Se habla de que la nuestra es una economía emergente. Hoy la economía colombiana se ubica en un cuarto lugar en América Latina, solo superada por Brasil, Méjico y Argentina.

 

La agricultura ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo económico del país. La disposición de recursos naturales y mano de obra propició exportación de productos tradicionales como el café, generando divisas. El modelo de apertura económica ha llevado a disminuir la producción agraria y por ende la participación del sector en el producto interno bruto. Sin embargo, la importancia del sector en la organización social no ha perdido su lugar. El café es el producto agrícola más importante del país, aporta al PIB agrícola 16%, 5 al 6% del total de exportaciones del sector y más de 720.000 empleos rurales directos. Más de 553.000 familias derivan su sustento del cultivo del café.

 

Los caficultores fueron sin duda alguna el grupo de interés más importante del siglo pasado. Desde la Federación de Cafeteros se ejerció una presión tal, que más del 40% de los Ministros de Hacienda y Directores del Banco de la República desde 1930, provenían de los Departamentos cafeteros. Con la sustitución de importaciones, surgieron otros grupos de interés, todos ellos se beneficiaron de las políticas proteccionistas derivadas del café.

 

Hoy, la baja en la producción de café de Colombia, ha llevado a una pérdida de mercados internacionales. De segundos en el mundo por debajo de Brasil, hoy somos cuartos; superados además por Vietnam e Indonesia, con cercanía en la producción cafetera de Perú y Etiopía. Pasaríamos a ser de quinta, perdón... quintos.

 

El desempeño del sector se debe más a factores estructurales y fallas del mercado y del Estado. El principal cambio estructural de dio en 1989 con la suspensión de cuotas cafeteras del Convenio Internacional del Café y la eliminación del precio de sustentación interno. La “Contribución cafetera” sustento de la política cafetera, a través del Fondo Nacional del Café y Cenicafé, materializan la intervención del Estado cuando se presentan fallas del mercado.

 

Por eso debemos contribuir desde el Estado en la conciliación del desarrollo económico con el desarrollo social. Pero para lograrlo, necesitamos formular e implementar políticas públicas concertadas desde lo local, pasando por lo regional para expresarse en el orden nacional. Eso sí enmarcado por la participación ciudadana.

 

A la Nación se le han confiado, a nombre del Estado en su conjunto, el manejo macroeconómico y la dirección general de la economía y las facultades de intervención. En efecto, la Constitución Política de 1991 dispone que "La dirección general de la economía estará a cargo del Estado. Este intervendrá, por mandato de la ley, en la explotación de los recursos naturales, en el uso del suelo, en la producción, distribución, utilización y consumo de los bienes, y en los servicios públicos y privados, para racionalizar la economía con el fin de conseguir el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes, la distribución equitativa de las oportunidades y los beneficios del desarrollo y la preservación de un ambiente sano.

 

El Estado, de manera especial, intervendrá para dar pleno empleo a los recursos humanos y asegurar que todas las personas, en particular las de menores ingresos, tengan acceso efectivo a los bienes y servicios básicos. También para promover la productividad y la competitividad y el desarrollo armónico de las regiones”. (Art. 334, C. N)

 

¿Es para el gobierno Colombiano, el sector agrario estratégico para el desarrollo del país?

 

Luiz Inácio da Silva, Lula, primer líder sindical en ser elegido Presidente de un país latinoamericano luego de posesionado en enero de 2003, decide políticas económicas orientadas al mercado, promueve la prudencia fiscal, la estabilidad económica, la apertura y la globalización. Llega al 2009 en plena crisis financiera global con un índice de aprobación de su gestión superior al 80%. Esta denominada “nueva izquierda latinoamericana” ha incluido además a Chile, Perú y Uruguay, han entendido que la eficiencia, la productividad y la innovación los llevará a ser competitivos. Sin embargo, he ahí la diferencia, adoptan políticas de las democracias sociales, marchan firmemente hacia un crecimiento económico pero con equidad social.

 

¿Pero que se requiere para lograr desarrollo económico? Hay tres características fundamentales: innovación, eficiencia y productividad. Pero para lograrlo necesitamos instituciones fuertes, entre éstas es esencial, un sistema judicial honesto y eficiente.

 

Se solicitan Subsidios a renovación de cafetales y precios de sustentación para producción de café. Se requieren estrategias del gobierno en investigaciones de mercado, asistencia técnica, créditos y habilidades organizacionales.

 

¿Está dispuesto el gobierno a contribuir a la recuperación del sector cafetero?

 

De no hacerlo la declaratoria de “Paisaje Cultural Cafetero” por parte de la UNESCO, no será ni paisaje, ni cultura, ni mucho menos café.