El 5 de octubre de 2010, haciendo eco de lo expuesto por la iglesia Católica, me he dado a la tarea junto a la gran ayuda del Senador Roberto Gerlein, de defender el Proyecto de Rebaja de Penas, con motivo del Bicentenario. A través de una crítica constructiva realizada por parte de los miembros de la Comisión Primera, logramos aprobar en Primer Debate dicho proyecto, que beneficiara a miles de colombianos directamente e indirectamente a otro amplio grupo de personas que sufren las penurias de tener un familiar al que se le ha privado de la libertad.

En búsqueda de la reconciliación nacional y aprovechando la importantísima fecha del bicentenario, donde precisamente celebramos nuestra propia libertad,queremos otorgar este razonado y razonable beneficio de una quinta parte de la pena privativa de la libertad, a aquellos que cometieron errores y que ya han pagado con su libertad por esos mismos.

Es necesario aclarar que este es un paso importante para analizar de manera generalizada la política criminal de Colombia que es susceptible de ser mejorada. Es importante resaltar lo expresado por M. Foucault : “La nueva legislación criminal se caracteriza por un suavizamiento de las penas, una codificación más clara, una disminución de la arbitrariedad y una coacción más rigurosa para mantener su nueva ordenamiento. El fin es encontrar nuevas técnicas para adecuar los castigos y adaptar los efectos, regulación de los castigos, disminuir su costo económico y político aumentando su eficacia”.

Apartándonos de un estudio general de la política criminal, y centrándonos en la ponencia de este proyecto de rebaja de penas surgieron varios interrogantes debido a las sentencias c-260 del 93 y la c-1404 de 00, que analizan proyectos similares como el presentado hace 10 años con motivo del cambio del milenio y consideran que este tipo de beneficios son contrarios a la constitución.

Estamos estudiando la manera de que dicho proyecto sea aprobado y que la Corte Constitucional no haga desvanecer las ilusiones de miles de presos que necesitan de este beneficio. Ya que no entendemos cómo se suben y suben indiscriminadamente las penas y cuando vamos a rebajarlas tan solo una quinta parte, las instituciones todas con sentimientos represivos y vengativos no permiten una rebaja razonada, a sabiendas que según el principio pro homine de derechos humanos y otros principios del Derecho Romano como “Favorabilia sunt amplianda, odiosa restringenda: Las cosas favorables se deben ampliar, las odiosas restringir. Favores ampliando, odia restringenda: Deben ampliarse los favores, restringirse los odios, Favores ampliando, odia restringenda; lo favorable debe ser ampliado, lo perjudicial restringido.”

Principios estos que como humanistas deberíamos tener más en cuenta y de los que indefectiblemente nos nutrimos. Es por lo anterior que vamos a intentar como juristas y como legisladores una solución sensata para que este proyecto prospere en el Congreso en su trámite legislativo.