Bogotá D.C., mayo 18 d 2016. Durante la sesión de control político en la Comisión Cuarta, la senadora Myriam Paredes expresó: “Extiendo un respetuoso saludo al Ministerio de Educación Nacional; a los honorables parlamentarios, y a todos los demás asistentes a éste debate de control político.

En primer lugar, quisiera iniciar dando la bienvenida a éste debate,  celebrando con entusiasmo el interés del Ministerio de Educación Nacional, por asistir en éste día con el propósito de exponer y visibilizar la situación que atraviesa nuestro país en materia educativa, ante todo el pueblo colombiano.


En ese sentido,  quiero recordar que las condiciones históricas, geográficas, políticas, sociales y económicas de las diferentes regiones del país, impiden la generalización de conclusiones, que deben abordarse teniendo en consideración las características especiales de cada una de dichas regiones, como sucede en el caso del Departamento de Nariño.

Actualmente, Nariño presenta una situación muy compleja, influenciada por el conflicto armado, la violencia, la pobreza, el acceso restringido y de calidad a los servicios esenciales y un escenario poco favorable para el desarrollo de sus niños y niñas, adolescentes y jóvenes en general.

A ello, se le suman circunstancias de mayor profundidad, las cuales tampoco son ajenas a la situación de muchos otros territorios del país: según el Estudio de Insuficiencia Educativa (2016), Nariño cuenta con una población proyectada (para el 2015) de 1.744.228 personas, de las cuales el 49.36% viven en el sector urbano (860.986) y más de la mitad, el 50.64%, viven en el sector rural (883.242).

Como consecuencia, en el sector urbano, representado por las principales ciudades (Pasto, Ipiales y Tumaco),  dichas Entidades Territoriales descentralizadas están, para el Sector Educativo, debidamente certificadas. No obstante, el sector rural, cuya población es mayoritaria, cuenta con 61 municipios no certificados, en condiciones rurales con gran dispersión geográfica, baja capacidad institucional, cohesión social débil, y escasa prestación de servicios públicos.

Adicionalmente, el departamento cuenta con una especialidad: su alta diversidad étnica, en donde prácticamente una tercera parte de la población nariñense es indígena y afrocolombiana, representada por un 10.8% y 18.8% respectivamente; circunstancia que exige una atención aún mayor, pues las dinámicas socioeconómicas de dichas poblaciones también se ven afectadas por las dificultades en el acceso a una educación de calidad, es decir, educación con cobertura, infraestructura, sistematización, organización, y tecnificación.

En ese mismo camino de ideas, la población del Departamento de Nariño para el 2016 se proyecta en 1.765.906 habitantes, de los cuales 394.574 niños, niñas adolescentes y jóvenes están en edad escolar (5-16 años), los cuales representan un 22% de la población, cifra que alcanza casi una cuarta parte de la población total. Esto implica necesariamente, una situación de urgencia que reclama un apoyo ingente del Gobierno Nacional para garantizar la calidad educativa de una población joven en constante crecimiento, y asegurar no solo el futuro de mi Departamento, sino el futuro de los profesionales que construirán nuestra nación.

Ahora bien, conforme a las directrices del Ministerio de Educación Nacional, se estableció para Nariño una matrícula referencial de 172.069 estudiantes. A 1 de septiembre de 2015, el Departamento aún no ha alcanzado dicho objetivo, como efecto de las condiciones del entorno que afectan la estructura del sistema educativo nariñense. Incluso, para esa misma fecha (Septiembre de 2015), los 61 municipios no certificados de Nariño tienen un resultado negativo, pues se registra una matrícula de 162.958 estudiantes, que porcentualmente disminuye en -0.89%.

Concluyendo, debo destacar dos puntos: En primer lugar, pese a todas las riquezas del Departamento de Nariño, también tenemos muchas pobrezas; pese a ello, Nariño ha sobresalido con inmensos esfuerzos en el Sector Educativo, a nivel nacional e internacional, por sus reconocimientos en los primeros lugares de las “Pruebas Saber”, el programa “Ser pilo paga”, entre otros; ubicación en el ranking de los mejores colegios del país, como en el caso del Liceo de la Universidad de Nariño; el Premio a la Excelencia Académica; o la investigación conjunta del Observatorio Astronómico Alberto Quijano Vodniza de la Universidad de Nariño y la NASA .

Sin embargo, en segundo y último lugar, también es necesario dar una mirada al Sur, a la población mayoritariamente rural, con sus matices étnicos, sociales, económicos y culturales, que actualmente se ve afectada por la baja cobertura educativa, la precaria calidad en la prestación del servicio, el difícil acceso por las condiciones sociales y geográficas del territorio, entre otros factores ya expuestos anteriormente. Como efecto, algunos impactos negativos salen a flote, como (i)  la afectación de los procesos de aprendizaje de los niños y niñas por la escasa relación étnica; (ii) el gran riesgo de movilidad de jóvenes por las condiciones geográficas del territorio; (iii) el acceso restringido a establecimientos educativos por la inexistente articulación del servicio de transporte escolar; (iv) la falta de oferta local de los municipios no certificados, dadas las altas exigencias normativas; y especialmente, (v) la carente tecnificación de los establecimientos educativos en el sector rural que asegure el fortalecimiento productivo de la región”.