Se ha vuelto irrisoria la actitud del gobierno nacional que busca culpar al presidente Uribe de todo lo malo que pasa en el país. El más reciente episodio de esto, que parece convertirse ser doctrina de gobierno, se da con el debate sobre la supuesta politización de las Fuerzas Armadas por parte del Centro Democrático.
Ahora resulta que el malestar que hay entre la Fuerza Pública por la incertidumbre que genera para ellos las negociaciones de La Habana, es culpa de Uribe. Resulta que la indignación nacional producto de la barbarie cometida por las FARC en el Cauca, y la consiguiente molestia con el gobierno, es por que Uribe ha politizado el asunto. Resulta que ahora, según los comandantes de las Fuerzas Armadas, la oposición -Centro Democrático- no ha sido objetiva e incluso, ha impedido su trabajo.
Vale la pena preguntar a los señores comandantes sobre dicha declaración: ¿Cómo ha interrumpido la oposición el trabajo de las FFAA? ¿En qué casos se ha faltado a la objetividad? ¿A qué se refieren por politización de la fuerza pública? Interpretan mal quienes creen que defender el honor y derechos de nuestros policías, soldados y marinos es una bandera política, olvidan que el discurso del presidente Uribe respecto a las FFAA, es tema que data desde sus días como alcalde de Medellín y ha sido consistente durante su extensa carrera pública.
Más aún, pareciera que quienes dicen que la defensa de la fuerza pública se hace por motivos políticos, olvidan que son las instituciones que legítimamente tienen las armas de la patria, quienes mayor respeto y credibilidad tienen en la sociedad y, por lo tanto, la defensa de éstas no es materia de pequeña política sino de un sentimiento nacional que requiere eco por parte de los representantes de la sociedad.
Según la maniquea lógica del gobierno, denunciar el deterioro de la seguridad en el país (como lo sustenta cifras del Ministerio de la Defensa), criticar la orden de suspender los bombardeos contra la guerrilla (los cuales se vio obligado el presidente a reanudar después del ataque de FARC en Cauca) y pedir que no se equipare a nuestras FFAA con las guerrillas (como se demuestra con propuestas como las de “punto final” del presidente César Gaviria), entre otros temas, significa para el gobierno que se está dividiendo a la fuerza pública. ¿Cuál es la propuesta del gobierno? ¿Que la oposición calle y no ejerza su labor de hacer control político? ¿Que los temas que tienen que ver con las FFAA sean ignorados por que según ellos no se puede politizar el tema?
En lugar de estar culpando a Uribe y al Centro Democrático de todo lo que anda mal en el país, el gobierno con una actitud diferente debería preguntarse con serenidad y humildad, por qué hay tanto malestar en diferentes sectores de la sociedad, incluido el de las FFAA -como ellos mismos reconocen-.
Mejor preguntarse si no es apenas lógico que haya malestar, pues mientras se habla de beneficios para las FARC, los policías de Colombia claman por que sus sueldos sean mejorados y sus ascensos otorgados a tiempo. ¿No es lógico que haya inconformismo si militares son privados de la libertad por acciones cometidas en combate -algunas ilegales, muchas otras no- mientras se habla de penas alternativas sociales para las FARC?. En lugar de criticar todo lo que venga de Uribe, el gobierno debería enmendar la vergonzosa solicitud que se hizo a la Policía Nacional para marchar vestidos de civil en la manifestación del pasado 25 de abril. Mejor que estar yendo a unidades militares a dar cátedra sobre los supuestos beneficios del proceso de paz, el gobierno debería atender las dudas y preocupaciones de los miembros de la fuerza pública con la misma concentración como se hace estoicamente con las FARC en Cuba.
La culpa no es de Uribe, el problema es de fondo, y estas cuestiones no se resuelven con cortinas de humo que distraen la atención temporalmente mientras los problemas persisten y aumentan. Defender las FFAA es deber, necesidad y orgullo. No se debe confundir el cariño, agradecimiento y admiración sincera por nuestros soldados, marinos y policías, con mezquindades políticas pasajeras.
Post Scriptum: El gobierno debe responder por qué el buque chino cargado con más de 100 toneladas de material bélico ilegal, fue dejado zarpar sin problema de Cartagena. ¿Cuál era el destinatario de los explosivos? ¿No había capacidad para desembarcar el material? ¿No había dónde guardarlo? Un cuento chino en desarrollo.
Publicado en www.federicohoyos.com