¿Grado 12 en Colombia?


Por Juan Valdés,

 Representante a la Cámara por Antioquia 


Una buena formación para los niños y jóvenes de Colombia pasa por reformas enfocadas en el inicio y el final del ciclo de la triada educación prescolar - básica - media.  Necesitamos un mejor comienzo que asegure un sendero de buenos resultados para nuestros niños, y un mejor final del ciclo básico que inserte a nuestros jóvenes en el mundo de las oportunidades.

Todos los comienzos son momentos claves en los desarrollos posteriores. Esto es algo que por sentido común sabemos. De cómo iniciemos las cosas, dependerán en gran medida los resultados futuros. La educación no es la excepción; está demostrado que la formación inicial durante los primeros años de vida, incide de forma definitiva en la formación posterior. El desarrollo del afecto, de habilidades y actitudes en los primeros años escolares, es un factor directamente relacionado con los resultados académicos futuros.

Mucho se ha debatido en el país  sobre la creación de un grado doce. Organismos como el Banco Mundial y la OCDE se encuentran entre los partidarios de extender en un grado nuestro sistema educativo. Aunque estoy de acuerdo con la introducción de un nuevo grado, creo que éste debería crearse para el  inicio del ciclo académico. Así, antes que pensar en un grado doce, deberíamos pensar en un grado más de preescolar, un grado anterior al primer grado obligatorio que actualmente existe en el país (transición), destinado a insertar a nuestros niños desde una edad más temprana, en procesos formativos exitosos y acordes con sus necesidades. Con esta estrategia lograríamos aprovechar la importancia de la primera infancia en la formación de los futuros colombianos y colombianas, insertando nuestros niños en senderos de éxito.

Ahora, no basta concentrarse únicamente en el inicio del ciclo educativo; es necesario pensar también en los grados 10 y 11 de cara a la continuidad y la permanencia en la educación. Esto con el objetivo de que los esfuerzos del Estado dirigidos a esta etapa, se vean efectivamente reflejados en ciudadanos con mejores posibilidades para transformar su realidad y la del país.

Para lograr lo anterior es fundamental fortalecer la educación media con el objetivo de que en su modalidad técnica, se convierta verdaderamente en la primera etapa de la educación para el trabajo. La baja tasa de cobertura de la educación superior (45.5% de cobertura bruta) y la alta tasa de deserción que hay en ésta (45% de quienes entran a primer semestre no se gradúan); tasas que se explican en gran medida por la falta de recursos y la mala calidad de la educación, hacen necesaria la implementación de un modelo dual en Colombia. Esto es, un modelo en el que los miles de jóvenes que normalmente se quedan por fuera de la educación superior, puedan trabajar y estudiar a la vez generando ingresos que, entre otras cosas, les permitan continuar el camino de la educación.

Con una mejor educación media que capacite mejor a nuestros jóvenes para el trabajo, contribuimos a mejorar las posibilidades de que los recién graduados adquieran primeros empleos básicos que les permitan continuar estudiando (bien sea en la educación superior técnica, tecnológica o profesional). En el siglo XXI el ciclo educativo ya no se acaba una vez termina el bachillerato.

En el fortalecimiento de la educación media es fundamental la articulación entre colegios, institutos técnicos, tecnológicos y universidades. Necesitamos alianzas que tiendan puentes para que los ciclos de formación de nuestros jóvenes no se interrumpan antes de que éstos se conviertan en importantes agentes de la transformación. Se necesitan puentes que inserten a nuestros jóvenes en senderos educativos de éxito.