La aprobación por estos días de un nuevo código de policía, con herramientas para combatir la criminalidad y los delitos que han mutado hacia otras tipologías delincuenciales y se han convertido en el verdadero azote de la convivencia y la tranquilidad ciudadana, merece ser saludado por la ciudadanía con optimismo y esperanza.
Tuvieron que pasar 40 años, para que el Congreso de la República volviera a tramitar un código policial moderno, más acorde a la realidad del Siglo XXI y a las nuevas modalidades de la criminalidad. Una cruzada nada fácil en un país donde la cultura criminal se ha arraigado en la sociedad socavando la credibilidad de las instituciones.
Por eso cuando nos llegó el proyecto de ley y comenzamos a estudiar, lo que primero nos surgió fue la idea de construir un Código con enfoque en la convivencia y el dialogo, más que en la reacción, que nos permitiera hacerle entender a los ciudadanos que los derechos de las personas terminan donde comienzan los del otro. Una máxima que podría parecer fácil de entender, pero no de desarrollar en nuestro ámbito cultural.
Fue así como se pensó en un código moderno, más eficaz y con las suficientes herramientas jurídicas para que la policía pudiera atender y enfrentar la creciente delincuencia en las ciudades y ponerle freno a los delitos como el atraco, el hurto, el robo de celulares, las riñas, el vandalismo, así como, las infracciones de los ciudadanos que aunque menos graves atentan contra la tranquilidad ciudadana, por ejemplo, los que se cuelan en los sistemas de transporte masivo.
Desde el Centro Democrático hemos apoyamos el proyecto, con propuestas para frenar la delincuencia y el vandalismo y buscar el respeto por la institucionalidad de la policía y su credibilidad, empoderandola para que pueda desarrollar su labor y presente mejores resultados a la ciudadanía.
Para ello, aparte de las nuevas herramientas para hacer la labor de la policía más eficaz, hemos introducido dentro del Código de policía, estrategias de seguridad que buscan fortalecer su labor en la lucha contra la delincuencia, permitiéndole actuar y reaccionar con medidas coercitivas, a través de la implementación de multas pecuniarias y pedagógicas que agilicen la labor policíaca y mejoren el respeto entre las personas, a la hora de prevenir las riñas y las manifestaciones de violencia.
Las herramientas que hemos construido en este nuevo código están enfocadas a generar un equilibrio entre los derechos fundamentales y el poder que pueda ejercer el policía para poder proteger esos mismos derechos fundamentales cuando existe el riesgo de ser violentados.
Uno de las preocupaciones es como hacerle frente a las nuevas formas de delinquir fruto de los avances tecnológicos, las nuevas modalidades que se han tomado el control de las ciudades. Hoy tenemos sectores urbanos que se han convertido en territorios de nadie, donde esclavizan y convierten a los adictos y habitantes de la calle en instrumentos para traficar y cometer fechorías mientras se enriquecen con la miseria de ciudadanos que han caído en desgracia .
La policía había venido perdiendo su autoridad, no solo por falta de herramientas jurídicas, sino por los reiterados escándalos, provocados por algunos de sus miembros, “Manzanas podridas”, que han generado corrupción, maltratando a los ciudadanos y han afectado la imagen de la institución con un mal ejemplo.
Como Centro Democrático hemos destacado 5 elementos, que van desde el apoyo integral a la institucionalidad, la implementación de una agenda ambiental, que ordena a los ciudadanos a reciclar en la fuente y mejorar la disposición final de las basuras para que ciudades y municipios adecuen su legislación local y podamos tener un país que proteja el medio ambiente.
Se trata de empezar a generar soluciones a problemas como los del Bronx y las zonas que se han convertido en focos delincuenciales, para lo que propusimos un artículo que ordena a las grandes ciudades crear refugios temporales, para poder trasladar y asistir a los habitantes de la calle cuando atenten contra la tranquilidad ciudadana a través de tratamientos de desintoxicación y así devolverles su dignidad.
Coletilla
Las grandes problemáticas exigen grandes decisiones y la puesta en marcha de este nuevo código, permitirá junto a la cultura ciudadana, rescatar la convivencia y hacer de nuestra policía verdaderos servidores que nos devuelvan la confianza en una institución que ya tiene más de 100 al servicio de los colombianos.