Se graduó de médico veterinario y zootecnista en la Universidad de Caldas, donde tuvo siempre matrícula de honor. Y cuando salió a ejercer de maletín, botas y sombrero de corcho, se dijo que por ahí no era la cosa.

Dos años después recibió un magister en administración de empresas con especialización en economía. Es que sentía que el sector agropecuario necesitaba de administradores.

Y se dedicó a administrar el sector: presidente del Colegio Médico Veterinario del Tolima; gerente del Incora en el Tolima y Caquetá; subgerente nacional de Asentamientos Campesinos; decano de zootecnia de la Universidad de La Salle, y director nacional de ganadería del Ministerio de Agricultura.

Hoy, y desde hace cuatro años, dirige la Corporación Autónoma Regional del Tolima (Cortolima).

A través de ella, ha promovido el desarrollo social y económico de los tolimenses. Por ello acaba de ser condecorado con la medalla Cacique Calarcá. Tiene otras: Veterinario del Tolima en el 81 y Ejecutivo del Año en el 89.

Con la construcción de la sede de Cortolima está casi que siguiendo los pasos de su abuelo Nayib, quien levantó uno de los primeros edificios de Ibagué, en la 13 con 3a.

El y sus cuatro hermanos llegaron del Oriente Medio y sembraron la familia Estefan en Colombia. Ahora tiene matices antioqueños y tolimenses.

Pero Carlos Alberto Estefan Upegui, de 40 años, conserva algo de libanés: es de figura atlética. Sinembargo, tres accidentes automovilísticos lo alejaron del fútbol y el ciclismo.

Hoy, hipocondríaco, debe tomarse de cuatro a cinco pastas diarias. Es soltero y le gusta hacer periodismo escrito. Empezó ejerciéndolo con artículos en La Patria de Manizales.

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