo no genera ningún tipo  de inseguridad jurídica. Se generaría en el caso de que se aceptara que en medio de la ejecución de un contrato y por virtud de un hecho externo al mismo, el contratista resulte inexplicablemente favorecido y el patrimonio de la Nación y por ende el de la sociedad, afectados.  Lo sorprendente no es que se obligue al contratista a cumplir un contrato que ha celebrado, sino que las autoridades estatales y los propios contratistas esperen lo contrario.

Sexto. Es necesario que el Gobierno Nacional sin interpretar, aplique la sentencia. Fije un plazo razonable para la entrega de los bienes al Estado y lleve al Congreso de la República un Proyecto de Ley en el que se defina el futuro del sector de las TIC. Mientras tanto, para no afectar la prestación del servicio, permitir en forma transitoria a los actuales operadores, utilizar las redes en condiciones de igualdad frente a otros proveedores, remunerando a la Nación por su uso.

Séptimo. En forma muy acertada la Corte le pide a la Procuraduría General de la Nación y a la Contraloría General de la República que como organismos de control y dentro de la oportunidad constitucional y legal que les compete, verifiquen el cumplimiento del deber funcional de los servidores públicos y la entrega de los bienes que son de la Nación, lo que constituye prenda de garantía de que esa providencia no será modulada, o mutada en su interpretación y aplicación, lo que no es jurídicamente posible, tal como lo ha afirmado la Corte en la sentencia C-634 de 2011, y en caso de hacerse, puede llegar a constituir prevaricato y fraude a resolución judicial.

Pd: Esta lucha en defensa del patrimonio público, en memoria del exministro William Jaramillo Gómez, socialdemócrata integral, que desde 1993 trazó el camino para que la autopista digital perteneciera a todas y todos los colombianos.

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LA REVERSIÓN: EL REVOLCÓN TOTAL EN CELULARES

La Corte Constitucional a través de contundentes sentencias, ha ratificado la vigencia de la teoría constitucional del servicio público en Colombia. A los pronunciamientos sobre mínimo vital en servicios públicos domiciliarios, y sobre la obligación de las autoridades de adoptar medidas que contengan acciones afirmativas o discriminaciones positivas a favor de los recicladores, ha venido a sumarse la que sin duda será la sentencia que más haga repensar el alcance de nuestro modelo en materia de servicios públicos, la Sentencia C-555-13, que ordena la reversión de activos en materia de concesiones del servicio de telefonía móvil celular.

Aunque ya se conocía en términos muy generales, sólo esta semana se publicó el contenido de la sentencia C-555-13, por la cual la Corte Constitucional ordenó la reversión al Estado de las redes y “bienes” asociados a la prestación del servicio de telefonía móvil celular, que en Colombia se ha prestado durante los últimos veinte años a través de contratos de concesión.

A pesar de que ligeramente algunos piensan que la sentencia genera inseguridad jurídica, lo que hace la Corte es todo lo contrario. Tal como se deduce del contenido del fallo, la sentencia no hace cosa diferente que hacer cumplir los contratos celebrado conforme la ley 37 de 1993, que según algunas lecturas, en forma extraña, la ley 422/98 habría modificado los contratos, después de cinco años de ejecución.

Pero en honor a la verdad, lo que realmente ha sucedido es que se han respetado los contratos originales y se ha rescatado para los colombianos un patrimonio que ha estado a punto de perderse, pues no obstante que la concesión está a punto de terminarse no se conocen las acciones adelantadas por el Ministerio de TIC en la vía de poner al servicio de los Colombianos las redes y demás bienes asociados al servicio que deben entregársele.

Con la sentencia C-555-13 publicada, se muestra claramente el valor y alcance del ejercicio del Control Político en nuestro país, pues la demanda que generó el pronunciamiento de la Corte y que valerosamente presentó la Contralora General de la República, fue en producto de un profundo debate que sobre la materia adelanté en la Comisión Sexta del Senado, en el que demostré que los bienes que se ordena revertir, son propiedad de la Nación y no de los concesionarios, como algunos lo querían dar a entender.

Sin lugar a dudas esa sentencia constituye la providencia más importante que la Corte Constitucional haya expedido en mucho tiempo en el país, en materia de servicios públicos y uno de los pronunciamientos que con mayores efectos se ha expedido en materia de protección de los usuarios de los servicios públicos y del patrimonio público en Colombia.

Así como para el otorgamiento de la Concesión de telefonía celular y de PCS ha sido necesario escuchar al Congreso de la República y a través del mismo a todos los sectores nacionales, es necesario que para decidir el futuro de los activos asociados a la prestación de las telecomunicaciones móviles se les escuche de nuevo, pues la Sentencia de la Corte no puede reducirse a unos beneficios económicos que recibirán las arcas del Estado y unos pagos menores que realizan los celulares, el efecto de la sentencia es bien diferente y podría generar un cambio sustancial en las políticas públicas que sobre esta materia adelanta el Estado.

Como ya lo hemos venido sugiriendo, es la oportunidad para que el Estado Colombiano, ejerza el dominio sobre todos los activos de telecomunicaciones celulares a nombre de los usuarios, ponga las redes a tarifas muy bajas al servicio de todos y recobre la dirección y control de estos importantes servicios públicos no domiciliarios prestados por los particulares.

Por lo pronto, lo mejor sería que el Gobierno suspenda si intención de ampliar a treinta años los actuales permisos para uso del espectro de los operadores celulares y que con el fin de garantizar la continuidad en la prestación del servicio adopte solo unas medidas transitorias que ya debería haber implementado y que en ningún caso puede ser ampliar las actuales autorizaciones, pues ello materialmente sería estar en contravía del sentido material del fallo.

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Mínimo vital, bandera irrenunciable

A partir de 1991 Colombia inició un proceso de reacomodamiento institucional. Del Estado burocrático convencional, hemos pasado a diferentes modalidades de Estado gestor.

A partir de 1991 Colombia inició un proceso de reacomodamiento institucional. Del Estado burocrático convencional, hemos pasado a diferentes modalidades de Estado gestor. Una variación sustancial en la forma como se prestan los servicios públicos y en la utilización de instrumentos propios de gerencia moderna por parte del Estado, cuyas empresas deben competir en igualdad de condiciones con las de naturaleza privada o mixtas.

Esta objetiva modernización del Estado, en ningún momento puede significar que el Estado abandone sus fines propios, como la satisfacción del interés general y la atención de sus obligaciones sociales, pase a ser guiado única y exclusivamente por la economía de mercado.

El Estado colombiano no puede perder su norte. La solidaridad, el respeto por la dignidad humana y el propósito de universalización en la prestación de los servicios son asuntos inherentes a su existencia como “Estado Social de Derecho”.

Servicios públicos en los que se entrelazan tantos temas como en ningún otro asunto -economía, derecho, sociología, tecnología, política-, pues, de un lado deben prestarse eficientemente en condiciones de alta calidad a todos los habitantes del territorio, y de otro, orientarse a la protección de los sectores más vulnerables de la sociedad. En esta última tarea, como en muy pocas, debe estar siempre presente, la intervención de la mano social del Estado.

Desde la Comisión Sexta del Senado de República, hemos defendido como banderas irrenunciables de nuestro Estado Social de Derecho, entre otras: (i) el acceso a la educación superior pública, con calidad y pertinencia; (ii) el acceso a un transporte público urbano y masivo de calidad; (iii) la defensa de los derechos de los usuarios de servicios públicos de telecomunicaciones -como la telefonía celular y el internet-, al acceso, a un servicio con cobertura, calidad y tarifas bajas y; (iv) la más social, el derecho de las personas en condiciones de vulnerabilidad o indefensión social al mínimo vital.

La Corte Constitucional en protección del derecho de acceso al mínimo vital en servicios públicos domiciliarios, -acueducto, saneamiento básico y energía-, nos genera el convencimiento de que defendemos el derecho de la gente en la línea correcta y, estamos seguros, más temprano que tarde el Congreso deberá adoptar la legislación que contenga el reglamento sobre la forma como accederá la gente a este derecho.

En una discusión que se renueva todos los días, los teóricos del análisis económico del derecho, la libre competencia y el libre acceso a los mercados, mantienen su tesis de que los servicios públicos son una mercancía más, que sometida a las reglas de libre competencia se tranzan con las demás mercancías en el mercado. Frente a esta posición, enfrentamos la teoría social del servicio público, según la cual, los servicios públicos no son mercancías, por el contrario, dada su relevancia, son actividades que el Estado debe intervenir para garantizar su prestación eficiente a la totalidad de los habitantes del territorio.

Como semejante responsabilidad no puede ser difusa, ni descargarse exclusivamente a las empresas y mucho menos a los municipios, en el proyecto de Ley, que con la bancada del Partido Liberal presenté a consideración del Congreso de la República, se ha signado la responsabilidad como fuente de recursos, a los Fondos de Solidaridad y Redistribución de Ingresos, que se nutren con recursos que provienen de las contribuciones de los usuarios con mayor capacidad de pago y también del presupuesto de la Nación –en mayor proporción- y de las entidades territoriales.

Ante el vacío en políticas públicas, los jueces, en particular la Corte Constitucional, han salido en defensa de los ciudadanos más pobres y vulnerables, defensa que debe asumir el Congreso en ejercicio de sus responsabilidades sociales, ocupándose prioritariamente de un asunto, que por su naturaleza y por sus trascendencia social, siempre debido liderar, la defensa del derecho al mínimo vital, bandera irrenunciable e indeclinable de nuestro Estado Social de Derecho.

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¿Por qué chuzan el proceso de paz?

Colombia, a través del diálogo y la solución política, intenta recorrer en la Habana, una de las rutas más difíciles que haya emprendido en los últimos 50 años, el camino de la paz y la reconciliación nacional. Aunque no compartimos, respetamos a todos los sectores de la vida nacional que no obstante la voluntad expresada del presidente Santos de jugársela toda por la salida negociada, siguen pensando que este camino no es adecuado y en otros términos piensan que la negociación no es la solución.

Los fracasos derivados de procesos anteriores, que han generado un ambiente de pesimismo, no deben prevalecer sobre el optimismo moderado y la esperanza que tenemos la mayoría de los colombianos en este proceso. Es la civilización y el diálogo y no la confrontación armada y la barbarie lo que nos permitirá salir adelante. Por ello creemos que recorrer este complejo camino para encontrar una paz digna, implica seguridad, confidencialidad de las conversaciones y confianza mutua entre los actores.

Si bien nuestro Estado Social de Derecho implica necesariamente de la existencia de una fuerza pública regulada, legal, legitima, que ejerza el control en la totalidad del territorio, y la utilización de medios electrónicos se convierte en instrumento adecuado para ello, la interceptación a comunicaciones sólo debe utilizarse con plena sujeción a los mandatos legales, previa decisión de autoridad judicial competente, tal como reza el mandato del artículo 15 de nuestra Carta.

Resulta grave y plenamente reprochable, provenga de donde provenga, todo tipo de interceptación a las comunicaciones privadas, pero en este caso se hace mucho más reprochable por tratarse de interceptación de comunicaciones a personas cuyo propósito es alcanzar uno de los derechos más importantes del que no hemos podido disfrutar los colombianos en los últimos 50 años, como es el derecho a la paz.

Cuando el país se sorprende por el hecho de que nuevamente se estén realizando escuchas y filtraciones a las personas, en este caso a la información que comparten los propios representantes del Gobierno en la mesas de diálogo, los colombianos debemos preguntarnos, ¿Cuál es la finalidad de esas interferencias ilegales en los diálogos de paz? ¿Cuál ha sido su alcance? ¿Cuál su verdadero propósito?

En este caso no se trata de una simple violación al derecho a la intimidad, ni a la intervención de autoridades judiciales y ni siquiera de policía en la investigación de hechos delictivos, se trata de la intervención con la participación real o aparente de las autoridades militares en un asunto sustancialmente político, como son los diálogos de paz y de allí la trascendencia nacional e internacional del asunto.

La utilización por parte del Estado de la inteligencia militar, y como parte de la misma de las tecnologías de la información y las comunicaciones, es apenas natural en este tipo de conversaciones y su uso legal y legitimo no debería asombrar a nadie, pero por el contrario el uso de la inteligencia al margen del orden institucional y en contra de los propósitos de las autoridades legal, legítimamente constituidas, debe preocuparnos a todos.

Si los colombianos hemos elegido un gobierno legitimado en un amplio respaldo electoral y si el propio Congreso hace enormes esfuerzos para construir un marco jurídico adecuado para la paz, no existe razón que justifique que aislada u organizadamente, ningún grupo o personas no autorizadas, interfieran en un propósito tan transcendental para Colombia, como son los acuerdos de paz.

Lo que sucede en el país, hace llamar la atención sobre la forma como deben utilizarse las tecnologías de la información y las comunicaciones en la sociedad contemporánea, pues en este caso parece evidente que el desarrollo tecnológico se ha puesto en contravía de un interés tanto del Gobierno como de la sociedad colombiana, por el contrario, este tipo de instrumentos deben ponerse al servicio del desarrollo social, de la convivencia civilizada, de la paz.

Cuando en el país se avanza positivamente en la utilización o aplicación de las TIC, como instrumento de desarrollo, convivencia y paz, y la sociedad de la información muestra sus bondades, no es positivo que se utilicen los mismos instrumentos para pretender desestabilizar o prolongar las condiciones de violencias y barbarie, contra eso debemos unirnos todas y todos los colombianos.

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Los invidentes accederán al ciberespacio

En desarrollo de la Ley 1680/13 -propuesta legislativa en que acompañé como coautor al Senador Juan Manuel Galán-, esta semana se presentó la estrategia ConVertic –Tecnología para ver-, uno de los desarrollos más incluyentes de las TIC, a través del cual se facilitarán las condiciones tecnológicas, para que más de 1.200.000 personas ciegas o con discapacidad visual en Colombia, puedan descargar en forma gratuita el software Jaws, un lector de pantalla, que les permitirá acceder con autonomía e independencia a las TIC, a la educación, al trabajo, apropiar el conocimiento, interactuar socialmente y en general, vincularse a la sociedad de la información.

De esta acción ordenada por la Ley 1680/13, puede inferirse: que las tecnologías pueden ponerse al servicio de los seres humanos y no de su destrucción, que los gobernantes pueden tener como prioridad el mejoramientos de la calidad de vida de sectores discriminados de la sociedad; que se avanza hacia la igualdad cuando se adoptan verdaderas medidas afirmativas; que el gasto público puede orientarse a la inversión social y que en nuestra tarea legislativa, los congresistas debemos entender como prioritarios los asuntos de inclusión y sustancial sentido social.

Como congresistas, al senador Juan Manuel Galán y a mí, nos unen varios propósitos que compartimos tanto en relación con la necesidad de poner las telecomunicaciones al servicio de la sociedad, proteger a los usuarios y vincular a todos los colombianos a la sociedad de la información; como, el espíritu social y democrático propio de los liberales de este tiempo, que nos lleva a entender que la democracia tiene un alto componente de carácter económico y social.

La democracia social, y el Estado Social de Derecho, son mucho más que una proclama política, pues la cláusula social, llena de contenido lo que antes era puramente declarativo y programático. Leyes como la 1680/13, que contienen discriminaciones positivas o acciones afirmativas a favor de un sector vulnerable de la sociedad, son las que en la práctica nos llevan a entender con claridad, cuál es el verdadero alcance del inciso segundo del artículo 13 de nuestra Constitución, que prescribe: “El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y adoptará medidas en favor de grupos discriminados o marginados”.

Cuando las acciones de Gobierno se orientan, como en este caso, a la protección del débil y a ser un real instrumento que le permite a los ciudadanos excluidos vincularse a la sociedad, se comprende con claridad el profundo contenido de la doctrina social y de la teoría del servicio público defendida por las escuelas francesas, orientadas por la proclama de que el Estado justifica su existencia porque presta servicios públicos y porque opera como un factor de equilibrio en la sociedad.

Para los defensores de la teoría del servicio público contemporánea, su núcleo se encuentra en poder adoptar medidas que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos y es allí donde debe mirar el Estado. El servicio público lo es, porque atiende la satisfacción de necesidades de carácter colectivo, continuo y permanente de grupos significativos de la sociedad, y que más significativo en este caso que grupos de personas con discapacidades que les han generado limitaciones y exclusiones, que se les posibilite acceder a la sociedad de la información.

Con la puesta en marcha de la Ley 1680/13, no sólo se logrará que las personas con limitaciones visuales se incorporen a la sociedad de la información, sino que también esas personas podrán rápidamente vincularse o mejorar su vinculación al aparato productivo nacional, con ello no sólo contribuirán al desarrollo del país, sino que a través muy seguramente de la teleeducación y del teletrabajo dignificarán notoriamente sus propias vidas.

Con acciones como las que adelantamos pasamos de la ejecución de obras de misericordia y del reconocimiento pasivo de los más limitados, a un nuevo rol, el de reconocerlos en su verdadero valor e incluirlos en el aparato productivo de la sociedad; se trata de una verdadera inclusión y de un verdadero reconocimiento al valor de la dignidad humana.

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Colombianos con discapacidad visual podrán descargar de manera gratuita software lector de pantalla

A partir de hoy, gracias a la Ley 1680 de 2013, iniciativa del senador Juan Manuel Galán en coautoría con Eugenio Prieto, 1.2 millones de personas ciegas y con baja visión cuentan con una herramienta de inclusión digital, el software Lector de Pantalla JAWS.

 

Esta iniciativa legislativa fija la obligación del Estado para establecer políticas y acciones afirmativas que garanticen el acceso e inclusión para personas ciegas y con baja visión a la información, comunicaciones, conocimiento, trabajo, educación y a las tecnologías de la información y las comunicaciones.

 

En ese sentido, el Ministerio TIC tiene la responsabilidad de garantizar que las personas con discapacidad visual ejerzan su derecho a la información y accedan a las comunicaciones en igualdad de condiciones, para garantizar el acceso, uso y apropiación de las tecnologías de la información y las comunicaciones como mecanismo para contribuir a su autonomía e independencia.

 

Esta iniciativa legislativa se materializó mediante la estrategia ConVertic, en donde el Ministerio TIC invirtió más de $6.100 millones para la compra de la Licencia País del Software Lector de Pantalla, lo que permitirá que, durante cuatro años, más de 1.200.000 colombianos con discapacidad visual y baja visión cuenten con una herramienta de inclusión digital.

 

La implementación de ConVertic contó con el apoyo del Instituto Nacional para Ciegos, y permite que los colombianos puedan descargar totalmente gratis el software lector de pantalla JAWS (Job Acces With Speech), que transforma la información de sistemas operativos y aplicaciones en sonido, para que personas con discapacidad visual accedan al computador y naveguen en Internet, de esta manera se posibilita el acceso a los conocimientos y las competencias para una real y efectiva inclusión social, educativa, laboral, económica, política y cultural en la sociedad.

 

Esta estrategia se convierte en un hito para la población con discapacidad visual y baja visión, permitiendo el acceso a conocimientos y competencias de los más de 1.200.000 de colombianos en esa condición, de los cuales el 82% vive en condiciones de pobreza. Es una oportunidad para que más personas puedan acceder a los beneficios que ofrece la red, ya que actualmente menos del 2% de las personas ciegas usan Internet, mientras que el 38% de la población en general sí lo hace. 

 

“Con el senador Juan Manuel Galán, como liberales socialdemócratas, impulsamos este tipo de iniciativas que buscan la reducción de la brecha digital y social, además, de la generación de nuevas oportunidades de inclusión social y de autonomía para los colombianos con discapacidad visual, quienes a partir de ahora podrán acceder a más oportunidades”, afirmó el senador Eugenio Prieto.

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No más hurtos de celular

Ante las sensibles modificaciones en la política criminal colombiana, en particular en lo referente a la política carcelaria se impone una variación sustancial en el tipo de medidas que el Estado debe adoptar con el fin de impedir el hurto de terminales para servicios móviles de telecomunicaciones.


El robo del celular no sólo se ha convertido en actividad cotidiana, sino que el porte de celulares o terminales móviles se ha tornado en actividad peligrosa, pues  comúnmente con el hurto concurren otras actividades delictivas como las lesiones personales y hasta el homicidio agravado. 


Las políticas de comercialización de los servicios, campañas de mercadeo, incorporación permanente de nuevas aparentes facilidades y el uso de equipos de alto costo en ocasiones en los que solo se hace comunicación de voz o telefónica, sin duda generan condiciones adecuadas para que se creen verdaderas industrias criminales dedicadas, a la explotación económica del hurto de este tipo de bienes.


Si bien, en el actual desarrollo de la cultura jurídica, los delitos y las penas, son considerados el camino adecuado para restringir las conductas no deseables o reprochables en la sociedad, la realidad es que no solo existe este medio para impedir la comisión de delitos, también es posible que se expidan medidas que desestimulen su comisión, como es la pérdida de valor de los bienes, su inutilización o la imposibilidad de enajenarlos.


Reconocemos y valoramos los esfuerzos del ministro de las TIC, pero él sólo no puede dar esta lucha. Todos debemos unirnos para lograr mayores resultados. Debemos intentar otras rutas o medidas que nos permitan impactar en la disminución de este flagelo que se está convirtiendo en una verdadera pandemia.


Creo que debemos adelantar campañas orientadas a que cada usuario utilice el terminal que está conforme con sus necesidades, las personas que solo requieren de servicios telefónicos estarían menos expuestas a su hurto y se adopten condiciones especiales de circulación y mercadeo para el uso de terminales más complejos.


Proponemos que se modifique el actual esquema de comercialización de los servicios y se expidan medidas regulatorias y económicas que impliquen una drástica disminución de los costos de los terminales de voz, incluyendo subsidios a la oferta de los mismos, para que su valor de compra en el mercado sea mínimo y no exista una motivación relevante para hurtarlo. 


En lo referente al uso de terminales complejos o de alta gama, que son los que tienen valor significativo de hurto, proponemos una medida diferente, que desincentive ese hurto. Que en adelante sean propiedad de los proveedores de servicios y sean suministrados a los usuarios a cambio del pago de arrendamiento por su uso, que incluya una póliza de garantía por hurto.


Si los terminales de valor significativo, son de propiedad de los proveedores y no de los usuarios, al ser hurtados, su poseedor no puede proceder a su reventa, pues su comercio es restringido y su propiedad es solo de los prestadores. La compraventa clandestina de terminales por esta vía sería positivamente afectada y de nada valdría ser propietarios de equipos, pues solo tienen acceso a las redes los equipos de propiedad de los proveedores que son arrendados a los usuarios.


La ruta de modificar la política criminal con mayores penas restrictivas de la libertad, no parece ser la más adecuada, consideramos que medidas económicas, técnicas y regulatorias que hagan perder el incentivo al hurto en estos casos, pueden ser más efectivas. 


Si se facilita el acceso a los terminales por su bajo costo, se impide la libre circulación de terminales usados en el mercado, se promueve la inclusión de sistemas de radiolocalización de terminales, se obliga a los proveedores a suministrar terminales en arriendo y se sensibiliza a los usuarios para no usar equipos ya usados y  además, se logra que los países vecinos adopten medidas similares, seguramente podremos tener una disminución sensible en la comisión de estos delitos, que hacen que a diario todos estemos exponiendo nuestras vidas, cuando usamos un celular para comunicarnos.

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Telefonía móvil celular, facturación por segundos

En defensa de los derechos de los usuarios de la telefonía móvil celular en Colombia, que viven angustiados y molestos por las altas tarifas, las permanentes fallas en el servicio, la deficiente atención y la baja calidad, desde el Congreso de la República hemos venido realizando un riguroso ejercicio de control político en pro del mejoramiento de la cobertura y la calidad de este servicio público y de la defensa de los derechos de los usuarios.

Con este ejercicio que nos ha permitido comprender mejor a todos la magnitud del problema, sus múltiples causas técnicas, jurídicas, económicas y el enorme impacto negativo sobre los usuarios de las 47 millones de líneas celulares activas en Colombia, hemos logrado como resultado la adopción de un conjunto de medidas concretas y efectivas por parte del Ministerio de las TIC, la Comisión de Regulación de Comunicaciones -CRC-, el Congreso de la República, la Superintendencia de Industria y Comercio y los propios operadores -quienes avanzan en la firma de un pacto de transparencia-.

Este importante conjunto de medidas nos ha permitido avanzar, entre otros, en la Subasta 4G, en mejorar la competencia, en disminuir las tarifas en alrededor de un 30%, con el desmonte de las injustas tarifas off-net, en compensar las llamadas caídas -aunque creo que no se debían cobrar-. Pero aún nos falta muchísimo por mejorar, sobre todo en materia de calidad del servicio y en atención a los usuarios.

Recalcamos en la importancia de entregarles más capacidad de decisión a los usuarios y liberarlos de las perversas cláusulas de permanencia que los atan a los operadores, negándoles la movilidad y el desarrollo de una mayor competencia, por verdaderas razones de calidad, atención y tarifas.

Seguiremos buscando, vía legislativa, de regulación y por acuerdo con los operadores en las mesas de trabajo, para que se adopte la medida de facturación y cobro por segundo en el servicio y en consecuencia, la duración de las llamadas no se cobre redondeándola al minuto o a cualquier otra unidad de tiempo.

La tarificación del servicio por minutos, basada en el tiempo al aire de las comunicaciones, debe ser modificada sustancialmente, pues de un lado la realidad de la sociedad contemporánea y de los desarrollos tecnológicos es que muchas llamadas no tienen siquiera esa duración y tratándose de comunicaciones donde la voz no es lo esencial, la tarifa en todos los casos debería basarse en el espectro efectivamente utilizado o en la cantidad de datos enviados y recibidos.

La facturación por segundos, es solo el reconocimiento de que los bienes y servicios deben ser cobrados de acuerdo con la unidad de medida asociada a su uso. Los avances de las comunicaciones móviles las hacen sustancialmente diferentes a las fijas. Ya que la medición del uso del servicio puede hacerse por segundos y aún por unidades de medida más pequeñas, los usuarios solo deben pagar por el servicio que efectivamente reciben.

No existe razón, para mantener el cobro por minutos en el servicio telefónico y en los casos en que por estructura de costos o por el tipo de usuarios pueda resultar más beneficioso que el cobro se haga por minutos o por otro tipo de unidad de medida, debe la regulación permitir la elección a los usuarios, que sean ellos los que la escojan, basados en sus condiciones, que les resulta más favorable.

Todos los operadores asociados en Asomovil, se comprometieron, en las mesas de trabajo, a adecuar su plataforma tecnológica en este primer semestre, para garantizar, que usuario que solicite plan por segundos, se le deberá ofrecer, plan por segundos.

Solo la acción decida de Gobierno y Congreso en la adopción de medidas efectivas a favor de los usuarios, podrá permitir que el servicio de telefonía móvil celular, se preste en condiciones de eficiencia y alta calidad como la manda nuestra Estado Social de Derecho, para todos los servicios públicos.

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2014, hora de la verdad en concesiones celulares

 

 

En el 2014 diferentes temas asociados a la prestación del servicio de telefonía móvil celular en Colombia llegan al punto de las definiciones, pues es el año en que  se verán los efectos de las nuevas asignaciones de bandas para servicios 4G, en el que se consolidará la existencia un tercer operador  fuerte, pero lo más importante,  se definirá el futuro del sector a partir de las decisiones que deben adoptarse al finalizar las actuales concesiones de telefonía móvil celular otorgadas con base en la Ley 37 de 1993.

No obstante que la Ley 422 de 1998, aparentemente renunciaba a la reversión de los bienes asociados a la prestación del servicio de telefonía móvil celular, después de los análisis llevados a cabo en el Congreso de la República y ante la decidida intervención de la actual Contralora General de la República, la Corte Constitucional en la sentencia C-555-13, precisó el tema y dejó en claro que los contratos celebrados con anterioridad a la Ley 422, esto es, los basados en la Ley 37 de 1993, deben ejecutarse en los términos pactados y en consecuencia opera la reversión en los mismos una vez culminados.

Tres temas deben ser objeto de análisis por el Gobierno. En primer lugar, la terminación de los contratos y la reversión de las redes de Telefonía Móvil Celular, pues este año, el 28 de marzo, no sólo se vence el plazo para la entrega al Estado de las bandas de frecuencia que se asignaron y prorrogaron a los actuales prestadores de telefonía móvil celular, sino que además, se vence el plazo para la explotación y uso de las redes establecidas en el territorio nacional, asunto de gran magnitud que no ofrece discusión a partir de haberse hecho público el contenido de la sentencia C-555 de 2013 de la H. Corte Constitucional, esto es, terminadas las concesiones los bienes asociados a su explotación, revierten al Estado.

En segundo lugar, tratándose de concesiones para la prestación del servicio y no de la mera explotación de redes o de activos del Estado, el Gobierno Nacional debe precisar cuál es el alcance de la reversión y de los bienes que pasan a ser propiedad del Estado, pues es bien sabido que la prestación de este tipo de servicios requieren de un conjunto de instalaciones y facilidades asociadas al servicio que se integran al mismo y que normalmente deben ser objeto de la reversión, pues se trata de que el concesionario, entregue al concedente “el servicio concedido” de tal manera que si el concedente lo decide, él podría prestar el servicio en forma inmediata y en gestión directa. Es necesario entonces que el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, establezca con los actuales operadores, cuando y en qué forma recibirá las redes y las instalaciones asociadas al servicio.

En tercer lugar, este año debe quedar definido el beneficio que tendrán los usuarios del servicio de telefonía celular por el hecho de que las redes que eran explotadas por particulares como bienes propios, pasen, mediante la reversión, a ser de propiedad del Estado;  además, porque el espectro asignado para la prestación del mismo servicio, debe ser recuperado también por el Estado, lo que  no se trata de asuntos de poca monta o de mero trámite, sino que en razón de nuestro debate y de la decisión adoptada por la Corte Constitucional, ante la demanda formulada por la señora Contralora General de la República, los Colombianos a través del Estado recibiremos un inmenso patrimonio, que debe ser utilizado a favor de todos.

En una situación como la que se registrará en el 2014, lo esperable es que se adopten decisiones que respondan a tres temas claves en materia de servicios públicos: (i) que se entienda que el patrimonio público es de todos los nacionales y en consecuencia que el tema trasciende lo meramente fiscal; (ii) que los bienes afectos al servicio se utilicen para garantizar plenas coberturas, reducción significativa en las tarifas, y (iii) la apropiación colectiva de los usuarios, de los desarrollos tecnológicos a través de la utilización masiva de las TIC.

 

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El desmonte de las cláusulas de permanencia mínima

El pasado miércoles, durante la realización en Medellín de la segunda mesa de trabajo por la calidad, la competencia y la protección a los usuarios de la telefonía móvil celular, el doctor Pablo Márquez, director de la Comisión de Regulación de Comunicaciones -CRC-, anunció la expedición de normas regulatorias para la prohibición de las cláusulas de permanencia mínima en los contratos de prestación de servicios de comunicaciones móviles.  

 

Esta decisión “…implica que los proveedores deberán separar completamente los contratos de compraventa o de cualquier modo de adquisición de los equipos terminales móviles de los contratos de prestación de servicios de comunicaciones móviles, en aras de otorgar una mayor transparencia en la información de los usuarios y así estos reciban la información correcta tanto de los precios de los servicios de comunicaciones como de los equipos terminales móviles y seleccionen aquel plan tarifario que mejor se adapte s su consumo, y en ultimas se maximice el bienestar de los usuarios”.

 

Por considerarla de notoria trascendencia para los usuarios, acompañamos esta decisión del organismo regulador, que busca hacer más trasparente la relación de los usuarios con los operadores, tal como lo expresaos en el Proyecto de Ley -No 259S/13- de nuestra iniciativa, que tiene en cuenta la CRC en su estudio y en su Proyecto de Resolución, en el cual fundamentamos que frente a la masificación de los servicios de telecomunicaciones, los medios convencionales de vigilancia y control, no son suficientes para proteger a los usuarios, de allí la necesidad de establecer mecanismos especiales, que le permitan a los mismos usuarios hacer valer sus derechos, frente a la posición dominante de los proveedores de servicios.

 

Por ello, insistimos, que uno de los mejores mecanismos de protección del usuario, es libertad de elegir o escoger libremente a su proveedor de servicios y dar por terminada su vinculación con el proveedor e iniciar una nueva relación comercial con otro prestador del servicio, cuando lo considere necesario, por problemas de atención o calidad en la prestación del servicio.

 

En este sentido, es que hemos rechazado y propuesto desmontar dos cláusulas contractuales que han ido en contra del derecho de los usuarios de escoger con libertad al proveedor de servicios. De un lado, las denominadas “ventas atadas”, y del otro, las de “permanencia mínima”; mecanismos legales, pero injustos, que le permiten al proveedor de los servicios, impedir al usuario ejercer sus derechos. Cuando el usuario celebra este tipo de compromisos o suscribe ese tipo de cláusulas, en la práctica lo que hace es renunciar al ejercicio de sus derechos.

 

Mediante las ventas atadas, el proveedor asocia dos negocios jurídicos que en materia de servicios de telecomunicaciones son plenamente separables, el contrato de la compraventa del terminal, con el suministro de las facilidades propias del transporte de señales radioeléctricas, que en la actualidad es propiamente el servicio de telecomunicaciones.

 

Obligar a que los proveedores de servicios que además venden terminales a separar los negocios y ofrecer el mismo precio por el terminal a sus usuarios y a los de terceros operadores, como lo hemos propuesto en el Congreso y como lo regulará la CRC, sin duda será un avance positivo en la defensa de los usuarios de estos servicios en Colombia.

 

Otro tanto se presenta con la cláusulas de permanencia mínima que obligan a los usuarios a no cambiar su proveedor de servicios por un tiempo significativo y a mantener el contrato, con independencia de su nivel de satisfacción por los servicios recibidos y la calidad con la que los mismos le han sido suministrados, se trata de una renuncia al derecho de dar por terminado el contrato por un tiempo, lo que facilita que frente a ese usuario se desarrollen prácticas que pueden constituir abuso de la posición dominante sin que nada pueda hacer por liberarse de las cadenas que con la suscripción del contrato que el mismo ha aceptado.

 

La Constitución de 1991 nos pone ante una indiscutible realidad, la primacía del derecho material, sobre lo puramente formal, predicar derechos de los usuarios, pero a la vez permitir la existencia de cláusulas contractuales como las comentadas, era absolutamente contradictorio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/el_desmonte_de_las_clausulas_de_permanencia_minima.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/11/10/el-desmonte-de-las-clausulas-de-permanencia-minima/

Nuestras historias

La telefonía celular, a examen colectivo

 

Esta semana en Cartagena, instalamos la primera de cinco mesas de trabajo sobre las telecomunicaciones móviles, a las que convocamos los senadores Juan Mario Laserna, Alexander López y yo -las otras serán en Medellín, Ibagué, Cali y Bogotá-, con el fin de avanzar en la construcción de un pacto de transparencia de los operadores con sus usuarios, alrededor de la socialización, discusión y concertación del proyecto de ley de nuestra iniciativa, que busca mejorar la prestación de estos servicios, en particular el de telefonía móvil celular, para tratar de garantizar la prestación de servicios de calidad, la incorporación de nuevas tecnologías, la promoción efectiva de la competencia y la consagración de un verdadero estatuto de protección de los usuarios. 

Todos coincidimos en la importancia del ejercicio. Sentar en la mesa representantes de las organizaciones de consumidores de telefonía móvil celular, de sus prestadores y de diferentes autoridades, entidades y organizaciones, ha sido el punto de partida para lo que seguramente será una importantes experiencia en la construcción de la labor que nos corresponde adelantar en el Congreso de la República, pasando de tratar los temas a veces en monólogos irracionales, en los que no se reconocen las razones de las partes, al dialogo creador, que es la forma adecuada como deben entenderse los diferentes sectores en la democracia.

Tres son las bases que han orientado los aportes de los diferentes sectores en el examen del estado del arte del sector, ante las notorias fallas que se registran en la prestación del servicio y en la atención de los derechos de los usuarios que en el presente están atravesando una de las peores crisis:

(i) el reconocimiento explícito de las fallas en que se está incurriendo en la prestación y la calidad del servicio y la necesidad de que se adopten medidas que permitan superarlas; (ii) la necesidad de refinar las normas legales, reglamentarias y regulatorias que rigen la competencia en el sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones; y (iii) la necesidad de avanzar en la construcción de un verdadero sistema de medidas que permitan la protección de los derechos de los usuarios.

El esquema de democracia participativa y de vinculación de la sociedad con el Estado, hace imperativo que en la interacción de los sectores público y privado, se deba buscar el desarrollo del país y el mejoramiento continuo de la calidad de vida de los colombianos, de allí la necesidad de que  a la manera de un “contrato social”, sean los propios sectores de interés quienes participen en la construcción de las soluciones a los problemas Nacionales.

No obstante la importancia de las normas como mecanismo para orientar el sector de los servicios públicos, mucho más importante es que en su construcción intervengan en forma directa, todos los interesados y que las medidas que se adopten, estén legitimadas en la participación ciudadana, que en forma ilustrada y atendiendo a criterios de razonabilidad pueda orientar la actividad que en nombre del Estado, desarrollen tanto el Congreso, como el Gobierno.

El paso de la soberanía nacional a la popular, debe representar una variación efectiva en la producción del derecho,  y en la forma como el Estado y los particulares, se asocian para la búsqueda de soluciones a los problemas nacionales, de allí, que es de esperar que del dialogo sincero y abierto, salgan verdaderas soluciones para un sector como el de las TIC  que está asociado con todas las actividades relevantes de la vida Nacional; al menos es de esperar que se construyan nuevas formas de dar legitimidad a las decisiones y soluciones que se adoptan en el Congreso de la República.

Confiamos que en la segunda sesión de trabajo que se realizará el miércoles en Medellín, se avance en la presentación de propuestas que permitan hacer públicas las bases de las soluciones y que podamos informarle a los ciudadanos que como resultado de este tipo de conversaciones y de puesta en común de puntos de vista e intereses, se han sentado las bases de lo que será en los próximos años las mejores condiciones en la que se presten estos servicios.

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/la_telefonia_celular_a_examen_colectivo.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/11/03/la-telefonia-celular-a-examen-colectivo/

Nuestras historias

Mínimo vital en servicios públicos

 

En mi paso por la Comisión VI del Senado, he comprendido en mayor dimensión, la enorme confrontación que existe en Colombia, entre la teoría económica y la teoría social del Estado. Desde la teoría económica, se confunden servicios con mercancías y tarifas con precios y de manera insensible se piensa que el derecho a los servicios púbicos solo está circunscrito a quienes pueden pagarlos. En contraste, quienes defendemos la teoría social del Estado, creemos en la necesidad de dar cumplimiento a la cláusula del Estado Social de Derecho, según la cual los servicios públicos deben ser prestados a la totalidad de los habitantes del territorio.  

Por tal razón, en compañía de la bancada del Partido Liberal, he radicado el Proyecto de Ley 101-Senado/13, que hace referencia al mínimo vital en la totalidad de los servicios públicos domiciliarios, esto es, agua potable, saneamiento básico [alcantarillado y aseo], energía eléctrica, gas combustible domiciliario y gas, además incluye los servicios de tecnologías de la información, esto es, el servicio de telefonía y el de internet.

El Proyecto de Ley, dentro de la orientación de la sentencia T-793 de 2012, busca eliminar exclusiones en el acceso a los servicios básicos, y además defender a la totalidad de los usuarios que encontrándose en condiciones de alta vulnerabilidad, por sus precarias condiciones económicas, no tienen capacidad para pagar el servicio.

Del Proyecto de Ley varios temas son relevantes, quiero concentrarme en tres. Primero, el origen de los recursos con los cuales debe atenderse el pago del mínimo vital. Proponemos sean los actuales fondos de solidaridad y redistribución de ingresos, pues nada hacemos, si en la protección de este tipo de derechos ponemos nuevas cargas a las Empresas que las hagan inviables.  El hecho de que sean los fondos los obligados a atender el pago de los consumos de servicios de los más pobres no es nada diferente a la concreción del principio de solidaridad tarifaria que consagra el artículo 367 de nuestra Constitución Política.

Segundo, que el derecho pueda reclamarse ante la empresa y no sea necesario que los ciudadanos acudan al juez de tutela para solicitar la protección de derechos que el orden jurídico les reconoce. No tiene sentido congestionar los juzgados y generar altos costos de transacción para el Estado y para los ciudadanos más pobres, cuando se sabe que los fallos judiciales no pueden hacer otra cosa que reconocer la existencia del derecho. Es atributo del Proyecto de Ley, cumplir uno de los propósitos actuales de todas la autoridades, lograr en lo posible, desjudicializar las decisiones administrativas y descongestionar los despachos judiciales.

Tercero, como un tema que merece un trato aparte, el Proyecto de Ley hace referencia a que los prestadores del servicio deben garantizar el debido proceso a los usuarios antes de proceder al corte o suspensión de los servicios; lo que en la práctica no es otra cosa que impedir que las empresas suspendan el servicio frente al hecho objetivo del no pago, sin constatar que al hacer el corte se sacrifican o no, derechos constitucionalmente protegidos.  En adelante antes de suspender o negar el servicio la empresa debe realizar una actuación administrativa que le permita al usuario explicar sus condiciones y reclamar a su favor el derecho al mínimo vital cuando sea del caso.

Creo que la labor sustancial de los congresistas, es ser intérpretes de las necesidades más sentidas de la ciudadanía que representamos, por eso cuando presento iniciativas como la relativa al mínimo vital en servicios públicos y otras como las asociadas a la protección de los usuarios de telefonía móvil celular y cuando cuestiono el actual sistema de prestación de servicios de televisión, lo hago como vocero real y no formal de quienes me brindaron su confianza ciudadana al elegirme.

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/minimo_vital_en_servicios_publicos.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/10/27/minimo-vital-en-servicios-publicos-2

Nuestras historias

¿Fracasó el modelo privatizador?

 

Como todos los ciudadanos de Medellín y del país, lamentamos profundamente la tragedia que vive la ciudad y nos hacemos solidarios con sus habitantes, con los familiares y amigos de las víctimas y con sus gobernantes, que dentro de los límites de sus competencias han actuado en forma ejemplar. Pero nuestra solidaridad no debe ocultar la crisis de un modelo que debemos criticar y proponer su modificación sustancial, como expresamente nos lo solicitó el señor Vicepresidente Angelino Garzón el pasado viernes en Medellín.  

Si bien es claro, que solo la colaboración de los sectores público y privado, pueden sacar un país adelante, lo que no es tan claro, es que cada uno de ellos abandone su rol y que el Estado termine haciendo lo que le corresponde a los particulares. Pero además grave y oscuro que el sector privado, sin control alguno y sin hacer prevalecer el interés púbico o social, termine reemplazando al Estado y actuando en la sociedad como si fuera tierra de nadie.

La entrada en vigencia de la Constitución de 1991, con la cláusula de Estado Social de Derecho y democracia participativa generó la transformación de las relaciones del Estado y los particulares, al punto de que estos últimos han podido terminar involucrados en cuatro actividades que antes le eran reservadas al Estado, así en la actualidad, los particulares pueden (i) ejercer funciones públicas, (ii) prestar servicios públicos, (iii) administrar recursos públicos, y (iv) administrar recursos del Estado, lo que representa una variación sustancial de su papel en la sociedad.

Con los desarrollos legales y administrativos, son varios los casos en que los particulares han venido reemplazando al  Estado, pudiéndose resaltar (i) el caso de la prestación de servicios de Salud y la administración de los recursos provenientes de ese sector a través de las EPS -con destacables excepciones-, (ii) la administración de Fondos de pensiones, (iii) prestación de servicios públicos domiciliarios y de telecomunicaciones en especial de la telefonía móvil celular, y (iv) el caso de la expedición de licencias de construcción y demás competencias que se le han asignado a los curadores urbanos.

A la hora de una evaluación de los desarrollos del actual modelo, no puede perderse de vista que si bien la Constitución autoriza a los particulares a involucrarse en asuntos que antes eran propios y aún de exclusividad del Estado, jamás la Constitución ha prohijado que tanto los servicios, como la funciones se puedan ejercer en forma absolutamente libre y por el contrario se ha reservado al Estado, su intervención, planeación y especialmente su vigilancia y control.

Después de más de 20 años de desarrollo institucional y por fuerza de los hechos, se ha llegado la hora de que el país haga una reflexión a fondo sobre las bondades del modelo que ha adoptado,  y que tanto, quienes han administrado los recursos de la salud [EPS] y las pensiones [en especial Colpensiones] y quienes vienen prestando servicios públicos como es el caso de la telefonía celular, como quienes se han ocupado el urbanismo en nuestras ciudades [los curadores urbanos],  sean objeto de un escrutinio detallado a través de los diferentes sistemas de control,  en especial del político a cargo del Congreso, el fiscal a cargo de las Contraloría, el disciplinario por el ejercicio del deber funcional a cargo de la Procuraduría  General de la Nación y como es apenas natural el control Social a cargo de los ciudadanos.

Lo ocurrido en el país con la destinación de los recursos del sector salud, la forma como se han prestado los servicios móviles de telecomunicaciones, en especial las continuas fallas en la prestación de la telefonía móvil celular, la forma como se están atendiendo los derechos de los jubilados,  y el fracaso que está denotando la actividad que desarrollan los curadores urbanos, son motivos que deben generar una modificación sustancial en las políticas públicas colombianas, en la que sin desconocer la enorme importancia que tiene el sector privado, el Estado reasuma su papel y realmente sea el rector de los asuntos sustanciales en la vida de los Colombianos.

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/fracaso_el_modelo_privatizador.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/10/20/fracaso-el-modelo-privatizador/

Nuestras historias

UNE, inversión para el desarrollo

 

Tal vez la dureza de la crítica política de algunos contradictores de la fusión UNE-Millicom, no permita que todos reconozcamos que la administración municipal de Medellín, en materia de tecnologías de la información y las comunicaciones -TIC- y la vinculación de la ciudad y de los ciudadanos en la sociedad de la información, avanzan en la vía correcta. 

Desde que se conoció la iniciativa de generar una profunda transformación en UNE y buscar una alianza estratégica que le permitiera a la empresa incursionar en la prestación de servicios móviles de voz en todo el territorio nacional, integrados con los que venía prestando de voz fija, internet y televisión, apoyé decididamente la iniciativa, e hice algunas consideraciones, muchas de las cuales, fueron acogidas finalmente por el H. Concejo Municipal al adoptar el Acuerdo 17/13; que esta semana aparecen concretadas con la decisión de incorporar al presupuesto municipal la no despreciable suma de $1.4 billones de pesos que en lo sustancial, representarán inversión social para el desarrollo incluyente y equitativo de la ciudad.

Después de la expedición del Acuerdo 17/13, se han presentado hechos de notoria relevancia,   en el sector de las TIC. UNE no obstante no haber participado en la subasta de 4G que le hubiera ocasionado inversiones adicionales a EPM en telecomunicaciones, con su fusión con Millicom ha quedado fortalecida para asumir la competencia en servicios convergentes de telecomunicaciones, pues no solo podrá hacer uso de sus bandas anchas, sino que las mismas potencializan su valor cuando se integran a las que aporta Millicom a la alianza, en particular las bandas propias de PCS.

La fusión UNE-Millicom, acrecienta el presupuesto del municipio de Medellín en $1.4 billones, incrementando el presupuesto de la ciudad para el año 2014, a más de $5 billones, cifra histórica que no solo permitirá una importante inversión social, sino que además, debe llevar al municipio de Medellín a definir una política pública territorial en materia de TIC. El asunto representa una variación sustancial en el manejo de las telecomunicaciones y en el entendimiento del rol que debe cumplir el municipio en esta materia, pues su rol principal ya no será como propietario u operador monopólico de telefonía fija, sino, que Medellín será el motor que incentive la competencia, la universalización de los servicios y la apropiación de las tecnologías de la información.

En un contexto como el planteado, la iniciativa de las autoridades Municipales será objeto de múltiples exámenes y comentarios y seguramente los proyectos que se ejecuten mantendrán la dinámica de transformación permanente de Medellín como ciudad innovadora, pero, para quienes venimos examinando la evolución del sector de las TIC, las propuestas presentadas por el señor alcalde merecen comentario positivo especial, entre ellas, quiero resaltar hoy, la Creación de una universidad virtual @Medellín y la constitución de un fondo Municipal de las TIC.

Lo de la Universidad no podría ser más equitativo. No es un secreto que la educación y más aún la educación a través de la presencia virtual es un factor multiplicador del conocimiento y tener una Universidad que permita democratizar el conocimiento en la ciudad, nos permitirá utilizar al máximo nuestros recursos educativos e incorporar a los otros sectores de la ciudad tradicionalmente marginados; pero no solo eso, con una Universidad virtual Medellín puede posicionar a sus docentes en el contexto nacional e internacional como desde hace varios años lo merecen.

El fondo de las TIC, será un componente de fomento para el apoyo a proyectos productivos de telecomunicaciones aplicadas especialmente al teletrabajo y a aplicaciones propias de la sociedad de la información, como la tele democracia y la tele participación.

Sin duda, las decisiones adoptadas por el municipio de Medellín, muestran una diferente concepción del sector de las TIC, dejando claro, que las empresas de servicios públicos están al servicio de la sociedad y no lo contrario.

 

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/une_inversion_para_el_desarrollo.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/10/13/une-inversion-para-el-desarrollo/

Nuestras historias

¿Qué hacer con las redes celulares?

Como consecuencia de los debates que en el Senado hemos adelantado en la defensa del patrimonio público y de los derechos de los usuarios en relación con la prestación del servicio de telefonía móvil celular, la Contraloría General de la República instauró ante la H. Corte Constitucional acción de inexequibilidad sobre la Ley 422/98. El resultado, la expedición de la sentencia C-555/13, la cual generará una de las más profundas transformaciones en el sector de las TIC, con la exigencia de revertir al Estado de los elementos y bienes asociados a la prestación de estos servicios.


Semejante noticia debe ocupar la atención del Gobierno Nacional, quien desde  que se conoció la sentencia C-555/13, debe estar adecuando los medios para proceder a recibir activos cuyo valor es incalculable, más aún si se tiene en cuenta que la concesión que es la base de la reversión, no solo incluye el uso de postes y antenas, sino además, otros elementos de red y equipos, como centros de conmutación y soportes lógicos que han permitido y permitirán que se pueda continuar prestando el servicio sin solución de continuidad.


Con la sentencia C-555/13, la Corte reconoce que los activos asociados a la prestación de los servicios de telefonía móvil celular, han sido completamente amortizados por los usuarios, auténticos propietarios de la red. Nuestra tesis es, la red no pasará a ser propiedad del Ministerio de Hacienda o del de las TIC, sino de los usuarios, de toda la gente que durante estos 20 años pagó con las tarifas, la amortización de esa infraestructura.


Debemos preguntarnos ¿qué hacer con una red que es de propiedad de todos los colombianos? La respuesta que se dé, debe estar en la vía de que la red debe mantener su condición de “red pública”. Lo que significa que la red debe ser puesta al servicio de toda la sociedad y para ello se hace necesario que el Estado determine quién va a gestionarla, mantenerla y actualizarla para que todos los actuales y nuevos operadores de servicios se sirvan de ella.


Además el Estado debe definir la política que permita recibir y reasignar el espectro radioeléctrico asignado para la prestación del servicio, dando pleno cumplimiento a lo previsto en el artículo 75 de la Constitución y a las orientaciones de la Corte Constitucional y del Consejo de Estado, que están en la vía de garantizar el acceso democrático al uso del espectro e impedir prácticas monopólicas. No puede perderse de vista que tanto la Ley 142/94, como las Leyes 422/98 y 1341/09, han sostenido uniformemente que al terminarse las concesiones de servicios de telecomunicaciones, el espectro asignado debe ser revertido al Estado.


Lo que proponemos por tanto, es que el Ministerio de las TIC, escuche el clamor generalizado de intervenir en el sector de los servicios de telecomunicaciones móviles y aproveche esta histórica oportunidad para que varíe sustancialmente el actual modelo y adopte uno nuevo en el que exista solo una red pública nacional en la que se integren los servicios fijos y móviles y todos los prestadores solo paguen un cargo por uso y acceso a la red que es del Estado -es decir, de todos- y que opere como una gigantesca autopista publica, de acceso generalizado, redundando en economías del sector, que deben trasladarse en bajas tarifas y mejor calidad del servicio para todos los usuarios, para toda la gente.


Lo que debemos reconstruir entre todos en Colombia, es el control público de las redes del Estado, dejando que todos los operadores las usen en condiciones de igualdad, pero manteniendo el control sobre los servicios. Lo que la Corte ha hecho con la sentencia C-555/13, generará una revolución del sector, que ojalá pueda ser entendida en su real dimensión. Que no resultemos por la vía administrativa o legislativa, borrando mal borrado, los innegables aportes que con su fallo, hace la H. Corte Constitucional, en defensa del patrimonio público y de los derechos de los usuarios. 

Nuestras historias

Colapsó la telefonía móvil celular

 

Cada vez somos más dependientes de las comunicaciones móviles. Así quedó demostrado el pasado miércoles, cuando colapsó temporalmente el servicio de telefonía móvil de Claro-Comcel en Colombia. Nadie tiene claro lo que sucedió. Ni qué generó la falla. Ni el tiempo de duración. -Imaginémonos qué pasaría si tuviéramos una interrupción de días-. Ni mucho menos, de quién es la responsabilidad de una falla de tal magnitud en un servicio público esencial.  

Hasta ahora no conocemos pronunciamiento público del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones –Mintic-, de la Superintendencia de Industria de Comercio –SIC-, o de la Comisión de Regulación de Comunicaciones –CRC-, en el que se aclare a la opinión pública las causas e implicaciones de la falla y se garantice su no repetición. ¿Sería igual el silencio o la reacción, si la falla hubiera sido en el sistema interconectado del país, un apagón por ejemplo?  

Cuando en 1992, se inició el proceso de apertura, liberalización y globalización de las telecomunicaciones, se pensó que la llegada del sector privado al sector de los servicios, traería nuevos inversionistas, con amplio musculo financiero, inversiones permanentes e incorporación de nuevas tecnologías, que garantizarían continuidad en la prestación, bajas tarifas y mejor calidad.  

Cuando fallan las telecomunicaciones móviles en forma general, tal como está sucediendo hoy en Colombia, aunque se quiera hacer ver como un simple problema de desarrollo del mercado, o de libertad económica, el asunto es muy diferente. Se trata de fallas en un servicio público que afecta nuestra cotidianidad, nuestra vida social y el desarrollo del país. 

La crisis en la prestación del servicio de telefonía móvil en Colombia no le sirve a nadie, el Estado como responsable de su prestación eficiente, debe iniciar una profunda transformación sectorial que garantice que el servicio se preste a la totalidad de los colombianos, en condiciones de universalidad y alta calidad.

Cuando la Corte Constitucional expide sentencias con profundas implicaciones como la T-1077/12 que ordena desmontar una estación base en Fresno-Tolima y al Mintic, que regule distancia prudente entre torres de telefonía móvil, viviendas, instituciones educativas, hospitales y hogares geriátricos; la C-555/13, reconoce que las redes de telefonía celular le deben revertir al Estado; o cuando la SIC tiene que adelantar procesos sancionatorios, como los que están en trámite o han culminado; y cuando los operadores reconocen las dificultades en calidad y las fallas que se registran en la prestación del servicio; ha llegado la hora de expedir una regulación integral del servicio, realizar acuerdos de buen gobierno y pactos de transparencia entre Gobierno, operadores y usuarios.

Hemos liderado iniciativas, como la de impulsar la asignación de nuevas frecuencias para servicios cuarta generación [4G], la de establecer reglas para proveer la competencia en el sector y restringir las conductas monopolistas, eliminar las cláusulas de permanencia mínima y las ventas atadas de equipos terminarles, el acceso democrático al espectro radioeléctrico y el uso con los mayores beneficios sociales de las redes del Estado. 

Ahora promovemos la construcción colectiva de una política integral en telefonía móvil que privilegie calidad, competencia y protección a los usuarios. Congreso, Gobierno, organismos de regulación, vigilancia y control, empresas prestadoras del servicio, organizaciones sociales, sindicatos de trabajadores, ligas de usuarios, comunidad académica, tienen el uso de la palabra.

Estamos de acuerdo, “Tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario”. Con la profundización de las fallas del servicio de telefonía móvil celular y la creciente insatisfacción de los usuarios, se está cerrando el círculo que muestra que tratándose de un servicio público estratégico de uso masivo, la intervención del Estado, hoy, para corregir las imperfecciones del mercado, es más necesaria que nunca. 

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Más recursos para la educación superior

Durante el trámite legislativo del Plan Nacional de Desarrollo -PND-, Ley 1450/11, llamamos la atención sobre una ambiciosa pero interesante meta y sobre los mecanismos e instrumentos propuestos para alcanzarla: Lograr al 2014 una tasa de cobertura en educación superior del 50%. Lo que significaba incrementar en 4 años, 13 puntos, al pasar del 37 al 50%. Es decir, incrementar como mínimo, más de 3 puntos promedio año.  

En los últimos 10 años, con mucho esfuerzo, sólo logramos incrementar un punto promedio año, al pasar del 30 al 40%. Sin la existencia de instrumentos reales de acceso, expresamos nuestro respetuoso escepticismo sobre la meta de incrementar más de 3 puntos promedio año. No obstante la buena voluntad del Gobierno, con la situación del actual sistema educativo y del modelo de financiamiento de la educación superior, la meta propuesta en el PND del 50% al 2014, es inalcanzable, es imposible.

Por tal razón y con el propósito fundamental de buscar recursos para el aumento de cobertura en educación superior pública e ir cerrando semejante brecha de exclusión, en el marco de la discusión y aprobación de la Reforma Tributaria -Ley 1607/12-, propusimos un punto adicional al Impuesto de Renta para la Equidad -CREE-. Nuestra propuesta, avalada por la bancada del Partido Liberal, fue aprobada mayoritariamente con el apoyo de congresistas de todos los partidos.

Inicialmente en la Plenaria del Senado, se aprobó el punto adicional del CREE de carácter permanente. Ideal en la búsqueda de cerrar la brecha. En la Cámara se aprobó temporal, para las vigencias 2013, 2014 y 2015. Se logran recursos adicionales por alrededor de $4 billones, para distribuirlos así: $1.5 billones para educación superior, $1.2 billones para salud y $1.2 billones para el sector agropecuario.

Nos satisface este logro por el impacto positivo en el país en estos tres sectores estratégicos del desarrollo social, pero los esfuerzos para avanzar con paso firme en la superación de la trampa social de exclusión y marginación en la que nos encontramos atrapados, en medio de elevados niveles de concentración de riqueza, en contraste con la pobreza e inequidad, no pueden ser temporales, deben ser permanentes.

En lo referente a la educación superior, tema de nuestro énfasis en el día de hoy, el pasado 3 de septiembre, el Gobierno Nacional expidió la Resolución 2839, por medio de la cual se trasladan los primeros $200 mil millones a 59 Instituciones Públicas de Educación Superior en Colombia.  En esta primera asignación, Antioquia, Medellín y Envigado -que han hecho enormes esfuerzos para ampliar cobertura con recursos propios-, reciben mediante giro directo a sus instituciones, alrededor de $18.000 millones.

No obstante que algunas personas pretendieron que la distribución de estos recursos no incluyera las instituciones universitarias públicas, las técnicas y tecnológicas o los esfuerzos locales -como fue nuestra propuesta-, valoramos que desde los Ministerios de Educación y Hacienda, con la reglamentación expedida -Decreto 1835 del 28 de agosto del 2013-, se respetara el espíritu de la proposición aprobada, incluyéndolas.

Pero el problema no está resuelto, ni lo estará, mientras se excluya del sistema de educación superior al 60% de los jóvenes entre los 17 y los 21 años -más de 3 millones de colombianos-. El desfinanciamiento del sistema, hace imperativo recurrir a fuentes ciertas y permanentes de recursos, por ello, seguimos proponiendo utilizar del 4 por mil, un 2 por mil o el punto adicional del CREE para la educación superior, durante dos décadas o el tiempo necesario, para cerrar la brecha.

La cobertura en la educación superior debe incrementarse en el país en aras de la equidad social y para ello son necesarias fuentes ciertas de recursos que posibiliten la financiación y construcción de una política pública incluyente, que garantice cobertura y acceso al sistema de educación superior en condiciones de igualdad para todos los jóvenes de Colombia, millones de los cuales, aún esperan hacer parte real y material de ese imaginario colectivo y democrático llamado, Estado Social de Derecho.

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Garantizar la prestación de un servicio mínimo vital, propone senador Eugenio Prieto

 

El proyecto de ley "busca desarrollar los derechos colectivos del siglo XXI y proteger a la población más vulnerable del país", afirmó el congresista durante la radicación.

La iniciativa de autoría del senador Eugenio Prieto y apoyada por el Partido Liberal pretende dar aplicación a la línea jurisprudencial de la Corte Constitucional en materia de servicios públicos y tecnologías de la información, que reitera "se debe proteger y garantizar la prestación de un servicio mínimo vital a los habitantes, que esto sea gratuito cuando las personas estén en condiciones de vulnerabilidad e indefensión social", explicó el senador Prieto durante la radicación del proyecto ante la Secretaria General del Senado.

Según el congresista el proyecto establece los siguientes puntos fundamentales:

-La fuente de los recursos son los fondos de solidaridad ya establecidos en las leyes que deberán presupuestarse en los concejos y las asambleas cuando se elaboren los presupuestos locales.

-Las empresas de servicio público deberán garantizar este servicio sin que estas personas tengan que recurrir a una tutela o aun mecanismo judicial, quienes se inscribirán y demostraran su condición de vulnerabilidad.

-El beneficio no será permanente cada persona deberá demostrar mes a mes su condición y cuando supere su mínimo vital tendrá que pagar por este consumo.

- Las empresas de servicio público no podrán seguir cortando los servicios a los dos meses de no pago sin un debido proceso de los usuarios, como lo exige la corte.

El senador Eugenio Prieto, explicó que este proyecto antes que promover la política de fomento, busca el mínimo de subsistencia que se le debe garantizar a las personas completamente gratis, "lo que está sucediendo es que la gente está buscando la garantía vía tutela, llenando los estrados judiciales" concluyó.

Tomado de Prensa Senado

http://www.senado.gov.co/sala-de-prensa/noticias/item/18188-garantizar-la-prestacion-de-un-servicio-minimo-vital-propone-senador-eugenio-prieto

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Sanción al abuso de posición dominante en TMC

 

Con la cuantiosa e histórica sanción por $87 mil millones impuesta por la Superintendencia de Industria y Comercio -SIC-, a Claro-Comcel, por “….incurrir en abuso de posición dominante y otras conductas infractoras de la libre competencia relacionadas con la violación del régimen de portabilidad numérica…”; y los millones de quejas y múltiples investigaciones administrativas por la evidente mala calidad del servicio de la telefonía móvil celular -TMC-, se reabre en Colombia el debate sobre la urgente necesidad de definir mecanismos eficientes y oportunos para garantizar protección de los derechos de los usuarios, calidad en el servicio y mayor competencia en el sector de las TIC.

Cuando hace veinte años se discutió en el país, la apertura, liberalización y transformación del sector de las telecomunicaciones, varias dudas asaltaban a los expertos en estos temas.  No parecía plenamente definida la forma como se garantizaría que no habría abuso de posición dominante por parte de los prestadores, ni qué pasaría con las redes al culminar las concesiones, ni cómo se protegerían los derechos de los usuarios, ni qué mecanismos se adoptarían para garantizar la calidad de los servicios.

La ley 37/93 adoptó algunas previsiones -que luego lamentablemente modificó o intentó modificar en forma inexplicable la Ley 422/98-, la respuesta a los problemas planteados fue: todas las imperfecciones del mercado de servicios móviles de  telecomunicaciones las solucionamos con el  acceso democrático al espectro y el desarrollo de la libre competencia. Era lo ideal. Lamentablemente no fue así.  El temor de esa época, parece hacerse realidad. Lo único peor que un monopolio público, es la concentración del mercado en manos de un operador o de un monopolio privado.

El problema no es irremediable, pero dada su gravedad y complejidad, sí requiere medidas inmediatas desde el legislativo y el ejecutivo, que como lo hemos reiterado, constituyan un paliativo importante y permitan que los usuarios recuperen la confianza en las acciones de un Gobierno que sea consciente de su responsabilidad constitucional en la prestación eficiente de los servicios públicos.

Primero, se deben adoptar medidas urgentes en función de la promoción de la competencia, de tal manera que no estemos en manos de dos o tres proveedores de servicios móviles, para que la mayor oferta de servicios le dé un nuevo aire al sector.

Segundo, es hora de mayor avance en la defensa de los usuarios, limitar las cláusulas de permanencia mínima y las ventas atadas de terminales como si fueran ventas de servicios de telecomunicaciones. Ojalá esta iniciativa que cursa en el Congreso de la República pueda concretarse en un lapso corto, pues con ella se haría realidad el derecho a la portabilidad de los usuarios.

Tercero, para garantizar el libre acceso al espectro radioeléctrico, evitar el monopolio o abuso de posición dominante y otras conductas infractoras de la libre competencia, se deben fijar por ley, topes o cuotas de participación en el mercado -asimilables para el sector de las TIC, a las reglas fijadas en el sector de energía eléctrica-, a partir de los cuales el regulador, podrá aplicar medidas automáticos de intervención -sólo sí es necesario-, para corregir automáticamente las imperfecciones del mercado.

Cuarto, debe garantizarse que las sanciones impuestas no hacen parte del Estado espectáculo.  Y aunque son importantes, por lo dilatadas en el tiempo, no son oportunas para corregir las imperfecciones del mercado. Nos preguntamos, después de los años que lleva y de los años que le faltan ¿en cuánto tiempo se prevé por las autoridades que se culminará el debido proceso de esta sanción? ¿Será qué sí los hechos objeto de sanción no son desvirtuados, las multas anunciadas, serán efectivamente cobradas?

Por último, con la reversión de las redes e instalaciones de TMC, tal como lo acaba de ordenar la Corte, debe establecerse un mecanismo que facilite el libre acceso a las mismas y que permita que un número muy amplio de proveedores, incluidos los de televisión, se beneficien del uso de bienes que ahora serán del Estado y cuya explotación debe beneficiar directamente  a los usuarios, fundamentalmente en cobertura, tarifas y calidad.

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/sancion_al_abuso_de_posicion_dominante_en_tmc.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/09/08/sancion-al-abuso-de-posicion-dominante-en-tmc/

Nuestras historias

Reversión en telefonía móvil celular

 

Con la expedición de la sentencia C-555 de 2013, de la H. Corte Constitucional a instancia de demanda de constitucionalidad patrocinada  por la Contralora General de la República, en la cual no obstante, las normas atacadas ser declaradas exequibles, se obtuvo uno de los fines buscados con la demanda, en defensa del patrimonio público, la Corte no hizo nada distinto a reconocer a los operadores de telefonía móvil celular -TMC-, los derechos que emanan del contrato suscrito con la nación y restablecerle al Estado el derecho legal y contractualmente reconocido de ser el propietario de los activos asociados a la prestación de los servicios públicos no domiciliarios de TMC, una vez culminen las actuales concesiones, el 28 de marzo del 2014. 

Diversas opiniones ha generado esta decisión de la H. Corte Constitucional, las cuales respetamos, así no compartamos algunas de ellas, como las que dicen que se produjo una situación de inseguridad o inestabilidad jurídica o una especie de expropiación que afectará derechos adquiridos y violará el principio de confianza legítima. La realidad de lo sucedido evidencia todo lo contrario. Como lo hemos sustentado desde el Senado, al igual que lo ha hecho la señora contralora, se ha querido dar aplicación retroactiva a la Ley 422/98, y con ella, variar sustancialmente los contratos suscritos entre los operadores celulares con la Nación, con un franco detrimento del patrimonio público y de los derechos de los usuarios.

El país en general y quienes se refieren a que este fallo genera inseguridad jurídica, deben ser conscientes de que los contratos celebrados originalmente no se han variado, las reglas eran y son claras y si la interpretación que pretende darse es que la Ley 422/98, posterior a la 37/93, donó a  los contratistas las redes de telecomunicaciones, esta extraña interpretación sería como mínimo, contraria al mandato del artículo 355 de nuestra CP que impiden que este tipo de donaciones sean realizadas.

Los contratos No. 000003 y el No. 000004, del 28 de marzo de 1994 -a los que hace referencia el reciente fallo-, suscritos con los concesionarios “Compañía Celular de Colombia, Cocelco S.A.” -hoy Movistar- y “Comunicación Celular S.A., Comcel S.A.” -hoy Claro-Comcel-, respectivamente, que además de la ley 37/93, se rigen por la Ley 80/93, son explícitos en su cláusula trigésima tercera: “Al finalizar el término de la concesión, los elementos y bienes directamente afectados a la misma pasan a ser propiedad de la Nación-Ministerio de Comunicaciones, sin que por ello éste deba efectuar compensación alguna”.

Refiriéndose a la reversión, la Corte en sentencias C-250/96 y C-350/97, expresó: “…al concesionario no se le impone forzadamente la cláusula, por cuanto al momento de la firma del contrato, acepta libre y voluntariamente someterse a las condiciones pactadas en él…”. “Se justifica la gratuidad de la reversión en el hecho de que el contratista calcula la amortización de los bienes que ha dispuesto para la prestación del servicio cuando al celebrar el contrato se pacta lo relativo a su vigencia, de forma tal que a su vencimiento los bienes se encuentran totalmente amortizados.”

Insistimos, si han durante estos casi 20 años, sido los usuarios los que vía tarifas han pagado el valor  económico de las redes, es apenas lógico que cualquier solución que adopte el Gobierno debe ser de cara a favorecerlos, ellos tienen derecho a que los servicios móviles, ahora integrados en convergencia con los fijos, sean prestados en condiciones económicas más favorables y se les garantice, plena calidad de los servicios que reciben.

En este tema, no se puede satanizar la actividad que ha realizado el Senado de la República y mucho menos la valerosa actitud de la actual Contralora y de la H. Corte Constitucional que en no han hecho nada diferente a reconocer los verdaderos derechos de los operadores de la TMC a los que con la Ley 422/98 no se les apareció la virgen, ni tampoco, con la reciente sentencia de la Corte, se les apareció el demonio.

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/reversion_en_telefonia_movil_celular.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/09/01/reversion-en-telefonia-movil-celular/

Nuestras historias

Las redes de la TMC son del Estado

 

En la línea que hemos sosteniendo desde el Congreso de la República en defensa del patrimonio público y de los usuarios, y siguiendo una tradición de neutralidad e independencia, la H. Corte Constitucional acaba de adoptar una decisión, que hace referencia a la obligación que tienen los concesionarios del servicio de telefonía móvil celular –TMC-, de revertir al Estado las redes e instalaciones esenciales asociadas al servicio público que ellos prestan, conforme a las leyes 37 y 80 de 1993.

Reconoce la Corte que, en temas como la reglamentación de la reversión en contratos de concesión, existe libre configuración legislativa y siendo celebrados en vigencia de la ley 80, reafirma la Corte, tienen reversión. Diferente sucede con los suscritos con posterioridad a la Ley 422 de 1998, que modificó las reglas de las concesiones en materia de telecomunicaciones y según la Corte al declarar su exequibilidad, sólo revierte el espectro radioeléctrico.

Lo anterior demandará del Gobierno Nacional adoptar una política pública unificada para la prestación de estosservicios, más aún, si se toma en cuenta la vigencia de la ley 1341/09, el próximo año además de terminar la concesión de celular –marzo 28 de 2014-, también termina el régimen de transición para ese servicio que podrá ser prestado por todos los operadores, siempre y cuando dispongan de las bandas de frecuencia que les permita hacerlo.

Esta decisión que afecta sustancialmente la política sectorial, obliga también al Ministerio de Tecnologías de la Información y las Telecomunicaciones a adoptar medidas de contingencia, para establecer cómo se recibirán esos activos y cuál será el procedimiento que se utilizará para entregarlos en concesión o simplemente para ponerlos a disposición de los proveedores que requieran su uso para que brinden a los usuarios –mayores beneficiarios de esta decisión-, mejores servicios, con más cobertura, más calidad y bajas tarifas. 

Por tanto, es importante destacar, que esta decisión de la Corte no beneficia el fisco del Estado, sino a los usuarios, al reconocer que con el pago de las tarifas por la prestación del servicio, pagaron el valor de las redes y por tal razón, el Ministerio deberá adoptar las decisiones que más favorezcan a todos los usuarios y permitan la más amplia y democrática utilización de esas redes y de los demás activos que deberán revertir los operadores al Estado.

También la decisión de la Corte generará consecuencias inmediatas en la Contraloría General de la República que ha actuado muy positivamente en este asunto, pues deberá proceder de manera inmediata a ejercer control fiscal sobre estos bienes que son del Estado e impedir que se deterioren, de tal manera que no vaya a empeorar lacalidad del servicio. 

Lo que quiere decir, que los operadores de celular que no han mejorado el servicio a pesar de la medidas tomadas por el Gobierno, ahora, además, estarán bajo la órbita del control fiscal de la Contraloría que es la responsable de garantizar la adecuada y eficiente explotación de bienes del Estado y de que los mismos se entreguen en condiciones de ser puestos en servicio una vez termine la concesión.

No cabe duda que esta trascendental decisión de la H. Corte Constitucional es excelente para los usuarios del servicio y para el desarrollo de la competencia, puesto que sí, tal como debe entenderse, ello quiere decir que esas redes y equipos ya fueron pagados por todos los usuarios, es de esperar entonces que en las nuevas concesiones -si es que se decide nuevamente concesionarlas-, esa situación sea tomada en cuenta para impactar positivamente las tarifas en beneficio de todos los usuarios y para que un número amplio de proveedores puedan utilizarlas.

Finalmente, esta decisión permite saber que no obstante las variaciones del modelo económico y del pensamiento de algunos expertos del sector de las telecomunicaciones, aún existe en Colombia, quien piense como lo hace la Corte Constitucional, que no puede la ley expropiar al Estado en favor de los particulares y que la defensa del patrimonio público como la hemos hecho en este caso, desde el Congreso y desde la Contraloría General de la República, es jurídicamente adecuada.

 

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http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/las_redes_de_la_tmc_son_del_estado.php

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Nuestras historias

¿Presidente, se podrá hacer algo?

Esta semana, el Presidente de la República, Juan Manuel Santos, a través de su cuenta en Twitter, envió un mensaje de angustia a su Ministro de las TIC, Diego Molano Vega, quejándose por el mal servicio que prestan los operadores de celular: “Llamadas por celular entre el palacio y el aeropuerto se caen sistemáticamente mínimo 3 veces. Ministro, se podrá hacer algo?”. Esta nueva queja del Presidente de los colombianos, se une a la que realizó el pasado mes de mayo, “Le he pedido a MinTIC que tome cartas en el asunto de la desesperante y creciente mala calidad en el servicio de la telefonía celular: @JuanManSantos”.

 

En este mismo espacio denunciamos los alarmantes resultados de la auditoría que por solicitud nuestra, realizó la Superintendencia de Industria y Comercio, según la cual, en Colombia los usuarios de estos servicios presentaron en un mes, alrededor de (100) cien millones de PQR, de los cuales cerca del 12%, (12) doce millones son quejas por el mal servicio que prestan los operadores. 

 

Lo más grave es que los operadores no reportaban ni el 1% de estas quejas. Como usted, señor Presidente,millones de usuarios de este servicio público, padecen y se quejan diariamente, mes a mes, por “…la desesperante y creciente mala calidad en el servicio de la telefonía celular”, sin que nadie les resuelva sus quejas. Todos piden, como usted señor Presidente, que alguien tome cartas en el asunto. 

“Ministro, se podrá hacer algo?” Se está haciendo, responderá el eficiente Ministro, que ha intentado múltiples formas. Pero ni el Ministro, ni el Congreso, ni la CRC, hemos logrado ponernos de acuerdo para que las leyes, normas y medidas regulatorias de calidad y protección de los usuarios, sean oportunas, eficaces y suficientes. 

 

Estamos atrapados en la incomprensión o tergiversación de la valiosa teoría constitucional de los servicios públicos, cuya prestación eficiente, independiente de que estos sean concesionados, es responsabilidad del Estado, por tanto, para que funcione bien, se requieren medidas regulatorias y modelos de control, fuertes y oportunos.

Sin duda, que la incapacidad para ponernos de acuerdo y la debilidad del regulador y del control, permiten y facilitan la falta de inversión de los operadores en infraestructura, la baja calidad y la concentración excesiva, que como lo señala la Ocde, “…en el sector de la telefonía móvil es una de las más altas del mundo, lo cual tiene un efecto desfavorable en los precios de los servicios.” Un estudio de Fedesarrollo de 2012 mostró como el efecto desfavorable sobre los precios les significa a los colombianos una pérdida anual de 2.600 millones de dólares.

 

Ejemplos de que se puede hacer algo, vienen dándolo países vecinos, que están interviniendo para proteger a los usuarios, promover la competencia efectiva y mejorar la calidad. En julio del 2012, el regulador brasilero (Anatel) le ordenó a tres de los cuatro operadores móviles incumbentes suspender las ventas a nuevos usuarios en algunos Estados. 

Lo anterior fue resultado de las quejas de los usuarios en relación con la baja calidad del servicio.  A TIM Brasil se le prohibió vender nuevos servicios en 19 estados, a OiSA en cinco 5 y a Claro en 3. La medida se levantó cerca de tres semanas después, siguiendo el compromiso por parte de los operadores de aumentar sus inversiones en cerca de USD 2 billones, llevándolas a totales de alrededor USD 9.8 billones. Los operadores que no cumplan con las órdenes de Anatel tendrán que asumir millonarias multas y enfrentar fuertes penalidades. 

La ola pro-competencia tocó a México, que con voluntad política, siguiendo las recomendaciones de la OCDE y atendiendo las continuas quejas, a finales de abril del 2013, expidió una nueva Ley de Telecomunicaciones, aprobada casi unánimemente por el Senado. Acá por falta de concertación, no hemos sido capaces de lograrlo. ¿Presidente, será que para mejorar “…la desesperante y creciente mala calidad en el servicio de la telefonía celular”, en Colombia se podrá hacer algo?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/presidente_se_podra_hacer_algo.php

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Nuestras historias

Pierde la investidura, no la honorabilidad

Como demócratas integrales, respetamos y acatamos las decisiones de nuestras instituciones de justicia, no obstante no compartamos o consideremos improcedentes algunas de ellas. Tal es el caso de la reciente decisión tomada por el Honorable Consejo de Estado de decretar la pérdida de investidura del representante a la Cámara, Óscar Marín. 


Esta decisión nos lleva a reflexionar de nuevo sobre el verdadero alcance de las instituciones que nos rigen, en especial, sobre el tipo de derecho que hemos construido, que permite a quienes lo aplican, no obstante, posiblemente ser conscientes de que la decisión que adoptan es inequitativa e injusta, hacerlo porque formalmente es legal, que parece ser lo importante. 


El dilema que viven los abogados al aplicar leyes injustas y que vive el Congreso al expedirlas, debe llamarnos a la reflexión a todos los que tenemos participación activa en la construcción institucional en el país, pues, es necesario que se superen los criterios de interpretación y aplicación formal del derecho y por el contrario se adopte un sistema que reconozca en los principios y valores la fuente más importante del derecho y en el que prevalezca el derecho material sobre el meramente formal. 


Ojalá un asunto como el caso del representante Óscar Marín, en el cual la decisión del Honorable Consejo de Estado que no fue unánime -(8) salvamentos de voto-, y no puede ser objeto de una segunda instancia, como debería ser apenas natural en un Estado Democrático y Social de Derecho, eventualmente pudiera ser examinado en detalle, por el juez de tutela o juez constitucional que toma como criterio de interpretación del derecho, las reglas y principios derivados de la Constitución y no la simple Ley.


En el examen concreto del caso, pareciera paradójico que para impartir justicia se desestimen las calidades personales del enjuiciado y sus antecedentes, también la gravedad de la conducta en que pudiese haber incurrido, y si los hechos le son imputables bajo la modalidad de error, culpa o dolo y más aún, que se desconozca si se ha afectado un valor jurídicamente tutelado. En este caso se ha actuado como si la responsabilidad objetiva, no estuviera proscrita en las sociedades civilizadas, máxime cuando su intervención se limitaba a reclamar la vigencia del debido proceso al amparo de la imparcialidad.


Son de amplio conocimiento público en Antioquia los debates y denuncias fiscales, disciplinarias y penales que realizamos frente a presuntas actuaciones irregulares y arbitrarias de quienes dirigían la Contraloría General de Antioquia -CGA-. Por ello era lógico ante una investigación que adelantaba en su contra la CGA que el representante Óscar Marín solicitara un juez neutral e independiente, que garantizara imparcialidad, objetividad y la sujeción a las garantías plenas del debido proceso. Lo paradójico fue encontrar una decisión que sancionara con la pérdida de su investidura, el reclamo de la vigencia de esta garantía constitucional. 


Reiteramos nuestro respeto a la institución de la pérdida de investidura como instrumento valioso de control social, pero ella puede perder sus fines esenciales, cuando las decisiones se adoptan sin criterio de docimetría, tomando todas las conductas típicas, como de la misma gravedad y cuando los operadores jurídicos no ponderan la gravedad de la conducta objeto de investigación. Su vigencia, sin duda, debe reclamarse cuando se decreta respecto de conductas dolosas, tipificadas entre otros en el desfalco de lo público, en la financiación de campañas con dineros oscuros, en conciertos para delinquir o en delitos atroces; pero que se decrete para quien busca un juez neutral, porque no se declaró impedido en la votación de una proposición que reclamaba la vigencia de una garantía constitucional, resulta cuando menos desproporcionada.


Con la pérdida de investidura del representante Óscar Marín, Colombia, Antioquia y el Partido Liberal pierden un excelente congresista. Desde el valor de la amistad y de la solidaridad, unidos a miles de ciudadanos que no comprendemos por qué para la sociedad actual el Derecho es la Ley y no la Justicia y la equidad; le expresamos con respeto, admiración y aprecio, que por interpretaciones formales del derecho podrá haber perdido su investidura, pero no la legitimidad que le da la sociedad a la dignidad que forjó durante su vida, ser honorable.

Nuestras historias

Carta doctor Oscar Marín: Eterna y sincera gratitud

 

14 de Julio de 2013

Durante más de 25 años me he dedicado a servir a la comunidad, a la sociedad; siempre he actuado bajo los valores del respeto, la honestidad y el compromiso para ejercer mi labor como Representante a la Cámara o como gerente de alguna entidad pública.  

Desde el primer día que me posesioné como congresista, he estado convencido de que represento el sentimiento de muchas personas que depositaron su voto de confianza en mi proyecto ético político y en mis ideales de una sociedad más justa, equitativa y legal.

Ese compromiso lo asumí con el mayor orgullo y el mayor de los respetos, porque sabía que estaba liderando la esperanza de muchos ciudadanos que han creído y creen en un cambio positivo para el país.

Estoy completamente convencido de que actué correctamente; siempre he luchado por la defensa de mis convicciones y creo ante todo en la justicia como bien supremo, por esa razón, se pedían garantías constitucionales al solicitar que un superior jerárquico asumiera la investigación que me revivió en el 2011 el Contralor de Antioquia, Jorge Rodas, sin darme el derecho a la legítima defensa en respuesta a los debates que adelanté frente a su gestión.

Se pedía objetividad y transparencia en los procesos que  iban adelantando, jamás pensé en un beneficio propio ni mucho menos en lesionar el interés general, ni causar daño a la sociedad.

Quiero decirles a las antioqueñas y antioqueños que han confiado en mí y lo siguen haciendo, que agradezco tantos mensajes de aliento y de apoyo incondicional que me han brindado en estos siete años como legislador.

Seguiré vinculado con la sociedad porque quiero continuar defendiendo las causas justas, la equidad y el desarrollo social; desde el  lugar que en adelante me señale la vida y concertemos con mi equipo político del Liberalismo Socialdemócrata. Continuaré abriendo espacios para motivar a las distintas generaciones para que se vinculen con la renovación y el cambio a través de las ideas. Seguiré ayudándole a la sociedad para que sean partícipes de los cambios sociales porque reconozco la importancia que todos ustedes tienen para la construcción de confianzas en un país como Colombia, que tiene una enorme deuda social de equidad, desarrollo, educación, salud y bienestar.

Mi trabajo seguirá enfocado hacia la parte social porque quiero demostrarles a todas las personas la gratitud que siento por la confianza que me han brindado. Seguiré construyendo cultura política al lado de grandes personas que lideran este gran proyecto ético político. Continuaré apoyándolos porque ustedes son el motor de mi vida.

Desde el fondo de mi corazón les agradezco por el apoyo brindado y la confianza depositada en mí, confianza que jamás defraudaré.

Con todo el aprecio,

 

Oscar de Jesús Marín.

 

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/eterna_y_sincera_gratitud.php

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Nuestras historias

Control político a los servicios públicos

Durante los días 26, 27 y 28 de junio pasado, Andesco realizó en Medellín, el 15°Congreso Nacional y 6°Internacional de Servicios Públicos, TIC y TV. Sin duda, por organización, actualidad temática, conferencistas y expertos nacionales e internacionales, asistentes y resultados, el evento más importante de los servicios públicos en Colombia y América.  


En las conferencias percibieron los asistentes, la discrepancia conceptual y filosófica existente en Colombia, entre quienes defienden la tesis de que la prestación de los servicios públicos por los particulares, convierte los mismos, simple y llanamente, en mercancías; y quienes defendemos la vigencia de la doctrina del servicio público, tal como la ha venido consolidando la H. Corte Constitucional, basada en la prestación universal, la solidaridad y la protección de los usuarios.


Temas como el alcance de la cláusula de Estado Social de Derecho, las competencias de las Superintendencia de Servicios Públicos –SISP-, frente a las de la Superintendencia de Industria y Comercio –SIC-, el debido proceso a favor de los usuarios, la libre competencia en condiciones de igualdad, la reversión en los contratos de concesión y el sistema de controles que se debe ejercer sobre las empresas y sobre los servicios que ellas prestan, hicieron parte de los juiciosos análisis realizados, sin que obviamente haya existido unidad de criterio entre los expositores.


Lo que si queda en claro es la posición de la Corte Constitucional sobre este tipo de materias y la consolidación de la doctrina según la cual Colombia es un Estado Social de Derecho, en el que los servicios públicos quedan sujetos a un régimen constitucional y legal especial, que los diferencia de las funciones públicas ordinarias que desarrolla el Estado y de las actividades económicas libres que no están sujetas a ningún tipo especial de regulación, control y vigilancia por parte del Estado.


Ilustrativa sobre la consolidación de esta doctrina, es la reciente sentencia C-107/13 de la H. Corte Constitucional, que declara exequible el numeral 12 del artículo 18 de la ley 1551/12, mediante el cual se otorga competencia a los Concejos Municipales, para ejercer “control político especial” sobre las empresas de servicios públicos domiciliarios, bien se trate de empresas estatales o mixtas, o que ellas sean de propiedad o administradas por particulares. 


Con la sentencia C-107/13 se ratifica en forma inequívoca la vigencia de la teoría del servicio público y la prevalencia de los intereses públicos y sociales sobre los meramente particulares, se confirma además la orientación jurídica que le reconoce a los servicios públicos un carácter especial y se resalta su relevancia para la vida en sociedad y su papel determinante en el desarrollo local.


Porque es precisamente en el campo del control, en el que podremos determinar qué tan libre o que tan intervenida es una determinada actividad económica, para saber, si estamos en presencia del libre mercado y del Estado gendarme, o si por el contrario, estamos en un Estado  donde existe intervención y se aplican las categorías propias de los servicios públicos.  


Este control que como se ha dicho tiene un carácter político, debe estar dirigido esencialmente a examinar las condiciones de cobertura, eficiencia, calidad y oportunidad con la cual se prestan los servicios públicos, y aunque concurre con otros controles, y es diferente, en especial el control de policía administrativa económica que le corresponde a la SISP, con el fiscal y el disciplinario que ejercen la Contraloría y la Procuraduría.


En este como en otros temas en servicios públicos, mantenemos la discrepancia con quienes consideran excesivo que se ejerza control político sobre los particulares, pues creen que la prestación de los servicios públicos es simplemente una actividad económica más y quienes creemos totalmente lo contrario, pues consideramos que la especialidad de los servicios públicos radica en su trascendencia para la sociedad como instrumento necesario para la realización de los valores y principios constitucionales fundamentales y por ello son inherentes a la finalidad social del Estado.

Nuestras historias

Qué gana el país con la subasta 4G

 

Con la llamada subasta 4G realizada esta semana,  se asignaron las nuevas bandas de frecuencias que se utilizaran para la prestación de servicios de telecomunicaciones fijas y móviles en convergencia de voz, datos, videos, procesos automáticos a distancia y televisión. A través de la subasta, ingresarán al mercado más proveedores de servicios que ofrecerán a los usuarios más facilidades  de comunicaciones móviles, por tanto, deberá mejorar la competencia, y con ella el acceso, las tarifas, la atención a los usuarios y obviamente, la calidad.

El Gobierno, Presidente Santos y el Ministro de las TIC, Diego Molano Vega, se deben sentir satisfechos por el resultado de la subasta, que permitirá actualizarnos en el contexto mundial de las TIC, lo que constituye, sin lugar a dudas, el paso más importante que se ha dado en Colombia hacia la sociedad de la información, desde la expedición de la Ley 37 de 1993 y la celebración de los contratos para la prestación del servicio público de telefonía móvil celular en 1994. Pero esta ruta puede ser insuficiente, si complementariamente el Congreso, el regulador y los organismos de control no logran ajustar el modelo y corregir las imperfecciones del mercado. 

Aunque Colombia avanzó en el camino a la convergencia, con la expedición de la Ley 1341 de 2009, sin el desarrollo adecuado para la utilización del espectro y la integración en una sola de las redes fijas y móviles, de tal manera que desde un mismo terminal se puedan prestar toda clase de servicios de comunicación, la convergencia no es posible. Se logrará con las aplicaciones que pueden desarrollarse en las bandas recién asignadas.

Se espera por tanto, que los terminales inteligentes de la telecomunicaciones que pueden procesar e intercambiar en doble vía información a distancia potencialicen el desarrollo del país y que sus aplicaciones en tele educación, teletrabajo, tele salud, tele gobierno y tele recreación sean cada vez más significativas y numerosas en la vida de los ciudadanos pues ese es el verdadero núcleo de la sociedad de la información, la forma como se utilizan las telecomunicaciones para mejorar la calidad de vida de las personas y para potenciar el desarrollo de la sociedad.

Varios temas toman importancia en este contexto, el primero es el relativo al servicio universal, pues ahora más que nunca la tecnología sienta las bases de una nueva confrontación social, “la brecha digital”, pues mientras garantizamos que un sector privilegiado de la población pueda acceder a las tecnologías, otro se podría sumir en la más profunda de las discriminaciones que se haya conocido, pues simplemente se es un ciudadano digital o no se existe.

El segundo aspecto, también en la línea de protección a los derechos de los usuarios, como lo venimos advirtiendo, tiene que ver con la utilización de dispositivos móviles inteligentes -DMI-, para la prestación del servicio con tecnología 4G. Actualmente en Colombia, de aprox. 50 millones de líneas celulares, sólo el 15% son DMI, es decir, el 85% de los usuarios están excluidos. ¿Qué es lo que han subsidiado los prestadores del servicio? ¿Seguirán “amarrando” al usuario a las negativas cláusulas de permanencia? ¿Los usuarios tendrán el derecho y la libertad de seleccionar su proveedor y aplicar la portabilidad numérica en el momento que lo consideren necesario? 

Finalmente, la producción de  contenidos, aplicaciones y audiovisuales, pues  es urgente que se definan políticas nacionales en estas materias y que no se pierda la identidad nacional en medio de los desarrollos de la tecnología y el control de prácticas monopolísticas, pues se corre el riesgo inminente de que la posición dominante actual en comunicaciones móviles, se transforme en posición dominante en todos los servicios y prácticamente la vida de las personas y el desarrollo nacional quede en manos de un solo proveedor de servicios.  

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/que_gana_el_pais__con_la_subasta_4g.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/06/30/que-gana-el-pais-con-la-subasta-4g/

Nuestras historias

Cláusulas abusivas

 

En Colombia, los proveedores de servicios de telefonía móvil celular -TMC-, por la financiación que brindan para la compra del teléfono, terminal o dispositivo móvil inteligente –DMI-, “atan” o “amarran” al usuario con el que contratan el servicio de telecomunicaciones, a permanecer con ellos durante un tiempo mínimo de uno, dos o más años, utilizando una práctica comercial que tratan de “legalizar” en los contratos con el nombre de: Clausulas de Permanencia Mínima -CPM-.

Hacen al mismo tiempo “dos negocios”, venden un servicio y venden financiado, un bien. Incurren en una posible ilegalidad e inconveniencia al “atar” o “amarrar” al usuario por años en una equivocada práctica comercial de fidelización obligada por la financiación del bien y no por la satisfacción del usuario, medible en: cobertura, bajas tarifas, buena y oportuna atención y calidad del servicio. Estás cláusulas además de abusivas, son ilegales, al obligar al usuario a renunciar a su legítimo derecho de escoger con plena libertad a su proveedor de servicios y restringirle el ejercicio de su derecho oportuno a la portabilidad numérica. 

Puede ser además una práctica engañosa, que en escenarios de apertura, liberalización y libre competencia, los proveedores de servicios generen la sensación de asignar subsidios y otorgar beneficios a los usuarios con un plan de financiación del DMI o terminal a menor costo, cuando en realidad lo que se hace es una preventa de servicios que “amarra” al usuario sin importar su satisfacción. Con esta práctica comercial, al proveedor sólo le interesa saber cuánto tiempo tendrá al usuario “amarrado”, para calcularle -como a un activo-, su “vida útil” y medir las ganancias que obtendrá con su permanencia mínima.

Por ello venimos insistiendo en el Congreso de la República, escenario en el que se está realizando el debatenacional en relación con el alcance de las medidas que ha adoptado y debe adoptar la Comisión de Regulación de Comunicaciones –CRC- y en el necesario establecimiento de reglas de juego que fomenten la sana competencia entre operadores de comunicaciones, para mejorar el bienestar de los usuarios y el desarrollo económico y social.

En particular, dada la naturaleza y tipo de servicios de consumo masivo como son las comunicaciones, consideramos fundamental, definir reglas claras en cuanto a: las ventas atadas de DMI, financiación de terminales, cláusulas de permanencia mínima, compra de cartera y en general, impedir que los proveedores de telecomunicaciones asocien dos tipos de negocios jurídicos que son separables.

Quienes en materia de mercado acuden a citar comparativamente al Reino Unido y a Estados Unidos -potencias mundiales en regulación de mercado en TMC- con Colombia y México -los dos mercados más concentrados del mundo en TMC-, es como en fútbol comparar a Brasil con Tahití. Recordemos al respecto lo que dijo la OCDE en su estudio Economic Surveys Colombia-Economic Assessment, January 2013: “…la falta de competencia en el mercado de telecomunicaciones móviles no sólo ha implicado mayores rentas para los operadores establecidos, sino una pérdida importante en las decisiones de consumo de los ciudadanos, que en conjunto y dada la magnitud y relevancia de estos servicios para la economía y los hogares no pueden pasar inadvertidos”.

El debate por tanto, deberá centrarse en la vigencia o no, de la teoría del servicio público, pues para algunos en Colombia debe aplicarse la teoría de las denominadas “actividades de interés general”, que dan a los bienes asociados a los servicios públicos el mismo tratamiento que a las mercancías en economía de mercado y extrañamente “olvidan” que aquí lo vigente es, la teoría del servicio público en el contexto del Estado Social de Derecho, de allí la necesidad de que el Estado intervenga esos servicios por mandato de Ley y que los asuntos asociados a los derechos de los usuarios sean definidos también por Ley y no por simple regulación como sucede en otras latitudes.   

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/clausulas_abusivas.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/06/23/clausulas-abusivas/

Nuestras historias

Cirugía legislativa a la salud

 

Múltiples son los diagnósticos como múltiples las alternativas curativas que se proponen para sacar de cuidados intensivos y salvar de la muerte el sistema de salud colombiano. Diferentes son los intereses de cada actor del “sistema” como diferentes sus propuestas. Es paradójico, pero este es tal vez el mayor trastorno del sistema de salud. La incapacidad de los actores de proponer, modificar y ajustar colectivamente. No existe una propuesta concertada incluyente, cuyo propósito colectivo, único y fundamental, sea garantizar el derecho a la salud y la atención oportuna con calidad para todos.   

Por ello, aunque respetamos los objetivos y propósitos de las iniciativas legislativas que hacen tránsito en el Congreso de la República, no compartimos integralmente las propuestas, por considerar que no responden a esa necesaria construcción colectiva ni resuelven los problemas estructurales de la salud en Colombia. 

En nuestra opinión, además de los disimiles intereses, de la desarticulación y falta de concertación de los diferentes actores; los grandes problemas y la pérdida de legitimidad del sistema, se deben a la ausencia de rectoría, de regulación y control por parte del Estado; a los abusos y corrupción; a la debilidad de los sistemas de información -fundamentalmente los contables-, cuyos diferentes planes “únicos” de cuentas, no permiten ni siquiera conciliar las cuentas por pagar y por cobrar entre los actores y el propio sistema. 

De estos y otros asuntos críticos, no se ocupan los proyectos de ley que hacen trámite en el Congreso. Por ejemplo, no establecen herramientas que permitan conocer cuál es el costo real de la salud. No se puede pensar que este tema se resuelve con un flujo de caja para pagar atenciones ya suministradas. No es tan simple. Debemos tener suficiente claridad sobre el costo de lo que ya se facturó, lo que no se ha facturado pero ya se autorizó, o el costo de lo que sin haberse autorizado ocurrirá y el sistema lo cubrirá. ¿O el sistema terminara financiado por los mismos actores, más que por los recursos destinados a su financiamiento? ¿Qué bolsillo aguantará? 

Si no existen condiciones de habilitación financiera precisas, no se puede garantizar la perdurabilidad de los actores del sistema, ni su sostenibilidad y continuidad. La falta de un régimen de reservas, una reglamentación de la forma en la que estas deben invertirse, un patrimonio mínimo, son aspectos que el sistema actual no exige a sus actores y los proyectos de ley en trasmite no corrigen. En un modelo  financieramente responsable, este régimen de reservas y reglamentación de patrimonio, debería ser la base de su operación y desarrollo. 

El remedio propuesto puede ser peor que la enfermedad. La ineficiencia y falta de oportunidad en el flujo de los recursos es un problema que tampoco resuelven las iniciativas legislativas. “Salud mía”, la monumental “caja” que se crea, de $45 billones anuales, no está integrada a un modelo sistémico de información contable por partida doble; el sistema de cuenta única, con mayor fragmentación de los procesos y la aparición de más actores y más etapas para el pago ¿garantizara eficiencia  y agilidad y la no complejidad del sistema? Creo que no. 

Es hora de sensatez y razonabilidad política, de reconocer lo positivo del sistema de salud actual, que con vacíos, abusos, corrupción y múltiples problemas por corregir, ha madurado a lo largo de este ciclo de casi 20 años. En lugar de reinventar la terminología para revolcar el sistema, deberíamos corregir y ajustar los problemas y rescatar los aspectos positivos que han funcionado, para replicarlos en la mejora, estabilización y madurez del sistema de salud en beneficio de todos los colombianos. 

Con profundo respeto, desde mi opinión, con la cirugía que se está realizando al sistema de salud con los proyectos de ley en trámite, se perderán muchos de los aspectos positivos del actual sistema y no se solucionarán sus graves problemas. Sin pretender ser ave de mal agüero, unido a la falta de concertación de los actores, la ruta actual, nos podría estar llevando al colapso del sistema, que puede ser acelerado con eutanasia legislativa. 

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/cirugia_legislativa_a_la_salud.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/06/16/cirugia-legislativa-a-la-salud/

Nuestras historias

Inclusión de la base social

 

Esta semana, entre el jueves 6 y el viernes 7 de junio, se realizó en el Centro de Convenciones Plaza Mayor de Medellín, el II Foro Internacional por el Desarrollo de los Mercados de la Base de la Pirámide en América Latina y el Caribe. Para este segundo encuentro, el BID vinculó a la Caja de Compensación Familiar más grande del país, Comfama, la cual, por su vocación de servicio generó la confianza para adelantar el II Foro y además, en cofinanciación con el mismo BID, Comfama impulsará en la región el modelo de arrendamiento social, otra iniciativa para llevar oportunidades a familias de más bajos ingresos. 

Este trascendental Foro para Colombia y Latinoamérica, calificado como el evento económico del año en la región, permitió reunir en un mismo espacio a los más representativos líderes del sector público y privado de la región, 90 panelistas nacionales e internacionales y más de 1.500 participantes de 20 países. “…este evento ratifica el potencial de Medellín como sede de eventos relevantes de talla internacional y de Colombia como gestor y ejemplo para la región en la implementación de iniciativas de impacto social y económico”. 

Desde la temática central del II Foro, se abordó la importancia de reorientar la mirada del sector privado y combinar sus recursos e ingenio con el potencial inexplorado de las poblaciones de bajos ingresos. Avanzar en una apuesta en común mediante la cual se abran las puertas en el mundo para que las empresas creen productos innovadores y competitivos que puedan ser consumidos por la denominada base de la pirámide, conformada por las personas de la población que tienen más necesidades y menos oportunidades, “cuatro billones de personas que requieren ser tratadas como consumidores y no como pobres, para despertar su potencial, lograr escalar social y económicamente, y salir de la pobreza”.

Hacía allá debemos orientar nuestros esfuerzos. No solo desde el gobierno, sino con el fundamental apoyo de laempresa privada, que debe mirar a las personas de esta posición económica y social como la nueva tendencia del mercado y el nicho para desarrollar sus negocios en sectores como la salud, la vivienda y la educación entre otros y llegar con soluciones prácticas y cercanas a las necesidades de las poblaciones. En estos negocios todos ganan. Por un lado, las empresas que desarrollan nuevos productos y mercados, y por el otro, las personas menos favorecidas, que poco a poco deberán ir percibiendo más inclusión y mayor disminución de las brechas de inequidad.

El presidente del BID, Luis Alberto Moreno afirmó durante la apertura del Foro: “…hay un alto potencial para hacer negocios en la base de la pirámide social al tiempo que se pueden reducir los índices de pobreza (…) Llegamos a la conclusión de que hay que involucrar al sector público y privado en el desarrollo de oportunidades para las mayorías, la capacidad de innovación social no solo está en los gobiernos, también está en las empresas”

Compartimos y coincidimos integralmente con organizadores, conferencistas, autores, especialistas y asistentes, en la importancia de generar un nuevo enfoque estratégico de gran impacto social, orientado a la innovación, que reconozca las verdaderas necesidades de las clases pobres del mundo, que haga énfasis en la inclusión económica y en el potencial de este segmento de la población como agente de transformación social, que nos concite a todos en la búsqueda de mecanismos e instrumentos para afrontar el reto de crear modelos de negocios emergentes en la base de la pirámide que satisfagan necesidades desatendidas e impacten positivamente en la reducción de la pobreza. 

Nuestras historias

¿Permanencia mínima en celular?

 

Con la transformación del sector de las TIC y el inmenso poder que han adquirido algunos proveedores de servicios de comunicaciones, con la regulación contenida en le Resolución CRC 3066 de 2011 y con el  contrato de condiciones uniformes que las empresas celebran con los usuarios, no es suficiente para que se tengan verdaderos instrumentos de protección a los usuarios de servicios de prestación masiva, como es el caso de las telecomunicaciones.

Servicios de telecomunicaciones que en los términos del artículo 10 de la ley 1341/09, son servicios públicos, por tanto, por mandamiento constitucional, es obligatoria la intervención del Estado, para que en eventos como los que se están registrando en Colombia, se actué en la protección de los usuarios y se impida que se generen condiciones que propicien el abuso de la posición dominante por parte de los operadores.

Aunque en el ámbito de sus competencias la Comisión de Regulación de Comunicaciones –CRC-, ha expedido normas tendientes a proteger a los usuarios, las mismas, además de tardías, no han sido suficientes, por el contrario, cada día se deteriora más y más la calidad de los servicios. Por tanto, cumpliendo con el mandato constitucional, es responsabilidad del Congreso ponerse a tono con estos problemas que a los usuarios angustia en su cotidianidad, actualizando la legislación para garantizar la protección de sus derechos.

En tal sentido, esta semana avanzamos en la Comisión Sexta del Senado de la República, en el trámite del proyecto de Ley 259S/13, por el cual se suprimen y prohíben las cláusulas de permanencia mínima y las ventas de terminales (teléfonos o dispositivos móviles inteligentes) atadas al contrato de prestación de servicios de telecomunicaciones. Con estas cláusulas y con la práctica comercial de ventas atadas, se han venido haciendo nugatorios los derechos de los usuarios a escoger libremente al proveedor de sus servicios y a hacer efectiva la portabilidad numérica.

Se vulnera así, el derecho de los usuarios a sancionar ellos mismos, las reiteradas fallas y la mala calidad en la prestación de los servicios de telecomunicaciones por parte de los operadores, al restringir su libertad de dar por terminado unilateralmente el contrato y con su mismo número y terminal, celebrar uno nuevo con otro prestador de servicios.

No es malo que las empresas de telecomunicaciones además de prestar servicios de comunicaciones vendan los terminales para la prestación de los mismos, lo realmente malo y abusivo, es que su financiación la planteen como un beneficio adicional para el usuario, asociado a la obligación de no cambiar de proveedor en uno o varios años, así se presenten graves fallas en la calidad de la prestación de los servicios o se incurra en otro tipo de conductas que pueden afectar los derechos y la dignidad de los usuarios. 

Lo adecuado es que en adelante estos dos negocios jurídicos sean separados. De un lado el contrato de prestación de servicios de comunicaciones y de otro lado el de suministro de terminales, que en caso de ser financiados deben acogerse a las mismas garantías comerciales que se tienen en Colombia para la compra y venta de activos; en todo caso, garantías diferentes a la obligación que se impone al usuario de no cambiar el proveedor de servicios en uno o varios años.

Ahora bien, si la tesis es avanzar hacia la total liberalización del sector de las telecomunicaciones, pues avancemos y desde la legislación hagamos obligatorio el derecho a la conectividad, según el cual el usuario no solo es el dueño del equipo, sino también de su código de acceso [numero, dirección electrónica u otro] y de acuerdo a un plan previamente establecido, en cada comunicación, elije libremente al proveedor de servicios que utilizará para realizar su comunicación. El usuario regulador del mercado. 

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/permanencia__minima_en_celular.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/06/02/permanencia-minima-en-celular/

Nuestras historias

La baja calidad en telefonía celular.

Ante las continuas quejas y reclamos de los usuarios de la telefonía móvil en Colombia, que parece afectar en forma igualitaria a todos, incluyendo al propio Presidente de la República que en varias oportunidades se ha quejado por la mala calidad, es necesario que se adopten un conjunto de medidas legislativas, reglamentarias y regulatorias que corrijan las fallas del servicio e impidan que se siga incurriendo en los notorios abusos de la posición dominante. 

Con ese objetivo cursan dos proyectos en el Congreso de la República que muy posiblemente representen un alivio en la vía de obtener más y mejores servicios de telecomunicaciones a tarifas razonables:  uno, el llamado por los medios Ley “antimopolio” en telecomunicaciones y el otro, el que busca eliminar la odiosa cláusula de permanencia mínima o de ventas atadas que se ha convertido en una práctica comercial que le impide a los usuarios hacer efectivo su derecho a la portabilidad numérica y a escoger libremente su proveedor de servicios.

El proyecto de Ley “antimonopolio” busca restringir el poder de mercado de operadores con posición dominante y que se cumpla con el mandato del artículo 75 de la Constitución que ordena que la Ley debe evitar prácticas monopólicas en el acceso al espectro electromagnético. El proyecto busca fortalecer la intervención del Estado para que con medidas especiales automática se garantice la competencia en un mercado cada vez  más concentrado e imperfecto, y se mejore la calidad y protección de los usuarios.
 

El otro proyecto de Ley busca   terminar con la práctica comercial de las ventas atadas y de las cláusulas de permanencia mínima que impiden a los usuarios hacer efectivo el derecho de escoger libremente el proveedor de sus servicios; su objetivo es que se separen las ventas de los terminales telefónicos o de otro tipo de  terminales inteligentes del suministro del servicio de telecomunicaciones,  y que en el caso de que el proveedor ofrezca y venda el terminal, no pueda vincular este negocio a la prestación del servicio de telecomunicaciones que claramente es un servicio autónomo y separable.
 

Conjuntamente con estas dos medidas que sin duda favorecerán la oferta de servicios en mejores condiciones de competencia, deben tomarse otras de contenido reglamentario, regulatorio y contractual que garanticen que se presten servicios de calidad, que se sancionen en forma justa las fallas del servicio y además se compense a los usuarios por los servicios no prestados o por los perjuicios derivados de su deficiente prestación. 

Aunque lo ideal es que el servicio no presente fallas, es evidente que a los usuarios no puede cobrárseles por los servicios que no reciben y que las llamadas que se caen no deberían cobrárselas, por el contrario, las fallas deben ser sancionadas y los usuarios deben tener indemnizaciones automáticas para que los prestadores garanticen condiciones de calidad en el suministro de los mismos, pero eso sólo es posible si cuenta con una policía administrativa fuerte y con mecanismos tecnológicos que les permita en realidad proteger a los usuarios.
 

Aunque apoyamos las medidas que ha impulsado el Gobierno para promover una mayor oferta de servicios, como la subasta que con la nueva asignación de espectro permitirá que más proveedores puedan incursionar en el mercado móvil y desde el Congreso de la República hemos promovido muchas de las medidas regulatorias y de protección de los usuarios que se han tomado, somos conscientes que en el país se requiere de un completo estatuto de protección de los usuarios de las tecnologías de la información y las comunicaciones, pues esta tarea sobrepasa en mucho las competencias y capacidad institucional que la Ley 1341 le asignó a la Comisión de Regulación de Comunicaciones. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/la_baja_calidad_en_la_telefonia_celular.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/05/19/la-baja-calidad-en-la-telefonia-celular/#more-1632

Nuestras historias

Senador Prieto radicó proyecto que busca mejorar la calidad del servicio de telefonía celular

 

"Al usuario hay que ofrecerle un servicio con calidad, amplia cobertura y tarifas bajas. Además la protección de los derechos al adquirir un equipo y acabar con la permanencia mínima": senador Prieto.

El senador Eugenio Prieto (Partido Liberal), con el apoyo de veinte senadores más y de siete representantes a la Cámara, radicó ante la Secretaria General el proyecto de ley 259, con el propósito de ofrecer a los usuarios de la telefonía celular, un servicio de calidad.

La iniciativa definirá las reglas para la protección de los usuarios en la comercialización de dispositivos móviles inteligentes, igualmente se prohibirá las cláusulas de permanencia mínima y las ventas atadas de terminales y servicios de comunicaciones.

"No se puede seguir permitiendo que al usuarios se le obligue a permanecer amarrado de uno a dos años a un contrato y a la compra del móvil, esto le evita a que él pueda moverse con tranquilidad y libertad en los diferentes operadores, que considere que le están prestando servicio con calidad, amplia cobertura y tarifas bajas", expresó el parlamentario.

Así mismo el senador aseveró, que se pretende que ingresen al país otros equipos, con la homologación de la Comisión de Regulación de Comunicación, para que los usuarios de estratos 1, 2 y 3 tengan un amplio acceso a dispositivos móviles inteligentes y puedan ingresar a una tecnología, más económica, favorable y abaratar los precios de los equipos.

El congresista manifestó que es indignante la forma como se atiende a los usuarios, en los centros donde se presta el servicio de la telefonía móvil celular, "las empresas que tienen las 50 millones de líneas de celulares en el país, tienen que invertir en infraestructura para mejorar la calidad del servicio, al igual que someterse a la regulación de las multas por rangos".

Agregó que el Estado no puede perder la responsabilidad de prestar el servicio de manera eficiente, "por eso tenemos que darles herramientas e instrumentos y juntos el gobierno y el regulador, tenemos que cumplir cada uno con nuestra tarea, para ajustar este mercado y darle satisfacción a los usuarios de éste servicio. Por tal motivo estamos avanzando en los proyectos que dan las herramientas para fortalecer y mejorar el servicio, con el fin de conseguir una competencia real y de acceso democrático".

Finalmente Prieto anotó que al usuario se le debe garantizar que no se le caiga la llamada, y que el servicio tenga buena cobertura, además que las tarifas cada vez sean más bajas, que se cobre no por minutos, sino, por segundos.

Prensa Senado

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Con olor a santidad y café

 

La tradición popular en el mundo católico, refiere que al momento de morir algunos siervos de Dios, exhalan deliciosos olores a flores, hierbas o especias. Este fenómeno místico, también conocido como “olor a santidad”, parece percibirse por estos días en tierra colombiana. No exactamente por la muerte reciente de algún virtuoso del espíritu, sino por la elevación a los altares del nombre de una figura emblemática de la tierra cafetera del suroeste antioqueño. Al despuntar el año 2013, la exuberante florescencia de los cultivos de café impregnada con celestial aroma, pareciera haber anunciado no sólo la abundante cosecha, sino también las buenas nuevas al mundo católico. 

Por fin, de un ramillete de diez beatos nacidos en Colombia, se canonizara la primera santa, la fundadora de la Congregación de las Hermanas Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, la Madre Laura Montoya Upegui, de Jericó. Poco a poco se conocerá la admirable historia de esta mujer excepcional, pionera en reivindicar los derechos de la mujer, entre ellos el derecho a la educación, por la que trabajó gran parte de su vida, formando jóvenes en Amalfi, Fredonia, Santo Domingo, Medellín, La Ceja y Marinilla

Esta declaración solemne de santidad de una mujer colombiana evoca, además del “olor a santidad”, el aroma de la tierra del café, porque los suroestanos, los hombres y mujeres de Jericó, Amagá, Andes, Angelópolis, Betania, Betulia, Caramanta, Ciudad Bolívar, Concordia, Fredonia, Hispania, Jardín, La Pintada, Montebello, Pueblorrico, Támesis, Tarso, Salgar, Santa Bárbara, Titiribí, Urrao, Valparaíso y Venecia, saben que una de los suyos desde hoy ocupará un lugar de honor como intercesora en el santoral de la Iglesia Católica.

La Madre Laura rompió los esquemas de su época para dedicar su vida al servicio de los demás. Su apostolado misionero, la llevó en mula por las tierras inhóspitas de Dabeiba, donde se dedicó con amor a trabajar con los indígenas Emberá Chamí, “…hizo que nos reconocieran como personas” se les oye decir, cuando los Emberá expresan sus sentimientos de gratitud y se refieren al espíritu ecologista e indigenista de la Madre Laura, a la forma como los integró y se integró a ellos, ya que no sólo les comunicó el evangelio, sino que los defendió con valentía de los atropellos. 

En la Diócesis de Jericó, en el suroeste antioqueño, se espera además, que la cosecha de santos se prolongue, pues otros dos de beatos colombianos provienen de esta región: de Jardín, el beatificado por Juan Pablo II, el 25 de octubre de 1992, uno de los “siete hermanos colombianos”, el sacerdote de la Orden de San Juan de Dios, Juan Bautista Velásquez Peláez; y de Tarso, cuya ceremonia de beatificación está pendiente, el seminarista claretiano, Jesús Aníbal Gómez Gómez; dos jóvenes mártires, que perdieron su vida en España en la tercera década del siglo XX durante la cual se desarrolló una cruenta persecución contra los católicos.

Sublime coincidencia, hoy celebramos el día de la madre en Colombia con la canonización de una Madre. La Madre espiritual de millones de católicos, Santa Laura de Jericó. En el suroeste antioqueño sonarán campanas, palmas y aleluyas, anunciando la alegría y orgullo que produce entre los cafeteros el saber que desde el cielo una gran mujer será desde ahora intercesora de millones de solicitudes de milagros individuales que le pedirán sus devotos y la esperanza colectiva del milagro cafetero, no de que llueva café en el campo, sino de que alcance mayor producción y mejor precio el grano que goza del prestigio de tener el mejor sabor y aroma del mundo, desde hoy además, con aroma celestial, con olor de santidad. 

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/con_olor_a_santidad_y_caf e.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/05/12/con-olor-a-santidad-y-cafe-2/

 

Nuestras historias

Legado de Paz.

Hoy hace  diez años -5 de mayo del 2003-, en un rescate fallido para liberarlos después de un año de cruel cautiverio, el Gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria Correa y el Comisionado de Paz Gilberto Echeverri Mejía, fueron asesinados por las FARC, al igual que ocho soldados del ejército que estaban secuestrados con ellos. 

 

A Guillermo y Gilberto los unió la vida y los unió la muerte. Se cruzaron en varias oportunidades como compañeros de trabajo. Se encontraron siempre en la amistad, en convicciones, en afinidad de ideas y de metas, en sueños y esperanzas, en compromiso social.

 

Ellos se unieron en propósitos porque trabajo digno, nutrición infantil, oportunidades en educación, salud y vivienda y respeto a los derechos del más débil fueran prioridad de toda tarea de servicio público. La incapacidad de la sociedad para acabar las violencias que azotaban nuestros territorios, eran sus angustias, por tal razón decidieron recorrer juntos un camino, el de la noviolencia y el plan congruente de paz.

 

Al respecto Guillermo dijo: “…queremos ser idealistas, tener sueños e ilusiones, ser imaginativos y romper los esquemas egoístas que solo han dejado tristezas (…) comenzamos un camino que tomará tiempo recorrer y debo hacer énfasis en la necesidad de asumir esta tarea con paciencia y perseverancia, sin generar falsas expectativas, conscientes de que sólo una gran dosis de generosidad, patriotismo y espíritu de reconciliación podrá llevarnos a un futuro menos injusto y violento”.  

 

Desde su inhumano cautiverio, Gilberto expresó: “Lo que el Gobernador y yo estamos haciendo es una sacrificio para que la clase dirigente política, económica, industrial, académica, laboral,  profesional, campesina, etc., entienda que nuestro modelo económico y social tiene que cambiar”.

 

Han pasado diez años de las muertes trágicas de estos dos demócratas integrales y su profunda convicción en el respeto a los derechos humanos, en la libertad como valor fundamental y no subalterno y en la dignidad como su valor concomitante sigue latente y vigente su magisterio público basado en la visión de un Estado regulador, eficiente, eficaz y facilitador. Con responsabilidad social, como innatos dirigentes, comprendían que la paz es un derecho y una obligación y debe ser la vocación genuina de toda política.

 

La semana pasada los recordábamos con el informe de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento -Codhes-, según el cual, unos 5,2 millones de colombianos viven desplazados de sus hogares a causa del conflicto armado. Vergüenza, Colombia primero en el mundo en desplazados.  Según datos del Gobierno, “Más de cinco millones de víctimas ha dejado el conflicto armado que padece Colombia desde hace cerca de medio siglo, de las cuales unas 600.000 fueron asesinadas (…) Las principales causas por las que se declaran víctimas son el desplazamiento forzado, secuestro, violencia sexual, reclutamiento infantil y minas antipersona”. 

 

Además del costo humanitario de este conflicto, sin hablar de los costos específicos del conflicto para los diversos sectores de la economía y para la sociedad colombiana en general, los costos de la pobreza, marginación, exclusión, fanatismos e inequidad son los que deberían concentrar nuestra mayor atención en la búsqueda de un país más justo, solidario e incluyente.

 

El legado de paz de Guillermo y Gilberto, el de millones de víctimas y el de cientos de miles de seres humanos que como ellos han perdido o han ofrendado su vida, debe mantenernos en la ruta de la Noviolencia, por el final de este absurdo y fratricida conflicto, que requiere convergencia de autoridad y firmeza, sí, pero al lado de reformas políticas, inversión social, diálogo y reinserción generosa. Como ellos lo decían, la paz es un camino incierto que debemos recorrer juntos, tomados de la mano, concertando rutas. Concertemos en Colombia rutas de paz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/05/05/legado-de-paz/

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/legado_de_paz.php

Nuestras historias

La carta de la Tierra

 

El pasado 22 de abril celebramos el Día internacional de la Madre Tierra. El Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, se refiere a este día como la “…oportunidad para reafirmar nuestra responsabilidad colectiva de promover la armonía con la naturaleza en un momento en el que nuestro planeta se encuentra amenazado por el cambio climático, la explotación insostenible de los recursos naturales y otros problemas creados por el hombre. Cuando creamos amenazas para nuestro planeta, no solo ponemos en peligro el único hogar que tenemos sino incluso nuestra futura supervivencia”. 

Según Naciones Unidas, en los próximos veinte años, el mundo necesitará al menos un 50% más de alimentos, un 45% más de energía, un 30% más de agua. Por tanto nos sigue llamando la atención por la lenta respuesta del mundo a las emergencias generadas por el calentamiento de la Tierra, por los daños que nuestra imprudencia está causando al planeta  y por la falta de conciencia mundial acerca de la interdependencia que existe entre los seres humanos, las demás especies vivas y nuestro planeta. 

Aunque se ha avanzado en generar conciencia social sobre el tema ambiental, implementar políticas acertadas debe incluir la educación que juega un papel preponderante como motor de transformaciones colectivas. El respeto por nuestro planeta y la naturaleza como sujetos de derechos, debe inculcarse desde los primeros años de estudio y continuar su desarrollo durante todos los ciclos educativos, reforzándolo siempre a través del ejemplo; además el Estado debe dar la pauta y ser garante de la protección al patrimonio ambiental, reflejándolo claramente en todas sus decisiones administrativas.

En Colombia, con la ley 99/93 se le entregó al Ministerio de Medio Ambiente en coordinación con el Ministerio de Educación Nacional, los programas de educación ambiental: “Dotar, conjuntamente con el Ministerio de Educación Nacional, de los planes y programas docentes y el pénsum que en los distintos niveles de la educación nacional se adelantarán en relación con el medio ambiente y los recursos naturales renovables, promover con dicho ministerio programas de divulgación y educación no formal y reglamentar la prestación del servicio ambiental”

Nuestra reflexión para la urgente y permanente generación de conciencia y educación ambiental, la hacemos alrededor de una valiosa herramienta educativa que nos permite cuestionarnos y nos reta a examinar nuestros valores y a trabajar en equipo, con una ética global por la defensa del patrimonio ambiental común para todos los seres que habitamos el planeta, “La carta de la Tierra” -http://www.cartadelatierra.es-, un instrumento formativo, en el cual encontraremos las acciones que cada ser humano puede emprender desde los principios de respeto, cuidado, integridad ecológica, justicia social y económica, democracia y noviolencia para participar de la conservación y preservación del planeta.

“La carta de la Tierra”, hoy más vigente que nunca, es una declaración de principios éticos fundamentales que busca inspirar en todos los pueblos un nuevo sentido de interdependencia global, de responsabilidad compartida para el bienestar de toda la familia humana, de la gran comunidad de vida y de las futuras generaciones. “Para seguir adelante, debemos reconocer que en medio de la magnífica diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común”.

“La carta de la Tierra” es una visión de esperanza, una llamada a la acción, para unirnos y “…crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz”; una guía para asumir nuestra responsabilidad colectiva de promover la armonía con la naturaleza, en nuestro único hogar hasta ahora, la Tierra.  

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/la_carta_de_la_tierra.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/04/28/la-carta-de-la-tierra/

 

Nuestras historias

Decreto reglamentario excluyente

 

Después de varios meses de deliberación aprobamos en el Congreso de la República la Reforma Tributaria propuesta por el Gobierno, Ley 1607/12. En ella propusimos con otros compañeros congresistas, incluir tres medidas que tienen como objetivo garantizar que más colombianos -sobre todo de menores ingresos-, puedan adquirir, usar, desarrollar, comercializar, tener acceso a las tecnologías de la información y las comunicaciones.

La primera medida, orientada a disminuir barreras económicas y profundizar la penetración de servicios de comunicaciones móviles e internet en todo el territorio nacional, quedó plasmada en el artículo 38, los dispositivos móviles inteligentes -DMI- cuyo valor no exceda $1’120.000 quedaron exentos de IVA. 

La segunda medida, busca incrementar la profundización del mercado de acceso a Internet y abaratar el valor de los servicios de conexión y acceso a Internet para estratos 1 y 2, definida en el artículo 55, dejó exentos de IVA estos servicios.

La tercera medida, busca incentivar el desarrollo de contenidos y aplicaciones de la industria TIC en Colombia, en el artículo 161 se definió que los desarrollos de software nacional estarán exentos de renta por 5 años. 

Desafortunadamente, la no definición del concepto “dispositivos móviles inteligentes”-DMI-, está distorsionando el espíritu del legislador y la correcta aplicación del beneficio tributario. El Ministerio de Hacienda, en un primer borrador de Decreto Reglamentario del Estatuto Tributario -ET-, sobre IVA, definió DMI que: “Los dispositivos móviles inteligentes excluidos del impuesto sobre las ventas (…) son las tabletas o tablets, que se conectan a una red, y tienen capacidad de procesamiento y computo”.

Esta definición, contraria, entre otros, a los principios de Neutralidad Tecnológica, pues limita el beneficio tributario a aquellos que se puedan denominar como tablets, cerraría la puerta a que los colombianos puedan beneficiarse de dicho beneficio tributario al adquirir otro tipo de terminales como smartphones, phablets u otros equipos que podrían desarrollarse.  

El Ministerio de las TIC, en concepto del pasado mes de Marzo, definió DMI como aquel tipo de terminal que tiene “teclado completo táctil o físico, opera sobre sistema operativo actualizable, permite la navegación por Internet, tiene conexión Wi-Fi, acceso a tiendas de aplicaciones, y soporta aplicaciones hechas por terceros”. Lo anterior para garantizar el impacto que motivó la medida y facilitar la implementación de la misma.

Atendiendo al concepto del MinTIC, el nuevo proyecto de Decreto definió DMI: “Los dispositivos móviles inteligentes excluidos del impuesto sobre las ventas (…) son todos aquéllos que tienen como características: teclado completo, táctil o físico, operan sobre sistemas operativos y estándares actualizables, permiten la navegación en internet, tienen conectividad WIFI, con acceso a tiendas de aplicaciones y soportan aplicaciones hechas por terceros, clasificados en la subpartida arancelaria 84.71.30”.

La definición parece coherente y neutral desde el punto de vista tecnológico, pero al hacer depender el tipo de terminal con la clasificación de la subpartida arancelaria 84.71.30 del Decreto 4927/11, se excluye de manera tajante a las terminales, en tanto dicha subpartida arancelaria se refiere a: “Máquinas automáticas para tratamiento o procesamiento de datos, portátiles de peso inferior o igual a 10 kg, que estén constituidas, al menos, por una unidad central de proceso, un teclado y un visualizador.

Es decir, con la utilización de la subpartida en el mencionado Decreto, -que esperamos se corrija-, a pesar de que el Ministerio de Hacienda busca darle mucha mayor coherencia reglamentaria a su Decreto, excluye del beneficio tributario a aquellos equipos que no sean tablets o portátiles o PCs, como los phablets, Iphones, y demás smartphones que, operando bajo sistemas operativos android, IOS y demás, cada vez ganan más penetración en el mercado y son, en gran medida, la plataforma más útil para el desarrollo del comercio electrónico y la banca móvil.

 Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/decreto_reglamentario_excluyente.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/04/21/decreto-reglamentario-excluyente/

Nuestras historias

Política pública de seguridad vial.

14 de Abril de 2013

La accidentalidad en Colombia no cesa. En 2011, 5.792 colombianos murieron y 40.806 resultaron heridos en accidentes de tránsito.  Las estremecedoras cifras de muertes y lesiones por esta pandemia no disminuyen. Lamentablemente estamos seguros de que las cifras de 2012, que aún no se conocen, seguirán una tendencia creciente. Ello quiere decir que las acciones emprendidas por el Estado y los diferentes actores en materia de seguridad vial no arrojan los resultados positivos esperados por todos.

 

La angustia que nos causa que muchas de estas muertes y lesiones sean evitables, nos llevó a concertar con el Gobierno del Presidente Santos, la declaración –por primera vez en la historia-, de la seguridad vial como una política de Estado, e incluir en el Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, dos objetivos fundamentales, elaborar e implementar un Plan Nacional de Seguridad Vial -Pnsv- y fortalecer la arquitectura institucional del país para el desarrollo de dicha política a través de la creación de una Agencia Nacional de Seguridad Vial -Ansv-. 

 

En cumplimiento de estos objetivos, en el año 2012 el Gobierno Nacional presentó el Pnsv 2011-2016. En su momento indicamos que una de las grandes debilidades de este plan es su baja orientación a resultados, pues de los 255 indicadores formulados ninguno establece una meta en reducción de accidentalidad atado a las cifras que lo sustentan, lo cual implicaría en la práctica la realización de una serie de acciones que podrían cumplirse sin tener incidencia real en la disminución de víctimas de accidentes de tránsito.

 

Para el segundo objetivo, radicamos, conjuntamente con el Gobierno Nacional, el Proyecto de Ley 166S/12 para la creación de la Ansv, la cual debe contribuir a solucionar la falta de ejecución y desarticulación institucional y asumir la responsabilidad sobre la planeación y ejecución de las políticas públicas en seguridad vial, sin perjuicio de las competencias específicas que permanezcan en cabeza de cada entidad, cuyos resultados deben ser armonizados con los objetivos misionales de la Agencia.  

 

Propondré en la ponencia, que para que el liderazgo y rol articulador de la Ansv sean efectivos, esta debe depender directamente de la Presidencia de la República y contar con la participación en su consejo directivo de los ministros relacionados con la seguridad vial y otros actores de la sociedad civil.    

 

El origen de los recursos para la creación y funcionamiento de la agencia, ha generado, a mi manera de ver, un debate innecesario. Con todo respeto, disentimos de quienes consideran que la creación de la Ansv debe suponer la desaparición del Fondo de Prevención Vial -FPV-, entidad que viene trabajando por la reducción de la accidentalidad con las dificultades que supone no contar con la dirección y articulación del Estado. 

 

De ahí que los hallazgos del último informe presentado por la Contraloría General de la República no se refieran a una inadecuada ejecución o poca de transparencia en el manejo de los recursos por parte del FPV, sino a la falta de coherencia entra la destinación de las inversiones y los objetivos misionales del Fondo. Por tanto, considero que la experiencia y conocimiento acumulado del FPV no debe perderse, por el contrario, debe ponerse al servicio de la Agencia, ente rector que deberá trazar la política de su actuar.  

 

En este orden de ideas, hemos recibido con extrañeza el concepto del Ministerio de Hacienda y Crédito Público sobre el Proyecto de Ley que crea la Ansv, que indica que no existen recursos para su creación y funcionamiento, lo que nos preocupa, pues si la política pública no está acompañada de la voluntad del Gobierno Nacional de asignar una fuente cierta de recursos para su ejecución, seguiremos siendo incapaces de salvar vidas. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/politica_publica__de_seguridad_vial.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/04/14/politica-publica-de-seguridad-vial/ 

Nuestras historias

¿Es el servicio de aseo una mercancía?

 

7 de abril de 2013

Con un fundamento jurídico más aparente que real, la Superintendencia de Industria y Comercio -SIC-, ha desplazado en algunas funciones constitucionales y legales a la Superintendencia de Servicios Públicos -SISP-, para convertirse en policía administrativa de la competencia en el sector, olvidando que se trata de servicios públicos domiciliarios, que según la propia Corte Constitucional -Sentencia C-736-07-, están sujetos a un régimen jurídico especial.

 

Extraña que la SISP haya aceptado semejante tesis, que deja abandonados a su suerte por ejemplo, a usuarios del servicio de Telefonía Fija, que si bien ya no se somete a la ley 142, se seguirá prestando hasta el año 2015 según el régimen de transición previsto en el artículo 69 de la Ley 1341 de 2009.

 

El caso que resulta ser más especial de todos, es del aseo. Sin que se encuentre regulada la competencia en el “mercado” de aseo -la CRA no lo ha hecho-, la SIC, sin hacer ninguna valoración especial en relación con los derechos de los usuarios, decidió proteger la competencia entre proveedores, como si la competencia en materia de servicios públicos fuera un fin en sí mismo, y no un simple medio que se utiliza con el propósito de garantizar eficiencia en la prestación de estos servicios a los usuarios finales.

 

Con independencia de que por ahora la víctima en este caso sea la autoridad distrital, considero con todo respeto, que la SISP debe dar la pelea y recuperar sus funciones, no solo para salvaguardar el libre acceso a los mercados, sino con el fin superior de proteger a los usuarios y garantizar la continuidad en la prestación de servicios de calidad.

 

No existe razón que pueda explicar por qué motivo, los especialistas en servicios públicos y las propias empresas que han defendido tanto su régimen especial, han guardado silencio y han permitido deducir que la ley 1340 -régimen general-, termine modificando a la Ley 142, -régimen especial-, desconociendo reglas claras de hermenéutica jurídica, según las cuales, disposiciones especiales, no pueden ser modificadas por disposiciones generales, más en este caso donde la especialidad del régimen deriva de la propia Constitución, tal como lo ha señalado la H. Corte Constitucional.

 

Si bien un sector de la vida nacional, en vez de servicios quiere ver mercancías, en lugar de tarifas quiere precios y en el lugar de usuarios ve clientes, la realidad jurídica es que nuestra Constitución siguió reconociendo la vigencia de los servicios públicos y los sujetó a una policía especial que para el caso es la SISP y no la SIC.

 

Que desafortunada paradoja, mientras la SIC, sin fundamento jurídico real, indaga en qué condiciones las autoridades distritales garantizan la continuidad en la prestación del servicio de aseo -que es responsabilidad constitucional del Distrito-, no se toman medidas eficaces en otros sectores como en la telefonía móvil celular, -que si es un servicio en competencia-, que impidan los abusos de posición dominante de los operadores frente a los usuarios y la concentración inexplicable en un esquema perverso, donde la real obligación del Estado es la de regular esa competencia e impedir prácticas monopólicas en el uso del espectro.

 

En contraste, ensordece el silencio que guardan la Contraloría de Bogotá y otros organismos del Estado, que no le exigen a los concesionarios del servicio de aseo, una vez terminados sus contratos, el cumplimiento de la obligación de revertir al Distrito los bienes destinados a la explotación del servicio -Sentencia C.-250 de 1996 HCC-.

 

Es lamentable que organismos del Estado ignoren la teoría constitucional del servicio público y al asimilar el servicio de aseo al de una mercancía, pareciera que en lugar de garantizar la prestación eficiente del servicio y proteger los derechos de los usuarios como es su deber, les interesara más proteger exclusivamente, con razón o sin ella, a los inversionistas privados.

 

Nuestras historias

¿Es el servicio de aseo una mercancía?

 

7 de abril de 2013

Con un fundamento jurídico más aparente que real, la Superintendencia de Industria y Comercio -SIC-, ha desplazado en algunas funciones constitucionales y legales a la Superintendencia de Servicios Públicos -SISP-, para convertirse en policía administrativa de la competencia en el sector, olvidando que se trata de servicios públicos domiciliarios, que según la propia Corte Constitucional -Sentencia C-736-07-, están sujetos a un régimen jurídico especial.

 

Extraña que la SISP haya aceptado semejante tesis, que deja abandonados a su suerte por ejemplo, a usuarios del servicio de Telefonía Fija, que si bien ya no se somete a la ley 142, se seguirá prestando hasta el año 2015 según el régimen de transición previsto en el artículo 69 de la Ley 1341 de 2009.

 

El caso que resulta ser más especial de todos, es del aseo. Sin que se encuentre regulada la competencia en el “mercado” de aseo -la CRA no lo ha hecho-, la SIC, sin hacer ninguna valoración especial en relación con los derechos de los usuarios, decidió proteger la competencia entre proveedores, como si la competencia en materia de servicios públicos fuera un fin en sí mismo, y no un simple medio que se utiliza con el propósito de garantizar eficiencia en la prestación de estos servicios a los usuarios finales.

 

Con independencia de que por ahora la víctima en este caso sea la autoridad distrital, considero con todo respeto, que la SISP debe dar la pelea y recuperar sus funciones, no solo para salvaguardar el libre acceso a los mercados, sino con el fin superior de proteger a los usuarios y garantizar la continuidad en la prestación de servicios de calidad.

 

No existe razón que pueda explicar por qué motivo, los especialistas en servicios públicos y las propias empresas que han defendido tanto su régimen especial, han guardado silencio y han permitido deducir que la ley 1340 -régimen general-, termine modificando a la Ley 142, -régimen especial-, desconociendo reglas claras de hermenéutica jurídica, según las cuales, disposiciones especiales, no pueden ser modificadas por disposiciones generales, más en este caso donde la especialidad del régimen deriva de la propia Constitución, tal como lo ha señalado la H. Corte Constitucional.

 

Si bien un sector de la vida nacional, en vez de servicios quiere ver mercancías, en lugar de tarifas quiere precios y en el lugar de usuarios ve clientes, la realidad jurídica es que nuestra Constitución siguió reconociendo la vigencia de los servicios públicos y los sujetó a una policía especial que para el caso es la SISP y no la SIC.

 

Que desafortunada paradoja, mientras la SIC, sin fundamento jurídico real, indaga en qué condiciones las autoridades distritales garantizan la continuidad en la prestación del servicio de aseo -que es responsabilidad constitucional del Distrito-, no se toman medidas eficaces en otros sectores como en la telefonía móvil celular, -que si es un servicio en competencia-, que impidan los abusos de posición dominante de los operadores frente a los usuarios y la concentración inexplicable en un esquema perverso, donde la real obligación del Estado es la de regular esa competencia e impedir prácticas monopólicas en el uso del espectro.

 

En contraste, ensordece el silencio que guardan la Contraloría de Bogotá y otros organismos del Estado, que no le exigen a los concesionarios del servicio de aseo, una vez terminados sus contratos, el cumplimiento de la obligación de revertir al Distrito los bienes destinados a la explotación del servicio -Sentencia C.-250 de 1996 HCC-.

 

Es lamentable que organismos del Estado ignoren la teoría constitucional del servicio público y al asimilar el servicio de aseo al de una mercancía, pareciera que en lugar de garantizar la prestación eficiente del servicio y proteger los derechos de los usuarios como es su deber, les interesara más proteger exclusivamente, con razón o sin ella, a los inversionistas privados.

 

Nuestras historias

Desconcentremos las telecomunicaciones

 

 

24 de Marzo de 2013

El mundo de las telecomunicaciones mantiene su dinámica sectorial que se expresa en manifestaciones de orden  legislativo, reglamentario y regulatorio. En ese escenario, uno de los roles fundamentales le corresponde al Congreso de la República, que no solo debe ejercer control político permanente a la actividad del Gobierno, sino que además, debe fijar las políticas dentro de las cuales se deben intervenir en la economía y, en la planeación, administración, gestión y asignación del espectro radioeléctrico.

El paulatino pero definitivo cambio en el modelo de la prestación de los  servicios de telecomunicaciones debe expresarse en modificaciones medulares en las tareas del Estado, que pasa de ser el obligado en la prestación de los servicios, a convertirse en el responsable de su prestación eficiente a la totalidad de los habitantes del territorio. Por ello, no sólo el Ministerio de las TIC y la CRC deben adoptar medidas para equilibrar el mercado, el legislador también debe ejercer las responsabilidades constitucionales de su competencia.

El rol del Estado ha variado, en materia de telecomunicaciones sus fines sustanciales deben ser la adopción de políticas públicas de universalización de los servicios de TIC -Vive digital es un buen ejemplo-, protección de los derechos de los usuarios y promoción de competencia para que los agentes del mercado puedan ejercer sus actividades económicas en condiciones de igualdad, se amplié la cobertura, se mejore la calidad, se bajen las tarifas y se genere bienestar.

Somos de la opinión, de que en el Estado Social de Derecho en materia de servicios públicos de telecomunicaciones la competencia no es un fin en sí  mismo, sino el medio adecuado para que en determinadas condiciones ellos sean prestados.  Así, la reglamentación y regulación de la misma,  debe hacerse con el mayor de los cuidados, dado que la estructura de la industria está especialmente expuesta a la concentración del mercado, en consecuencia a que en países como Colombia terminemos suprimiendo un monopolio público, para consolidar uno  privado.

Aunque en un escenario de convergencia bastaría con establecer cuotas máximas de mercado y estimular a proveedores entrantes para que la tarea de promoción de competencia sea cumplida, la realidad es que esto no es suficiente para modificar la situación de concentración actual, por eso estimamos de la mayor importancia fijar límites máximos en concentración de mercado y en concentración de espectro, para garantizarla competencia y el acceso democrático al espectro, como lo exige nuestra Carta Política.

Así mismo, consideramos necesario expedir medidas orientadas a la protección de los usuarios, que complementen las contenidas en la ley 1341 de 2009 y que consoliden las que ha tratado de establecer la CRC por la vía regulatoria. En este sentido somos consciente de que en servicios de consumo masivo como son las telecomunicaciones apenas comenzamos, por ello, medidas como las que pretenden adoptarse en México –el mercado más concentrado del mundo-, mediante modificación a su ley interna y las contenidas en las decisiones de la Comunidad Andina de Naciones, deben ser la base del análisis permanente que en Colombiaestamos obligados a realizar en esta materia.

Siguiendo las orientaciones de la Resolución 449 de 2013, expedida por el Ministerio de las TIC para reglamentar la subasta de bandas de frecuencias para 3G y 4G, esta semana radicamos nuestro aporte en el Congreso de la República, el informe de ponencia para primer debate del proyecto de ley 141S/12, “por la cual se establecen los mecanismos de la intervención del Estado para garantizar la competencia en los mercados de servicios móviles de telecomunicaciones de voz, datos y complementarios”.

No buscamos nada diferente que dotar al Gobierno por la vía legislativa de las herramientas suficientes para que pueda adelantar adecuadamente la tarea de intervención económica en los servicios citados y en el espectro electromagnético.

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/desconcentremos_las_telecomunicaciones.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/wp-admin/post.php?post=1604&action=edit&message=6&postpost=v2

 

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4G, un debate provechoso

17 de Marzo de 2013


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Con la expedición y entrada en vigencia de la Resolución 449/13, el Ministerio de las TIC ha avanzado en el proceso de selección objetiva para la asignación de algunos bloques de bandas de frecuencias, en principio, 3 de AWS, 4 en 2500 y 1 en 1900 MHz. La prestación de servicios de internet móvil en convergencia con servicio de voz, variará sustancialmente en el país, lo que representará una revolución en los servicios de telecomunicaciones.


Reconocemos con satisfacción, que la Resolución 449/13 y las medidas regulatorias que se han adoptado, recogen, sino todas, sí muchas de las inquietudes que surgieron en los diferentes debates realizados en el Congreso de la República. Y aunque faltan, se adoptan medidas que estimulan la competencia, permiten la entrada de nuevos agentes al sector, democratizan el uso del espectro, ordenan políticas de universalización para que se atienda en condiciones especiales a estudiantes y maestros y condicionan las asignaciones de espectro a mejoras en la calidad del servicio y protección de los usuarios de servicios móviles, cuyos efectos reales deben ser evaluados en los próximos días, antes de otorgar los nuevos permisos para el uso del espectro.


Las importantes medidas de carácter regulatorio de protección de los usuarios, expedidas por las CRC están asociadas a: (i) unificación del sistema de atención a los usuarios con un sistema de mensaje gratuito [Res.3097/12]; (ii) medidas referidas a la calidad en la prestación de los servicios [Res. 4000/12]; (iii) reducción en los cargos de acceso que deben pagarse entre operadores y que obviamente deben generar menores tarifas a los usuarios finales [Res. 4040/12]; (iv) unificación del régimen tarifario entre llamadas en una misma red y con conexión con otras redes [Res. 4050/12 tarifas on-net y off-net] que mejorará las condiciones de la competencia; y (v) compensaciones y devoluciones automáticas por fallas del servicio; son algunas de las medidas recientes cuya efectividad deberá verificarse durante el proceso que se inicia.


Somos promotores de que en el país se presten más y mejores servicios, al mayor número de usuarios posibles de las TIC y que se incorporen las tecnologías más desarrolladas para que real y efectivamente los ciudadanos colombianos podamos hacer parte integral de la denominada sociedad de la información y las comunicaciones, pero que esto se haga de tal manera que se impidan los monopolios y con ello los abusos de la posición dominante de algunos operadores frente a otros proveedores, pero en especial frente a los usuario de estos servicios, por tanto, se debe realizar un monitoreo permanente sobre la eficacia de las medidas en relación con la protección de los derechos de los usuarios.


Como base del pleno cumplimiento de lo establecido en los artículos 20, 75, 333, 334 y 365 de la CP se origina en las restricciones que se impone a los proveedores para concentrar el espectro e impedir el desarrollo del mercado y como la intervención del Estado en la economía, solo es posible en los términos de la Ley, adquiere la mayor importancia que el Congreso de la República avance en el trámite de la Ley antimonopolio en telecomunicaciones, pues de lo contrario, se abrirán discusiones inútiles sobre los verdaderos efectos de las restricciones a la libertad económica impuestos por la vía administrativa.


Como es muy probable que los operadores autorizados por las Ley 37 de 1993, empaqueten servicios fijos y móviles, con los de voz y datos, lo que desnaturaliza el título que se les ha otorgado y la destinación de las bandas originalmente asignadas, es de mucha utilidad que la Ley se ocupe de este tipo de asuntos, así como de definir los verdaderos efectos de reversión en la ley 422 de 1998, frente a las concesiones de celular que habían sido anteriormente otorgadas y cuyo vencimiento está a la vuelta de la esquina, 28 de marzo de 2014

 

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/4g_un_debate_provechoso.php

http://wp.me/plWEV-pN

Nuestras historias

Innovación en el servicio de aseo

 

11 de marzo de 2013

Es indudable que Medellín tiene el liderazgo en Colombia en materia de servicios públicos domiciliarios. Esta semana recibimos la buena noticia de la presentación al H. Concejo Municipal del Proyecto de Acuerdo 107, mediante el cual se busca la transformación sustancial del servicio de aseo en la ciudad, no sólo desde la naturaleza jurídica de su prestador -Empresas Varias de Medellín, Emvarias-, sino desde la forma misma como se presta el servicio, con un nuevo concepto en la defensa del medio ambiente, del aprovechamiento y de la dignificación de la actividad de los recicladores.

El cambio en la prestación del servicio será integral. Se trata de una transformación profunda, pues no sólo se busca una necesaria modernización de la estructura administrativa de la empresa y optimizar las eficiencias económicas del negocio, sino, más importante aún, incorporar modernas tecnologías y aplicar nuevos sistemas administrativos en la gestión del servicio, para avanzar en el mejoramiento de la calidad de vida en la ciudad y en la defensa de la dignidad de las personas que se dedican a la labor de reciclaje, para lo cual se deben adoptar “medidas afirmativas” como las que reclama la H. Corte Constitucional.

La administración municipal ha decido mantener la prestación del servicio público de aseo a través de Emvarias, pero transformando la actual Empresa Industrial y Comercial del Estado en una sociedad entre entidades públicas, sujeta al régimen especial de las Empresas de Servicios Públicos Oficiales, creadas por la ley 142. La noticia importante es que la nueva sociedad tendrá como socio mayoritario a Empresas Públicas de Medellín –EPM-, que podrá actuar con criterio de integralidad en la prestación de servicios de agua potable y saneamiento básico.

De tiempo atrás venimos proponiendo que EPM invierta en Emvarias, porque de ser aprobado por el H Concejo el acuerdo 107, se cumplirían varios propósitos, entre ellos, la ciudad continuará aprovechando la experiencia y el buen nombre de las Emvarias; su labor eficiente y eficaz, ha mantenido a Medellín como la “tacita de plata”; la empresa tendrá una estructura jurídica con potencialidad de incursionar en nuevos servicios y mercados del territorio nacional, que en algunos casos no presentan niveles de cobertura y calidad deseables; la empresa incursionará en la aplicación de nuevas tecnologías, para la reutilización de los residuos sólidos y variar sustancialmente el arcaico concepto de relleno sanitario, por el contemporáneo de “parques ambientales” para el reciclaje y la protección del medio ambiente.

Medellín avanzará en la cultura del reciclaje, la clasificación en la fuente y la defensa del medio ambiente, pero a la vez aprovechará su iniciativa emprendedora para pensar en nuevos servicios y negocios y en atender nuevos mercados. Se está pensando con sentido social en un sector muy vulnerable de la población de la ciudad, los recicladores. En consecuencia, nos preparamos para dar adecuado cumplimiento al Auto 275 de 2011 de la Corte Constitucional, para lo cual, será además necesario que la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico –CRA-, defina el marco regulatorio que permita que a través de la tarifa de aseo se pueda remunerar adecuadamente el trabajo de la personas que se ocupan del aprovechamiento y nos ayudan a proteger el medio ambiente.

Cuando se presentan Proyectos de Acuerdo como el 107, mediante el cual Emvarias se convierte en filial de EPM, deja a salvo su historia institucional, su buen nombre y experiencia, los derechos de sus trabajadores, la calidad del servicio para sus usuarios y ve el servicio con nuevos ojos y bajo nuevos criterios, realmente todos ganamos y de lograrlo, será una razón más para que se nos tenga como la ciudad más innovadoras del mundo.

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/03/11/innovacion-en-el-servicio-de-aseo/

Nuestras historias

Omisiones regulatorias en aseo

24 de febrero de 2013


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La naturaleza propia de la prestación del servicio público de aseo, la necesidad de garantizar la universalización del mismo, su vinculación con la salubridad, el medio ambiente y la debida utilización del espacio público, pero ante todo la necesidad de dar cumplimiento material a lo decidido por la H. Corte Constitucional en las sentencias T-724/03 [caso de Bogotá] y T-291/09 [caso de Cali], en relación con la defensa del medio ambiente y la dignificación de los derechos de los recicladores de oficio, ponen de manifiesto que la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico –CRA-, ha incurrido en notorias omisiones regulatorias, que sin duda afectan: i) La prestación del servicio; ii) el desarrollo de la competencia en condiciones de igualdad; iii) las condiciones especiales de las áreas de servicio exclusivo; y iv) la aplicación de un régimen tarifario claro, que dignifique la actividad de aprovechamiento -reciclaje-, remunere justamente el trabajo de los recicladores e impida interpretaciones de las cuales se obtengan beneficios inequitativos a favor de los prestadores.


El desconocimiento de la doctrina de la Corte Constitucional, aún de sentencias de tutela, cuando se trata de la protección de derechos fundamentales, que constituye precedente vinculante para todos los operadores jurídicos -como en este caso de los recicladores-, no puede llevarnos a interpretar arbitrariamente, que el contenido material de las sentencias T-724/03, T-291/09 y del Auto 275/11 de la H. Corte Constitucional, solo son aplicables al Distrito Capital o a la ciudad de Cali, cuando la realidad es otra, tanto la regulación especial del aprovechamiento, como los derechos de los recicladores, afectarán la prestación del servicio de aseo en todos los municipios del país.


Cada vez es más claro que los servicios públicos domiciliarios, especialmente los de agua potable y saneamiento básico, son servicios esenciales y están directamente asociados a la salubridad y al desarrollo de la vida humana en condiciones dignas, por tanto la competencia en este tipo de servicios debe ser especialmente regulada y controlada por el Estado y no puede esperarse a que ella se comporte en las mismas condiciones de libre entrada y salida en que se desarrolla la competencia para el suministro de mercancías.


Son múltiples los interrogantes que deben ser respondidos a la mayor brevedad posible, ante las exuberantes omisiones regulatorias de la CRA en el servicio público de aseo: ¿Quién, cómo y cuánto debe remunerarse a los recicladores? ¿Cómo se hace efectiva la reversión en los contratos de concesión, una vez terminan los plazos de las áreas de servicio exclusivo? ¿Cómo es el tránsito ordenado entre las ASE y la prestación del servicio en escenario de libre competencia? ¿Será verdad que los usuarios a los que se prestó el servicio en forma monopólica en virtud de una ASE, quedan siendo de “propiedad” o le “pertenecen” a los concesionarios? ¿Cómo se preserva que los operadores del servicio de recolección no compitan en actividades de aprovechamiento?


Sólo una regulación clara del servicio de aseo podrá permitir respuestas adecuadas a estos y otros interrogantes.


Finalmente, es un desafuero pensar que la Superintendencia de Industria y Comercio –SIC-, debe ejercer funciones de policía administrativa en el sector de los servicios públicos domiciliarios, mucho menos, utilizando los mismos criterios, procedimientos y metodologías que aplica en el control de la competencia entre agentes económicos que se disputan los clientes en economías de libre mercado.  La protección de los usuarios de servicios públicos constitucional y legalmente está asignada a la Superintendencia de Servicios Públicos, la está realizando la SIC, por una infortunada interpretación de la ley 1340 de 2009, que resultó derogando -mal, porque no se puede-, leyes especiales como la Ley 142 de 1994 y la 689 de 2001.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Este artículo también lo pueden encontrar en:

http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/omisiones_regulatorias_en_aseo.php

http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2013/02/24/omisiones-regulatorias-en-aseo/

Nuestras historias

Educación superior será fortalecida con $1.6 billones en los próximos tres años

 

Asi lo refrenda una propuesta del senador liberal Eugenio Prieto, incluida en la reforma tributaria aprobada por el Congreso.

Los mencionados recursos se destinarán para que 2.6 millones de jóvenes del país entre 17 y 21 años que no pueden acceder a la educación superior tengan esta oportunidad, pecisó el legislador al programa institucional Voces del Senado.

Según Prieto ese fue el propósito básico de aumentar en un punto la parafiscalidad con el nuevo impuesto denominado CREE (Impuesto sobre la renta para la equidad)  y avalado por toda la bancada del Partido Liberal y varios senadores de otras bancadas.

Aseguró el legislador antioqueño que el CREE aumenta la parafiscalidad de 8 a 9 puntos y ese punto adicional, que representa 1.6 billones de pesos anualmente, se destinarán exclusivamente a la ampliación de la cobertura en educación superior, a través de las instituciones de educación Superior pública. "Querría esto decir que un unos diez años empezaríamos a impactar uno de los temas más sensibles en este país como lo es la baja cobertura en educación superior, que actualmente está por el 40%", agregó.

Prieto recordó que en el país existen 2 millones de jóvenes que están accediendo a la educación superior, pero se están quedando 2.6 millones sin está posibilidad entre los 17 y los 21 años. "Entre los 17 y los 27 años hay 3.6 millones por fuera, que no se recuperarán y que tendrán una opción de vida diferente sin educación", alertó.

"Lastimosamente la propuesta fue modificándose y al final quedó de ese punto adicional; 40% para la educación superior, 30% para para la salud y un 30% para el sector agropecuario y se eliminó el carácter de permanente al punto y tan sólo de dejo por tres años", advirtió el legislador", explicó.

Finalmente manifestó que: "No obstante se recaudarán 4 billones en esos 3 años: 1.6 billones para la educación, 1.2 billones para la unificación de los planes obligatorios de salud y 1.2 para el sector agrícola, ojalá para caficultores, floricultores, bananeros y paneleros que están sufriendo mucho por el tema de la revaluación".

 

Prensa Senado

Nuestras historias

Inasistencia alimentaria

 

"Con este registro se tiene un control sobre quienes adeudan obligaciones alimentarias". (Columna senador Eugenio Prieto).

"Radicamos en el Senado de la República un proyecto de ley que pretende crear el Registro de Deudores Alimentarios Morosos, que incidirá en las posibilidades financieras y crediticias de los padres que no cumplan con sus responsabilidades.

En Colombia, el desarrollo normativo frente a la vulneración de derechos al interior de la institución familiar ha sido tan limitado que resulta insuficiente para atender la magnitud de la problemática. En el contexto de América Latina presentamos uno de los mayores índices en materia de violencia económica asociada a la inasistencia alimentaria.

Los instrumentos legales existentes para hacer exigible la restitución de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, no parecen funcionar, ya sea porque son insuficientes, o no son aplicados eficientemente, o no son efectivos. Es preocupante además, que al alto número de casos que se indican sobre este delito, la violencia económica ejercida y la impunidad que representa, se le una el difícil acceso a la justicia.

Tres tipos de instrumentos legales están dirigidos a garantizar los derechos y sancionar su incumplimiento: los alimentos que se deben por ley, Código Civil; el Derecho alimentario y la mora en el cumplimiento de la obligación, Código de Infancia y Adolescencia; y el delito de inasistencia alimentaria tipificado en el Código Penal. Así mismo, los conflictos asociados al incumplimiento o inasistencia alimentaria pueden tramitarse a través de una vía penal, y dos vías administrativas.

Pese a la existencia de estos instrumentos, se presentan múltiples problemas como limitaciones derivadas de la congestión de los despachos y de los parámetros de asignación de dichas cuotas que las hacen insuficientes; dilación en los procesos; el derecho al acceso a la justicia que tienen las víctimas del delito de inasistencia alimentaria no se garantiza de manera efectiva si el trámite procesal se finaliza en un 53% con la conciliación, más aún si en el total de condenas por este delito representan el 1%.

El Ministerio Público ha expresado: "... la potenciación de la mujer resulta indispensable en la lucha por la igualdad, contra la pobreza y por el desarrollo, es preciso que el Estado en su conjunto tome las medidas necesarias y aplique políticas que garanticen la igualdad, el bienestar y la dignidad de todas las personas, especialmente de las mujeres y las niñas".

A nivel internacional y en el contexto latinoamericano existen buenas prácticas al respecto. En Estados Unidos, Perú, Uruguay y en ciudades como Buenos Aires y México, se utilizan mecanismos de incumplimiento de las obligaciones por la manutención para con hijos e hijas, como el Registro de Deudores Alimentarios Morosos –REDAM–, que buscan proteger el derecho a la alimentación, entendido como "una acción que sustenta junto con los demás derechos fundamentales, el desarrollo físico, mental y social durante la infancia y etapas posteriores...".

Con este registro se tiene un control sobre quienes adeudan obligaciones alimentarias, para garantizar el cumplimiento a través de diferentes medidas, entre ellas fundamental, que las instituciones y organismos públicos oficiales del nivel central o descentralizado, no den curso a operaciones bancarias como la obtención de créditos, tarjetas de crédito o apertura de cuenta corriente, entre otras; que no se expida la licencia de conducción; no se otorguen permisos para la apertura de establecimientos comerciales o industriales, ni concesiones; y la prohibición de participar en procesos licitatorios, nacionales, regionales o municipales.

Por estas y otras razones, en conjunto con la senadora Maritza Martínez, radicamos en el Senado de la República un proyecto de ley que pretende crear y poner en funcionamiento el Registro de Deudores Alimentarios Morosos -REDAM-, mecanismo de control al incumplimiento de las obligaciones alimentarias, que incidirá directamente en las posibilidades financieras y crediticias de los padres que no cumplan con sus responsabilidades.

La iniciativa que defenderemos en el Congreso de la República implica el mejoramiento de los sistemas de identificación, monitoreo y reporte de quienes incumplan su obligación de cuidado y manutención y facilitará que la sanción legal persuada a los demandados para que se abstengan de cometer o de reiterar la conducta delictiva".

Prensa senador Eugenio Prieto

Nuestras historias

Aprobada propuesta que aumenta recursos para Educación Superior en Reforma Tributaria

-Aprobado en discusión de Reforma Tributaria propuesta de la bancada del Partido Liberal Colombiano, de incrementar en un punto el impuesto a la equidad CREE (del 8% al 9%) para destinarlo exclusivamente a financiar la ampliación de cobertura en la educación superior pública.

-La proposición del Senador Eugenio Prieto de incluir un (1) punto al Impuesto sobre la Renta para la Equidad – CREE, destinado al aumento de cobertura en educación superior a través de Instituciones de Educación Superior Públicas, fue aprobada en la plenaria del Senado.

    Bogotá, 18 de diciembre de 2012 (prensa del Senador Eugenio Prieto). Durante el debate de reforma tributaria, realizado este lunes en la plenaria del Senado, fue aprobada la proposición presentada por el Senador Eugenio Prieto y la bancada en pleno del Partido Liberal Colombiano que contó con el respaldo de Senadores de todos los partidos, de incluir un (1) punto al Impuesto sobre la Renta para la Equidad – CREE, destinado al aumento de cobertura en educación superior a través de Instituciones de Educación Superior Públicas.

    “En contraste con la propuesta del proyecto que busca disminuir un punto a las Cajas de Compensación Familiar -generando una crisis en este exitoso modelo de equidad para los trabajadores del país-, propusimos incrementar un punto en el nuevo impuesto para la Equidad, CREE y pasar de 8% a 9%, manteniendo su destinación: un 2.2% al ICBF, 1.4 % al Sena y 4.4 % al Sistema de Seguridad Social en Salud y el 1% adicional, con destinación exclusiva para la educación superior pública, profesional, técnica y tecnológica”. Explicó el Senador Prieto.

    De acuerdo con el Congresista, es un problema estructural de inequidad y exclusión social. “En Colombia cada década, más de 3.000.000 de bachilleres entre los 17 y 27 años de edad quedan por fuera del sistema de educación superior y, de alrededor de 2.000.000 de estudiantes matriculados en programas de educación superior, el 54% lo hace a través de las IES públicas, de los cuales, el 94% provienen de estratos 1, 2 y 3.”.

    “Son pobres los indicadores de cobertura en la educación superior. En los 8 años del Gobierno del presidente Uribe, impulsados en mayor proporción por las IES públicas y el Sena, con un esfuerzo grande, se logró avanzar en 7 puntos, al 37%. El Gobierno del Presidente Santos se propuso una ambiciosa meta, el 50% al 2014, pero sólo se ha logrado aumentar 3 puntos en dos años, avanzando al 40%. ¿Lograremos subir 10 puntos en menos de dos años?

    Desde que discutimos el proyecto del Plan Nacional de Desarrollo, sabíamos lo difícil de lograr tal propósito sin decisiones agresivas en calidad, pertinencia, regionalización y esencialmente, financiación. Por ellos hemos dicho que además de voluntad política, es necesario identificar la fuente de recursos financieros y destinar los necesarios y suficientes para conseguir el objetivo de avanzar decididamente en la ampliación de cobertura en educación superior”. Expresó el Senador Prieto.

    Según lo afirma el Senador Prieto, Presidente de la Comisión VI del Senado y promotor de esta propuesta, si el objetivo de la reforma tributaria es cerrar brechas de exclusión e inequidad social en el país, incluir el tema del acceso o cobertura en educación superior, le otorgaría un mayor fundamento social a la reforma propuesta, sólo así lograremos superar la trampa social de exclusión e inequidad con la falta de acceso a la educación superior, en condiciones de igualdad. Por ello valoró y resaltó el compromiso del Congreso de la República, al incluir su propuesta en la reforma, para generar condiciones de inclusión y democratización de oportunidades, garantizando su sostenibilidad en el largo plazo con una fuente cierta de recursos para ello.

    Luego de la aprobación de esta propuesta por parte del Senado, el Presidente del Sistema Universitario Estatal  -que congrega las 32 universidades del Estado, Luis Enrique Arango Jiménez, le hizo llegar una comunicación en la que le expresa al Senador que este “es el paso más importante en términos de equidad que hubiera podido darse en la medida que se posibilita cerrar la brecha social que se agrava sin solución en lo social y en lo geográfico”; y además de ofrece su respaldo y consideración en el trámite de la reforma en este sentido. Los Senadores esperan que en la plenaria de la Cámara sea acogida igualmente esta propuesta que permitirá realmente cerrar brechas en educación superior en Colombia.

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    El punto adicional al impuesto CREE será destinado exclusivamente a inversión social

    • El punto adicional aprobado por el Congreso al impuesto sobre la Renta para la Equidad CREE en Reforma Tributaria, será destinado exclusivamente a inversión social.  

     

    • La proposición del Senador Eugenio Prieto, avalada por la bancada del Partido Liberal, de incluir un (1) punto al Impuesto sobre la Renta para la Equidad – CREE, fue aprobado en ambas cámaras del Congreso de la República. Durante el trámite, la propuesta que inicialmente destinaba los recursos a ampliar la cobertura en educación, fue modificada para  inversión social en Educación Superior Pública, Salud y el Sector Agropecuario, de carácter temporal durante las vigencias 2013, 2014 y 2015.

     

    Bogotá, 19 de diciembre de 2012 (prensa del Senador Eugenio Prieto). Durante el debate de reforma tributaria, fue aprobada inicialmente la proposición presentada por el Senador Eugenio Prieto y la bancada en pleno del Partido Liberal Colombiano, que contó con el respaldo de Senadores de todos los partidos, de incluir un (1) punto al Impuesto sobre la Renta para la Equidad – CREE, destinado al aumento de cobertura en educación superior a través de Instituciones de Educación Superior Públicas.

     

    Sin embargo, luego de la aprobación del incremento de este 1%, se modificó para que este punto del CREE sea de carácter temporal durante las vigencias 2013, 2014 y 2015 y de distribuya entre tres asuntos centrales y problemáticos del país, así: 40% para financiar el aumento de cobertura en educación superior a través de las Instituciones de Educación Superior Publicas, 30% para la unificación de los Planes Obligatorios de Salud de los Regímenes Contributivo y Subsidiado, y 30% para el sector agropecuario.

     

    “En contraste con la propuesta del proyecto que busca disminuir un punto a las Cajas de Compensación Familiar -generando una crisis en este exitoso modelo de equidad para los trabajadores del país-, propusimos incrementar un punto en el nuevo impuesto para la Equidad, CREE y pasar de 8% a 9%, manteniendo su destinación: un 2.2% al ICBF, 1.4 % al Sena y 4.4 % al Sistema de Seguridad Social en Salud y el 1% adicional, que inicialmente propusimos con destinación exclusiva para la educación superior pública, profesional, técnica y tecnológica; sin embargo, es importante señalar que durante la concertación en el Congreso, este punto adicional fue distribuido en Educación, Salud y sector Agropecuario ”. Explicó el Senador Prieto, quien señaló que es igualmente significativo haber logrado conseguir estos recursos adicionales.

     

    En cuanto al tema de la salud el Senador Prieto afirmó que “si bien desde el pasado hemos venido señalando que el problema del Sistema general de seguridad Social en Salud es profundo y estructural, reconocemos la necesidad de plantear estrategias de avance en la vía de reconocer el derecho a la salud como un derecho fundamental, tal como lo ratificó la sentencia T-760 de 2009 – al señalar que el acceso, atención y beneficios de los servicios de salud son un derecho que se debe garantizar a todos los colombianos, y esperamos que estos recursos sean invertidos de manera adecuada para este fin”.

     

    Finalmente Prieto invitó al Gobierno Nacional para invertir de manera pertinente y rigurosa cada uno de los recursos destinados al importante sector del agro, debido no solo a que este sector constituye el motor del desarrollo del país, sino a que en la actualidad es conscientes del difícil momento que afrontan sectores como el caficultor, panelero, bananero y floricultor. “Es necesario definir como estos recursos verdaderamente impactan en estos sectores, centrales para la superación de la inequidad y la pobreza en esa Colombia profunda donde habitan nuestros pequeños productores y campesinos”. Expresó.

     

    Tal como ya lo había afirmado el Senador Prieto, Presidente de la Comisión VI del Senado y promotor de esta propuesta, si el objetivo de la reforma tributaria es cerrar brechas de exclusión e inequidad social en el país, el incremento de recursos para la inversión social que se ha materializado en esta propuesta, le otorgará un mayor fundamento social a la reforma tributaria, el cual fue reconocido ampliamente por los Congresistas que apoyaron en ambas Cámaras esta iniciativa y la defendieron como muestra del compromiso del Congreso de la República para generar condiciones de inclusión y democratización de oportunidades desde los diferentes sectores sociales.

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    Reforma tributaria y educación superior

    Esta semana, convocados a sesiones extras, avanzaremos en el Congreso de la República en el análisis y discusión del proyecto de reforma tributaria presentado por el Gobierno Nacional, con el objetivo de colocar en el escenario público estrategias de materialización del Estado Social de Derecho, de democratización social y de redistribución económica, que le permitan al país avanzar con decisión en el cierre de la brecha social que ha sustentado históricamente la inequidad en nuestra sociedad.

    Reconocemos en la iniciativa del Gobierno nacional la búsqueda de un sistema tributario más justo, equitativo y redistributivo. Por ello me referiré a un tema que no hace parte de la propuesta, pero que paradójicamente debería ser uno de los argumentos centrales del Gobierno cuando dice que las reformas tributarias los últimos años crearon mecanismos e instrumentos eficientes en su fin, pero que no necesariamente contribuyeron a garantizar la generación de empleo, la disminución de la pobreza y la reducción de la desigualdad.

    Por tanto, si lo que se pretende no es incrementar el recaudo sino cerrar brechas, disminuir la pobreza, reducir la desigualdad, lograr equidad e inclusión, debemos hablar de uno de los mayores problemas por resolver en Colombia; la trampa social de exclusión e inequidad en la que nos encontramos atrapados, entre otros aspectos por la falta de democratización de oportunidades de acceso a la educación superior.

    Son pobres los indicadores de cobertura en la educación superior. En los 8 años del Gobierno del presidente Uribe, impulsados en mayor proporción por las IES públicas y el Sena, se logró avanzar en 7 puntos, al 37%. El Gobierno del Presidente Santos se propuso una ambiciosa meta, el 50% al 2014, pero sólo se ha logrado aumentar 3 puntos en dos años, avanzando al 40%. ¿Lograremos subir 10 puntos en menos de dos años? Desde que discutimos el proyecto del Plan Nacional de Desarrollo, sabíamos lo difícil de lograr tal propósito sin decisiones agresivas en calidad, pertinencia, regionalización y esencialmente, financiación.

    Por ellos hemos dicho que además de voluntad política, es necesario identificar la fuente de recursos financieros y destinar los necesarios y suficientes para conseguir el objetivo de avanzar decididamente en la ampliación de cobertura en educación superior. Al Presidente Santos le escuché decir que la educación no es una locomotora porque ella misma son los rieles por los que deben avanzar las locomotoras.

    Lamentablemente, sobre estos rieles sólo están avanzando inequidad y exclusión; cada década, más de tres millones de jóvenes entre los 17 y 27 años de edad quedan por fuera del “sistema” de educación superior.

    Mientras el Gobierno Nacional justificó la necesidad de una reforma educativa con el fin de “aumentar los recursos públicos para la educación superior en Colombia”, y a su vez los estudiantes de la Mane han expresado la necesidad de generar recursos que verdaderamente “garanticen la cobertura total de la juventud excluida y marginada del sistema educativo”, en el Congreso de la República continuamos buscando soluciones a esta problemática. Por tal razón, con congresistas de todos los partidos políticos, en Cámara y Senado, estamos proponiendo en la reforma tributaria, incrementar los recursos para aumentar la cobertura en educación superior.

    En contraste con una propuesta que va en la misma ruta, que busca disminuir un punto a las Cajas de Compensación Familiar -generando una crisis en este exitoso modelo de equidad para los trabajadores del país-, proponemos incrementar un punto en el nuevo impuesto para la Equidad, Cree. Pasar de 8% a 9%, manteniendo su destinación, un 2.2% al Icbf, 1.4 % al Sena y 4.4 % al Sistema de Seguridad Social en Salud, excepto el 1% adicional que sería exclusivo para la educación superior pública profesional, técnica y tecnológica. Debemos cerrar la brecha, con voluntad política y una fuente cierta de recursos, con esta u otra propuesta.

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    Mínimo vital en servicios públicos

    En compañía de los representantes a la Cámara Oscar Marín y Víctor Yepes y de la senadora Maritza Martínez, radicamos esta semana el Proyecto de Ley 174S-2012, por medio del cual se establece el marco jurídico para la implementación del mínimo vital en agua potable y alcantarillado, se autorizan políticas de fomento para la universalización de los servicios públicos domiciliarios, y se consolida en nuestro ordenamiento jurídico la aplicación de la teoría del servicio público, que tiene en la protección a los usuarios su núcleo sustancial. 

     

    A diario se vive una tensión de opinión entre quienes solo ven en los servicios públicos teoría económica, mercados, utilidades, clientes y contratos; y quienes los consideramos razón de ser sustancial del Estado social de derecho y afirmamos por ello que una de las razones fundamentales por las cuales el Estado debe intervenir la economía, es la de adoptar medidas tendientes a garantizar la universalización en la prestación eficiente de los servicios públicos y para proteger a los usuarios de los abusos en que pueden incurrir los prestadores.

     

    Proponemos una política social en materia de servicios públicos cuyo imperativo sea el que todas las autoridades competentes, en particular los reguladores, busquen el cumplimiento de los fines sociales del Estado, estableciendo: (i) un régimen tarifario justo en el que a la hora de pagar las tarifas los operadores las cobren atendiendo a la capacidad de pago de los diferentes usuarios; (ii) un régimen de fomento y universalización en el que la inversión social en la expansión de las redes y el cubrimiento de la totalidad de la población sea tenido como criterio sustancial; y (iii) garantizar que todos los usuarios puedan acceder al mínimo vital del servicio, que debe ser gratuito para un sector muy vulnerable de la población que requiere acceso pero carece de capacidad de pago.

     

    Una de las preocupaciones primordiales en este tema, tiene que ver con cuál es el origen de los recursos con el que se cubrirá el mínimo vital para los sectores que no pueden pagarlo. Proponemos que existan al menos tres posibilidades: en primer lugar, que se destinen con ese propósito recursos del Sistema General de Participación, que en la práctica hasta ahora no se han invertido en forma eficiente en los cuestionables Planes Departamentales de Agua; segunda posibilidad, reorientar en parte la utilización de los diferentes fondos de solidaridad y redistribución de ingresos, tanto territoriales [ley 142]  y nacionales [ley 1537] y destinar parte de esos recursos a atender el mínimo vital; y en tercer lugar, que en casos especiales se revise la estructura tarifaria para que en ella se incluya la existencia de un cargo de solidaridad que permita que toda la sociedad asuma el costo del valor del servicio para estos usuarios.

     

    El camino que inició la Corte Constitucional desde la Sentencia C-150/03, ratificado en las Sentencias de Tutela T-546/09, T-616 y T-717/10 y la T-312/12, debe considerarse suficientemente consolidado para que el Congreso de la República lo adopte mediante ley y en adelante los ciudadanos más pobres, a quienes se les afecten derechos fundamentales con la suspensión o el corte del servicio de acueducto y alcantarillado, no tengan que acudir a la jurisdicción, sino que sea la propia administración la que en instancia administrativa les reconozca sus derechos.

     

    Esperamos que este Proyecto de Ley 174S-2012 que presentamos para la implementación del mínimo vital, abra la puerta para que en esta materia se concreten iniciativas de trascendental interés nacional e innegable contenido social y el Congreso de la República adopte una Ley que, sin poner en riesgo la viabilidad y el desarrollo de las Empresas de Servicios Públicos, sirva de instrumento fundamental de inclusión y protección a los colombianos en estado de indefensión social.

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    La reversión en telefonía móvil celular

    Las discusiones sobre el otorgamiento de bandas de frecuencia para la prestación de servicios de telecomunicaciones convergentes en banda ancha, han dejado al descubierto asuntos relevantes que muestran que el tema no debe reducirse al cumplimiento de los mandatos constitucionales de los artículos 75 -en relación con el acceso democrático al espectro radioeléctrico- y 333, 334, 336 -en la forma como se desarrolla la competencia en materia de servicios públicos-, sino que, además, existen dos asuntos de vital importancia en estas materias que deben hacer parte de la reflexión: la efectiva protección de los usuarios y la salvaguardia del patrimonio público.

    Se afirma que por su relevancia estratégica, las telecomunicaciones han sido “el servicio de los servicios”; en la actualidad, sin hacer uso de ellas, no se desarrolla ninguna actividad económica, social, cultural o de gobierno que sea significativa. De allí que en leyes como la 72/89, 37 y 80/93, 142/94, 555/00 el legislador las calificara como servicio público, incluso en la 1341/09, en la cual determina que estén “bajo la titularidad del Estado”.

    Por tal razón, debería ser claro en toda la legislación colombiana que la reversión es elemento natural de los contratos de concesión para la prestación de servicios de telecomunicaciones, pues con ella se busca garantizar que, terminados los contratos, los servicios se continúen prestando sin afectar a los usuarios. Pero en forma por demás extraña, leyes como la 422/98 y la 1341/09, establecieron que en estas concesiones sólo revierte al Estado el espectro radioeléctrico asignado, como si el espectro fuera o hubiera estado bajo el dominio de los particulares, cuando en realidad lo único que es posible otorgarles es permiso para su uso, ya que se trata de un bien público que en nuestra Constitución hace parte del territorio del Estado.

    En buena hora, la Contralora General de la República, Sandra Morelli, acoge el llamado que en defensa y protección del patrimonio público venimos haciendo desde el Senado de la República, anunciando que pedirá a la Corte Constitucional que declare la inexequibilidad de semejantes normas, que no sólo liberan a los particulares de una de sus más importantes obligaciones, sino que una vez culminadas las concesiones ponen a depender la prestación de los servicios de la voluntad de los particulares, que por esas extrañas decisiones legales terminarían siendo dueños, según el Decreto 1900/90, de la “red de telecomunicaciones del Estado”, es decir, de torres, antenas y otros elementos físicos que muchas veces se integran al espacio público, sin los cuales no se puede garantizar la prestación de esta clase de servicios públicos.

    Pero mientras la Corte Constitucional se pronuncia, un tema entra a formar parte de este debate de interés nacional, la terminación de las prórrogas de las concesiones para la prestación de servicios de telefonía móvil celular, que fueron otorgadas inicialmente en vigencia de la Ley 37/93, en las que en mi opinión, se debe aplicar la reversión de los activos asociados a la prestación del servicio, pues difícilmente podrá sostenerse que las leyes 422/98 y 1341/09, que son posteriores a los contratos, los modificaron con el fin de transferirle o “donarle” a operadores privados la propiedad de la red, pues semejante mandato iría en contravía del artículo 355 de la Carta.

    El Gobierno se enfrenta a un problema heredado, que deberá solucionar a partir de la teoría del servicio público, sin tener dudas sobre la aplicación de la reversión en estos contratos, para lo cual deberá definir cuál es el modelo que adoptará para “reasignar las frecuencias” una vez terminadas las concesiones y de qué manera se utilizarán los activos que le sean revertidos por los operadores, los cuales sin duda tienen un valor estratégico apreciable y sobre los que debe ejercerse control fiscal por parte de la Contraloría General de la República.

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    El conflicto del aseo en Bogotá

     

    "La solución debe partir del hecho de garantizar a os usuarios, la prestación eficiente y continua del servicio, en un esquema que proteja los derechos de los recicladores": senador Eugenio Prieto.

    La terminación de los contratos de concesión para la prestación del servicio de aseo en el Distrito Capital, y el obligatorio cumplimiento de las decisiones ejecutoriadas de la H. Corte Constitucional contenidas en la Sentencia T-724/03, y en el Auto 275/011, han generado un complejo conflicto de difícil solución por los intereses y aspectos contrapuestos que en él intervienen, como autonomía local, libertad de empresa, libre competencia, medio ambiente, salubridad, derechos de los usuarios y la dignidad de los recicladores.

    En mi opinión, no obstante la complejidad, varios temas quedan claros: existe un evidente vacío regulatorio por parte de la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico -CRA-, que no ha reglamentado la forma cómo debe desarrollarse la competencia en el servicio de aseo.

    Los actuales prestadores del servicio en Bogotá lo hacen en desarrollo de un contrato de concesión y no bajo la decisión libre de los usuarios; terminadas las concesiones debe operar la reversión no solo del catastro de usuarios, sino además de todos los activos que se han destinado a la prestación del servicio.

    Vencidos los contratos de concesión el servicio debe prestarse en escenario de libre concurrencia; en cumplimiento del mandato de la Corte Constitucional la actividad de aprovechamiento o reciclaje no está en competencia, pues ella le pertenece a los recicladores de profesión.

    El Distrito Capital está en la obligación de adoptar un conjunto de acciones afirmativas a favor de los recicladores como sector vulnerable de la población; y desde la perspectiva Constitucional y Legal (Leyes 142/94 y 1551/12) al Distrito le corresponde asumir la responsabilidad de garantizar la eficiente prestación del servicio.

    Los presupuestos expresados son válidos, incluso para otros territorios de Colombia en condiciones similares, y son apenas algunas premisas a tener en cuenta al momento de elaborar criterio y adoptar decisiones sobre la futura prestación del servicio de aseo en el Distrito Capital o en otros territorios del país, para lo cual recomendamos respetuosamente, coherencia y sensatez.

    Considero que si es necesaria una prórroga de la urgencia mientras se logra una solución concertada. En todo caso, la solución de este conflicto debe partir del hecho de garantizar en el corto y largo plazo a todos los usuarios en la ciudad de Bogotá la prestación eficiente y continua del servicio, en un esquema que permita protección especial de los derechos de los recicladores y obligue a darles especial tratamiento por su condición de especial vulnerabilidad, de acuerdo con la orientación de las sentencias T-724/03, T-291/09 y el Auto 275/0.

    Por tal razón, es urgente que la CRA regule la competencia en el mercado, para que el paso de esquemas monopólicos a esquemas de competencia pueda registrarse sin traumatismos; que el Gobierno Nacional ajuste el Decreto 1713/03 a las actuales condiciones del sector, en particular, que reglamente las competencias de las autoridades territoriales que se derivan de los artículos 5, 25 y 26 de la Ley 142/94 y de los mandatos de la Ley 1551/12, para que en un entorno de colaboración armónica y de protección de los más débiles puedan garantizar la continuidad en la prestación del servicio de aseo.

    Si este asunto no se maneja con cordura, en colaboración armónica, puede desbordarse en dimensiones y efectos negativos impredecibles.

    Por ello se impone que Bogotá sepa qué pasará el 18 de diciembre -o en la fecha que se acuerde-, con la prestación del servicio de aseo.

    Ante la ausencia de regulación y frente al hecho de terminación de las concesiones y la reversión de los activos, cualquier solución debería darse en forma concertada entre el Gobierno Nacional, la CRA, las autoridades distritales, los actuales prestadores del servicio y los recicladores de oficio, que finalmente fueron los que provocaron las decisiones de la Corte Constitucional que en estos momentos se hace preciso obedecer.

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    ¿Quién defenderá el patrimonio público?

     

     

    El deber de aplicar en su sentido integral y finalista las cláusulas de reversión en los contratos para la concesión de servicios públicos que han celebrado, tanto la Nación, en telefonía móvil celular -TMC-, como algunas autoridades territoriales en agua potable y saneamiento básico, caso Distrito Capital; nos hace pensar que posiblemente estemos frente a una situación que hará reflexionar al país sobre la solidez de sus instituciones y la capacidad de todas sus autoridades y de su ciudadanía, para salir en la defensa del patrimonio público.

    El esquema de economía social de mercado que en materia de servicios públicos han desarrollado, tanto el Constituyente como el legislador colombiano, genera no pocas perplejidades que deben ser resueltas bajo la orientación de que Colombia es un Estado Social de Derecho, en el cual se encuentra vigente la teoría del servicio público, con todas las consecuencias que de allí se derivan.

    En ese esquema de economía social de mercado, el Estado tiene la responsabilidad constitucional de garantizar la prestación eficiente los servicios públicos. Por ello, cuando concesiona a particulares su prestación, la institución de la “reversión” -propia del derecho público-, se constituye en garantía de continuidad de la prestación de los servicios y por tanto, en elemento “natural” de este tipo de contratos. 

    Muchos municipios del país vivirán situaciones análogas a las de Bogotá, que para garantizar la continuidad en la prestación del servicio público de aseo, debe aplicar la cláusula de la “reversión”, para que las entidades privadas que han prestado el servicio esencial de aseo bajo la titularidad del Distrito, una vez terminen las concesiones que les han sido otorgadas, reviertan al Estado los bienes afectados a la prestación del servicio. 

    Similar a lo que está sucediendo en aseo en Bogotá, puede pasar cuando se acerque el 28 de marzo de 2014, con el vencimiento de las concesiones que la Nación ha otorgado a los operadores de TMC, en cuyos contratos -en aplicación de las Leyes 37 y 80/93-, se pactó en forma expresa y explícita la obligación de revertir al Estado, los activos asociados a la prestación del servicio. Es muy rara, extraña por lo demás, la forma como la Ley 422/98 -no vigente al momento de la celebración de los contratos- supuestamente modificó las condiciones en que se otorgaron esas concesiones de telecomunicaciones. 

    Por el inmenso valor económico y estratégico de los bienes que en estos dos casos deben revertirse al Estado, estos asuntos pondrán a prueba el nivel de eficiencia de las Contralorías Distrital de Bogotá y General de la República, pues demandarán que en los términos del artículo 267 de CP ejerzan el control fiscal sobre estos particulares que administran bienes del Estado.

    En ambos casos -Nación y Distrito Capital-, la existencia de los contratos permite deducir que no se trata de actividades libres en concurrencia en el mercado y aunque el asunto pareciera no tener relevancia notoria, la realidad es que estamos frente al primer gran problema de fondo que se deriva de la coexistencia de la teoría social del Estado y la economía de mercado, pues los particulares están en la obligación de revertir al Estado los bienes que temporalmente han utilizado para la prestación de servicios públicos teniendo como título un contrato de concesión.   

    Aunque existen tendencias que quieren hacer prevalecer la teoría de los mercados y la libre iniciativa privada sobre los servicios públicos y permitir que los particulares se apropien de las redes y de las instalaciones esenciales asociadas a la prestación del servicio, como en los casos de aseo y telecomunicaciones, la realidad jurídica expresa que mientras esos servicios públicos estén a cargo del Estado, tal como se deriva del artículo 365 de la Carta, y los particulares no actúen con posición propia, sino que lo hagan bajo contratos de concesión celebrados con el Estado, la reversión de los activos estará presente.

     

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    La dignidad de los recicladores

     

     

    Con la apertura, la globalización y la liberalización del sector de los servicios públicos en Colombia, se ha impuesto un nuevo modelo de Estado, en el que la regulación -intervención del Estado en la economía-, juega un papel de vital importancia para impedir que el libre juego del mercado produzca deterioro de la calidad de vida de los ciudadanos o concentración de poder económico y abusos de posición dominante.

    Un servicio público liberalizado, con alto grado de complejidad, es el aseo. La libre competencia no regulada en el mercado, puede traer consecuencias no deseables: i) destrucción de valor; ii) desorden en el espacio público; iii) descreme de los mercados y desatención de los sectores sociales más pobres; iv) problemas sanitarios o de salubridad, v) dificultades para el equilibrio de los fondos de solidaridad y redistribución de ingresos; y lo peor, abuso de los proveedores de servicios y de los intermediarios con un sector muy vulnerable de la sociedad, como son las personas dedicadas a las labores de “reciclaje” o del “aprovechamiento” de las basuras.

    El desarrollo de la economía y la gestión eficiente de los servicios públicos no pueden lograrse a costa de terminar con el medio ambiente o a través de la explotación injusta del trabajo y el desconocimiento del valor de la dignidad humana. El Estado debe garantizar con diferentes tipos de medidas, la protección de los seres humanos que son beneficiarios de los servicios públicos -usuarios-, y de los que se encargan en forma directa de su prestación en condiciones de subordinación e indefensión, como los recicladores.

    Lo que en la actualidad se evidencia es ausencia total de normas que regulen la competencia en el mercado de aseo, de reglas claras que hagan efectivo el principio de la “reversión” de activos asociados a los servicios públicos, en todos los casos en que el servicio sea prestado en concesión por entidades mixtas y privadas y de medidas efectivas que protejan a los usuarios del servicio y en el caso del aseo, que impidan la injusta explotación de las personas que se dedican al reciclaje y no se permita que se les obligue a competir con sectores formales de la economía.

    Por tanto, con el fin de que la cláusula del Estado Social de Derecho se concrete en acciones reales que protejan los sectores más débiles de la sociedad y el Estado realice su tarea de ser un factor de equilibrio para los diferentes sectores sociales; el servicio universal y la protección de esos sectores vulnerables de la sociedad, deberían estar en primer lugar en la agenda del Gobierno y del Congreso, pero en realidad, sólo la Honorable Corte Constitucional ha brindado garantías y adoptado medidas concretas.

    Por ejemplo, en respuesta a la manera como históricamente se ha tratado el tema de los recicladores en las ciudades de Bogotá y Cali, la Corte Constitucional expidió dos sentencias de tutela con enorme sentido social y de protección de los más pobres, la T-724/03 y la T-291/09. Pero frente a la pobre respuesta en la ejecución de estas sentencias por parte de los entes territoriales y de la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico -CRA-, fue necesario que la Corte expidiera el Auto 275/11, en el que se ordena reestructurar la manera como se presta el servicio de aseo y tomar un conjunto de acciones afirmativas a favor de los recicladores.

    El valor del trabajo de los recicladores en la protección del medio ambiente, la justa remuneración por lo que ellos hacen, incluida la necesidad de dignificar a los seres humanos, debería convocar a todo el país para facilitar a las autoridades -en especial las del Distrito Capital y la CRA-, a que adopten medidas que permitan la prestación del servicio de aseo en forma eficiente y especialmente digna para las personas que se dedican al reciclaje.

     

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    4G, el camino apenas comienza

    Las decisiones anunciadas por el Gobierno Nacional en la presentación del tercer borrador de la subasta de frecuencias del espectro radioeléctrico para la tecnología 4G, que sin duda obedecen al amplio debate que en el Congreso de la República se ha generado sobre este trascendental asunto y a las importantes decisiones y revelaciones de la Comisión de Regulación de Comunicaciones -CRC- y de la Superintendencia de Industria y Comercio -SIC-, imponen unas limitaciones razonables al operador con posición dominante en el mercado de servicios móviles y constituyen apenas un primer paso en la revolución sectorial que se prevé para los próximos días.

    El llamado debate 4G tiene cuatro componentes sobre los cuales deben tomarse medidas de efecto inmediato sobre el presente y futuro en la prestación de los servicios asociados a las TIC que garanticen: i) acceso democrático al espectro radioeléctrico y restricciones a las prácticas monopólicas -Art. 75 de la CP-; ii) desarrollo de la libre competencia en el mercado, en escenarios de igualdad, sujeta a una eficiente regulación económica del Estado -Artículos 333 y 334 de la CP-; iii) una eficaz protección de los usuarios de los servicios -Artículo 78 de la CP-; y iv) la eficiente prestación de los servicios a la totalidad de los habitantes en el territorio nacional -Artículo 365 de la CP-.

    Tal como es su deber funcional -Ley 1341 de 2009-, es de esperar que la CRC expida medidas regulatorias, que garanticen el libre desarrollo de la competencia en el mercado, que produzcan los efectos buscados y fortalezcan la competencia, para que con una mayor oferta de servicios, mejore la muy mala calidad de los servicios actuales, en especial el de telefonía móvil celular y se disminuyan las altas tarifas que por este concepto deben sufragar los usuarios.

    Cuando se trata de la prestación masiva de servicios, en lo referente a la protección de los usuarios, no es suficiente la vía sancionatoria o punitiva del Estado, por tanto, aparte de las medidas orientadas a la regulación económica del mercado, la CRC debe ocuparse de temas como: i) la eliminación definitiva de cualquier tipo de clausula de permanencia mínima; ii) que los efectos del silencio administrativo positivo sean aplicados por el propio usuario; iii) que el derecho a la conectividad permita desde cualquier terminal acceder a cualquier red cuando sea técnicamente posible; iv) que se haga pedagogía suficiente del derecho a la portabilidad para que más que una ley, sea una verdadera oportunidad del usuario que como propietario de su número o de su código de identificación pueda portarlo y usarlo a través de diferentes proveedores de servicios.

    En este importante debate, todavía hay inquietudes por resolver, entre ellas, en el caso de los servicios y la provisión de redes de telecomunicaciones, los cuales están a cargo del Estado, se hace necesario que se determine con claridad el alcance de las concesiones, pues como es apenas “natural” en este tipo de habilitaciones, los bienes e instalaciones que se utilizan para la prestación de los servicios una vez terminada la concesión revierten a favor del Estado.

    El hecho de que las TIC sean cada día más estratégicas para la vida en sociedad, que ellas determinen no solo la economía y el desarrollo, sino que además afectan en forma directa la existencia de las personas, nos lleva a pensar que su infraestructura no puede estar entregada en forma “intemporal” a los proveedores privados de estos servicios, que por el contrario una vez hecha la explotación concedida -que no debe exceder el plazo de diez años-, la misma debe ser revertida al Estado en quien sabiamente recae la responsabilidad de la prestación eficiente de los servicios públicos.

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    Proteger a los usuarios de las telecomunicaciones

    En los recientes debates adelantados en el Congreso de la República en relación con la asignación de bandas de frecuencia para la prestación de servicios de telecomunicaciones móviles de cuarta generación o 4G -por tratarse servicios públicos no domiciliarios-, además de defender el acceso democrático al espectro, la competencia y la no concentración de este mercado, he centrado mi posición en la defensa de los derechos de los usuarios a un servicio con calidad, tarifas justas, atención oportuna y efectiva solución de sus peticiones, quejas y recursos.

    Los más de cien millones de peticiones, quejas y recursos mensuales de los usuarios de servicios de comunicaciones móviles deben ser atendidos en forma oportuna y eficaz. Ello sólo es posible con una acción decidida de todos los organismos del Estado, acción que ya se ha iniciado en el Congreso de la República y que debe expresarse en medidas inmediatas y concretas del Ministerio de las TIC, la Agencia Nacional del Espectro, la Comisión de Regulación de Comunicaciones y la Superintendencia de Industria y Comercio.

    Se hace impostergable, por tanto, la adopción de un conjunto de medidas económicas y regulatorias y una mayor efectividad de la actuación de los organismos de policía administrativa. Debe quedar claro que frente a las actuales condiciones en que se prestan los servicios, no se beneficia a los usuarios haciendo nuevas asignaciones de frecuencias sin una evaluación de la calidad en la prestación y el cumplimiento de las obligaciones a las que se han comprometido los proveedores.

    En la actualidad, desde 1992 cuando se hicieron las primeras reflexiones en relación con la apertura, la liberalización y la competencia en el sector de las telecomunicaciones, varios asuntos que se plantearon relevantes cobran importancia notoria: Los referidos a la protección de los usuarios, la garantía de servicio universal con plena cobertura en todo el territorio nacional y el establecimiento de un regulación económica lo suficientemente fuerte, capaz de promover la competencia, impedir las prácticas restrictivas y los abusos de la posición dominante. Es la hora de evaluar si todos los propósitos se están cumpliendo.

    Por eso he propuesto que se acojan medidas permanentes en beneficio de los usuarios -algunas ya adoptadas-, que permitan corregir imperfecciones del mercado y reaccionar frente a los abusos y la baja calidad en la prestación del servicio: (i) más operadores que presten servicios en escenario de mayor competencia; (ii) que el derecho a la portabilidad numérica facilite efectivamente el paso de un operador a otro; (iii) eliminar toda cláusula de permanencia mínima que amarre al usuario a un operador; (iv) que sin dilaciones de los operadores, los usuarios puedan terminar sus contratos por los mismos mecanismos que los suscribieron; (v) que el usuario pueda directamente hacer efectivo el derecho al silencio administrativo positivo a su favor; (vi) garantizar conectividad con la apertura de las bandas de todos los terminales; (vii) y acceso a todas las redes de servicios a través de todo tipo de terminales.

    Como las fallas regulatorias son evidentes, y la intervención del Estado en la economía sólo puede realizarse en los términos de la Ley -artículo 334 CP-, lo pertinente será que así como en 1993 y en el 2000, las asignaciones de frecuencias se hicieron dentro de los límites que fijó el Congreso de la República, esta vez se actué de la misma manera y para el efecto, el Congreso tenga en cuenta que lo que ha justificado la existencia de la teoría del servicio público y del régimen especial que le es aplicable, son las medidas que deben adoptarse para garantizar servicio universal con plena protección de los derechos de los usuarios.

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    Cien millones de quejas al mes, ¡increíble!

     

     

    Increíble, pero cierto. Según la Superintendencia de Industria y Comercio –SIC-, en Colombia los usuarios de servicios de comunicaciones móviles presentan alrededor de cien millones de quejas al mes, cifra alarmante que nos obliga a tomar medidas en protección de los usuarios.  

    En Colombia la provisión de redes y la prestación de servicios de telecomunicaciones constituyen servicios públicos a cargo del Estado -Artículo 10, Ley 1341/09-, por tal razón, su intervención, con el fin de planificarlos, regularlos, vigilarlos, controlarlos y garantizar su prestación eficiente a la totalidad de los habitantes del territorio, es deber del Estado -Artículo 365 CP-.

    La existencia de más de cien millones de quejas al mes, evidencia que tal eficiencia no se registra y por tanto, se hace obligatorio revisar las posibles consecuencias jurídicas en protección de los usuarios, entre otras, el alcance de los actuales títulos habilitantes de los proveedores de telefonía móvil celular -TMC-, PCS y servicios móviles en general; las condiciones en que se les entregaron las concesiones para la prestación del servicio; el cumplimiento de las obligaciones contraídas por los prestadores; la eficacia de la actual regulación y de la SIC como organismo competente para ejercer funciones de policía administrativa en esta materia.

    Siendo las telecomunicaciones un servicio público a cargo del Estado y habiéndose entregado la concesión para la prestación del servicio a terceros, especialmente a particulares, es hora de que en este asunto que afecta a millones de ciudadanos tomen cartas organismos como la Contraloría General de la República, que ejerce control fiscal sobre los particulares que administran bienes del Estado -Artículo 267 CP- y en materia disciplinaria, la Procuraduría General de la Nación, en relación con los particulares que ejercen funciones públicas -Artículos 52 y siguientes, Ley 734/02-.

    Por nuestra parte, no solo ampliaremos el debate sobre las asignaciones de bandas de frecuencias para 4G al tema de la protección de los usuarios y a las cargas de cobertura y servicio universal, sino que además en aplicación del artículo 137 de la Carta y de la Ley 5º de 1992, citaremos al Congreso a los responsables de la prestación del servicio para que, de cara al país, expliquen la causa de las reclamaciones y el trámite que se ha dado a las mismas.

    El solo debate no es suficiente, debemos avanzar en la adopción de medidas en protección de los usuarios, tales como el pleno cumplimiento de las obligaciones de los operadores derivadas de las actuales concesiones, la promoción de la competencia para que en Colombia exista un amplio número de operadores móviles, la eliminación definitiva de clausulas de permanencia mínima de los usuarios cualquiera sea el origen de las mismas, la pedagogía del efectivo ejercicio del derecho a la portabilidad numérica y un régimen sancionatorio especial para los proveedores de servicios masivos que efectivamente proteja los derechos colectivos de los ciudadanos.

    Las nuevas asignaciones de espectro radioeléctrico que prepara el MinTic y las posibles prórrogas o ampliaciones de las autorizaciones a los proveedores existentes, deberán tener muy presente los asuntos referidos a la protección de los usuarios, que con más de cien millones de quejas al mes, obligan a evaluar el nivel de cumplimiento de las actuales concesiones y de las obligaciones contraídas con base en las Leyes 37/93, 555/00 y 1341/09 y en cada caso particular, que los contratos se hayan cumplido tal como se pactaron.

    Los servicios de comunicaciones móviles no pueden ser sólo un gran negocio para los operadores. Son mucho más; son un servicio público cuya prestación eficiente y cobertura con calidad en la totalidad  del territorio nacional debe garantizar el Estado.

     

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    Por la defensa de los usuarios en 4G

    Avanza en el país un trascendental debate, el denominado 4G; una verdadera revolución que desde las tecnologías de la información y las comunicaciones, nos permitirá entrar en una fase muy desarrollada en la prestación de servicios móviles. Más allá del servicio telefónico, podremos interactuar con grandes volúmenes de información a distancia.

    Estas nuevas aplicaciones demandarán utilización muy significativa del espectro radioeléctrico, por tanto, su planeación, gestión y asignación eficiente, deben estar orientadas a que el mayor número de proveedores puedan tener permisos para su uso, garantizarse el acceso democrático al mismo e impedir su uso en monopolio, tal como se deriva del mandato del artículo 75 de la CP. En próximo debate demostraremos, que en la medida en  que se fortalece la posición de un proveedor de servicios frente a los usuarios, se facilitan las condiciones para que abuse de su posición dominante.

    Lo anterior nos hace pensar que deben tomarse en cuenta consideraciones de orden técnico y económico, como las relacionadas con la correcta planeación, administración y gestión eficiente del espectro, de tal manera que las bandas asignadas sean las adecuadas y la parcelación que se realice sea la pertinente; y que no se afecte el desarrollo de la libre competencia entre los diferentes proveedores, en especial, que no se facilite la concentración económica y consolidación de monopolios, así se indique que se trata solamente de posición dominante.

    Consideramos claves para el análisis: actual asignación del espectro y posible concentración en uno o varios operadores, máximo posible de asignaciones sin interferencias perjudiciales, uso compartido de las redes y del espectro, posible segmentación para que sean varios los proveedores que tengan derecho al uso de las mismas bandas, probables asignaciones de bandas complementarias que compensen las condiciones en que se desarrolla el mercado, y en fin, poder disponer de información suficiente y pertinente para tomar las decisiones más acertadas para el bienestar de todos.

    En medio del análisis descrito surge una cuestión esencial en materia de servicios públicos, la relativa a los usuarios, su protección y posibles abusos de posición dominante en la que pueden incurrir los proveedores de este tipo de servicios. Asunto esencial que debe ser prioritario al momento de adoptar nuevas decisiones y sus consecuentes efectos en tarifas, atención, calidad y coberturas pues la tecnología tiende a concentrarse solo en grandes ciudades.

    La asignación de bandas como son la anchas que tiene capacidad de cubrimiento muy limitado, aparece como un nuevo obstáculo que debe ponerse de manifiesto y consiste en la necesidad de definir una política que permita llegar a los habitantes ubicados en centros rurales, pues si estas tecnologías se concentran sólo en grandes ciudades, la brecha digital se consolidará de tal manera que el desarrollo urbano se convierte en el más grande enemigo de los habitantes del campo.

    Tratándose de un servicio público trascendental que afectará la vida de todos, lo más importante de la decisión, no es sólo el aspecto técnico o económico, sino el componente social, que para el caso tiene dos elementos sustanciales: de un lado, las coberturas que deben llegar a la totalidad de los habitantes del territorio, aún a aquellos municipios que no se comportan como mercados eficientes y del otro, la protección de los derechos de los usuarios.

    En la tradición jurídica colombiana, que se reitera en leyes como la 72 de 1989, la 37 de 1993, la 555 de 2000 y la 1341 de 2009, se ha mantenido como constante en los últimos años, que las telecomunicaciones, tanto las fijas como las móviles, son un servicio público y como tal requieren de la intervención del Estado, con el fin de garantizar su prestación eficiente a la totalidad  de los habitantes del territorio.

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    Salvar del fracaso a los SITM y los SETP

    Hace doce años Bogotá encontró en el sistema Transmilenio una solución que le cambiaría la cara al transporte público e impactaría positivamente en la movilidad del Distrito. Un sistema de transporte basado en la circulación rápida de buses de alta capacidad sobre carriles de tránsito exclusivo [Bus Rapid Transit-BRT], una alternativa de movilización con calidad, eficiente y económica, con la cual se buscaba, entre otros objetivos, disminuir el tiempo de desplazamiento de los ciudadanos y desestimular el uso ineficiente del vehículo particular.

    El éxito temprano de Transmilenio en Bogotá llevó al Ministerio de Transporte -MIT- y al Departamento Nacional de Planeación -DNP-, a presentar Transmilenio como una estrategia a imitar en las ciudades intermedias, para lo cual formularon la política pública de transporte urbano y masivo para Colombia, estableciendo como solución a los problemas de movilidad en las ciudades mayores de 600.000 habitantes, la implantación de Sistemas de Transporte Masivo -SITM-; y en ciudades con población entre 250.000 y 600.000 habitantes, Sistemas Estratégicos de Transporte Público -SETP-. Está política pública, transferida del centro a la periferia, tiene como gran debilidad estructural, no tener en cuenta las diferencias de contexto y las necesidades particulares de cada territorio.

    En debate de control político realizado en la Comisión VI del Senado a los Ministros de Transporte y Hacienda y al Director Nacional de Planeación, demostramos que no obstante la alta inversión ejecutada en los SITM y SETP -alrededor de $8 billones hasta ahora-, los objetivos e impactos propuestos por la política de transporte público urbano y masivo de pasajeros -Documentos Conpes 3167/02 y 3260/03-, no se están cumpliendo, por el contrario, mientras se incrementa la tasa de motorización de forma exorbitante, la demanda de transporte público decrece en caída constante.

    En el desarrollo del debate logramos demostrar que todos los SITM tienen dificultades financieras. Se han estructurado bajo una lógica contractual donde el operador privado asume el riesgo de demanda, es decir, de que disminuya el número de pasajeros transportados, lo que se traduce en menores ingresos para el sistema. Para mitigar dicho riesgo se crea un Fondo de contingencias que opera como mecanismo para restablecer el equilibrio financiero en caso de que los ingresos (tarifa al usuario) sean menores que los costos (tarifa técnica). A excepción de Bogotá, desde el inicio de operación, ningún sistema alcanza la demanda estimada y los costos han sido superiores a los ingresos, con el agravante de que los fondos de contingencias no funcionan por falta de recursos.

    Como conclusión del debate, solicitamos la revisión y reorientación de la política pública de transporte urbano y masivo en Colombia bajo los siguientes lineamientos: i) compromiso del Gobierno nacional en el control de los servicios informales de transporte y en el incremento desaforado de la tasa de motorización, ii) lograr que los SITM y SETP puedan ofrecer tarifas bajas y competitivas que estimulen el uso eficiente del transporte público frente a otros modos y a la  informalidad, iii) formular verdaderos indicadores que permitan medir el impacto de la política en la calidad de vida de los ciudadanos y en la reducción de muertes y lesiones por accidentes de tránsito, iv) replantear el principio de auto-sostenibilidad financiera impuesto por el Banco Mundial, sobre el cual se han estructurado los sistemas y, v) de conformidad con el Artículo 365 de la Constitución Política, dar paso a una política de fomento y universalidad de los servicios de transporte público y recuperar el equilibrio financiero de los sistemas.

    El Gobierno Nacional aceptó que debe revisar la política y aplicar correctivos mediante un Documento Conpes para mejorar la articulación, seguimiento, control y efectividad de la misma. Si no lo hace, su fracaso causará un incalculable impacto negativo en las ciudades de Colombia.

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    Madres comunitarias, oficio digno

    Con el senador Alexander López –formado por madres comunitarias-, realizamos debate de control político al ICBF, para evaluar la política de atención integral a la primera infancia y los diferentes programas que para fortalecer la familia y proteger al menor de edad, ejecuta o coordina esta entidad con la responsabilidad central de mejorar las condiciones de calidad de vida de los niños y niñas de nuestro país. Expresamos las dificultades en el manejo transparente, eficiente y eficaz de los recursos, las deficiencias institucionales y la enorme desarticulación que existe entre los actores en todos los ámbitos del Estado, para desarrollar los programas de prevención y protección. 

     

    Uno de los énfasis del debate se lo dimos al programa que tal vez sea el de mayor impacto a nivel nacional del ICBF, los Hogares Comunitarios, mediante los cuales se focaliza la población de mayor vulnerabilidad y se atiende a la primera infancia -desde la gestación hasta los 5 años de edad-, en necesidades básicas de afecto, nutrición, salud, protección y desarrollo psicosocial. Protagonistas de este especial programa a través de la historia del ICBF han sido las Madres comunitarias, las cuales mediante su digno oficio, brindan el cuidado necesario para estimular los primeros procesos de aprendizaje y desarrollo integral en los niños y niñas de Colombia.

     

    Son múltiples los logros que generaciones de colombianos beneficiarios pueden testimoniar sobre este tipo de estrategias, no obstante los grandes obstáculos institucionales y de articulación que presentan entidades como el propio ICBF, por las dificultades en la generación de indicadores pertinentes de seguimiento a la política de atención nutricional  y la no sistematización y generación oportuna de información veraz y confiable que permita la acertada toma de decisiones y un control que genere valor agregado para el mejoramiento continuo de los programas.

     

    Durante el debate, las Madres comunitarias evidenciaron su larga lucha para que su digno oficio se remunere con un salario justo que les reconozca el derecho al trabajo, al esfuerzo, la entrega y el compromiso que demuestran por mantener el bienestar y la buena nutrición de los niños y niñas beneficiados por los programas del ICBF, clamando en justicia por la formalización de la relación laboral que actualmente no existe entre ellas y el ICBF.

     

    Ante el silencio y evasivas del ICBF, la Corte Constitucional ha escuchado el clamor de las Madres comunitarias y en justicia se ha pronunciado. La sentencia T-628 señala que es responsabilidad del ICBF y del Estado en general, velar por la no discriminación de la mujer en el marco de lo planteado por la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer -Cedaw-, lo que incluye la discriminación indirecta que se da cuando las disposiciones existentes se basan en criterios aparentemente neutros pero que de hecho repercuten negativamente en la mujer.

     

    Sobre este último planteamiento, señala la Corte que, si bien las normas legales y reglamentarias aplicadas a la relación laboral de las Madres comunitarias evidencian que no existe una relación laboral de éstas con el ICBF, sino que poseen un régimen jurídico especial, este régimen constituye una discriminación que viola el derecho a la igualdad de las mujeres, repercutiendo negativamente en el derecho a la remuneración mínima vital y el derecho a su trabajo digno.

     

    Según la Corte, el ICBF, en contra de la Constitución y del Cedaw, ha discriminado a las mujeres y en consecuencia ha vulnerado su derecho fundamental a la igualdad, por tanto, ordena al Estado tomar todas las medidas adecuadas, incluso de carácter legislativo, para modificar las normas o conductas que signifiquen discriminación contra la mujer, y en justicia, obliga al ICBF a que inicie, lidere y coordine un proceso que asegure a las Madres comunitarias devengar al menos un salario mínimo mensual por su digno oficio.

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    Medellín, líder en modernización

    Medellín, líder en la modernización de las nuevas instituciones, epicentro por excelencia de los avances de la administración pública, ha enriquecido nuestro derecho administrativo al asumir el reto de transformar substancialmente su estructura orgánica administrativa, con la expedición por parte del Alcalde el pasado 9 de septiembre, del Decreto 1364 con fuerza de Acuerdo municipal.

    El decreto, una compleja y exitosa mezcla de elementos propios de la ingeniería administrativa, permitirá la actualización institucional acorde con las orientaciones de la Constitución de 1991; las leyes 489/98 sobre estructura orgánica de la administración; 909/04 relativa a la función pública; la reciente ley 1551/12 sobre normas relativas al reordenamiento funcional de las administraciones municipales; y las leyes 1437/11 y 1341/09 concernientes a la reglamentación de los procedimientos administrativos y a la aplicación de las TIC.

    Muchas novedades se descubren en el texto del Decreto. Se resalta la existencia de Agencias estatales, como son las encargadas de orientar la educación superior; las alianzas público privadas; las secretarias con alcance de vice alcaldías, que razonablemente generan priorización de los asuntos propios de la administración municipal; la división de la administración en sectores especializados en los asuntos de cada dependencia; la aplicación del teletrabajo y las más modernas manifestaciones de las TIC; todo aunado a la facilitación de la implementación de mecanismos asociados a la soberanía popular y a la democracia de participación.

    Medellín retoma el liderazgo en la adopción de mecanismos que permitan, la separación de las decisiones de autoridad con las propias de la operación, administración y gestión. En especial quiero destacar la de los servicios públicos domiciliarios y las tecnologías de la información, para los cuales se creó una subsecretaría, que concentrará todas las funciones sustanciales que como autoridad debe desarrollar el Municipio en estas materias.

    Como era de esperarse de una administración formada en la sensibilidad social y la protección de los más débiles, temas como la protección a los usuarios, la atención del servicio universal, a través del fomento e inversión social en servicios públicos, el mínimo vital en agua potable y saneamiento básico, la administración del fondo de solidaridad y redistribución de ingresos, la adecuada prestación del servicio de alumbrado público y la formulación de proyectos frente a los fondos de TIC, promoción de la televisión pública y los contenidos, así como al fondo de energía social que antes no tenían un responsable claro en la administración del Municipio, ahora tendrán una unidad de la administración que deberá asumirlos como propios para dar respuesta oportuna a los habitantes de la ciudad.

    Con la destinación de recursos para servicios públicos en viviendas de interés prioritario, la redefinición de la industria del servicio de aseo con la vinculación activa de los recicladores, la modificación del objeto de las empresas de servicios públicos para que realicen actividades diferentes a los servicios convencionales, y otros que están en el orden del día, el Municipio de Medellín asume una posición vanguardista frente a tales asuntos y un instrumento institucional que le permitirá expresarla con claridad.

    Sin duda el Municipio de Medellín ha sido un ejemplo nacional en materia de gerencia pública y en la adecuada utilización de sus recursos humanos y materiales, pero la nueva reorientación del la estructura Municipal va mucho más allá, pues la vinculación de la sociedad con el Estado a través de alianzas público privadas, la utilización de todos los mecanismos sustitutos funcionales que nos propone la ley 1437/11 y la implementación de las TIC en particular del teletrabajo que se suma a la tele educación, el tele emprendimiento y el tele gobierno que ya tenían unos avances, nos colocan de líderes regionales ante las nuevas realidades.

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    ¡No al monopolio en telecomunicaciones! (2)

     

     

    Para los promotores del pensamiento social y democrático en países como Colombia, que creemos que es posible construir una teoría del servicio público basada en “la economía social de mercado”, no puede pasar inadvertido el hecho de que con la subasta programada para nueva asignación de bandas anchas en la prestación de servicios de telecomunicaciones, se resulte afectando de tal manera el mercado que con ello se consolide el monopolio en el sector y se obstruya la competencia entre los proveedores de servicios en condiciones de igualdad.

    Las responsabilidades en este caso son en extremo complejas, tal como lo afirma la Superintendencia de Industria y Comercio en su estudio denominado “Análisis de riesgos potenciales en el proceso de adjudicación del espectro radioeléctrico para la operación y prestación del servicio móvil terrestre”:  “ … Para el caso colombiano ante la estructura actual del mercado de telecomunicaciones, los mecanismos de asignación propuestos no constituyen un instrumento suficiente para lograr las mejoras vistas en otras jurisdicciones al respecto, pues como se señaló anteriormente en ninguno de los cuatro escenarios propuestos se mitiga el riesgo de obtener un mercado altamente concentrado ni la intensificación de la posición de dominio”.

    Como lo hemos dicho, no vamos por la vía correcta. En un sector estratégico para la vida nacional, el monopolio en la administración del espectro, además de constituir un problema de enorme trascendencia para el desarrollo de la competencia económica, colocaría a los usuarios del servicio y al mismo Gobierno en enormes dificultades frente a un agente económico con posición dominante en el mercado. Por tal razón, la deliberación sobre la responsabilidad de una decisión de tal magnitud no puede ser sólo técnica, también es política. En tal sentido, la Constitución le entregó al Congreso de la República competencias de desarrollo legislativo y de control político.

    Competencias que el Congreso de la República utilizó muy bien hace 20 años, al expedir la Ley 37 de 1993 en la que se previó que el servicio de telefonía móvil celular podría ser prestado al menos por dos y como máximo por seis proveedores del servicio, lo cual fue ratificado hace 12 años al expedirse la Ley 555  de 2000 o de PCS, en la cual se restringió el acceso al espectro y por esa vía al mercado de quienes ya tenían espectro, circunstancia que fue encontrada ajustada a derecho por la H. Corte Constitucional en sentencia C-815 de 2001. Comprendemos la urgencia del Gobierno, pero para brindar garantía al país, lo mejor es no correr tanto, por el contrario, es imperativo que en la actual subasta se actúe de la misma manera, retomando las experiencias positivas de hace 20 y 12 años.

    Por tanto, me atrevo a presentar algunas ideas que en buena medida repiten las ya expresadas y otras que con buen tino se han hecho públicas en los debates: Que el Gobierno Nacional desde el MinTIC, la ANE y la CRC, en desarrollo de los artículos 75, 333, 334 y 365 de la CP, adopten medidas como (i) impedir nuevas asignaciones de espectro en banda ancha a quienes tengan posición dominante en el mercado de comunicaciones móviles; (ii) permitir movilidad a todos los proveedores de servicios que actualmente tienen asignadas bandas para prestar toda clase de servicios entre ellos los móviles; (iii) iniciar un proceso de optimización en el uso del espectro que permita nuevas asignaciones en bandas angostas para la prestación de servicios móviles; (iv) prorrogar los permisos para el uso de frecuencias que actualmente tienen los operadores de servicios fijos y que por los desarrollos tecnológicos en la actualidad puedan ser utilizadas para servicios móviles en especial en las zonas rurales; y (v) regular el mercado de telecomunicaciones para fijar límites de participación de tal manera que en realidad la competencia si sea de hecho posible y real.

     

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    Redistribución inequitativa en primera infancia

    La globalización y las dinámicas del capital han transformado la economía, las estructuras familiares, la educación, los modelos de empleo y además, han tenido injerencia en la reducción de la red de bienestar social en muchos países. Estos fenómenos han tenido una grave repercusión en la niñez de todo el mundo, siendo particularmente devastadores en los países como el nuestro, afectados por el conflicto armado interno y por otras situaciones de emergencia social.

    Con casi la mitad de la población urbana del mundo sumida en la pobreza, la situación de los niños empeora cuando las familias se trasladan del campo a las grandes ciudades, como sucede actualmente en Colombia. Los sueños de mejorar las condiciones de vida suelen desmoronarse, mientras padres y niños pierden los sistemas de apoyo con la ruptura de las familias.

    Una señal conspicua de la pobreza, es la presencia de los niños en las calles ofreciendo sus servicios, recogiendo basuras, pidiendo limosna. Rostros desilusionados, desfigurados por el hambre, aterrorizados por la violencia diaria e indiscriminada, cansados de no encontrar digna acogida en parte alguna después de su desplazamiento. El desarraigo, la marca de las violencias y la indiferencia del Estado, les convierte en el mejor caldo de cultivo del futuro desorden social.

    Por ello es preciso recordar que los derechos de la infancia están plenamente estipulados en la Convención sobre Derechos Humanos del Niño, preparada cuidadosamente durante diez años, con el aporte de representantes de diversas sociedades, religiones y culturas, siendo aprobada como Tratado Internacional de Derechos Humanos el 20 de noviembre de 1989.

    Articulada en forma precisa y concreta, se convierte en el instrumento que más ratificaciones ha recibido en la historia, incrementando el protagonismo de los niños en la tarea de lograr el respeto universal de los derechos humanos: El derecho a la supervivencia, al desarrollo pleno, a no ser maltratado ni explotado, a la plena participación en la vida familiar, cultural y social, fijando pautas en materia de atención a la salud, a la educación y a la prestación de servicios jurídicos, civiles y sociales.

    Es por esta razón, que todos los Gobiernos, incluido el colombiano, están moralmente obligados a reconocer los derechos de los niños, con miras a un futuro bienestar de la sociedad, asumiendo el compromiso de garantizar su efectividad a través de la Constitución Política y de otras normas jurídicas.

    Los costos para una sociedad incapaz de atender adecuadamente a sus niños son enormes. Los Gobiernos deben considerar los resultados de las investigaciones sociales que indican que las experiencias más tempranas de los niños en el marco de la familia, y las que obtienen con otras personas encargadas de su atención, influyen de manera notable en el rumbo de su desarrollo. De esto dependerá el que hagan una contribución neta a la sociedad, o representen un enorme costo durante el resto de su vida.

    Gravísimo, por tanto, el resultado de la evaluación de la Contraloría General de la República a la Política de Atención Integral a la Primera Infancia en Colombia, finalizada en julio del 2012, según la cual, dicha política no se ejecuta de manera organizada, articulada y armónica entre los actores; su coordinación es deficiente; no se aplica metodología unificada en el proceso de planeación y seguimiento; presenta inconsistencia e incertidumbre sobre la información reportada y la población realmente atendida, y se incumplen las metas establecidas.

     Si se están redistribuyendo inequitativamente los recursos por desorden, ineficiencias, inconsistencias, desarticulación y corrupción -lo que se puede reflejar en muertes prevenibles y desnutrición crónica de nuestros niños-, ¿cuál es la responsabilidad del ICBF en el desarrollo, coordinación y articulación de la Política de Atención Integral a la Primera Infancia en Colombia?

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    La Objeción de conciencia, derecho ciudadano

    La objeción de conciencia es un derecho fundamental derivado de la libertad de conciencia, de cultos, del pluralismo ideológico propio de los Estados Liberales y Democráticos que permite a toda persona natural, oponerse, por razones religiosas, filosóficas, morales o políticas, al cumplimiento de un deber jurídico de origen constitucional, legislativo o reglamentario, cuando éste resulte incompatible con convicciones íntimas, fijas, profundas y sinceras acordes con fines constitucionalmente admisibles.

    La Constitución Política fundamenta la objeción de conciencia en los artículos 1, respeto de la dignidad humana y pluralismo; 7, diversidad étnica y cultural; 13, derecho a la no discriminación, principio de igualdad; 16, cláusula general de libertad; 18, libertad de conciencia y 19, libertad de religión y cultos.

    También la jurisprudencia Constitucional en Sentencias T-409/92, C-740/01 y T-388/09 la admite cuando el cumplimiento de una norma vigente le exige a los ciudadanos un comportamiento que su conciencia prohíbe, puesto que supone una discrepancia entre dos normas: una jurídica y otra moral.

    Concordante con este marco normativo y jurisprudencial, radicamos con la senadora Maritza Martínez el proyecto de ley mediante el cual se pueda regular dicho derecho, sin alterar con ello el orden social justo que busca la Constitución Política.

    La regulación propuesta concuerda con la naturaleza propia del Estado Social de Derecho y con precisos principios y postulados del derecho internacional humanitario, que recomiendan -en unos casos y obligan en otros-, a los Estados para que procedan en tal sentido, de acuerdo con la Convención Americana de Derechos Humanos, en cuyo artículo 12 se consagra la libertad de conciencia y de religión; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o en las convicciones, proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1981.

    Pretendemos con el proyecto de ley, a partir de los principios de pro homine, igualdad y no discriminación, crear la figura de Objetor de Conciencia, con un régimen especial en materia de servicio militar obligatorio y prestación de servicios médicos.

    Proponemos crear Comités de Conciencia, cuyos integrantes serán considerados servidores públicos, con el deber de estudiar y decidir en un término máximo de 30 días las objeciones formuladas y gestionar para que la decisión adoptada sea válida, lo cual será reglamentado por el Gobierno Nacional en un término de seis (6) meses a partir de la promulgación de la ley, tiempo durante el cual la Defensoría del Pueblo, los personeros municipales o los representantes consulares harán de autoridad de conciencia transitoria.

    Hemos propuesto un procedimiento breve y sumario que sólo exige solicitud escrita bajo juramento, indicación del deber jurídico del que pretende exonerarse y del imperativo religioso, moral, filosófico o político que resulta incompatible con éste, prohibiendo en todo caso a la Autoridad de Conciencia, negarse a recibirla.

    Con apoyo en los principios constitucionales de solidaridad, cohesión social e igualdad, se exige el cumplimiento de una obligación alternativa o sustitutiva de la obligación objetada, la cual puede consistir en actividades en centros de enseñanza, hospitales y centros de salud, instituciones de beneficencia, acción social, o de protección ambiental y de emergencia, organizaciones comunitarias locales y establecimientos públicos del orden nacional o territorial, las cuales tampoco pueden contrariar las razones expuestas para la objeción del deber principal.

    Creemos indispensable, además, que el Gobierno Nacional inicie campañas de divulgación sobre este derecho, cuya defensa hemos promovido desde diferentes espacios políticos y académicos, y el cual resulta definitivo para la efectividad de las garantías constitucionales y la vigencia de un orden social realmente justo e incluyente.

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    ¿Monopolio en telecomunicaciones?

     

    Estamos experimentando una profunda transformación en nuestra vida. Una nueva sociedad, la de la Información, las comunicaciones y el conocimiento avanza en un nuevo concepto de categorías espacio temporales, con la utilización de recursos antes inexplorados para las comunidades preexistentes. Recursos -escasos por cierto-, como el denominado espectro radioeléctrico, cuyas propiedades nos asombran por su cada vez mayor incidencia en nuestra vida, pues un pequeño terminal móvil de comunicaciones inalámbricas ha entrado a ser parte cuasi permanente de nuestra existencia. 

     

    Con la portabilidad de los terminales, los servicios de radiolocalización, la convergencia de voz, datos y video, video conferencias y la presencia virtual, las personas avanzamos hacia la ubicuidad, es decir, hacia la posibilidad de actuar en varios lugares distantes en un mismo momento. Lo que sólo es posible en la medida en que se desarrollen los sistemas de comunicaciones y se encuentren nuevas propiedades y aplicaciones al espectro radioeléctrico, por tanto, la importancia de que el mismo sea eficiente y adecuadamente planeado, gestionado y especialmente asignado.

     

    La concentración en el uso del espectro radioeléctrico y el monopolio en su administración, además de constituir un problema de enorme trascendencia para el desarrollo de la competencia económica entre proveedores de servicios en condiciones de igualdad, colocaría no solo a los ciudadanos, sino al propio Gobierno en enormes dificultades frente a un agente económico con posición dominante en el mercado, en un sector que como se ha visto no solo es estratégico para la economía, sino para el desarrollo de la vida nacional.

     

    Los razonamientos que desde 1992 se presentaron en el país, en la vía de no concentrar en un solo agente la prestación de servicios de telecomunicaciones por tratarse de un servicio esencial para las personas y para el desarrollo de la sociedad, concretados en leyes como la 37/93, 142/94, 671/01, 555/00 y 1341/09 que promueven la competencia, el uso eficiente del espectro y el acceso democrático al mismo, en la actualidad tienen la misma o mayor validez, por eso las reglas que restrinjan la actividad monopólica deben ser mayores y la actividad del Estado debe ser orientada con énfasis en ese sentido.

     

    Los precedentes de la doctrina constitucional contenida en las sentencias C-711 de 1996, C-815 de 2001 y C-410 de 2010 muestran claramente que en materia de asignación del espectro radioeléctrico no existe discrecionalidad plena por parte de las autoridades estatales. Por el contrario, el derecho a su acceso, uso y explotación está determinado por el artículo 75 de la Constitución, según el cual el uso del espectro debe orientarse por principios democráticos que impidan las prácticas monopólicas.

     

    El hecho de que se trate de un bien púbico -estatal-, de condiciones estratégicas en la prestación de los servicios de telecomunicaciones, además escaso y por tanto de un innegable valor para el prestador del servicio, hace imperativo que el Gobierno y los organismos de control, en particular los encargados del control político, actuemos con la mayor diligencia, para que el uso de tan escaso e importante recurso sea lo más eficiente y equitativo posible.

     

    Los amplios debates que en ejercicio del control político estamos realizando en el Congreso de la República, en relación con la asignación de nuevas bandas de frecuencia a los proveedores de telecomunicaciones en el escenario del denominado  4G, deben llamar la atención del Mintic, la ANE y la CRC, para que de acuerdo con nuestra CP y las sentencias de la H. Corte Constitucional, se procure que los escasos recursos del sector se utilicen de manera eficiente, de tal forma que se garantice el desarrollo del mismo, se promueva la competencia, se proteja a los usuarios y se brinde cobertura con servicios de calidad.

     

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    Mínimo vital

     

     

    La necesidad de armonizar el derecho económico y el ánimo de lucro que legítimamente tienen los proveedores de servicios públicos, con las necesidades de la población y la debida intervención del Estado para proteger los sectores vulnerables de la sociedad, encuentra en el sector de los servicios públicos uno de los mejores escenarios, al tratarse de uno de los temas en los que con mayor intensidad se experimenta la contraposición en los modelos económicos; pues, frente al libre mercado, los pensadores sociales debemos contraponer la protección del débil, a través de la intervención del Estado.

    A partir de la sentencia de Tutela T-546 de 2009, la Corte Constitucional ha emitido un amplio número de providencias, podemos hacer referencia a las sentencias T-616 y T-717-10, T-752-11, y recientemente a la T-188 de 2012, que muestran una línea jurisprudencial no solo clara, sino uniforme en proteger los derechos de los usuarios sin capacidad de pago y a quienes con la suspensión de los servicios se les afectan derechos constitucionalmente protegidos.

    Llama la atención que en un asunto de innegable justicia social y equidad, sea la Corte Constitucional -y no el Gobierno, ni el Congreso- quien haya liderado el proceso de transformación radical de derecho de los servicios públicos y permita que este sector tenga una cara más amable frente a los usuarios y cumpla la función social de reparto equitativo del bienestar social que es una consecuencia lógica del esquema de Estado Social de Derecho que ha adoptado nuestra Constitución.

    Es hora entonces de que el tema deje de ser individual y de unos pocos, y no solamente por la vía judicial de la Tutela se logre la protección del Estado, sino que se convierta en un asunto general al que tengan derecho todos los colombianos que lo requieran.

    El Congreso de la República, el Gobierno Nacional, especialmente las Comisiones de regulación y la Superintendencia de Servicios Públicos deben apersonarse de este tema que es de innegable importancia para los ciudadanos, pues el régimen jurídico de los servicios públicos no debe circunscribirse exclusivamente a la regulación del tema de la competencia, sino que además y fundamental, debe tener como su norte y fin último, la protección de los usuarios, especialmente aquellos que no tienen la posibilidad económica de acceder a los servicios.

    Por la trascendencia del mínimo vital en servicios públicos para el bienestar de los usuarios, hemos preparado un proyecto de ley que radicaremos en el Congreso de la República en los próximos días, para lo cual invitamos al sector académico, líderes sociales, alcaldes, gobernadores, al Gobierno Nacional y al sector de los servicios públicos, a brindarnos sus aportes sobre esta iniciativa a través de audiencias públicas u otros mecanismos de expresión y/o participación ciudadana, mientras avanzamos paralelamente en su trámite en las cámaras legislativas.

    El proyecto de ley que presentaremos al examen de todos, recoge los avances de la jurisprudencia de la Corte Constitucional sobre el tema, fija en términos generales el procedimiento que deben aplicar los ciudadanos en la procura de su derecho al mínimo vital cuando reúnen las condiciones que la Corte ha definido en sus fallos y determina las fuentes de financiación para atender su pago, que en especial corresponde a los fondos de solidaridad y a los recursos del Sistema General de Participación –SGP-, que sin duda, deben reorientarse.

    Finalmente, es necesario resaltar que Medellín tiene mucho qué decir en esta materia, pues es líder en servicios públicos domiciliarios y en políticas sociales de protección de los usuarios sin capacidad de pago. Por ello no dudamos en invitar a su Alcalde, Aníbal Gaviria Correa; a su Honorable Concejo Municipal y a sus empresas de servicios públicos domiciliarios, EPM y Empresas Varias, a que nos acompañen en la deliberación de esta iniciativa, útil para todo el país.

     

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    La Concesión Cerro Matoso

     

    El próximo mes de septiembre vencen los títulos No. 866 de 1963 y 1727 de 1970 de la concesión minera con la compañía Cerro Matoso S.A. -CMSA-, para la explotación de yacimiento de níquel en el Departamento de Córdoba.

    Hace un año, el 23 de agosto de 2010, la Contraloría General de la República -CGR- dirigió al Ministerio de Minas y Energía e Ingeominas, un Control de Advertencia, “…relacionado al proceso de negociación contractual solicitado por CMSA, a efecto de llegar a un acuerdo con el Estado colombiano al momento de concluir el periodo de explotación definido legal y contractualmente…”.

    La semana anterior, el 1 de agosto, la -CGR-, expidió un nuevo documento técnico en el que hace referencia al alcance de ese Control de Advertencia con respecto a la responsabilidad del poder ejecutivo de tutelar “…de manera adecuada los intereses públicos de la Nación, particularmente lo concerniente al monto de las regalías, a la devolución de las inversiones y el incremento de las compensaciones (…)  por tal razón, es de fundamental importancia que se tengan en cuenta los estudios, simulaciones y escenarios de evaluación técnica, ambiental, económica y social, que permitan contar al Estado con los suficientes elementos racionales de juicio que soporten ampliamente las decisiones”.

    Es importante resaltar que en el país, existen serios cuestionamientos para algunas de estas empresas extractoras, por no aportar lo realmente justo para mitigar las problemáticas generadas por su actividad explotadora. La DIAN ha realizado interpretaciones jurisprudenciales, según las cuales, “las empresas pueden contabilizar las regalías como un costo de operación; por consiguiente, a la hora de pagar el impuesto de renta, les baja la obligación.” Se ha demostrado, que por esa vía de deducción, subsectores como el del carbón redujeron su carga tributaria de 7,8 % en el 2004 a 4 % en el 2010, generando un impacto económico que en el 2012 es de 1,9 billones de pesos, y que entre 2005 y 2010 por esa significó un acumulado de pérdidas  de 8,8 billones de pesos.

    En este debate, entre muchas razones y ante las diferentes posturas del Gobierno y otros actores políticos, económicos y sociales, bien vale la pena destacar la pertinente información que varios medios de comunicación como la Revista Semana y el periódico El Espectador, han divulgado en los últimos días, sobre el crudo contraste de los recursos económicos generados en tres décadas de explotación de la mina de níquel por parte de Cerro Matoso -alrededor de US $ 11.000 millones- y las extrañas enfermedades, pobreza y miseria de los habitantes de los pueblos que rodean la mina.

    “Es una paradoja. La Unión Matoso, el pueblo más miserable de Colombia, está a los pies de Cerro Matoso, la mina de níquel a cielo abierto más grande del continente y la cuarta en el mundo”. Según el informe en la Unión Matoso no hay puesto de salud, no hay alcantarillado y el agua no es potable. Este problema desemboca en otras problemáticas de la región como corrupción de la institucionalidad pública y en la presencia de grupos paramilitares, narcotraficantes y bandas criminales.

    Desde el Partido Liberal apoyamos la reforma del Sistema de Regalías porque creemos en la redistribución equitativa de la riqueza, pero somos conscientes que nos quedó haciendo falta una discusión para lograr mayor re-inversión ambiental y social. “…no se trata de desestimular el sector minero, sino de hacer más equitativo el sistema tributario” ya que mientras un asalariado paga 5,6%, las mineras sólo el 4%”.

    Es ineludible y urgente el replanteamiento del modelo, en este tipo de deducciones y en el aumento del aporte que realizan estas empresas al Estado a través de medidas con criterio técnico y social que sean  “aplicables a los contratos futuros que se establezcan con las empresas mineras, sin dejar de lado la posibilidad de renegociar los contratos ya existentes.”

     

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    El debate 4G

     

    Muchas veces los necesarios pero escandalosos debates por corrupción, violación de derechos humanos, inequidad e injusticias, hacen que otros importantes temas pasen desapercibidos para la ciudadanía. Tal es el caso del debate que se inicia sobre la revolucionaría tecnología en telecomunicaciones de cuarta generación -4G-, que puede determinar por varios años el desarrollo del país y sus regiones, por estar asociada a las comunicaciones aplicadas a diferentes actividades propias de la sociedad de la información y el conocimiento.

    Es evidente que estamos en presencia de una nueva realidad tecnológica en el sector de las telecomunicaciones, la denominada convergencia, en la cual varios servicios y modalidades se han unificado en su prestación. La realidad es que 4G, al permitir las comunicaciones en bandas anchas y posibilitar la integración en un solo servicio de la televisión móvil, en concurrencia con Internet y otros servicios telemáticos o de valor agregado -los tradicionales servicios de voz [teléfono]-, podría llegar a generar un reordenamiento de la industria de las TIC.

    Durante la audiencia que como exordio del debate realizamos esta semana en la Comisión VI del Senado, examinamos la forma como el Gobierno Nacional, a través de la Agencia Nacional del Espectro –ANE- y el Ministerio de las TIC, vienen realizado actividades asociadas a la planeación, administración, gestión, control y especialmente asignaciones para el uso del espectro.

    Varios argumentos comienzan a evidenciarse. No es mera casualidad que en el reparto de los asuntos que son competencia de las Comisiones Sextas de Senado y Cámara, se haya incluido el Espectro Electromagnético como tema independiente y separado de otros a los que está asociado, pues por su trascendencia no podría ser de otra manera, ya que se trata de un elemento de los que integran el territorio del Estado, con un inmenso valor para la sociedad contemporánea.

    No queda duda, que la parte del espectro electromagnético que se denomina “espectro radioeléctrico” es un elemento estratégico para el desarrollo de las telecomunicaciones inalámbricas y su planeación es competencia de la ANE, la cual debe garantizar la utilización eficiente del mismo, en desarrollo de los principios constitucionales orientados a impedir las prácticas monopólicas en su uso y el acceso democrático al mismo, tal como indica el artículo 75 de la Carta.

    Por ello, existe preocupación frente al riesgo de que un mismo proveedor de servicios de telecomunicaciones móviles concentre el derecho a la explotación económica de segmentos estratégicos del espectro y pueda combinar diferentes bandas de frecuencia en el diseño de su red, de tal manera que se podría generar una condición monopólica o al menos una posición dominante en el manejo de un recurso público como es el espectro. Tal posibilidad debe ser estudiada en forma muy ponderada por el Gobierno, pues tratándose de un bien cuya administración tiene límites constitucionales -antimonopolio y acceso democrático-, estos límites sin duda alguna deben ser respetados.

    Como en el caso de telefonía móvil celular y PCS -Leyes 37/93 y 555/00-, las asignaciones de frecuencias fueron el producto de amplios debates nacionales, con participación del Congreso, los gremios, las empresas prestadoras de servicios, los sectores académicos y los usuarios. Aunque el escenario jurídico ha cambiado sustancialmente, a partir de la vigencia de la ley 1341/09, por las connotaciones estratégicas del espectro, en 4G, se debe proceder de manera similar, abriendo un debate en el que los ganadores seamos todos como sociedad colombiana.

    Por tanto, ojalá, el resultado del debate sobre la tecnología 4G, sea que el ciudadano de a pié reciba más y mejores servicios a tarifas pagables, que la sociedad de la información sea para él una realidad palpable y que el espectro electromagnético, como los demás recursos naturales que le pertenecen a la Nación entera, sean administrados y asignados pensando en todos, en especial en ellos, los usuarios.

     

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    Acceso democrático al espectro radioeléctrico

     

    Frente al anuncio del Gobierno Nacional de hacer una nueva asignación de bandas de frecuencia que les permitirá a los proveedores de servicios móviles integrar sus actuales bandas bajas con otras altas del espectro radioeléctrico, es apenas lógico que el Congreso de la República ejerza el control político de su responsabilidad, pues si no se da un adecuado tratamiento al tema, el resultado del proceso puede ser la consolidación de monopolios en lo económico y la negativa de acceso democrático a ese recurso, lo que resultaría contrario al mandato del artículo 75 de la CP.

    Con nítida claridad ese artículo 75 de la CP prescribe: “Para garantizar el pluralismo informativo y la competencia, el Estado intervendrá por mandato de la ley para evitar las prácticas monopolísticas en el uso del espectro electromagnético.” Es decir, se ordena la intervención del Estado para impedir su concentración o manejo monopólico en unas pocas manos, ya que constituye elemento esencial para la prestación de servicios de telecomunicaciones [art. 75 de la CP] y es además, uno de los componentes del territorio del Estado Colombiano sobre el cual se ejerce la soberanía de los poderes públicos [artículo 101 y 102 de la CP].

    El valor del espectro radioeléctrico está asociado a que se trata de un recurso escaso que cada día tiene mayores aplicaciones que permiten su utilización para el envío de comunicaciones inalámbricas especialmente móviles, tanto de voz e imágenes, como de datos, que se convierte en elemento esencial de las redes de los servicios de difusión, en particular la radiodifusión sonora y la televisión, cuya concentración en unas pocas manos no solo facilita en lo económico la consolidación monopólica en su uso, sino que además se constituye en un claro impedimento para logar el acceso en condiciones de igualdad, tal como es el principio democrático que se desarrolla en nuestra carta.

    El Gobierno, con la activa participación del Congreso y de los ciudadanos, debe ser extremamente cuidadoso en la planeación, atribución, administración, control y especialmente en la asignación de las bandas de frecuencia que lo integran. Dos son las opciones: la primera, ejecutar un completo plan que “democratice el acceso al espectro” y le permita a los proveedores que actualmente hacen uso de las bandas altas, que puedan integrarlas con las bajas y que a su vez quienes usan bandas bajas puedan integrarlas con altas; y la segunda, establecer los mecanismos necesarios para impedir que los operadores con posición dominante en el mercado integren todo tipo de bandas generándose a su favor unas condiciones competitivas que otros no tienen.

    La convergencia en el sector de las telecomunicaciones en las que se ha avanzado notoriamente en los últimos años y que ahora, no solo integra los servicios de voz fija y móvil con los de datos sino que además ha permitido la integración con los de televisión a través de la reglamentación de la televisión digital terrestre y las aplicaciones en las bandas de 2.5 GHz (LTE), hace necesario que se tenga un mayor cuidado en impedir la concentración en el uso del espectro y que se dé estricto cumplimiento a los mandatos que la Constitución impone en esta materia.

    El reto del Gobierno por tanto, no es sólo impedir la concentración en el uso del espectro, sino, además, lograr que se haga uso eficiente del mismo y que su uso permita que el país avance positivamente hacia la sociedad de la información y el conocimiento, y para ello es necesario permitir el avance equilibrado de los proveedores de servicios y que se haga un completo plan en la asignación de frecuencias en el que todos los posibles proveedores de redes y servicios de telecomunicaciones puedan hacer uso razonable de un recurso escaso que debe ponerse al servicio de todos los colombianos.

     

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    La intervención de la salud

    Ante el colapso que afronta el sector, el Presidente Juan Manuel Santos anunció la intervención del sistema de aseguramiento en el país. Se eliminarán varias Empresas Promotoras de Salud -EPS-, y se entregarán facultades a la Superintendencia Financiera para poner orden al caos en las cifras de las EPS, que tiene al borde de la quiebra al sistema.

    Veníamos insistiendo en la urgente necesidad de eliminar las EPS tóxicas. Las que envenenaron el modelo de aseguramiento que les obligaba no sólo a administrar de manera transparente e impecable los recursos del sistema y gestionar el riesgo financiero, sino a ocuparse integralmente en promover la salud de los colombianos. Las EPS tóxicas que se volvieron sólo intermediarias en el manejo de los recursos.

    El caos en las cifras, no es exclusivo de las EPS, es un problema de información financiera y contable de todo el sector salud en Colombia. No existe estandarización contable. Los planes únicos de cuentas de los prestadores y operadores son expedidos por autoridades diferentes y no conversan, no permite la conciliación contable del sistema de salud. He solicitado reiteradamente la conciliación de las cifras de la salud, que nos permita establecer con certeza cuál es la cartera del sistema, pero ningún organismo administrativo ni de control ha podido responder.

    Ante la falta de información veraz y sistematizada, podemos comprender mejor la magnitud del problema del SGSSS. ¿Será que cómo lo denunció la Ministra, la información distorsionada no permite un adecuado cálculo técnico de la UPC? ¿Cuántos años se calculó mal? ¿Será suficiente, según el anuncio, inyectar $1.2 billones al sistema para sacar de la crisis a varias clínicas y hospitales? ¿Cuál es la deuda del Fosyga con las EPS? Cuál es la deuda EPS con las IPS? ¿Cuántos billones serán necesarios para estabilizar el sistema? ¿Quién le debe a quién y cuánto?

    Se someterá a una “reingeniería” a la Superintendencia de Salud que: “…le quedó grande garantizar la buena operación del sistema”. También a la rectoría por parte del Ministerio de salud. Ambos deben ser garantes del adecuado cálculo de la UPC y de la actualización permanente del POS que desde 1993 no se realizaba. La que se hizo en diciembre de 2011, es insuficiente, todavía no responde a las actuales necesidades de salud de los colombianos.

    La profunda crisis de un sistema que estuvo sin rectoría, sin direccionamiento, durante cerca de 10 años, era absolutamente previsible. Los problemas de todo el Sistema General de Seguridad Social en Salud –SGSSS-, que en un principio eran pequeños, se volvieron graves fallas estructurales de muy difícil solución. Años de una débil inspección, vigilancia y control, llevó a que algunos actores cometieran abusos inflando los costos para el sistema de salud y pasando al terreno de la corrupción.

    Corrupción que lamentablemente, en muchos casos, desvirtuó y borró logros y avances de años, sembrando de dudas y temores a los colombianos. Es necesario extirpar todo rastro del cáncer de la corrupción en el sistema de salud, terminar las investigaciones de forma eficiente, técnica y justa para castigar a los culpables, encontrar los recursos públicos perdidos; pero sobre todo pasar esta página y empezar a consolidar un sistema de salud desde lo positivo.

    La intervención debe ser integral y debe permitirnos encontrar respuestas sobre el futuro del SGSSS, crear un banco de la salud o pagador único, para que los dineros se¬an girados directamente a los prestadores; que el Estado sea el único asegurador, mediante una EPS Estatal; o que el sistema funcione como estaba concebido, con rectoría y control por parte del gobierno, un aseguramiento mixto, con una férrea inspección, vigilancia y control, con EPS que realmente aseguren la salud. Está en juego una de las mayores conquistas que ha tenido Colombia en términos de equidad social: su sistema de salud.

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    Empresas públicas de telecomunicaciones

     

    El nuevo entorno del sector de las TIC, en un escenario de libre competencia y tratados de libre comercio, como el TLC con Estados Unidos, exige a los proveedores estatales de servicios de telecomunicaciones para su sobrevivencia y competitividad, la adopción de un conjunto de decisiones muy complejas en las que deben participar perentoriamente las administraciones territoriales y tenerse en cuenta la orientación regulatoria que expidan la Comisión de Regulación de Comunicaciones -CRC- y la Autoridad Nacional de Televisión -Antv-, dentro del contexto de la legislación vigente contenida en las leyes 1341 de 2009 y 1507 de 2012.

    Empresas estatales de telecomunicaciones que representan el ahorro público de muchos colombianos como ETB, Emcali, Edatel, Emtel, ERT, Metrotel, Telebucaramanga, UNE-EPM, UNE-ETP, merecen  respaldo y apoyo en el ejercicio de una tarea tan difícil, como es la de prestar servicios de telecomunicaciones en escenarios de competencia, frente a operadores globales, sin generar un trato discriminatorio a favor de estas empresas del Estado, pero si reconociéndoles un trato equivalente al que se ha otorgado a las empresas privadas, muy seguramente estarán en condiciones de generar rentas para ser reinvertidas socialmente y al mismo tiempo prestar servicios óptimos que contribuyan positivamente en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas  y en el desarrollo colectivo de la sociedad.

    En el caso especifico de UNE-EPM, con tres características complejas; el origen estatal del ciento por ciento del capital, la prestación de servicios fijos, y el hecho de ser sustancialmente un proveedor local y regional de servicios, no veíamos con optimismo su futuro, máxime, después de un conjunto de situaciones  como (i) el no ingreso en forma directa  de los operadores estatales en el mercado de la telefonía móvil celular, (ii) la forma como se utilizó la licencia de PCS por el operador estatal, que más bien se convirtió en el tercer celular; (iii) el ingreso de los operadores locales en el negocio de la telefonía de larga distancia cuando ya el servicio se encontraba en proceso de marchitamiento; (iv) los pocos desarrollos y bajos beneficios derivados de la explotación de la banda de frecuencia de 3.5 GHz [wi Max], (v) las restricciones que han tenido los operadores fijos para incursionar en el mercado móvil; (vi) los obstáculos a la neutralidad tecnológica que han impedido desarrollos plenos del protocolo IP; (vii) y las asimetrías que se registran entre servicios asimilables como son los de valor agregado de video y el servicio de televisión por suscripción.

    Hoy, la realidad es otra, estas empresas podrán incursionar en nuevos mercados. En el caso de UNE-EPM, prestar servicios móviles en banda ancha a grandes velocidades, como lo permite la banda de frecuencia de 2.5 GHz, y más adelante, operar como sustitutos de los móviles celulares y del PCS, y con la  expedición por parte de la Cntv [hoy en liquidación] del Acuerdo 02 del 4 de abril de  2012, por el cual se reglamentó la prestación del servicio de televisión abierta radiodifundida digital terrestre y con la reglamentación y puesta en vigencia del mandato contenido en el parágrafo 2, del artículo 14 de la ley 1507 de 2012  que les otorgará concesión para la prestación de servicios de televisión a los proveedores públicos de servicios de telecomunicaciones, deberemos continuar avanzando a pasos agigantados hacia la convergencia plena de las Telecomunicaciones en Colombia, incluyendo servicios como el de televisión que antes se había desarrollando en forma separada y de manera inconveniente.

    Hacemos parte de la sociedad de la información, que se basa en la aplicación de las tecnologías de la información y las comunicaciones aplicadas al desarrollo, en este entorno poder determinar políticas públicas locales a través de prestadores regionales de servicios de telecomunicaciones es una ventaja que sería imperdonable que no la sepamos aprovechar.

     

    Este artículo también lo pueden encontrar en:

    http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/empresas_publicas_de_telecomunicaciones.php

    http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2012/07/08/empresas-publicas-de-telecomunicaciones/

     

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    La reforma a la justicia

    La reciente crisis generada por el trámite, aprobación y hundimiento de la reforma a la justicia ha dejado grandes reflexiones y precisas lecciones que deben ser analizadas, aprendidas y aplicadas por todas y cada una de las ramas del Estado. Como lo hemos dicho, este lamentable episodio, además de debilitar la institucionalidad y la confianza ciudadana en sus legisladores y en sus gobernantes, socavó el Estado de Derecho y resquebrajó la confianza entre Gobierno y Congreso. 

    El repartimiento de las responsabilidades que quepan en incidentes como los ocurridos no se hace sobre peligrosas generalizaciones, sino de manera adecuada a todos y cada uno de los que intervienen en tales decisiones, máxime cuando se trata de proyectos de actos legislativos o reformas constitucionales de iniciativa gubernamental. La colaboración armónica entre los poderes debe significar exactamente eso: la construcción de lo público desde las distintas áreas de gestión y los ámbitos de competencia, unidos por los propósitos constitucionales.

    En materia de responsabilidades, partiendo del principio de no repetición, en el Congreso de la República debemos reformar la Ley 5/92, entre otras para reformular la especialidad, alcance de las competencias eintegración de las comisiones de conciliación, cuyos miembros deben haber conocido cabalmente las discrepancias, los acuerdos y por sobre todo el espíritu de lo aprobado en cada debate en comisiones y plenarias, de manera que se garantice la coherente respuesta de la labor conciliadora con el principio de confianza legítima que deposita el Congreso en los miembros designados en las comisiones de conciliación.

    La verdad en este aspecto es sin duda un deber y un derecho esencial. El Partido Liberal Colombiano ha decidido integrar una comisión de la verdad, que permita esclarecer si alguno o varios de los conciliadores que representaron al Partido Liberal en la conciliación, pudieron haber ido más allá de sus competencias, en las modificaciones que se le hicieron a la reforma. En este sentido de responsabilidades políticas y jurídicas, el país merece, espera y exige conocer la verdad. ¿Qué fue lo que realmente ocurrió en el Congreso de la República? ¿Dónde se hicieron los cambios que desnaturalizaron la reforma? ¿Quién o quiénes son responsables del engendro?

    La opinión pública ha dado una verdadera lección de vigilancia y control sobre la gestión pública. Es necesario hacer un reconocimiento a las voces de disenso expresadas por las redes sociales, las cuales resultan esenciales para la construcción de una verdadera democracia. El concepto de legitimidad ha superado con creces al de la legalidad o validez. La ciudadanía responsable a través del avance de las TIC, asume ese rol vigilante en los procesos legislativos y en las decisiones ejecutivas para que ellas atiendan esencialmente al interés general.

    El hundimiento de la reforma por parte de la ciudadanía, no puede hacer perder de vista que subsiste la necesidad de una reforma frontal y sustantiva de la justicia. La sociedad con sus manifestaciones lo reclama. Es inaplazable por tanto, la creación de una mesa de diálogo y concertación nacional con intervención de todos los sectores implicados en la justicia, que sobre la base de reglas públicas, transparentes y eficientes, garantice que sus integrantes permanecerán en el diálogo hasta construir una propuesta coherente y congruente, cuyo trámite en el congreso respete y coincida con el espíritu de lo allí acordado.

    Los momentos que vive el país exigen repensar los papeles de cada uno de los actores, pues como dijera Albert Einstein, en tiempos de crisis la imaginación es más efectiva que el intelecto, y a ello debemos aplicarnos todos, máxime que es urgente la reconstrucción de las significaciones constitucionales y sociales de los conceptos esenciales para la vida colectiva.

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    La Reforma a la Justicia: un desastre

    “Es necesario el hundimiento total de la iniciativa y la investigación de  las razones de los cambios en la Comisión de Conciliación con precisa identificación de los responsables”. Senador Eugenio Prieto (Partido Liberal).

    Uno de los temas esenciales de una sociedad es la justicia. Sin ella no existe legitimidad del Estado, confianza ciudadana y vida armónica. Así, comencé mi artículo de opinión semanal, publicada en el Periódico El Mundo, el pasado 3 de junio. En él expresé que la verdadera reforma a la justicia por parte del Congreso de la República, era la expedición del Código General del Proceso, como respuesta del Estado al conflicto intersubjetivo de intereses, para poner a tono la función jurisdiccional con la normalización de los canales de discusión, en el reconocimiento respetuoso de la diferencia y la vinculación activa y directa del ciudadano al aparato jurisdiccional, pues en la medida en que interviene el Estado de manera oportuna y justa, pierde sentido, la justicia por mano propia.

    Dijimos que en materia de juzgamiento se privilegia la oralidad, el proceso por audiencia, la prueba con inmediación, es decir, con presencia directa inmediata de todos los sujetos procesales, lo cual ha de permitir fallos más reales e hicimos público reconocimiento a la forma amplia y participativa como se estructuró, discutió y tramitó ese Código General del Proceso, lo que lo revistió de un tono de diálogo, de disputa conceptual civilizada y ordenada, de análisis serios y ponderados y por sobre todo, de constante ánimo de acertar en el diagnóstico y en la adopción de la herramienta para la solución del problema.  Se incluyeron realmente los puntos que pueden acercar al ciudadano a la justicia, en virtud de la cual, el antiguo formalismo procesal deberá ceder a la verdad real, al juez activo, a las partes deliberantes y, por sobre todo, ha de permitir prontitud.

    Dije también que en el actual proceso de reforma constitucional a la justicia que cursaba en ese momento en el Congreso, se escuchaban voces con distintos tonos proponiendo eliminaciones, incorporaciones o matizaciones de los órganos, los agentes, el régimen de ingreso, permanencia y retiro, pero no se hablaba sobre el proceso mismo, es decir, sobre el instrumento que ha de permitir materializar la promesa constitucional de la pronta y cumplida justicia.

    En contraste, el mal llamado proyecto de Reforma a la Justicia en su trámite fue perdiendo su espíritu y en la conciliación se modificó, incluyendo puntos que habían sido discutidos y derrotados en los diferentes debates, convirtiéndose en un lamentable episodio que debilita la institucionalidad y la confianza ciudadana en sus legisladores y en sus gobernantes, socava el Estado de Derecho y deja al país en un limbo jurídico que debe ser solucionado. Estas razones me llevaron a no votar la conciliación.

    Recibo con respeto la indignación ciudadana nacional ante la reforma y en tal sentido le he expresado a la Dirección Nacional Liberal, a mis compañeros de bancada y a Senadores de otros Partidos, que en las sesiones extraordinarias del Congreso, citadas por el Presidente de la República, con el fin de discutir las objeciones al proyecto, solicitemos el hundimiento total de la iniciativa y la investigación de  las razones de los cambios en la Comisión de Conciliación con precisa identificación de los responsables.

    De otra parte, ante las múltiples tesis jurídicas expuestas para resolver el vergonzoso episodio, creemos que es indispensable optar por la que menos daño causa a la sociedad y a la moralidad administrativa, que bien podría ser aquella que concuerde con los postulados esenciales de la Constitución de 1991, en la que se abogó por la eliminación de odiosos e injustificados privilegios de la índole de los consagrados en la reforma.

    Sin perjuicio de la polémica que sobre esta vía pueda suscitarse, parece razonable, como lo ha propuesto el Gobierno, evitar la entrada en vigencia de la reforma mediante objeciones de inconstitucionalidad e inconveniencia, máxime que la cesación de sus efectos vía Congreso una vez adoptada, sólo se produciría una vez agotado el trámite en dos periodos legislativos, es decir, tardíamente frente al inmenso deterioro de los principios fundantes de la sociedad colombiana.

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    El efecto ISA (2)

    La semana pasada me referí a las posibles implicaciones y efectos que sobre Interconexión Eléctrica S.A. ESP -ISA- y otras empresas prestadoras de servicios públicos similares, podría tener el concepto de la Sala de Consulta y Servicio Civil del H. Consejo de Estado,  que lleva al Gobierno a concluir que ISA no puede ser el estructurador del megaproyecto vial, “Autopistas de la Prosperidad”. Expresé que este concepto, que merece todo nuestro respeto y acatamiento, debe ser el punto de partida para que el Congreso de la República adecue el ordenamiento jurídico de este tipo de empresas a las realidades actuales. 

    Aunque se desconoce cuál es el obstáculo jurídico que impide a ISA, en su condición de empresa mixta, con participación mayoritaria del Estado, ser el líder y estructurador  en la ejecución de las “Autopistas de la Prosperidad”, el mismo motivo podría aducirse para que la propia ISA no participe directa o indirectamente en otros proyectos, o para que otras empresas del sector no puedan desarrollar  todas las actividades para las cuales han adquirido competencias y tengan que mantener ociosa su capacidad de trabajo.

    Si la restricción hace referencia a que las empresas de servicios públicos no pueden prestar servicios domiciliaros,  en concurrencia con otros que no lo son, esto no solo conduce a destruir valor, sino que afectará gravemente a muchas  empresas que prestan entre otros, servicios como el de energía en concurrencia con el de alumbrado público; o de acueducto y energía con servicios de telecomunicaciones no domiciliarios; o de facturación y recaudo para terceros; o servicio de aseo, con otros afines  como la recolección de escombros, el transporte de residuos peligrosos o labores asociadas a la jardinería, el ornato y la limpieza de las ciudades.

    Si la restricción hace referencia a la imposibilidad de que las empresas de servicios públicos celebren contratos interadministrativos, por no estar sujetas al régimen de la Ley 80, no obstante que se trate de entidades estatales,  esto impediría que entidades ciento por ciento del Estado, pongan toda su capacidad al servicio de sus territorios en programas sociales o en otros vinculados al desarrollo local o regional.

    Si el motivo es otro, una vez conocido deben estudiarse los mecanismos jurídicos que permitan superar la limitación que se impone,  de allí la importancia de que se avance en el trámite de un proyecto de Ley que, a la vez que reconoce el régimen jurídico especial de los servicios públicos y de las entidades que los prestan, les permita a todas las empresas estatales aprovechar al máximo  sus competencias  y productividades y poner toda su capacidad al servicio del desarrollo local, regional y nacional.

    El Congreso de la República y en particular las comisiones sextas de Cámara y Senado deben analizar con detenimiento que en escenarios de libre comercio, apertura y globalización de la economía y los mercados, las empresas de servicios públicos han dejado de ser simples entidades descentralizadas que ejercen funciones públicas, para convertirse en factor de equilibrio que garantice el desarrollo de la economía social de mercado y ello solo es posible si se les permite actuar dentro de un marco jurídico adecuado a las nuevas realidades mundiales. Del estado funcional hemos pasado al Gestor y de los servicios públicos monopólicos a la competencia y el Congreso debe ser el primero en comprender este nuevo escenario.

    En este sentido, presentaré un proyecto de Ley que le permita a las empresas de servicios públicos oficiales, mixtas o privadas, competir en condiciones de alta eficiencia económica e igualdad y puedan utilizar todos sus conocimientos en el desarrollo del país, permitiéndoles de acuerdo con su iniciativa intervenir en todas las áreas en las que hayan desarrollado destrezas o conocimientos, el cual socializaré esta semana en el Congreso de Andesco en Cartagena, para estimular el debate y ponerlo a consideración del Congreso de la República en la próxima legislatura ordinaria.

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    El Efecto ISA (1)

    En diferentes espacios me he referido a la que considero la razón fundamental para que una empresa de la naturaleza de Interconexión Eléctrica S.A ESP -ISA-, se convirtiera en el estructurador ideal del magaproyecto “Autopistas de la Prosperidad”, hasta la fecha, el mayor contrato de concesión vial de Colombia en toda su historia. Me refiero a la inexistencia o vacío -que en su momento deberá ser llenado por la ANI-, de un gran estructurador público de concesiones en el país.

    Reiteramos que, en la desconfianza pública y privada en los estructuradores públicos y sobre los vacios e inconvenientes jurídicos, técnicos, ambientales, financieros e institucionales en la estructuración de concesiones están soportados muchos de los problemas de ineficiencia, ineficacia y corrupción del sector y los continuados y repetidos litigios que no sólo han demorado y obstruido la ejecución de los proyectos, sino, que además, se han transformado en una importante fuente de pasivos contingentes para el Estado, debido a que la mayoría de las sentencias han resultado favorables para las empresas concesionarias.

    Estudios del Banco Mundial que coinciden con la Cepal se refieren a esta debilidad de nuestro país: “De acuerdo con los diagnósticos, se encontró que a pesar de que en Colombia se ha avanzado en un proceso de aprendizaje en el manejo de las concesiones, todavía persistían deficiencias en materia de estructuración, análisis y gestión de los proyectos, que hace que el panorama general de las concesiones no sea el esperado”.

    Por ello lamentamos, que según razones sustancialmente jurídicas contenidas en concepto de la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado,  ISA, no pueda ser el estructurador de las “Autopistas de la Prosperidad”. La razón precisa  de esta decisión aún se desconoce ya que el concepto es reservado, pero sea cual sea es un deber de quienes aún creemos que la función social del Estado subsiste y que este puede ser un agente eficiente en escenarios de competencia, el hacer las modificaciones jurídicas que sean del caso, para liberar las empresas de servicios públicos de ataduras, como las que ha tenido ISA en este caso.

    Ante la consulta al H. Consejo de Estado, expresé que fuera cual fuere el concepto -que lleva al gobierno a concluir que las manos de ISA deben estar fuera del megaproyecto “Autopistas para la Prosperidad”-, me preocupaba el efecto no sólo sobre ISA, sino sobre muchas otras empresas prestadoras de servicios públicos similares, que tienen objeto múltiple, o que prestan en concurrencia servicios públicos domiciliarios con otras que no lo son, o que celebran y ejecutan contratos o convenios interadministrativos, o que aún acudiendo a la aplicación del derecho privado han tomado diferentes decisiones propias del régimen de los particulares, pues han creído que una cosa es su naturaleza jurídica de “estatal”  y otra muy diferente el régimen jurídico de derecho privado que les es aplicable.

    Por ello, partiendo del concepto, es necesario hacer un claro inventario del efecto jurídico que puede tener en las empresas de servicios públicos para realizar sus actividades y adecuar el ordenamiento jurídico a las realidades actuales. La razón que haya sido expresada por los H. Consejeros de Estado, que se han limitado a dar interpretación a las leyes existentes,  merece todo nuestro acatamiento y respeto, por eso resaltamos la forma como el Gobierno Nacional e ISA, no obstante no ser público ni vinculante el dictamen del H. Consejo de Estado, en forma inmediata han expresado que lo acatan y en consecuencia el proyecto se reorientará.

    Como lo desarrollaré la próxima semana, considero que este concepto del H. Consejo de Estado debe ser el punto de partida para que el Congreso de la República adecue el régimen legal de las empresas de servicios públicos a las nuevas realidades.

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    Plan Nacional de Seguridad Vial

     

    La Organización Mundial de la Salud ha catalogado la accidentalidad vial como una de las principales epidemias en el mundo. En Colombia, los accidentes de tránsito son la segunda causa de muerte violenta -homicidio 61%, accidentes 22%-. Las frías estadísticas nos dicen que en nuestro país las cifras van en aumento, el último año se registraron más de 5 mil muertes y más de 38 mil lesionados graves en accidentes de tránsito, un alta tasa de 12.3 muertos y 88.1 heridos por cada 100 mil habitantes. Estas crudas y escalofriantes cifras nos deben comprometer en una cruzada nacional que nos lleve a disminuir la accidentalidad y poder salvar miles de vidas humanas.

    A propósito de la realización del III Congreso Ibero-Americano de Seguridad Vial en Colombia –entre el 12 y 16 de junio-, trataré de expresar una opinión inicial sobre el Plan Nacional de Seguridad Vial 2011-2016 -PNSV-, que para reducir los índices de accidentalidad en el país, presentó el Ministerio de Transporte, en el cual se propone como objetivo general, reducir en 50% las muertes por accidentes de tránsito en Colombia. Objetivo que por sí sólo justificaría todos los esfuerzos que realicemos como sociedad.

    Debo decirlo con profundo respeto, que la prioridad y orientación del PNSV está formulada desde la perspectiva de los factores de accidentalidad, no desde la protección de las víctimas y desde los actores del tránsito sobre los cuales se puede incidir para que cambien su comportamiento.  Por ejemplo, identifica los peatones como actores vulnerables -especialmente los adultos mayores- pero no se  traduce en estrategias orientadas a protegerlos o evitar más accidentes y aunque se formuló un objetivo de reducción de accidentalidad en 50% para 2016, no se orientó a la consecución de resultados realizables. No hay metas individualizadas por tipo de víctima o zona donde ocurre el accidente -ciudad o carretera-. Pareciera que las estrategias y acciones no respondieran a un análisis crítico de las cifras de accidentalidad.

    Se incurre en error metodológico al formular indicadores sin meta, como “el porcentaje disminuido en accidentes de motociclistas que no usan casco”, pero no se establece una meta de cuánto es ese porcentaje. No se formulan indicadores generales a través de los cuales podamos establecer compromisos y medir la reducción de la accidentalidad, por ejemplo, bajar en 20% la muerte de peatones o de motociclistas, bajar la tasa de muertes por 100.000 habitantes, etc.

    Separa indicadores de gestión de los de resultado y termina en un largo y confuso listado. A mi juicio, son demasiados indicadores que pueden cumplirse sin que se reduzca la accidentalidad, porque están mal formulados. Para hacernos a una idea, el Plan Estratégico de SV de España trae únicamente 13 indicadores de reducción de accidentalidad por tipo de víctima, zona, etc, mientras el colombiano formula en total 255 indicadores -122 de gestión y 133 de resultado- y ninguno establece una meta en reducción de accidentalidad atado a las cifras que sustentan el PNSV.

    Queda un enorme vacío en lo referente a la prevención y la concertación con todos los actores, no obstante encontrar una “estrategia” repetida, hacer un estudio, presentar una reforma normativa, diseñar una campaña de sensibilización, formular una estrategia de control y hacer mesas de trabajo, pero no se formulan acciones orientadas a resultados en la prevención de accidentes.

    Como lo hemos propuesto, el país debe avanzar sin dilación en la creación de un organismo autónomo, una Agencia Nacional de Movilidad y Seguridad Vial, responsable de poner en práctica una verdadera política pública de M y SV, que científica y técnicamente, coordine la generación de estadísticas e investigación de accidentes, articule y coordine a los diferentes actores y en general, garantice la ejecución de las estrategias concertadas en el PNSV, cuyos resultados impacten en la disminución constante de la accidentalidad y por tanto, en la protección del patrimonio más valioso de una nación, la vida de sus asociados.

     

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    La verdadera reforma a la justicia

     

     

    Uno de los temas esenciales de una sociedad es la justicia. Sin ella no existe legitimidad del Estado, confianza ciudadana y vida armónica. De allí que no baste con juzgar los asuntos sometidos a decisión.

    Es necesario además y por sobre todo, lograr que la función jurisdiccional esté en sintonía con la realidad, es decir, que actúe para ordenar la vida colectiva, que materialice el orden, la seguridad, la paz, la cooperación, y por supuesto, la justicia como el más caro y último valor. Múltiples herramientas se han ideado para el efecto.

    Muchas reformas se han emprendido. Algunas han fracasado estruendosamente. Otras rindieron frutos parciales que han contribuido a nuevas perspectivas y entendimiento de la compleja condición humana.

    En el actual proceso de reforma constitucional a la justicia, voces con distintos tonos proponen eliminaciones, incorporaciones o matizaciones de los órganos, los agentes, el régimen de ingreso, permanencia y retiro, pero no se habla sobre el proceso mismo, es decir, sobre el instrumento que ha de permitir materializar la promesa constitucional de la pronta y cumplida justicia.

    Ese instrumento, la verdadera reforma a la justicia, es el que acabamos de expedir en el Congreso de la República, el nuevo Código Procesal General, soporte para resolver múltiples problemas, entre otros, el de la celeridad. En la ponencia -coordinada con mesura por el ilustre jurista liberal, Jesús Ignacio García-, los datos del informe Doing Business 2011 del Banco Mundial son contundentes. En el “sub-indicador” de “celeridad” -tiempo que se demora una persona en el país para resolver judicialmente una disputa, calculado desde la presentación de la demanda en el juzgado-, Colombia ocupa en el contexto mundial el vergonzoso puesto 178 entre 183 países. Según dicho informe, la justicia colombiana es la sexta más lenta del mundo y la tercera más lenta en América y el Caribe.

    El proceso de formulación del Código General del Proceso ha gozado del más amplio debate. La judicatura, el congreso, la academia, los juristas y la sociedad en general, han participado activa y decididamente, lo que lo reviste de un tono dialéctico, de diálogo, de disputa conceptual civilizada y ordenada, de contradicción, de análisis serios y ponderados y por sobre todo, de constante ánimo de acertar en el diagnóstico y en la adopción de la herramienta para la solución del problema.

    Es apenas obvio que no hay reformas perfectas. Sólo mejores o mayores aproximaciones a un ideal. En este caso, el nuevo Código General del Proceso, es la respuesta del Estado al conflicto intersubjetivo de intereses, para avanzar en el entendimiento de las nuevas realidades, en la decisión de poner a tono la función jurisdiccional con la normalización de los canales de discusión, en el reconocimiento respetuoso de la diferencia y la vinculación activa y directa del ciudadano al aparato jurisdiccional, pues en la medida en que interviene el Estado de manera oportuna y justa, pierde sentido, la justicia por mano propia.

    También se avanza en un nuevo entendimiento del Estado como sujeto procesal, razón por la cual, le otorga un papel protagónico a la intervención de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, la cual además podrá interponer acciones de tutela en representación de las entidades públicas. En materia de juzgamiento se privilegia la oralidad, el proceso por audiencia, la prueba con inmediación, es decir, con presencia directa inmediata de todos los sujetos procesales, lo cual ha de permitir fallos más reales.

    Bienvenida esta verdadera y profunda reforma a la justicia, en virtud de la cual, el antiguo formalismo procesal deberá ceder a la verdad real, al juez activo, a las partes deliberantes y, por sobre todo, ha de permitir prontitud, pues como dijera el maestro uruguayo Eduardo J Couture, en materia de procedimientos el tiempo no es oro, es justicia.

     

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    Santos en Antioquia

     

     

    Durante los últimos tres días -desde el jueves hasta el sábado-, estuvo despachando en Antioquia el Presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón. Aunque no es la primera -y seguramente no será la última- visita que realiza a nuestra tierra, los diferentes actores públicos y privados, regionales y locales, requerían un espacio de esta naturaleza, en el cual pudieran dialogar e intercambiar ideas y proyectos con el Presidente Santos, aunar y articular esfuerzos con el Gobierno nacional.

    Estratégicamente organizada y coordinada, su agenda incluyó la realización de un Consejo de Seguridad con las autoridades de Antioquia y del Valle del Aburrá; almuerzo de trabajo con el Gobernador de Antioquia y el Alcalde de Medellín; reunión con los empresarios en Proantioquia y un productivo ejercicio de Acuerdos para la Prosperidad en materia de infraestructura con importantísimos anuncios para la región.

    Para el presente y futuro desarrollo de nuestro departamento y del país, fueron múltiples e importantes los compromisos que en materia de infraestructura anunció el Presidente Santos en su fructífera visita a Antioquia. Por el significado y la trascendencia del proyecto para todo el país, el más importante anuncio de todos, lo constituye la confirmación del Gobierno nacional de destinar $10 billones para las Autopistas para la Prosperidad.

    Nadie podrá negar que frente al valor total recalculado de la obra -alrededor de $15 billones-, la decisión histórica del Presidente Santos de sellar un acuerdo con los Gobiernos de Medellín y Antioquia, e incrementar de $1 a $10 billones el valor que inicialmente se había comprometido por parte del Gobierno nacional, constituye un compromiso bastante significativo para despejar las dudas sobre la principal fuente de los recursos para su ejecución.

    No obstante la importancia para Antioquia, que se encuentra en desventaja de competitividad económica a nivel local y regional como consecuencia del atraso vial que le impide conectarse con la región central del país y los puertos cercanos, el Presidente Santos comprende que este es un proyecto de carácter nacional, estratégico para la competitividad de las regiones, que conectará el Norte, el Sur, el Oriente y el Occidente de Colombia, a través de Antioquia y el Eje Cafetero. “No es solamente para Antioquia. Es un proyecto muy importante para todo el país. Es tal vez una de las obras más trascendentales que podemos hacer en los próximos años”.

    Comprendemos las inquietudes jurídicas, técnicas, económicas y de riesgo, de algunos actores como la Agencia Nacional de Infraestructura -ANI- frente a esta obra, que por su magnitud, representara el mayor contrato de concesión vial de Colombia en toda su historia. Pero también tenemos claro que en materia de infraestructura, tal vez la mayor debilidad de Colombia la constituye la ausencia de un gran estructurador público de concesiones.

    En esa inexistencia de un gran estructurador público de concesiones están soportados muchos de los problemas de corrupción del sector y los sucesivos litigios que no sólo han demorado y obstruido la ejecución de los proyectos, sino, que además, se han transformado en una importante fuente de pasivos contingentes para el Estado, debido a que la mayoría de las sentencias han resultado favorables para las empresas concesionarias.

    Ese vacío deberá ser llenado por la ANI, pero debemos decirlo con respeto, que en escasos seis meses de funcionamiento -reestructurada en noviembre del 2011-, todavía institucionalmente, no alcanza a suplir la falta de confianza pública y privada de sus antecesores, los vacios e inconvenientes de índole estructural y de falta de planeación, la carencia en la estructuración y evaluación de proyectos y las dificultades de inspección, control y vigilancia de las concesiones.

    Nada diferente a este contexto llevó al Gobierno nacional y a la institucionalidad pública y privada de Antioquia, para confiar a una empresa pública de la trayectoria, transparencia, gestión y resultados de ISA, para ser el gran estructurador de las Autopistas para la Prosperidad.

     

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    Los hallazgos penales en el IDEA

     

    Algo muy extraño sucedió en la última Junta Directiva del Instituto para el Desarrollo de Antioquia -Idea- en el cuatrienio anterior -Acta 015 de diciembre 20 de 2011-. En un ejercicio de valor civil, el Secretario de Hacienda del Departamento, Mauricio Villegas Mesa, dejó la siguiente constancia a la que adhirieron los demás miembros de la Junta Directiva: “Me he enterado por la prensa de una serie de hechos y circunstancias relacionados con negocios que tocan la labor del Idea; en ellos se sugieren actos contrarios a la ética y, aún, a las leyes. Quiero dejar constancia de que, los hechos y circunstancias que según la prensa pudieron haber afectado esos negocios, no fueron conocidos, ni estuvieron al alcance de los miembros de la Junta Directiva, para haber tomado sobre ellos, decisiones en su momento”. 

    ¿Qué información privilegiada conocía el doctor Villegas Mesa para dejar una constancia de tal magnitud, con las dudas que ella implica sobre la transparencia en la Gestión del Idea en el cuatrienio del Gobierno de Luis Alfredo Ramos?  ¿A qué actos contrarios a la ética y, aún, a las leyes se refería?  Parte de la respuesta a estos interrogantes se encuentra en las denuncias realizadas en el periódico El Mundo por el doctor Ramón Elejalde y el suscrito, en el periódico El Colombiano por el periodista Germán Jiménez y en los resultados de la Auditoría Express practicada al Idea, dados a conocer este viernes por la Contralora General de Antioquia, Luz Helena Arango Cardona, mediante la cual se detectaron 68 hallazgos; 2 fiscales, 9 penales, 31 disciplinarios y 26 administrativos.

    Todos los hallazgos son respuestas a la constancia del doctor Villegas Mesa, pero los más contundentes son los penales. Entre ellos:  “Se logró evidenciar que la Gerencia del Idea, rindió información a la Junta Directiva que no consultaba la realidad del avance del proyecto Maderas de Café, además se realizaron pagos por fuera de las condiciones de aprobación y no se ajustaron las garantías del proyecto, siendo las garantías actuales insuficientes, violando presuntamente el artículo 286 del código penal”.  “Presunta falsedad ideológica, en los documentos que motivaron los créditos por parte del Idea a Prodean y de este al Grupo Monarca S.A., violando presuntamente el artículo 289 del código penal”.

    “No se encontraron evidencias que sustenten las garantías reales requeridas para los créditos otorgados a través de Prodean (en las operaciones de descuento de facturas), configurándose un presunto interés indebido en la celebración de los contratos de préstamo a Prodean, presuntamente violando el artículo 409 del código penal”. “Presunto favorecimiento a terceros y una posible falsedad por parte de la Gerencia General del Idea en la información suministrada a la junta relacionada con las operaciones de factoring de Prodean, en donde podría configurarse un prevaricato por omisión, presuntamente violando lo establecido en los artículos 414 y 286 del código penal”.

    En varias ocasiones informamos y denunciamos desde esta columna a la opinión pública muchas de las posibles irregularidades que en el Idea se venían presentando, pero el Gobernador Luis Alfredo Ramos y los organismos fueron ciegos, sordos y mudos. Lo peor de todo esto es la desfiguración que se hizo de una institución tan querida por los antioqueños, poniendo en riego en los últimos cuatro años el ejercicio de su objeto social, la estabilidad financiera de la entidad, favoreciendo intereses privados, en detrimento de los créditos a los municipios, se perdieron muchos recursos, en operaciones como la de “Hidroituango” y se puso en grave riesgo el patrimonio del Instituto con la realización de créditos como el de madera de café y los realizados a través de Prodean, que se convirtió en la “caja de pandora del Idea”, cuyos males de corrupción apenas están por destaparse.

     

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    Control de Advertencia ambiental

     

    "Se hace inaplazable la elaboración de una metodología unificada para el análisis de los Estudios de Impacto Ambiental, que sincronice los Planes de Ordenamiento Territorial": senador Eugenio Prieto (Partido Liberal).

    Con el fin de alertar sobre los graves riesgos de daño ambiental derivados del proceso de licenciamiento ambiental, la Contraloría General de la República -CGR-, acaba de proferir el pasado 18 de abril, control de Advertencia dirigido al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales.

    La Función de Advertencia de la CGR, llama la atención sobre "...las graves deficiencias y debilidades del proceso de licenciamiento ambiental en el país, algunas de las cuales se habían detectado en el análisis sobre el "Estado Actual del Licenciamiento Ambiental en Colombia" que en vigencia de los Decretos 1220 y 500 de 2005, se presentó en el informe del estado de los Recursos Naturales y del Ambiente 2005-2006.

    Entre las múltiples deficiencias y debilidades del proceso de licenciamiento ambiental destaca el informe la inexistencia de una Política de Estado que en materia da planificación, regulación y control, desarrolle de manera sistémica herramientas e instrumentos para responder con eficiencia al deber constitucional de proteger y conservar la riqueza natural del país.

    El informe reitera la necesidad de fortalecer las instancias y los mecanismos de acción frente a los daños ambientales, mediante el desarrollo de una normatividad fuerte, reforzando los controles e incrementando las sanciones legales por daños ambientales y dando mayor participación a las diferentes entidades públicas sectoriales con el ánimo de incentivar su compromiso con los procesos de licenciamiento.

    La CGR había expresado en febrero del 2011, la inconveniencia de la expedición del Decreto 2820/10, toda vez que las modificaciones introducidas lejos de representar un avance en la reglamentación de instrumentos de gestión ambiental, evidencian su desmonte y con ello, la disminución de mecanismos que favorezcan la adopción y seguimiento de medidas preventivas al momento de planear el desarrollo de un proyecto.

    Según la CGR, el que se omita como criterio el emplazamiento o ubicación del proyecto, obra o actividad, genera un alto riesgo sobre la protección y conservación de los recursos naturales, que podría llevar a situación de peligro áreas de especial importancia ecológica como los páramos, los humedales inscritos en el Convenio de Ramsar, los parques nacionales, las reservas naturales, los lugares de especial interés científico o de valor arqueológico, cultural o histórico.

    Desafortunadamente, las reglamentaciones a los anteriores preceptos normativos, parecen no haber respetado el espíritu del legislador, en tanto que ni el Decreto 1220/05 ni el hoy vigente Decreto 2028/10, se compadecen con señalar un procedimiento adecuado para garantizar y hacer cumplir lo que estipuló el artículo 49 de la Ley 99 de 1993, respecto de la obligatoriedad de obtener licencia ambiental para cualquier actividad que pueda producir deterioro grave a los recurso naturales renovables, al medio ambiente o introducir modificaciones considerables o notorias al paisaje.

    Creemos por tanto, que se hace inaplazable la elaboración de una metodología unificada para el análisis de los Estudios de Impacto Ambiental, que sincronice con los Planes de Ordenamiento Territorial, como instrumento con el que cuentan los ciudadanos para incidir en el ordenamiento de su territorio.

    El país y sus locomotoras mineras y de infraestructura debe acoger este Control de Advertencia, si no queremos perder el horizonte sostenible, el llamado de la Contralora Sandra Morelli, soportado en las Sentencias C-035/99, C-293/02 y C-894/03 de la H.

    La Corte Constitucional, deja claro que la finalidad de la licencia ambiental es la de garantizar que la propiedad cumpla con la función ecológica que le es inherente y "...dado que lo que está en juego es la protección ambiental de las generaciones presentes y la propia supervivencia de las futuras...el compromiso de proteger el medio ambiente es responsabilidad de todas las personas y ciudadanos e involucra a los estados, trasciende los intereses nacionales, y tiene importancia universal".

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    Los caminantes nos dejaron el camino (2)

     

    Una imagen con la que se nos suele recordar a Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri, es la de los caminantes detenidos en el Puente del Vaho antes de emprender la otra marcha a la que los invitaban los secuestradores que lo engañaron. Sus figuras quedaron tatuadas en nuestras almas como las de Gandhi o Martin Luther King, al sacrificar sus intereses personales por el afán de servir al bien común a través de la Noviolencia. Ellos no están pero sus sueños y sus ideas siguen con quienes a su lado aprendieron y emprendieron ideales y caminos de resistencia civil, solidaridad, libertad y dignidad.

    Esa imagen ha contribuido durante los últimos diez años a sembrar entre los colombianos el reconocimiento a quien la historia debe identificar como unos de los líderes mundiales de la Noviolencia,  en tanto es uno de sus íconos y uno de los más importantes contribuyentes a enriquecer sus posibilidades, gracias a la nueva vinculación del Estado como actor de la Noviolencia en un papel inédito hasta ese momento y que hoy interpela a los académicos, que tienen en sus palabras y actos una fuente importante de conocimiento y reflexión sobre el nuevo lugar que el Estado tomaba en virtud del propósito de nuestro Gobernador.

    Aunque antes y simultáneo con el esfuerzo que se realizaba en Antioquia muchos intentaron la Noviolencia como el camino que podía transformar el conflicto armado en Colombia, Guillermo Gaviria logró, en muy corto tiempo, promover estos ideales entre miles de personas que buscaban  nuevos lenguajes y métodos para superar el conflicto atávico que sin razón destruía familias enteras y acababa sus vidas y esperanzas. Su fructífera huella se plasmó en la Constituyente de Tarso y en el Laboratorio de paz del Oriente antioqueño, que transformó la historia de 23 municipios. También mostró un nuevo estilo de gobernante que sabe “ponerse en los zapatos” de sus gobernados para interpretar sus exigencias y necesidades y, en consecuencia, tomar las decisiones que se ajustan a esas iniciativas.

    En efecto, lo más recordado del impacto de Guillermo Gaviria es sin duda alguna, su accionar como gobernante que se involucró en la Noviolencia, dando un nuevo sentido a esta filosofía. Guillermo señaló una nueva forma de gobernar que tiene alto impacto social porque puso en el centro de sus preocupaciones la construcción de equidad social e implicó una radical transformación por la vinculación del concepto de sociedad participante a la gestión de la vida pública. Maná, Viva, Ría, la Secretaría de Equidad de Género, el Plan Congruente de Paz, son parte de su huella indeleble en nuestra historia.

    A partir del gobierno de Guillermo Gaviria Correa, los ciudadanos antioqueños se han venido haciendo más conscientes de sus responsabilidades en la construcción de lo público y de su papel como transformadores del presente y constructores del futuro anhelado para sus hijos. Él con la práctica cotidiana de la planeación participativa, con el diálogo permanente, con metodologías de seguimiento a las decisiones colectivas, nos dejó el camino de la concertación y de la palabra, que es el camino que realiza plenamente la Noviolencia en una sociedad que puede nombrarse a sí misma y reconocerse en la diferencia para potenciarla como pilar de la construcción compartida de realidad.

    El próximo sábado 5 de mayo se cumplen nueve años del magnicidio de Guillermo Gaviria, Gilberto Echeverri y ocho oficiales del Ejército, a manos de los guerrilleros de las Farc que los tenían secuestrados. Nuestro corazón y nuestras esperanzas aun viven en los sueños que ellos tejieron y que nos señalaron como camino para que la vida reine en Antioquia. Nuestra memoria se hace abrazo para saludar a sus familias y a quienes en esta tierra aun extrañamos su presencia, su ímpetu transformador.

     

    Este artículo también lo pueden encontrar en:

    http://www.elmundo.com/portal/opinion/columnistas/los_caminantes_nos_dejaron_el_camino_2.php

    http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2012/04/29/los-caminantes-nos-dejaron-el-camino-2/

     

    Nuestras historias

    Los caminantes nos dejaron el camino (1)

    Se cumplió ayer el décimo aniversario de un acontecimiento que cambió la historia de Antioquia y que todavía tiene muchas de sus enseñanzas por darnos: el secuestro del gobernador Guillermo Gaviria Correa y el comisionado Gilberto Echeverri Mejía, cuando encabezaban la Marcha Noviolenta de Solidaridad y Reconciliación con el municipio de Caicedo. 54 semanas después se produciría su asesinato. Aunque Guillermo y Gilberto no están físicamente con nosotros, ellos nos trazaron el proyecto ético-político y nos señalaron el camino que hoy recorremos con esperanza.

    Gilberto Echeverri Mejía tuvo lo que nos encanta describir como una vida bien vivida. Sus años estuvieron llenos de amor por su familia, por su profesión de ingeniero, por su tierra antioqueña, por su país, por el progreso, el bienestar y la paz. Tomó cada uno de sus propósitos con amor, dedicación y estudio, logrando hacerse ejemplo para sus  colegas y amigos, para las generaciones jóvenes de colombianos.

    Comenzamos a mirar su gran dimensión cuando presidía Proantioquia y levantó su voz para despertar a su tierra, a sus amigos empresarios, a nuestra clase política, del letargo al que habían caído, al sentirse una región próspera y con las puertas del futuro abiertas. Gracias a su tenacidad, nuestro departamento logró reunir a sus más brillantes políticos, empresarios y académicos, para construir juntos un proyecto de región que previera las dificultades económicas y sociales que se avizoraban en el horizonte.

    El programa Prospectiva Siglo XXI sentó las bases de un modelo de planeación en el que la cooperación público-privada (entendida la privada como la de los empresarios, las organizaciones sociales, los grupos de ciudadanos) tiene la capacidad de reconocer las expectativas legítimas de todos los actores sociales y de comprometer sus voluntades en la conquista de los objetivos comunes.

    Si como región, Antioquia ha conseguido superar los malos momentos de la violencia guerrillera y paramilitar, la arremetida narcoterrorista, la corrupción de algunos sectores de la clase política, ha sido por su voluntad de trabajar unida, la  misma que inspiró a  Gilberto y plasmó en iniciativas innovadoras como el Planea, que maduró con la sabia dirección de la doctora Beatriz Restrepo, y tiene en su tanque de pensamiento, soportes estructurales para la promisoria Alianza Medellín Antioquia.

    A Gilberto el estadista, el exministro, el exgobernador, le debemos también haber logrado sacar el interés por la reconciliación de los colombianos de las estrechas banderías ideológicas y de los intereses extremistas que acabaron legitimando la violencia como instrumento para buscarla. Su búsqueda por hacer de la paz una política de Estado lo llevó a un segundo y muy fructífero encuentro con el doctor Guillermo Gaviria Correa: el de la Noviolencia, ruta y trasegar al que dedicó los últimos años de su vida.

    Llevamos en el alma los abrazos infinitos de Gilberto, su figura conversando con los jóvenes que lo proclamaron “Parcero Mayor”, no olvidamos su caminar rápido en busca del cambio, no podemos olvidar su imagen en el puente El Vaho, de donde partió con el gobernador. Pero sobre todo, tenemos para siempre como nuestra guía las lecciones de ética que dejó a sus hijos y nietos, y con ellos a nosotros, y sus enormes enseñanzas como servidor público que reconocía la importancia de educar, transformar y servir a la sociedad que le había entregado su confianza.

    Estando en cautiverio, Gilberto escribió a su nieto Tomás lo que hoy leemos como un enorme testamento de vida y comprendemos como el mejor legado que un adulto les da a sus herederos -todos nosotros-. Hoy, en homenaje a su vida fructífera recogemos sus palabras para extenderlas a los nuevos antioqueños y colombianos que harán florecer la paz en estas tierras: “Cuando seas grande debes ser un hombre honrado, justo, ético y humano. Además un excelente hijo, hermano y amigo”.

    Nuestras historias

    Un grande de Antioquia

    En septiembre de 2011, la Universidad Nacional reconoció al ingeniero civil y de minas con especialidad en minería del carbón, Guillermo Gaviria Echeverri como egresado ejemplar. En febrero de este año, la Facultad de Minas, lo condecoró como egresado ilustre. En ambos homenajes decididos por las autoridades académicas y miembros de la comunidad universitaria, estuvo acompañado por académicos, ingenieros ilustres y empresarios que han construido país.

    La Universidad Nacional de Colombia es el centro académico con mayor prestigio en Colombia. En sus aulas y laboratorios habitan ciudadanos destacados por su sentido crítico, por el rigor para tomar decisiones, por el cuidado en sus criterios. En su Facultad de Minas se han acrisolado colombianos que se sienten orgullosos de ser modelo de cientificidad, apropiación tecnológica y, sobre todo, de rendir homenaje a su lema de “Trabajo y Rectitud”.

    Al reconocer a Guillermo Gaviria Echeverri como ciudadano ejemplar, la Universidad y su Facultad de Minas han recogido el balance de una vida dedicada a hacer crecer el país, fortalecer las instituciones, promover la democracia y forjar cultura y tradiciones civilistas y civilizadoras; una prolífica vida que ha merecido todas las condecoraciones de la democracia y los aplausos de la sociedad.

    Desde 1923, año de su nacimiento, la parábola vital de este frontineño universal, se ha desarrollado con excelencia en todos los campos del hacer humano: el empresarismo, la docencia universitaria, la política, el periodismo, la ciencia, terrenos en los que se involucra con la pasión del estudiante que busca mejorar su acervo intelectual para contribuir al bien común, esa noción tan extraña en estos tiempos en que los que solo han servido para destruir sociedad, son legitimados para deshonrar a quienes han dedicado con tesón, fervor y honradez, una su vida de servicio a la patria.

    Guillermo Gaviria Echeverri es un creador. De programas universitarios que han abierto las puertas al progreso de centenares de personas y de su región. De instituciones empresariales que han fortalecido nuestro sector agropecuario y que hoy son orgullo de Colombia en el mundo, como Colanta, organización que dio dignidad  y futuro a los lecheros antioqueños; como Uniban, la mayor exportadora de banano del país, puntal de estabilidad, bienestar y progresos de la región. De obras que nos han hecho grandes, como el Aeropuerto José María Córdova. De instituciones modernas a las que ha prestado su inteligencia y visión: Comfama, la Andi, el Metro de Medellín, EPM, el Idea, entidades a cuya creación y consolidación contribuyó con generosidad y empeño.

    Guillermo Gaviria Echeverri es un formador de espíritus libres que sirven al país. Lo reconocen los centenares de profesionales que han recibido sus enseñanzas en las aulas y en las empresas que ha dirigido. Lo muestran sus hijos Guillermo y Aníbal, así como sus otros seis hijos e hijas, ciudadanos consagrados a promover el progreso del país, allí donde estén.

    Guillermo Gaviria Echeverri es un demócrata integral que ha luchado porque en el país la libre expresión tenga espacios y tribunas, que hizo de su curul en el Senado un modelo de debate abierto y democrático, que ha hecho de sus editoriales un ejemplo de debate independiente y constructivo y del periódico EL MUNDO una tribuna donde vive la libertad.

    Desde hace más de diez años me abrió las puertas de EL MUNDO para participar con mi columna semanal. En este ejercicio he disfrutado de su respeto a mis ideas y escritos, actitud que demuestra su condición de demócrata integral y lo pone como ejemplo de periodista comprometido con el libre debate de las ideas y la promoción de la conciencia crítica.

    Hoy miro con respeto y gratitud la inmensa figura de un grande de Antioquia, Guillermo Gaviria Echeverri. Sé que los errores humanos no lo aminoran pero espero que la Justicia brille para él, para su familia, para quienes estamos conmocionados con una decisión que no podemos comprender.

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    El descontrol en Antioquia

     

    Ante la publicación del Libro blanco por parte del Gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, expresamos que pasada la obnubilación que produjo la costosa, luminosa y avasalladora publicidad oficial, vino el inexorable paso del tiempo a confirmar lo que con argumentos claros habíamos denunciado en el transcurso del gobierno Ramos. Nos quisieron convencer que habían construido una arcadia, y no hay tal.

    El pasado domingo, el doctor Ramón Elejalde denunció en su columna Contracorriente, los “afrentosos gastos” por alrededor de $86.000 millones, que se realizaron desde la Gobernación y sus entidades descentralizadas, “…para que los medios de comunicación utilizados, impusieran  la imagen del gobernador y sus reales o supuestos logros, con enorme castigo para el bolsillo de los contribuyentes”.

    Desde la elección de Jorge Rojas como Contralor de Antioquia, expresamos que era inconveniente que un reconocido amigo y partidario del Gobernador Ramos lo fiscalizara. Lastimosamente los hallazgos sobre irregularidades en la contratación y su maquiavélico modelo, nos dieron la razón. La evaluación que le hace la Auditoria General de la Republica -AGR- lo dice todo, en el criterio de efectividad a procesos misionales de responsabilidad fiscal y jurisdicción coactiva -centro del ejercicio del control fiscal-; en el 2009 ocupó el puesto 30 de 32 en Colombia y en el 2010 el vergonzoso último lugar, puesto 31 de 31.

    En lo referente a la costosa publicidad oficial, ¿Qué acción positiva podíamos esperar de un organismo de control violador de las normas que debe hacer cumplir? Basta mirar el Informe de la Auditoría Especial a los Gastos de Publicidad de la vigencia 2011, realizada por la AGR -marzo 23 de 2012-, cuyo ejercicio auditor generó 1 hallazgo administrativo, 1 fiscal con presunto detrimento patrimonial de $663 millones, 7 disciplinarios y, 3 penales.

    Inverosímil. Según la AGR, en el ente controlador -CGA-, falta seguridad jurídica en la contratación por la ausencia de controles en la elaboración y firma de documentos contractuales; el presupuesto se ejecuta mal por deficientes controles e inobservancia de normas. Se realizaron traslados presupuestales sin autorización legal; no se acataron las normas de austeridad en el gasto público en el rubro de publicidad y los rubros de publicidad o difusión no fueron disminuidos en el 30% según lo señalado en el Estatuto Anticorrupción -Ley 1471 de 2011-, por el contrario, se aumentaron en el 157%.

    Según los hallazgos de la AGR, la CGA celebró 97 contratos de prestación de servicios incumpliendo requisitos legales esenciales de la contratación descritos en el artículo 410 del Código Penal; contrató publicidad que generó una gestión antieconómica para la Entidad; suscribió 7 contratos de publicidad, bajo la modalidad de contratación directa, en el periodo comprendido desde el 30 de junio al 30 de octubre de 2011, tiempo en que regía la Ley 996 de 2005 de garantías electorales, que según reiterados conceptos del Consejo de Estado, aplica para “todos los entes del Estado”, incluidas las contralorías territoriales, además incurrió en la conducta tipificada como prevaricato por acción por inobservancia del procedimiento para autorizar vigencias futuras.

    Igual que lo hizo la AGR con la CGA, las denuncias realizadas por el doctor Ramón Elejalde deben ser investigadas por los organismos de control, con el fin de establecer, ¿Cuál es el valor real del gasto por publicidad y rubros similares en el cuatrienio? ¿$86.000 millones, o más? ¿Cuáles fueron los beneficios de esos gastos para la Gobernación de Antioquia? ¿En la vigencia 2011 fueron disminuidos estos gastos en el 30% como lo establece el Estatuto Anticorrupción, o se aumentaron como en la CGA? ¿Cuándo sabremos que sucedió realmente en el Gobierno de Antioquia en el cuatrienio del doctor Ramos y en la nefasta gestión de su partidario y amigo, Jorge Rojas Otálvaro en la CGA?

     

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    El bosque fantasma del Idea

    Para la cofinanciación y construcción de la sede del Palacio de los Tribunales de Justicia de Antioquia, se suscribió un convenio el 12 de febrero de 2009, entre la Gobernación de Antioquia, el Consejo Superior de la Judicatura, el Idea y el Ministerio del Interior y de Justicia; este último se comprometió a realizar un aporte para dicho convenio de $15.000 millones, a través de bienes extinguidos de la Dirección Nacional de Estupefacientes.

    El Idea, mediante  oficio No. 0006394, de fecha 24 de Septiembre de 2009, le comunica al Ministro del Interior y Justicia, que una vez recibida la información sobre los bienes inmuebles y los valores de avaluó por parte de la Dirección Nacional de Estupefacientes -DNE-, los acepta como parte de pago para destinarlos a la ejecución del proyecto.

    Entre los inmuebles seleccionados por el Idea, se encuentra el predio La Siberia, ubicado en el municipio de Sabaneta, avaluado el 11 de Septiembre de 2009 -por la firma seleccionada por la DNE, Ainka Consultores S.A.-, en $4.893 millones. Este avaluó técnico incluye, el valor físico de la propiedad $2.776 millones y el valor de un cultivo de pino por $2.117 millones.

    Cultivo de pino cuya existencia consta en informe de visita al predio, realizada por los funcionarios del Idea, el 13 de agosto de 2009: “Se observa también la explotación de madera, aprovechando las vastas áreas de bosque que se encuentra en el lote, siendo esta la actividad económica principal en el mismo…”, adjuntando en dicho informe las fotografías de lo observado.

    No es posible que nadie sepa cuándo ni cómo, el cultivo de pino, se volvió un bosque fantasma. El 19 de abril de 2010 -oficio No. 0002545-, la Gerencia del Idea le solicita a la DNE, revisar el avalúo del predio, “…toda vez que hemos tenido conocimiento de la extracción de la madera…” y solicita “… se adopten las medidas necesarias tendientes a garantizar la conservación…”. Dicha solicitud es reiterada, mediante oficio No.0003834 con fecha 21 de junio de 2010.

    Extrañamente, a los tres días siguientes, con la resolución 0007 del 24 de junio de 2010, se entrega al Idea por parte del Consejo Nacional de Estupefacientes, “…una vez inspeccionados  y visitados…”, bienes inmuebles por valor de $13.468 millones, incluyendo La Siberia, con el cultivo de pino. Estableciéndose que el Idea, será responsable  de mantener  y custodiar los bienes inmuebles asignados.

    No sé si exista denuncia ante las autoridades competentes, sobre el hurto de madera en el lote en mención, creo que no.  En informe de la Inspección de Policía de Sabaneta, del día 30 de Septiembre de 2011, donde se adelantó la diligencia de entrega real y material del predio a funcionarios del Idea, no se deja constancia alguna sobre esta irregular situación, en relación al hurto de la plantación de pino extraída del predio La Siberia por valor de $ 2.117 millones.

    Lo delicado del asunto se encuentra en la respuesta de la DNE, del 27 octubre de 2011 a las solicitudes de revisión del avalúo -oficio 20112050027572-: “…el aporte comprometido (…) ya fue entregado en su totalidad…”, es decir, el Idea debió registrar en su contabilidad, bienes inmuebles por $13.468 millones, incluyendo el predio La Siberia por valor de $4.893 millones, con el cultivo de pino por $2.117 millones, pero registró el bien por $2.776 millones. ¿Cómo lo hizo? ¿Magia negra contable?


    ¿Dónde está la madera de La Siberia? ¿Quién la sustrajo? ¿Quién era el depositario de la DNE? ¿Quién responderá por los $2.117 millones, la DNE, el Idea? ¿Esta irregular actuación retrasará la necesaria obra para la justicia en Antioquia? Pagará la Justicia los platos rotos de los manejos inescrupulosos y oscuros del Idea en la administración anterior?

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    Estatuto de Oposición Territorial

     

    Norberto Bobbio, uno de los grandes pensadores de la ciencia política, decía que un sistema democrático moderno, debe garantizar el ejercicio pleno de la oposición política de las organizaciones que persiguen fines contrapuestos a los que defienden quienes detentan el poder del Estado, es decir, garantizar el ejercicio de la oposición debe ser prioridad en cualquier sistema democrático. 

    Una breve mirada al sistema político colombiano en su contexto histórico, permite ver problemas estructurales no resueltos en todos los niveles del estado, de violencia política, fraude electoral, pérdida de identidad ideológica, deslealtad política, transfuguismo, exclusión de ciudadanos y actores protagónicos, entre otros, que restringen la democracia para el ejercicio de una oposición con plenas garantías.

    Aunque debemos valorar los esfuerzos normativos que se han hecho en Colombia, como los consagrados en nuestra Carta Política y en las leyes que reconocen los derechos de participación, acceso a la información y presencia  institucional de la oposición e intentan proteger los derechos políticos de las fuerzas diferentes al Gobierno, es claro también que en el país existen múltiples asuntos que no han posibilitado la materialización real y efectiva de la oposición.

    Así lo ha entendido en el ámbito nacional, el Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, el cual integró mesas de trabajo, con acompañamiento técnico internacional, con el objetivo de avanzar en un proceso de consulta y diálogo para construir una propuesta de Estatuto de la Oposición. Un borrador inicial se encuentra en manos del Polo Democrático Alternativo -PDA-. Esperamos voluntad de las partes para que se radique en el Congreso de la República un proyecto que nos permita encontrar el sano equilibrio entre la gobernabilidad y las garantías a la oposición.

    Este contexto y los problemas estructurales que hemos analizado en el país, tienen su más explícita expresión en la política territorial. Por ello, considero necesario que el proceso de concertación para construir una propuesta de Estatuto de la Oposición -estimulado por el Presidente Santos-, se extienda al ámbito territorial, a las asambleas departamentales, a los concejos municipales y otras instancias de la sociedad civil, como condición necesaria para el ejercicio adecuado de la oposición en todos los niveles del Estado, es decir, para fortalecer la democracia desde lo local y regional.

    En Colombia aprobamos la reelección presidencial sin discutir el Estatuto de la Oposición y hemos sentido su vacío. En múltiples oportunidades se ha buscado que en el Congreso de la República se apruebe la reelección de alcaldes y gobernadores, con todo respeto considero que con mayor énfasis en lo territorial debemos poner en práctica ese sano equilibrio entre la gobernabilidad y las garantías a la oposición, antes de discutir y aprobar cualquier propuesta en este sentido.

    Grandes estudiosos de la ciencia política mundial -Pasquino y Sartori- han planteado la ineludible responsabilidad que los sistemas democráticos poseen frente a la garantía del ejercicio de la oposición, que es antes que nada, una expresión del derecho fundamental a la participación política. En las democracias modernas existe muy poca oposición real y sustentada, mientras en algunos sistemas políticos permiten y propician esta escasa oposición, otros anulan la posibilidad.

    Recordando a Sartori: “El lugar de la oposición en un sistema político debería ser el de las vocales con respecto a las consonantes en el idioma español… tan solo son cinco pero están en todas las palabras”; ojalá en el alfabeto de nuestro sistema político colombiano, en todos los escenarios democráticos del país, en los entes territoriales –departamentos y municipios-, incluyéramos las vocales, en un renovado e incluyente lenguaje, como soporte fundamental de una nueva cultura política.

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    Concesiones para la prosperidad

     

    El retraso en infraestructura de servicios públicos, vial, petrolera, minera, tecnológica, hace que nos preguntemos, ¿si el objeto del modelo de concesiones implementado en Colombia desde inicios de la década de los noventa, ha sido adecuado para transferir al sector privado las principales responsabilidades derivadas de la construcción, operación y mantenimiento de este tipo de proyectos?

     

    Son innegables las bondades de transferir estas responsabilidades a los privados, pero la corrupción e imperfecciones del modelo, que en el caso de la infraestructura vial, ha evolucionado durante tres generaciones, tratando de corregirse sin lograrlo, hacen que en Colombia debamos revisarlo a fondo.

     

    Aunque se buscó corregir el impacto negativo en las finanzas públicas por la exigencia de las garantías por flujos de tráfico sobreestimados y se avanzó en una política de mejor distribución del riesgo y mayor avance en los diseños avalados por estudios de impacto ambiental; los sobrecostos en los proyectos, ineficiencias y corrupción, hacen que el modelo aun no sea el más conveniente y adecuado para lograr actualizar el país en materia de infraestructura.

     

    Colombia es uno de los países latinoamericanos con mayor costo de transporte de mercancía por contenedor exportado, debido precisamente, a que el ritmo de crecimiento de los proyectos de infraestructura ha sido menor que el del comercio. Es más costoso llevar un contenedor del centro del país a uno de nuestros puertos en el Pacifico o en el Atlántico, que de allí a Estados Unidos, Asía o Europa.

     

    ¿Cómo recuperar el tiempo perdido para insertarnos de manera eficaz en el mercado global al que nos vemos abocados con procesos como los tratados de libre comercio, si continuamos con los mismo problemas en los esquemas de concesiones? El Gobierno Nacional debe adoptar una nueva estrategia de concesiones que nos permita recuperar ese tiempo perdido y ponernos a tono con el nuevo contexto global, avanzando en el desarrollo de obras que cumplan como mínimo, con los estándares técnicos internacionales.

     

    ¿Cómo lograr entonces, un modelo más transparente, eficiente y eficaz, que permita modificar entre otros, la problemática de predios, licencias ambientales, estudios, diseños, débil planeación contractual, ausencia de criterios técnicos y de reglas de juego claras entre contratantes y contratistas?

     

    ¿Durante estas décadas de evolución del modelo de concesiones, ha adquirido el Estado la capacidad suficiente y necesaria para diseñar, contratar y administrar las concesiones? No. Por el contrario, las demandas y reclamaciones al Estado son el factor común de unas entidades públicas permeadas por la corrupción, débiles técnicamente, ineficientes e ineficaces.

     

    Una estrategia en un nuevo escenario de concesiones debe priorizar la generación de confianza legítima de parte de quienes operen los proyectos, e incluyan alternativas para que empresas de reconocida trayectoria nacional e internacional como ISA, tengan la competencia para contratar, en su papel de estructuradoras, a las compañías que ejecuten las obras físicas de proyectos de infraestructura.

     

    Hay una absoluta confianza en la capacidad técnica y la solidez de ISA. El tiempo para desarrollar un proyecto bajo este esquema propuesto, dependerá del flujo de recursos, de la estructuración del modelo financiero. La experticia de ISA le permite salir de inmediato a entregar por licitación la construcción simultánea de obras, tal como lo hace con la infraestructura de interconexión eléctrica, en la cual contrata la construcción de la obra física con terceros especializados y certificados en esa labor, mientras la empresa conserva su condición de estructuradora del proceso completo.

     

    Bajo un marco técnico, jurídico, económico y ambiental conveniente, esta ruta nos brindaría la confianza suficiente para avanzar en un nuevo modelo de concesiones para la prosperidad.

     

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    El control en blanco y negro

     

     

    Para verdades el tiempo. Pasada la obnubilación que produjo la costosa, luminosa y avasalladora publicidad oficial, vino el inexorable paso del tiempo a confirmar lo que con argumentos claros habíamos denunciado en el transcurso del gobierno Ramos. Nos quisieron convencer que habían construido una arcadia, y no hay tal.

    Inadecuada e inoportuna planeación; excesiva contratación directa; irregularidades en el Idea, Fla, Indeportes, Teleantioquia, Dapard, Minas, Vivienda, Infraestructura, Salud, Educación, Plan Departamental de Aguas; excesivo incremento en la deuda y en los gastos de funcionamiento; a lo que se suma el amplísimo listado de que da cuenta el Libro Blanco del Gobernador Fajardo, son sin duda, el material sobre el cual deberán adelantar investigaciones pertinentes las entidades competentes.

    Entidades de control competentes, sobre las cuales muchos ciudadanos perplejos se preguntan ¿Qué hicieron en este cuatrienio? Yo agregaría, ¿Qué investigaciones se realizaron sobre las reiteradas denuncias realizadas desde importantísimos medios de comunicación como El Colombiano, El Mundo, Caracol, RCN, Revista Dinero y por columnistas como Ramón Elejalde, Jorge Mejía y quien esta columna escribe?

    Ni que decir de la lamentable tarea del contralor departamental quien estaba éticamente impedido para ejercer el control fiscal, no sólo por haber integrado la comisión de empalme, sino por ser reconocido franco partidario y amigo del Gobernador Ramos, cuya gestión debía vigilar. Vergonzosamente para Antioquia, esa contraloría de Jorge Rojas -que irregularmente contrató excesiva publicidad para tratar de vender una imagen de falsos resultados positivos-, acaba de ser calificada por la Auditoría General de la Nación con 5.5 sobre 20, ocupando el penúltimo lugar del escalafón nacional.

    Precisamente por la falta de autoridad moral de quien ejercía el control fiscal en Antioquia, desde la Comisión VI del Senado de la República, solicitamos controles excepcionales, que le dieran claridad a la opinión pública con absoluta imparcialidad y rigor técnico sobre las presuntas irregularidades del gobierno Ramos y los desafueros procesales y administrativos ocurridos en la gestión del señor Rojas Otálvaro, por cuya inspiración, vale recordarlo, surgió la cuestionada Fundación para el Buen Gobierno, respecto de la cual, en buena hora, la señora Contralora Departamental ha anunciado una seria investigación.

    En Sesión de la Comisión VI, le consultamos a la Señora Contralora General de la Nación sobre el avance de los controles solicitados; con valor y honestidad, la doctora Morelli denunció: “…los resultados de la delegada de investigaciones, son realmente deprimentes, allá lo único que abundan son las caducidades y las prescripciones (…) allá lo que sucede es que los funcionarios se vuelven como los dueños y los soberanos de los procesos (…) allá se pierden las pruebas…” “…allí hay un problema estructural realmente serio (…) y efectivamente había decisiones paralelas o procesos paralelos y peticiones de dádivas”.

    Estas y otras similares razones debieron motivar la denuncia penal que ante la Fiscalía General de la Nación, acaba de instaurar -el pasado viernes 2 de marzo-, contra funcionarios de la Contraloría General de Antioquia y la Gerencia Departamental de la propia Contraloría General de la República, la doctora Luz Ángela Martínez Bravo, Contralora Delegada Intersectorial de la Unidad de Investigaciones Especiales Contra la Corrupción, sobre cuyo trámite y conclusión estaremos atentos.

    Es inaplazable una investigación del Procurador General de la Nación, que arroje resultados claros sobre las denuncias y permita establecer si en la Procuraduría Regional en Antioquia ocurrió algo similar a lo que denunció la Contralora, pues la lenta y omisiva conducta de sus agentes, impidió una decisión oportuna por parte del doctor Alejandro Ordoñez, quien en Colombia ha demostrado tener un compromiso ineludible e inaplazable con la pronta y cumplida justicia.

     

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    ¿Dónde está el piloto?

     

     

    Aunque no estoy de acuerdo con la operación tortuga que adelantaron, me sorprendí al leer la noticia: “…culminó con éxito el proceso de negociación con los controladores aéreos del país. El acuerdo contempla entre otras cosas, la incorporación de 35 nuevos controladores de tránsito aéreo, que ingresarán a la planta de la Aerocivil, en el menor tiempo posible”.

    ¡35 nuevos controladores! En septiembre del 2010, en la Comisión VI del Senado de la República, sobre nuestro cuestionamiento por la existencia de un déficit del 40% de los controladores aéreos, el Director de la Aerocivil nos dijo: “…queremos vincular más de 200 controladores aéreos (…) los que se vayan a contratar, son necesarios para el flujo que estábamos esperando en este momento, pero dentro de cinco años pueden ser más…”. Director, dígale al país cuántos de los más de 200 prometidos han ingresado y si los 35 son suficientes.

    El transporte de pasajeros en los últimos 18 años ha aumentado en un 120% en vuelos nacionales y 296% en internacionales. Las operaciones aéreas han aumentado entre el año 2004-2011 más del 22%, pasando de 874.790 operaciones en el 2004 a 1.142.482 al 2011. Para el año 2010 se movilizaron 20.143.296 personas, incrementándose en 3.854.301 los pasajeros con respecto al 2009. El mayor crecimiento se presentó en la operación doméstica con un 30% y en la operación internacional un 11%.

    De manera contradictoria, el crecimiento del sector no ha coincidido con el despliegue de estrategias oportunas y eficaces para mejorar el servicio y responder de acuerdo con las normas internacionales de la OACI, a los requerimientos competitivos que esto implica. No puedo comprender por qué mientras el sistema de transporte aéreo es quizá uno de los servicios comerciales con mayor crecimiento en los últimos años en Colombia, la planta de personal de los controladores aéreos -fundamentales para la seguridad aérea-, se mantiene prácticamente estática.

    La gravedad de la situación de los controladores aéreos, es sólo una pequeña parte del problema estructural de la Aerocivil. Dos grandes fenómenos se han venido configurando en el sistema: el maltrato y abuso de los derechos de los usuarios por un lado, y la falta de condiciones de seguridad aérea, por el otro. Desde la Comisión VI, acompañamos al Senador Efraín Torrado en el análisis descarnado que realizó sobre los derechos de los usuarios y la necesidad de encontrar alternativas de solución a los problemas tarifarios, las sanciones, las penalidades, las reservas, y el maltrato que a diario sufren los usuarios.

    Las fallas o abusos en la prestación del servicio frente a los usuarios se mantienen, entre otras, cancelación de vuelos; incumplimiento de los itinerarios ofrecidos por las aerolíneas; publicidad engañosa; se incumple en la distribución de información sobre los derechos de los usuarios; pérdida de equipajes; sobreventas de tiquetes; múltiples fallas del servicio en los aeropuertos; falta de planeación en el diseño de la infraestructura de acuerdo a la demanda presente y futura del mercado.

    A este complejo escenario de vuelo, debemos agregar la inseguridad aérea a la que nos vemos expuestos diariamente debido a fallas técnicas y carencias en la infraestructura técnica y humana de la operación aérea en el país, como duplicidad de radar, falla de detección y falla de frecuencia aeronáutica, todas, potenciales de afectación de movilidad aérea.

    En este contexto debemos preguntarnos, ¿el Sistema de Transporte Aéreo está lo suficientemente preparado para afrontar con seguridad y calidad en el servicio, los niveles de operación que se han alcanzado y el crecimiento que se avecina? ¿Cómo resolveremos un problema estructural como el de la Aerocivil, del que dependen las vidas de todos los que a diario vuelan en el país? ¿Dónde está el piloto del Sistema de Transporte Aéreo en Colombia?

     

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    Coherencia, consenso y confianza

    POR EUGENIO PRIETO SOTO

     

    Ningún miembro de una sociedad puede sustraerse del cumplimiento de los fallos judiciales, pues ellos representan una instancia civilizada en la solución de las diferencias. La clásica tripartición de los poderes universalmente aceptada, constituyó desde siempre un avance significativo en las relaciones entre los estamentos públicos. Se erigió como un límite necesario en el señalamiento de las esferas de gestión y de las competencias atribuidas para su realización.

     

    No obstante, en materia política, la construcción de lo público no se limita al ejercicio meramente jurisdiccional ni al simple cumplimiento de las decisiones de dichos órganos. Lo público reclama, además de legalidad, también coherencia, consenso y confianza, precisamente por ser estos elementos los que le dan legitimidad a la construcción de cultura política, de ciudadanía, a la reformulación de la manera de hacer la política, a la comunicación entre el dirigente y el ciudadano y, por sobre todo, al ejercicio del poder, a los medios utilizados para obtener los fines, en tiempos en los que, como en los actuales, desde lo político, cada vez deben ser más transparentes esos medios y más amplias las responsabilidades con la ciudadanía.

     

    El cómo se logra el poder se ha vuelto tan importante como la manera en que se ejerce. El alinderamiento esencial entre la vieja y la nueva forma de hacer la política se apoya en estos paradigmas. Ya no basta ganar el poder por cualquier medio, ni ejercerlo de cualquier manera. La concertación, los consensos partidarios sobre los programas de gobierno, los planes de desarrollo, la comunicación fluida y franca con la ciudadanía, la rendición constante de cuentas y el examen permanente sobre las posturas de los partidos y sus miembros, constituyen la nueva agenda inaplazable para quienes marchan al unísono con el tren de la historia.

     

    A ello se suma el respeto por los acuerdos construidos desde un ideario político social, por la pertinencia de las decisiones, y sobre todo, por la plena identidad entre lo predicado y lo practicado. Creo necesario insistir en el deber político de la coherencia, de la construcción de políticas públicas, no desde la personal apetencia de un grupo o individuo determinado, sino desde las posturas de bancada, de partido, que ha de suponerse, representan y traducen mejor el sentir colectivo. Los nuevos tiempos exigen que no haya distancia o diferencia entre las palabras y los hechos porque como dice el proverbio, cuando uno no vive como piensa, acaba pensando cómo vive.

     

    Los cuerpos colegiados públicos tienen hoy inaplazables responsabilidades y tareas con la sociedad. El ejercicio respetuoso y cabal del control político, el examen serio de las herramientas de gobierno, la pertinencia de las políticas públicas, el índice exacto de las necesidades y angustias por satisfacer, son, por fuerza de la realidad, de mayor entidad, trascendencia y significación política, que el simple reacomodamiento de una mesa directiva en una corporación pública, ya que como dijera Confucio, no puede apagarse con fuego un incendio ni remediarse con agua una inundación.

     

    Siempre ha sido mi convicción, que a eso deben aplicarse las horas del dirigente, los días, los meses y los años, pues la construcción política como ninguna otra, es una opción de vida que implica comprender que los pasos del día a día, las acciones de hoy, han de permitir avanzar con firmeza colectiva en el mañana, en el largo plazo. Solo de esta manera construimos cultura política y respondemos coherentemente a los partidos políticos, a los órganos de control, a la ciudadanía, a la sociedad, pero por sobre todo, a la historia, al futuro.

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    La suspensión del Túnel

    En anteriores artículos -Ordenanzas ilegales, Vigencias futuras excepcionales y El túnel de las imposiciones-, me referí a diferentes razones técnicas, legales, financieras y ambientales que nos llevaron a aplazar el “Túnel de Oriente” en el tiempo, no obstante el impacto que podría generar en el progreso y desarrollo de Antioquia.

     

    Reitero que una obra no se puede iniciar si no tiene completos los diseños, el cierre financiero para su ejecución y mucho menos, si tiene grave impacto sobre el medio ambiente y no se garantiza su mitigación.

     

    Por tanto, compartimos la decisión tomada por el Ministro de Ambiente Frank Pearl, de ordenar la suspensión por 90 días de las obras del “Túnel de Oriente”, con el fin de adelantar nuevos estudios en torno al proyecto y examinar las licencias que autorizaron el inicio de los trabajos.

     

    Valoramos esta decisión del Gobierno Nacional, que deberá respetar las autonomías, pero ejercer su responsabilidad de articular las políticas ambientales desarrolladas por los gobiernos territoriales para que respondan a criterios rigurosos en pro de garantizar que no habrá un detrimento cuantioso de nuestros recursos financieros, ni daños enormes a los sistemas naturales, ni mucho menos un declive significativo de la estabilidad social.

     

    Dos son los documentos que fundamentan el lío jurídico y ambiental en el que se desarrolla este proyecto; la Resolución 1764/02 de Cornare “Por medio de la cual se otorga una Licencia Ambiental” al Proyecto Conexión Vial Aburra-Oriente, y la Resolución 112-0741/10 de Cornare “Por medio de la cual se acoge una información y se toman otras determinaciones”. Entre ambas resoluciones existen delicadas incoherencias que nos llevan a cuestionar su propia validez.

     

    Veamos. Una nueva ruta, nueva boca de túnel, nueva longitud, un nuevo túnel. La boca del túnel aprobado por la Resolución 1764/02 estaba situada en el triángulo  del lugar conocido como estadero o discoteca Capital, en el nuevo proyecto se traslada hasta la puerta de acceso al Seminario Mayor; el túnel deja de tener una extensión de 270 metros y pasa a tener 813 metros de longitud; la licencia ambiental de la Resolución 1764/02 fue otorgada para un túnel y en la Resolución la 112-0741/10 se autorizan dos túneles paralelos en Santa Elena, es decir, hay cambios substanciales.

     

    La norma establece que los estudios de impacto ambiental NO son objeto de aprobación sino de conceptos técnicos, con base en los cuales la autoridad ambiental decide sobre el otorgamiento o no de una Licencia Ambiental.

     

    El Ministerio del Medio Ambiente ha afirmado que la licencia ambiental concedida es exclusivamente para el proyecto descrito en la resolución 1764/02, es decir, el primer proyecto presentado. Para un nuevo túnel la norma no contempla la posibilidad de “acoger o aprobar ajustes del estudio de impacto ambiental”, tal como lo hizo Cornare, eludiendo la obligación de modificación de la Licencia Ambiental.

     

    Nos quedan múltiples interrogantes de una obra que deberá hacerse, cuando se satisfagan las diferentes objeciones. Mientras tanto, pregunto, ¿Por qué omitió el exgobernador Ramos el Fallo del Consejo de Estado del pasado 14 de julio/11, que ordena no aplicar por inconstitucional los actos administrativos que autoricen incorporar a los respectivos estatutos presupuestales territoriales vigencias futuras excepcionales? ¿Por qué ningún órgano de control se pronunció sobre la inauguración o inicio de obra a menos de 15 días de las elecciones territoriales, que violó la Ley de Garantías e incluso la Directiva 003 de marzo 15/11 de la Procuraduría General de la Nación que solicitó no iniciar obras? ¿Qué razones motivaron al exgobernador Ramos a iniciar la obra con soberbia -” ninguna  autoridad me va a impedir que inicie las obras”-, sin tener en cuenta las fundamentadas objeciones técnicas, ambientales, sociales y jurídicas?

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    Un nuevo control fiscal

     

    En anteriores artículos me referí al informe: Control al Control sobre la Contratación -CCC-, realizado por la Auditoria General de la República -AGR- sobre los contratos suscritos por los sujetos vigilados por las contralorías territoriales, entre noviembre de 2009  y febrero de 2011. El informe denuncia la captura de la contratación pública por parte de los corruptos en varias entidades y regiones del país, a través de la generalización de la contratación directa en los entes territoriales que evaden el principio de selección objetiva a través de asociaciones, corporaciones, fundaciones y otras entidades, evidenciando contratos con éste tipo de instituciones por $4.4 billones y convenios interadministrativos por $1.9 billones. 

    Esta modalidad de contratación directa representó en los entes territoriales en el 2010, el escandaloso indicador del 60%, aumentando al 74% en el  primer trimestre del 2011. Los vergonzosos mayores porcentajes de contratación directa se concentraron en los territorios fiscalizados por las contralorías de Nariño, Bogotá, Santander, Antioquia y Cali. Estas cifras, muestran enormes debilidades en el control de la contratación por parte de las entidades públicas y del control fiscal que ejercen las contralorías territoriales.

    ¿Cómo han permitido las contralorías, tal situación? ¿A qué se debe su permisividad? ¿Quiénes entonces deben hacer respetar las leyes sobre contratación pública? ¿Qué harán las autoridades competentes sobre estos descomunales indicadores de trampa y corrupción? y agregamos, ¿Será que fracasó el modelo de control fiscal en Colombia?

    A los anteriores interrogantes deberán responder las y los nuevos contralores territoriales elegidos por los respectivos concejos y asambleas para el período 2012-2015, con los cuales esperamos, conjuntamente con el Congreso de la República, replanteemos ese perverso modelo de control fiscal que se ejerce con sesgo, prevaricando y abusando del poder -por acción y por omisión-, con sectarismo, persiguiendo funcionarios o tapando y siendo permisivos, para que avancemos en el diseño e implementación de un nuevo modelo de control fiscal para los entes territoriales, objetivo e imparcial, que construya confianza ciudadana y garantice la protección y utilización transparente, eficiente y eficaz de los recursos públicos en el país.

    En tal sentido, rescato el carácter, la posición clara y sin ambigüedades, asumida por la nueva responsable de la Contraloría General de Antioquia -CGA-, doctora Luz Helena Arango Cardona, en su posesión: “…se harán controles de advertencia a todas las instituciones públicas del Departamento, para que revisen las contrataciones que se están haciendo con Fundaciones y Asociaciones…” y “…al Gobierno Departamental para prevenirlo sobre los procedimientos utilizados en materia de contratación, específicamente con respecto a la Fundación para el Bienestar Global, antes Fundación para el Buen Gobierno –FBG-, que de considerarlo conveniente se debe proceder a instaurar las acciones necesarias para su liquidación”. Agregaría yo, Fundación sobre la cual se debe revisar toda su contratación.

    ¡Qué paradoja! Proponer su liquidación la nueva Contralora de Antioquia quien reemplaza al autor de tan “brillante iniciativa”, el hoy excontralor Jorge Rojas Otálvaro. Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver ni peor sordo que el que no quiere oír. Qué lástima que el exgobernador Ramos nunca quiso ver ni escuchar las denuncias sobre lo que sucedía en su Gobierno con la FBG, la cual él debió liquidar, ¿cuál fue la razón? Vaya uno a saberlo. Le corresponderá al gobernador Fajardo liquidarla. Bienvenido un nuevo control fiscal que recupere su independencia, objetividad e imparcialidad, la confianza y la credibilidad.

     

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    La amenaza de los INFIS

    El año pasado, en varios artículos -El Idea baja calificación (1) (2) (3) y La asfixia de los Infis-, me referí a los Infis y a la situación económica y financiera del Instituto para el Desarrollo de Antioquia -Idea-, y a las posibles causas y graves consecuencias de la disminución de su calificación de riesgo crediticio. Llamé la atención de la opinión pública sobre la forma irregular como se venía administrando el Idea, en atención a lo dispuesto por el Decreto 1525 de 2008; la disminución de la calificación y los problemas de liquidez lo ponían en un alto riesgo de cesación de pagos y, lo más grave, lo podían llevar a su liquidación. 

    Lastimosamente, desde el Gobierno departamental y el Idea, con el oscuro ocultamiento de información y con la desfachatez de pretender minimizar las graves consecuencias de la disminución en la calificación, sin ningún argumento técnico, trataron de descalificar las evidencias que presenté y de desviar el debate con todo tipo de insultos y amenazas de demandas temerarias.

     

    Extrañamente, el pasado 13 de octubre de 2011, recibí en mi despacho una comunicación de parte del Gobernador de Antioquia y del Gerente del IDEA en la que entre otras cosas me dicen: “…acudimos a usted señor Congresista, a fin de manifestarle la preocupación del gobierno de Antioquia por la situación puntual del Instituto para el Desarrollo de Antioquia con respecto a lo establecido en el Decreto 1528 de 2008 (….) frente a este panorama, si al 31 de diciembre de 2011 no se modifica el decreto 1525 de 2008, los INFIS van a tener que desmontar sus captaciones y algunos de ellos, los más grandes e importantes como el IDEA tendrán que ser liquidados”.(subraya nuestra)

     

    Si hubiéramos esperado a que el Gobierno de Antioquia hiciera algo, tal vez estaríamos ante la inminente liquidación de esta importante entidad. ¡Qué tarde aceptaron que teníamos razón!w. Nos cuestiona tal facilismo e irresponsabilidad, solo hasta ahora aceptan y se preocupan por tan delicada situación -año y medio después de nuestras denuncias-.

     

    Con otros congresistas que valoramos el aporte que al fomento y desarrollo de los departamentos, en especial de los municipios, nos han brindado los INFIS, hemos trabajado todo este tiempo en la búsqueda de soluciones a la problemática que nos ocupa; en noviembre de 2010, con el Presidente de la Comisión Legal de Cuentas de la Cámara, el Representante Oscar Marín, realizamos un debate con el Ministro de Hacienda y Crédito Público, en el cual logramos una prórroga a la entrada en vigencia del Decreto 1525 de 2008.

     

    Este año continuamos trabajando con los INFIS en propuestas normativas para regular las actividades que realizan, además logramos que el Gobierno Nacional a través del propio Presidente de la República y del Señor Ministro de Hacienda le prestaran interés a la situación que están atravesando este tipo de entidades que tanto bien le hacen al desarrollo regional y local y, lo más importante, estamos promoviendo una política pública de banca de fomento y desarrollo, en la que estas entidades jueguen un papel fundamental.

     

    Para tranquilidad de los INFIS en Colombia, esta semana ese grupo de Congresistas comprometidos con su modelo de banca de fomento y desarrollo, logramos que el Ministerio de Hacienda expidiera un Decreto que se encuentra para la firma del Presidente de la República, en el que se amplía el plazo para obtener las calificaciones exigidas, mientras avanzamos en la expedición de una regulación para que la Superintendencia Financiera vigile las actividades de los INFIS, lo cual va a garantizar que en el futuro se alejen de ellos los fantasmas de personas fantasiosas, manejos irregulares e irresponsables, que como en el caso de la gerencia del Idea en Antioquia, tuvieron la anuencia del Gobierno departamental que termina.

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    Informe especial II Constituyente Liberal, Senador Eugenio Prieto

     

     

    Bogota, 13 de diciembre de 2011. (Prensa del Senador Eugenio Prieto).Culminó la II Constituyente Liberalconvocada por Resolución 2900 de octubre de 2011, para los días sábado 10 y domingo 11 de diciembreque tuvo como fundamento jurídico el artículo 107 de la Constitución Política, el cual establece que por lo menos cada dos años, los Partidos y Movimientos Políticos deben realizar convenciones y la Ley 1475, la cual preceptuó que dentro de los dos años siguientes a su vigencia, los Partidos deberán adecuar sus estatutos a lo ordenado en dicha Ley, mandato que el Director Nacional -en virtud del artículo 9 de la precitada Ley-, acoge plenamente expidiendo la Resolución 2895 de 2011,“Por medio de la cual se promulgan los estatutos del Partido Liberal Colombiano, ajustados a la ley 1475 de 2011”, los cuales, como lo exige el procedimiento, aprobó el Consejo Nacional Electoral -CNE, mediante la Resolución 4402 de noviembre 9 de 2011; además, mediante las Resoluciones 2904, 2905, 2906 del 18 de noviembre del 2011 del Partido Liberal.

    La Constituyente, que contó con la participación y representación de aproximadamente 1200 dirigentes, líderes y militantes de todo el país, comenzó el sábado con la instalación oficial por parte todos los miembros de la Dirección Plural del Partido  y de los voceros  Simón Gaviria y Juan Fernando Cristo, acompañados del Ministro del Interior, Germán Vargas Lleras.

    En su discurso de instalación, el ahora Director único del Partido, Simón Gaviria aseguró a los Constituyentes que el Partido quiere la reunificación y el reagrupamiento para que todos los liberales que están alejados regresen a la colectividad y afirmó que este era el escenario propicio para que el Partido Liberal se ubique a la vanguardia de la sociedad del siglo XXI, siendo siempre “el Partido de lo social, el de la gente, el del pueblo, el Partido que defiende al ciudadano.” Habló de pluralismo y derecho al disentimiento dentro del Partido, del nuevo clima de tolerancia y respeto por las ideas, la práctica de una nueva ética política. Dijo que los retos son grandes, pero que el Partido y los dirigentes, están preparados.

    Por su parte, el Senador Juan Fernando Cristo, dijo que esta Constituyente ratifica que el Partido Liberal es el Partido de las ideas, que en los últimos años recuperó su identidad ideológica, se transformó y que como tal, la agenda programática ha sido parte del Gobierno de Unidad Nacional de Juan Manuel Santos, con leyes tan importantes como la de víctimas y de primer empleo. Afirmó que el Gobierno Nacional, ha ido de la mano con las ideas del Partido, lo demuestra que el Liberalismo tiene una verdadera vocación de servicio y de defensa de los derechos de los colombianos.

     

    En este mismo sentido, habló el Ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, quien en su discurso reconoció la labor de la bancada liberal para sacar adelante importantes iniciativas legislativas de la agenda del Gobierno Nacional. Uno por uno, nombró la participación de los Congresistas liberales en los diferentes proyectos de ley. Así mismo, leyó un comunicado enviado por el Presidente Juan Manuel Santos, quien en su misiva, les dijo a los Constituyentes que a pesar de no pertenecer actualmente al Partido Liberal, permanecen en él las ideas liberales:“Nunca he renunciado al ideario Liberal” afirmó el Jefe de Estado.

     

    Luego de la instalación, comenzó el panel de Superación de la pobreza, primer empleo y políticas públicas para las víctimas  del conflicto armado,con ponencias a cargo de los Ministros de Trabajo, Rafael Pardo Rueda; Justicia, Juan Carlos Exguerra y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Diego Molano.

     

    El Expresidente Ernesto Samper, saludó al auditorio haciendo un llamado a pensar en la importancia de una candidatura única para el Partido, a dar una discusión más amplia acerca de las modificaciones a los estatutos del Partido y la importancia de los sectores sociales para fortalecer el ideario socialdemócrata.

     

    En las horas de la tarde, el Honorable Senador Jesús Ignacio García y el Secretario General, presentaron la propuesta de modificación de los estatutos realizada por los compromisarios del Partido y se abrió el espacio para la deliberación, en el cual algunos asistentes presentaron sus inquietudes, resumidas principalmente en la necesidad de garantizar la participación de los sectores sociales, las mujeres y los jóvenes. Se procedió entonces a realizar la votación para aprobar los nuevos estatutos del Partido Liberal por parte de la Registraduría Nacional.

     

    Se continuó con el panel sobre Las ideas Liberales en Colombia en el siglo XXI,bajo la moderación de Juan Manuel Galàn, a cargo del Senador del Partido de la U, Armando Benedetti, el Secretario General del Partido Cambio Radical, Antonio Álvarez, el Senador Liberal Luis Fernando Velasco, quien insistió en la necesidad de que el Partido no se quede anclado en el pasado sino que mire hacia adelante, y Alcalde electo de Medellín, Aníbal Gaviria Correa; quien en su intervención, resaltó la necesidad de que el Partido realice foros nacionales programáticos que no solo definan la agenda liberal, sino que además enriquezcan el ideario liberal socialdemócrata, habló de la importancia de la regionalización y la descentralización del Partido, afirmando que no se pueden seguir tomando todas las decisiones desde Bogotá, cuando las regiones necesitan autonomía, apoyo y financiación para crecer en su militancia desde las bases, en fuerza electoral y en presencia institucional.

     

    Presentó su posición acerca de la conveniencia de modificar la norma para que los funcionarios públicos puedan ejercer la actividad política ya que considera que es una norma de doble moral, claramente reglamentando que no exista inversión de recursos públicos en dichas actividades. Y pidió además la equidad y la igualdad para que los alcaldes y gobernadores puedan aspirar a la reelección inmediata.

     

    Finalizado el panel, la Registraduría Nacional, en presencia de todos los Constituyentes, realizó el conteo de votos, con un resultado positivo para la aprobación de los nuevos estatutos del Partido Liberal, con una votación de 490 votos a favor y 94 en contra.

     

    Con la aprobación de los estatutos, el Secretario General citó formalmente la V Convención Nacional del Partido Liberal, para el domingo 11 de diciembre.

     

    V Convención Liberal y aclamación del Director Único del Partido

     

    La jornada de la V Convención Nacional del Partido Liberal, comenzó con la propuesta por parte de la mesa directiva conformada por los 12 codirectores de la Dirección Plural, de tener un Director Único de la colectividad, en cabeza del Presidente de la Cámara, el Representante Simón Gaviria, quien fue aclamado Director único del Partido por parte de aproximadamente 900 asistentes a la Constituyente. Simón Gaviria será el jefe liberal hasta el próximo 17 de marzo de 2013, fecha en para la cual quedó convocada la VI Convención del Partido Liberal Colombiano.

     

    En su primer discurso como Director Único, Simón Gaviria replicó el llamado, que durante toda la jornada, se escuchó a voces, en todas las intervenciones, en los panelistas y en los mismos asistentes; un mensaje de unidad del Partido y de liderar las banderas de los cambios sociales y económicos del país.

     

     

    Entrevista con el Senador Eugenio Prieto Soto, Copresidente de la Dirección Liberal de Antioquia.

     

    Senador, usted venía impulsando un proceso de regionalización del Partido, a través de la promoción de una Dirección Plural. Por qué se eligió un Director único?

     

    El proceso de regionalización, es fundamental para fortalecer la presencia del Partido en las regiones, para que los dirigentes en los territorios se sientan incluidos como parte integral del Partido. Es muy importante para esos territorios del país, tener presencia en la Dirección Nacional Liberal. En el caso específico de Antioquia, quiero expresar público reconocimiento y gratitud a todas y todos los delegados, sin exclusión alguna, quienes por encima de cualquier diferencia, acompañaron en consenso la postulación de Antioquia alrededor del nombre de Eugenio Prieto, para ser Codirector Nacional del PLC.

     

    Resalto este hecho como uno de los más importantes para nuestro departamento, porque abre espacios de diálogo y concertación con todos los sectores del Partido Liberal en Antioquia. Paradójicamente, quienes veníamos divididos, nos unimos y logramos el consenso, en eso Antioquia dio ejemplo; al contrario, otros territorios unidos se dividieron, no lograron el acuerdo territorial y se reventó el preacuerdo regional. Por ello tomo fuerza la propuesta de un Director Único que ofreciera garantías a todos los sectores y permitiera mantener una fluida relación del Partido con el Presidente Santos y el Gobierno de Unidad Nacional.

    Entonces Antioquia perdió la posibilidad de tener un codirector en una dirección colegiada?

    La delegación antioqueña fue la de mayor número de delegados y una de las más representativas de la Constituyente por aporte y participación en el proceso. No fue por casualidad, todos los sectores hicieron esfuerzos para asistir y estaban muy motivados con la regionalización. Nuestra delegación, respetuosa de las mayorías, expresó su inconformidad con la decisión, no respecto a la persona del Director, sino como un reclamo con el proceso de regionalización que ellos esperaban se hubiera votado.

    Pero Antioquia no perdió, inmediatamente, como demócratas, aceptamos y acatamos la decisión. El doctor Gaviria, muy generosamente, se reunió con toda la delegación Antioqueña, asegurándoles que impulsará desde la Dirección Única, la regionalización del Partido, apoyando los directorios liberales y departamentales, otorgando más autonomía en las decisiones y haciendo cumplir los estatutos aprobados, que ofrecen facilidades de funcionamiento a estos directorios. Nos pidió también, acompañamiento en la Dirección y aseguró que Antioquia será una prioridad.

    Yo creo que lo más importante, en lo nacional, en el momento de fortalecimiento que vive el Partido, es habernos mantenido unidos alrededor de la Dirección Única y de la figura joven, inteligente y capaz de Simón Gaviria. En lo departamental, aunque persisten diferencias, se siguen abriendo espacios de diálogo y de reconstrucción de confianzas y ojalá podamos seguir avanzando en ese camino de unidad, que nos permita respetarnos y aceptarnos en esas diferencias e irradiar ese espíritu a la dirigencia en nuestros municipios.

    Acatamos las decisiones de la II Constituyente  y de la V Convención del Partido Liberal. Rodeamos y acompañamos la renovación del Partido en un joven Director Único como el doctor Simón Gaviria, convencidos de que sabrá interpretar el momento nacional y regional del Partido Liberal para guiarlo con acierto y le otorgará más autonomía a los territorios, acogiendo el clamor de la gran mayoría de delegadas y delegados a la II Constituyente del Partido Liberal Colombiano.

     

    Si requiere mayor informaciòn comuniquese con el Senador Eugenio Prieto al celular 3103739512

     

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    Aprobada en Plenaria ponencia del Senador Prieto sobre embriaguez y reincidencia

    Aprobada Ponencia para Segundo Debate Proyecto de Ley No 07/10 Senado, No 114/10 Senado (Acumulados) relacionado con el tema de embriaguez y reincidencia, presentada por el Honorable Senador Eugenio Prieto Soto. 

    • Entre 2 y 10 años de suspensión, será la sanción a quien sea sorprendido conduciendo en estado de alteración transitoria o embriaguez. En caso de reincidencia o de causar lesiones graves u homicidios, la sanción será la cancelación definitiva de la licencia de conducción.
    • Eliminar el grado de alcoholemia para sancionar a los conductores sorprendidos en estado de embriaguez, propuso el Senador Antioqueño Eugenio Prieto.



    El factor humano es la principal causa de accidentalidad vial en Colombia señala el Ministerio de Transporte. El 90,37% de los accidentes de tránsito son atribuidos a acciones u omisiones del conductor. Durante los últimos diez años 467.910 personas han sido víctimas de accidentes de tránsito de las cuales el 12% ha fallecido. El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses señala que en promedio desde el año 2001 se han registrado anualmente 47.000 víctimas por accidentes de tránsito. La conducción bajo los efectos del alcohol o droga es la segunda causa probable de los accidentes de tránsito con mortalidad humana. Los accidentes de tránsito generan aproximadamente 45,000 días de hospitalización de personas víctimas de estos. El 28% de los casos de muertes por accidente de tránsito tenían un índice de alcoholemia superior o igual a 40mg/dl. El 10% de los pobladores confiesa que no consideran legítima la prohibición de manejar luego de haber consumido alcohol. El 75% de las personas creen que los errores son de otros.

    “Si queremos disminuir estas dolorosas tragedias que a diario ocurren en Colombia, debemos avanzar hacia una política de cero tolerancia con los conductores que sean sorprendidos conduciendo en estado de embriaguez, sin importar el grado de alcoholemia, en aras de garantizar la integridad y seguridad pública”, afirmó el Senador Prieto luego de presentar ponencia a los proyectos de ley acumulados, 07/10 y 114/10, para segundo debate ante la Plenaria del Senado la cual fue ampliamente debatida y posteriormente aprobada.

    Esta ponencia tiene como puntos centrales la sanción administrativa a la conducción en estado de alteración transitoria o embriaguez y a la reincidencia en este mismo aspecto.  La inclusión del concepto de alteración transitoria, sanciona no sólo el consumo de licor sino de cualquier sustancia alucinógena que comprometa las facultades y habilidades normales necesarias para conducir.

    El Proyecto pretende modificar disposiciones de carácter administrativo, con miras a garantizar la sanción de suspensión de la licencia de conducción a quien conduzca en estado de embriaguez, sin restricción alguna cuando sea descubierto en flagrancia. Debe resaltarse que estas disposiciones complementan y fortalecen las diferentes iniciativas de ley que en materia penal cursan en el Congreso de la República tendientes a regular y sancionar la conducción en estado de embriaguez.

    Se toma una decisión de fondo, consistente en retirar del ordenamiento jurídico como factor de gradualidad de la sanción la cantidad de alcohol ingerido por el infractor, garantizando la efectividad de la política de prevención que pretende la iniciativa legal. Técnicamente se ha demostrado que cualquier cantidad de licor o de otra sustancia que altere transitoriamente las condiciones físicas y síquicas del conductor, le impiden, conducir un vehículo o desempeñar cualquier actividad de riesgo, como es conducir.

    “Esta propuesta reconoce la importancia de legislar sobre temas de embriaguez y reincidencia enmarcados en el concepto de Seguridad Humana, del Derecho Fundamental a la Vida y sus conexos a la integridad Sicofísica y a la Salud, ya que está plenamente probado en la ciencia y a nivel mundial que conducir y beber, son una mezcla altamente peligrosa; sin duda estamos antes que nada ante un tema de salud pública” señaló el senador Prieto.

      

    Si desea ampliar la información, puede comunicarse con la Oficina de Comunicaciones al teléfono 250 68 17 o al celular del Senador Eugenio Prieto: 3103739512

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    Vigencias futuras excepcionales

     

    Las Leyes, Ordenanzas y Acuerdos anuales sobre el Presupuesto General de la Nación, Departamentos y Municipios, son instrumentos para el cumplimiento de los planes y programas de desarrollo económico y social, mediante los cuales cada se otorgan las autorizaciones máximas de gasto para ser ejecutadas o comprometidas durante la vigencia fiscal respectiva, la cual finaliza el 31 de diciembre de cada año, fecha después de la cual estas autorizaciones expiran. 

    Por ello, todo proyecto y programa se debe contratar, ejecutar, entregar y pagar dentro del mismo año, pero en la práctica, hay proyectos, esencialmente de infraestructura, que por su magnitud y complejidad se pueden contratar en un año, pero ejecutar, entregar y pagar en más de una vigencia.

    Para esos eventos, la ley creó la figura denominada “Vigencias Futuras”, entendidas como aquellas autorizaciones que los órganos competentes entregan al Gobierno para que contraten obras que se ejecutan en varios años y que comprometen presupuestos más allá de la vigencia fiscal en la que se contratan.

    La Ley 819/03 estipuló que la Nación puede utilizar este instrumento de dos formas, una ordinaria que implica erogaciones presupuestales en el año que se aprueba y en años posteriores; otra excepcional que permite que se asuman obligaciones que afecten el presupuesto de vigencias futuras sin apropiar en el año en que se aprueba, para obras de infraestructura, energía, comunicaciones, aeronáutica, defensa, seguridad y garantías a las concesiones. Para las entidades territoriales -departamentos y municipios-, las leyes solo autorizan la figura de vigencias futuras ordinarias, bajo condiciones especiales de no sobrepasar el periodo de Gobierno del mandatario al que se le otorga la autorización.

    No comprendemos porque varias entidades territoriales utilizaron ilegalmente esta figura para proyectos cuestionados, con la única intención de lograr cierres financieros a costa de la viabilidad financiera futura de los entes territoriales, cuyas administraciones entrantes y otras más que vendrán, van a encontrar obligaciones que limitarán seriamente su capacidad de endeudamiento y las posibilidades de financiar sus planes de desarrollo.

    Antioquia no es la excepción a la irresponsabilidad fiscal. En el Gobierno que termina se comprometieron presupuestos futuros por más de $1 billón para proyectos con problemas financieros, técnicos, jurídicos y ambientales como el Túnel de Oriente; tan controvertidos e ineficaces como el Plan Departamental de Aguas o que no se han cerrado financieramente como las Autopistas de la Montaña.

    En el Congreso de la República acabamos de aprobar la Ley Orgánica que permitirá a las Asambleas y Concejos autorizar a los mandatarios a comprometer presupuestos de vigencias futuras de forma excepcional, para que bajo parámetros de responsabilidad y de transparencia fiscal, las entidades territoriales puedan ejecutar legalmente proyectos de infraestructura de gran envergadura e impacto social.

    No aceptamos incluir en la ley la presunción de legalidad de todo lo actuado por los entes territoriales en materia de vigencias futuras, por tanto, no se reconocerán hechos ilegales cumplidos y los nuevos gobernantes territoriales deberán solicitar a sus Asambleas y Concejos, la ratificación o negación de las Ordenanzas y Acuerdos mediante los cuales se otorgaron autorizaciones ilegales de vigencias futuras excepcionales.

    Esta figura no podrá utilizarse para eludir las normas de endeudamiento o comprometer irresponsablemente recursos de las entidades territoriales,  como sucedió con el Túnel de Oriente. Nunca comprendimos el afán del Gobernador Ramos, de iniciar contra viento y marea antes de las elecciones de octubre 30, la cuestionada obra.

     

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    Los modelos fiscales de Antioquia

    Ante la crisis fiscal que sufrió el país en la década de los noventas, se introdujeron cambios normativos al sistema administrativo de los departamentos, distritos y municipios que les dieran posibilidad de subsistir y de garantizar la prestación de los servicios públicos a su cargo. Para ese entonces, la mayoría de las entidades territoriales del país -como consecuencia de la irresponsabilidad fiscal con la que se venían administrando-, tenían deudas que comprometían seriamente su sostenibilidad financiera, no tenían provisionados sus pasivos laborales y pensionales, gastaban en funcionamiento mucho más de los que les ingresaba y estaban entrando en cesación de pagos. El departamento de Antioquia no era la excepción.

    Esta difícil problemática territorial llevó al Congreso de la República a la expedición de normas como la Ley 358 de 1997 que reguló el endeudamiento territorial, la Ley 550 de 1999 que estableció criterios para la reestructuración de entidades y empresas territoriales, la Ley 617 de 2000 que estableció límites a los gastos de funcionamiento de las entidades territoriales y la Ley 819 de 2003 que introdujo nuevos requerimientos para garantizar más transparencia y mayor responsabilidad fiscal en los territorios.

    En los Gobiernos fiscalmente responsables de “Una Antioquia Nueva” y “Una Antioquia Nueva un Hogar para la Vida”, entre el 2003 y el 2007, organizamos la casa e hicimos la tarea dejando importantes ahorros, gastando menos de lo que nos ingresó, reduciendo el endeudamiento de $385 mil millones a $264 mil millones, provisionando el pasivo laboral y pensional, logrando cubrirlo en casi un 30%, controlando los gastos de funcionamiento, reduciendo los gastos de personal en más de un 77% y cancelando la totalidad del déficit fiscal que recibimos, el cual al año 2000 ascendía a más de $500 mil millones.

    A diferencia del modelo fiscalmente responsable de Una Antioquia Nueva, el actual Gobierno de Antioquia le entregará al Gobernador Fajardo, una deuda de más de $650 mil millones, es decir, con un crecimiento del 145%, casi $400 mil millones por encima de la que recibieron en el 2007. Entregan también un departamento nuevamente burocratizado, los gastos de funcionamiento crecieron más del 46% y los gastos de personal se incrementaron más del 113%. Dejan deudas en salud por alrededor de $250 mil millones, sin contar con los problemas que entregan en entidades como el IDEA y en la FLA, desde la cual esperan recaudar en este mes alrededor de $500 mil millones por compras anticipadas obligadas a los distribuidores, que de permitirse, afectaran negativamente la caja del nuevo Gobierno.

    Nos preguntamos ¿cómo se comprometieron o ejecutaron los recursos por US $200 millones de Hidroituango recibidos por anticipado, en un mal negocio para Antioquia; los que se dejaron en caja en el 2007, $140 mil millones para el fondo del agua; $12 mil millones para convertir el Politécnico JIC en Universidad Politécnica de Antioquia y los recursos para la Plaza de la Libertad y Teleantioquia? ¿Deberá cerrarse el IDEA si el Ministerio de Hacienda no modifica nuevamente -como ya lo hizo por nuestra solicitud-, la reglamentación de la calificación, que por falta de rigor técnico e indebidos manejos bajó el IDEA y no ha podido recuperar?

    Los nuevos Gobiernos territoriales, asambleas y concejos deberán evaluar a la luz de la Ley de vigencias futuras que aprobamos en el Congreso de la República, las ordenanzas y acuerdos ilegales que se hayan expedido. En Antioquia las que comprometieron recursos por más de $1 billón de los periodos 2012-2015 y 2016-2019 para el fracasado Plan Departamental de Aguas, las Autopistas de la Montaña y el Túnel de Oriente.

    Gobernador Fajardo, recupere el modelo de responsabilidad fiscal para Antioquia.

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    “Agua para la Prosperidad”

     

    Ante el inocultable fracaso de los Planes Departamentales de Agua -PDA- en el país, el Gobierno Nacional informó ayer que les pondrá fin “…porque considera que hay sobrepeso de burocracia”. -Son muchas más las razones-. “El programa Agua para la Prosperidad, es la nueva estrategia para atender las necesidades en materia de agua potable y saneamiento básico en el país”… 

    Los correctivos son más que necesarios. A la luz de la nueva ley de vigencias futuras excepcionales que aprobamos en el Congreso de la República la semana anterior, el gran reto del Gobierno para lograr resultados diferentes a los fracasados PDA e impactar con esta nueva estrategia que parece al fin incluir lo rural, será concertar con los nuevos gobiernos territoriales los esquemas de asociación público privados y sociales, y en un marco de responsabilidad y disciplina y fiscal, los mecanismos de financiación conjunta de los proyectos.

    Del fracaso nacional, Antioquia es campeón territorial. Según información del Plan Anual Estratégico y de Inversiones -Paei- 2011, en el Departamento existen 15 proyectos por $68.852 millones, a  la fecha no se ha radicado por parte del gestor ningún proyecto en Ventanilla Única; 60 municipios se encuentran vinculados al PDA a través de convenio tripartito, 3 en proceso de vinculación y no obstante las presiones indebidas del actual Gobierno de Antioquia, más de la mitad de los 125 municipios están por fuera.

    Por tanto, ratifico la propuesta de asignarle a EPM la responsabilidad de orientar con criterio técnico y social, la planeación y programación de la ejecución de los recursos del programa “Agua para la Prosperidad” y de participar activamente en el diseño institucional que debe darse en el departamento y sus regiones para obtener el mejor provecho de los recursos.

    La verdadera departamentalización de EPM en materia de servicios públicos es la de poner al servicio de la región todo su conocimiento y experiencia en el sector y servir de instrumento dinamizador del desarrollo, en especial, ser impulsor de la ingeniería regional, y del mejoramiento en la calidad de los servicios; pues no se trata de que EPM se apropie de las redes y de los excedentes públicos que se generan en los municipios, sino de que cumpla otros roles.

    Que apoye con criterio técnico las decisiones que deben adoptar los agentes del sector; que participe en la estructuración de los proyectos por municipio o por región y conjuntamente con los municipios y sus organizaciones sociales, las empresas municipales y algunos agentes regionales, en la consolidación accionaria de empresas colectivas, locales y regionales que desarrollen la prestación de los servicios públicos.

    Sería ideal que el rol que jugara EPM en “Agua para la Prosperidad” en Antioquia, sea el de gerente técnico del Programa, y que el reglamento que se expida reconozca explícitamente que además puede ser socio de sociedades en casos especiales, previa intervención del gestor del Programa, que es quien debería establecer en qué casos este es un mecanismo conveniente.

    EPM debe ver en el departamento, los municipios y las organizaciones sociales, unos aliados para el desarrollo y que su vinculación en el Programa de “Agua para la Prosperidad” en Antioquia, es una verdadera “empresa social”, que le permite a Medellín adelantar una política de equidad regional y compensar los beneficios obtenidos de la región.

    Así, estamos seguros, será posible que la ciudadanía expresada en sus organizaciones que prestan el servicio de agua potable y las empresas públicas municipales, asumirán un papel primordial en el cuidado y protección tanto del agua como de los ecosistemas que la regulan y la alianza Medellín y Antioquia, de Aníbal y Fajardo, puede avanzar en este nuevo escenario, entregando a EPM las responsabilidades que se convengan en la ejecución de esta política regional que debe servir de ejemplo para el país.

     

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    De la protesta a la propuesta

     

    El pasado miércoles, los integrantes de las Comisiones Sextas de Senado y Cámara de Representantes, en reunión con el Presidente de la República, doctor Juan Manuel Santos, le solicitamos respetuosamente analizar la posibilidad de retirar el proyecto de ley de reforma a la educación superior, e iniciar un proceso de diálogo con los estudiantes y demás sectores académicos y sociales, que le permita al país avanzar en una ruta concertada hacia la necesaria reforma.

    El Presidente Santos aceptó la propuesta, siempre y cuando se levante el paro y se aleje la posibilidad de cancelación del semestre lectivo que perjudicaría a cientos de miles de estudiantes.

    Ante esta posición sensata, muchos contradictores del Gobierno, trataron de pescar en rio revuelto e incitaron a los estudiantes a no levantar el paro, con el falso argumento de que les harían “conejo”.

    El Presidente les salió al paso a los oportunistas y el viernes la Ministra de Educación, radicó la solicitud de retiro del proyecto en el Congreso de la República.

    Nos asombra la crítica ligera del Ex vicepresidente Francisco Santos, en el sentido de que los estudiantes “le miden el aceite” al presidente Santos y que el Gobierno debería utilizar contra ellos “…el brazo de represión legal del Estado…”, se refería a que le metan “voltios a los muchachos” para reprimir su derecho al disenso, a la protesta.

    Aunque ya poco debe sorprendernos, nos parece increíble escuchar esta recelosa incitación a utilizar la picana para reprimir, del responsable durante ocho años de la política de derechos humanos en el país.

    Aunque confiamos en la palabra del Presidente Santos y en el espíritu de unidad nacional que le ha propuesto y le viene trazando al país, pareciera ser que en este país muchas personas sólo comprendieran de “pulsos”, “choques” y “confrontaciones” y les parece imposible que exista un espíritu de diálogo y concertación que como sociedad civilizada privilegie la solución de conflictos y diferencias.

    La protesta social ha sido sin duda uno de los más importantes mecanismos de expresión de la ciudadanía en América Latina y en el mundo, a través de esta que se han dinamizado grandes cambios en el sistema político y social.

    Valoramos la organización estudiantil que se fortaleció sin anarquía e invitamos a la participación mediante el diálogo franco para avanzar de la protesta a la propuesta.

    Las condiciones de diálogo y construcción colectiva estimuladas por parte del Gobierno deben valorarse en su dimensión por los estudiantes y por los diferentes sectores y actores del sistema educativo.

    El real esfuerzo de cada una de las partes debe residir en encontrar puntos de articulación y de consenso, los cuales deben partir del hecho de que es necesaria e ineludible una reforma a la educación, acorde con los cambios políticos, sociales y económicos que se han configurado luego de casi 20 años de vigencia de la ley 30/92.

    Si tenemos en cuenta que a lo largo de una década  3.226.213 bachilleres no ingresan a la educación superior o desertan de ella y que el crecimiento de la cobertura en el país ha sido bajo y ha estado centralizado, se hace evidente que uno de los asuntos centrales a tener en cuenta es la generación de condiciones equitativas de inclusión y acceso a la educación superior, garantizando pertinencia y calidad.

    Muchas serán las propuestas que debemos analizar para lograr más inclusión, yo creo necesario, entre otras, garantizar pertinencia y calidad, ampliar la capacidad instalada actual de la universidad pública subutilizada en gran parte del territorio en los horarios nocturnos; regionalizar aprovechando la capacidad instalada en los territorios, fortalecer la educación técnica y tecnológica y crear un nivel formal de educación para el empleo con reconocimiento académico.

     

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    Contubernios electorales

    Hace cuatro años tuve el honor de ser candidato a la Gobernación de Antioquia. Lo asumí con todo el compromiso que significaba representar un proyecto político tan importante para nuestro departamento, como el de “Una Antioquia Nueva”.

    Durante un año recorrimos incansablemente el territorio, construyendo participativamente desde el diálogo con la ciudadanía, nuestra propuesta de gobierno.

    Promovimos y defendimos en los diferentes espacios del debate, las tesis, propuestas e ideas, con argumentos claros, sin señalamientos, con respeto a los demás. Constituimos un comité ético, integrado por insignes profesionales, garantes de la transparencia y la coherencia de nuestra propuesta.

    Desde una campaña decente, que se estructuró con un extraordinario acompañamiento humano, le aportamos a la pedagogía y construcción de cultura política.

    Como instrumento válido para nuestra inscripción optamos por una expresión de pluralismo e inclusión, un grupo significativo de ciudadanos de todas las condiciones políticas, económicas, sociales, culturales, religiosas.

    Caminando los municipios y los barrios, desde el diálogo franco con la gente -que firmó con gusto y a conciencia-, recogimos cerca de 200 mil confianzas ciudadanas con las cuales inscribimos la candidatura.

    Coherentes con una propuesta pluralista, abierta, incluyente y participativa, trabajamos para lograr el apoyo de los Partidos Políticos. Incluso, aceptamos participar en una consulta interna en la casa del Partido Conservador Colombiano, frente al candidato Luis Alfredo Ramos. Ganamos.

    Derrotamos al candidato Ramos en su antigua casa. Paradójicamente ese triunfo, pareciera haber sido el principio del fin de nuestra propuesta.

    A partir de ese momento, la recta final de la campaña se distinguió por los contubernios electorales.

    Muchas candidaturas a la asamblea de Antioquia, alcaldías y concejos municipales que hasta ese momento acompañaban nuestra propuesta, comenzaron a desfilar hacia otra candidatura, convencidos, no por la fuerza de los argumentos, sino por el ofrecimiento de dinero -que abundó- y por todo tipo de presiones y pactos bajo la mesa.

    En los últimos días, Diputados en ejercicio con meses en nuestra campaña, se trasladaron de tolda y en muchos municipios quitaron nuestra publicidad para ubicar la de otro candidato.

    Muchos, con pasmosa habilidad, jugaron en varias toldas. Estos y otros graves delitos y distorsiones al proceso democrático, mostraron que tenemos enormes dificultades en materia de ciudadanía responsable, de cultura política.

    En la contienda electoral que hoy concluye, la historia se repite. Después de meses de arduo trabajo, en estos últimos 15 días en varios municipios, sin que haya un pronunciamiento sobre una alianza o algo parecido, en flagrante doble militancia, se desmontaron las toldas del candidato Carlos Mario Estrada y sin ningún rubor, se montó la de otro candidato.

    Estos perversos contubernios electorales aceptados por muchos como práctica común de nuestra incultura política, dejan profundos interrogantes, reflexiones y cuestionamientos por realizar.

    ¿El Señor Ex presidente Uribe y el candidato Estrada sabrán lo que sucedió? Yo creo que no. ¿Abusaron de su confianza? Yo creo que sí.

    En las urnas quedará la huella digital de hoy, que permitirá verificar donde se dio esta vieja práctica politiquera que cuestionamos  como herramienta ilegítima e ilegal que promueve el todo vale para la obtención de los fines.

    El ejercicio responsable de la ciudadanía debe permitirnos derrotar a quienes mantienen y promueven estas prácticas perversas.

    Cooptar movimientos, líderes o seguidores, impide el ejercicio de la coherencia política y disminuye la democracia, en tanto el voto no es acto de conciencia sino de conveniencia. Por una nueva cultura política, vote bien…!!!

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    Destinos unidos en servicios

    El acuerdo programático plasmado en la Alianza Medellín-Antioquia -AMA- por Aníbal y Fajardo traerá el beneficio de administraciones transparentes, claramente orientadas a la protección de los recursos públicos, a erradicar la cultura de la ilegalidad, de lo fácil y corrupto, y permitirá la ejecución de planes y programas conjuntos en áreas tan sensibles como la relativa a la prestación de servicios públicos domiciliarios, tecnologías de la información y servicios de televisión, bajo la nueva orientación de la convergencia.

    Si bien Medellín es un ejemplo en América Latina en cobertura, calidad, eficiencia e incorporación de tecnologías en materia de servicios públicos; lastimosamente en la región, en Antioquia, no podemos decir lo mismo y aún faltan considerables esfuerzos por realizar. Es necesario desarrollar una política regional que permita llegar con el bienestar a toda Antioquia, que Medellín supere el tema de ser el más eficiente prestador, para ser quien mejor utiliza los servicios públicos en pro del desarrollo regional.

    No se trata de la idea fácil y simple de sostener que EPM debe redistribuir sus excedentes en la región y que se solidarice con el departamento aportando parte de sus recursos en el desarrollo regional. Es un tema de más fondo. EPM, UNE, Edatel, Teleantioquia y Telemedellín deben aportar en forma significativa en la ejecución de políticas púbicas sociales en materia de servicios públicos que es el ámbito de sus responsabilidades.

    La departamentalización en las políticas públicas en materia de servicios públicos debe obedecer a aspectos esenciales para el desarrollo regional. Y no se trata solo  de tener las tarifas más bajas del país en condiciones de estructura de costos similares, que ya se tienen y se mantendrán, se trata de poner los servicios públicos al servicio del desarrollo de la región y tener la garantía de universalización de los mismos. Ahí estará el verdadero aporte de los proveedores estatales de servicios públicos a la región.

    A la propuesta que hemos hecho de que sea EPM la entidad que lidere la gestión de los planes departamentales de agua -si el Gobierno Nacional insiste en esta estrategia y si los compromisos adquiridos con vigencias futuras pueden ser ejecutados-, debemos agregar tres:

    La primera, la unificación de la política de Medellín y Antioquia digital. La región debe aprovechar al máximo la existencia de proveedores de servicios como UNE y Edatel, que con el acompañamiento de los sectores académico, social y productivo, formulen propuestas de telecomunicaciones y tecnologías de la información aplicadas al tele trabajo, la tele educación, la tele salud y en general a las tele actividades para obtener la financiación con recursos sectoriales, en particular los destinados a estos fines por las Leyes 1341 y 1450. Hoy las telecomunicaciones no constituyen un fin en sí mismas, su importancia radica en su aplicación directa al desarrollo.

    La segunda está orientada a la aplicación regional de accesos universales en servicios como energía, acueducto y alcantarillado, para ello, las empresas de servicios públicos de Medellín y Antioquia deben recurrir a los diferentes fondos nacionales y aún a los territoriales para que se arbitren los recursos necesarios para atender usuarios con muy baja capacidad de pago o que habitan en áreas geográficas denominadas de difícil gestión.

    La tercera, la profunda transformación que experimentan los servicios de televisión, en particular la migración de los denominados servicios analógicos a TDT -o televisión digital terrestre-, implicará una verdadera revolución en estos servicios. Debemos por tanto aprovechar la potencialidad de que UNE, Teleantioquia y Telemedellín, puedan obedecer a una política pública regional en la línea de servicios de telecomunicaciones convergentes con una televisión pública que incorpore las Tecnologías de la Información, eminentemente productora de contenidos de nacionalidad e identidad cultural.

     

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    Boletín de prensa No. 38

    Entre 2 y 10 años de suspensión, será la sanción a quien sea sorprendido conduciendo en estado de alteración transitoria o embriaguez. En caso de reincidencia, la sanción será la cancelación definitiva de la licencia de conducción

     

    Eliminar el grado de alcoholemia para sancionar a los conductores sorprendidos en estado de embriaguez, propondrá el Senador Antioqueño Eugenio Prieto 

     

    En Colombia anualmente mueren aproximadamente 5.634 personas por accidentes de tránsito, de los cuales el 62% ocurren en las zonas urbanas. A septiembre de 2010 habían ocurrido 106.540 accidentes de tránsito resultando 23.579 heridos graves y 3.637 muertos. El 33% de los muertos son peatones que se ven afectados por los accidentes.

    El estado de embriaguez, es considerado como uno de los principales motivos de accidentalidad en el mundo. El 15 de Octubre se inmovilizaron en el Valle de Aburra 48 vehículos e impusieron igual número de comparendos a conductores que fueron sorprendidos en estado de embriaguez. El 10% de los pobladores confiesa que no consideran legítima la prohibición de manejar luego de haber consumido alcohol. El 75% de las personas creen que los errores son de otros.

    Diego Alexander Hernández, de 11 años de edad, murió el sábado 1 de octubre tras ser atropellado por un conductor en estado de embriaguez en el occidente de Bogotá. El 28 de septiembre, Sandra Patricia Patiño fue atropellada por un hombre que conducía bajo los efectos del alcohol en el norte de Bogotá.  El 11 de Octubre una pareja que se desplazaba en una moto fue arrollada por un conductor en estado de embriaguez, en la vía que conduce de Montenegro a Armenia. Estas son solo algunas de las cientos, miles de tragedias humanas que padecemos en Colombia, por irresponsabilidad de personas que conducen bajo los efectos del alcohol.

    “Si queremos disminuir estas dolorosas tragedias que a diario ocurren en Colombia, debemos avanzar hacia una política de cero tolerancia con los conductores que sean sorprendidos conduciendo en estado de embriaguez, sin importar el grado de alcoholemia, en aras de garantizar la integridad y seguridad pública”, afirmó el Senador Prieto al radicar la ponencia ante la Plenaria del Senado, para segundo debatea los proyectos de ley acumulados, 07/10 y 114/10, mediante la cual, se busca acabar con los grados de alcoholemia contemplados en el Código Nacional de Tránsito.

    La ponencia incluye también, el concepto de alteración transitoria, debido a que se sancionará no sólo el consumo de licor sino de cualquier sustancia alucinógena que comprometa las facultades y habilidades normales necesarias para conducir.

    El Proyecto pretende modificar disposiciones de carácter administrativo, con miras a garantizar la sanción de suspensión de la licencia de conducción a quien conduzca en estado de embriaguez, sin restricción alguna cuando sea descubierto en flagrancia. Debe resaltarse que estas disposiciones complementan y fortalecen las diferentes iniciativas de ley que en materia penal cursan en el Congreso de la República tendientes a regular y sancionar la conducción en estado de embriaguez.

    Se toma una decisión de fondo, consistente en retirar del ordenamiento jurídico como factor de gradualidad de la sanción la cantidad de alcohol ingerido por el infractor, garantizando la efectividad de la política de prevención que pretende la iniciativa legal. Técnicamente se ha demostrado que cualquier cantidad de licor o de otra sustancia que altere transitoriamente las condiciones físicas y síquicas del conductor, le impiden, conducir un vehículo o desempeñar cualquier actividad de riesgo.

    Profundos tratados de medicina, sicología y neurología y autorizados médicos, sicólogos, siquiatras, toxicólogos, son coincidentes científicamente en sostener que cualquier cantidad de alcohol o de sustancias alucinógenas, alteran la normalidad requerida para la ejecución de actividades de riesgo, o que demandan el máximo de normalidad y ánimo vigilante, despierto y reactivo por parte del actor, como lo es manejar un vehículo. Es decir, cualquier nivel de alcohol o sustancia alucinógena en la sangre, afecta la función psicomotora, la atención y la capacidad para juzgar la velocidad, la distancia, la respuesta a lo inesperado”. Anticipó el Senador Prieto como parte de su ponencia.

    Es importante reiterar que la sanción por reincidencia al conductor descubierto conduciendo bajo los efectos del alcohol o sustancia alucinógena, es la cancelación definitiva de la licencia. “Entre 2 y 10 años de suspensión, será la sanción a quien sea sorprendido conduciendo en estado de alteración transitoria o embriaguez. En caso de reincidencia, la sanción será la cancelación definitiva de la licencia de conducción” señaló el senador Prieto.

     

    Si desea ampliar la información, puede comunicarse con la Oficina de Comunicaciones al teléfono   250 68 17 o al celular del Senador Eugenio Prieto: 3103739512

     

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    El túnel de las imposiciones

    Contrario a los postulados de confianza pública, de hacer las cosas en forma responsable, el actual Gobernador de Antioquia, Luis Alfredo Ramos, iniciará a toda costa las obras del “Túnel de Oriente”, imponiendo sus decisiones sobre los intereses generales de los habitantes del departamento que se verán afectados por los daños ambientales no mitigados y los compromisos financieros de una obra que si no se hace en forma integral, no va a poder dar los resultados de movilidad que de ella se esperan.

    Somos conscientes de la importancia que una obra de infraestructura como el “Túnel de Oriente” tiene para el progreso de Antioquia, no obstante, hemos expresado las razones técnicas, legales, financieras y ambientales que nos llevaron a aplazar el túnel en el tiempo.

    Una obra no se puede iniciar si no tiene completos los diseños, el cierre financiero para su ejecución y mucho menos, si tiene grave impacto sobre el medio ambiente y no se garantiza su mitigación.

    En anterior columna -Ordenanzas ilegales-, me referí a estas razones. Hoy debo decir, que muchos de esos inconvenientes persisten, con otros problemas.

    No se cuenta con diagnóstico ambiental de alternativas, trámite obligatorio para otorgar la licencia ambiental. No tiene licencia ambiental, la expedida se concedió para un proyecto con un trazado muy diferente, así lo hizo saber la Procuraduría Delegada para Asuntos Ambientales y Agrarios, que le solicitó a Cornare suspender la autorización para iniciar las obras prevista para el 18 de octubre.

    Con el cambio de diseños el proyecto pasa a tener mayor interferencia ambiental y afectaría más cantidad de fuentes hídricas en jurisdicción de Corantioquia, con lo cual la licencia ambiental debería ser expedida por esta Corporación o como mínimo y en cumplimiento del principio de complementariedad, debería hacerse en conjunto entre Corantioquia, Cornare y el Área Metropolitana como autoridades ambientales en las zonas a intervenir y a afectar con el proyecto.

    El Tribunal Administrativo de Antioquia en el año 2009 declaró la nulidad de las resoluciones por medio de las cuales se otorgó la licencia ambiental, entre otras cosas, por la omisión en la presentación del Diagnóstico de Alternativas, requisito de procedimiento esencial y obligatorio.

    Aunque el Consejo de Estado declaró la nulidad del fallo por  un requisito de forma, una vez saneado, la decisión del Tribunal se va a mantener por razones de fondo.

    Aunque el proyecto se ejecuta en un 66% en jurisdicción del municipio de Medellín, para nada lo han tenido en cuenta, por tanto los minutos que se ganarían en desplazamiento por el túnel, se van a perder en los embotellamientos que se presentarán en las vías de acercamiento y acceso no contempladas.

    El proyecto no tiene cierre financiero. No cuenta con las respectivas disponibilidades presupuestales. Con el Fallo del Consejo de Estado, la Ordenanza que autoriza a comprometer vigencias futuras para la obra es ilegal, por tanto, no se cuenta con los recursos suficientes para financiarlo, ni con los estudios y análisis necesarios para su ejecución.

    Mientras un municipio como Caicedo se encuentra completamente aislado por su vía principal, -paradójicamente el Gobernador les prometió e incumplió pavimentar la vía-, para esta semana, se anunció el inicio del túnel de las imposiciones, pasando por encima de los respetables cuestionamientos sociales, las carencias jurídicas, ambientales, financieras y técnicas.

    Nos preguntamos,  ¿el Gobernador asumirá todas las responsabilidades de imponer sus decisiones sin brindar las garantías suficientes de que este proyecto nos propiciará desarrollo en forma sostenible, que no habrá un detrimento cuantioso de nuestros recursos financieros, ni daños enormes a los sistemas naturales, ni mucho menos un declive significativo de la estabilidad social?

     

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    Aníbal y Fajardo, los mejores

     

    A medida que se acerca el domingo 30 de octubre -fecha en la cual los colombianos elegiremos nuestras autoridades territoriales-, la ciudadanía responsable analiza propuestas y candidaturas, con el objetivo de identificarlas, elaborar criterio sobre ellas y elegir a los mejores.

    Los mejores para la ciudadanía responsable son quienes pueden asumir con integridad el compromiso de gerenciar y administrar con transparencia, eficiencia y eficacia los recursos públicos -que son sagrados-, e impactar en la transformación social de nuestros territorios, haciéndolos más incluyentes y equitativos, mejorando en términos reales, la calidad de vida de sus habitantes.

    Respeto otras propuestas y candidaturas, pero creo que en este proceso electoral, en Medellín y Antioquia tendremos la oportunidad de depositar nuestra confianza ciudadana por dos dirigentes que en el periodo anterior fueron elegidos como los mejores gobernantes territoriales de Colombia: Sergio Fajardo, el mejor alcalde, y Aníbal Gaviria, el mejor Gobernador. Ambos aspiran a ser elegidos nuevamente en las urnas, en una especie de enroque democrático-administrativo, Aníbal Alcalde y Fajardo Gobernador.

    Los mejores de Colombia por sus exitosas realizaciones como gobernantes, le presentan de nuevo a la sociedad su liderazgo y experiencia acumulada, como posibilidad histórica de que los nuevos gobernantes de Medellín y Antioquia unan sus fuerzas y establezcan el compromiso de trabajar conjuntamente por el desarrollo y el bienestar de estos territorios, y desde aquí por Colombia, a través de una gran alianza filosófica y programática.

    Los acuerdos programáticos de las candidaturas a la alcaldía y a la gobernación de Aníbal y Fajardo, plasmados en la Alianza Medellín y Antioquia, impulsan y profundizan la transformación de nuestro territorio para el próximo cuatrienio y para los periodos siguientes y buscan ser una carta de navegación y un instrumento territorial de justicia, equidad y desarrollo.

    Aníbal Gaviria y Sergio Fajardo son dos antioqueños que nacieron para servirle a la sociedad en su búsqueda incesante por la equidad y la transparencia. Las metas comunes de las propuestas de Aníbal y Fajardo, expresan sin lugar a dudas el reconocimiento a una cultura regional y  a la capacidad estratégica de los actores  de caminar hacia una visión compartida del territorio, sustentada en la formación de capital social, la estabilidad política, la gobernabilidad y la cohesión social.

    En ellos -Aníbal y Fajardo-, el destino de Medellín y Antioquia están unidos, porque cuentan con la capacidad para examinar la situación local y regional, definir prioridades y concertarlas, unir esfuerzos para lograr mayores impactos y producir los cambios sociales que impiden el desarrollo humano integral.

    Ya trabajaron juntos, generando nuevas posibilidades para los más vulnerables y construyendo cultura política. Compromiso ciudadano y equidad para una Medellín más educada y Una Antioquia Nueva, un Hogar para la Vida. El haber trabajado juntos permitió cristalizar sueños que parecían imposibles como unificar las tarifas de energía para todos los municipios de Antioquia.

    Aníbal y Fajardo generaron confianza entre el Estado y el sector privado y le mostraron a la ciudadanía que por los cauces de la legalidad y la honradez, los recursos públicos rinden más y se reflejan en progreso y bienestar para todos.

    Aníbal y Fajardo son los mejores. Sus propuestas se complementan entre sí, se unen, se integran en un gran acuerdo programático por el presente y el futuro de Antioquia. En su inteligencia, en su capacidad de gestión, en sus manos transparentes, tenemos la mejor oportunidad. La confianza ciudadana dirá en las urnas, si quiere que las mejores propuestas, los mejores candidatos, sean nuevamente, los mejores gobernantes.

     

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    Día Internacional de la Noviolencia

    En homenaje al líder de la independencia de la India, pionero de la filosofía de la noviolencia, Mahatma Gandhi, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció desde el 2007, el 2 de octubre, fecha de su nacimiento, como Día Internacional de la Noviolencia.
    Esta fecha es ocasión propicia para reflexionar sobre “la relevancia universal del principio de la noviolencia” y reafirmar el espíritu y profundo valor de esta filosofía, de esta revolucionaria doctrina ético-política.
    Hoy 2 de octubre recordamos convicciones de vida, lecciones valerosas, incluso incomprendidas, como las de Guillermo Gaviria Correa y Gilberto Echeverri Mejía, quienes con su ejemplo nos inculcaron hasta el fondo del alma la noviolencia como una válida y valerosa opción de vida, como proyecto político y filosófico que proclama el amor universal, que mira directo al corazón, que evita todo prejuicio, discriminación o estigma.
    Un proyecto de vida inspirado en la filosofía de la noviolencia, nos exige cambiar nuestra manera de pensar, de vivir, de actuar.
    Un proyecto de vida que cristalice el sueño de que es posible construir alternativas justas, equivalentes e incluyentes, para enfrentar los conflictos sociales sin recurrir a la violencia.
    Una cultura soportada sobre un verdadero poder social, que se exprese válidamente en la repulsa colectiva y solidaria a los hechos violentos, que garantice los cambios profundos que reclaman el injusto orden de cosas que vivimos en lo social, en lo económico, en lo democrático.
    No olvidemos que las violencias matan la política. Por ello, una transformación cultural basada en un proceso pedagógico de la noviolencia es inaplazable.
    Una cultura de la noviolencia que se exprese en su más amplia dimensión en el reconocimiento de los derechos y las libertades y de la corresponsabilidad que todas y todos tenemos, un poder social que tiene en la democracia la forma eminente noviolenta de regir una sociedad que busca su mayor humanización.
    Somos una región, un país de contrastes, de diversidad, riquezas y oportunidades, de pobreza, exclusiones, marginamientos, indiferencia e insensibilidad social; territorios que se expresan en crecimiento económico sin bienestar social, permeados por diferentes tipos y formas de violencias que alcanzan proporciones en verdad alarmantes, poblados por caudales de voluntades, de personas, organizaciones, instituciones y prácticas de convivencia mil veces mayores a los obstáculos, que anhelan la paz, que desean permearse de noviolencia.
    Territorios y seres humanos que debemos estimular a continuar adelante sin desmayo, en el desarrollo de movimientos ciudadanos que se proyecten a través de redes articuladas al sistema educativo formal y no formal, a la docencia, investigación, extensión, que desarrollen sus fundamentos filosóficos a través de los discursos, metodologías y herramientas didácticas pertinentes para el aprendizaje y empoderamiento colectivo de la filosofía de la noviolencia como forma de vida y práctica ciudadana, de acuerdo con nuestras particulares condiciones políticas, económicas, sociales y culturales.
    Hoy 2 de octubre, Día Internacional de la Noviolencia, reitero con Guillermo y con Gilberto y con los hombres y mujeres que nos han legado su ejemplo, sus vidas, que nos han mostrado el camino que algún día de manera inevitable vamos a tomar para construir nuevos espacios donde todos quepamos, nuevas realidades donde todos podamos expresarnos y sea posible la vida digna, con el vigor perenne de su ejemplo, desde la filosofía de la noviolencia, que continuaremos la marcha hacia la construcción de una sociedad que privilegie el respeto a nuestros territorios, a su memoria, a la diferencia, a la inclusión, el diálogo, a la capacidad de proponer y construir colectivamente, entre todas y todos, una sociedad más justa y equitativa.

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    La denuncia de la Viceministra

    En artículos anteriores tratamos de avanzar en el análisis sobre algunas de las variables de la actual crisis del Sistema General de Seguridad Social en Salud –Sgsss-, entre ellas, la compleja incidencia de la falta de rectoría por parte del Estado, en la responsabilidad de ejercer las competencias del Ministerio de la Protección Social -MPS- en regulación y de la Superintendencia Nacional de Salud -SNS- en inspección vigilancia y control. Hoy, reitero, se hace impostergable la revisión retrospectiva y el ajuste del débil modelo de control del Sistema. 

    En tal sentido, me referiré a la denuncia realizada a la Contraloría General de la República por la viceministra de Salud y Bienestar, doctora Beatriz Londoño Soto, sobre irregularidades en la definición de la Unidad de Pago por Capitación -UPC- para el año 2011, que por Ley 1122/07 le corresponde realizar a la Comisión de Regulación en Salud -Cres-, la cual con la facultad de definir  y modificar las normas regulatorias del Sgsss, tiene la misión de promover un modelo de competencia regulada, consultando para el régimen contributivo, el equilibrio financiero del Sistema y para el régimen subsidiado, la compatibilidad con el Marco Fiscal de Mediano Plazo.

     

    Mediante radicado 024962 del 1 de febrero del 2011, la viceministra Londoño denuncia problemas sobre el no reporte, la falta de cobertura, de oportunidad, de confiabilidad y de calidad de la información presentada por parte de algunas Empresas Promotoras de Salud -EPS-, tanto del régimen contributivo como del subsidiado, para la elaboración del estudio técnico que permite determinar el monto de la UPC para la vigencia fiscal 2011 y solicita, “…evaluar la procedencia de adelantar acciones de investigación (…) y eventualmente determinar, si a ello hay lugar, las responsabilidades correspondientes”.

     

    Con claridad denuncia la viceministra en el documento que “La Cres, mediante el Acuerdo 19 de diciembre 29 de 2010, además de fijar el valor de la UPC del POS en los regímenes contributivo y subsidiado que ha de regir para la vigencia fiscal 2011, consideró que los estudios técnicos realizados para determinar la suficiencia de la UPC para la financiación del Plan Obligatorio de Salud -POS- y la sostenibilidad del Sgsss, evidencian inconsistencias en la información que reportaron las EPS sobre frecuencia de uso y gasto médico, especialmente en lo referente a medicamentos, afectando la confiabilidad de las cifras y, por lo tanto, no permiten tomar una decisión definitiva con base en ellos”.

     

    Se puede colegir en la denuncia, que en este sexto año consecutivo de realizarse el Estudio de Suficiencia, no obstante, en el 2009 no haber incremento en las coberturas del POS y la variación anual de Precios al Consumidor -IPC- haber sido del 2%, no se justifica que el valor total reportado para el estudio 2009 presente un incremento del 18% en las EPS de la selección y los medicamentos un incremento del 166%.

     

    Se plantea que por este error, por falta de control o de tecnicismo en la actualización de la UPC para el 2011, pudo haber ingresado al Sistema alrededor de un billón de pesos adicional. No sabemos a dónde se hubieran dirigido estos recursos, a cualquier parte diferente a la de mejorar la oportunidad y calidad en la atención del derecho fundamental a la salud.

     

    Como estamos hablando de recursos públicos -y no pocos-, y un mal cálculo puede expresarse en billonarios recursos que ingresan irregularmente al Sgsss, con la demostrada debilidad del modelo de control en estos 18 años de vida del Sistema, nos preguntamos: ¿Para los años anteriores no se presentaron este tipo de inconsistencias, distorsiones, falta de calidad y confiabilidad que afectaran la información disponible para realizar los estudios técnicos para la definición de la UPC y por tanto su actualización?

     

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    El control del SGSSS

    Con la Contralora General de la República; los Superintendentes de Salud, Industria y Comercio; delegados de la Superintendencia Financiera y del Procurador General de la Nación, iniciamos esta semana en la Comisión Especial de Seguimiento y Vigilancia de los Organismos de Control Público del Senado de la República, un substancial debate al modelo de control del Sistema de Seguridad Social en Salud –SGSSS-.

    Múltiples interrogantes y denuncias surgen del debate que deberá permanecer abierto, ante las respuestas y acciones concretas que esperan los usuarios para modificar el rumbo de corrupción, ineficiencia e ineficacia, de un SGSSS que debe garantizarles a todas y todos en igualdad de condiciones, oportunidad y calidad, el derecho fundamental a la salud.

    Después de 18 años de vida del SGSSS, son muchas las bondades que debemos reconocerle, pero también son grandes las dificultades que desde la debilidad de la rectoría y del modelo del control debemos ajustar.

    Reiteramos que no es posible dejarle a la libre competencia del mercado, el ajuste de un sistema operado por particulares pero cuyos recursos son de naturaleza pública.

    Hoy más que nunca se requiere más Estado ejerciendo la rectoría del sistema, regulando, controlando con oportunidad y rigurosidad a los diferentes actores.

    El modelo debe controlar los abusos de las EPS que invierten recursos del sistema en activos que nada tienen que ver con la salud, que recobraron prestaciones que podrían estar incluidas en el POS; compañías farmacéuticas que indujeron la demanda de sus productos con incentivos a los profesionales de la salud para aumentar la prescripción; medicinas con valores exorbitantes, cirugías a pacientes de medicina prepagada cobradas por el régimen contributivo; despilfarro e ineficiencia de hospitales sin control presupuestal; médicos que se enriquecen induciendo tutelas para prestar servicios estéticos y suntuarios; pacientes que han pescado en rio revuelto, entre otros.

    El modelo debe incluir control de gestión al propio Ministerio, a la CRES para que regulen, actualicen y ajusten el sistema cuando sea necesario y conveniente.

    La falta de revisar el POS técnica y oportunamente -18 años-, acarreó una obsolescencia de este con respecto a las necesidades de los colombianos y generó una brecha creciente con los avances científicos y de tecnología médica disponible, quedando vacíos de muy difícil interpretación que se han conocido como la zona gris, que crece y crece progresivamente, quedando como cartera acumulada y no resuelta entre el gobierno y las empresas aseguradoras.

    De la mano del crecimiento de las tutelas de manera exponencial, la subcuenta del FOSYGA de compensación, empieza por primera vez -año 2009- a ser deficitaria; pues de allí se pagan los recobros del No POS; las EPS del régimen subsidiado tienen embargados más de $200 mil millones; la cartera de clínicas y hospitales de alrededor de $3 billones los tiene sumidos en una delicada situación de iliquidez, los entes territoriales deben alrededor de $1.2 billones.

    Al problema del giro de recursos, se unen las denuncias de la Viceministra de Salud, sobre la falta de rigor técnico en la actualización de la UPC.

    Es imposible saber cuál es el panorama financiero real, pues la información es de bajísima calidad para conciliar y tener certeza sobre la realidad de la crisis.

    Compartimos la propuesta del Presidente Santos, en el sentido de que la Superintendencia Financiera pueda vigilar los recursos económicos y “…la Superintendencia de Salud se va a dedicar exclusivamente a que se cumplan los indicadores de eficiencia en el sistema”.

    La pregunta es, ¿en estos 18 años, dónde estuvo el control? Dónde fallamos los colombianos en evitar lo que el propio Presidente Santos llamó “la guachafita de los recursos de la salud”.

     

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    La crisis del SGSSS

    El Sistema General de Seguridad Social en Salud –SGSSS-, se encuentra convaleciente. La prolongada falta de rectoría por parte del Estado, que se hizo manifiesta por primera vez de manera dramática durante la fallida Emergencia Social de diciembre de 2009, lo ha mantenido sumido desde entonces en la más profunda crisis. A la rectoría del SGSSS le competen funciones de regulación por parte del Ministerio de la Protección Social –MPS-, y de inspección vigilancia y control, como responsabilidad de la Superintendencia Nacional de Salud.

    La falta de rectoría, en su aspecto regulatorio puede en parte ser atribuida a la integración de los Ministerios del Trabajo y Salud en uno sólo de Protección Social; al tener a un Ministro encargado de demasiadas funciones, adicionales a las de su ya hipertrofiada cartera de salud. Era necesario tener un ministro enfocado en el gerenciamiento del sistema de salud; pero este necesariamente tenía que dedicarse a temas urgentes e igualmente importantes, para nada relacionados con los temas de salud, tales como el desempleo, el salario mínimo, el asesinato de sindicalistas, y discusiones laborales y sindicales, etc.

    La aparición desproporcionada de actores en el sistema de salud con interés de especulación e intermediación financiera, dado lo atractivo de un sector que mueve alrededor de $40 billones al año, contrasta con la cada vez más escuálida y limitada presencia de gobernabilidad o gobernanza; con empresas promotoras de salud que obedecen a una lógica individualista; afiliados y beneficiarios que evaden y eluden el pago al sistema; una industria farmacéutica sin regulación sensata; gobernadores y alcaldes que esquivan responsabilidades; consejos territoriales de salud con poca capacidad de decisión; en fin, un SGSSS que durante los últimos años creció, pero sin control, permeado por la corrupción.

    La crisis actual como producto de años de falta de gerenciamiento y definición estratégica del SGSSS puede evidenciarse claramente en la Sentencia T-760 de la Honorable Corte Constitucional, mediante la cual expresa su preocupación por el incumplimiento de los mandatos constitucionales de 1991 referentes a cobertura universal, integración de planes de beneficios, progresividad del sistema y sostenibilidad del mismo. Con esta Sentencia revisa 22 tutelas que considera representativas de la problemática de la salud y saca algunas conclusiones dando órdenes contundentes, para ser ejecutadas en su mayoría por el MPS.

    Las conclusiones y mandatos más importantes de la sentencia T760, buscaban dar el ordenamiento estratégico o gerencial ausente del SGSSS durante muchos años. La sentencia buscaba generar acciones contundentes que resolvieran problemas estructurales del sistema de salud. La coyuntura actual es una clara muestra de que dichas acciones no fueron emprendidas.

    La actualización del POS, la garantía del flujo de recursos del FOSYGA, y la homologación de planes de salud y sostenibilidad del sistema son acciones críticas para el futuro del SGSSS de los colombianos. Cabe decir además que para cumplir con estos claros y cruciales mandatos, se requiere de voluntad política, capacidad de convocatoria y un gran liderazgo para alinear a todos los actores del sistema alrededor de un objetivo común; y una aún mayor capacidad de ejecutoria para convertir las órdenes en planes estructurados, realistas, soportados por análisis financieros y presupuestales.

    Es cierto, debemos procurar tanto mercado como sea posible, pero garantizando tanto Estado como sea necesario. Infortunadamente en el SGSSSS, el mercado superó al Estado. Estando de por medio el derecho a la salud, no debería ser así. Es hora de actuar con decisión para retomar la rectoría en el tema social más importante para el Estado colombiano. La salud es un asunto de vida. El sistema de salud necesita más Estado que mercado.

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    La permisividad del control fiscal

    La corrupción carcome como un cáncer nuestra sociedad. Es tal la magnitud del problema, que pareciera incuantificable el saqueo de los recursos públicos en los diferentes niveles del Estado. Las normas sobre contratación pública se violan, eluden o evaden con facilidad y una alta impunidad. 

    Los mecanismos para hacerlo son de todo tipo, carruseles de contratación, generalización de contratación directa, creación de fundaciones, vulneración al principio de selección objetiva, sobrecostos, deviación de anticipos, adiciones indebidas, entre otras muchas trampas.

    Si en lo nacional llueve, en lo territorial no escampa. Así lo demostró la Auditoría General de la República –AGR- en su informe del Control al Control de la Contratación –C.C.C.- de mayo de este año, al referirse a los graves riesgos fiscales y las irregularidades de todo tipo en que están incurriendo las entidades territoriales, que en el 2010 ejecutaron $11 billones -60% del total-, mediante contratación directa, cifra que en el primer trimestre de este año 2011, se aumento al 74%. Concluyendo –paradójicamente-, que los contratos deben revisarse cuidadosamente por los entes de control fiscal.

    “La contratación pública se ha visto inmersa, como nunca en la historia, en gravísimos casos de corrupción hasta el punto que fue capturada por los corruptos en varias entidades y regiones.” “Tal crisis exige preguntarse: ¿Cuáles deben ser las prioridades y los marcos de acción de los órganos de control fiscal colombiano para enfrentar esa gran crisis de abandono y corrupción en la contratación?” Pregunto yo: ¿Tienen los órganos de control fiscal colombiano responsabilidad en esta gran crisis? No podemos caer en la generalización y medir a todas las Contralorías por igual.

    Pero debemos hablar con claridad, en muchas contralorías del país, el Contralor es cuota política del gobernante del territorio  o son fortines clientelistas, donde el control fiscal se ejerce con sesgo, prevaricando y abusando del poder, por acción y por omisión, con sectarismo, persiguiendo funcionarios o tapando y siendo permisivos.

    ¿Cuáles contralorías del país responden a este perverso modelo? ¿Es conveniente y adecuado a la realidad nuestro modelo de control fiscal? ¿Cómo garantizar su imparcialidad? En el caso de Antioquia, algunas respuestas las entrega el informe de la auditoría regular realizada por la AGR a la Contraloría General de Antioquia –CGA-.

    El informe, que por la gravedad de sus hallazgos disciplinarios, deberá generar investigación de la Procuraduría General de la Nación, deja ver la permisividad de la CGA con la Fundación para el Buen Gobierno, hoy Fundación para el Bienestar Global –FBG-, creada por “iniciativa del Contralor”, doctor Jorge Rojas Otalvaro.

    Considera la AGR, que al utilizar reiteradamente la figura de los contratos interadministrativos con la FBG, la CGA presuntamente está vulnerando los principios de transparencia, eficiencia, selección objetiva y de responsabilidad, lo que configura “…presunta responsabilidad disciplinaria, porque al parecer el Organismo de Control ha inobservado el numeral 1 del artículo 48 de la ley 734, al desconocer los principios que regula la contratación estatal…”.

    Dice la AGR que los contratos que suscribe la FBG deben guardar coherencia con el objeto social de las dos entidades que la constituyeron y ejecutar obras, siempre y cuando, sean el producto de su primera competencia, contribuir al desarrollo de la academia, investigación y extensión universitaria. Es decir, “…no debe deslindarse de las instituciones que la constituyeron como son un establecimiento público y una institución universitaria”.

    Debo agregar que por exigencia del Consejo Directivo el Politécnico JIC se retiró de la FBG, según consta en Acta 15 de 2008 y 02 de 2009, por tanto, ¿Se debió liquidar la FBG? ¿Es ilegal toda la contratación de la FBG?

     

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    La trampa de la cobertura

    El mundo es otro. La reforma al subsistema de educación superior es urgente, necesaria para responder a las realidades científicas, tecnológicas, demográficas, sociales, económicas y culturales que han cambiado sustancialmente la dinámica del mundo. Además de la necesaria actualización de nuestro modelo educativo a estas realidades globales, en Colombia debemos resolver la trampa social de exclusión en la que nos encontramos atrapados. 

    Aunque en los últimos 8 años, impulsados en mayor proporción por las IES públicas, se logró alcanzar una importante tasa de cobertura equivalente al 37%, paradójicamente en la década se arroja un preocupante déficit de 3.226.000 jóvenes entre los 17 y 27 años de edad que no han ingresado a la educación superior o que habiéndolo hecho, han desertado.

    La tasa de deserción, que tiene entre sus causas principales la falta de ingresos familiares y las dificultades en el acceso a financiación, es del 45%. El ambicioso reto del actual Gobierno del Presidente Santos, es alcanzar una tasa de cobertura del 50% al 2014. En Colombia existen 286 Instituciones de Educación Superior –IES-, 80 oficiales y 206 de carácter privado, con una población matriculada de 1.688.216 estudiantes, el 54,7% en el sector oficial. Específicamente en la Instituciones públicas el 41.6% se encuentra en universidades territoriales y el 58.4% en universidades nacionales. De las 286 IES, 220 están concentradas en 6 departamentos, 113 de ellas en la ciudad capital.

    ¿Cuál es el camino adecuado para alcanzar la cobertura propuesta, con calidad y pertinencia? Hasta hace pocos días, el Gobierno proponía inversión de capital privado en el sector educativo, lo que “no significa privatizar, significa invertir”, incluyendo lógicas de gestión empresarial en el campo de lo público en pro de la eficiencia en el manejo de los recursos;  las IES Publicas señalan el peligro que puede existir con este capital privado en detrimento del derecho y la calidad de la educación y el fortalecimiento de lo público; la posibilidad de constituir IES con ánimo de lucro se convirtió en el punto central de discusión entre ambos. Retirar este punto es una muestra de sensatez del Gobierno y despeja el camino de la reforma.

    Por ello acompañamos el diálogo abierto y sensato impulsado por el gobierno nacional en torno a la improrrogable reforma, en la cual debemos plantear alternativas de fortalecimiento a la oferta regional, invirtiendo en el mejoramiento de la infraestructura y las capacidades instaladas de las IES Públicas, incluyendo en el subsistema de educación superior las Instituciones Técnicas, Tecnológicas a la vez que se generan un mayor número de becas, fondos de financiación y créditos educativos con tasas de interés cero para los estudiantes, articulado a la creación e instalación de instituciones y procesos educativos pertinentes y de calidad en los territorios.

    La trampa de la cobertura, reflejada en un déficit relacionado de manera profunda con la falta de regionalización, la falta de fortalecimiento de las IES públicas y los altos costos de las IES privadas hace necesario plantear estrategias pertinentes que defiendan el acceso democrático a la educación superior, a través de procesos fundamentados en la eficiencia y la eficacia pero que en ningún sentido vayan en detrimento de lo público.

    Al reconocer que es este un proceso a mediano y largo plazo, consideramos necesario plantear como estrategia transitoria para los jóvenes que se quedan por fuera de la educación superior, la generación de medidas para consolidar niveles intermedios de formación para el empleo, aprovechando para ello la infraestructura y el capital humano y social de las instituciones educativas de secundaria y media e instituciones de educación para el trabajo como el SENA, tal y como se ha venido desarrollando en otros países del mundo.

     

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    Las decisiones de la Contraloría

    Como sujetos fiscales en el ejercicio de funciones públicas, hemos respondido a los requerimientos que en cualquier época nos hayan realizado los organismos de control, como la Contraloría General de Antioquia -CGA-, incluso, a una investigación del año 2005, que la CGA decide reabrir arbitrariamente en mi contra y de los doctores Aníbal Gaviria, Sergio Trujillo y Gonzalo Bernal, sin nuevas pruebas o razones jurídicas válidas, y abusando de su poder, embarga nuestros bienes.
    No obstante tratarse de una actuación administrativa archivada mediante el Auto 085 del 19 de junio de 2007 y confirmado su archivo por el señor Contralor del Departamento de Antioquia mediante el Auto 324 del 31 de agosto de 2007, es decir, sin que mediara un acto por el cual se revoca el Auto de Archivo, la CGA decidió seguir adelante una actuación ya culminada y en firme, sin mediar un acto jurídico por el cual se revocaran las actuaciones adelantadas.
    Nada hace explicable esta actitud de los funcionarios de la CGA, que dejando de lado el hecho de que se tratara una actuación ya terminada, la reabren sin que se hubieran presentado hechos nuevos, con un claro desconocimiento del orden jurídico. Dada la gravedad de los hechos, el doctor Aníbal Gaviria y yo, -Eugenio Prieto-, presentamos una denuncia penal por los delitos de prevaricato y abuso de autoridad contra los funcionarios de la CGA responsables de estas actuaciones. El proceso se tramita ante la Fiscalía 51 Delegada de la Unidad de Delitos contra la Administración Pública.
    En aplicación del sistema de colaboración armónica que debe existir entre las ramas del poder público, la Comisión Legal de Cuentas y la Sexta Constitucional Permanente del Senado, le solicitaron a la Contraloría General de la República -CGR-, que haciendo uso de competencias constitucionales y legales, ejerciera el control excepcional en este proceso; lo cual fue acogido mediante Auto 902 de 11 de agosto de 2011 expedido por la CGR, que termina con la competencia de la CGA para este caso. Es decir, las decisiones que en adelante se adopten, sobre la validez o la nulidad de lo actuado, y la declaración sobre si existió o no mérito para hacer imputaciones en nuestra contra, estarán en manos de la CGR y no en las de la CGA.
    Lo ocurrido no es nada diferente al reconocimiento que en un Estado de Derecho los jueces, tanto de los servidores públicos como de los particulares, deben actuar con plena sujeción al debido proceso, sin dejarse influir por casusa o motivos diferentes al del cumplimiento de los fines del Estado, para lo cual se han asignado las funciones públicas que pretenden ejecutarse.
    Para quienes hemos estado vinculados al proceso, la intervención de la CGR por solicitud del Congreso, es prenda de garantía de que se actuará con pleno respeto de nuestros derechos y que se garantizará el debido proceso según lo determina el artículo 29 de la CP y ante ese organismo dentro de las oportunidades legales, ejerceremos nuestro derecho de defensa y demostraremos nuestro obrar transparente.
    En estos momentos en los cuales ha entrado en vigencia el nuevo estatuto anticorrupción -Ley 1774 de 2011- que modifica sustancialmente el ejercicio del control fiscal y la forma de deducir la responsabilidad derivada del mismo, es preciso para confiar en la objetividad de su ejercicio y en las conclusiones de sus actuaciones para sancionar a los culpables o declararlos inocentes, que las personas seamos juzgadas o sancionadas, solo por jueces independientes, objetivos y neutrales. Nada diferente ha sido lo solicitado a la CGR por el Congreso de la República.

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    Delirio minero

    “En Colombia, la minería está desbocada. Tanto la legal como la ilegal. No soy antiminero. La minería nos provee materiales fundamentales para el bienestar humano. Pero puede generar mucho problema ambiental si se hace mal. Y en el país vamos hacia esa dirección” dijo el pasado 19 de julio en informe especial para EL TIEMPO, el Ex ministro de Ambiente, Manuel Rodríguez, al clamar por una reforma al régimen minero y denunciar graves irregularidades en el sector, aseverando que: “Estamos ad portas de una tragedia ambiental”.

     Frente al cuestionamiento de que “Están entregando todo tipo de licencias de minería, de manera anárquica y corrupta”, el Ex ministro expresó que: “Es lamentable lo que ha ocurrido en los últimos años. De 2.000 títulos mineros pasamos a 8.000. (…) Se han dado licencias hasta en los páramos y en los parques naturales”.  Al referirse a que Colombia no tiene la capacidad técnica para hacerle el seguimiento y la fiscalización a la minería, cuestionó:  “¿Cómo atender 8.500 títulos mineros, 19.000 que vienen en cola y 3.600 operaciones denominadas ilegales?”

    Al criticar los privilegios e inequidad del actual esquema de regalías mineras y la vinculación de los altos ex funcionarios del Estado con las multinacionales, expresó que: “No se entiende por qué en Colombia se cobra apenas un 4 por ciento para el oro y un 12 para la sal. No hay una tarifa como en los otros países para que las regalías sean progresivas a medida que aumenta el precio internacional del oro. Y exenciones de impuestos (…) En el 2007 las regalías pagadas fueron de 1,1 billones y las exenciones, de 0,59 billones. En el 2009, las regalías pagadas fueron de 1,93 billones y las exenciones, de 1,75 billones”. “¡Es decir que prácticamente se les devolvieron las regalías!”.

    Estas contundentes denuncias del Ex ministro Rodríguez, unidas a las que vienen realizando ciudadanos y organizaciones sociales en los territorios de Colombia, exigen debates de control político en el Congreso de la República, a un sector minero que debe ser revisado profundamente, en concordancia con el mandato del PND: “El desarrollo de esta locomotora no puede ir en contravía del desarrollo sostenible del país y de su conservación para las próximas generaciones”.

    En territorios como Antioquia se han otorgado aproximadamente 2.300 títulos mineros, de los cuales 800 se encuentran en etapa de explotación y 2.000 pendientes, de acuerdo con la Resolución 18-1233 de julio de 2011 que prorroga el término de suspensión para la recepción de propuestas de contrato de concesión y de legalización minera tradicional. Múltiples son los temores que le he escuchado a ciudadanos, redes y organizaciones sociales de otros departamentos y del Oriente y Suroeste de Antioquia que actualmente tienen concesionado casi todo su territorio.

    La actividad minera a cielo abierto genera impacto negativo en el recurso hídrico por la inevitable afectación de las fuentes, en la flora y fauna, en el suelo y el aire, interfiriendo con su capacidad productiva y la magnificencia que caracteriza el paisaje del Oriente y el Suroeste de Antioquia, el cual está enmarcado en el verde, la forma y la singularidad de sus valles y montañas.

    ¿Los trastornos de este delirio minero, serán temporales? ¿Serán reversibles? Defensores y promotores del desarrollo sustentable y equitativo del territorio, estimulamos el desarrollo minero, sí y sólo sí entrega un balance positivo en el largo plazo; si no se permite fuga de riqueza y desertificación en nuestro país y se garantiza que no se arruinará la capa vegetal, ni se limitaran dramáticamente los recursos naturales, ni que se pondrá en riesgo la supervivencia humana y el  nivel de calidad de vida, en tanto se destruye la tierra cultivable y se asola el paisaje, como ha ocurrido ya en  diferentes países.

     

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    La Alianza regional

    ¿Cuánto nos cuesta como sociedad que los gobernantes de Medellín y Antioquia no trabajen en un norte conjunto? Han pasado los tiempos de los acuerdos políticos basados en burocracia y clientela, en reparticiones de “puestos y contratos”. En la actualidad se imponen los acuerdos programáticos como la “Alianza Medellín-Antioquia –AMA-”, realizada por los candidatos únicos del Partido Liberal a la Alcaldía de Medellín, Aníbal Gaviria Correa y del partido Verde a la Gobernación de Antioquia, Sergio Fajardo Valderrama. 

    Acuerdo histórico que los compromete como futuros gobernantes, a trabajar articulada y armónicamente por el desarrollo con equidad en el territorio antioqueño. Estoy seguro que además del reconocimiento a su programa y exitosa trayectoria individual, está Alianza, que refleja el modelo político que ambos candidatos representan, se constituye en una de las más importantes propuestas de análisis y de criterio de un amplio sector ciudadano, que confiará en ella y en ellos y la valorará por incluyente, abierta y participativa, aportando decididamente en su construcción, ejecución y control social.

    Con respeto y confianza por estos excelsos lideres y por lo que esta Alianza significa para el presente y futuro de nuestro territorio, la promuevo, acompaño y trabajó por cristalizarla en las urnas el próximo 30 de octubre y como una realidad política de Gobierno para Medellín y Antioquia a partir del 1 de enero del próximo año.

    No ha existido un momento más oportuno  para presentar una propuesta conjunta sobre mejoramiento de calidad de vida, equidad  y desarrollo regional para Medellín y Antioquia que el presente, pues las reformas legislativas contenidas en las Leyes 1341, sobre TIC, 1450 sobre servicios como energía social, agua potable y saneamiento básico  y 1454 sobre ordenamiento territorial y relaciones interinstitucionales entre autoridades locales, permiten que se ofrezca  a los ciudadanos propuestas conjuntas para la mejor utilización de los recursos del Estado, en el desarrollo equitativo de las regiones.

    Debemos fortalecer la línea de desarrollo regional de Medellín, reorientar a Empresas Públicas y Une, para que jueguen un papel esencial en el desarrollo regional equitativo e integral en el departamento, es de esperar que participen activamente en el desarrollo de las políticas públicas que podrán en marcha nuestros nuevos gobernantes a partir del 1º de enero de 2012.

    Uno de esos temas de alta importancia, hace referencia a la ejecución de los recursos que con base en las Leyes 1151, 1176 y 1450, deben ser destinados por la Nación, el Departamento y los Municipios a la prestación de los servicios de acueducto, alcantarillado y aseo, y gestionados bajo el liderazgo de los departamentos -Decreto 3200 de 2008-.

    Sería una pena y un error histórico imperdonable que teniendo el desarrollo institucional y la capacidad técnica de las EPM, éstas no se pusieran al servicio del desarrollo del departamento, claro está, preservando la autonomía tanto del departamento, como la de los municipios en los cuales se ejecuten las obras. Propongo que defendiendo estos principios e impulsando la ingeniería y el emprendimiento regional, EPM asuma la gerencia técnica -asesora- y aún mejor, la calidad de Gestor del Plan Departamental de Agua y saneamiento Básico.

    Aprovechemos al máximo los conocimientos y capacidades de EPM y mantengamos en las regiones la capacidad de decidir sobre la asignación de los recursos propios y el fortalecimiento de las empresas locales y regionales, esenciales para el desarrollo local. La Alianza debe ser explicita en el sentido de que EPM será el Gerente o el Gestor del PDA en Antioquia, y que los recursos que el departamento recibe del Sistema General de participación -Ley 1176-, serán entregados a EPM para ser gerenciados con la mayor pulcritud y en provecho real de los habitantes del departamento.

     

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    Ordenanzas ilegales

    La crisis económica del país, la situación financiera del Departamento, la opinión de la comunidad y los cambios hechos al contrato inicial, llevaron al Gobernador de Antioquia, ingeniero Guillermo Gaviria, a revisar a fondo el proyecto Conexión Vial Aburrá-Oriente -conocido como Túnel de Oriente-, a fin de tener claridad sobre su real factibilidad. La revisión técnica mostró inconvenientes en la oportunidad de la inversión en la construcción, debido al aumento en la oferta vial y la disminución de la demanda, lo cual podría afectar considerablemente el presupuesto del Departamento, que debía cumplir con la garantía de ingresos mínimos para sostener la tasa interna de retorno del Concesionario.

    Otros inconvenientes, los diseños del proyecto no eran definitivos, generando incertidumbre en los costos; en lo ambiental, se preveía un efecto sobre las aguas de Santa Elena; los estudios ignoraron la necesidad de construir un segundo túnel por efecto de la saturación por gases y por sobrepasar la capacidad de la vía; además de la inseguridad legal de los recursos de crédito e inexistencia de obligación por parte del Concesionario de garantizar el cierre financiero del proyecto, entre otros.

    En marzo de 2003, le informamos al Concesionario del Túnel, la conveniencia de negociar una terminación del contrato. Con la mediación del Señor Presidente de la República, doctor Álvaro Uribe Vélez, acordamos y firmamos en Rionegro unas modificaciones, las cuales se centraron en el aplazamiento del Túnel en el tiempo, hasta tanto un nuevo estudio de demanda y tráfico indicaran la conveniencia de construirlo; avanzar en la construcción de la doble calzada a las Palmas, en el tramo Chuscalito–Los Balsos– Alto de las Palmas, una solución al problema del K10+700 de la Vía a Santa Elena y la pavimentación por el corredor actual, de las vías El Retiro–La Ceja y Canadá–El Carmen.

    A los inconvenientes y reparos realizados por especialistas, editorialistas y columnistas sobre la inviabilidad económica y ambiental del proyecto como lo concibe el actual gobierno departamental, agregamos las objeciones sobre la legalidad de las Ordenanzas que le dan vía libre al Gobernador para que comprometa vigencias futuras para ejecutar la obra y el grave hecho de que la Asamblea de Antioquia no verificara, como era su obligación, si sumados todos los compromisos que se pretendían adquirir por esta modalidad y sus costos futuros de mantenimiento y administración, se excedía la capacidad de endeudamiento del Departamento, tal y como lo establece el artículo 12 de la ley 819 de 2003.

    Las Ordenanzas son ilegales, de acuerdo con el Consejo de Estado, que confirmó el pasado 14 de julio un fallo contra una autorización equivalente que la Asamblea de Casanare le había otorgado al Gobernador de ese departamento. Según la Contraloría General de la República: “Se trata de un fallo trascendental, pues sostiene la misma tesis jurídica que de manera conjunta fijaron en septiembre de 2010 la Contraloría, la Procuraduría, el Ministerio de Hacienda y la Auditoría, toda vez que otras entidades territoriales estaban procediendo con base en los mismos supuestos jurídicos ilegales”.

    El contundente fallo fija una clara disciplina fiscal, al ordenar no aplicar por inconstitucional los actos administrativos que autoricen incorporar a los respectivos estatutos presupuestales territoriales la figura de las vigencias futuras excepcionales, que a finales del año pasado superaban los $15 billones. Así las cosas, quedan sin piso legal las Ordenanzas 13, 14 y 16 de 2010 que autorizan al Gobernador del Departamento de Antioquia para comprometer más de $864 mil millones para el Plan Departamental de Aguas, las Autopistas de la Montaña y el controvertido Túnel de Oriente. ¿Cómo solucionaremos esta compleja situación?

     

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    Independencia e identidad

     

    En esta semana fue 20 de julio. Para muchos tal vez, un día de fiesta más, sin significado, sin valor. Hace un año celebramos con más pena que gloria, el Bicentenario de nuestra Independencia, 200 años de historia de una joven República que el 20 de julio de 1810, pidió a gritos nacer y vivir, para ser libre y respetada. No conozco el desarrollo de un proyecto de identidad nacional que exaltara la memoria de nuestros próceres. Una propuesta, que integrara plenamente a todas las regiones del país a un ideal común, a un concepto compartido de nación.

    Decía Don Marco Fidel Suarez, que: “…el aisalmiento y la vida en la montaña, la selva, la costa, la llanura, producen en el hombre colombiano un amor exagerado por su terruño, por lo cual nuestro hombre de provincia suele darle a la palabra Patria, un sentido casi municipal”. La Patria tal como la vivimos y sentimos especialmente cada 20 de julio, es la única palabra capaz de conciliar, para una empresa común, las más antagónicas posiciones.

    Treinta y tres porciones construyen la esencia de un común destino, de una misma grande Patria colombiana, que en maravilloso mosaico cultural y geográfico, se amalgaman en el amarillo de los dorados campos de trigo y cebada, en las mañanas andinas de Boyacá y Nariño. En el azul infinito de los cielos que en San Andrés o en el Choco costero, que lo mismo embruja y seduce. En el rojo fuego de los arreboles encendidos que en el Meta, el Vichada o el Guaviare, hacen de cada crepúsculo la cita cotidiana de Dios en su creación.

    Colombia es mucho más que la sumatoria de sus partes. Es ella misma una nación, una cultura, un privilegiado medio geográfico y una economía en dinámica interrelación, con un mundo lleno de oportunidades. La fuerza y el capital más valioso están en su gente, sobre todo en la más anónima. Aquella que hizo posible la industria; la que sembró y cosechó el café, el plátano y las flores; la misma que con las uñas le arrancó a la tierra el oro, las esmeraldas, el carbón y le sorbió petróleo; la que sueña con cada amanecer; la que llora, la que sufre, la que goza, la que reza, la que pinta, la que innova, la que crea.

    Colombia es un sentimiento que nos invade y nos sobrecoge. Es un himno heroico que invoca la Gloria que nunca marchita el júbilo que jamás morirá. Es canción, es folclor, es paisaje, es gastronomía que nos identifica y nos une, aun en la distancia de un exilio forzoso o voluntario. Es vivir plenamente las hazañas de nuestros deportistas y la consagración de nuestros científicos. Es llenarnos de orgullo desde las letras inmortales de sus prosistas o poetas, hasta las pinceladas de color de nuestros artistas.

    Colombia es pluridiversa y multicultural, en síntesis ese tricolor que se teje sobre nuestro horizonte y que hoy cruza desde Providencia al Guainía, desde El Cabo de la Vela hasta Leticia, de Malpelo hasta el Arauca, toda nuestra geografía de un millón doscientos mil kilómetros cuadrados, con 46 millones de corazones palpitantes y otros 5 millones esparcidos por el mundo. Una Patria con más de doscientos años de búsqueda de un digno lugar bajo el sol, entre los pueblos libre de la tierra.

    Una Patria que requiere generar condiciones identidad, de nacionalidad. Se hace urgente combatir en nuestras regiones, la tendencia hacia un aislamiento autárquico e indolente. Inyectar en nuestras sociedades factores positivos externos, que puedan renutrirlas, vigorizarlas, hacerles sentirse arte y parte de un proyecto común llamado Colombia, que estimule la vida de todas sus regiones, que cree derechos y ofrezca oportunidades de justicia sobre la base de la concertación de responsabilidades y esfuerzos compartidos entre todos los sectores y actores de la Nación.

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    El germen de la corrupción

    Nace, crece y se reproduce en los diferentes ámbitos y niveles del Estado. Se multiplica por estímulos de funcionarios públicos y contratistas privados. Un olor pestilente domina y contamina el ambiente. El diagnóstico, estamos viviendo en un entorno contaminado que nos produce malestar individual y colectivo. Nuestra sociedad está enferma. La causa, un germen llamado corrupción. Demasiado virulento, con alta penetrabilidad, resistente, mutante, capaz de escalar las tímidas barreras sociales, con alta probabilidad de contaminación masiva sino se hacen intervenciones radicales. 

    Este venenoso germen, socava los valores éticos y carcome los recursos públicos. Sus secuelas quedan esparcidas en todo el territorio nacional. Pobreza generalizada, marginación, exclusión, violencias, persistencia en el subdesarrollo. Para extirparlo, se requiere velocidad, decisión y un bisturí afilado que enfrente cara a cara el monstruoso germen de la corrupción. Extirpadores: ciudadanía responsable, Gobierno, órganos de control descontaminados y de justicia aséptica que coloquen en aislamiento y en cuarentena el riesgo de diseminación total.

    Se requiere una sociedad decidida a extirpar el mal, a proponer y ejecutar instrumentos preventivos, a ejercer control y autocuidado, a movilizase para prevenir, controlar y erradicar la no grata presencia de este germen que se ha entrañado en todo el cuerpo social de los colombianos. En esta intervención se debe tener cuidado de no injuriar partes sanas.  El germen habrá de mostrarse para que toda la ciudadanía lo identifique y reconozca y esté alerta ante cualquier aparición o intento de reactivarse y mimetizarse.

    Para prevenir, proteger y controlar, se requieren instrumentos efectivos; entre ellos, el Estatuto anticorrupción que acabamos de expedir, aunque no es la panacea, es una herramienta que levantará barreras que eviten la fácil filtración del germen; la construcción de una cultura política que garantice la elección de hombres y mujeres probos, sin tacha, para los cargos de responsabilidad en la ejecución y control de los recursos públicos y en las decisiones trascendentales sobre el desarrollo y el destinos de nuestros territorios, del país.

    Se requiere una vacuna. Una cultura de control social que bajo la premisa de que los recursos públicos son sagrados, genere una conciencia colectiva para combatir decididamente el germen de la corrupción. Un sistema inmunológico y de vigilancia de reacción inmediata ante alertas tempranas por pequeños síntomas, fiebres ligeras, indicio de un cambio indebido en el patrimonio de personas naturales o jurídicas, gobernantes, funcionarios públicos o contratistas.

    Esta vacuna de control social para prevenir, evitar y controlar este virulento germen, debe penetrar todos los cuerpos sociales, ya que ningún sector se escapa al riesgo de ser colonizado. Debemos garantizar coberturas amplias, campañas permanentes, llegar a todos los lugares, utilizar todas las formas de socialización: inyectando, aplicando gota a gota o dispersando en el medio para crear la inmunidad, que significa confianza, cultura política y ciudadana, diligencia para preservar y proteger lo que a todos nos pertenece.

    Un control social soportado en una cultura ética política y ciudadana que se construya desde la cátedra familiar, desde la escuela, la universidad, la empresa y los espacios propicios para educar en la responsabilidad y en el cuidado de los recursos públicos para el bienestar colectivo. Un control social soportado en permanentes ejercicios de ciudadanía, buen ejemplo de gobernantes, dirigentes y padres de familia, que produzca barreras de entrada para el aterrador germen de la corrupción.

    Podremos tener una sociedad del bienestar en vez del malestar que nos agobia, si no desfallecemos en la eliminación y erradicación del germen de la corrupción. Lograrlo es posible, lo han demostrado los países nórdicos y algunos asiáticos, la clave es cultural, el control social.

     

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    Una Ley de Servicios Públicos

    Organizado por la Superintendencia de Servicios Públicos y Andesco, entre el 22 y el 24 de junio, se realizó en Medellín el XIII Congreso Nacional y IV Internacional de Servicios Públicos y TIC. No obstante las substanciales conclusiones que arrojó el exitoso evento, quedan faltando algunas. En mi opinión, Colombia requiere una Ley general que desarrolle el artículo 365 de la Carta Política, según el cual los servicios públicos son inherentes a la función social del Estado, quien tiene la obligación de su prestación eficiente a la totalidad de los habitantes del territorio. Una Ley que adopte la teoría del servicio público y fije principios  y valores  aplicables a servicios como la educación, la salud, el transporte, las tecnologías de la información y las comunicaciones y los servicios públicos domiciliarios.

    Tres principios constitucionales deben guiar al legislador en la discusión de una Ley de Servicios Públicos: universalidad, solidaridad y eficiencia. Principios que deben interpretarse de manera sistemática y unificada, bajo un solo propósito, garantizar el bienestar, el mejoramiento continúo de la calidad de vida de las personas, de los seres humanos, que al fin y al cabo son la razón de ser de la existencia del Estado.

    Se entiende por universalidad el derecho de todos a acceder a los servicios públicos de manera permanente y en condiciones de calidad, tal como lo ha determinado la H. Corte Constitucional en sentencias como las T-760/08, T-546/09 y T-091/10, que en buena hora han revitalizado la teoría del servicio público en  Colombia al considerar que el acceso a servicios como la salud, el agua potable y el saneamiento básico, tiene connotaciones de derecho fundamental.

    La solidaridad, es la base de la teoría del servicio público en su concepción más original  y es el mecanismo que permite que la sociedad, los proveedores del servicios y el Estado, sean obligados a participar con cargas contributivas especiales, para la creación de fondos que dispongan de recursos económicos suficientes, para financiar el acceso al servicio por parte de los sectores más vulnerables de la población, que normalmente son los que tiene una menor capacidad de pago. Este tema merece un análisis detallado en nuestro caso, pues en muchos eventos se pretende que sean exclusivamente los mismos usuarios de los servicios, quienes asuman mediante sistemas contributivos la financiación de la totalidad del sistema.

    La eficiencia en la prestación de servicios púbicos, es lo que permite distinguir con claridad entre la nueva teoría del servicio público, con las formas convencionales de su prestación, pues antes se consideraba que sí el Estado era su prestador, se permitía que se transfirieran ineficiencias y costos innecesarios a los usuarios. En la actualidad es diferente, la competencia y la competitividad le exigen al Estado prestador y gestor de servicios públicos, comportarse como un agente económico eficiente y eficaz en un escenario de competencia.

    Brindar protección y garantías a los usuarios, debe ser tarea prioritaria del Estado y de los organismos regulatorios, impedir que los prestadores de servicios aprovechen su posición dominante para fijar y cobrar tarifas excesivas, que abusen o se burlen de los usuarios y sus derechos en la prestación de los servicios o que se apropien en forma indebida del excedente público.

    Lamentablemente no todos comprenden el alto calado social de la teoría del servicio público, pues de un lado, algunos solo entienden de negocios e inversiones que permitan concentración de capitales, o del otro, a nombre de la democracia o de los sectores sociales pretenden mantener estructuras burocráticas que hacen al Estado ineficiente y obligan a los ciudadanos a pagar los costos del clientelismo, la ineficiencia  y la corrupción.

     

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    ¿La trashumancia decide?

    El gobierno, los órganos electorales, las autoridades, los partidos políticos y la ciudadanía, nos estamos preparando para participar y elegir el próximo 30 de octubre las autoridades territoriales que habrán de regir los destinos de los 32 departamentos y 1.106 municipios de Colombia durante el período 2012-2015.

    Preparación fundamental la constituye la inscripción de cédulas, que facilita al ciudadano ejercer el derecho al voto en el puesto de votación cercano a su lugar de residencia. Este proceso se realizó entre el 23 de febrero al 22 de mayo. 

    En muchos territorios esta inscripción se hizo con una real motivación ciudadana de participar responsablemente del proceso político electoral. Llastimosamente, no en todas partes fue igual. Así lo dicen las graves denuncias que por trashumancia se vienen realizando a lo largo y ancho del país. La trashumancia electoral es la acción de inscribir la cédula para votar en un lugar distinto a aquél en el que se reside y constituye un delito contemplado en el Código Penal Colombiano bajo el nombre de fraude en inscripción de cédulas.  

    La ciudadanía, organizaciones sociales y medios de comunicación, vienen denunciando este tipo de irregularidades y otros posibles delitos electorales a lo largo y ancho del país, que alertan sobreconstreñimiento al sufragante y trashumancia electoral, acompañados de una serie de prácticas ilegales como presión armada, intervención indebida  de funcionarios públicos en política y la compra-venta de votos “prepago”, que empañan el libre ejercicio de la democracia en Colombia, de cara a los comicios electorales del próximo 30 de octubre

    Corresponde al Consejo Nacional Electoral -CNE-, en ejercicio de su función de velar por el desarrollo de los procesos electorales en condiciones de plenas garantías, conforme al artículo 265 de la CP, contrarrestar este ataque contra la democracia, esta gravísima práctica ilegal que fue consagrada expresamente como causal de nulidad electoral y de pérdida de investidura, en el nuevo Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo, que entra a regir en julio del año 2012. 

    Según reporte del CNE, en el departamento de Antioquia avocó conocimiento de 312 denuncias en 106 municipios por trashumancia electoral y compra-venta de votos. Es decir, la escalofriante estadística de alrededor de 3 denuncias promedio por municipio. Es además muy delicado, que ligado a la financiación y al aprovechamiento de los recursos estatales para promover candidaturas; este la injerencia de grupos armados ilegales y organizaciones criminales en el escenario electoral que se manifiestan en una participación activa en algunos municipios incentivando candidaturas o eliminando contendores políticos.

    Según sentencia T-135 de 2000 de la H. Corte Constitucional: “…el derecho a participar en la conformación, ejercicio y control del poder político (CP. Art. 40), se radica en cabeza de todos los ciudadanos, pero está expresamente limitado por la Carta Política a los residentes en el municipio, cuando se refiere a la elección de autoridades locales o la decisión de asuntos del mismo carácter (CP. Art. 316)

    Esperamos que con severidad, el CNE garantice que la trashumancia no decide y neutralice este flagelo y otros delitos electorales que distorsionan los mecanismos de participación, afectan el derecho a la autodeterminación de las comunidades por manipulación externa indebida, cuando se trata de discutir y decidir sobre sus propios asuntos; atenta contra la eficacia del voto al generar la nulidad de la elección; pervierte la transparencia del proceso electoral al permitir que personas extrañas sin vínculos permanentes con los territorios, sin ningún sentido de pertenencia a los mismas, carentes de arraigo social, cultural, político o económico, aparezcan influyendo desfavorablemente en decisiones que los afectan.

     

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    Una ley de convergencia

    Con la supresión del rango constitucional de la Comisión Nacional de Televisión -CNTV-, quedan en un limbo jurídico los objetivos y funciones que en materia de protección y garantías de derechos fundamentales le delegó el constituyente a este organismo. Es prioridad legislativa el proyecto de ley que establezca con claridad el nivel de autonomía e independencia, de quien o de quienes suplirán esas funciones constitucionales de regular el espectro electromagnético, garantizar el pluralismo informativo, la sana competencia de medios y protección de contenidos, en un contexto mundial de convergencia.

    Convergencia  e integración con otros servicios de telecomunicaciones y tecnologías de la información, en especial en lo relativo al uso de redes y del espectro radioeléctrico, que incremente la inversión, la innovación y las transformaciones tecnológicas, será un principio del proyecto de ley que estamos concertando, y debe permitirnos avanzar en una propuesta que, además de garantizar la autonomía del regulador, aborde las diferentes expresiones o dimensiones de la convergencia: del espectro; de redes y equipos; económica y de mercados; de medios y contenidos.

    La convergencia permite que desde un mismo artefacto se lleven a cabo múltiples acciones y que desde diferentes plataformas de red se puedan transportar servicios o señales similares; voz, texto, imágenes, video, así como la posibilidad de recibir diversos servicios y contenidos a través de un mismo dispositivo como el teléfono, el ordenador personal o la televisión.

    Frente a la convergencia del Espectro, de acuerdo con los parámetros internacionales que recomienda la UIT, se debe buscar que una misma entidad pueda y deba encargarse de la planeación, gestión, administración y asignación de los recursos relacionados con el espectro. Para la convergencia de Redes y Equipos, regular sobre los campos por los que circula la información y sobre la homologación de los equipos y terminales a través de los cuales se accede a esta.

    La regulación de la convergencia económica y de mercados  debe darse en términos de garantizar el equilibrio y la sana competencia, la protección a los usuarios frente a asuntos como el abuso de la posición dominante, y la protección y fomento de la televisión pública como un bien de todos. Deben quedar entonces claramente establecidos los derechos de los usuarios, orientados a impedir los abusos de la posición dominante  en la prestación del servicio, pero además debe protegerse sus derechos a recibir información oportuna, objetiva  y veraz, así como los relativos a su intimidad y libre desarrollo de la personalidad.

    La Convergencia de contenidos y medios nos posibilita profundizar en el debate frente a la regulación convergente en pro de la libertad de pensamiento, y de difusión y acceso a la información por un lado, y de la protección de la población vulnerable por el otro, bajo la orientación de que no habrá censura, pero si razonabilidad en los horarios y en el contenido según el público objetivo; la autonomía territorial y en la democracia de la participación local para promover y garantizar la existencia de los canales regionales, locales y comunitarios, como instrumentos de la sociedad y del Estado social de derecho y garantía de acceso igualitario y pluralismo informativo.

    Lo que está en juego aquí, es la democracia real y la convivencia pacífica, pues es una democracia moderna no es viable sin medios de comunicación libres y sin medios de comunicación que cada día se vean requeridos a ser más ecuánimes, más precisos, más transparentes, más independientes, más veraces y más leales a la promoción de los valores trascendentes de la civilidad, cuyo afianzamiento requiere la sociedad colombiana para acelerar su desarrollo socioeconómico y el bienestar de sus gentes.

     

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    La tragedia de Amagá

     

    A un año de la muerte trágica de 73 mineros por la explosión que se presentó debido a “…una emanación de metano, el cual produjo combustión, combinada con polvo de carbón…” en la Mina San Fernando en Amagá, no se conocen los resultados de la investigación conjunta, ordenada por el Presidente de la República a Ingeominas, Ecopetrol, el Ministerio de Minas, la Secretaría de Minas de Antioquia y Carbones San Fernando.

    Ni sabemos de la “profunda investigación”, ni de las “sanciones a los responsables de la muerte de los mineros”, anunciadas por el ministro de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, Carlos Costa Posada, el cual expresó “…preocupación del Gobierno Nacional, por la serie de tragedias y la falta de previsión y cumplimento de las condiciones para evitar la fuga de gas metano o de químicos, que están generando la muerte de mineros en diferentes partes del país”.

    Tampoco conocemos el resultado de la “investigación profunda” sobre las causas de la tragedia, que anunció el Ministro de Minas y Energía, Hernán Martínez, quien dijo que “…todos los accidentes son prevenibles", y que “…la explotación carbonífera no contaba con detectores de gas permanentes, y tampoco tenía una chimenea de evacuación para éstos”.  

    En Amagá, después de un año de la tragedia, solo hay dolor y olvido. Tal vez ni se recuerden los nombres de los mineros, mucho menos el dolor de sus familias. La indolencia se confabula con promesas de investigaciones y comisiones olvidadas, que nada dicen de responsables o de decisiones de fondo para que estos “accidentes prevenibles” no vuelvan a ocurrir en Amagá ni en ninguna otra parte de Colombia.

    La historia se repite. Hace más de 30 años, en 1977 ocurrió una tragedia similar en las minas El Silencio y Villa Diana, en donde perecieron 86 personas. En ese entonces, como hoy, ante el dolor y la presencia de las cámaras y los micrófonos, se anunciaron comisiones, investigaciones y sanciones. Pero nada sucedió. En la misma mina San Fernando, el 11 de noviembre de 2008, perecieron 5 trabajadores. Según el informe de Ingeominas, posible causa del accidente: “Material particulado de carbón, contenidos de monóxido, alta temperatura del sector hasta 35 grados centígrados, lo cual genera un alto riesgo para el personal y riegos de incendio al interior de la mina”

    El 29 de julio de 2009, en respuesta a una acción de cumplimiento, relacionado con las condiciones de climatología de la mina, la Secretaría de Minas de Antioquia, informa: “Que se tienen temperaturas secas con altos valores de hasta 34.7°C, por lo que se deben tener menos tiempos de permanencia del personal (…) presentándose irregularidades en los soportes utilizados en la mina con posibilidad de derrumbes, unido a que la mina solo tiene una entrada-salida, con un latente riesgo para el personal minero…”

    En noviembre de 2009, Ingeominas había informado sobre problemas de ventilación: “Carbones San Fernando deberá adelantar la consecución de los equipos, mantener detectores de gases, dada la alta concentración de metano al interior de la mina…” Sí los informes y requerimientos recomendaban incluso el cierre, mientras se abrían túneles de ventilación y la tragedia era prevenible ¿Por qué no se cerró la mina? ¿De quién fue la omisión? ¿Qué pasó realmente en la Mina San Fernando? La sociedad tiene derecho a saberlo.

    La tragedia de Amagá va más allá de la muerte de sus mineros que claman por responsabilidad frente a la impunidad y el olvido. Tiene que ver con los cientos de minas ilegales de las que depende el sustento de la gran mayoría de sus habitantes y requiere de la presencia del Estado para tecnificar y formalizar su explotación y brindarles una redención social. Qué paradoja la este territorio, en cuyas entrañas tiene la fuente de su riqueza y causa de su pobreza, su tragedia y su dolor. 

     

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    Fracasó la política antidrogas

    Se abre un histórico y trascendental debate en el enfoque global de la política antidrogas, con el pronunciamiento de  líderes e intelectuales mundiales de la talla de Kofi Annan, John Whitehead, Javier Solana, Louise Arbour, Ruth Dreifuss, Fernando Cardoso, César Gaviria, Ernesto Zedillo, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, entre otros integrantes del Comité Global de Políticas Antidrogas, al denunciar crudamente en el informe que presentaron la semana anterior en Nueva  York, que “la lucha contra el narcotráfico ha fracasado”.

     

    Soportados en cifras de la Organización de Naciones Unidas -ONU-, según las cuales, entre 1998 y el 2008, el consumo de opiáceos aumentó 35.5%, el de cocaína un 27% y el de cannabis un 8.5%, piden cambios “urgentes” en la política mundial antidrogas de responsabilidad compartida, según la cual, todos los países productores, consumidores y de tránsito adoptan las mismas reglas y garantizan una armonización de política pública y externa de lucha contra la droga. "Detengamos esta guerra contra las drogas y seamos más constructivos. No es paz en lugar de guerra, es una forma más inteligente de combatir el uso de drogas", dijo el Ex presidente del Brasil, Fernando Cardoso.

     

    Las cifras de la ONU, sobre el impresionante incremento en el consumo, ratifican la relación entre demanda y criminalidad en América Latina. El problema del narcotráfico es también económico. Es ley del mercado, que mientras exista consumo, habrá oferta. Mientras los países productores o de tránsito del mercado ilegal de drogas, sufrimos las consecuencias de este billonario negocio que nos utiliza, en los países consumidores sigue creciendo la demanda de estupefacientes. En Estados Unidos, por ejemplo, las investigaciones publicadas en el año 2008 revelaron ratas de consumo de droga del orden del 10% en marihuana, 2% de cocaína y 1% de heroína y crack.

     

    Ante el informe del Comité Global de Políticas Antidrogas, el Presidente Santos expresó que Colombia tiene la autoridad moral, como ningún otro país, para participar en esta discusión global y que cualquier decisión tendrá que ser de consenso mundial. Al resaltarlo como un tema de seguridad nacional, reconoció que “…el narcotráfico ha sido la fuente de financiación de todos los factores de violencia de este país” y que "a pesar de haber desmantelado los carteles que tenían arrodillada la democracia colombiana, a pesar de haber extraditado a los capos y a pesar de haber reducido el área cultivada (...) el negocio continúa y sigue financiando al terrorismo y a los grupos violentos".

     

    México y Centro América, son hoy, las nuevas víctimas del narcotráfico y de la violencia que lo acompaña para penetrar la piel de la sociedad, rompiendo vidas humanas, tejidos comunitarios y esperanzas colectivas. Los precedimos en la tragedia Perú, Brasil, Ecuador, Bolivia, Colombia, que hemos sido utilizados por redes mundiales de narcotraficantes para sus negocios ilícitos, perdiendo la vida de grandes hombres y mujeres e invirtiendo ingentes recursos en un combate que no ha tenido logros proporcionales al empeño de la sociedad por darlo.

     

    No se trata, pues, de convertir la discusión en un asunto de militancias o de demandas propagandísticas. Debatir sobre la apertura de la despenalización de las drogas o acrecentar la inversión pública para su combate es un asunto tan serio que deberá involucrar a científicos, médicos, químicos y otras profesiones en la reflexión sobre usos alternativos de las sustancias en discusión para la salud humana, así como a la academia, educadores y salubristas sobre estrategias de formación que garanticen que otra estrategia no implicará más consumo. Por Colombia habla su lucha sin tregua, los cientos de miles de seres humanos fallecidos, las víctimas de su poder criminal, la sociedad que lo ha padecido, por ello tiene autoridad moral. ¡Que se inicié el debate!

     

     

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    Descontrol fiscal

    Ante los escándalos y denuncias por corrupción, la Auditoria General de la República -AGR-, implementó el proyecto, Control al Control a la Contratación -CCC, orientado a determinar graves riesgos e irregularidades en la contratación pública. Esta semana presentó un primer informe sobre 852.143 contratos suscritos por los sujetos vigilados por las Contralorías territoriales, en el periodo comprendido entre noviembre de 2009  y febrero de 2011.

    El informe que denuncia la captura de la contratación pública por parte de los corruptos en varias entidades y regiones, llama la atención de la sociedad que pareciera tener “cauterizada su sensibilidad”, refiriéndose además a “…la ausencia de una política de Estado para cambiar malas prácticas e indebidos marcos de acción contractual nacionales y regionales”.

    Denuncia la generalización de la contratación directa en los entes territoriales, con la cual se evade el principio de selección objetiva a través de asociaciones, corporaciones, fundaciones y otras entidades, evidenciando un total de 23.128 contratos con éste tipo de instituciones en cuantía de $4.4 billones y 5.297 convenios interadministrativos por valor de $1.9 billones.

    Esta modalidad de contratación directa representó en los entes territoriales en el 2010, el escandaloso indicador del 60%, aumentando al 74%, en el  primer trimestre del 2011. Prende alarmas sobre 433.146 contratos de prestación de servicios, de los 852.143 reportados es decir, el 55% de la contratación total.

    Los vergonzosos mayores porcentajes de contratación directa se concentraron en los territorios fiscalizados por las Contralorías de Nariño con 38.641 contratos, Bogotá con 27.876, Santander con 13.502, Antioquia con 11.940 y  Cali con  7.940.Estás cifras, muestran enormes debilidades en el control de la contratación por parte de las entidades públicas, directamente y a través de los interventores, así como por parte de las contralorías territoriales.

    Frente a las irregularidades y ausencia de transparencia; vulneración al principio de selección objetiva; objeto contractual difuso; ausencia de soporte presupuestal; fraccionamientos; adiciones innecesarias de contratos; nóminas paralelas; desviación de anticipos; carteles o monopolios contractuales, nos preguntamos: ¿Cómo han permitido las Contralorías, tal situación? ¿A qué se debe su permisividad? ¿Será que fracasó el actual modelo de control fiscal en Colombia? ¿Quiénes entonces deben hacer respetar las leyes sobre contratación pública? ¿Qué harán las autoridades competentes sobre estos descomunales indicadores de trampa y corrupción?

    En materia disciplinaria, el informe del CCC, generó “…un nutrido traslado de hallazgos a la Procuraduría General de la Nación…”: de ellos, 155 contratos por $99.269 millones, que darían lugar a 21 investigaciones, de los cuales, con la Fundación para el Buen Gobierno o para el Bienestar Global -FBG-, creada por “iniciativa del Contralor de Antioquia”, se trasladan a la Procuraduría “…129 contratos mediante contratación directa…”, en mayor proporción con la Gobernación de Antioquia, con todo tipo de objetos contractuales disímiles entre sí, por valor de $30.926 millones.   

    La AGR adelanta una Auditoría “…orientada a determinar si existe inobservancia al régimen legal de contratación, por cuanto las entidades públicas, incluidas la Gobernación y la Contraloría, contratan con la Fundación…” y “…evalúa la posible omisión en las funciones de vigilancia de la Contraloría respecto de la Fundación, por cuanto ha emitido dictamen limpio de sus estados financieros, aun existiendo observaciones y hallazgos que evidenciaron presuntas irregularidades en las operaciones y registros financieros. También se encontraron dos procesos sancionatorios contra la Fundación, sin que hayan tenido impulso alguno”. Sin palabras.

     

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    ¿Quién suplirá a la CNTV?

     

    Por: Eugenio Prieto Soto

    http://eugenioprietosoto.wordpress.com/

    Frente a la exposición de motivos y las ponencias del Proyecto de Acto Legislativo 011/2010, mediante el cual se elimina el rango constitucional de la Comisión Nacional de Televisión -CNTV-, considero que no se discutió adecuadamente la razón de ser o la esencia, en la arquitectura de nuestro Estado social de derecho, de organismos que el Constituyente dotó de autonomía. Tal es el caso de la CNTV, a quien le entregó la intervención estatal del espectro electromagnético, la responsabilidad de dirigir la política televisiva, controlar los contenidos y garantizar el pluralismo informativo y la sana competencia.

    El Constituyente en su espíritu, dotó de autonomía organismos como la CNTV, por la dimensión de las responsabilidades y funciones que les delegaba para proteger y garantizar el ejercicio de derechos fundamentales, como el derecho a recibir información imparcial, veraz y oportuna, sin ningún tipo de sesgo o manipulación política, por ello procuró que el organismo no dependiera del devenir político ni del Gobierno de turno. Dependencia de la que al parecer no ha estado exenta en la selección de los Comisionados y en el ejercicio de sus funciones, por injerencias y presiones de poder de diferentes sectores y actores.

    Esta es la razón real, que motivó los cinco intentos anteriores de suprimirle el rango constitucional, los cuales, como el actual, seguramente pretendían corregir esta problemática en el funcionamiento de la CNTV, tesis que respetamos pero no compartimos, por considerar que la supresión del organismo, deja en un limbo o cuasi suprime, el concepto de autonomía en la garantía y protección de derechos fundamentales, por ello hemos insistido en la necesidad de replantear la discusión sobre las funciones y objetivos constitucionales a ella delegadas.

    Por tanto, debemos evaluar: ¿Cuál ha sido el desarrollo tecnológico generado para el medio? ¿Cuáles los avances en cuanto a la ampliación de cobertura con equidad? ¿Cuál ha sido su gestión en cuanto a la supervisión de contenidos y promoción de nuevos modelos culturales? ¿Cuáles sus logros en la promoción y divulgación de los asuntos de interés público, bajo criterios de imparcialidad y veracidad? ¿Cuál ha sido su apoyo al desarrollo y fortalecimiento de la televisión pública y de los canales regionales, locales y comunitarios?

    Sólo queda el control por parte de la Corte Constitucional, la cual podrá determinar exequible o inexequible, total o parcialmente la eliminación de ambos artículos -76 y 77 de la CP-, en todo caso, la inminente supresión del rango constitucional de la CNTV y la ausencia de una propuesta por parte del Gobierno, nos exige construir participativamente con los diferentes actores, un proyecto de ley coherente, en relación con la autonomía, funciones y objetivos que desarrolla este organismo. Para ello debemos resolver algunos de interrogantes, entre otros:

    ¿Quién o quienes suplirán las funciones constitucionales de regular el espectro electromagnético de servicios convergentes, garantizar el pluralismo informativo, la sana competencia y controlar los contenidos? ¿Cuáles serán los principios rectores de la nueva ley de contenidos audiovisuales? ¿Cómo se garantizará la autonomía de quienes suplan estás funciones? ¿Se deben separar los reguladores de las redes de los reguladores de contenidos?

    ¿Qué organismo regulará las condiciones de acceso al servicio de TV? ¿Qué organismo se encargara de administrar el fondo para el desarrollo de la TV? ¿Qué organismo recaudará y asignará los recursos a los operadores de TV pública? ¿Cómo garantizar una institución más técnica, eficiente, eficaz, sin politiquería, que responda de manera efectiva a los requerimientos que le imponen los avances de las TIC, que fortalezca con autonomía la televisión pública y la comunicación en pro del desarrollo local, regional y nacional?

     

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    Los derechos de los televidentes deben estar libres de manipulación política

    "Es esencial el planteamiento sobre los principios que garantizan el derecho del ciudadano a la verdad": senador Eugenio Prieto (Partido Liberal).

     

    Hace más de diez años, el 30 de julio del 2000, publiqué la primera parte de este artículo.

    En ambos artículos desarrollé la posición que asumí en calidad de diputado, desde el análisis financiero empresarial y la apreciación ética, frente a la decisión de Teleantioquia de realizar directamente el noticiero de la noche, tanto en lo periodístico como en su producción y comercialización.

     

    Desde el análisis económico empresarial, sustenté, que la difícil situación operacional originada por múltiples variables, como la recesión económica y la aparición de los canales privados (RCN y Caracol), que fragmentaron la audiencia y por supuesto la pauta publicitaria, llevó a nuestro canal regional Telantioquia, a tomar la decisión de producir y comercializar su propio noticiero en la franja prime, como una tabla de salvación operacional, que le permitiría en el corto y largo plazo alcanzar rentabilidad y garantizar su viabilidad económica y financiera.

     

    Expresé también mi opinión, en el sentido de que más allá de procurar supervivencia y crecimiento empresarial a un canal público, tenía que trascender el debate ético sobre los derechos de los televidentes para acceder a una información exenta de manipulación política, como la que se podría desprender del hecho de que una entidad estatal, realizara el único noticiero de la noche, con la posibilidad de llegar a millones de personas y formar en ellas opiniones, imaginarios colectivos e incluso condicionar claramente su conducta.

     

    El tiempo nos dio la razón. Desde el inicio de este Gobierno, la señal fue negativa. El primer día se produjo un atropello infame, la salida de Luz María Montoya como directora de Teleantioquia Noticias. Qué ironía, se enteró a través de una noticia, en la cual el gerente dijo que llevaría una persona de "confianza". Me pregunto: ¿de confianza para qué? una periodista con más de 22 años de ejercicio periodístico, cuya responsabilidad y honestidad la han distinguido siempre en su ejercicio profesional, no mereció el más mínimo respeto del Gobierno, ni de muchos de sus colegas, ni de los organismos para la libertad de prensa que brillaron por su silencio.

     

    Con este reprochable acto de censura, le cobraron, que tres meses atrás en debate televisado con los candidatos a la gobernación, en el eje temático sobre seguridad, le preguntara al entonces aspirante Luis Alfredo Ramos por la coincidencia entre el crecimiento de su caudal electoral con la expansión del paramilitarismo en Urabá y el norte del Área Metropolitana, situación denunciada por la investigadora Claudia López y por la que la Fiscalía le había iniciado investigación. Extrañamente, en reciente fallo, la Corte se refirió a tres municipios de Urabá en los cuales fueron elegidos alcaldes de Alas Equipo Colombia con apoyo del paramilitarismo.

    El comunicador de la campaña del gobernador Ramos, lideró y estimuló la indigna censura de su colega. Hoy en calidad de gerente de Comunicaciones de la Gobernación, es quien preside la Junta Administradora del Canal. ¿Tendrá algo que ver su estilo, con el sesgo y el desequilibrio informativo en el que ha caído el noticiero de Teleantioquia? ¿Por qué no estarán incluyendo a todas las fuentes y sí versiones sesgadas de la noticia o las del Gobierno exclusivamente? ¿El Estado estará manipulando la información?

     

    Como lo dije hace diez años, es esencial el planteamiento sobre los principios que garantizan el derecho del ciudadano a la verdad; que comprometen a administradores, directores, reporteros y demás personas que realizan los informativos a trabajar en forma veraz, exacta, imparcial, independiente, responsable, prudente y plural, como lo establece el propio manual de estilo para noticieros de Teleantioquia.

     

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    El Noticiero oficial de Teleantioquia (2)

    Hace más de diez años, el 30 de julio del 2000, publiqué en esta columna la primera parte de este artículo. En esa época ni se me ocurrió pensar que algún día escribiría una segunda parte de este tema que paradójicamente era a su vez, continuación de otro, los noticieros regionales de televisión. En ambos artículos desarrollé la posición que en calidad de Diputado asumí, desde el análisis financiero empresarial y la apreciación ética, frente a la decisión de Teleantioquia de realizar directamente -tanto en lo periodístico como en su producción y comercialización-, el noticiero de la noche.

    Desde el análisis económico empresarial, sustenté, que la difícil situación operacional originada por múltiples variables, como la recesión económica y la aparición de los canales privados  -RCN y Caracol-, que fragmentaron la audiencia y por supuesto la pauta publicitaria, llevó a nuestro canal regional Telantioquia, a tomar la decisión de producir y comercializar su propio noticiero en la franja prime, como una tabla de salvación operacional, que le permitiría en el corto y largo plazo alcanzar rentabilidad y garantizar su viabilidad económica y financiera.

    Expresé también mi opinión, en el sentido de que más allá de procurar supervivencia y crecimiento empresarial a un canal público, tenía que trascender el debate ético sobre los derechos de los televidentes para acceder a una información exenta de manipulación política, como la que se podría desprender del hecho de que una entidad estatal, realizara el único noticiero de la noche, con la posibilidad de llegar a millones de personas y formar en ellas opiniones, imaginarios colectivos e incluso condicionar claramente su conducta.

    El tiempo nos dio la razón. Desde el inicio de este Gobierno, la señal fue negativa. El primer día se produjo un atropello infame, la salida de Luz María Montoya como Directora de Telantioquia Noticias. Qué ironía, se enteró a través de una noticia, en la cual el Gerente dijo que llevaría una persona de “confianza”. Me pregunto: ¿De confianza para qué? Una periodista con más de 22 años de ejercicio periodístico, cuya responsabilidad y honestidad la han distinguido siempre en su ejercicio profesional, no mereció el más mínimo respeto del Gobierno, ni de muchos de sus colegas, ni de los organismos para la libertad de prensa que brillaron por su silencio.

    Con este reprochable acto de censura, le cobraron, que tres meses atrás en debate televisado con los candidatos a la gobernación, en el eje temático sobre seguridad, le preguntara al entonces aspirante Luis Alfredo Ramos por la coincidencia entre el crecimiento de su caudal electoral con la expansión del paramilitarismo en Urabá y el norte del Área Metropolitana, situación denunciada por la investigadora Claudia López y por la que la Fiscalía le había iniciado investigación. Extrañamente, en reciente fallo, la Corte se refirió a tres municipios de Urabá en los cuales fueron elegidos alcaldes de Alas Equipo Colombia con apoyo del paramilitarismo.

    El comunicador de la campaña del Gobernador Ramos, lideró y estimuló la indigna censura de su colega. Hoy en calidad de Gerente de Comunicaciones de la Gobernación, es quien preside la Junta Administradora del Canal. ¿Tendrá algo que ver su estilo, con el sesgo y el desequilibrio informativo en el que ha caído el noticiero de Teleantioquia? ¿Por qué no estarán incluyendo a todas las fuentes y sí versiones sesgadas de la noticia o las del Gobierno exclusivamente? ¿El Estado estará manipulando la información?

    Como lo dije hace diez años, es esencial el planteamiento sobre los principios que garantizan el derecho del ciudadano a la verdad; que comprometen a administradores, directores, reporteros y demás personas que realizan los informativos a trabajar en forma veraz, exacta, imparcial, independiente, responsable, prudente y plural, como lo establece el propio Manual de Estilo para Noticieros de Teleantioquia.

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    “Sí hay cartel de obras”

     

     

    Hace un mes, el domingo 17 de abril, el Periódico El Colombiano publicó dos sustentadas investigaciones, realizadas por el periodista Germán Jiménez Morales, que hacen referencia a la presunta existencia de un “cartel de obras”, que gira, según uno de los empresarios -fuente de las investigaciones-, “…alrededor del presupuesto de la Gobernación de Antioquia destinado a las obras públicas”. Según la investigación, este empresario, con más de 15 años de experiencia en contratación de obras públicas, le reveló a EL COLOMBIANO la manera cómo funciona el presunto “cartel de obras”, afirmando que: “…de los presuntamente exagerados incrementos que han tenido los precios pagados a los contratistas sale la comisión del 15%”.  

     

    Según el empresario: “Los porcentajes se manejan de acuerdo con la participación en el grupo. Los dueños del combo, antes mencionados, pagan un 13% para ganarse los contratos…”…“…cuando a alguien por fuera del grupo le permiten acceder a un contrato…debe pagar un 2% adicional, a favor del grupo controlante, y sostener así la oficina que tienen con ingenieros y abogados que elaboran los pliegos y manipulan las fórmulas. Así se consolida el famoso 15%”…“…11% para un jefe, 2% para el grupo y el otro 2% para los internos de la Gobernación”…“El grupo garantiza que a través de los sobreprecios en las licitaciones y el manejo de las interventorías, que también controlan, se aseguran el pago de la comisión y la utilidad del contratista.

     

    Para tratar de desviar la atención de la opinión pública, el Gobernador y su Secretaria de Infraestructura, recurren a un argumento deleznable y manido, tildarnos de “viudos del poder” o “políticos quejosos” que perseguimos su gobierno. Tal parece que no hay otra defensa, quienes tengan diferencias o denuncien, serán declarados conspiradores, como lo hace con los empresarios que realizan las denuncias: “…si existe un cartel esto obedece a una confabulación de contratistas, movidos por las ambiciones…”. Para los empresarios, el “cartel” requiere de los funcionarios. “…se necesitan los funcionarios internamente para que manejen tanto los pliegos como los precios, ya sea con ítems representativos o con fórmulas, como es la nueva metodología…"

     

    La repuesta anticipada a esa reacción patológica o fantasiosa del Gobernador, de ver persecución o “confabulación” en todas las denuncias, la entrega el mismo Periódico EL COLOMBIANO: “Con el  propósito de preservar su autoridad moral para hablar de la lucha contra la corrupción, la seccional Antioquia de la Cámara Colombiana de Infraestructura (CCI) colgó en su página web un estudio que, a la manera de una 'prueba reina', saca a la luz pública uno de los mecanismos de manipulación de las licitaciones de la Gobernación de Antioquia, a través de los ítems representativos”...“…El informe, además del valor civil que implica su difusión masiva, también tiene cierto aire de confesión ante el resto de la sociedad”


    Como lo denunció el Ex congresista Ramón Elejalde: “Están jugando un verdadero botellón, donde algunos se agachan para que otros pasen”. Según EL COLOMBIANO, “…un juego de botellón, en el que un grupo de contratistas habría manejado concertadamente sus ofertas, subiendo o bajando el precio de sus propuestas, para asegurar el contrato a una firma previamente señalada”.


    Así lo demuestra el estudio “Modalidades de asignación de puntajes en las licitaciones de obras públicas de infraestructura en el Departamento de Antioquia, entre los años 2008 a 2010”
    “En su desarrollo se revisaron 1.328 contratos adjudicados por la Gobernación de Antioquia, entre enero de 2008 y abril de 2010, por valor de 1,3 billones de pesos. De ese gran total, la atención se concentró en las obras públicas adjudicadas en el mismo período, por 382.676 millones de pesos”.

     

    Este documento de la CCI, se convierte en el soporte técnico de una contundente y grave denuncia pública: “La CCI observa que no es conveniente el uso de ítems representativos como criterio de calificación cuando hay información temporalmente oculta relacionada con la evaluación de los ítems y, también, cuando se evalúan con fórmulas que fomentan prácticas que posibilitan distorsionar promedios”.

     

    Y cuestionan: “¿Por qué no se leen los ítems representativos ofertados por todos los proponentes en la audiencia de apertura de las propuestas, si lo único que hace es brindar mayor transparencia a los procesos?¿Para qué mantener un pliego de condiciones en el que el valor total de la oferta no determina el ganador, siendo los ítems representativos el criterio definitorio?".

    “La otra cara de la moneda es la presunta manipulación de esas fórmulas por parte de aquellos contratistas que se han amparado en el presunto cartel de las obras públicas. Y ahí, vale precisarlo, también están involucradas compañías agremiadas por la Cámara Colombiana de Infraestructura”... “El gremio de la ingeniería documenta el pecado, pero no pone su dedo acusador sobre los presuntos pecadores. No obstante, esa tarea ya la hizo un grupo de tres empresarios que desde hace más de un año viene analizando las fallas en la contratación de la Gobernación de Antioquia y que ahora cuenta con el respaldo de más de 25 firmas”.

    Como lo anota EL COLOMBIANO, el valor del estudio difundido por la CCI, está en la fuerte conclusión: “…de ser cierta, la concertación de los oferentes en esos procesos licitatorios constituiría un fraude procesal, que dada su vocación de permanencia y perpetración en un número reiterado de eventos comportaría un eventual concierto para delinquir, situación que merece ser puesta en conocimiento de las autoridades respectivas”.  

     

    Recomendamos nuevamente, el Editorial de EL COLOMBIANIO del 9 de marzo: ¿Será qué no quedan justos?, “Los "carruseles de contratación" son una manifestación más, y particularmente odiosa, de lo que ya parece una maña generalizada y sin ninguna región del país por manchar. En el caso de Antioquia, hay que esperar a que los organismos de control hagan su labor, ojalá a la mayor brevedad posible, y determinen si efectivamente existen los tales carruseles”… “Pero mientras tanto, ya va siendo hora de que el Gobernador del Departamento haga una manifestación lo suficientemente contundente como para despejar tantas dudas e interrogantes que van surgiendo cada día con mayor insistencia. La ciudadanía demanda explicaciones y una claridad sin fisuras por parte del máximo responsable político y administrativo de Antioquia”. 

     

    También esperamos que los organismos de control, Fiscalía, Procuraduría y Contraloría General de la República, avancen en las investigaciones que esclarezcan este oscuro episodio de la vida institucional del Gobierno de Antioquia. Mientras tanto, la Contraloría General de Antioquia, en su estilo perverso, incurre en un posible prevaricato, tratando de distraer a la opinión pública con cortinas de humo y atentando contra la honra y el buen nombre de quienes nos hemos atrevido a denunciar estos posibles delitos y, la falta de imparcialidad y de autoridad moral del Contralor, que ante estas y otras gravísimas denuncias, guarda profundo y absoluto silencio, mientras acompaña a inaugurar obras a su presunto controlado, su íntimo amigo y jefe político, el Gobernador. 

     

     

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    La marcha interrumpida

    Fotógrafo: Jesús Abad ColoradoLos Ex Gobernadores de Antioquia, Guillermo Gaviria Correa y Gilberto Echeverri Mejía, iniciaron con profunda convicción ética y con sentido de responsabilidad política, una marcha hacía la construcción colectiva de la filosofía de la no violencia como camino hacia la justicia, la libertad y la reconciliación; propósito en el cual, fueron acompañados por muy diversos sectores sociales y por las gentes de campos y ciudades que desde sus entornos vitales sueñan con resolver conflictos, exclusiones e inequidades.Tristemente, cuando nuestros líderes, en ejercicio de su convicción filosófica, realizaban en acto valeroso la marcha por la reconciliación con Caicedo, su camino pionero fue interrumpido abruptamente por las Farc, el 21 de abril de 2002, quienes los secuestraron y después de más de un año de cruel cautiverio, el 5 de mayo de 2003, los asesinaron vilmente, con los soldados y oficiales del ejército que compartieron su sacrificio.

    El pasado 5 de mayo, conmemoramos 8 años del atroz magnicidio que privó a los ciudadanos antioqueños de su Gobernante y del Comisionado de Paz y generó en el ánimo de muchas personas, escepticismo, desesperanza e incertidumbre, sobre las posibilidades de un proyecto construido desde sólidos fundamentos de justicia, equidad social, inclusión política, respeto profundo por las diferencias sociales y las divergencias ideológicas.

    La libertad como valor fundamental y no subalterno y la dignidad su valor conexo, fue su convicción. Su responsabilidad social fue constante. Oportunidades y posibilidades en educación, salud, vivienda, trabajo digno, nutrición infantil y el respeto a los derechos del más débil, fueron prioridad en su tarea de servicio público. Sabían como ninguno, que el núcleo de la agenda política de un pueblo, es el respeto a sus derechos humanos. Su magisterio público estuvo siempre basado en la visión de un Estado transparente, regulador, eficiente, eficaz y facilitador.

    Sí hay un camino, la no violencia, que nos permitió encontrar otras rutas, que se definieron desde el diálogo abierto de una sociedad participante y un buen gobierno. El Planea, el Plan Congruente de Paz, las Asambleas Constituyentes, el Laboratorio de Paz del Oriente antioqueño, Mana, Viva, la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas, la Rendición Pública de Cuentas, son rutas y procesos de amplia convocatoria ciudadana, que se convirtieron en toda una revolución social, que ellos gestaron y pusieron en marcha.

    La marcha por ellos iniciada, no sólo fue interrumpida por quienes no respetaron su libertad y sus vidas, también lo es por quienes desdibujan el compromiso con lo público y abusan del poder -por acción o por omisión-, por la corrupción que carcome nuestro cuerpo institucional y social, por el sectarismo y la exclusión, por la mezquindad de algunas instituciones, como el Gobierno de Antioquia, para quien parece que nada representa la vida y obra perenne, mucho menos el histórico y execrable magnicidio de dos Ex Gobernadores ocurrido en su cautiverio.

    Respetamos y valoramos su legado, honrando su memoria, hoy y siempre, con la convicción de que la siembra que depositaron en tierra fértil y abonada, más temprano que tarde, germinará. Por Guillermo y Gilberto a quienes abrazamos hasta el infinito; por quienes sufren y padecen el secuestro, la tortura, la desaparición, las violencias; por los excluidos y marginados, la marcha, sólo se interrumpió temporalmente,  continuará con renovado vigor en el largo plazo, por la construcción de una Antioquia nueva, de una Colombia justa, equitativa, incluyente y en paz, como la que ellos soñaron y por la que lucharon hasta el supremo sacrificio de sus vidas.

     

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    Acuerdo Liberal en Antioquia

    Para participar en las elecciones territoriales del próximo 30 de octubre, según la Dirección Nacional Liberal -DNL-, “más de 15 mil líderes de todo el país presentaron su nombre para representar el ideario Liberal…”, alrededor del 10% de ellos, 1.500, en Antioquia.

    Precisamente en Antioquia, son varios los años de distancias y diferencias de fondo que mantenemos muchos de los dirigentes liberales. Me imagino que es igual en el resto del país y de partidos.  En nuestra precaria cultura política, pareciera que los odios, la ofensa y la calumnia fueran, en los espacios donde se adelantan los debates o las campañas, los argumentos que más valor tuvieran. Lastimosamente hemos dejado profundizar ese estilo y sus heridas.

     Por ello, en Antioquia no ha sido ni será nada fácil tomar decisiones sobre candidaturas, después de tantos años de dificultades y tropiezos. Sólo hasta el pasado 18 marzo, instalamos la Dirección Liberal Departamental –DLD-, convencidos de la necesidad de reconstruir confianzas entre las diferentes tendencias y matices liberales con miras a recuperar la institucionalidad, la credibilidad de la ciudadanía y de la militancia en general.

    Ese espíritu de reconstrucción de confianzas -que será lenta y complicada-, es el punto de partida que nos permite lograr un acuerdo histórico alrededor de candidaturas únicas para alcaldías en 96 municipios de los 125 donde se inscribieron aspirantes en nombre del Partido. Por decisión unánime de la DLD, que consta en Acta 002 –con algunas respetuosas constancias-, se definieron candidaturas únicas en 84 municipios, consulta en 7 y encuestas en 5.

    Para la realización de este gran acuerdo  debo resaltar el apoyo de la DNL, los congresistas y corporados, la voluntad de los directoristas y el aporte decidido del señor Copresidente del Partido en Antioquia, doctor Néstor Hincapié Vargas, con quien establecimos una relación de mutuo respeto con la responsabilidad de sacar adelante un acuerdo equilibrado, lo menos traumático posible, que nos permitiera avanzar desde lo municipal, en ese proceso paulatino de reconstrucción de confianzas.

    Cuando recibimos la responsabilidad que nos entregaron los directoristas, de ser los Codirectores del Partido en Antioquia, el doctor Néstor Hincapié y yo nos hicimos una pregunta, ¿qué nos puede unir en medio de tantas distancias y diferencias? La respuesta fue nuestra primera decisión para avanzar de fondo en la construcción del acuerdo: tratar de respetar al máximo las presencias y liderazgos de las diferentes tendencias del Partido en los municipios.

    Para ello hicimos un seguimiento a la huella digital trazada en las urnas en la elección de los Directorios Liberales Municipales -DLM-, de la DLD y en los recientes procesos electorales de Congreso, consulta interna del Partido para la Presidencia de la República y primera vuelta presidencial.

    De acuerdo con los estatutos y las directrices de la DNL, se analizaron los perfiles de los aspirantes y los apoyos de las DLM y de la DLD, concejales y fuerzas sociales, de los diputados y de los congresistas y otras realidades y dinámicas políticas locales, para tratar de buscar al máximo los equilibrios.

    Donde por la complejidad, no fue posible consolidar el acuerdo, las decisiones la tomó el jefe y director único del Partido, doctor Rafael Pardo, las cuales desde la DLD respetamos valoramos y acogemos, como esperamos lo haga la dirigencia y la militancia con este gran e histórico acuerdo, apoyando con decisión, entusiasmo y optimismo, las candidaturas liberales.

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    Cortina de humo del Contralor

    En ejercicio del control político he reiterado que son amplios los interrogantes que existen sobre la imparcialidad y transparencia del control fiscal en varios territorios del país, incluido Antioquia.

    Desde la elección del doctor Jorge Rojas Otalvaro como Contralor de Antioquia, alertamos sobre su posible falta de imparcialidad por la relación de íntima amistad y los vínculos de militancia política con su fiscalizado, el Gobernador Luis Alfredo Ramos Botero, de cuyo equipo de campaña y de empalme formó parte. 

    Abiertamente hemos cuestionado su desnaturalizada “iniciativa” de crear la Fundación para el Buen Gobierno -con un exagerado objeto-, para contratar con él mismo y con los gobiernos que vigila, sacrificando así, la autoridad moral de su cargo.

    Fundación que defiende con la tesis de que “algo no está prohibido y permitido a la vez”, aduciendo que si está permitido, es una responsabilidad del Congreso de la República, es decir, mientras exista el vacío en la Ley, todo es posible, así no sea ético.

    Desde esta Contraloría para la que todo parece valerse, de forma arbitraria, en un posible prevaricato, después de varios años de rendir versión libre esclarecedora sobre las dudas de un hecho del 2005, sin realizar pruebas, ni determinar o cuantificar técnicamente un presunto detrimento patrimonial, nos imputan cargos y embargan al Ex Gobernador Aníbal Gaviria y a mí, por algo en lo que no participamos, vulnerando nuestros derechos a un debido proceso y a la legítima defensa.

    Aunque no participamos, consideramos acertada la transacción, cuyos efectos sociales, jurídicos y financieros se estudiaron al analizar las posibilidades de liquidar el Fondo Ganadero de Antioquia o entrar en ley 550, lo que hubiera representado una pérdida enorme para el patrimonio de Antioquia. De allí que la decisión de permitir la capitalización, que aunque diluyo la participación, hoy garantiza la valorización al 100% de la inversión y mantiene el espíritu de la Ordenanza 05E/99.

    Las imputaciones que nos hacen, se soportan en la no existencia de estudios. Contradictoriamente, con celeridad de encomio, sin abrir proceso para defender a su amigo y precandidato a la Gobernación frente a la compra de las acciones de Pescadero Ituango, sostuvo el Contralor que a “…la necesidad de contar con estudios previos de valoración en este tipo de operaciones, por parte de las entidades del sector público, se pudo evidenciar que no se cuenta con pronunciamiento alguno  en materia legal vigente”.

    Y agrega, “…por lo tanto a falta de herramientas suficientes que permitan predecir los rendimientos futuros de la inversión, no es posible determinar la existencia o no de un eventual detrimento patrimonial en la operación…”.

     

    De acuerdo con la tesis del Contralor, invito a leer la nota 9 de los Estados Financieros del Idea, del año 2009, sobre el Fondo Ganadero de Antioquia: “A 31 de diciembre de 2009 la acción cerró con una cotización  en bolsa de  $2.000”. Se nos pretende imputar un presunto detrimento patrimonial, cuando entre el 2005 y el 2008 se registró contablemente lo contrario, una valorización del 100%, es decir, de $8.350 millones, se duplica el valor de la inversión a $16.700 millones.

    También recomiendo leer la nota 5, que se refiere a la inversión realizada en el año 2008 por el Idea en el Fondo Ganadero de Antioquia por $24.709 millones, por la compra de 12.354.643 acciones, a un valor de $2.000 pesos por acción. ¿Cómo pudo el amigo del Contralor y precandidato a la Gobernación, invertir $24.709 millones en un negocio que no es rentable? ¿Lo estará investigando la Contraloría?

    Además de afectar nuestra honra y buen nombre, ¿se estará intentando desviar la atención de las investigaciones que se adelantan sobre la contratación de infraestructura y la Fundación para el Buen Gobierno? O ¿minimizar las gravísimas denuncias de empresarios, que afirman que en Antioquia “Si hay cartel de obras”?

     

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    La lección de la Corte

    Así lamentablemente en el corto plazo genere dificultades en la atención y mitigación de los efectos del desastre invernal, es absolutamente respetable y debemos acatar la decisión de la Corte Constitucional de considerar inexequible el Decreto 020 del 7 de enero de 2011, por el cual se prorrogó la declaratoria del Estado de Emergencia. Obviamente, la decisión de la Corte, produjo inmensa preocupación en el gobierno y asombro en la comunidad en general.

    Según el Presidente de la República, han quedado sin fundamento las medidas consecuenciales que fueron adoptadas para mitigar y resolver la crisis generada por el crudo invierno, entre ellas, los más de cinco y medio billones de pesos destinados para el efecto. Para la comunidad en general, el efecto grave, está en la desaparición de las herramientas paliativas prometidas por el Gobierno.

    Lo que resulta inexplicable, es que el gobierno hubiese expedido el decreto 020 del 7 de enero de 2011, para prorrogar la declaratoria del Estado de Emergencia con el fin de conjurar la grave calamidad pública e impedir la extensión de sus efectos, pero sin precisarlos, pues en alguno de sus considerandos simplemente señala que “A pesar de que el Gobierno Nacional dictó medidas para conjurar la crisis generada por los hechos descritos en el Decreto 4580 de 2010, las nuevas situaciones sociales, económicas, ecológicas y de calamidad pública descritas conllevan un cúmulo de riesgos imprevisibles que debe atender el Gobierno Nacional”.

    Se denota aquí una evidente falla jurídica, una inocultable imprevisión por parte de la Secretaría Jurídica de la Presidencia de la República, pues la motivación fundada en datos concretos provenientes de la realidad, con especificidad y detalle, es la primera condición que debe reunir un decreto de esta índole, que es precisamente lo que se echa de menos, como acertadamente lo señaló la Corte Constitucional.

    Resulta gravísimo para la suerte de millones de colombianos, que la norma esté anti técnicamente redactada. Si el fondo es importante, la forma debida condiciona su adecuado encuadramiento constitucional. Cuando ello no ocurre, la Corte decide, como en este caso. El Gobierno ha pedido la modulación de la sentencia, con lo que -nuevamente-, parece enviar el mensaje errado de que su inadecuada técnica normativa debe ser tratada con sanción diferida en el tiempo, es decir, solicitando una especie de plazo para remediar el asunto, que debe llevar a vía legislativa.

    Mientras tanto, el gobierno apenas reacciona frente al invierno, pero no aborda, por falta de herramientas legales, la urgentísima tarea de la reconstrucción y de la reformulación de políticas públicas. Es esta última tarea la que está en riesgo, no como consecuencia del fallo de la Corte, sino por la inadecuada elaboración del citado decreto y la necesaria coordinación interinstitucional.

    Ojalá el problema de falta de rigurosidad jurídica que se presentó en la prórroga de la declaratoria del Estado de Emergencia, no esté empezando a hacer carrera en el país y la propuesta del plan de desarrollo y la reglamentación de las leyes, no se estén convirtiendo en una especie de puertas giratorias por las que entra y sale todo asunto que corre suerte adversa en las altas cortes o una inadecuada presentación o trámite en el Congreso de la República.

    Es clara la lección de la Corte, son fundamentales la esencia y la forma, el rigor técnico jurídico y la transparencia democrática en la expedición de las normas, en el sentido de que, en propuestas como la del plan de desarrollo o en la reglamentación de las leyes, no se invadan las órbitas propias del Congreso de la República, que en el principio del equilibrio democrático de poderes es el que tiene la atribución constitucional de expedir las leyes.

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    Una Agencia Nacional de Movilidad

    http://eugenioprietosoto.wordpress.com/2011/03/27/una-agencia-nacional-de-movilidad/

    La semana anterior nos referimos a la propuesta que presentamos desde la Comisión VI del Senado de la República, para incluir en el proyecto de ley del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, “Prosperidad para todos” -PND-, una Política de Movilidad dirigida a impactar los graves problemas que en esta materia vive nuestro país y a poner en marcha -como han hecho naciones más avanzadas-, una Política de Transporte mucho antes que una Política de Obras para garantizar el desplazamiento ágil, económico, oportuno y seguro de los colombianos y de las mercancías en las ciudades, los territorios del país y el exterior, y procurar soluciones, tanto inmediatas para afrontar a modo de paliativos la actual insostenible situación y al mismo tiempo, programar a largo plazo, el desarrollo de la movilidad colombiana. 

     

    Por ello propuse incluir un artículo en el PND, que le entregue al Gobierno la responsabilidad de presentar a consideración del Congreso, un proyecto de ley que señale de manera general los principios que regulen la movilidad, como garantizar la movilidad de las personas y mercancías; diferenciar la política de obras e infraestructura de la política de movilidad, de tal manera que la primera esté al servicio de la segunda; señalar los criterios para la fijación de las tarifas en los distintos modos de transporte; favorecer la integración donde predomine el modo colectivo y masivo, con incentivos para las empresas que usen combustibles limpios; y,  garantizar la efectiva movilidad de las personas como un servicio público esencial asequible a toda la población en condiciones de calidad, oportunidad, seguridad y economía. 

     

    Para tales propósitos, planteamos la creación de una Agencia Nacional de Movilidad -ANM-, que dependa directamente de la Presidencia de la República y se constituya en el organismo técnico independiente, que en el futuro actué como definidor y regulador máximo de la movilidad en Colombia, que pueda presentar ante el Congreso iniciativas de ley y tenga como misión, efectuar una integración intermodal de los diferentes elementos que facilitan la movilidad y posibilitar una articulación interterritorial de manera que no haya obstáculos ni fronteras que pongan límites a la movilidad de los colombianos en las ciudades y entre los diferentes territorios de la República.

     

    El estatuto jurídico definitivo de la Agencia será determinado por la ley que regule la movilidad en Colombia y en ella se consagrará su organización y funcionamiento y se preverán los recursos necesarios para su gestión. Entre otras funciones, la Agencia deberá avalar y efectuar las evaluaciones y previsiones de demanda. Para tal fin, podrá contratar los agentes privados que estime necesarios, sin perjuicio de que sólo sus decisiones tendrán valor público e implicarán el respaldo del Estado. 

     

    Asimismo, evaluará y revisará los proyectos de transformación de aquellas estructuras actuales que pretendan adecuarse a los principios y objetivos que en el PND se postulan y propondrá al gobierno nacional y a las autoridades de transporte en el ámbito territorial, las medidas administrativas, legales y de apoyo financiero y fiscal, necesarias para lograr dicha transformación.

     

    Dentro del año siguiente a su creación, la Agencia remitirá al Congreso un proyecto de movilidad nacional que en calidad de norma de principios, código o estatuto, garantice la movilidad, la seguridad vial y la disminución de la accidentalidad que tantas vidas y tragedias humanas nos cuesta. Recordemos que por esta causa, cada año fallecen en Colombia alrededor de 6.000 seres humanos y 45.000 quedan lesionados. ¡Cifras, absolutamente escalofriantes!  

     

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    Una política de movilidad

    El Gobierno Nacional, ha identificado la infraestructura de transporte como una locomotora estratégica de crecimiento, que le permita pagar una “…deuda con la población y el sector productivo de unir el territorio y llevar, con mayor seguridad, prontitud y a menores costos, los productos y las ideas de los colombianos al resto del país y al mundo”. Valoramos que  esta locomotora esté dirigida a impactar positivamente en la competitividad, pero consideramos un enorme vacío del proyecto de ley del Plan Nacional de Desarrollo -PND-, que no esté igualmente orientada a impactar la movilidad de las personas.

    En materia de movilidad de mercancías, en principio, nada habría que objetar al PND. Salvo que incluye materias que racional y sistemáticamente se corresponden con la movilidad de las personas, como es el caso de la seguridad vial. Sin embargo, en ese preciso aspecto, se aprecia un vacío casi absoluto de categorías y definiciones conceptuales, aunque no así de medidas, que, no obstante, al carecer de un ensamble lógico en una Política general de Movilidad en muchos casos son simplemente propuestas cuantitativas tan discutibles como probablemente inútiles para paliar los graves problemas que en materia de movilidad de las personas, vive nuestro país.

    El problema, contrario a lo que pueda parecer, no es tanto de emplear recursos, sino de organización de las decisiones, porque la movilidad no se garantiza a base de emprender obras sino de estructurar recursos. Y eso se consigue poniendo en marcha, como han hecho las naciones más avanzadas, una Política de Transporte mucho antes que una Política de Obras. Ello comporta, como en todas las grandes decisiones políticas, una regulación normativa que asiente las bases de las acciones concretas que deberán acometerse para garantizar a todos los colombianos una movilidad efectiva.

    Situada en el umbral del siglo XXI, Colombia se encuentra estrangulada por la inexistencia de redes adecuadas de movilidad que posibiliten el desplazamiento de las personas tanto en el interior de las ciudades como desde un municipio a otro y por tanto, precisa de una política que siente las bases para resolver la movilidad de las próximas generaciones.

    Un potencial estrangulamiento total de la movilidad, que además de impedir el desplazamiento de las personas, amenaza de manera tangible los flujos económicos. Algo que se debe a dos causas que operan en la misma dirección negativa: la falta de previsión de generaciones anteriores, que preocupadas por los problemas inmediatos, olvidaron construir la movilidad del futuro, y los avances positivos en materia de orden público, que han permitido el libre desplazamiento de la ciudadanía, generando en importantes zonas del país  un incremento sin precedentes de la demanda nacional de movilidad.

    Para hacer frente al clamor nacional de movilidad que actualmente siente la sociedad colombiana, se precisa elaborar un Plan Nacional de Movilidad que garantice el desplazamiento de los colombianos tanto en el interior del país como en las ciudades, y que procure soluciones tanto inmediatas para afrontar, a modo de paliativos, la actual insostenible situación, como para programar el desarrollo futuro de la movilidad colombiana.

    Por ello, desde la Comisión VI del Senado de la República, estamos proponiendo, se incluya en el PND, un apartado que contenga una definición de principios y contemple los presupuestos sobre los que deberá discurrir la Política de Movilidad para los próximos cuatro años en Colombia. Sólo así se conseguirá que los colombianos del mañana no padezcan la difícil situación que ahora atravesamos en materia de movilidad y que está lesionando de manera cierta e inaceptable nuestros derechos como seres humanos y como ciudadanos de una República moderna.

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    El ejemplo del Contralor

     

     

    Esta semana -9 de marzo-, el Periódico EL COLOMBIANO -en un reflexivo editorial que compartimos integralmente-, nos convoca, a que no aceptemos la corrupción como “algo cultural”. “El país no debe resignarse a que la corrupción sea parte del paisaje…”. “Ya hasta los encargados de fiscalizar la gestión pública -como se ha visto tristemente en Bogotá- son los encartados en bochornosos casos de delitos contra el patrimonio estatal”.

     

    Es cierto, los responsables del control, que además de fijar parámetros de conducta a sus vigilados, deben al mismo tiempo, ser ejemplo en la práctica decente del servicio público y en el acatamiento de las normas sobre las que soportan su ejercicio constitucional y legal de controlar a otros. En este sentido, hemos denunciado las irregularidades del ejercicio del control fiscal en Antioquia, reiterando, que al igual que en Bogotá, merece amplios interrogantes sobre su imparcialidad, transparencia y autoridad moral.

     

    En el caso de Antioquia, por “iniciativa del Contralor”, se crea la Fundación para el Buen Gobierno o para el Bienestar Global -FBG-, con un amplísimo objeto para contratar de todo como en botica, con la misma Contraloría, sus vigilados y un sin número de entidades territoriales por todo el país, obviando el elemento esencial de la contratación pública, la licitación. Muy grave además, que la Asamblea General de la FBG -estatutos, artículo 10-, sea presidida por el funcionario sobre quien recae el ejercicio del control fiscal, es decir, el Gobernador de Antioquia o quién éste designe.

    Además de lo anterior, y refiriéndonos a los “…bochornosos casos de delitos contra el patrimonio estatal”, no podrían ser más lamentables y vergonzosos, los graves hallazgos que contiene el informe final de la Auditoría Especial, realizada por la Auditoría General de la República a la Contraloría General de Antioquia -Enero de 2011-: “…evidenciándose una serie de actuaciones encaminadas a viabilizar la adjudicación del contrato 134/09, en contra de los principios de transparencia y selección objetiva”.

     

    Dice la Auditoría sobre este contrato 134/09, por valor de $1.078 millones, adicionado en $539 millones, que paradójicamente tiene como objeto: “El Implementar una solución tecnológica que permita optimizar, las actuaciones propias del Control Fiscal…”, que además de posible interés ilícito y abuso o desviación de poder; se obvió la obligación legal de adelantar una licitación pública; se organizó un proceso de selección para dar visos de legalidad a la contratación de una empresa con cuarenta días de creada; se vulneró el principio de la selección objetiva; y se ajustaron los pliegos a las necesidades de un oferente.

     

    Estos gravísimos hechos, que configuran un presunto hallazgo penal, sobre quien ejerce el control fiscal en Antioquia, se pusieron en conocimiento de las autoridades penales a fin de que se establezca la posible existencia de un delito.

     

    Unimos a todo lo anterior, los reparos de la Contralora General de la República, doctora Sandra Morelli Rico: “La Contraloría en Antioquia no ha tenido la “suficiente diligencia” para investigar las denuncias de irregularidades en el sistema de contratación”. ¿Quién garantiza entonces, que las cuentas auditadas al Gobierno de Antioquia, municipios y demás entidades vigiladas, incluyendo los contratos de la FBG, no tienen sesgo, presión indebida, permisividad o favorecimiento de parte de un Contralor que no tiene autoridad moral para fiscalizarlos?

     

    Retomando el editorial de EL COLOMBIANO: “…aunque también muchos de los que deberían dar ejemplo de rectitud y dignidad, a veces nos hagan ir perdiendo la esperanza”.

     

     

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    ¿Quién controla al Contralor?

     

    En ejercicio de control político planteábamos la semana anterior, que al igual que en Bogotá, en otros territorios del país, incluido Antioquia, el control fiscal merece amplios interrogantes sobre su imparcialidad, transparencia y autoridad moral. 

    Expresamos que al Congreso de la República le compete asumir con rigor esta reflexión que deberá incluir lo que está sucediendo con la contratación pública a través de una serie de fundaciones cuyo objeto y aplicación práctica, no parecieran concordar con los fines constitucionales y legales, e inquirimos: ¿Qué pensará el Auditor General de la República de estos extraños tiempos en los que un contralor departamental propone la creación de una fundación que ha de contratar con él mismo y con los gobiernos que vigila, sacrificando así, la autoridad moral de su cargo? 

    Hoy quiero, además de reiterar el anterior interrogante, agregar otros al Auditor General de la República, quien tiene la responsabilidad constitucional y legal de vigilar la gestión fiscal de las contralorías departamentales, instándolo a realizar una auditoría especial que le entregue respuestas a la opinión pública, sobre ¿Para qué se creó realmente, por " iniciativa del Contralor de Antioquia ", la Fundación para el Buen Gobierno o para el Bienestar Global -FBG-? ¿Con recursos públicos, cuántos, con qué objeto, por qué valor y con qué entidades, ejecutó y ejecuta contratos la FBG? ¿Cuál es la conveniencia y/o legalidad de esos contratos? ¿Cuántos ha firmado con la propia CGA? ¿Quién ha fiscalizado todos los contratos? ¿La misma CGA? Por lo demás, ¿Existen hallazgos de fondo y sanciones fiscales de la Contraloría sobre contratos suscritos con la FGB?

    Cabe recordar que en el Acta 002 de Junta Directiva del Instituto para el Desarrollo de Antioquia IDEA, de Marzo 12/08, se autoriza al Gerente para la constitución de una persona jurídica, argumentando que: "…existe una iniciativa del Contralor de Antioquia, para que (…) se suscriba un acuerdo, que podría desembocar en la constitución de una persona jurídica, con un objetivo amplio para atender, entre otras cosas, la capacitación y asesoría a los Municipios en temas relacionados con el buen gobierno y los planes de desarrollo" . No obstante, la "iniciativa del Contralor de Antioquia", pareciera haber ido más allá de la propuesta presentada al IDEA, de "atender la capacitación y asesoría a los Municipios…".

    Recordemos también, el hecho extraño que consta en sus estatutos y en el certificado de existencia y representación legal, según el cual, el domicilio de la FBG, es la calle 42 No 52-106, Piso 6º, que es la misma dirección donde funciona la Contraloría General de Antioquia. ¿Podrá una fundación que realiza convenios y contrata con recursos públicos, operar en las instalaciones desde las que se vigila o fiscaliza entidades con las que realiza disímiles convenios y contratos, entre otros, con municipios, gobernación, secretarías de despacho -incluyendo infraestructura-, institutos descentralizados, y más grave aún, con la propia Contraloría?

    La propia Contraloría General de Antioquia ha sido prodiga en firmar convenios y contratos con la FBG. Del listado, por vía ilustrativa, están, entre otros, el 030/08 por valor de $1.295 millones, el 088/09 por $138 millones, el 069/09 por $175 millones, el 070/09 por $514 millones, el 033/10 por $39 millones.

    ¿Y, qué decir del objeto de la contratación? Los cuantiosísimos recursos públicos han servido para contratar de todo como en botica, interventorías; mantenimiento y construcción de vías; construcción y adecuación de centros educativos; dotación de bibliotecas; compra de vehículos, muebles y enseres, readecuación de instalaciones locativas y muchos más que distan monumentalmente de "… atender la capacitación y asesoría a los Municipios…" Nos preguntamos entonces ¿Nació desnaturalizada la " iniciativa del Contralor de Antioquia"?

     

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    La imparcialidad del Contralor

    Ante las denuncias y quejas realizadas por diferentes ciudadanos, medios de comunicación y contratistas, el pasado 27 de octubre, en ejercicio del control político, desde la Comisión VI del Senado de la República, solicitamos a la Contralora General de la República, Sandra Morelli, realizar control excepcional sobre la contratación en obras públicas e infraestructura, efectuada desde enero de 2008 hasta la fecha, por parte de la Gobernación de Antioquia, así como a la contratación que con recursos públicos haya hecho durante el mismo período, la Fundación para el Buen Gobierno, creada por “iniciativa del contralor de Antioquia”, con la cual se ha obviado la licitación.

    El control excepcional requerido, se inició la semana anterior con la inspección a la contratación de la Secretaria de Infraestructura, hecho que mereció un escueto comunicado de su titular, Maria Cristina Mesa, en el que expresó: “…que todos los procesos contractuales se adelantaron en estricto cumplimiento de las normas legales, tal y como fue auditado ya por la Contraloría General de Antioquia, entidad que encontró todo ajustado a la normatividad (sic) vigente” y resaltó que durante los últimos tres años, “…no han tenido objeción alguna de parte del organismo de control”. Cabe preguntar: ¿ese visto bueno incluyó los contratos denunciados por el Periódico El Colombiano en su edición del día 4 de abril de 2010, con el título: “Los interrogantes sobre licitaciones en la Gobernación”?

    Y, ¿Qué decir del control fiscal? Que al igual que en Bogotá y en otras partes del país, incluido Antioquia, merece amplios interrogantes sobre su transparencia y autoridad moral, pues si alguna materia ha cobrado importancia es ésta, precisamente por estar vinculada directa e ineludiblemente con el diseño y el desarrollo del Estado, con la satisfacción de los fines constitucionales y con la resolución de los principales problemas de la comunidad, pues se trata de verificar si las reglas de administración de lo público han sido acatadas o no.

    Y para ello, el control fiscal debe ser autónomo, pues no hay duda que la primera garantía que debe ofrecer un juez, no es su sabiduría, sino su imparcialidad. Nadie tiene derecho a la sapiencia del juzgador, pero si a su objetividad, a su neutralidad, a su independencia. Sin ellas, difícilmente habrá debido proceso. No puede olvidarse que uno de los grandes logros de la Revolución Francesa, fue precisamente la separación de poderes con el propósito de lograr, el justo medio del poder y del deber, para satisfacer el servicio público.

    En el caso concreto de quien tiene la responsabilidad de ejercer el control fiscal en Antioquia, Jorge Rojas Otálvaro, es de conocimiento público la relación de muchos años, de íntima amistad y de sus vínculos políticos con el gobernador de Antioquia, Luis Alfredo Ramos, de cuyo equipo de campaña a la Gobernación formó parte. Con una cercanía y confianza tal, que el Gobernador electo, lo nombró coordinador del equipo de empalme de la Secretaría General.

    Lo anterior, demuestra que el Contralor de Antioquia, por sus lazos políticos, de afecto y de amistad íntima durante tantos años con el Gobernador, no está en condiciones de garantizar la absoluta imparcialidad y objetividad frente a su fiscalizado, es decir, respecto de su amigo, el Gobernador. Con razón dijo Wilde: “Dadme las cosas superfluas y puedo prescindir de las necesarias."

    Un contralor debe ser un gerente que diagnóstica los errores y estimula el fortalecimiento de los aciertos de la gestión que vigila, pues al fin y al cabo, decide sobre la pertinencia y legalidad de la administración de los recursos públicos.

    Por tal razón, no es de poca monta esta tarea. No puede ejercerse alegremente, con doble visión o con visión borrosa, con niebla o con humo. Exige alta precisión conceptual, rigor técnico y por sobre todo, altísima dosis ética que impida mezclar las personales apetencias políticas o burocráticas, con las propias del cargo. Cuando menos, impone deslindar –realmente- el ejercicio del cargo de la pertenencia a un grupo político. No hacerlo, es poner inconvenientes líneas grises a manera de vagas e imprecisas zonas de demarcación, que en últimas, sólo lesionan a las finanzas públicas, y por consiguiente, a la comunidad.

    Es allí entonces, donde se requiere un juez más garante, más celoso de la sostenibilidad de los bienes públicos, pues sin estos no hay desarrollo económico y social, máxime que se trata de una función pública, sometida en un todo al principio de la administración reglada y al marco de deberes constitucionales y legales, los cuales han de guiar la reflexión que el Congreso de la República debe asumir sobre la imparcialidad del control fiscal en Colombia. Debate que deberá incluir el análisis de la contratación pública a través de una serie de fundaciones cuyo objeto y aplicación práctica, no parecieran concordar con los fines constitucionales y legales.

    ¿Qué pensará el Auditor General de la República, de estos extraños tiempos en los que un contralor departamental propone la creación de una fundación  que ha de contratar con él mismo y con los gobiernos que vigila, sacrificando así, la autoridad moral de su cargo?

     

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    La locomotora ecológica

     

    La propuesta del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, “Prosperidad para todos”, radicada en el Congreso de la República como proyecto de ley 179/11 C, se refiere a las locomotoras como “sectores que avanzan más rápido que el resto de la economía”, con un propósito especial en el desarrollo económico y social del país durante los próximos años.

    Una de las locomotoras, la del sector minero-energético: “representa la oportunidad que tenemos de aprovechar de manera responsable nuestra riqueza en recursos naturales para generar crecimiento sostenible y mayor equidad social, regional e inter-generacional”.

    Esta locomotora vendrá bien, si en el largo plazo, el saldo de la utilidad no es meramente transitorio, si el último balance no deja fuga de riqueza y desertificación en nuestro país. Si la inversión extranjera, a cambio de unos miles de dólares, no arruina definitivamente la capa vegetal, limita dramáticamente los recursos naturales,  y pone en riesgo la supervivencia humana y el  nivel de calidad de vida, en tanto destruye la tierra cultivable y asola el paisaje, como ha ocurrido ya en diferentes países.

    El camino que se recorra con esta locomotora, sólo será bueno para los colombianos, en la medida en que la riqueza no sólo sea para quien venga sino, principalmente, para quien se quede, es decir, para nosotros. Recuérdese que la Constitución reconoce sin discriminación alguna la prevalencia de los derechos inalienables de la persona, y el medio ambiente es uno de ellos.

    En el año 1974 se expidió en Colombia, el que, en nuestro criterio, fue el código pionero en materia de recursos naturales en Iberoamérica. Por primera vez, la legislación patria, con detalle de relojero, dedicó amplio espacio a los temas esenciales del medio ambiente, fortaleciendo una tarea preventiva y educativa. La primera declaración de principios de dicho Estatuto, fue el del ambiente como patrimonio común, imponiendo al Estado y a los particulares el deber de participar en su preservación y manejo, y advirtiendo que estas tareas también son de utilidad pública e interés social.

    Reconoció además que el ambiente es patrimonio común de la humanidad, necesario para la supervivencia y el desarrollo económico y social de los pueblos. Quizá una de sus notas más caracterizadoras y más innovadoras fue la implementación de criterios de equidad en lo concerniente a la preservación, restauración del ambiente, la conservación, mejoramiento y utilización racional de los recursos naturales renovables,  para asegurar el desarrollo armónico del hombre y de dichos recursos, la disponibilidad permanente de éstos, y la máxima participación social para beneficio de la salud y el bienestar de los presentes y futuros habitantes del territorio Nacional.

    Mucho de lo que la Constitución de 1991 adoptó como novedad, ya estaba sin duda previsto en el decreto ley 2811/74, que sumó a sus propósitos, prevenir y controlar los efectos nocivos de la explotación de los recursos naturales no renovables sobre los demás recursos; regular la conducta humana, individual o colectiva y la actividad de la Administración Pública, respecto del ambiente y de los recursos naturales renovables y de las relaciones que surgen del aprovechamiento y conservación de tales recursos y del ambiente.

    Con tal propósito, dedicó amplio espacio a regular el manejo de los recursos naturales renovables. La atmósfera y el espacio aéreo Nacional; las aguas en cualquiera de sus estados; la tierra, el suelo y el subsuelo; la flora; la fauna; las fuentes primarias de energía no agotables; las pendientes topográficas con potencial energético; los recursos geotérmicos; los recursos biológicos de las aguas y del suelo y el subsuelo del mar territorial y de la zona económica de dominio continental e insular de la República, los recursos del paisaje; la defensa del ambiente y de los recursos naturales renovables contra la acción nociva de fenómenos naturales.

    Así mismo, los demás elementos y factores que conforman el ambiente o influyan en él, a los que denominó elementos ambientales, tales como los residuos, basuras, desechos y desperdicios; el ruido; las condiciones de vida resultantes de asentamiento humano urbano o rural; los bienes producidos por el hombre, o cuya producción sea inducida o cultivada por él, en cuanto incidan o puedan incidir sensiblemente en el deterioro ambiental.

    Muchas de esas propuestas han sido recogidas o desarrolladlas en posteriores normas constitucionales o decisiones de las Altas Cortes. De manera que no se trata de un problema de anomia, de falta de legislación sobre la materia. Sino de reorientar las decisiones que nos permitan organizar en el marco del Estado, la coexistencia pacífica del poder y de la libertad, según la reconocida frase de Hauriou. Por tanto, se hace urgente una acción integral del ejecutivo para que pensando en la bonanza económica, consiga también la bonanza ecológica, equilibrio que hasta hoy definitivamente no se ha logrado.

    El equilibrio en tal estado de cosas, es lo que está en juego con la locomotora ecológica, si no avanza sobre los rieles del largo plazo que quedaran moldeados en el PND: “…con el desarrollo del sector minero-energético, viene atada una enorme responsabilidad de gestión ambiental. El desarrollo de esta locomotora no puede ir en contravía del desarrollo sostenible del país y de su conservación para las próximas generaciones”.

     

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    Senador Eugenio Prieto pide claridad al Director Nacional de Planeación acerca de algunas implicaciones del proyecto del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014

    Además de la polémica sobre la inclusión del aumento en la edad para pensiones de vejez en el Proyecto de Ley del Plan Nacional de Desarrollo –PND-, el Congresista Eugenio Prieto Soto pide claridad, mediante derecho de petición al Director Nacional de Planeación, Hernando José Gómez; sobre la posible modificación de varias disposiciones legales que requerirían trámite de proyecto de ley ordinario.

     

    El Plan Nacional de Desarrollo –PND-, constituye uno de los más importantes instrumentos constitucionales y jurídicos, con los que cuenta el Gobierno Nacional, para la ejecución del programa propuesto a los colombianos por el Presidente Juan Manuel Santos Calderón. Su mandato claro, deberá estructurar, a través del PND, la ruta de la prosperidad en Colombia para los próximos cuatro años, sin que existan incertidumbres en cuáles son las tareas que el Ejecutivo debe desarrollar.

     

    Sin embargo, el hecho de que en este tipo de Leyes, como la del PND, se estén incluyendo disposiciones que nada tienen que ver con los planes de inversiones de los Gobiernos y que se incorporen disposiciones que modifican el régimen legislativo ordinario, hacen necesario que en el trámite legislativo quede claramente establecido, cuáles leyes de carácter permanente se pretenden modificar y cuál sería el alcance de las modificaciones que se introducen en el plan.  La discusión que se ha registrado en relación con la incorporación en el proyecto del PND, de normas como la contenida en el artículo 96, a través de la cual se pretendía modificar el régimen de la seguridad social en pensiones, incrementando la edad en las mismas, y el artículo 170, en el cual se pretende derogan normas de alrededor de 15 leyes, exige claridad sobre el alcance de este proyecto que se tramita en el Congreso”. Afirmó el Senador antioqueño, Eugenio Prieto Soto.

     

    “No obstante que en principio podría afirmarse que las normas contenidas en el PND son de vigencia temporal y que pasado el correspondiente cuatrienio pierden vigencia, esta tesis se ha modulado notoriamente al incluir normas instrumentales en los Planes, las cuales tienen vocación a la permanencia tal como claramente lo emite la oficina jurídica del DNP mediante concepto del 12 de agosto de 2009 y que apoya en doctrina tanto la H. Corte Constitucional como del Consejo de Estado”, afirmó el Senador.

     

    Además agregó que: “Se hace necesario, que los congresistas tengamos absoluta claridad sobre cuáles de las normas del pasado plan de desarrollo contenido en la Ley 1151/07, se encuentran produciendo efectos y cuáles de las incluidas en el Proyecto tienen vocación a la intemporalidad o serán aplicadas hasta tanto no sean derogadas por un nuevo plan de desarrollo. Como creo que es altamente inconveniente y en muchos casos inconstitucional que se incluya en un plan de desarrollo y de inversiones, normas cuya vocación sea modificar el régimen legal ordinario y además, en el caso de incluirse este tipo de normas, me pregunto, ¿qué sucede con ellas al culminar el periodo de vigencia de la ley del plan?”.Estás y otras dudas, según el Senador Eugenio Prieto, deberán ser despejadas antes de culminar el trámite legislativo del proyecto del PND que se adelanta en el Congreso.

     

    Con base en lo anterior, el Senador Liberal, solicitó al Director Nacional de Planeación, aclarar de manera inequívoca, cuáles normas de planes anteriores están vigentes, cuáles resultan derogadas en forma expresa en el nuevo proyecto, y de las nuevas, cuáles, por su naturaleza o contenido, tendrá vocación de carácter permanente.

     

    Con el fin de ejercer el control político respectivo, el Senador expresó entre sus inquietudes:

     

    1.         ¿Cuál es la vigencia de un plan de desarrollo?  ¿Cuatro años?  ¿Hasta el vencimiento de las vigencias presupuestales que pretende regular? ¿O hasta que se expida un nuevo plan?  

     

    2.         Puede contener un plan normas intemporales, esto es, sin sujeción al plazo de vigencia del Plan, y ¿En qué fecha se entiende que culmina el plan? ¿El de cuatro años calendario o cuatro años fiscales? o ¿Los cuatro años se toman a partir de la fecha de vigencia?

     

    3.         ¿Una vez vencido el plazo de vigencia general del plan, se siguen aplicando algunas normas hasta tanto se tramite un nuevo plan de desarrollo? ¿Cómo se identifican cuáles normas pierden vigencia y cuáles no?

     

    4.         ¿Qué sucede con las normas contenidas en un plan, si como ocurre cada cuatro años, al momento de perder vigencia por factor temporal del Plan de Desarrollo, no se ha expedido uno nuevo?  ¿Qué pasa en materia tarifaria o en el caso de la creación de fondos o con subsidios especiales como ocurrió con el artículo 116 de la Ley 812, cuya aplicación resulta de mucha importancia pues en materia de Telefonía Pública Básica Conmutada –TPBC– esos subsidios están a cargo de la Nación según lo ha establecido el artículo 69 de la Ley 1341 de 2009?

     

    5.         ¿Cuáles de las normas contenidas en el plan de desarrollo incluido en la ley 1151/07 tienen vigencia actualmente? ¿Qué plan de desarrollo puede considerarse vigente mientras se aprueba uno nuevo?

     

    6.         ¿Las normas con carácter sustantivo que se incorporaron a la ley 1151/07 todavía rigen? ¿En caso de no regir, la pérdida de vigencia de las normas modificadas por esta ley, han revivido?  Esto es ¿cuando la ley del plan modifica el derecho que le es preexistente, ese derecho queda definitivamente derogado o por tratarse de normas de carácter temporal, las mismas reviven en su vigencia una vez vencido el término de vigencia del plan?

     

    7.         ¿Cuáles de las normas contenidas en el proyecto de Ley 179/11, modifican el régimen legal vigente y cuál será la vigencia de esas normas?  - Se aclara que la pregunta no hace referencia al plan de inversiones, sino a la afectación de normas de contenido sustantivo que vienen rigiendo en la actualidad-.

     

    Según  el Parlamentario, el Congreso ha iniciado la discusión del Proyecto de Ley 179/11 que contiene la propuesta del PND 2010-2014 “Prosperidad para Todos”, el cual constituye un cuerpo legislativo esencial para las labores que el Gobierno y el Congreso deberán asumir en la presente legislatura, que de acuerdo con lo previsto en el artículo 339 de la CP, señalará los propósitos y objetivos nacionales de largo plazo, las metas y prioridades de la acción estatal a mediano plazo y las estrategias y orientaciones generales de la política económica, social y ambiental que serán adoptadas por el Gobierno, es decir, se refiere a normas con características especiales que no tienen el mismo alcance de las leyes ordinarias.

     

    Si desea ampliar la información, puede comunicarse con la Oficina de Comunicaciones al teléfono 250 68 17 en Medellín o al celular del Senador: 310 3739512

     

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    La reforma a la salud

    Después de meses de deliberaciones, audiencias públicas, concertaciones, consensos y conciliaciones, el pasado 19 de enero, con un grupo de dirigentes representativos de los gremios, la academia, los entes territoriales y las organizaciones del sector salud, Senadores, Representantes a la Cámara, el Ministro, la Viceministra y otros funcionarios del Ministerio de la Protección Social y de la Superintendencia de Salud, acompañamos al señor Presidente de la República, en el acto de sanción de la Ley 1438/11, por medio de la cual se reforma el sistema general de seguridad social en salud. “Esta ley es el punto de partida para tener un sistema de salud de calidad, incluyente y equitativo, con énfasis en las necesidades de los usuarios” (…) “El país ha entendido que la salud es la primera y más importante riqueza de cualquier ser humano” (…) “El bienestar físico y mental de los colombianos es una riqueza que debemos cultivar y atesorar”, recalcó el mandatario de los colombianos al sancionar la nueva Ley.

     

    La Ley 1438/11, reconoce la promoción, prevención y la atención primaria en salud -APS-, como eje central en el desarrollo del sistema, buscando alinear a todas las instituciones para obtener los mejores indicadores en términos de salud -personas y poblaciones más sanas-, es decir, aumentar los años de vida saludable y reducir la mortalidad por causas y enfermedades prevenibles. Estos cambios nos demandarán esfuerzos para pensar, ya no solo en la afiliación de personas al sistema sino también en cómo se llevarán las acciones de salud pública en forma masiva a los sitios cercanos de residencia, de trabajo y escuelas. En este orden de ideas en la Ley, incluimos propuestas para que el sistema no se quede solo pensando en aumentos de coberturas -entregar un carnet-, sino fundamentalmente para que se garantice el goce efectivo a la salud y la accesibilidad a los servicios en forma oportuna y con calidad. 

    Expresamos nuestra satisfacción y reconocimiento a todos los actores que integran la Mesa de Antioquia para la Reforma, por su serio y comprometido aporte. Sus iniciativas y propuestas, enriquecieron las deliberaciones y muchas de ellas se integraron a la Ley 1438/11, no sólo en los temas de promoción, prevención y atención primaria, sino además en los de redes integradas e integrales de servicios de salud, el desarrollo del talento humano acorde al avance del sistema, la regulación a los medicamentos, el fortalecimiento de la red pública hospitalaria como complemento fundamental y necesaria a la red privada, el reconocimiento del pasivo prestacional para aliviar las cargas de los hospitales, el fortalecimiento de la rectoría del sistema, las centrales de emergencias para coordinar las atenciones en las grandes ciudades, el subsidio a la cotización para personas con recursos limitados, el mejoramiento de las instituciones de baja complejidad, así como la descentralización y nuevas herramientas de inspección, vigilancia y control. 

    Si bien debemos celebrar la inclusión de temas claves y reconocer que con la sanción de la Ley 1438/11, mejorará la sostenibilidad del Sistema de Seguridad Social en Salud, con la inyección de $1.5 billones anuales adicionales, provenientes del Presupuesto Nacional, las Cajas de Compensación Familiar, los departamentos y municipios, entre otros aportantes, al mismo tiempo debemos expresar nuestra preocupación por la falta de claridad en el articulado, sobre la forma como se materializará el derecho a la salud para evitar tutelas por servicios y medicamentos que ya se encuentran en el plan de beneficios, por cómo se van obtener los recursos necesarios para igualar los planes y las atenciones no incluidas en ellos, y por la forma como se superarán los tramites exagerados a los que son expuestos pacientes y familiares para obtener el servicio. 

    Como lo explicamos en su momento, esta Ley Ordinaria 1438/11, sancionada el pasado 19 de enero, era necesaria y urgente, pero somos conscientes que no es suficiente. Existen otros proyectos de ley estatutaria en trámite, de iniciativa legislativa y gubernamental para mejorar el sistema de salud, que acumulan para ponencia unificada, en la que se abordaran los temas del derecho fundamental a la salud y las formas como se integraran y reglamentaran los planes de beneficios. Uno de los proyectos de ley estatutaria fue iniciativa de la Mesa de Antioquia para la Reforma, el cual esperamos también enriquezca el debate, para que se subsanen los vacíos y se resuelvan los problemas aún existentes, al igual como lo hicieron con la ley ordinaria. 

    Como lo expresó el Presidente Santos: “Se alcanza el éxito convirtiendo cada paso en una meta y cada meta en un paso” (…) “Ahora, con su entrada en vigencia, esta ley se convierte automáticamente en un nuevo paso para alcanzar las siguientes metas: calidad y cobertura universal en materia de salud”. Las leyes están listas, tiene el ejecutivo una oportunidad de oro para que en el desarrollo y en la reglamentación que se avecina –en la que estaremos muy atentos-, se consolide nuestro sistema de salud, como un sistema solidario en el que todos aportamos para lograr el gran reto de que sin importar raza, credo, situación económica o social, todas y todos los colombianos podamos acceder en igualdad de condiciones, oportunidad y calidad en la atención, a los mismos derechos, a los mismos servicios.

     

     

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    La política ambiental y minera

    La inversión extranjera directa -IED- en el sector minero, ha crecido en los últimos cinco años a un ritmo vertiginoso en Colombia –US$ 2.500 millones anuales-, ocupando cerca del 20% del total de la IED, lo cual siempre resulta beneficioso para la economía, y teóricamente para elevar el nivel y la calidad de vida de los colombianos. Para ello, el gobierno ha estimulado abiertamente este tipo de actividad. Más que limitantes para los inversionistas, se ha promovido la explotación minera, sin reparar en el daño que produce al ambiente y sin examinar a fondo, si efectivamente, la relación costo beneficio pone en un punto de equilibrio, siquiera mediano, esta ecuación.

    Recuérdese para el efecto, el proyecto de Código de minas del año 1996, blanco de innumerables críticas, precisamente por desconocer la ancestralidad, en tanto pretendía permitir que por la vía del permiso fuese procedente la explotación minera de territorios que hacían parte del patrimonio cultural y ecológico de la nación, tales como parques nacionales, reservas naturales, áreas naturales únicas, santuarios de flora y fauna, y zonas arqueológicas o de patrimonio histórico y cultural, lo que de suyo representaba una elección definitiva en pro de la economía, de la que finalmente el gobierno desistió, más por la intensidad de las presiones, nacionales e internacionales, que por una verdadera convicción de formulación de políticas conservacionistas.

    Ya con la Ley 685 de 2001, el medio ambiente y todas y cada una de las garantías que la Constitución otorgó a las diversas etnias y a su territorio, fueron abiertamente desconocidos, gracias a la declaratoria de utilidad pública de la actividad minera, la cual hizo impensable el equilibrio entre cultura y economía, entre medio ambiente y lucro, entre economía y diversidad etnográfica. El primer inconveniente que trajo esta declaratoria, fue el de chocar abiertamente con la concepción que de la tierra tienen las comunidades indígenas y negras, en cuyos territorios hay innumerables riquezas mineras susceptibles de explotación.

    Para ellos, antes que lucro, el territorio es el lugar en el cual se entiende la vida en relación íntima, en unión absoluta hombre-cosmos. No basta aquí la implementación de un modelo de desarrollo -usualmente importado-, sino de una política que, consultando y respetando su especial cosmovisión, ponga en equilibrio sostenible, las necesidades actuales, sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras generaciones. Es necesario entonces, antes que atribuir responsabilidad directa y exclusiva a las CAR, en materia del desastre ambiental y la tragedia invernal, proponer y expedir una legislación y política ambiental y minera que resuelva, siquiera a largo plazo, la gran encrucijada del desarrollo sostenible, esto es, la innegable necesidad de armonizar la relación hombre-ambiente con la interacción y transformación que aquél produce sobre éste.

    Una legislación minera con un enfoque exclusivamente económico no alcanza a resolver la mayoría de los problemas que esa actividad genera, bien en forma directa o indirecta. Erosión, destrucción de la biodiversidad y de la capa de ozono, desertización, falta de servicios públicos básicos, desigualdades sociales, son algunos de los precarios premios que puede otorgar la decisión política de privilegiar -a rajatabla-, la economía por la vía de la actividad minera. A ello se suma la incoherencia en la formulación de los planes de desarrollo, que no se construyen desde la concertación tecno política que privilegie la diferencia y el dialogo de los actores del territorio, sino con igual enfoque económico y una visión estrictamente occidental, que excluye y niega, las miradas de otras cosmovisiones.

    La economía, dadas las realidades surgidas del calentamiento global, y los errores históricos que hemos cometido en el uso y explotación del suelo y el subsuelo, tiene la inaplazable tarea de ponerse a tono con un nuevo entendimiento del territorio y del sentido de pertenencia de quien lo habita. De admitir, de una vez por todas, que la cultura es intransferible y que el entorno propio, es el que nutre de un especial contenido la noción de existencia, de proyecto de vida, y sobre todo, de la forma de ocuparlo. Quedan muchos puntos por discutir. Las formas y los sitios de explotación, la duración de las concesiones, la responsabilidad social de las empresas mineras, el compromiso ecológico, el respeto por el entorno, etc.

     

    Pero por sobre todo, falta por comprender que no se trata de una relación estrictamente comercial, pues como dijera Seattle, jefe de la tribu de los Dwamish, en carta que dirigiera en 1855 al entonces presidente de los USA, Franklin Pierce, en respuesta a la oferta que el gobierno les hiciera para comprar sus tierras, “¿Cómo podéis comprar o vender el cielo, o el calor de la tierra? (...). No son nuestros la frescura del aire, ni la transparencia del agua. (...)” Y agrega de manera profética: “Hay una cosa de la que estamos seguros: la tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra. El hombre no ha tejido la red de la vida, pues el mismo no es sino un hilo de ella. Está buscando su desgracia si osa romper esa red. El sufrimiento de la tierra se convierte a la fuerza en el sufrimiento de sus hijos. De eso estamos seguros. Todas las cosas están ligadas como la sangre de una misma familia”.

     

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    Ha llegado la hora de profundas reformas

    Ha sido “la niña” quien ha puesto en evidencia la urgencia de repensar el tema de las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR), toda vez que estas entidades fueron creadas con la reforma constitucional de 1968 y  la Ley 99 de 1993, con el propósito de ser la máxima autoridad en materia ambiental, con jurisdicción sobre territorios que conforman un ecosistema o una unidad hidrogeográfica. 

    Como suele suceder, la diferencia entre los loables propósitos y la cruda realidad es abismal. La magnitud de la tragedia por el inclemente invierno que azota al país y el estado de pobreza y desolación, pusieron en evidencia la tarea aplazada en materia ambiental, de prevención y atención de desastres. 

    El Gobierno nacional para afrontar la crisis, envió un mensaje dubitativo: primero se filtró el decreto con el que procedería a su liquidación. Más tarde, y ya advertido sobre la imposibilidad de hacerlo por decreto, dado su origen constitucional, habló de intervenir las 32 CAR. Finalmente, optó por esta última y tomó una decisión que ya la Ley 99/93 preveía pero que había sido atomizada por la politiquería, consistente en fusionar aquellas que correspondan a entidades territoriales que por sus características constituyan geográficamente un mismo ecosistema o conforman una unidad geopolítica, biogeográfica o hidrogeográfica, tal el caso de la  CRA y CarDique, CarSucre y CSB, CorpoGuajira y CorpoCesar, asignándoles, adicionalmente tareas frente al cambio climático y el Plan Nacional de Reforestación.

    En consecuencia se hizo evidente que faltó sindéresis. En la opinión pública quedó el sabor de que la decisión inicial tenía más de linchamiento moral que de efectiva solución a un problema cuya respuesta es inaplazable. Esta decisión terminó siendo un paliativo, que vistas las cosas resultará más nocivo. En efecto, si lo que pretendía el gobierno era desmontar la politiquería, lo primero que debió consultarse, antes que intentar el “plumazo” legislativo fue su origen y adecuarlas a los fines constitucionales. Recuérdese que las CAR surgieron en la reforma constitucional de 1968.

    La Constitución de 1991, artículo 150-7, adscribió al Congreso reglamentar la creación y funcionamiento de las CAR, dentro de un régimen de autonomía. Posteriormente, la Ley 99/93 las reconoció como entes corporativos de carácter público, les asignó el papel de administrar, dentro del área de su jurisdicción, el medio ambiente y los recursos naturales renovables y propender por su desarrollo sostenible, en armonía con las políticas del Ministerio del Medio Ambiente.

    Como puede verse, nada más importante y nada más aplazado que esa tarea, en una conjunción de responsabilidades que va desde el Gobierno nacional hasta las propias autoridades ambientales, sin olvidar a los órganos de control.

    Ha llegado la hora de la verdad, de las profundas reformas, las cuales requieren cabeza fría, largas horas de reflexión y un examen a fondo del papel que han cumplido las CAR, de manera que sin restarles autonomía, tampoco privilegien o desemboquen en el poder presidencial absoluto, el cual será punto crucial en el control constitucional y político de los decretos expedidos a la luz del Estado de Emergencia. Por ahora, la fusión de algunas y el ajuste con las Áreas Metropolitanas, apunta en la dirección correcta, ya señalada con mucha antelación por la Ley 99/93, en el sentido de integrarse.

    Sin embargo, hace falta más. Si la dolorosa lección quedó aprendida, deberá derivarse de todo ello, que las decisiones han de orientarse a diseñar políticas que puedan afrontar estas emergencias, sin dramas humanos, a repensar las políticas mineras, de uso del suelo y el subsuelo, de gobernabilidad ambiental, de planeación, prevención y atención de desastres, en las que, antes que “informes oficiales”, haya “informes reales”, antes que diagnósticos, verdaderas políticas para el futuro. Se hace forzoso, como se ha dicho de manera casi generalizada, reescribir los POT, tomar decisiones respecto de las personas localizadas en zonas de alto riesgo, y asignarles a las CAR, un papel más protagónico en tales temas.

    Por otra parte, suprimir la Asamblea Corporativa -conllevando además la supresión de la revisoría fiscal, lo que puede traer consecuencias en el control fiscal- y que el Presidente de la República postule a todos los directores, sin perjuicio de designar un encargado en el evento de que los Consejos Directivos no acojan los nombres, además del dudoso éxito en un control constitucional, representa un centralismo de rancia estirpe, ya combatido en Colombia, en la Constitución de 1886 y 1991 y aleja la posibilidad real de articular y armonizar el Estado en materia ambiental, para que sea uno, como lo ideó la Ley 99/93. Sería como pensar en solucionar los problemas del país, eliminando más funciones y competencias de municipios y departamentos.

    De igual forma considero que una efectiva relación con poder vinculante entre el Ministerio del Medio Ambiente y las CAR, sin perjuicio de su autonomía, y un verdadero Sistema Nacional Ambiental inspirado en el interés general, son las herramientas que las preservará de quienes, desde la politiquería, las han convertido en bastiones de poder personal, antes que en medios eficaces de solución a las necesidades sociales.

     

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    El Estado de Emergencia y las CAR

     

    Ha sido “la niña” quien ha puesto en evidencia la urgencia de repensar el tema de las Corporaciones Autónomas Regionales –CAR-, toda vez que estas entidades fueron creadas -Reforma constitucional de 1968 y Ley 99/93- con el propósito de ser la máxima autoridad en materia ambiental, con jurisdicción sobre territorios que conforman un ecosistema o una unidad hidrogeográfica. Como suele suceder, la diferencia entre los loables propósitos y la cruda realidad es abismal.

    La magnitud de la tragedia por el inclemente invierno que azota al país y el estado de pobreza y desolación, pusieron en evidencia la tarea aplazada en materia ambiental, de prevención y atención de desastres. 

    El Gobierno nacional para afrontar la crisis, envió un mensaje dubitativo. Primero se filtró el decreto con el que procedería a su liquidación. Más tarde, y ya advertido sobre la imposibilidad de hacerlo por decreto -dado su origen constitucional-, habló de intervenir las 32 CAR. Finalmente, optó por esta última y tomó una decisión que ya la Ley 99/93 preveía pero que había sido atomizada por la politiquería, consistente en fusionar aquellas que correspondan a entidades territoriales que por sus características constituyan geográficamente un mismo ecosistema o conforman una unidad geopolítica, biogeográfica o hidrogeográfica, tal el caso de la CRA y CarDique, CarSucre y CSB, CorpoGuajira y CorpoCesar, asignándoles, adicionalmente tareas frente al cambio climático y el Plan Nacional de Reforestación. 

    Se hizo evidente que faltó sindéresis. En la opinión pública quedó el sabor de que la decisión inicial tenía más de linchamiento moral que de efectiva solución a un problema cuya respuesta es inaplazable. La decisión última terminó siendo un paliativo, que, vistas las cosas, resultará más nocivo. En efecto, si lo que pretendía el gobierno era desmontar la politiquería, lo primero que debió consultarse, antes que intentar el “plumazo” legislativo fue su origen y adecuarlas a los fines constitucionales. Recuérdese que las CAR surgieron en la reforma constitucional de 1968. 

    La Constitución de 1991, artículo 150-7, adscribió al Congreso reglamentar la creación y funcionamiento de las CAR, dentro de un régimen de autonomía. Posteriormente, la Ley 99/93 las reconoció como entes corporativos de carácter público, les adscribió el papel de administrar, dentro del área de su jurisdicción, el medio ambiente y los recursos naturales renovables y propender por su desarrollo sostenible, en armonía con las políticas del Ministerio del Medio Ambiente. Como puede verse, nada más importante y nada más aplazado que esa tarea, en una conjunción de responsabilidades que va desde el Gobierno nacional hasta las propias autoridades ambientales, sin olvidar a los órganos de control. 

    Ha llegado la hora de la verdad, de las profundas reformas, las cuales requieren cabeza fría, largas horas de reflexión y un examen a fondo del papel que han cumplido las CAR, de manera que sin restarles autonomía, tampoco privilegien o desemboquen en el poder presidencial absoluto, el cual será punto crucial en el control constitucional y político de los decretos expedidos a la luz del Estado de Emergencia. Por ahora, la fusión de algunas y el ajuste con las Áreas Metropolitanas, apunta en la dirección correcta, ya señalada con mucha antelación por la Ley 99/93, en el sentido de integrarse por las que geográficamente son un mismo ecosistema o conforman una unidad geopolítica, biogeográfica o hidrogeográfica. 

    Pero hace falta más. Si la dolorosa lección quedó aprendida, deberá derivarse de todo ello, que las decisiones han de orientarse a diseñar políticas que puedan afrontar estas emergencias, sin dramas humanos, a repensar las políticas mineras, de uso del suelo y el subsuelo, de gobernabilidad ambiental, de planeación, prevención y atención de desastres, en las que, antes que “informes oficiales”, haya “informes reales”, antes que diagnósticos, verdaderas políticas para el futuro. Se hace forzoso, como se ha dicho de manera casi generalizada, reescribir los POT, tomar decisiones respecto de las personas localizadas en zonas de alto riesgo, y asignarles a las CAR, un papel más protagónico en tales temas. 

    Suprimir la Asamblea Corporativa -conllevando además la supresión de la revisoría fiscal, lo que puede traer consecuencias en el control fiscal- y que el Presidente de la República postule a todos los directores, sin perjuicio de designar un encargado en el evento de que los Consejos Directivos no acojan los nombres, además del dudoso éxito en un control constitucional, representa un centralismo de rancia estirpe, ya combatido en Colombia, en la Constitución de 1886 y 1991, y aleja la posibilidad real de articular y armonizar el Estado en materia ambiental, para que sea uno, como lo ideó la Ley 99/93. Sería como pensar en solucionar los problemas del país, eliminando más funciones y competencias de municipios y departamentos. 

    Una efectiva relación con poder vinculante entre el Ministerio del Medio Ambiente y las CAR, sin perjuicio de su autonomía, y un verdadero Sistema Nacional Ambiental inspirado en el interés general, son las herramientas que las preservará de quienes, desde la politiquería, las han convertido en bastiones de poder personal, antes que en medios eficaces de solución a las necesidades sociales.

     

     

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    Una gerencia para el Estado de Emergencia

    Como lo habíamos anticipado en esta columna y en el Senado de la República, la magnitud de la tragedia invernal que padece Colombia, es tal vez, la más grave en toda su historia.  Sus efectos son catastróficos: en pérdida de vidas humanas, cerca de 300 muertos, más de dos (2) millones de damnificados,  gran parte de las vías troncales, regionales y terciarias se encuentran interrumpidas y los territorios aislados, más de 3.000 viviendas destruidas y más de 300.000 averiadas,  cientos de  miles de hectáreas cultivadas inundadas, casi todos los sectores económicos y ambientales de la vida nacional se han visto afectados y la tragedia cubre casi todo el territorio colombiano.

     

    A la tragedia de Bello, -dolorosísima por la pérdida de vidas humanas y porque al parecer pudo ser prevenible-, se une en los últimos días, la inundación de La Mojana, la ruptura del canal del Dique, el desbordamiento del embalse de Urrá en la cuenca del Río Sinú y de varios ríos desde Arboletes hasta Mutatá, dejando el 90% de este territorio bajo agua. Cualquier cálculo del valor de los daños se queda corto. Se mencionan cifras aisladas, pero hasta el momento no hay una aproximación al valor global sencillamente porque la tragedia está en curso, no ha terminado, y en esas circunstancias no es posible cuantificar asuntos complejos como la reconstrucción económica, social y ambiental y los apoyos sectoriales, en especial el agropecuario y las futuras acciones de prevención.

     

    Ya el Gobierno apropió recursos cercanos a $500 mil millones y está reasignando $1 billón, que rápidamente se agotará en asistencia humanitaria y gastos de choque por daños de infraestructura. Dichos recursos provienen de reasignación o traslados presupuestales, que involucran a entidades del orden nacional, aplazamiento o cancelación de gastos o inversiones no ejecutados en el año corriente, como los autorizados en el decreto 4627/10, es decir, no son recursos nuevos.

     

    De los otros decretos, expedidos a la luz del Estado de Emergencia, el 4628/10 se refiere a la expropiación por vía administrativa y sólo el 4629/10 tiene que ver con nuevos ingresos, al gravar con el 6% sobre las ventas brutas de las empresas que generen más de 10 Megas de energía, lo que es importante, pero lastimosamente no será suficiente. La atención de la catástrofe requiere con urgencia recursos frescos representativos, cuya obtención no signifique incrementar el enorme déficit fiscal, ni poner en peligro las metas fiscales y de deuda pública fijadas en el presupuesto del 2011, en el marco fiscal de mediano y largo plazo y en las bases del plan nacional de desarrollo 2011-2014.

     

    Como lo dijimos e insistimos, si tiene alguna validez el principio constitucional de que el que contamina paga, es necesario revisar la política tributaria minera. Deben eliminarse los estímulos a la depredación ambiental, empezando por la eliminación de beneficios tributarios de orden nacional y territorial a la actividad, lo que fortalecería las finanzas territoriales. Colombia tiene uno de los regímenes de regalías más generosos del mundo, un promedio de 11% en hidrocarburos frente a una media internacional del 18%; la elevación de la tasa a los promedios internacionales generaría abundantes recursos. No solo se trata de los hidrocarburos, es toda la minería, la de metales, calizas y cemento, las canteras, e inclusive la explotación de material de río. Puede pensarse en tasas diferenciales en relación con los riesgos ambientales por tipo de minería.

    Además de la consecución de recursos nuevos por parte del Estado o de la solidaridad, será fundamental su administración eficiente, eficaz y transparente, independiente de su procedencia. El presidente de la República, al presentar la organización “Colombia Humanitaria”, dijo que esta tendrá un comité directivo mixto, con representantes del sector privado, de la comunidad internacional, de organizaciones humanitarias y del Gobierno Nacional. La coordinación de las actividades recaerá en el Ministerio del Interior, a través de la Dirección de Gestión de Riesgo, que tendrá que rendir reportes periódicos y públicos sobre el uso que le dé a los recursos recogidos: "Hemos diseñado una alianza público privada como la que se hizo en Armero. Esperamos que el Gobierno y los privados podamos trabajar de forma unida por los damnificados del invierno".

    Consideramos que la ruta trazada por el Presidente de la República, es la acertada. En tal sentido, en compañía de la Senadora Maritza Martínez, le enviamos al señor Presidente, la propuesta de diseñar una estrategia que permita intervenir y conjurar integral, interinstitucional y articuladamente la grave situación de calamidad pública que vive el país e impedir la extensión de sus efectos y que incluya, la creación de una Gerencia -con estructuras regionales- y un Fondo para la Reconstrucción de Colombia. Una entidad dotada de personería jurídica, autonomía patrimonial y financiera; que bajo las orientaciones de la Presidencia de la República busque la reconstrucción física, económica, social y ambiental de las zonas afectadas por la ola invernal, bajo criterios de oportunidad, transparencia y economía y le devuelva a millones de damnificados,  algo de lo poco que les queda por perder, la esperanza. 

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    Los recursos del Estado de Emergencia

     

    En nuestro artículo de la semana anterior: Estado de Emergencia, insistimos -como lo hemos hecho conjunta y unánimemente desde la Comisión Sexta y desde la Plenaria del Senado de la Republica-, en solicitarle al señor Presidente de la República, doctor Juan Manuel Santos Calderón, que ante la gravedad de la ola invernal que está afectando a más del 50% del país -dejando millones de damnificados; centenares de muertos y heridos; daños irreparables en grandes áreas de cultivos y de ganadería; aislamientos de municipios y territorios por destrucción y deterioro de vías troncales, secundarias y terciarias; la pérdida y daños de viviendas, estructuras escolares y centros de salud-, declarara el Estado de Emergencia establecido en el artículo 215 de la CP, que le permitiera al Gobierno, recurrir a recursos frescos no presupuestados, para mitigar y controlar esta grave situación de calamidad pública y avanzar en un proceso rápido de reconstrucción en todo el territorio nacional.

    En un gesto de sensatez, ante la compleja y grave situación de desastre nacional, el pasado 7 de diciembre, el Señor Presidente de la Republica declaró el Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica que le entrega los instrumentos jurídicos para intervenir oportuna, estructural, articulada, interinstitucional e integralmente el problema y la facultad de dictar medidas urgentes que incidan en la mitigación, prevención, control y reconstrucción en el corto, mediano y largo plazo: “…la primera fase se dedicará a la atención humanitaria, es decir, a salvar vidas y a dar albergue y comida a las cerca de 330 mil familias que hoy lo están requiriendo. La segunda será una fase de rehabilitación para reparar las vías, escuelas, redes eléctricas y demás obras de infraestructura que puedan recuperarse. La tercera fase -que será la más grande y ambiciosa de todas-, será la de reconstrucción, que implica levantar de nuevo todo aquello que esté destruido o inservible”. 

    Es importante resaltar y valorar el anuncio del Señor Presidente de la República, de destinar $1 billón de pesos para atender esta calamidad pública y las amplias expresiones de solidaridad que se han dado a lo largo y ancho del territorio nacional, la de los países y organismos de cooperación que se han hecho presentes y la de todas las personas que de una u otra forma vienen aportando en la medida de sus capacidades para mitigar el problema, pero la magnitud del mismo, hace que los recursos y estas valiosas ayudas no sean suficientes. Se calcula que por los daños causados por la ola invernal, se requieren como mínimo $5 billones para atención inmediata a damnificados, prevención, readecuación de tierras, rehabilitación productiva y reconstrucción de infraestructura vial, educativa, de salud y vivienda, frente a los cuales, los recursos fiscales del Estado resultan insuficientes. 

    Por ello, a la hora de expedir los decretos con fuerza de ley, destinados a conjurar la crisis y a impedir la extensión de sus efectos, es necesario que el Gobierno calcule bien la magnitud de los recursos que se requieren y las fuentes para obtenerlos, para poder establecer en forma transitoria, nuevos tributos o modificar los existentes. Esta responsabilidad debe asumirse de manera equilibrada, lo que significa que estos recursos deben provenir de los diferentes sectores que por su dinámica económica tienen mayor capacidad de realizar este tipo de aportes a la sociedad para posibilitar una respuesta oportuna, eficiente y eficaz de la emergencia. 

    Por lo tanto, esperamos que el Gobierno busque los recursos en los sectores que hoy pueden hacer una contribución mayor. En este sentido coincidimos con algunos compañeros del Congreso, en propuestas como la del H. Representante Oscar Marín, de asignar un 10% de los recursos de la venta del 10%, de las acciones de Ecopetrol, es decir, alrededor de $1.5 billones o de la de H. Senadora Maritza Martínez, que en carta dirigida al Señor Presidente de la Republica, le solicitó, que sin perder la confianza inversionista, tratemos de proceder como lo hizo Chile, en la emergencia del terremoto del mes de febrero, que no dudó en “buscar mejorar su participación en la renta minera, en beneficio de sus nacionales más necesitados”, por ello propone: “…en forma transitoria, se grave las actividades de explotación hidrocarburifera y minera”, para aportarle a la emergencia, alrededor de $3 billones. 

    Es indiscutible la conveniencia, oportunidad y viabilidad de la declaratoria del Estado de Emergencia, porque de continuar la intensidad y frecuencia de las lluvias -como lo ha previsto el IDEAM-, posiblemente debamos lamentar más tragedias tan dolorosas como la de Bello, tan graves y delicadas como las que padecen millones de compatriotas en todo el país. Sabemos que propuestas como las que hoy presentamos, podrán cuestionarse desde los enfoques de crecimiento económico y rentabilidad de las industrias, pero se requiere de solidaridad y corresponsabilidad, para que todos aportemos equitativamente de alguna manera a la mitigación y solución del problema. Tal como lo señala la H. Senadora Martínez citando al Ministro de Minería de Chile: “…para desarrollar una industria no solo hace falta capital, reglas de juego claras y capital humano; también hace falta legitimidad social, derivada de una actividad económica justa, razonable y solidaria”.

     

     

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    Estado de emergencia

     

    Hemos expresado en diferentes espacios, la grata impresión que nos ha causado el estilo gerencial, ejecutivo, dialogante, incluyente, conciliador, prudente y efectivo del Señor Presidente de la República, doctor Juan Manuel Santos Calderón. Valoramos su inteligencia y resolución para avanzar oportuna y exitosamente en el restablecimiento de las relaciones internacionales con los países vecinos, e internamente, con las diferentes ramas del poder público, en especial con la Justicia; para lograr integrar un gabinete de ilustres profesionales de reconocida trayectoria en la vida pública y privada y una gran alianza de unidad nacional con los Partidos políticos y por ende, con el Congreso de la República, que conjuntamente le acompañen en el trámite de la agenda legislativa y en la construcción y posterior aprobación del Plan Nacional de Desarrollo, bitácora que durante el cuatrienio constitucional, señalará la ruta del gobierno de la prosperidad. 

    http://eugenioprietosoto.wordpress.com 

    No obstante lo anterior, nos preocupa inmensamente el estado de calamidad pública, que por la fuerte ola invernal perturba o afecta al 52% del país. Alrededor de 1.800.000 personas en 28 departamentos, en más de 600 municipios. Bolívar, Magdalena, Córdoba, Sucre, Chocó, Antioquia, Nariño, Cauca, Norte de Santander, Arauca y Bogotá D.C., son los territorios más afectados. Según las Naciones Unidas -OCHA Colombia-: las lluvias continuas han causado desbordamientos de ríos, inundando vastas zonas del país; deslizamientos y derrumbes han destruido y bloqueado vías –entre ellas, importantes corredores viales, 75 vías nacionales y departamentales y centenares de vías terciarias interrumpidas-, dejando ciudades y pueblos enteros aislados. 

    El impacto de las inundaciones ha sido más fuerte en pueblos aislados y en barrios más pobres, causando dificultades de acceso a zonas rurales y obstaculizando la evaluación de los daños y necesidades y la entrega de asistencia de emergencia. Se han afectado grandes áreas de cultivos y pequeña ganadería, deteriorando los precarios medios de vida. Se han reportado daños de viviendas, estructuras escolares y centros de salud. Según el SNPAD, por la temporada invernal se reportan más de un centenar de personas muertas, cientos de heridos y decenas de desaparecidos. Alrededor de 1.654 viviendas han sido destruidas y unas 196.662 averiadas. Las condiciones sanitarias han sido deterioradas por contaminación de las fuentes de agua, causando enfermedades como diarrea e infecciones respiratorias y de la piel. Hay necesidades en los sectores de educación, asistencia alimentaria y recuperación temprana, agua, saneamiento básico e higiene, protección, albergues, educación y salud en emergencias. 

    El Ministerio del Interior y de Justicia solicitó a la comunidad humanitaria organizada, ampliar el apoyo técnico y económico para que en coordinación con el SNPAD se pueda tener mayor capacidad de respuesta. Enormes son los esfuerzos conjuntos del Gobierno nacional, los entes territoriales, organizaciones sociales de prevención, atención y socorro, pero lastimosamente insuficientes. Continúa lloviendo a cántaros y según el Ideam, la temporada invernal podría prolongarse hasta marzo o junio próximos. O lejanos más bien, ante la magnitud de la ola invernal, agravada por el fenómeno de La Niña. 

    El Comité Técnico Nacional para la Prevención y Atención de Desastres prepara un plan de contingencia en el que se articulan labores de prevención, mitigación, repuesta, así como de rehabilitación. En este sentido, y ante la angustia, el dolor y la desesperanza de millones de colombianos, hemos insistido -desde la Comisión Sexta y desde la Plenaria del Senado, unánimemente-, en solicitarle al Señor Presidente, Juan Manuel Santos, que ante estos hechos extraordinarios que pueden atentar contra la estabilidad y contra la vida misma de los seres humanos que habitan el territorio, recurra a la declaratoria del Estado de Emergencia, establecido en el artículo 215 de la CP, que le permita intervenir y conjurar integral, interinstitucional, articulada, oportuna y eficazmente, la grave situación de calamidad pública que vive el país e impedir la extensión de sus efectos. 

    Ante el temor de algunos por la concentración de poder por parte del Presidente y la posibilidad de abusos, ante la fragilidad de los derechos fundamentales de los ciudadanos, es necesario recordar que se previeron y desarrollaron controles, con el fin de proteger a la ciudadanía. La Corte Constitucional como guardiana de la integridad de la norma superior, frente al acto que declara el Estado de Emergencia y cada una de las medidas adoptadas para conjurar la crisis, realiza el control jurídico constitucional y el Congreso de la República, ejerce el control político, examinando por acuerdo de las dos cámaras, el informe motivado que le presente el Gobierno sobre las causas que determinaron el Estado de Emergencia y las medidas adoptadas, pronunciándose sobre la conveniencia, oportunidad, bondad, magnitud, aceptación, viabilidad e interés público, de las medidas adoptadas. 

    En la Comisión Sexta del Senado, solidariamente con todos los seres humanos afectados, nos declaramos en sesión permanente, para concentrar nuestro ejercicio de control político, en la búsqueda conjunta con el Gobierno nacional, de soluciones efectivas al estado de emergencia.
     

     

     

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    Es mejor prevenir que curar

    Es mejor prevenir que curar, afirmación ancestral, que no tiene ninguna discusión en su validez, pero siempre ha sido complejo llevarla a la práctica. Con la aprobación conjunta por parte de las Comisiones Séptimas de Cámara y Senado, de la ponencia de reforma a la Seguridad Social en Salud, creemos que junto con el reconocimiento del derecho a la salud, una fuerte rectoría estatal, las redes integradas, y la vocación social que debe primar en los actores del sistema; la prevención de la enfermedad adquiere relevancia como uno de los grandes ejes o pilares que deben orientar las decisiones y la política en salud. Si de verdad queremos un cambio estructural en nuestro sistema de salud, estos deben ser temas infaltables en la reforma.

    El país no puede seguir volcando sus esfuerzos y recursos sólo a curar, olvidándose de la salud pública y de las estrategias de atención primaria en salud -APS-. Sí se invierte en forma permanente en educación, en control de los factores de riesgo y se realiza una atención oportuna, regular y multidisciplinaria en los sitios cercanos a nuestras residencias, a largo plazo obtendríamos resultados sostenibles, en términos de salud para todos -más esperanza de años de vida con calidad-, con una menor tendencia de incremento en el gasto.

    En todos los escenarios de discusión en los que participamos sobre las alternativas de solución a los problemas del sistema de salud, previos a  la radicación de la ponencia, la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, fue punto coincidente por los técnicos, académicos, políticos, profesionales de la salud y la población en general, para ser considerado en forma sustancial en la reforma. Por tanto, vale la pena preguntarnos ¿Permitirá la reforma tener un sistema de salud enfocado en la prevención? Teniendo en cuenta conceptos de expertos en salud pública y experiencias exitosas en Colombia y en otros países cercanos que han logrado cambios importantes en la salud de sus poblaciones, hemos propuesto a nuestros colegas en el Congreso de la República, considerar aprobar la reforma con varios de los énfasis sugeridos, entre ellos, el enfoque preventivo del sistema como realidad perdurable.

    Para ello, el Gobierno con el Ministerio de la Protección Social y los entes territoriales  deben ser: el Rector, diseñador, garante, observador y ejecutor de las políticas de salud pública; la financiación debe ser específica, prioritaria, robusta y suficiente para adelantar toda la política de salud pública, que por supuesto cuesta; los profesionales, equipos de salud e instituciones que realizan actividades de promoción y prevención deben ser bien pagos; los programas y acciones de promoción y educación en hábitos saludables deben ser diseñados para el largo plazo -mínimo 10 años para lograr impactos-; las acciones y programas de promoción y prevención de la enfermedad con enfoque poblacional, deben llegar en igualdad de condiciones y en forma simultánea a todos los miembros de una comunidad que comparten los mismos riesgos de enfermarse, con intervención sobre otros factores determinantes de la salud: el empleo, la educación, el medio ambiente, las relaciones sociales, el deporte, la nutrición etc y la participación de otros sectores diferentes a la salud en la solución de problemas de salud, con acciones complementarias en los ámbitos familiares, escolares y de trabajo.

    También se debe intervenir con equipos especializados, básicos y permanentes de salud, que actúen en el “terreno” y dentro de las instituciones asistenciales, centros de salud y hospitales municipales de primer nivel, de manera que permitan generar seguimiento y confianza con la población para que haya adherencia y se logre una cultura de la prevención; financiar e impulsar la investigación y desarrollo de soluciones científicas con tecnologías  apropiadas y de bajo costo, articulado por ejemplo con Colciencias; realizar campañas inteligentes, persuasivas y con estímulos por acogerse a ellas; impulsar acciones individuales y colectivas simultáneamente, no es necesario hacer divisiones, se puede tomar la presión arterial en un individuo como vacunar a toda la población por parte de un mismo equipo de salud; hacer búsqueda activa de personas y poblaciones con riesgo -muchas veces no somos conscientes de los riesgos a los que nos enfrentamos-. Entre otras propuestas.

    Estamos convencidos, con voluntad política, con el aporte de los técnicos y científicos y el acompañamiento de los actores, es posible lograr este propósito para el sistema. Ideas de programas y acciones de prevención se pueden recoger por todo el país. En los gobiernos de “Una Antioquia Nueva” entendimos esta necesidad y adoptamos el enfoque, por eso diseñamos, financiamos, desarrollamos y apoyamos programas de salud, fundamentalmente de carácter preventivo, que hoy por su connotación de políticas públicas siguen prestándole un beneficio a la comunidad antioqueña y a muchas otras regiones del país que recogieron estas iniciativas; nos referimos a los programas como los de Mejoramiento Alimentario y Nutricional de Antioquia -MANA-; de salud física, “Por Su Salud Muévase Púes”;  de “noviolencia”, de “Vacunación sin oportunidades perdidas”, entre otros que nos permiten afirmar hoy, que es mejor, posible, menos costoso y de mayor beneficio económico y social, prevenir que curar.

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    La asfixia de los Infis

     

    En artículos anteriores -El IDEA baja calificación (1), (2), (3)- me referí a la gravedad de las implicaciones que podría tener para Antioquia, la disminución de la calificación de riesgo, de AA a A+, que le otorgó la BCR Investor Services S.A., al el Instituto para el Desarrollo de Antioquia -IDEA-. Resaltamos el que uno de los principales argumentos de la calificadora, era el riesgo que implicaba en su estructura operativa y patrimonial, la inversión en el proyecto Hidroituango: “…en la medida en que las referidas inversiones de capital son por su naturaleza ilíquidas y de largo plazo, el instituto se expone a un riesgo patrimonial importante, que se magnifica en la medida en que sus captaciones son de corto plazo, están relativamente concentradas y la estrategia de salida no es suficientemente clara”.

    Concluí que si no se lograba el negocio de Hidroituango en el corto plazo, se quebraría el IDEA y si se lograba, se entregaría el proyecto más importante en la historia de Antioquia por una miseria y que lo único lamentablemente cierto es que una de las entidades más respetadas y queridas en Antioquia y el país, el IDEA, desde el 2 de febrero de 2009, bajó su calificación y el funcionario gerente lo ocultó y la entidad retrocede a pasos agigantados hacia el abismo de la quiebra. Expresé también que era más delicado aún, que en los seis meses siguientes, en febrero 2 de 2010, la firma Investor Services S.A., le mantuviera la disminución de la calificación en A+ -también se ocultó-, por lo que, de acuerdo con la norma, el representante legal del IDEA, dentro de los 15 días siguientes, debió presentar al Ministerio de Hacienda y Crédito Público, un plan para desmontar las captaciones y colocaciones del IDEA en el término de un año. Situación que el ex funcionario gerente del IDEA, negó e irresponsablemente evadió y pone en riesgo un modelo de Banca Social que durante más de 46 años viene generando y aportando al desarrollo de Antioquia.

    Advertimos sobre ese riesgo para las finanzas del Departamento de Antioquia y para el futuro del mismo IDEA, ya que según el Ministerio de Hacienda “Este riesgo podría materializarse, si el Instituto no alcanza las calificaciones mínimas que exigen los decretos 1525 y 4471 de 2008 para que los INFIS manejen recursos de los entes territoriales”. Estos decretos, y el 2805 del 2009, que desarrollan el artículo 17 de la Ley 819, exigen a los INFIS como el IDEA, tener la segunda mejor calificación de riesgo en el corto y largo plazo (AA+), para que puedan ser depositarios de recursos de las entidades territoriales y sus descentralizadas. 

    Hoy insistimos en la gravedad de las implicaciones de los citados decretos, ya no sólo para el IDEA, sino para todos los INFIS del país, los cuales tienen como plazo límite el 31 de diciembre de 2010 para obtener la calificación de corto plazo y el 31 de diciembre de 2011 para la de largo plazo. De seguir vigentes estas normas, estarían en riesgo de desaparecer o liquidarse buena parte de los INFIS que hoy existen en Colombia, ya que tendrían que adoptar un plan de desmonte de las operaciones activas y pasivas perfeccionadas con dichos recursos. En esta situación el IDEA sería el Instituto más perjudicado, puesto que es el que más capta y más apalanca crédito con sus captaciones. 

    Los INFIS prestan sus servicios a más de 560 municipios del país. Gracias a ellos, se pudo hacer el ajuste fiscal y financiero en muchos municipios y departamentos de Colombia. Los INFIS ejercen labores similares a las realizadas por la Banca de Segundo Piso pero en forma directa y con un enfoque regional, otorgando créditos a las entidades territoriales y a las descentralizadas, a tasas de interés inferiores a las de la entidades financieras, además prestan servicios de capacitación y asesoría a los funcionarios de las entidades públicas buscando mejorar la capacidad administrativa y financiera para prestar mejores servicios a sus comunidades. También realizan administración de recursos y convenios, que han servido al Gobierno Nacional, a los Gobiernos Departamentales y municipales, e incluso a entidades y gobiernos de otros países para canalizar recursos dirigidos a obras y proyectos de desarrollo en todo el país, esto porque los INFIS se han convertido en ejemplo de administración y eficiencia en esta clase de actividades. 

    Nos gustaría conocer la posición del Gobierno de Unidad Nacional, en cabeza del Ministerio de Hacienda con respecto a los INFIS, toda vez que no es aceptable, que puedan existir marcadas preferencias de algunos de sus funcionarios por la banca privada, que se han visibilizado de tiempo atrás con la expedición de normas y conceptos, que asfixian a los INFIS en perjuicio de las entidades públicas y de la comunidad que se beneficia de sus servicios, desconociendo el esfuerzo que han realizado durante cerca de 50 años para convertirse en motor de desarrollo regional y local. Nos preguntamos entonces si el Gobierno Nacional ¿derogará los decretos que ahogan a los INFIS y fortalecerá el modelo de banca social y de fomento regional? ¿si encontrará en los INFIS unos aliados estratégicos para el desarrollo regional y local? ó, por el contrario, ¿permitirá que se liquiden y mueran por asfixia estas valiosas instituciones, símbolo de la del desarrollo regional y de la descentralización en Colombia? El Ministerio de Hacienda tiene la palabra, esperamos para ellos, respeto, reconocimiento y sensatez.

     

     

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    Las redes hospitalarias

     

    Si hay un fenómeno que caracteriza a las sociedades modernas, es su funcionamiento a través de redes. Redes de información, apoyo, comunicación o conocimiento; desde locales a gobales. El avance en las tecnologías de información y comunicación ha sido la plataforma para el fortalecimiento de este esquema de convivencia. 

    La avalancha de las redes sociales como facebook, las redes financieras con sus cajeros bancarios, la integración de las aerolíneas que facilitan la interconexión en “tierras lejanas”, entre otras redes, crece exponencialmente y se fortalece día a día, con la idea de integrarnos, lograr mayores eficiencias y eficacias, hacernos la vida más fácil y resolver problemas cotidianos. 

    Bajo este moderno enfoque de redes, nos preguntamos si en Colombia, ¿las instituciones de salud -llámense consultorios médicos, puestos o centros de salud, hospitales o clínicas privadas-, han seguido igual dinámica u objetivo de articulación e integración? Me temo que no. Tal vez porque la competencia entre ellas por obtener contratos y rentabilidad económica, no las deja ver la posibilidad de tejer redes que les permitan minimizar sus costos de operación, incrementar sus ingresos, mejorar su productividad, viabilizar conjuntamente su crecimiento y desarrollo empresarial, logrando rentabilidades económicas razonables, pero de incalculable valor social. 

    Lastimosamente nuestro actual modelo de salud, privilegia el lucro económico particular y sacrifica la rentabilidad social, con unos efectos perversos sobre los pacientes en la prestación del servicio, cuando de facilitarles y asignarles una atención oportuna y de calidad en los sitios cercanos a su residencia -enfoque poblacional- se trata; la cantidad de papeles, trámites y autorizaciones que deben superar, son muestra clara y contundente: la red de servicios de salud, no evoluciona tan positivamente como en otros sectores. Expertos expresan que antes de la ley 100, las instituciones de salud funcionaban más en red que ahora. 

    Como Gobernador del Departamento de Antioquia, con el equipo de salud, trabajamos en con enfoque de red, para que los hospitales públicos municipales y departamentales, ofertaran los servicios en el territorio de acuerdo con la demanda; si la enfermedad se complicaba los pacientes se atendían en los hospitales regionales y en caso extremo se trasladaban a la ciudad de Medellín. Los pacientes fluían sin contratiempo entre hospitales y eran atendidos con mayor oportunidad y calidad. Valga decir que durante este periodo ningún hospital público en Antioquia se cerró, por el contrario se recuperaron algunos cuya muerte, era inminente. 

    En áreas de fácil desplazamiento, con una demanda identificada, no se puede competir ofertando los mismos servicios e incurriendo en altos costos fijos. Se requiere de una política de redes integradas de salud, que permita progresivos y altos niveles de especialización. Esta organización de la oferta, busca tener atenciones integrales básicas en los primeros niveles -municipios- y avanzar a través de la red, de acuerdo con la complejidad, con una mayor especialidad en las instituciones, convirtiendo los hospitales y clínicas, en centros de excelencia científica por la capacidad resolutiva y eficiencia para realizar procedimientos. 

    Debemos reconocer que la posibilidad de integrar los recursos hospitalarios públicos y privados en una red integrada no fue posible porque la ley 100 y su desarrollo crearon unos estímulos contrarios a estos propósitos. La autonomía financiera, jurídica, administrativa y presupuestal de las instituciones de salud -principio y estrategia para lograr eficiencia- logró inicialmente una entropía: un crecimiento y desarrollo hacia adentro de estas instituciones, pero posteriormente atomizó al sector, desconectó toda la estructura hospitalaria, anarquizó la articulación y fragmentó la atención del paciente. 

    La competencia de las instituciones en un sector social, en un mercado imperfecto, no trae beneficios. En vez de ser altamente competitivo, el sistema debería tener los alicientes e incentivos para cooperar, complementarse, e integrarse para garantizar una atención sin barreras, oportuna y con calidad a todos los pacientes. Estudiosos del tema han identificado que las mejoras en el desempeño de los sistemas de salud de España, Tailandia, Vietnam, Corea del Sur y otros países asiáticos, se debe al desarrollo del concepto de redes integradas de servicios. Por eso la Organización Mundial de la Salud -OMS-, en su última asamblea, recomendó con suficiente evidencia la necesidad de que los países adopten este modelo. 

    Debemos avanzar hacia el enfoque de redes integradas de servicios de salud como uno de los pilares de la reforma estructural del sistema. Se necesita convencimiento y vocación social, dejar los egoísmos, permitir rectorías, compartir y mejorar la utilización de los recursos, renunciar a la competencia por el “peso para sobrevivir” por la “coo-potencia” para lograr atenciones más cálidas, humanas, integrales, cercanas a los sitios de residencia, que los profesionales de la salud, retomen la coherencia entre formación, práctica, servicio y vocación científica, sólo así lograremos mejores resultados en términos de prevención y de aumentar la sobrevivencia de las personas, con calidad de vida, en un entorno socialmente sano.

     

     

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    El paradigma del derecho a la salud

     

    El Estado colombiano amparado en el marco jurídico internacional de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y en el Pacto Internacional de los Derechos Sociales, Económicos y Culturales de 1990, que proclaman la salud y la seguridad social como derechos humanos, incluyó en su Constitución de 1991, en el artículo 44, la salud como un derecho fundamental para los niños menores de un año y en sus artículos 48 y 49 la seguridad social y la atención en salud como un servicio público de carácter obligatorio e irrenunciable. Bajo esa tutela constitucional, en los últimos años, el sistema de salud ha sufrido una de la más grandes trasformaciones en Colombia. Pasamos de una época en donde los ciudadanos más necesitados -la gran mayoría-, sentían que la atención en salud era un gesto de caridad, a una nueva realidad: el paradigma del derecho que todas y todos tenemos a la salud.

     

    Ante esta columna proteccionista y garantista del Estado social de derecho, pensábamos que los ciudadanos no tendrían dificultades para acceder a la atención en salud, en términos de oportunidad y calidad. Pero no fue así. Progresivamente se comenzaron a sentir barreras y limitaciones, principalmente por parte de las EPS. Por conexividad explicita con el principio fundamental de protección a la vida, los jueces interpretaron como derecho tutelable las necesidades sentidas en salud. El instrumento de la tutela se convirtió en el mecanismo efectivo empleado por los ciudadanos para superar ésta restricción -según la Personería de Medellín, cerca del 60% corresponde a procedimientos incluidos en el POS-. 


    Ante la avalancha de tutelas, en la que cada demanda corresponde a una expresión individual del derecho, la Corte Constitucional bajo el concepto de acumulación de casos típicos, expidió la sentencia T-760/08, en la que crea jurisprudencia, al declarar el derecho a la salud como autónomamente fundamental y establece unos plazos para que el gobierno defina explícitamente un plan de beneficios que sea igual para la totalidad de los colombianos, que se informe a los usuarios sobre los derechos y que se propicien normas para agilizar el flujo de los recursos. 



    Creemos que la sentencia de la Corte Constitucional T-760/08, va en el sentido correcto, sin embargo, a la par de esta sentencia, los recobros al fondo de financiamiento del sistema -Fosyga-, por procedimientos no POS, vienen en un crecimiento exponencial no esperado, que hace muy vulnerable el sistema actual -Ley 100-, porque no se tienen los recursos suficientes para acompañar estas demandas. En el 2008 por recobros y tutelas se reclamaron al fondo $30 mil millones, en el 2009, $1.8 billones y según lo proyectado a diciembre de 2010, este fondo tendrá que reconocer cerca de $3 billones; ésta condición es gran parte, la “culpable” de que hoy estemos buscando reformar el sistema de salud. En la Sentencia T-760/08, la Corte Constitucional expresó que el derecho a la salud no es un derecho absoluto, es limitable y progresivo, en función de los mayores beneficios colectivos e individuales, justos y equitativos, dentro de escenarios de sostenibilidad financiera, sin que las limitaciones económicas individuales sean barreras para el oportuno acceso a los servicios de salud. 



    Por lo anterior, el Proyecto de Ley Estatutaria 131/10, “Por el cual se regula el derecho fundamental a la salud, los principios que lo garantizan y se adoptan otras disposiciones”, que radicamos en el transcurso de la semana en la Cámara de Representantes, los H. Representantes Marta Ramírez, Juan Valdés, Víctor Yepes y yo -en calidad de Senador-, el cual fue construido participativamente con la “Mesa de Antioquia para la reforma” -instancia técnica, política, académica y ciudadana que viene trabajando desde hace varios meses para presentar propuestas y hacerle seguimiento a las iniciativas de reforma en salud-, se dirige a desatar el proceso que permita resolver este y otro acumulado de problemas, declarando explícitamente el derecho a la salud, como base para la reglamentación y articulación de los aspectos normativos y técnicos que la reforma demanda a través de una ley ordinaria, de lo contrario -de acuerdo con la sentencia T-760/08-, la viabilidad jurídica de cualquier iniciativa para una mejor salud de todas y todos los colombianos, se podría venir abajo. 



    Al mismo tiempo que se define el derecho, consideramos imperativo concretar el núcleo esencial de este derecho. Todos los ciudadanos debemos tener claro, cual es el alcance del derecho a la salud, qué es lo que podemos reclamar, de acuerdo a lo que realmente pactamos como sociedad. En este sentido, comprendemos que el derecho a la salud, es una necesidad y realidad ya aceptada socialmente -paradigma-, pero que debe llevarse a una materialización positiva para mejorar las condiciones de salud de todos los colombianos, con ello igualmente cerraríamos el paso a quienes se escudan en este derecho para volver la salud un negocio y/o mercancía. A partir de estas premisas, explicitar el derecho a la salud y definir su núcleo esencial, podemos desarrollar todo el cuerpo normativo para tener un sistema que garantice la dignidad, la atención humanizada, oportuna, segura, con calidad. Que en Colombia todas y todos podamos tener pleno goce de la salud y podamos en igualdad de condiciones, llenar nuestros años de vida.

     

     

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    “Vive digital”

     

    En el marco del congreso de Andicom, que se está realizando en Cartagena, el señor Presidente de la República, doctor Juan Manuel Santos, en compañía de su equipo de gobierno, presentó la propuesta de lo que será la política del Gobierno de Unidad Nacional en materia de TIC, el Plan del salto tecnológico, “Vive digital”, que promoverá la expansión de infraestructura, la creación de servicios, el desarrollo de aplicaciones y la apropiación tecnológica por parte de los usuarios y contará con una inversión cercana a los 5,5 billones de pesos durante los próximos cuatro años, mediante la masificación de internet y el desarrollo del ecosistema digital del país. El responsable de “Vive digital”, el Ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones -TIC-, doctor Diego Molano Vega, dijo: “Nuestro compromiso como Gobierno será impulsar la masificación del uso de internet, para dar un salto hacia la prosperidad democrática. Está demostrado que el uso de las herramientas TIC en la vida de cada ciudadano, tiene una gran influencia sobre la competitividad y el desarrollo de un país”. 

    Compartimos la tesis del Gobierno Nacional y la importancia que tendrá para Colombia, la ejecución de un Plan como “Vive digital” y la referencia a las diversas investigaciones que han demostrado la correlación directa entre la penetración de internet, la apropiación de la tecnología, la generación de empleo y la disminución de la pobreza. Entre otras, la del El Banco Mundial, que ha encontrado que en países en vías de desarrollo por cada 10% que aumente la penetración de banda ancha, se acelera el crecimiento económico por 1.4%. 

    El pasado 19 de septiembre, en New York, el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas para las tecnologías de la información y la comunicación -UIT-, doctor Hamadoun Touré, hizo un llamado a los dirigentes mundiales para que en el 2015, más de la mitad de la población mundial tenga acceso a las redes de banda ancha, y para que el acceso a las redes de alta velocidad se transforme en un derecho civil básico: “En el siglo XXI, las redes de banda ancha asequibles y ubicuas serán un factor capital de la prosperidad social y económica, al igual que las redes de transporte, agua y electricidad. La banda ancha será la fuente de innovaciones del mañana. Esta representa la fase de madurez de la revolución digital, cuyos frutos aún deben inventarse o incluso imaginarse.” 

    Desde el Congreso de la República, acompañaremos al Gobierno Nacional en su propuesta de salto tecnológico, pero respetuosamente, creemos necesario complementarla con un conveniente desarrollo legislativo que garantice su continuidad y el acceso a Internet como un derecho fundamental y el análisis de la aplicabilidad de la Ley 1341/09. Con la convicción de que el futuro se construirá en banda ancha y de aprovechar la tecnología como una herramienta efectiva para cerrar las brechas sociales, en los pasados días, radicamos -el Representante a la Cámara, Oscar Marín y yo-, el Proyecto de Ley 149/Senado, con el cual se intenta por varias vías el establecimiento de políticas púbicas de acceso universal al servicio de Internet, proyecto que en forma parcial ha acogido el Gobierno Nacional al hacer pública su propuesta de “Vive digital”, en la cual se adopta una de las cuatro acciones que tarde o temprano deberá ser puesta en consideración del Congreso; pero el Gobierno no debe desechar las otras tres y otras más que tengan los ciudadanos que estén comprometidos con la sociedad de la información. 

    Debe pensarse en la liberación de algunas bandas de frecuencia para su uso gratuito por proveedores de servicios y usuarios, claro está, con sujeción a planes de frecuencias que impidan que se incurra en interferencias perjudiciales; en segundo lugar debe incluirse como norma de urbanismo obligatoria el suministro de accesos alambricos en centros comerciales y en todo tipo de copropiedades y lugares con afluencia masiva de personas como centros educativos, terminales de transporte, centros deportivos, hospitales y debe hacerse obligatoria un acceso público gratuito en todas las alcaldías y parques del país, en especial en los de los municipios de 4, 5 y 6° categoría. 

    El gobierno debe autorizar explícitamente a todos los operadores de telefonía fija -TPBCL- para que en determinadas bandas de frecuencia presten servicios de internet móvil incluido el de voz, ello repercutirá en mejores niveles de competencia y en reducción de tarifas, así mismo debe estudiarse la posibilidad de que se asigne una numeración que permita el acceso a servicios de voz en todos los terminales para que allí si se avance realmente en verdadera convergencia; esto es, los actuales operadores fijos podrán tener prefijos y sistemas de señalización y enrutamiento que les permita a sus usuarios utilizar sus terminales como fijos y móviles -sistemas duales- cuando la tecnología lo permita. 

    A la par del desarrollo en redes y accesos, es necesario avanzar en contenidos, de allí que la Universidad y los sectores reales de la economía deben liderar la producción de los mismos; pues no solo son las comunicaciones, sino además el contenido de ellas, estamos preparando un proyecto de ley sobre contenidos y garantía de acceso a la información y además de la promoción de tele-actividades, para ello llamamos a los expertos en este tipo de temas para un frente común de masificación del uso de Internet y en procura de impedir cualquier tipo de brecha en la utilización de las TIC. 

     

     

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    La salud en cuidado intensivo

     

    Los síntomas venían mostrándose desde hace algunos años, pero sólo el año pasado se informó sobre la grave enfermedad del sistema de salud en Colombia. La sentencia T-760 de 2009 -ratificó que el acceso, atención y beneficios de los servicios de salud son un derecho que se debe garantizar a todos los colombianos, sin ningún tipo de restricciones-, desnudó al enfermo, demostró que el paciente era débil y que no estaba vacunado. Se intentó un primer remedio, la emergencia social, tratamiento inyectado por un médico -Gobierno - , que interpretó mal las condiciones del paciente, intervino improvisadamente, a distancia, sin examinarlo directamente, no consultó el entorno, ni intervino los factores de riesgo. Resultados, el paciente se estaba intoxicando. La Corte Constitucional ordenó retirar el tratamiento. 


    Estado del paciente hoy: en cuidado intensivo, con muchas posibilidades de entrar en coma y Dios no lo quiera, en paro. Hay un nuevo equipo interventor –Gobierno de Unidad Nacional-, que está pensando, oyendo y empezando a formular el nuevo plan de tratamiento. Como congresista y ciudadano que nos preocupa el enfermo, nos integramos al equipo tratante. Para tal propósito sugerimos un tratamiento de urgencia para sacar al paciente del inminente colapso: fluidez de recursos financieros para todas las instituciones que prestan los servicios. La segunda parte del tratamiento, una vez salga del estado grave, la recuperación y el mantenimiento sano por largo tiempo sin recaídas e incertidumbres. 

    Para esta segunda parte, propusimos una reforma realmente estructural y participativa a ley 100, que reconozca la salud como un derecho fundamental; que se preocupe por resolver los problemas eminentemente colectivos; que se centré en el interés de los pacientes, en una atención digna, con calidad, segura y humanizada; y que como columna vertebral reconozca sin exclusiones, que todos somos iguales, por lo tanto, todos debemos estar en un mismo régimen único; y, que independiente de los aportes económicos que todos hacemos de acuerdo con nuestra capacidad, el nuevo sistema contenga un plan de beneficios obligatorio único, con un solo fondo para financiar todo el aseguramiento. 

    Como sustento de todo el sistema, es imperativo trabajar en red, con enfoque preventivo aplicando la estrategia de atención primaria en salud -APS-, con unos equipos de salud interactuando con todo un grupo poblacional para detectar e intervenir los riesgos psicosociales -violencia, nutrición-, del medio ambiente, agentes físicos, biológicos entre otros, de forma conjunta e intersectorial y con participación de la comunidad. Todo este sistema integrado a tres políticas la de medicamentos e insumos, la del talento humano y una gran política de estimulo al empleo. 

    Confiamos en la posibilidad de recuperación, estabilización y mantenimiento del sistema, gracias a algunas de sus fortalezas, como el seguro -régimen subsidiado- para los más pobres, los colombianos sin capacidad de pago tienen el carnet de la EPS que les permite ingresar a los servicios de salud; igualmente debemos reconocer el desarrollo de las clínicas y hospitales públicos y privados en la consecución de tecnologías de última generación, en nuestra región y en casi todo el país se pueden realizar los procedimientos de mayor avance en el mundo; estas instituciones también para cumplir con los estándares de calidad, cuentan hoy con reconocimientos nacionales e internacionales, por las medidas de seguridad para la atención de los pacientes. 

    Recalcamos que hay avances objetivos y de principios, pero debemos continuar en la vía de reconocer el derecho a la salud como un derecho fundamental y no confundirlo con una obra de caridad, desigual e injusta, para materializar el Estado social de derecho en la posibilidad de acceder a las garantías de una atención digna, oportuna, sin riesgos y de calidad. Demanda esta aspiración social, un esfuerzo fiscal, por ello, el Estado debe definir las formulas que garanticen este derecho, no al contrario, es decir, que las medidas fiscales no pueden condicionar el derecho a la salud. Es a partir de las políticas públicas que se debe trazar la ruta fiscal. En este sentido, el Presidente Obama es ejemplo, con su reforma en los Estados Unidos de América. 

    Somos conscientes de la necesidad de rediseñar el sistema para evitar el ingreso de los capturadores de recursos, los especuladores, los corruptos que se han tomado una gran tajada del esfuerzo económico de todos los colombianos, que como ciudadanos y empleadores con los aportes fiscales y los impuestos indirectos, financiamos el sistema. Si se pone fin a estas prácticas los recursos con los que hoy se cuenta necesitaran adiciones racionales que serán suficientes para mantener a aliviar al enfermo por mucho tiempo, de lo contrario, su vida artificial, será un barril sin fondo y su muerte será la única que estará asegurada. 

    Hay diagnóstico, plan de tratamiento, formulas, medicamentos y quien los aplique, se necesita actuar antes de que sea demasiado tarde. Por nuestra parte trabajaremos por una reforma estructural que valore e incluya el derecho a la salud, el valor de la vida, la equidad, la financiación, la estrategia de atención primaria y la necesidad de prestar los servicios de salud bajo el enfoque de redes integradas, para tener una oferta y atención en salud, justa, oportuna, equitativa, con calidad y respeto a la dignidad humana.
     

     

     

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    Medidas contra la revaluación

     

    En el artículo: “Los exportadores sí importan” (10-10-10), nos referimos a la grave situación que viven los exportadores por los efectos perversos que en sus empresas produce el fenómeno macroeconómico de la revaluación que durante los últimos 8 años se mantiene en Colombia.

    Los exportadores venden en dólares sus mercancías, pero pagan en pesos sus costos de producción. Los laborales son en promedio, entre el 48 y el 55% de los costos totales, lo que revela la magnitud de su problema y al mismo tiempo, el considerable aporte a la generación de empleo formal que realizan. Nos unimos a su legitimo grito de angustia, que expresa la soledad que sienten después de años de esfuerzos para vencer todo tipo de dificultades, mejorar eficiencias, optimizar productividad para la competitividad internacional y dar una lucha desigual contra el monstruo exógeno de la revaluación más alta del planeta que los devora sin piedad ni compasión. 

    En diálogo con ellos, analizamos diferentes alternativas para revertir la revaluación y mitigar su impacto: intervenciones masivas y sin aviso en el mercado cambiario por parte del Banco de la República; control a capitales especulativos; permitir que los bancos ofrezcan créditos, cuentas corrientes y de ahorros en dólares; reducir el déficit fiscal; mayor control al lavado de activos; creación de un fondo de compensación cambiaria dirigido a atenuar los efectos negativos de la revaluación en los costos laborales; y reformar el artículo 373 de la CN para que el Banco de la República además de sus funciones constitucionales, asuma responsabilidades con el control a la tasa de desempleo, tal como lo señaló la Corte Constitucional en sentencia C-481 de 1999. 

    Como nos satisface que por fin el país este reaccionando solidariamente frente a la grave crisis nacional que genera la revaluación. La carta abierta de este lunes 11 de octubre, dirigida al Señor Presidente de la República, al Ministro de Hacienda y al Gerente del Banco de la República, por parte de los 21 dirigentes de los sectores productivos colombianos, integrados en el Consejo Gremial Nacional –CGN-, calificando de “tímida” la intervención del Emisor en comparación con otros países de la región y expresándole al Gobierno y a la autoridad monetaria la urgente necesidad de frenar la apreciación del peso frente al dólar, coincide integralmente con las medidas que han venido solicitando los exportadores. 

    El CGN solicitó, además de agilizar la ejecución del plan maestro de infraestructura vial y un plan de emergencia para puertos, intervenir más agresivamente el mercado cambiario para lograr una mayor acumulación de reservas y controlar el flujo de divisas de empresas públicas como Ecopetrol, Epm, Isa e Isagen, para que las operaciones en dólares que realizan en el exterior, no pasen por el mercado cambiario; además, monitorear más rigurosamente el ingreso de capitales golondrina o de corto plazo para que su permanencia sea como mínimo de un año y disminuya la presión cambiaria. 

    Ante estas presiones, el Gobierno anunció en el transcurso de la semana, un paquete de medidas de choque para contrarrestar los efectos nefastos que para la economía nacional ha traído la revaluación. Entre ellas, eliminarles el sobre costo del 20% en la compra de energía, acabar con la evasión del impuesto del cuatro por mil y eliminar la exención en el impuesto de renta a las empresas que inviertan en maquinaria; además, la no monetización de los dólares por el pago de dividendos de Ecopetrol en el exterior, para levantar la presión de estos ingresos sobre el mercado cambiario, como lo pidió el CGN. 

    Frente a estas medidas, nos unimos al Editorial de EL MUNDO (14-10-10), “Más pañitos de agua tibia”: “Pero la medida estructural y realmente eficiente contra ese fenómeno es la intervención directa del Banco de la República en el mercado abierto de divisas, en cuantía realmente significativa, por períodos largos y sin aviso previo. No simplemente para acumular reservas internacionales -con lo que parecen resignarse la mayoría de los analistas- sino para ir mucho más allá, utilizando esas reservas para comprar títulos de deuda colombiana en dólares en los mercados internacionales, con lo cual, a la primera utilidad de contención de la revaluación, en defensa de los exportadores, se suma una segunda, con la disminución sustancial de la obligación del servicio de la deuda externa”. 

    En el artículo, “La opinión de Stiglitz” (22-11-09), llamábamos la atención con el nóbel de economía (2001), Joseph E. Stiglitz, para no dejarnos matar por la tasa de cambio y modificar paradigmas en lo económico: “…Es absurdo que hoy día un Banco Central se enfoque exclusivamente en la meta de inflación. Hay otras cosas tan o más importantes como el desempleo, el crecimiento de la economía y la estabilidad del sistema financiero”, y sobre la urgencia para poner controles de capitales en Colombia: “No entiendo por qué quitaron los que tenían antes…”. “Tienen que lidiar con eso pronto, antes de que se carcoma al sector productivo”. “…si las tasas son altas, se incentiva más la llegada de dólares. Y si llegan más dólares, el precio del dólar cae y el peso se revalúa. Entonces les será más difícil exportar y habrá mayor desempleo”. 

    ¿Sin cambiar el paradigma, con el mutismo y ausentismo del Emisor, las “tibias” medidas del Gobierno, serán eficaces para evitar el exterminio de miles de empresas exportadoras y de cientos de miles de empleos formales en Colombia?

     

     

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    Los exportadores sí importan

     

    En un desayuno de trabajo al que fuimos invitados los congresistas antioqueños por representantes del sector exportador para analizar la grave crisis que atraviesan por los efectos del fenómeno macroeconómico de la revaluación, que durante los últimos 8 años se mantiene en Colombia debido al exceso de oferta de dólares en el mercado; le escuché decir a uno de los empresarios presentes: “los exportadores no importan”. 

    Esta afirmación me llevó a pensar que se refería a que no desarrollan estrategias para importar bienes o adquirir créditos en dólares -como lo hacen algunas empresas exportadoras- para equilibrar en sus estados financieros, el efecto de la tasa de cambio. Los exportadores venden sus mercancías, bienes o servicios, en dólares, pero pagan sus costos de producción y gastos de administración y ventas, en pesos. 

    Estaba equivocado. El exportador se refería a que pareciera que el gobierno, el congreso y la autoridad monetaria no le interesara su suerte, la soledad, la angustia que padecen no obstante tantos años de sacrificios, de recurrir a la creatividad, de hacer múltiples esfuerzos de endeudamiento e invertir para mejorar eficiencias y optimizar productividad para la competitividad internacional, para lograr precios justos y competitivos en unos mercados supremamente complejos, mientras otros factores exógenos que no pueden controlar les hacen perder rentabilidad y los dejan al borde de la quiebra. La frase lapidaria de “Los exportadores no importan” expresa la angustia de muchos de ellos en una lucha desigual contra un monstruo exógeno que los devora sin piedad ni compasión: la revaluación. 

    Así se lo expresaron también a Fabio Restrepo Villegas (El Colombiano, pag. 2ª, 09-29-10, Futuro de Urabá y revaluación): “Logramos ser competitivos, luchando contra todo tipo de dificultades, invirtiendo todos nuestros ahorros de épocas pasadas en las plantaciones, creyendo que podíamos tener futuro creando empleos, facilitando reconciliaciones, combatiendo las plagas del banano, sufriendo las consecuencias de huracanes e inundaciones en nuestros cultivos, conciliando con los sindicatos, asumiendo responsabilidades del gobierno en el tema de acoger en las fincas a casi todos los reinsertados vinieren de donde vinieren, bien fuera de la guerrilla, de los paramilitares o incluso de la delincuencia común. ¡Que difícil fue tomar por este camino!, pero más difícil fue asumir los costos de todo lo anteriormente descrito, sumándole el problema del monstruo más aplastante para nosotros: la revaluación más alta del planeta”. 

    No son sólo los bananeros, son los caficultores, floricultores, la cadena textil y de las confecciones y muchos exportadores más que en los momentos más difíciles del país -mientras otros se refugiaron en el exterior-, con valor y confianza decidieron quedarse e invertir sus ahorros en Colombia. Que paradoja, pareciera que ese hubiera sido su peor e imperdonable pecado: creer en la tierra, sembrar esperanza, forjar estabilidad en los territorios donde establecieron y permanecen sus empresas intensivas en mano de obra, donde generaron cientos de miles de empleos formales, cientos de miles de seres humanos empleados que hoy le aportan al bienestar, al desarrollo, a la convivencia pacifica. Es importante destacar que los costos laborales representan entre el 48% y el 55% de los costos totales. Todos los trabajadores cuentan con cobertura total, 100% en seguridad social y parafiscales; en algunos casos como en el de los floricultores, el 60% de su fuerza laboral son mujeres, muchas de ellas, madres cabeza de familia. 

    Múltiples son las alternativas y propuestas que en el diálogo con los exportadores se analizan para revertir la revaluación y mitigar su impacto negativo en el corto, mediano y largo plazo, entre ellas: intervenciones masivas y sin aviso en el mercado cambiario por parte del Banco de la República a fin de acumular reservas; control a capitales especulativos; asimismo, desincentivar el “carry trade”, esto es, contraer créditos en dólares, monetizarlos, y beneficiarse del diferencial de tasas de interés; permitir que los bancos ofrezcan créditos, cuentas corrientes y de ahorros en dólares, reducción del déficit fiscal; mayor control al lavado de activos; reforma del Artículo 373 de la CN para que el Banco de la República vele no sólo por el mantenimiento de la capacidad adquisitiva de la moneda, sino también por disminuir la tasa de desempleo, tal como lo señalo la Corte Constitucional en su sentencia C-481 de 1999. 

    El Ex Ministro Alberto Carrasquilla ha propuesto un mecanismo dirigido a crear un fondo de compensación cambiaria cuyo fin será atenuar los efectos negativos de la revaluación en los costos laborales de las empresas que cumplan determinadas condiciones en términos de exportaciones y de costos operativos, que podría ser interesante. El gobierno del señor Presidente Juan Manuel Santos, se propone crear y formalizar de dos a tres millones de empleos en el país. ¿De continuar sin control el monstruo de la revaluación cuántos empleos más se perderán? ¿Podría ser neutro el esfuerzo que se realice el gobierno nacional? El gobierno, el legislativo y la autoridad monetaria tenemos la responsabilidad ineludible de desarrollar los instrumentos que le digan al país, que los exportadores sí importan.

     

     

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    El desempeño fiscal de Antioquia

    Sucesivas, múltiples e irresponsables decisiones en el manejo de las finanzas públicas, llevaron al país a la crisis fiscal de los entes territoriales de la década de los noventas, lo que obligó al ejecutivo y al legislativo, a construir un conjunto de políticas para equilibrar la economía nacional. Se avanzó en una ola de reformas de carácter estructural para hacer frente a los principales problemas financieros del Estado y garantizar la viabilidad económica del país en el mediano y largo plazo. Aunque faltó -y aun falta- el ajuste en el gobierno central, se expidieron normas de responsabilidad y transparencia fiscal que modificaron el sistema administrativo de los departamentos, distritos, municipios y empresas sociales del Estado, para recuperarles la capacidad autónoma de subsistir y prestar los servicios públicos a su cargo.

    Sin el plan de ajuste fiscal y financiero, tal vez, la mayoría de estas entidades hubieran entrado en cesación de pagos –de hecho, por lo menos el setenta por ciento70% ya estaba en dicha situación-. Su estabilidad financiera dependía de que con sus ingresos corrientes -aquellos que se perciben de forma permanente en el tiempo como única fuente de recursos cierta-, se pagaran todos los gastos de funcionamiento. Por lo tanto, medir los resultados de la aplicación de estas normas tiene como propósito fundamental, evaluar el desempeño fiscal y fomentar mejores prácticas de administración pública en los entes territoriales.

    Esta semana se publicó el informe de desempeño fiscal de las entidades territoriales, que en cumplimiento del artículo 79 la Ley 617 de 2000, elabora el Departamento Nacional de Planeación -DNP-. Esta evaluación mide: la capacidad de las entidades territoriales para autofinanciar su funcionamiento, el grado de dependencia de las transferencias y regalías, el esfuerzo por fortalecer los recursos fiscales, la capacidad de ahorro, el peso relativo de la inversión en el gasto total y la capacidad de respaldo del endeudamiento; con estas seis variables se establece un indicador sintético o consolidado y los municipios y departamentos del país se ordenan de acuerdo al resultado, en el denominado ranking de desempeño fiscal, que se viene publicando desde el año 2000 por parte del DNP.

    Sobre este informe del DNP, el periodista Juan Guillermo Duque, en el Periódico El Colombiano, destacó: “Después de 10 años, Antioquia recuperó el liderazgo en el país al ser calificado como el primero a nivel nacional por departamentos en el manejo fiscal y de la hacienda pública…”. No es cierta esta afirmación. Hace 10 años -en el 2000-, Antioquia ocupaba el puesto 13. Por ello nos unimos a la oportuna y cordial rectificación que se realizara en Editorial del 30 de septiembre de esta casa periodística. Pero, respetuosamente no comparto, que el actual gobierno departamental haya continuado y consolidado el proceso de mejoramiento iniciado y sostenido durante los dos gobiernos de “Una Antioquia Nueva” entre los años 2001-2007.

    Según el informe del DNP, el Departamento de Antioquia, realmente deterioró su indicador de desempeño fiscal, al bajar de 71.33 a 66.81, lo cual es grave y significa que el balance en su desempeño fiscal cambió la tendencia positiva que se traía, ya que entre 2008 y 2009 se incrementó la dependencia en las transferencias pasando del 32.5 a 40.4; se disminuyó la generación de recursos propios pasando de 45.2 a 34.7 y el porcentaje de recursos destinados a inversión solo se incrementó en 1%, llegando a los mismos niveles del 75.9 alcanzados en el 2006. El departamento de Antioquia ha desmejorado su gestión financiera si se compara con los últimos cuatro años en los que el indicador de desempeño alcanzó niveles del 68.8 en 2005, 70.24 en 2006, 70.06 en 2007 y 71.33% en el 2008, revirtiendo la tendencia que se traía, al caer 4.52 y pasar al 66.81.

    Lo que es cierto, es que el primer lugar en el ranking de desempeño fiscal no se logró por esfuerzo propio, ni gracias a una gestión positiva, sino porque los departamentos que ocupaban los dos primeros lugares también disminuyeron sus indicadores. Atlántico que era el primero en 2008 pasó del 72.69 al 66.68 y Meta que era el segundo pasó de 72.26 a 57.05. En general Antioquia en el 2009, fue uno de los 26 departamentos que desmejoraron sus indicadores fiscales. Si hacemos un comparativo entre las variaciones 2008 a 2009, con la disminución de 4.52 real que tuvo Antioquia, nuestro departamento estaría ocupando un deshonroso puesto 16, dejando muy claro que para Antioquia y sus habitantes es mejor tener un mejor indicador de desempeño fiscal que un mejor puesto en el ranking.

    Contrario a esto, destacamos la buena labor de Municipios como Rionegro, Itagüí, Medellín, El Retiro, Girardota, Sabaneta, Copacabana, Guarne, Bello, Envigado, Anorí, La Ceja, Caldas y Yondó, que aparte de ocupar los primeros lugares a nivel departamental y nacional, tienen indicadores en aumento y superiores a 70, lo cual es muestra de un excelente desempeño fiscal. Que 26 de los 32 departamentos y 757 de los 1.101 municipios del país hayan desmejorado sus indicadores de desempeño fiscal entre 2008 y 2009, debe llevar a al Ministerio de Hacienda, al DNP, al Congreso de la República y a las propias entidades territoriales a evaluar el proceso de ajuste fiscal y financiero iniciado con la Ley 617/00 y demás normas de responsabilidad y transparencia.

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    El rango constitucional de la CNTV

     

    Los respetables planteamientos realizados en la exposición de motivos y en la ponencia aprobada en primer debate por la Comisión Primera del Senado de la República del Proyecto de Acto Legislativo 011/2010 -mediante el cual se pretende eliminar el rango constitucional de la Comisión Nacional de Televisión (CNTV)-, según los cuales la televisión, al igual que los demás servicios de telecomunicaciones, han sido objeto de importantes avances tecnológicos que obligan a adecuar las disposiciones legales a estas transformaciones generadas con la aparición de nuevas tecnologías de transmisión y nuevas plataformas, que en el preciso caso de la televisión, permiten visualizar los contenidos audiovisuales a través de elementos que resultaban impensables en 1991; parecieran olvidar o evadir los argumentos esenciales que tuvieron los Constituyentes sobre el espíritu, la ingeniería o arquitectura de nuestro Estado social de derecho y de algunas de sus figuras inherentes plasmadas en nuestra Carta Política. 

    El espíritu del Constituyente dotó de autonomía a un organismo de derecho público, que dirigiera la política televisiva y a través de ésta, garantizara el pluralismo informativo y la competencia, además de la intervención estatal en el espectro electromagnético utilizado para el servicio de televisión, por ello le entregó el control de los contenidos del medio de comunicación de más alta penetración e impacto a un organismo que no dependiera del devenir político ni del Gobierno de turno, cuya intervención podría poner en peligro el cabal ejercicio de dichas garantías y derechos fundamentales. Se pensó incluso, extender las funciones de dicho ente independiente, a la radio, aspecto que fue descartado en las discusiones finales. Es loable que se traten de corregir las múltiples problemáticas que se evidencian en el desarrollo y funcionamiento de la actual CNTV, pero se debe mirar con respeto el carácter constitucional del organismo autónomo e independiente en la estructura arquitectónica del Estado social de derecho. 

    La misma Constitución señaló que la política referente al servicio de televisión, sería definida por el legislador, en tanto, la dirección de la misma estaría a cargo del ente autónomo. Con lo anterior no resulta claro concluir que el carácter constitucional de la CNTV, le reste al Congreso de la República “la flexibilidad requerida para que mantenga un marco vigente acorde a la realidad convergente de los contenidos audiovisuales y el acceso a los mismos por parte de los ciudadanos…”, cuando es la misma CP la que le da facultades permanentes al Congreso para legislar en esta materia, como lo ha hecho a través de las leyes 182 de 1995, 335 de 1996 y 680 de 2001, normas estas que han reglamentado el servicio público de televisión en sus distintas modalidades y han determinado las diversas tecnologías de transmisión aplicables a su operación. 

    Teniendo en cuenta su rango constitucional es necesario que la discusión se haga en función del cumplimiento de sus objetivos, es decir evaluar factores como: ¿cuál ha sido el desarrollo tecnológico generado para el medio? ¿Cuáles han sido los avances en cuanto a la ampliación de cobertura con equidad? ¿Cómo ha sido su gestión en cuanto a la supervisión de contenidos y promoción de nuevos modelos de programación que fomenten y enriquezcan las expresiones culturales? ¿Cuáles han sido sus logros, en un tema tan importante para la formación de cultura política en el país, como la promoción y divulgación de los asuntos de interés público, bajo criterios de imparcialidad y veracidad? ¿Cuál ha sido el apoyo y el desarrollo de los canales regionales, locales y comunitarios? 

    Con todo respeto, considero, en cuanto a la pretendida dificultad que genera la autonomía constitucional de la CNTV al impedir el avance tecnológico del servicio de televisión, que debemos abrir en el país un debate amplio en cuanto al acatamiento a derechos fundamentales propios de un Estado social de derecho, que se podrían ver afectados en el momento en que su protección y salvaguarda dependa exclusivamente del Gobierno. Para no irnos muy lejos -aunque estoy seguro que no sería el caso de Colombia con el gobierno actual-, el gobierno de Venezuela canceló la concesión de un canal privado -Radio Caracas Televisión RCTV- el cual hacía oposición al Gobierno y está analizando el cierre de otro canal -Globovisión-. 

    No olvidemos las Sentencias de la H Corte Constitucional C - 310/96: “…la autonomía entregada a esta entidad tiene como propósito fundamental evitar que la televisión sea controlada por grupos políticos o económicos, tratando siempre de conservar su independencia en beneficio del bien común…” y la C-350/97: “…cualquier interferencia en ese proceso (informativo), bien sea que provenga del poder político, del poder económico, o de los mismos medios, atenta no solo contra los derechos individuales de las personas comprometidas, actores en el proceso, sino contra las bases y fundamentos del Estado democrático…”. 

    En este orden de ideas, reconozco la urgencia de que la CNTV sea repensada en una figura más técnica, eficiente, eficaz, sin politiquería, que responda de manera efectiva a los requerimientos que le imponen los avances de las tecnologías de información y comunicación pero también, para que fortalezca con autonomía e independencia la televisión pública y la comunicación en pro del desarrollo local y nacional, para lo cual no considero necesaria la eliminación de su carácter constitucional. 

     

     

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    El PLOOT

     

    Después de 19 años de sancionada la Constitución de 1991, igual número de infructuosos intentos -(19)-, se han presentado para aprobar en Colombia la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial –LOOT-. Múltiples son las razones que se esgrimen para un retraso histórico de tal magnitud en materia de desarrollo legal de la autonomía y la descentralización. 

    Sin duda alguna, una de ellas de mayor incidencia, es la que tiene que ver con la modificación de las circunscripciones electorales en el país. Por ello, múltiples serán también los puntos de vista y deliberaciones que se realicen para avanzar en la discusión del intento (20) veinte: el Proyecto de Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial –PLOOT- 058/2010, radicado en la Cámara de Representantes por el gobierno nacional. 

    Respetando las diferentes miradas y opiniones al respecto, quiero aportar algunas reflexiones sobre el ordenamiento territorial que considero importantes para la deliberación que se inicia. El sintético PLOOT 058/2010 comparado con algunos de los anteriores, nos lleva a coincidir, de que efectivamente estamos ante una “ley de mínimos”, como lo ha sostenido el propio gobierno nacional. De los PLOOT anteriores, vale destacar por su contenido, desarrollo y grado de elaboración, el 041/2002 y el 016/2003, de los cuales son extractados algunos elementos y aspectos sustanciales para la nueva propuesta, no obstante, de los 34 artículos que contiene, 18 se dedican al marco institucional y sólo 5 al tema de las competencias. 

    El PLOOT 058/2010, no clarifica el papel de los departamentos. Ni la Carta ni sus desarrollos legislativos, han dado cuenta de todas las posibilidades, competencias y recursos del nivel intermedio. El departamento es la entidad territorial con menores desarrollos legislativos posteriores a la CN del 91, ni siquiera dispone de un estatuto de régimen acorde con ésta, pues el que existe se promulgó en el marco de la CN de 1886. Por tanto, no debemos aplazar más el establecerles regímenes especiales y diferenciados de gestión administrativa y fiscal –categorización-. 

    Aunque se avanzó en la conceptualización del ordenamiento territorial -OT-, pareciera desvirtuarse el deber ser o eje constitucional del proyecto: la distribución de competencias entre la Nación y las entidades territoriales -artículo 288, CN-. Tampoco se incorpora la definición de requisitos para la formación de nuevos departamentos -artículo 297-, las condiciones para solicitar la conversión de la región en entidad territorial -artículo 307-, el otorgamiento del carácter de entidades territoriales a regiones y provincias -artículo 286- y la adopción de un régimen administrativo y fiscal de carácter especial para las áreas metropolitanas -artículo 319-, aspectos que son diferidos para su tratamiento o consideración en una legislación posterior. 

    A propósito de las áreas metropolitanas: ¿No sería conveniente y oportuno evaluar los resultados de su gestión y pertinencia para el manejo de los territorios supramunicipales? En el caso del Valle de Aburrá debe estudiarse la posibilidad de transformarla o de crear una forma de organización administrativa que facilite el desarrollo regional, que garantice equidad entre todos los municipios de la región y que equilibre la descompensación entre los mismos. Una figura administrativa, que además de reconocer la autonomía de cada municipio para los asuntos locales, sea instrumento para la toma de decisiones supramunicipales y propicie el desarrollo económico y social en la conurbación. 

    El OT no es un asunto de simple división del territorio, ó exclusivamente político-administrativo, sino también económico y socio–cultural, a través del cual se distribuyen competencias, con los respectivos recursos para ejercerlas, sin desmedro de las relaciones de coordinación que deben existir entre las diferentes autoridades nacionales y territoriales. Este nuevo orden debe permitirnos por tanto, realizar grandes transformaciones en los territorios subnacionales, una de las cuales alude, para el caso de Antioquia, al marcado desequilibrio de Medellín-Valle de Aburrá con el resto del departamento, pues la concentración de la riqueza y el desarrollo no pueden avanzar a expensas de la marginación y pobreza de las comunidades locales. 

    Casos como el del conflicto del Departamento de Antioquia contra EPM -Pescadero–Ituango-, en donde mediante una “jugada” especulativa y el aprovechamiento de la oportunidad, se obtienen réditos económicos no justificados en la construcción de valor, no pueden repetirse. Es necesario que la Ley establezca mecanismos administrativos que le permitan a empresas de servicios públicos regionales, usar los recursos naturales bajo la condición de que los excedentes que se generen sean redistribuidos en la totalidad de los entes territoriales de donde los captan, además de, en el ámbito de los municipios en donde desarrollan su actividad económica. 

    Una verdadera ordenación del territorio debe propugnar por redefinir la relación entre el espacio socialmente construido y la geopolítica del Estado. En este sentido la Carta Europea de Ordenación del Territorio, define este concepto como «La expresión espacial de las políticas económica-social-cultural y ecológica de toda sociedad». Fortalecer la autonomía territorial debe constituir el fundamento y razón de ser del OT. El propósito central debería ser la autonomía territorial y la descentralización efectiva, sin que ello se contraponga obviamente, con la noción constitucional de república unitaria.
     

     

     

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    Acceso público a internet

    El pasado mes de julio, en un artículo que titulé: Internet derecho fundamental, opiné sobre la importancia de que Colombia acogiera la nueva tendencia mundial planteada desde la OEI -Organización de Estados Iberoamericanos para la educación, la ciencia y la cultura-, que postula el acceso a la tecnología como categoría que integra la cuarta generación de derechos.

    Coherente con este planteamiento, el pasado miércoles radique en el Senado de la República, el Proyecto de Ley No 149 de 2010, mediante el cual aspiramos a que el Estado colombiano, garantice el acceso público a internet. 

    De acuerdo a lo planteado en la publicación, “Entendiendo la Brecha Digital”, se puede decir que en Colombia históricamente se ha configurado y consolidado una brecha social que se ha expresado entre muchos asuntos, en los bajos niveles de acceso a salud, educación y el régimen de la propiedad, sin embargo existe un asunto fundamental a la hora de pensar la Equidad social -que se evidencia hoy con mayor fuerza debido a la expansión de la globalización-, se trata del acceso al conocimiento y a la información, asunto que en plena era digital se ha tornado parte de la agenda pública internacional para ser pensado en términos de derechos. Pensar en brecha social requiere ineludiblemente pensar en lo que ha sido denominado “la brecha digital”, refiriéndose a la diferencia de oportunidades que existe entre individuos, comunidades, negocios y áreas geográficas para tener acceso a las tecnologías de la información y de comunicaciones – TICs, así como al uso frecuente de Internet que permite desarrollar múltiples actividades diarias. 

    Las razones para pensar en este asunto parecen ser más que evidentes. El concepto de educación se está redefiniendo por la tecnología, ampliándose por la introducción de las TIC`s como herramientas para la apropiación de conocimiento. El fortalecimiento de la democracia se está dando a través de canales amplios de comunicación Institución/ciudadano por medio de estrategias como gobiernos en línea y/o gobiernos electrónicos. El fomento y la dinamización de procesos organizativos se posibilitan por medio de la consolidación de redes. El acceso a la información es un asunto de democracia, de derechos y sobre todo de condiciones de equidad. 

    El asunto de la brecha social/brecha digital es una problemática que requiere a la hora de plantear vías de solución, pensar en las causas que la generan, y es por esta vía que llegamos al entendimiento de que es sobre las dificultades en el acceso a internet sobre lo cual radica gran parte del problema central. Entre las dificultades de acceso a internet pueden plantearse tres principales: El desconocimiento del manejo de la información o falta de apropiación social del uso de TIC`s, la falta de infraestructura (Redes y equipos) y los costos de acceso al servicio. 

    De estas tres causas o problemáticas que deben ser atendidas, el Estado colombiano ha venido desarrollado algunas estrategias relacionadas esencialmente con la apropiación social del uso de TIC`s y con el acceso a infraestructura de telecomunicaciones a través de programas como Compartel y Computadores para Educar del Ministerio de Tecnologías de Información y Comunicación TIC`s, y del naciente programa de Apropiación Social de Ciencia y Tecnología del Departamento Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, Colciencias. Sin embargo, el asunto de los costos de acceso a internet, no ha sido hasta el momento una problemática intervenida estatalmente, y es a esto a lo que le apunta el Proyecto de Ley 149/2010 del Senado, a plantear el acceso público a internet como un asunto fundamental en términos de derechos y de equidad social, que debe por tanto ser regulado y garantizado por el Estado. 

    Colombia ha señalado a través del documento Conpes 3371 que: “las tecnologías de la información y las comunicaciones –TICs– pueden ayudar a las comunidades a solucionar sus problemas diarios y mejorar sus condiciones de vida.(…) En efecto, de acuerdo a los análisis realizados por la Unión Internacional de Telecomunicaciones UIT, las TICs permiten reducir la brecha digital y su utilización por parte de la población puede acelerar el progreso económico y social, así como el bienestar de las comunidades. Es por esta razón que la UIT promueve el diseño y aplicación, por parte de todas las naciones, de las políticas que contribuyan al desarrollo de éstas.” 

    Para ello deben darse pasos amplios y a partir de múltiples estrategias llegar al reconocimiento y garantía del acceso público a internet; diversas estrategias de conectividad y acceso, responsabilidad de diferentes actores sociales tanto públicos como privados, y que deben transitar por diferentes vías, de acuerdo a la especificidad de la población beneficiada. Estas estrategias consisten en: El reconocimiento del internet como objeto del artículo 69 de la ley 1341 de 2009; planteando que los estratos 1 y 2 serán subsidiados en los consumos de subsistencia para acceder a la red. La ley 152 señalaba que se podía subsidiar la telefonía púbica básica conmutada, pero no los servicios de valor agregado y la Ley 1341 propone un régimen de transición para ésta. Por otro lado esta la generación de bandas de acceso generalizado y uso gratuito; pago de contraprestaciones por el uso del espectro en la construcción y puesta en marcha de Telecentros; obligaciones especiales para espacios de carácter privado; y acceso universal en plazas públicas.

    Artículo publicado en la Columna Dominical Persé del Periodico El Mundo, de la ciudad de Medellín, el 12 de septiembre de 2010 

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    República bicentenaria (5)

    En el artículo (4) de esta serie, expresamos que las historias de la gesta libertadora se han escrito casi siempre al margen del papel heroico desempeñado por la mujer. Exaltamos la memoria de algunas de ellas, que fueron protagonistas de la causa patriota en nuestra República. Reconocimos además, el serio y profundo trabajo investigativo que en este sentido, han realizado Isaac Vargas Córdoba, miembro de la Academia Colombiana de Historia Militar, la Sociedad Bolivariana de Colombia, lo mismo que el Centro de Estudios Históricos del Ejército, http://www.centrohistoricoejc.mil.co/. Hoy continuamos recordando a nuestras heroínas de Colombia y América, ejemplos de amor por la libertad.

    De esa participación decidida de la mujer en la gesta independista, baste agregar, como punto final de recordación y homenaje a la mujer, los nombres de Dolores Torralba, Rafaela Rangel, quienes fueron llevadas al pelotón de fusilamiento por suministrar agua a los heridos. Bibiana Talero cuya muerte en idénticas circunstancias tuvo lugar en el año 1817, en Chocontá; Carlota Armero quien pagó con su vida el apoyo a la causa libertaria, el 28 de mayo de 1816; Manuela Sáenz De Santamaría, de quien se dice, donó la totalidad de los bienes a la libertad y murió en la más absoluta pobreza. 

    Neiva, tributó la vida Dolores Salas, fusilada el 14 de septiembre de 1817. Natagaima, la de Luisa Trilleras, fusilada el 18 de septiembre de 1817; Pasto, por medio de Dominga Burbano, fusilada el 13 de diciembre de 1812. También están, Domitila Sarasti, fusilada el 11 de diciembre de 1812, Teresa Izquierdo, fusilada el 24 de julio de 1819; Fausta García, quien también entregó sus hijos a la causa; María Antonia Santos Plata, quien antes de ser fusilada el 28 de junio de 1819, gritó en tono profético que “antes de terminar este año, el suelo granadino estará libre de los que lo tiranizan vilipendiando la virtud y el mérito”. 

    Pero no sólo en Colombia, brotan al canto las muestras de valor, amor y abnegación femenina. La América toda está llena de vivos ejemplos. En la Argentina viven en la memoria, Francisca Solveyra de Ibarrola y Agustina Céspedes, que entregaron -un gesto constante de la mujer americana- sus hijos a la lucha de la libertad, conocida como la Junta de Mayo. Se narra igualmente que para 1812, y con el propósito de pagar el valor de las armas, las mujeres donaron sus joyas. Se enlista a Teresa de la Quintana, Remedios de Escalada, Ramona de Esquivel, María Sánchez de Thompson, Petrona Cárdenas, Rufina de Horma, Isabel Calvimonte de Agrelo, María de la Encarnación Andonaegui, Magdalena Castro, gesto que constituyó el origen remoto de la posteriormente fundada, Sociedad Patriótica. 

    En el Perú está la figura central de Rosa Campusano, quien ganó el corazón del general José de San Martín y cuyo aporte económico fue definitivo para la lucha de éste. Además jugó un papel definitivo para lograr la deserción de americanos que trabajaban en favor de la causa realista. Se cuenta que gracias a su labor, el batallón realista «Numancia» abrazó la causa patriótica. Son peruanas igualmente, Paula Huaman y Eufrasia Ramos, asesinadas por el general español Canterac; las Heroínas Juana Toledo y sus hijas Teresa y Ana; María Andrea Parado de Bellid, cuya historia en detalle puede consultarse en el interesante libro “La Mujer en la Lucha por la Justicia y la Libertad Americana” de Graciela Mendizábal y Elvia Álvarez. Lugar especial ocupa Francisca Zubiaga de Gamarra que comandó tropas. 

    No puede omitirse tampoco a la patriota quiteña, Manuela Cañizares, de quien se dice promovió el primer Grito de la Independencia de América. De Venezuela están Juana Ramírez “La Avanzadora” con su batallón de mujeres, Hipólita Bolívar, quien fue traída a Caracas para amamantar a Simón Bolívar, quien llegó a llamarla “Padre y de Madre”. Igualmente Matea Bolívar, entre otras muchas. También Dominga Ortiz de Páez, reconocida como la primera enfermera de los campos de batalla. En Bolivia la lista rinde amplio homenaje a las heroínas de la Coronilla de Cochabamba. En Chile, están Luisa Recabarren, Javiera Carrera y Paula Jaraqueda, de diferentes épocas pero con idéntico amor por su tierra. En Paraguay, Juana María de Lara ha sido reconocida como prócer de la independencia, de quien se dice fue la primera mujer en desplazarse hasta las tropas revolucionarias para festejar la derrota española. 

    La lista es interminable. El bosquejo breve no tiene propósito distinto al de homenajear el papel tesonero y ejemplificante de la mujer Americana, que hace que cobren vigencia las palabras de la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi quien sostiene que “(…) una de las revoluciones no fracasadas de este siglo ha sido la revolución de las mujeres: si no ha cambiado toda la historia de la humanidad, sí ha cambiado la convivencia y las relaciones sociales, políticas y familiares”, lo cual sin duda, es motivo de orgullo en el Bicentenario.

    Artículo publicado en la Columna Dominical Persé del Periodico El Mundo, de la ciudad de Medellín, el 05 de septiembre de 2010 

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    El Consejo Técnico de la Contaduría

    El año anterior en Colombia, se expidió la Ley 1314 mediante la cual se regulan los principios y normas de contabilidad e información financiera y de aseguramiento de información aceptados en Colombia, se señalan las autoridades competentes, el procedimiento para su expedición y se determinan las entidades responsables de vigilar su cumplimiento. Las Normas se podrán denominar –NCIFAI- Normas de Contabilidad e Información Financiera y Aseguramiento de la Información. Habrá un emisor único, acabando con las atribuciones de las Superintendencias y otros organismos del Estado, actualmente existen 19 planes únicos de cuentas –PUCS- emitidos y modificados por 39 emisores de normas contables, habrá por lo tanto un solo estándar contable, cuya responsabilidad mayor estará en cabeza del Consejo Técnico de la Contaduría como ente idóneo para redactar las normas.

    Reconociendo la importancia de la expedición y aplicación de esta Ley 1134/09 para el país, en diferentes espacios académicos, gremiales, técnicos y profesionales de la contaduría pública nos hemos pronunciado sobre diversos aspectos de la misma que no compartimos y que consideramos van en contravía de la utilidad de la información contable como un derecho público y atentan contra la participación organizada de los profesionales de la contaduría pública en los espacios de expedición, reglamentación y control de las normas contables y de la profesión de la Contaduría Pública en Colombia. Aspectos que por su importancia y trascendencia para el país, en su momento retomaremos abiertamente desde esta columna y desde nuestro ejercicio legislativo y de control político en el Congreso de la República.

    Precisamente uno de esos aspectos sobre los cuales hemos expresado respetuosamente nuestra discrepancia, tiene que ver con la conformación del Consejo Técnico de la Contaduría, organismo de carácter permanente, encargado de la orientación técnica-científica de la profesión y de la investigación de los principios de contabilidad y normas de auditoría de aceptación general en el país. La nueva Ley 1314/09, acertadamente le entrega a este importante organismo de la Contaduría Pública en Colombia, la responsabilidad de coordinar con los Ministerios de Hacienda y de Comercio  Industria y Turismo, las propuestas de las normas contables a aplicar en Colombia.

    Pero lamentablemente esta Ley 1314/09 le entregó al ejecutivo la facultad de modificar lo que estaba debidamente reglamentado por la Ley 43/90 -Código de Ética Profesional o reglamentación de la profesión de Contador Público-, lo referente a la conformación, estructura y funcionamiento del Consejo Técnico de la Contaduría. La Ley 43/90 establecía –y funcionaba muy bien, en equilibrio de participación con la academia y las organizaciones de profesionales de la Contaduría-, que dicho Consejo Técnico estaría conformado por ocho (8) miembros, así: un representante del Ministerio de Educación Nacional, un representante del Superintendente de Sociedades, un representante del Superintendente Bancario, un representante de la Superintendente Nacional de valores, dos representantes de los decanos de las facultades de Contaduría Pública del país y dos representantes de los Contadores Públicos, además y muy importante, establecía claramente que para ser miembro se requería ser Contador Público, así como acreditar experiencia profesional no inferior a diez (10) años.

    En uso de tal facultad, el Consejo Técnico de la Contaduría se redujo a (4) miembros, así: (2) dos miembros elegidos por el Presidente de la República, uno de forma directa y otro de terna presentada por las facultades y organizaciones de la Contaduría pública; un representante del Ministro de Hacienda y Crédito Público y un representante del Ministro de Comercio, Industria y turismo, estableciendo la norma que por lo menos las ¾ partes  de los miembros sean Contadores Públicos y que sus integrantes deberán demostrar una experiencia de más de 10 años en áreas y especialidades que señala la Ley. Este cambio en la norma, permite elegir personas no representantes de la profesión contable, con experiencia de (10) años, no necesariamente relacionada.

    Esta compuerta que se abrió, estable un grave precedente, al permitir que hoy, uno de los cuatro miembros que integren el Consejo Técnico de la Contaduría, no sea Contador Público, más grave aún, que el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, designe -como lo hizo mediante Resolución 2374 del pasado 18 de agosto- en el Tribunal Disciplinario de la profesión contable, un profesional no perteneciente a la misma. Nos unimos a las voces de nuestros colegas en el país, que expresan una airada protesta por esta decisión, entendiendo que somos los mismos Contadores Públicos quienes debemos impartir justicia por el ejercicio ético profesional, como hasta ahora se viene haciendo de manera responsable con los procesos disciplinarios, desde la Junta Central de Contadores.

    Artículo publicado en la Columna Dominical Persé del Periodico El Mundo, de la ciudad de Medellín, el 29 de agosto de 2010

     

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    República bicentenaria (4)

    Artículo publicado en la Columna Dominical Persé del Periodico El Mundo, de la ciudad de Medellín, el 22 de agosto de 2010

    Las historias de la independencia se han escrito casi siempre al margen del papel heroico desempeñado por la mujer. Quizá sea Colombia el país en el que ellas ocupan un lugar cimero en la gesta autonómica. En el año 1972, el antiguo Instituto Colombiano de Cultura, publicó un maravilloso libro llamado “Las heroínas olvidadas de la independencia” en el que Paulo E Forero rescató del olvido a innumerables mujeres que participaron resueltamente en la construcción de la historia de las libertades y la emancipación de Colombia y América. Valga la ocasión histórica con idéntico y evidente propósito de rendir homenaje al compromiso y contribución de la mujer en la gesta paladina, presentando una breve relación de algunas de ellas, que con inconmensurable valor, lealtad y coraje fueron protagonistas de la causa patriota.

    Para realizar este homenaje sirve perfectamente la magnífica recopilación que en nuestro medio ha hecho el Centro de Estudios Históricos del Ejercito, http://www.centrohistoricoejc.mil.co/. Esta antología tiene amplio detalle sobre el tema, con transcripción adicional de las palabras de Emil Ludwig en su biografía de Bolívar, que incluye, no sólo el reconocimiento inaplazable al aporte y valor de la mujer, sino también a su fuerza y superioridad: “…. Nuestros antepasados la consideraban inferior al hombre y nosotros la consideramos igual… Unos y otros estamos grandemente equivocados, porque la mujer es muy superior… Dios la ha dotado de gran perspicacia y sensibilidad y ha puesto en su corazón fibras y delicadísimas cuerdas muy sensibles a todo lo noble y elevado. El patriotismo, la admiración y el amor, hacen vibrar esas cuerdas, y de ahí resultan la caridad, la abnegación y el sacrificio”.

    No unimos en esta bella exaltación del gran biógrafo alemán, extendiendo este reconocimiento a todas las mujeres de América que nos insuflaron su amor por la libertad: “…Sin las mujeres, América nunca hubiera alcanzado su libertad. Muchos de los círculos, clubes y conjuraciones que entonces se formaron en América del Sur, nacieron a impulsos de mujeres heroicas y apasionadas. Fueron ellas las primeras en llevar la sublevación a la calle, en lucir la banda revolucionaria, en cantar himnos patrióticos; más tarde siguieron a sus maridos a los campos de batalla, tan firmes a caballo como a pie, a veces con un niño al pecho, otras con pantalones de soldados: Como en las viejas estampas”.

    La lista es generosa, aunque debo advertirlo, no completa, siempre quedarán faltando nombres, sobre todo el de aquellas mujeres que la misma historia no logró visibilizar. Gregoria Policarpa Salvarrieta Ríos. Su valor desmedido lo retratan de cuerpo entero sus palabras en el cadalso el 14 de noviembre de 1817, compartido con su novio, el capitán Alejo Sabarain: “Pueblo indolente: cuan diversa sería vuestra suerte si conocieseis el precio de la libertad. Ved que aunque mujer y joven me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más. No olvidéis este ejemplo. Pueblo miserable, yo os compadezco, algún día tendréis más dignidad”. Un oficial al pie del banquillo le ofreció un vaso de vino. “No lo tomo”, dijo, “menos de un tirano”.

    A ella, quizá la más cimera de todas conjuntamente con Manuelita Sáenz por su papel junto al libertador, se suman María del Carmen y Balbina Ulloa, fusiladas el 13 de abril de 1814; Eulalia Buroz De Camberlaine, despedazada a sablazos el 7 de abril de 1814; Rosaura Rivera, fusilada en Neiva el 26 de noviembre de 1816; Justa Estepa, fusilada el 16 de enero de 1817; Anselma Leyton, fusilada el 17 de enero de 1817; Manuela Uscátegui, fusilada el 20 de diciembre de 1818; la Cacica Gaitana, cuyo hijo incineró el español Pedro de Añasco, desatando la ira de esta, para lo cual reunió más de seis mil indígenas para apresar a aquél; Manuela y Juana Escobar, lanceadas cobardemente el 10 de julio de 1819; Maria Antonia Santos Plata, fusilada el 28 de junio de 1819.

    También están Zulia, la cacica de sangre real, que se dice tuvo por biznieto a Francisco de Paula Santander; Teresa Olaya, pieza clave en el movimiento comunero; Matilde Guevara, desterrada y azotada cruelmente a los trece años; Ramona Alvarán de Cúcuta, fusilada el 13 de febrero de 1813; Rosaura Vélez De Peña, de Tumaco, fusilada en enero de 1814; Manuela Beltrán, socorrana, conocida también como el “Heraldo femenino de la Libertad”; Presentación Buenahora, nacida en Pore, fusilada el 28 de Junio de 1816; Simona Duque De Alzate, de Marinilla, de la que se recuerda su gesto de entregar cinco de sus hijos a la Patria y el rechazo de una pensión de $16 anuales para que no faltara esa suma a la República; Juana Ramírez, fusilada en marzo de 1816; Rosa Zárate De Peña, fusilada y decapitada el 17 de julio de 1813 en Tumaco; Agustina Ferro, fusilada el 20 de mayo de 1820 y un sinnúmero de valientes mujeres, entre muchas otras, que ofrendaron su vida por la libertad, merecen un sitio especial en nuestra historia y una memoria de homenaje en el Bicentenario de la República.

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    EPM, Hidroituango y FLA

    Artículo publicado en la Columna Dominical Persé del Periodico El Mundo, de la ciudad de Medellín, el 15 de agosto de 2010

    El pasado miércoles 11 de agosto se protocolizó el histórico acuerdo por medio del cual EPM asume la concesión de Hidroituango durante los próximos 50 años: 8 para la construcción y 42 más de operación. El desarrollo de este magnifico macroproyecto representará grandes beneficios económicos y sociales para EPM y para nuestro Departamento. La empresa de servicios públicos obtendrá ingresos aún no publicados por su gestión como concesionaria y recibirá además los que anualmente le reporte su calidad de propietaria del 46% de las acciones.

    Para EPM no es de poca monta definir el macroproyecto como su real puerta de entrada al club de gestores mundiales y exportadores de energía, toda vez que en 8 años, prácticamente duplicará la capacidad instalada que ha alcanzado en 55 años. Nunca Colombia intentó una obra de este tamaño y menos bajo la impronta de una empresa nacional. El buen nombre, transparencia, e idoneidad de EPM la hacen merecedora como institución experta y confiable para ser responsable de la construcción de la Central Hidroeléctrica y asegurarse, por lo menos, alrededor de 500 millones de dólares anuales como utilidad de la operación, de los cuales confiamos, irrigue parte en responsabilidad e inversión social en los municipios de Antioquia.

    El regocijo nos embarga con EPM y Antioquia. Los beneficios económicos y sociales durante la concesión -50 años- no se irán del territorio. No obstante, no se debe nublar nuestro juicio al realizar el análisis sobre la mejor alternativa para el Departamento de Antioquia-IDEA-, en el sentido de concesionar o aportar directamente los recursos de capital necesarios para el desarrollo de la obra, esta reflexión deberá enriquecer este debate sobre el futuro modelo de los ingresos o rentas del departamento.

    “Confiamos en que las utilidades de Hidroituango van a ser enormes: Antioquia recibirá el 52,8% de las utilidades, es decir, si Hidroituango genera los 1.000 millones de dólares anuales que se espera, nosotros recibiríamos 520 millones de dólares anuales, es decir, cuatro veces la FLA”, expresó el funcionario gerente del IDEA, tras la firma del acuerdo. Le faltó agregar, que después de entregar la concesión, cualquiera sea el monto de las utilidades generadas sólo comenzará a recibirlas a plenitud el Departamento de Antioquia-IDEA- sobre el 52% de su propiedad, después de 50 años.

    Todos tenemos extraordinarias expectativas con este macroproyecto, pero ¿las utilidades esperadas, si serán tan altas? Ojalá. Estaríamos hablando de una rentabilidad anual del 33%, sobre una inversión de 3.000 millones de dólares. Es exagerado. ¡La inversión se recuperaría en tres años!. En todo caso, si el propio funcionario gerente del IDEA y por lo tanto el gobierno departamental de Antioquia tienen tan claro que las utilidades pueden llegar a ser “cuatro veces la FLA”, ¿por qué, adicional al apalancamiento financiero propio del macroproyecto, no se realizaron los esfuerzos necesarios para conseguir los recursos que requiere el Departamento de Antioquia-IDEA-, alrededor de 1.000 millones de dólares, para capitalizar?

    Tras el acuerdo de paridad accionaria que realizamos entre el Departamento de Antioquia-IDEA- y el Municipio de Medellín-EPM, el Gobernador Aníbal Gaviria Correa propuso la venta de la Fábrica de Licores de Antioquia –FLA-, para que los recursos de esta venta se destinaran a la capitalización de EPM, a través de la financiación y construcción de la central hidroeléctrica Pescadero Ituango y al fortalecimiento del Fondo Departamental del Agua como instrumento esencial de equidad.

    No se logró. La politiquería no lo permitió. La venta de la FLA le habría reportado al Departamento de Antioquia-IDEA los fondos suficientes, para que asumiera en condiciones de igualdad y conjuntamente con EPM la gestión de la central hidroeléctrica, sin tener que concesionar o buscar un inversionista, con lo que se hubiera asegurado las utilidades a plenitud del macroproyecto desde el inicio mismo de la operación en el año 2018.

    En otros términos, de no haber convertido el macroproyecto en motivo de batalla política, de no haber reventado la paridad accionaria, el acuerdo de accionistas, la confianza legitima, lo que significó beneficios por parte del Estado a unos terceros privados, con ganancias por alrededor de $100.000 millones, el Departamento de Antioquia-IDEA- tendría hoy la oportunidad histórica real de cambiar su modelo de ingresos dependiente del vicio y los licores por las rentas de “los aguaceros”, por las rentas del agua, por la generación de energía limpia a partir del 2018.

    Si con este propósito se hubiera vendido la FLA, aparte de los recursos anuales que se seguirían recibiendo por el impuesto a los licores, el Departamento tendría un VPN de la inversión muchísimo mayor, además de recibir a plenitud las utilidades entre 2018 y 2060, años en los cuales, con el esquema de negocio acordado, recibe menos rentabilidad por su participación. Creo que el bienestar y el desarrollo de Antioquia no se pueden esclavizar otros cincuenta años a las rentas del licor, no debemos perder esta oportunidad histórica para vender la FLA, de lo contrario, le tocará a varias generaciones esperar con la paciencia del Santo Job, otros 50 años para comenzar a recibir los beneficios de la “inteligente operación” del facilismo y la soberbia de una administración que en su egocentrismo, cree ser portadora de la verdad absoluta.

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    EPM es Antioquia

    Artículo publicado en la Columna Dominical Persé del Periodico El Mundo, de la ciudad de Medellín, el 08 de agosto de 2010

    En diferentes espacios hemos alertado sobre el grave daño que se le haría a Medellín y Antioquia, de no entregársele a EPM sino a una firma extranjera para su financiación, construcción y libre explotación -durante alrededor de (30) treinta o (40) cuarenta años y después devolver a sus dueños-, el proyecto hidroeléctrico más importante en la historia de Antioquia, Pescadero Ituango, hoy Hidroituango.  Con la firma del “Acuerdo de Voluntades” promovido por el hoy Ex presidente de la República, doctor Álvaro Uribe Vélez, pensamos que el gobierno departamental había recuperado la sensatez, pero no, el doctor Ramos utilizó al doctor Uribe a favor de sus maniobras, como lo hizo con la engañosa publicidad con la que quiso obtener aplausos por la “toma hostil” del macroproyecto. 

    Pero “hostil” no sólo ha sido la cuestionada operación -sobre la que aún esperamos respuesta de los organismos de control-, que rompió la confianza legítima construida entre el Departamento de Antioquia, el Municipio de Medellín, EPM y el IDEA; lo ha sido también la permanente actitud del doctor Ramos y de su gobierno hacia Medellín y EPM. El ex gobernador Juan Gómez Martínez ha puesto el dedo en la llaga desnudando esta actitud hostil al referirse al acuerdo que sin voluntad, firmara el IDEA con EPM, para supuestamente entregarle directamente la concesión de Hidroituango a EPM.

     

    En su columna publicada en el Periódico El Colombiano, el respetado dirigente puso en evidencia el interés del Gobernador para provocar el fracaso del acuerdo: “El señor Gobernador se adelantó a plantear el desacuerdo; debe saber que así es, porque es imposible, desde el punto de vista legal, para una empresa de carácter público regalar plata”. “…exige una prima, es decir un regalo para poder negociar directamente con EPM….”…“…exige a EPM, que el avance sea el equivalente al 100% de lo que le corresponderá en los 32 años de operación por parte del constructor, traído a valor presente. Es decir, los ocho gobernadores del futuro tendrán que conformarse con los criticados ingresos del vicio: licor, tabaco y juego”.  Es absurdo que el Departamento no aporte los recursos para financiar la obra y además exija a sus socios un pre-pago de las utilidades futuras, en lo que constituye un asalto a los derechos de los antioqueños de las nuevas generaciones.

     

    En su discurso populista por cierto, según el cual esa compañía se ha hecho grande en detrimento de las regiones de Antioquia, al Gobernador no parece importarle Medellín como la ciudad capital y motor del desarrollo del departamento y aunque el aporte social de EPM al territorio puede y debe ser mayor, no se puede desconocer el desarrollo que ha irrigado a las subregiones y lo que ella representa ante el mundo. ¿Por qué el doctor Ramos cuando tuvo la oportunidad, como alcalde de Medellín, de reinvertir los recursos de EPM  en las subregiones no lo hizo, cuando el entonces Gobernador, doctor Juan Gómez Martínez, le solicitó oficialmente que conformarán unas empresas públicas departamentales, con recursos de EPM y del gobierno departamental?

     

    Ahora, si al Gobernador le asiste una genuina preocupación por aprovechar el potencial de Hidroituango para irrigar desarrollo a toda Antioquia, ¡qué mejor que entregarla a EPM a cambio de que se comprometa a inundar recursos de sus excedentes en las subregiones como lo hace con Medellín! Ese debería ser el debate y no otro. ¿Qué aportes ordinarios le hace EPM al municipio de Medellín? ¿Cuánto le transfieren extraordinariamente? ¿Cuántas escuelas de Medellín, bibliotecas y muchas obras sociales se han financiado con estos recursos? ¿Cuántos estudiantes estudian hoy en las mejores universidades de Antioquia con el programa de becas de EPM? Respuesta, aportes ordinarios el 30%, pero en la última década, sumando los extraordinarios, podríamos decir que el promedio no baja del 50% aproximadamente. ¿No son importantes para Antioquia?

     

    Realicen la subasta y no le regale nada a EPM como usted lo dice Gobernador, pero tampoco a las firmas extranjeras, ni le quite posibilidades de mayores recursos a la inversión social en nuestro departamento, y, así como se le exige a EPM una aparente “prima” o utilidades anticipadas, en condiciones de igualdad técnica, exijan que las firmas extranjeras que calificaron, garanticen también –como lo puede hacer EPM, durante los 30 o 40 años de explotación de la obra-, después de descontar los costos y gastos de construcción, operación, financieros e impuestos, compartir con el territorio, como mínimo, el 30% las utilidades para irrigarlos en los planes de desarrollo de los municipios de Antioquia, este es el debate que se debería abordar con criterio en la H. Asamblea de Antioquia y en el H. Concejo de Medellín en defensa de los intereses de Antioquia.

     

    Sin desconocer la importancia de la inversión extranjera, no creo que ninguna empresa diferente de EPM -que es 100% patrimonio de Antioquia-, podría entregarle al territorio esa magnitud de recursos adicionales para la inversión social. Adicionalmente el otro 70% de los excedentes tampoco se iría al exterior, se quedarían capitalizando y haciendo más grande la empresa de todos, nuestras EPM. Cualquier decisión diferente sería un crimen con Medellín y Antioquia y con las generaciones futuras, como lo dijo el propio doctor Juan Gómez a quien nos unimos integralmente en su reflexión, sería “un crimen de lesa patria”.

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    República bicentenaria (3)

    Artículo publicado en la Columna Dominical Persé del Periodico El Mundo, de la ciudad de Medellín, el 01 de agosto de 2010

    El país enteró celebró emocionado el bicentenario de la independencia el 20 de julio. Una vez más, el rigor histórico cedió en favor de la emoción patriótica por una fecha, que si bien, representa un momento muy importante de nuestra historia, no corresponde exactamente al inicio de nuestra autonomía o independencia, lo cual sólo tuvo lugar – formalmente- el 7 de agosto de 1.819 en virtud de la Batalla del Puente de Boyacá.

    El texto mismo del acta llamada de independencia reconoce como soberano absoluto al Rey de España don Fernando VII, ya depuesto por Napoleón, lo que de suyo niega el carácter independentista a dicho movimiento.

    A ello se suma el hecho de que en la Constitución de Cundinamarca, promulgada el 4 de abril de 1811, que es sin duda nuestra primera constitución escrita, se alude a “…Don Fernando VII, por la gracia de Dios y por la voluntad y consentimiento del pueblo, legítima y constitucionalmente representado, (como) Rey de los cundinamarqueses”, mientras que el artículo 2 ratifica su reconocimiento a Fernando VII en la forma y bajo los principios hasta ahora recibidos y los que resultarán de esta Constitución, para concluir en su artículo 4, que “La Monarquía de esta provincia será constitucional, moderando el poder del Rey una Representación Nacional permanente”.

    Después vino todo un proceso de hondas contradicciones internas entre sus promotores, un origen bastante incierto y dubitativo, que hizo entrar a la Nueva Granada, llamada así hasta 1819 cuando se adopta oficialmente el nombre de Colombia, en luchas que produjeron una especie de marasmo, llamado precisamente “Patria Boba”. El modelo político que debía implantarse, centralista o unitario promovido por Antonio Nariño, y Federalista por Camilo Torres, creó una especie de letargo que dio pie al posterior regreso español personificado en la terrorífica figura de Pablo Morillo, el pacificador, prevalido del régimen del terror.

    Entre 1810 y 1816, se producen frecuentes derramamientos de sangre entre los propios patriotas. Precisamente, en 1811 Bogotá proclama su independencia. El resto formó la llamada Federación de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, lo que marcó hondas e insuperables diferencias, las cuales no eran sólo de tono sino también de contenido, de tal índole que son la génesis de las guerras sucesivas de 1812 y 1814. Mientras los patriotas se debatían en su lucha interna, llega Morillo en abril de 1815 a Cumaná, y luego en julio pasó a Santa Marta, a la Nueva Granada, desde donde avanza en su conocida y sangrienta tarea, iniciada con el sitio de la heroica Cartagena que duró desde el 17 de agosto hasta el 15 de diciembre.

    En 1816, Morillo recurre a una estrategia que le dará inmejorables resultados, al proferir un decreto que concederá libertad a los esclavos delatores de patriotas. El 26 de mayo siguiente, entra en Santafé de Bogotá y procede a ejecutar a Camilo Torres, Liborio Mejía, Joaquín Camacho y Roldán, Francisco José de Caldas, Jorge Tadeo Lozano y Antonio Baraya, entre otros, lo cual produjo un odio profundo en el pueblo mismo hacia la causa realista. Al año siguiente, parte hacia Venezuela. Juan Sámano asume el mando en la Nueva Granada. En 1818 se enfrenta y vence a Bolívar en la Batalla de la Puerta.

    Finalmente, el 7 de agosto de 1819, Bolívar vence a José María Barreiro en la batalla de Boyacá. Se inicia la desbandada española. Sámano abandona Santafé. Morillo, no logra ganar refuerzos y en su lugar, en 1820, se le ordena celebrar un armisticio con las colonias, lo cual tiene lugar, mediante delegados, en Trujillo, el 25 de noviembre. Dos días después, se entrevista con Bolívar en Santa Ana, lo cual ha sido teñido de distintos matices por los historiadores. Días después, precisamente el 17 de diciembre parte para España. Diez años después, en la misma fecha, moriría el Libertador en Santa Marta.

    Posteriormente la vida de Morillo fue de titubeo. Escribió en diarios e hizo memorias de la campaña en la Nueva Granada. Pareciera haber luchado en bandos distintos y antagónicos. El propio Fernando VII lo despojó de los títulos que le había conferido. Murió en Francia. Su memoria en América no logró trascender del dolor y del agravio. Así se le conoció y así se le recuerda en el Bicentenario.

    Nota: El próximo mes de agosto la Sociedad Económica de Amigos del País –Seap- y el Partido Liberal esperaban ofrecerle en vida, un sentido homenaje a la trayectoria de un patriota y demócrata integral; a un hombre cuya vida fecunda fue consagrada al estudio, a la tarea política e intelectual al servicio del país: Hernando Agudelo Villa, ideólogo del Partido Liberal, promotor y defensor del Estado Social de Derecho, paradigma de amor por Colombia, acaba de fallecer, paz en la tumba del líder, del dirigente, del ser humano, del colombiano ejemplar.

     

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    República bicentenaria (2)

    Artículo publicado en la Columna Dominical Persé del Periodico El Mundo, de la ciudad de Medellín, el 25 de julio de 2010

    La Junta de Gobierno celebrada el día 20 de julio de 1810 no fue distinta de las que se organizaron en la propia Corona -como reacción a la invasión napoleónica que concluyó con la abdicación de Rey Fernando VII en 1808-, con la finalidad de erigir una especie de gobierno visible y alternativo al del opresor francés, en el cual España y sus colonias tenían representantes en proporción de 9 por 36, lo que ahogaba cualquier posibilidad efectiva de reclamo o de atención por parte de la Corona.

    Algunos historiadores encuentran en este propósito, el germen remoto de los sucesos del 20 de julio de 1810 y promueven la tesis de que en lugar de independencia, se reclamaba mayor participación en la toma de decisiones, especialmente en las concernientes al destino propio de la Colonia, de lo cual son vivos ejemplos los movimientos de 1809 en lo que hoy corresponde al territorio de Ecuador y Bolivia. En nuestro medio, la lista de promotores y líderes suele estar integrada por José Miguel Pey, Camilo Torres, Acevedo Gómez, Joaquín Camacho, Jorge Tadeo Lozano, Antonio Morales, entre otros, hasta llegar al sabio Francisco José de Caldas, a la sazón director del observatorio astronómico, convertido éste además, en sitio usual de congregación.

    No faltó tampoco la ideación de las herramientas que permitirían el logro del objetivo. Quizá una de las más usuales y frecuentes en la historia de la humanidad, y este movimiento no fue ajeno a ello, fue el enrarecimiento del ambiente mediante consejas, comentarios difuminados, malquerencias personificadas, críticas al gobierno, señalamiento de debilidades administrativas, listado de reclamaciones populares insatisfechas, demandas inmediatas de respuestas de la Corona, y en fin, la alteración más o menos sistemática, con mayor o menor intensidad, del orden público.

    Orden público que se alteraría con el bien premeditado incidente del Florero del español José González Llorente, todo un símbolo de la lucha popular y un magnífico ejemplo de sincretismo de una crisis social, pues en el subconsciente colectivo de los 200 años posteriores a la ocurrencia del hecho, en lugar de causas, antecedente, razones sociales, políticas o económicas, la generalidad del pueblo colombiano representa la gesta independentista en una frase: “el florero de Llorente”.

    Los Historiadores personifican en Antonio Morales al criollo que serviría de mascarón de proa para tal propósito. En la literatura colombiana y más especialmente la antioqueña, algunos encumbrados autores atribuyen la reyerta a los malos humores del chapetón, fruto de una suerte afectiva adversa precisamente en la noche anterior, encontrando en ello la justificación de su negativa a prestar el adorno que engalanaría la mesa principal de la Junta de Gobierno.

    No obstante, se ha hecho lugar común en nuestro medio la explicación según la cual, la solicitud de préstamo de los criollos fue denegada por González Llorente, sin mayor precisión sobre la naturaleza misma del bien, pues algunos aluden a un ramillete o un florero, que serviría de centro de mesa a Antonio Villavicencio. Igualmente, de no logar la reacción airada del español, se alentaría a que el sabio Caldas, quien estaría atento a pasar por la tienda de González, lo saludase, para que el propio Morales lo reprendiese por esa especie de traición a los intereses criollos. Parece ser que ambas cosas tuvieron lugar.

    Asumida la suerte de la primera estratagema, y ante la justificada negativa de aquél, más por razones de deterioro físico y consecuente depreciación del objeto, -precisamente por múltiples préstamos- que por una verdadera animadversión hacia los criollos o falta de ánimo de colaboración, se encuentra en ello el motivo que servirá de chispa inicial. La razonable negativa desataría el agravio -injustificado por demás- hacia el español y el cargo infundado de que menospreciaba a Villavicencio y a los americanos.

    Y así sucede. Se caldean los ánimos, los voces ganan intensidad en el tono, se lanzan improperios y pronto la situación gana nuevos espacios de la pequeña aldea, concita la atención de más habitantes y crece de manera súbita y generosa, aprovechando que es viernes, día de mercado, lo que garantizará la mayor y más frecuente afluencia de público, el cual esperan sumar a sus propósitos para lo cual la emocionada arenga del Tribuno del Pueblo invitando a aprovechar los “momentos de efervescencia y calor” para lograr concitar la atención de una población que empezó a lanzar vivas al Cabildo y gritos contra el mal gobierno.

    La turba gana en emoción y las autoridades pierden control. La detonación del conflicto social se ha producido y su progresión no parará hasta consolidarse un nuevo estado de cosas, traducido en el antagonismo, la lucha de los intereses sociales, etc, dando lugar a unas nuevas relaciones políticas y a nuevas aspiraciones administrativas, cuyo decurso demandará procesos y retrocesos, tan propios de las causas sociales y tan inherentes a la historia universal, cuya mirada retrospectiva es a la que nos invita el Bicentenario.

    Nuestras historias

    República bicentenaria (1)

    El 20 de julio de 1810, culminó un largo y tortuoso proceso social de reclamaciones, discusiones y propuestas, surgido de la conjunción de múltiples circunstancias, tales como el excesivo y amplio marco contributivo, inspirado sin duda en la urgente necesidad que la Corona tenía de subvencionar los gastos que demandaba la guerra con Inglaterra, lo cual desangró al propio pueblo. A ello se sumó el frecuente e injustificado maltrato que los recaudadores de impuestos daban a sus deudores. Es tristemente recordado el Visitador Regente, Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres por sus cruelísimas conductas y su intemperancia. Es memorable la lucha dada por las poblaciones de Simacota, Mogotes y Charalá contra las rentas de tabaco. También es cimero el valor de Manuela Beltrán en la población del Socorro, al romper el edicto que fijaba nuevas y onerosas cargas patrimoniales al grito de “viva el Rey y muera el mal gobierno. No queremos pagar la armada de Barlovento”.
    Como suele ocurrir, lo que en principio fue canal de expresión de inconformidad con los tributos, fue ampliado por la propia y variada base social, incluyendo a los indígenas, hasta el reclamo y devolución de las tierras que el coloniaje había usurpado a los aborígenes, validando así la tesis de que en lo social, las manifestaciones de inconformidad, son una especie de iceberg que muestran claramente uno o varios temas, pero se configuran por multiplicidad de aspectos acumulados durante largos periodos de tiempo, tales como la igualdad, el respeto por los derechos propios, etc. Precisamente, la cohesión en la causa originó una marcha hacia Santa fe de Bogotá, que alcanzó a juntar alrededor de 18.000 hombres, liderados, entre otros, por Francisco Berbeo y Salvador Plata con la consecuencia inmediata de la huída de Rodríguez de Piñeres hacia Cartagena de Indias y la imposibilidad para las tropas reales de controlar el movimiento.
    El resto de la historia es bien conocida. La inaplazable necesidad de sentarse a negociar con la intervención tendenciosa del Virrey Caballero y Góngora, dando lugar posteriormente a las llamadas capitulaciones de Zipaquirá del 8 de junio de 1781, que contenían más de 35 aspectos esenciales para la vida justa de los americanos y constituye sin duda, uno de los documentos que refleja más fielmente un pacto formal entre la Corona y el Pueblo. De estos 35 temas, 25 aludían a aspectos económicos, especialmente disminución o rebaja de impuestos, entre ellos del tabaco; dos tenían que ver con lo eclesiástico, y ocho versaban sobre asuntos políticos y administrativos. Uno de los más definitivo de las mismas, fue sin duda, el acceso de los criollos a cargos públicos, con el evidente desplazamiento de la burocracia española, y el mantenimiento en armas de las milicias populares, siendo estas quizás, las razones que motivaron la posterior traición al pacto por la Corona en cabeza del Virrey Manuel Antonio Flórez, aduciendo la fuerza como móvil de la suscripción y el posterior desencadenamiento de una de las mayores y más sangrientas represiones a luchas sociales de que tenga noticia Colombia.
    Esta salvaje represión se refleja en la muerte en 1782 de José Antonio Galán, cuya conducta sigue siendo faro de valor y coherencia, y ejemplo del sacrificio hasta de la propia vida como ofrenda por el logro de los ideales. Su muerte, ampliamente documentada, es sin duda, una de las más horrendas de todos los próceres. Se le condenó a ser “sacado de la cárcel, arrastrado y llevado al lugar del suplicio donde sea puesto en la horca hasta que naturalmente muera; que bajado se le corte la cabeza, se divida su cuerpo en cuatro partes, y pasado el resto por las llamas. Su cabeza será conducida a Guaduas, teatro de sus escandalosos insultos; la mano derecha puesta en la plaza del Socorro; la izquierda en la Villa de San Gil; el pie derecho en Charalá, lugar de su nacimiento; y el pie izquierdo en el lugar de Mogotes; declarada por infame su descendencia, ocupados todos sus bienes y aplicados al Real Fisco; asolada su casa y sembrada de sal, para que de esta manera se dé al olvido su infame nombre, y acabe con tan vil persona, tan detestable memoria, sin que quede otra que la del odio y espanto que inspira la fealdad de su delito”.
    Otro mérito adicional de los comuneros, consiste en que sus reclamaciones sociales, económicas y políticas, representan no sólo un primer paso de sublevación contra la opresión del gobernante, una primera visión y sentimiento de construcción de identidad y cosmovisión común y propia y la pretensión de edificar su propio destino mediante la participación en la toma de decisiones públicas, sino que antecede en mucho a la Revolución Francesa, la cual en su declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, recoge –consciente o inconscientemente- temas comuneros para universalizarlos, tarea en la que Antonio Nariño jugó en nuestro medio un papel determinante pagando también el alto precio de ser condenado a diez años de prisión en África, la pérdida de todos sus bienes y al destierro de por vida de la Nueva Granada. Si bien la independencia llegó mucho después, vale recordar, en homenaje agradecido, la valiente gesta comunera y la figura luminosa de Nariño, como tributarios mayores y antecedentes ineliminables de la celebración del Bicentenario que hoy une a Colombia.

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    Internet, derecho fundamental

    Artículo publicado en la Columna Dominical Persé del Periodico El Mundo, de la ciudad de Medellín, el 11 de julio de 2010

    A partir de la postguerra, la humanidad asiste a un nuevo concepto del desarrollo. Los cerca de 40 millones de muertos, con los seis millones de judíos del holocausto, cientos de miles de heridos, inválidos y huérfanos, ciudades destruidas, economías en ruina, campos abandonados, empresas inactivas, y en general, las iniquidades de la guerra, demandan una nueva visión de lo jurídico, de lo político, de lo social, de lo económico.

    El mundo reformuló su manera de entender las relaciones entre los estados, y entre estos y los ciudadanos, dando pié posteriormente, en 1948, a la Declaración universal de los derechos humanos, con lo cual se llamó la atención sobre la dignidad humana, la equidad, la justicia social, la educación y en general, el humanismo. En 1979, el checo Karel Vasak propuso la clasificación de los derechos humanos, en primera, segunda y tercera generación, más con fines metodológicos que prácticos dado que todos ellos requerían y demandan igual protección por parte del Estado. 

    La universalización de los derechos civiles y políticos, llamados de primera generación, trajo también una primera limitación al poder del Estado para dar lugar a una relación de éste con los ciudadanos en un marco de derechos y deberes correlativos. Los de segunda generación, llamados derechos económicos, sociales y culturales se tipifican entre los siglos XIX y  XX. Reclaman la transformación del Estado de derecho a social de derecho, lo que implica efectividad antes que simple proclama de derechos. Si en la primera generación, los derechos limitan el poder, en la segunda demandan del Estado políticas que garanticen en pié de igualdad material el acceso a tales derechos.

     

    Los derechos de tercera generación, se traducen esencialmente en el derecho a la diversidad cultural, la protección del patrimonio cultural de la humanidad, del medio ambiente y a un ambiente sano. Los grupos minoritarios y sus derechos fueron las razones históricas y sociales que dieron los primeros trazos configurativos a esta categoría, hasta llegar hoy, a la necesidad imperiosa de la conservación del medio ambiente sano, gracias a los inminentes peligros del calentamiento global, que exige de todas las naciones, su mejor esfuerzo para la conservación del planeta y de las especies, dando paso así igualmente, al concepto de solidaridad internacional en esta materia.

     

    Esta tercera generación ordinariamente se integra por derechos tales como la calidad de vida, en relación directa con el derecho a la paz y a la no alteración genética artificial. Algunos incluyen el acceso a los desarrollos científicos y tecnológicos, los derechos del consumidor y el libre desarrollo de la personalidad, entre otros. No obstante, una nueva tendencia planteada desde la OEI -Organización de Estados Iberoamericanos para la educación la ciencia y la cultura- entre otras, postula el acceso a la tecnología como categoría que integra la cuarta generación de derechos.

     

    Las razones parecen ser más que evidentes. El concepto de la educación se está redefiniendo por la tecnología. La educación y la información ya no requieren grandes centros físicos de almacenamiento. La educación virtual ha ganado un amplio espacio que representa ahorros económicos, impide el desarraigo de su entorno de quien estudia y garantiza la constante actualización en los temas que definen la suerte misma de la humanidad que camina a pasos agigantados hacia y desde la tecnología.

     

    En los tiempos que corren el mundo informático ingresa aceleradamente a los hogares. La realidad educativa requiere mayor base tecnológica para que el conocimiento fluya rápida y libremente. Los grandes centros físicos de enseñanza o documentación poco a poco serán reemplazados por el ordenador, la internet, los bancos de datos virtuales de fácil acceso y de carácter público. En lugar del desplazamiento del ciudadano a los centros físicos, debe garantizarse el acceso en su propia residencia a las fuentes de información y a la autoformación educativa, que pueda consultar textos virtuales sin limitaciones de horario y dejemos atrás el préstamo físico del documento, la devolución tardía, el costoso proceso de reposición de los documentos deteriorados, destruidos o extraviados.

     

    Finlandia ha dado un paso pionero en esta tarea, al consagrar en la Ley del Mercado de las Comunicaciones, el acceso a internet a través de la banda ancha como un derecho fundamental, al exigir a los teleoperadores, suministrar una conexión a internet “de alta calidad y a un precio razonable”. Exige además una velocidad de descarga de al menos 1 Mbps. El Gobierno finlandés aspira aumentar el acceso a la red al 2015, del 95% actual, al 99%.

     

    Finlandia lo comprendió. Si las empresas estatales colombianas no sólo se preocupan por los excedentes económicos sino además por la rentabilidad social, entonces priorizaran en su rendición de cuentas la realización y protección de los derechos fundamentales. Por ello, resulta inaplazable como tarea legislativa, que sin perjuicio de los derechos de las empresas que prestan tales servicios, permitir el acceso gratuito a internet, por lo menos 1 Mbps y, a un “precio razonable” para quienes requieran mayor velocidad.  Esta sería la mejor y más equitativa manera de no permitir una nueva brecha de exclusión en nuestra sociedad y de insertar efectivamente a Colombia en el Siglo XXI.

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    Los partidos y el voto de opinión

    Artículo publicado en la Columna Dominical Persé del Periodico El Mundo, de la ciudad de Medellín, el 04 de julio de 2010

    Las coyunturas y la creciente competencia electoral, así como el papel que juegan la opinión y los medios de comunicación en la vida pública nacional, exigen a quienes pretenden ocupar un cargo de elección popular prepararse para enfrentar el reto en las mejores condiciones.

    Una vida transparente, llena de experiencia, colmada de logros en la academia, en la empresa privada o en la administración pública, acompañada de una estrategia electoral para la transmisión y difusión de ideas, planteamientos, programas y mensajes únicos, relevantes, que permanentemente fortalezcan la confianza y credibilidad ciudadana, que aporten coherencia a la propuesta y a la candidatura, serán clave de éxito de una campaña política. 
    No puede confundirse la construcción de la táctica electoral con acciones ilegales o politiqueras. Persuadir, convencer a los electores de que se tienen las propuestas más relevantes y la capacidad para impulsarlas, sin que ello signifique forzar su voluntad o incidir en su libre y democrática determinación, se convierte en el más importante objetivo estratégico. Por ello, la capacidad profesional y técnica de quien ejerce una candidatura, no puede dejar de lado la estrategia comunicacional y política para llegar al criterio del votante.
    La planeación estratégica, la comunicación efectiva, la ejecución de unos objetivos generales de campaña y la consolidación de un posicionamiento ideal, serán garantes de una posible victoria. Quien asume una candidatura debe analizar e intentar comprender el nivel de cultura política existente, cuáles son las situaciones que inquietan, motivan o mueven al electorado, para saber argumentar y sustentar la propuesta ante cualquier auditorio en términos horizontales sin que ello indique perdida de altura argumentativa. No puede olvidarse que durante la campaña, la opinión pública, permanentemente analiza, evalúa, elabora criterio y decide.
    Algunos partidos políticos o movimientos independientes en Colombia han optado por depender estrictamente del voto de opinión como instrumento único de opción de poder, desconociendo otras realidades sociales, electorales y políticas de los conciudadanos. El voto de opinión, aquel reflexivo, consciente, informado y racional, es un voto que parece técnico si analizamos la condición cultural del electorado colombiano, es un instrumento democrático que exige un estudio juicioso de programas, propuestas, candidaturas, partidos políticos, realidades sociales, económicas y políticas, ejercicio que no adelanta el ciudadano común si no tiene a su alcance mecanismos de apoyo en su análisis, de acompañamiento en la elaboración de criterio y en la posterior toma de decisión.
    La actividad y realidad política de Colombia demanda una logística, una estructura, una base democrática que entrega una institución como lo es un partido político. Tal y como lo han demostrado los diferentes ejercicios electorales del 2010, aferrarse y apelar sólo al voto de opinión es una ingenuidad que se paga caro. Así que el voto de opinión no se contrapone a la existencia y militancia con un partido político. Es más, el partido político requiere de sus miembros un juicio racional y critico constante, de una reconstrucción fluida de sus propuestas y al mismo tiempo, la eficacia del voto de opinión exige una estrategia electoral y organización de partido para triunfar ante las maquinarias corruptas e ilegales.
    Mi opinión no pretende descalificar la capacidad política del elector colombiano, ni mucho menos generar la desconfianza en el ciudadano que alimentaron Reyes y Caro al finalizar el siglo XIX. Pero si, partir de unas realidades inocultables que hacen objetivo un estudio del nivel de cultura política en Colombia. El buen juicio y el adecuado examen de las premisas del voto de opinión no dependen exclusivamente de la capacidad económica, del color político, de la raza o de la condición social, pero sí exige un proceso racional indicador de madurez política. Este buen juicio implica una decisión libre y autónoma, conocer los alcances de la decisión que se va a tomar, analizar con detenimiento la propuesta y el nexo de esta con unas formas limpias de ejercer el poder.
    Sin partidos políticos no puede entonces haber democracia. Ellos estructuran y transmiten la opinión pública, comunican demandas a los poderes públicos, transforman las instituciones políticas, propician el control público del poder político y la influencia de los ciudadanos en las decisiones públicas, facilitan la integración y legitimación del sistema político o canalizan las protestas contra un sistema político determinado. Pero requerimos mayor democratización y transparencia de los partidos políticos. Los bajos niveles de participación son en parte una reacción ante el estado de desconfianza actual en los partidos y en las instituciones políticas.
    Deben por tanto los partidos políticos colombianos no eludir o evadir sus responsabilidades convirtiéndose en espacios privilegiados para el provecho politiquero sino fomentar una cultura política de construcción y fortalecimiento de ciudadanía, como condición especial del elector, no solo de sus miembros, hasta lograr un voto de opinión que sea expresión connatural de partidos políticos incluyentes, abiertos, participativos, democráticos.

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    Gobiernos de Unidad

    Artículo publicado en la Columna Dominical Persé del Periodico El Mundo, de la ciudad de Medellín, el 27 de junio de 2010

    El discurso de Gettysburg de Abraham Lincoln definió la democracia como el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, constituyendo, quizás, la más inobjetable definición de este sistema de gobierno, precisamente por completa, esencial y perdurable, de cuantas se han propuesto.

    Modernamente, Shumpeter define la democracia como el sistema de arreglos institucionales indispensables para la toma de decisiones políticas, las cuales se construyen precisamente por el poder que el voto de los electores confiere. Así entonces, la lucha política no es sólo la contienda por el favor popular, sino por la puesta en vigencia de unos postulados, de unos programas, lo cual a su vez exige partidos fuertes, históricos y consolidados, como canales de comunicación y sintonía de la realidad. 
    De allí que la actividad política sea al mismo tiempo y esencialmente, una competencia por el voto razonado, informado, deliberado y oportuno para la construcción del consenso para gobernar, lo que de paso genera igualmente, una oposición también razonada y necesaria para el robustecimiento del sistema democrático. El ejercicio político responsable, requiere pues del poder de aglutinar, no solo electores, sino además y sobre todo, programas, propuestas y políticas públicas en todos y cada uno de los aspectos esenciales de la sociedad, lo cual ha de cobijar, necesariamente las relaciones con los contradictores, con quienes tienen visiones diferentes o diferenciadas del Estado y de la sociedad, de quienes promueven distintas formas de desarrollo, crecimiento, educación, de quienes alientan nuevas perspectivas en la toma de decisiones, formulan mecanismos alternativos de relaciones públicas y políticas, y en general, con quienes tienen otro entendimiento del Estado.

    Todo ello resulta determinante para la consolidación y reforzamiento de la democracia, entendida no como el gobierno de la mayoría, sino el de todos, con todos y para todos desde el punto de vista programático y decisorio. De allí que las victorias electorales necesariamente deban implicar, además del júbilo por el triunfo de las ideas elegidas, el reconocimiento del valor del contrario, el análisis serio de sus ideas, y la adopción de los programas que pueden corresponder a la mejor realización del sentido de la definición de Lincoln que es al mismo tiempo la mejor definición de gobiernos de unidad, que exigen fundar la cohesión no en la simple adhesión burocrática, en acuerdos políticos meramente mecánicos, sino en la puesta en vigencia de los programas que mejor resuelven las realidades críticas.

    Los partidos representan el proyecto de país que sus miembros tienen. La sumatoria electoral de sus integrantes permitirá o no poner en vigencia tal ideario. Al mismo tiempo, los partidos reflejan las divisiones de diversa índole, las visiones o miradas distintas que contiene esa sociedad. Una suerte de fractales sin más tronco común que el Estado y la sociedad. Los partidos, al mismo tiempo, construyen, desde su especial perspectiva, la carta de navegación que el país y la sociedad deben recorrer.

    De allí, que el triunfo de la mayoría no sea el triunfo de todos. Un triunfo electoral es aquél que superando la simple matemática de la mayoría, ausculta, entiende, refleja y aglutina los distintos programas en cuanto contengan los datos, las herramientas, los diagnósticos y las soluciones que puedan contribuir a la construcción de la nacionalidad, es decir, de la unidad social, antes que la política. De esta manera, la unidad política se redefine no ya como sumatoria de votos, sino de programas, de propuestas, con lo cual, quien ganó y quien perdió, acuerdan las bases mínimas del desarrollo y del futuro colectivo, de la satisfacción del interés general, del progreso y de la estabilidad, y no el simple equilibrio burocrático, que resulta ser decisión episódica fundada en móviles que suelen ser ajenos a los altos intereses públicos.

    De otra parte, los partidos son el nexo entre el estado nacional y el ciudadano local. Fuera de las urnas, superado el evento electoral, las voces de los ciudadanos, sus reclamos y sus aspiraciones, son expresadas por medio de los partidos, los cuales han de responder a ello mediante la agenda legislativa. Los partidos son necesarios legitimadores en la toma de decisiones desde el ejecutivo y el legislativo, pues el sistema democrático no es más que un medio para que quien triunfe, elabore políticas públicas con respaldo popular.

    No hay duda pues, que los nuevos tiempos, las nuevas realidades surgidas de la superación de los caudillismos, demandan el logro de consensos democráticos sobre la base de propuestas, ideas y la identificación de las metas nacionales que garanticen la aportación de esfuerzos generosos por el mejorestar general. Al fin y al cabo la democracia no es más que la competencia civilizada entre distintas posturas, las cuales una vez decididas en las urnas, hacen que los partidos políticos sigan cumpliendo sus roles esenciales: la Intermediación y Representación, siendo esta precisamente su importancia y trascendencia. La gran lección de Lincoln, base misma de cualquier programa de unidad, sigue siendo notoria y su aplicación, inaplazable.

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