“Vivimos en un país en democracia, y esos visos de servilismo nos preocupan“: senadora Thania Vega de Plazas.
Bogotá D.C., abril 19 de 2016. Recuerdo como hace mucho tiempo, vivimos con mi esposo una especie de retiro espiritual en la época que estuvo muy de moda, un fin de semana que se llamaba encuentro matrimonial. Entonces te guiaban y orientaban a través de testimonios y terapias de grupo a crecer en tu relación de pareja. Allí escuche una frase que me pareció de una inmensa profundidad, y desde ese día trate de aplicar en la relación no solo con mi esposo, sino también con mis hijos y en general en todas las relaciones humanas: “Los sentimientos no son ni buenos ni malos”. Las consecuencias de nuestros sentimientos nos pueden llevar a tomar acciones positivas y allí se habla de buenos sentimientos o acciones negativas a las que se llama malos sentimientos. Esto ya es una reacción del sentimiento.
Los sentimientos son algo íntimo que además no manejamos, son ajenos a nuestra voluntad, son una expresión del alma y algunos dicen del corazón. Es la expresión de aquello que nos afecta en lo más profundo de nuestro ser, que indica un estado de ánimo, una emoción, y que están determinados por acontecimientos de la vida que pueden ser alegres y felices o dolorosos y tristes. Los sentimientos están vinculados a una dinámica cerebral, y determinan la reacción de las personas ante distintos eventos.
Pues eso fue lo que le paso a Alexandra Álzate, la hermana del teniente Jorge Eliecer Álzate asesinado por las FARC en Baraya, Huila. Por eso, el día que Alexandra asistió a la ceremonia en la que le entregaban una condecoración póstuma, para su hermano, y en la cual ella de manera espontánea giró su rostro evitando que el Presidente de la República le diera un beso en la mejilla, su reacción no fue premeditada, sino que obedeció a sus sentimientos de dolor, como ella misma lo declaró después a los medios de comunicación. Fue un sentimiento lo que genero su reacción, afectada por que no se reconozca que su hermano es un héroe.
La expresión del sentimiento de Alexandra se volvió viral en las redes sociales. Tristemente, porque son muchas las Alexandras de este país, primero en la gran familia militar y de policía, miles de familias, esposas, madres, padres, abuelas, hijas y hermanos que sienten que su ser querido entregó la vida por la patria y que no solo no han sido tratados como héroes sino que sus familias han quedado en el abandono absoluto, cuando después de que estos héroes son despedidos en cristiana sepultura, a los que les va bien, con una medalla póstuma y otros solo con una indemnización a sus familias que difícilmente supera los veinte millones de pesos. También se identificaron con Alexandra en su sentimiento miles de colombianos que han sufrido las atrocidades de las FARC y que ven la incoherencia de un gobernante que quiere simular gestos de aprecio hacia el familiar de un policía o un soldado cuando está buscando beneficios y garantías para quienes los asesinan.
El sentimiento de Alexandra es respetable y entendible, y así lo comprendimos todos los colombianos que además nos identificamos con ella. Por eso nos indignó a muchos, un comunicado que salió días después en el cual el propio Director de la Policía Nacional ofrece disculpas, y califica de “gesto inapropiado” la reacción del sentimiento de Alexandra. No general Nieto, a Ud. no le corresponde ofrecer disculpas porque una mujer adolorida por la muerte de su hermano expresó su dolor y su inconformidad con una situación, ese fue su sentimiento y punto. Ella no es miembro de la Policía, y además en ningún momento le faltó al respeto a nadie; fue un gesto natural y digno. ¡La dignidad existe general!
Vivimos en un país en democracia, y esos visos de servilismo nos preocupan, pues somos muchos los colombianos que estamos dispuestos a dar la lucha para que nuestros derechos y libertades no se pierdan, y a expresarnos dentro de la corrección y la decencia. Es un derecho que tenemos y no lo podemos perder. Las familias de los militares y policías, no son subalternos de ninguna institución castrense, son ciudadanos comunes que tienen todo el derecho a expresar su dolor.
Son otros los que deberían ofrecer disculpas por el abandono, la indiferencia, la falta de reconocimiento al sacrificio, de garantías jurídicas, de salud y de bajos salarios.
Aquí son otros los que deben ofrecer disculpas por decisiones y declaraciones “inapropiadas” que están afectando negativamente la vida de todos los colombianos.
¡Muchos estamos contigo Alexandra y comprendemos tu dolor!